dimecres, 10 de desembre del 2014

Las cosas de dentro.

Bueno, sin alharacas, sin ponernos estupendos ni darnos pote, de modo claro, directo y sencillo, hoy Palinuro tuvo un encuentro con el personal de administración y servicios (o sea, PAS) de su facultad. No estaba programado, no respondía a ninguna convocatoria, no lo había previsto nadie y, menos que nadie, él. Cuando me lo contó después todavía estaba emocionado.

- Fíjate -me dijo-. No estaba planeado, fuera del hecho, naturalmente, de que l@s participantes se habían puesto de acuerdo para coincidir en un sitio y a una hora determinados. Pero nadie me había prevenido´...

- Vale -le dije, viendo que no se le pasaba la emoción-. Tranquilízate, hombre. Eres un antiguo. Las cosas en el siglo XXI se hacen así...

-Ya, ya. No creas que, por venir de Troya, soy tan ignorante. Pero estarás de acuerdo en que toca un punto por dentro el hecho de que la gente que ves todos los días, con la que trabajas a diario, que tiene sus obligaciones, tareas y preocupaciones como tú tienes las tuyas, de pronto decida parar un instante y hacerte ver que, en contra de lo habitual en este perro mundo, sabe quién eres, te considera, te aprecia y te lo prueba.

- Bueno -respondí, viendo que se iba por las nubes, porque este piloto es un poco soñador excéntrico- eso te pasa a ti con ell@s.

- Claro -me contestó-. Pero eso lo sabemos tú y yo. Y raramente se te presentará la ocasión de hacérselo sentir... salvo que sean ell@s quienes tomen la iniciativa. De lo contrario, todo discurre como está administrativamente previsto. No eres tú quien decide lo que vales; son los demás. Y no hay duda alguna de que, si dan el paso y abren la vía, eso es una experiencia privilegiada.

- Pero hombre -le hice ver- que estás en una facultad de Políticas y Sociología sobre la que revolotea el espíritu de Max Weber, como el fantasma de Canterville, agarrado a sus cadenas del mundo legal-racional.

- Pues, por eso, por eso. Parece mentira que, tan listo como te crees, no hayas visto  que nada puede ese mandato legal-racional si no tiene una substrato sentimental. Los funcionarios y asimilados vivimos en un mundo de normas, reglas, códigos, claves, formas y reglamentos. Al extremo de que a veces nos miramos en el espejo y lo que vemos es un expediente. Pero de vez en cuando, como hoy, el corazón rompe los diques de la razón y muestra su señorío. Y es entonces cuando uno descubre que el sentido de la vida humana va por dentro.
 
Muchas gracias, Merche, Lola, María, Salva, Blanco, Isabel, Carmina, Mila y Nuria.