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dilluns, 7 de maig del 2018

¿Retrocedemos o avanzamos?

La tozudez del gobierno en torpedear la normalización institucional de Catalunya empeora las cosas, al menos para sus propios intereses. Por "normalización institucional" se entiende aquí el reconocimiento del resultado de las elecciones del 21 de diciembre pasado y la constitución de un govern presidido por Puigdemont.

De eso no quiere ni oír hablar el B155 y, por tanto, la situación queda bloqueada. Pero el bloqueo no puede sostenerse. En realidad, ninguna solución que no sea la apuntada podrá sostenerse. Esta en concreto por el quebranto que la situación provoca en las haciendas autonómicas. Las Comunidades Autónomas (CCAA) están necesitadas de un nuevo marco de financiación y, sobre todo, de numerario y urgente. Innecesario recordar cómo siempre se dice que, al establecer los planes generales de financiación, preciso es ir con cabeza fría y pies de plomo. Cuando llega la urgencia, se procede en caliente y con pies alados, como los de Hermes, patrón de los ladrones. Dicen las CCAA que no cabe esperar más a los catalanes a la hora de fijar el reparto de recursos. Tanto más cuanto los indepes no parecen tener intención de participar en las deliberaciones, cuenten o no con un govern. 

Y como no cabe esperar más, las CCAA piden a M. Rajoy que, enarbolando el 155, asuma la representación de Catalunya para establecer la nueva forma de financiación común. A título de política práctica, inmediata, la decisión sería un desatino más. Nadie va a creer que, haga lo que haga el gobierno en lugar de la díscola Catalunya, irá en beneficio de esta. Nadie que la propuesta emanada de esa deliberación sea sostenible a la vista de las circunstancias. 

Pero lo más grave de esta decisión de deliberar en ausencia de Catalunya sobre  deberes y derechos de esta es que abre el camino al planteamiento político que el independentismo está buscando: la relación bilateral entre España y Catalunya. Por un lado, las CCAA, a través del Consejo de Política Fiscal y Financiera se entienden entre sí (las de régimen común y las de foral o las especiales) y todas articulan una propuesta de financiación del Estado español que luego se negocia con Catalunya. Esto no es exactamente lo que tienen en la cabeza los estrategas de La Moncloa, pero es a donde llevan sus pasos, que nunca está guiados por el sentido común del que tanto se alaban. 

El gobierno echa la culpa del bloqueo de la investidura a los indepes, tras haberse tomado la molestia de prohibir la investidura consecutiva de tres candidatos y la adicional de encarcelar a dos de ellos. Así que ahora se encuentra de nuevo con el primero, que solo está en el exilio y es quien personifica la legitimidad en primera instancia según las mentadas elecciones del 21 de diciembre. 

Hay una idea de que la decisión de proponer de nuevo a Puigdemont tropieza con un malestar creciente en el movimiento independentista, en cuyos encuentros cada vez se ven más caras serias y preocupadas de hasta dónde puede llevar el empecinamiento de Puigdemont. Pero la verdad es que, por las noticias y reportajes de la prensa alemana, Der Spiegel y el Süddeutsche Zeitung, el ambiente en el independentismo es de optimismo: los independentistas no se rinden.  

Ni tienen por qué. Están ganando en la medida en que las mismas decisiones del gobierno central van en contra de sus intereses. El nerviosismo de las CCAA es una prueba más de lo que está revelándose como experiencia de la situación actual: que España no es gobernable en confrontación institucional con Catalunya. Esa confrontación se mantendrá mientras no haya un govern apoyado en el libre consentimiento de los ciudadanos, y el Estado no desista en su política de judicializar el conflicto y mantenga en vigor el 155. 

Y todo esto sobre el fondo de unas elecciones cada vez más cercanas.

dissabte, 3 de juny del 2017

La lucha por la supervivencia

La denodada lucha de Cristina Cifuentes en defensa propia, de su honradez personal y su legitimidad como gobernante, tiene algo de darwinismo social, de combate por la existencia. Si la oposición, depredadora, se sale con la suya de probar su implicación en la Púnica o algún otro viscoso asunto de los que chorrean por el PP, su carrera política habrá terminado. Su carrera a secas porque esta política profesional lleva toda su vida ejerciendo cargos de su partido o públicos o ambos. No tiene pues experiencia laboral alguna que no sea en el servicio público.

