dissabte, 3 de novembre del 2007

Ceuta y Melilla.

Suenan los teléfonos, silban los faxes, crepita la blogosfera, los periódicos hacen titulares, las radios machacan, los pasillos de los ministerios de Asuntos Exteriores están en efervescencia, los secretarios se afanan, los agregados conferencian, los embajadores no duermen. La visita de los Reyes a los dos exclaves españoles en el norte del África mueve hostilidad en el reino vecino, el de "nuestro hermano" el musulmán. Hay que cuidarse de los hermanos. Véase Caín y Abel.

La cosa consiste en que el muslime sostiene que se trata de dos "ciudades ocupadas" y considera la visita real un acto inamistoso para Marruecos. La opinión marroquí también está patrióticamente herida. En la península se aplaude en general la gira de los Reyes, después de la que ya hiciera el señor Rodríguez Zapatero a fines de enero del año pasado.

Una parte de la izquierda española abomina de las dos ciudades, a las que considera colonias. Las últimas del Imperio español. Eso depende de cómo se mire. También hay gente que considera colonias a las islas Canarias. Acerca de esta cuestión los argumentos y las razones van y vienen. Los partidarios de la, supongo, retrocesión de Ceuta y Melilla esgrimen el principio de la integridad territorial de los Estados. Los partidarios de la españolidad de las plazas señalan que Melilla forma parte de España antes que Granada y Navarra.

Se trata de debates a mi juicio viciados. La historia nunca aclara nada porque cada cual la interpreta según le interesa. Lo que no se puede interpretar es la manifestación de la voluntad de la gente; esto es, que Ceuta y Melilla sean lo que quieran los ceutíes y melillenses en uso de su derecho de autodeterminación. ¿O voy a pedir la autodeterminación para el Pais Vasco y no para Ceuta y Melilla? Eso es lo que, al parecer hacen muchos, sin que la disonancia cognitiva que ello manifiesta les quite el sueño.

En todo caso y mientras se resuelve el contencioso (que implica también cuestiones geopolíticas, como el control del Estrecho de Gibraltar, hoy de menor importancia estratégica que antaño, pero de suficiente entidad) no veo por qué hayan de privarse ceutíes y melillenses de la presencia de los monarcas en sus ciudades, con lo que le gusta a la gente ver al Rey y a la Reina tan sonriente con los brazos cargados de ramos de flores. Supongo que la casa real lo habrá tenido en cuenta, pero convendría que también los súbditos musulmanes de SS.MM. les presenten sus emocionados respetos. Seguro que por esos pagos nadie quema una foto del Rey ni del tamaño de un sello de correos. La España plural, vaya.

En Melilla, por cierto, había y supongo que sigue habiendo una estatua de Franco; va de comandante y a pie, no es ecuestre y por eso mismo una rareza. Como rareza debiera ser el hecho de que se erigiera con posterioridad a la muerte del comandantín. Espero que los Reyes no la visiten, aunque nunca se sabe. Al fin y al cabo fue Franco quien nombró sucesor "a título de Rey" al actual monarca.