dijous, 4 de desembre del 2014

Cataluña: las formas de la unidad.

Cataluña se ha convertido en un bullicioso laboratorio político que tiene absorbidas a sus fuerzas sociales y concita la atención del extranjero, aunque no tanto de España probablemente porque no se considera "extranjera" de Cataluña en la medida de Finlandia o el Canadá. El proceso soberanista se ha alimentado sobre todo de su propia savia, su tradición y su visión del presente y también de la pasmosa incompetencia del gobierno central a la hora de elaborar políticas, policies en el sentido anglosajón, capaces de acomodar la situación que, de una reforma del Estatuto ha pasado a un horizonte de declaración unilateral de independencia..
 
En este momento, administrando el resultado de la consulta del 9N, el bloque soberanista parece dividido y debate no sobre el próximo paso, que son unas elecciones anticipadas, sino sobre la forma de darlo, si con una lista única o con varias de partidos. La lista única tiene más carga simbólica, es más solemne, pero menos práctica, sobre todo a la hora de constituir el gobierno. La pluralidad de listas es menos simbólica y pomposa, pero más práctica si lo que se pretende y enuncia es un gobierno de concentración en el que cada cual debe estar representado según su apoyo electoral.
 
Razones se escucharán muchas y es de esperar que no subidas de tono. Pero al final es muy probable que se adopte una solución de equilibrio, beneficiosa para todos en el sentido clásico de que, quien la rompa, saldrá perjudicad@.