Servicio público desde cargos públicos dedicados a privatizar lo público. Unos lo han predicado como ideología neoliberal y otros lo han interpretado como práctica de apropiación indebida, delictiva, vamos. De lo que se trata ahora es de averiguar qué lugar ocupaba la sempiterna representante de lo público entre las dos ciudades agustinianas. Eso es también servicio público (información) que no se puede torpedear con exabruptos o luciendo un camafeo de la Guardia Civil a la vez que se acusa al benemérito cuerpo de inventarse los informes.

(Pequeña digresión). La misma Guardia Civil (aunque otros efectivos, es de suponer) que baila la conga al son de “¡Qué viva España!” en una peregrinación a Lourdes pagada con dineros públicos. Estos liberales han conseguido invertir la famosa propuesta de De Mandeville, vicios privados, virtudes públicas por el de virtudes privadas, vicios públicos. Lo que no se me alcanza, al no estar iluminado por el Espíritu Santo, es por qué ha de costear la colectividad este número de recio ridículo hispano.

Bien, en la lucha por la vida estamos. La Asamblea de Madrid es pura jungla de asfalto. Su presidenta consume más tiempo abroncando a las diputadas de la izquierda que todos los diputados juntos en sus intervenciones. La presidenta de la Comunidad utiliza unas descalificaciones zafias. Viene preparada para una lucha a muerte en la que lo único seguro es que sobrevivirán los más aptos, pues la naturaleza es tautológica. Lo malo es que solo lo saben después del combate. Algunas de sus armas bordean la calumnia. Acusar a otro de “pederasta” es acusarlo de un delito.

Pero con broncas no va a solucionarse el asunto. Cifuentes tiene también un equipo y unos colaboradores salpicados de irregularidades en cantidades pavorosas. Sus socios de C’s muestran signos de distanciarse, como quien va en el bote y rema desesperadamente para separarse del barco que se hunde.
Aunque salga penalmente indemne de esta, políticamente su situación es insostenible. Si dimite por mor de salvar la coalición de gobierno, le quedará algo de margen para reaparecer posteriormente. Si la echan con una moción de censura, su reaparición será como la del fantasma de Canterville o, quizá peor, como la del perro de los Baskerville.

dissabte, 25 de març del 2017

Eppur si Murcia

Murcia es una comunidad autónoma uniprovincial. Como La Rioja, Cantabria, Baleares, Asturias, Navarra (foral) o Madrid. Habitualmente se oye hablar poco de ella, salvo por ser patria de algunos de los más pintorescos políticos del PP, como Trillo Pujalte o el inimitable Zaplana todos ellos hombres de moral fenicia. Pero, cuando se oye, se descubre una realidad política tan abigarrada, compleja y veloz como en el resto del país. Murcia es reciamente española.

Se imputa a su presidente, Pedro Antonio Sánchez (PAS) un supuesto delito en uno de esos casos de nombres habitualmente metafóricos, el caso Auditorio, aunque podría ser el caso "picaporte" o "México Lindo"; los hay ya de todo tipo en este partido de apandadores. C's, intransigente con la corrupción, le da tres días para dimitir. Sánchez no dimite y C's anuncia su posible apoyo a una moción de censura "técnica", esto es, limitada en mandato a convocar elecciones. Empujado por Podemos, el PSOE presenta una moción de censura, lo que indica denodado esfuerzo pues el personal pensaba que se le había olvidado cómo se hace eso de oponerse. El PP, siempre en su lucha sin cuartel contra la corrupción, al no poder evitar la moción, pide que se aplace por si PAS, al final fuera desimputado. Y algún barrunto quizá tenga de algo así porque ayer mismo estaba el juez que investiga al presidente murciano del PP de cañas con los miembros de la cúpula de ese mismo PP lo que, como entiende todo el mundo, es algo perfectamente fortuito. No parece así extemporáneo que el expresidente de este imputado partido en el que militan imputados lo abandone acusando a Rajoy de "inacción ante la corrupción". Prudente en su juicio el dimisionario porque Rajoy no se limita a no hacer sino que obstaculiza en lo que puede y hasta pareciera que encubra a los imputados. La moción cuenta con ser admitida a trámite el lunes por la mesa de la cámara y debatida unos días después. El presidente propuesto, González Tovar, PSOE, gobernaría en coalición con Podemos, 19 escaños contra los 22 del PP y los eventuales 4 de C's. Un primer e incierto intento de unidad de la izquierda, algo esquinado si bien prometedor. Pero la clave de que todo este episodio murciano vaya en un sentido o en otro está en C's, un partido con un sentido digamos móvil de los compromisos públicos. La mesa de la cámara está compuesta por 2 miembros del PP, uno de PSOE, otro de Podemos y otro de C's. El voto decisivo es el de C's. Este finde promete ser tormentoso en Murcia. Pero el martes puede amanecer en calma chicha y con PAS felizmente al mando, en tanto espera que lo absuelvan las urnas que en España sirven para todo excepto para que la gente vote en Cataluña.

dilluns, 26 de setembre del 2016

Decíamos ayer...

