dimarts, 13 d’agost del 2013

Carta abierta a don Mariano Rajoy.


Muy señor mío: perdone que le moleste en su retiro vacacional con algunas consideraciones que serán de su interés. Espero.

Siguiendo el ejemplo de los otros presidentes del gobierno y de la mayoría de los españoles, veo que pasa usted sus vacaciones en España y no se le ocurre salir al extranjero. En eso es usted muy de la tierra. Salir es arriegarse a mil incomodidades. La primera, la necesidad de hablar alguna otra lengua, aparte de la materna, que maltrata usted con donosura. Los españoles viajan poco en parte por desconocimiento de lenguas y en parte por tradicional falta de curiosidad. Y los gobernantes, menos. En cuarenta años de dictadura Franco no salió jamás de España, salvo para entrevistarse con Mussolini en Bordighera, con Oliveira Salazar en Portugal y con Hitler en la frontera francesa. Hitler, Oliveira y Musssolini, los que le permitieron ganar la guerra.

En esta ocasión es sensato quedarse en casa. Así está usted menos distraido. Aunque con los líos que ha organizado, hasta esa escapada a Pontevedra es inadecuada. Debiera usted estar en Madrid para hacer frente a las que se le avecinan. Es fabulosa su capacidad de llamarse andana ante los problemas; pero esta vez, ni su reconocida capacidad va a servirle.

Hoy empieza el desfile de secretarios generales de su partido ante el juez Ruz. La situación es explosiva. Para el trasfondo, remito a usted a las dos entradas de ayer de Palinuro, aunque supongo que ya las habrá leído, tituladas Diagrama de la presunta asociación ilícita y La asociación de presuntos malhechores. En especial, observe el diagrama que muestra la presunta financiación ilegal sistemática de su partido. En el entendimiento de que puede ser cuestion de días para eliminar todos lo "presuntos", como ha hecho ustedes con los del amigo Bárcenas, quien ha pasado en 24 horas de ser un  compañero de irreprochable integridad a ser un "delincuente".

Según se desprende de las pruebas aportadas hasta ahora, cabe decir que el PP no es propiamente hablando un partido político o, quizá mejor, no es solamente un partido político. También es, presuntamente, una asociación ilicita dedicada, hace ya veinte años, a recaudar fondos ilegales y emplearlos de formas ilícitas, ilegales e inmorales. Una asociación para ganar elecciones de modo fraudulento y enriquecer a sus dirigentes mediante cobros irregulares. Y el jefe de esa asociación resulta ser usted que, como ha demostrado reiteradas veces, miente cada vez que habla.

No obstante, como no parece usted un águila, conviene vaya comprendiendo que sus mentiras no sirven de nada y que su palabra. absolutamente devaluada, carece ya de toda fuerza. La declaración de los tres secretarios generales no está dirigida a comprobrar si hubo o no caja B en el PP. Eso, el juez, ya lo da por hecho, diga usted lo que diga, así que es mejor que no se obstine en negarlo. Lo que se quiere averiguar ahora es lo que los hoy testigos sabían.

El asunto de las responsabilidades penales sigue su curso y es bueno que así sea. Ya se verá el alcance concreto de lo que cada uno de ustedes ha hecho. Pero el desbarajuste desborda lo penal; desborda incluso lo político del día a día para afectar a lo político institucional. Al recurrir a la financiación ilegal de las campañas electorales han roto ustedes el principio básico de la democracia que es el juego limpio, han deslegitimado las instituciones, sus victorias electorales son nulas (¡aquella portada de ABC de 2000, Aznar arrasa!) y nulos los actos de sus gobiernos.

Se han cargado ustedes el espíritu de la democracia. Las decisiones que usted mismo ha tomado de someter a control político la RTVE o el Tribunal Constitucional son escandalosas, sí, pero muy en línea con su modo de proceder.

Por muchas razones debiera usted haber dimitido ya. Quizá ni debiera haberse presentado a las elecciones que ganó anunciando lo contrario de lo que pensaba hacer. Y esto es algo más que un problema de mendacidad. El programa máximo de la banca y la patronal no hubiera ganado las elecciones así que, para poder aplicarlo, dijo usted que haría justo lo contrario de lo que haría por órdenes de quienes le han financiado el partido justo para esto.

Aun así, la realidad exige del gobernante una capacidad intelectual cuando menos suficiente para no empeorar las cosas. Justamente, lo que ha hecho usted con el asunto de Gibraltar. Quizá por consejo de alguno de esos asesores de comunicación que también cobran al parecer una pasta barcéniga, ha visto usted la cortina de humo presta. Quizá haya contribuido también el espíritu imperial de una derecha con efluvios franquistas.

¿No ha visto usted que el origen del problema está en el conocimiento exacto que tienen los llanitos por un lado y los ingleses por otro de la situación crítica en que tiene usted al país? ¿No ha calibrado la extraordinaria debilidad de la parte española en este conflicto concreto? ¿O le importa todo un pepino con tal de que no se hable de Bárcenas?

Aun suponiendo, como reclama un militar retirado que acusa a Morenés de bajarse los pantalones en Gibraltar que España pudiera hacer "algún gesto militar" frente al despliegue naval británico, ¿ha pensado usted en qué sucederá si lo militar escala y los británicos cancelan en masa sus vacaciones en España? La patronal del turismo va a ponerse nerviosa.

Sí, Gibraltar es una cortina de humo. La que tiene usted delante de los ojos, que no le deja ver que va usted camino del desastre y a él lleva también el país.

Su dimisión, señor Rajoy, es el último (yo creo que igualmente el primero, pero no vamos a discutir por eso) servicio que puede usted prestar a esa Patria de la que se hace lenguas.