Se han cerrado las urnas. Se ha hecho el recuento. Todo queda más o menos como estaba. Pero ahora vienen las interpretaciones, los deseos, las ascuas para arrimar sardinas. Nadie ha perdido, por supuesto. Los cálculos extrapolan al Estado los datos de dos CCAA tan atípicas como Cataluña, ambas también históricas y con peculiaridades intransferibles ni siquiera entre sí. Y no tienen en cuenta la diversidad de objetivos de los contendientes. Ni su muy distinta composición. Ni la posición real en que quedan en la legislatura. Se manejan las cantidades, los porcentajes, sin matizar su alcance. De lo que se trata no es de entender qué haya pasado sino de interpretarlo como justificación para la actitud que se adopte en el conjunto del Estado. Las opiniones, ya se sabe, son libres.

La de Palinuro:

C's: No cuenta. En el PV ha empeorado los resultados de UPyD, cuya alma había pretendido robar, según dolido sentir de la fundadora, Rosa Díez. Es difícil sacar diputados en Galicia y el País Vasco con un discurso casi exclusivamente anticatalanista. Es imposible. En España, todavía, aunque cada vez menos. C's tiene un problema de invisibilidad por indefinición. Dos pactos, dos fracasos; casi es mejor que deje de pactar.

PP Mayoría absoluta en Galicia y el último de la cola en el País Vasco, en comandita con el PSE. Gobierno sin trabas en Galicia e irrelevancia en Euskadi. Dicen los medios que se refuerza la posición de Rajoy. No se ve por qué salvo por la nada desdeñable razón de que eso coincide con los intereses casi universales de la política en España, hoy. Que gobierne Rajoy. A eso no ayuda nada ser irrelevante en el País Vasco o seguir siendo el dueño incontestado de Galicia. Ya lo era. Si acaso, al haber crecido la mayoría absoluta de Feijóo (y eso sí que es "marea"), se atisba una amenaza. Feijóo podría ser la alternativa que el PP ofreciera a cambio de que le dejen seguir gobernando.

PSOE Todas las miradas puestas en él. El dictamen del establecimiento mediático (que es también el de los otros partidos, sobre todo PP y UP) es unánime: enésimo fracaso de Sánchez; la que te espera en el Comité federal; los barones aprestan las huestes. Basta escuchar a Fernández Vara, cabeza del sector derrotista, partidario de "pasar a la oposición" o sea, dejar gobernar al PP con el presidente de los sobresueldos. Dice el extremeño que el PSOE "ha dejado de ser referencia". Será para él y sus correligionarios. La militancia piensa que es al revés: ahora es referencia. Sánchez no sale capitidisminuido de estas elecciones. Los resultados se esperaban malos y lo han sido, pero no mucho. En el País Vasco, los votantes se le han ido a Podemos que, sin embargo, ha quedado en tercer lugar y no pinta nada. Igual que el PSE. Juntos en la nada. El sorpasso es esto: la nada. En Galicia, el PSG ha aguantado y ni sorpasso ha habido, salvo para los auténticos creyentes. La posición de Sánchez en las cuestiones internas de su partido (que son muy externas) no se ve mermada ni debilitada por estas elecciones. Por lo demás, es un asunto que compete al PSOE y que este arreglará como pueda. Pero lo urgente ahora es decidir si ha de haber un gobierno o vamos a terceras elecciones. Visto lo visto y leído lo leído, si yo fuera el PSOE, iría sin dudarlo a terceras elecciones. ¿Por qué? Porque mantiene la centralidad política, reconocida por todos. Se puede gobernar sin el PSOE, pero no contra el PSOE. Y querer forzar la voluntad del partido para que claudique ante quien no lo merece es ir contra él. Por lo demás, el fementido bipartidismo aguanta.

Podemos Estaban los recuentos aún en el aire y ya rodaban tuits triunfalistas del esclarecido guía vistiendo de victoria la derrota. Podemos es principal fuerza de la oposición aquí y allí no tanto pero casi. De la oposición. No del gobierno. En realidad, Podemos no pinta nada en ninguna de las dos comunidades. En Galicia porque comparte esa nada en el pintar con las otras fuerzas de En Marea y en el País Vasco porque Podemos no lidera nada, ni la oposición y el gobierno no necesita a nadie. De hecho, el triunfalismo se matiza con derrotismo: otro dirigente, Ramón Espinar, reflexiona que Podemos pierde votos en donde no va Iglesias de candidato. Este parece reconocer que, en realidad, siguen perdiendo. Pero al estilo pelota de la vieja política, no quiere acordarse de que el 26J, con Iglesias de candidato, perdieron más de un millón de votos. Nada ha cambiado con Galicia y País Vasco y menos que nada, Podemos. Parece que se impone la línea dura con el PSOE, esto es, zarandearlo y poco menos que ordenarle que se avenga a una coalición, retándolo, incluso poniendo en duda casi la virilidad de Sánchez por achantarse ante los barones. Es la vía más rápida hacia las terceras elecciones en la esperanza de que el PP aumente su porcentaje. Así, cuanto peor, mejor. Si l@s de Podemos quieren evitar terceras elecciones, que se abstengan ell@s.

dimarts, 20 de setembre del 2016

No estaría mal

La entrevista a Luis Villares, cabeza de lista de En Marea en las elecciones gallegas del próximo día 25 que aparece hoy en Público tiene mucho interés. Su punto central es el agudamente sintetizado en el titular: "Si En Marea gana en Galicia, no habrá terceras elecciones en España". A primera vista, este vaticinio parecería contradecir el post de Palinuro de ayer, Sin novedad en el frente por cuanto dice que el resultado de las elecciones gallegas tendrá una incidencia directa en la política española, al punto de evitar las temidas terceras elecciones. Palinuro sostenía que tanto las elecciones gallegas como las vascas del mismo día no alterarán la situación política general, de acuerdo con los vaticinios demoscópicos. Esto es, que los resultados autonómicos no posibilitarían (ni dejarían de posibilitar) unas u otras coaliciones electorales en el Estado. O sea, que estas elecciones están ya descontadas, son escaramuzas colaterales y no tendrán mayor relevancia.

Pero esa opinión quizá sea errónea. Hasta el domingo no lo sabremos. Palinuro podría estar equivocado. En realidad confieso que si la equivocación fuera en el sentido que señala Villares, esto es, que el PP perdiera la mayoría absoluta en Galicia, nada le agradaría más y lo celebraría con pitos y flautas. ¡El PP a la oposición en Galicia y los gallegos con un gobierno de coalición de izquierda En Marea-PSOE! Un sueño. Ojalá.

Villares hace otras consideraciones en la entrevista verdaderamente enjundiosas. Insiste en distinguir En Marea de Podemos y da a entender que el mando corresponde a En Marea frente a un Podemos más subalterno. Cualquiera que conozca la política en España y las naciones que alberga sabe el alcance de esta afirmación: en concreto que, si en Galicia pierde el PP la mayoría absoluta y cabe formar un gobierno de izquierdas, ese gobierno se formará porque la decisión será del sector por así decirlo "cívico" de En Marea y no de los seudobolcheviques de Podemos que tienen aquí una posición subordinada. Recuérdese que la formación del partido instrumental estuvo a punto de fracasar por la habitual intransigencia y arrogancia de Podemos y que, si se salvó, fue por la intervención del líder Iglesias en el último momento forzando una unidad de acción en contra de la voluntad diz que democrática de las bases y de los entes negociadores de su partido. De no pasar por el aro, Podemos se hubiera quedado fuera de En Marea y, aunque eso refleja mejor su voluntad permanente de dividir la izquierda que no puede controlar, hubiera descubierto demasiado su juego y lo hubiera llevado a la irrelevancia.

Así que, en efecto, es una muy buena noticia que en En Marea haya una voluntad mayoritaria de ir a una alianza de izquierdas y no la vieja obesesión comunista de acabar con el PSOE al precio que sea, incluso de gobierno de la derecha.

Una muy buena noticia que puede luego extrapolarse a la política del Estado en alas de un cálculo inteligente como hace el juez Villares: si hay alianza de izquierdas en Galicia, como de hecho ya la hay en Valencia, habrá gobierno de izquierdas en España. Es casi como un guiño dirigido a los analistas: si en Marea gana en Galicia, en las negociaciones para formar gobierno en Madrid Podemos pintará menos, será marginal la presión anguitiana del sorpasso y hasta es posible que manden a los que lo propugnan (con el sempiterno fin de impedir un gobierno de izquierdas) a escardar cebollinos, que ya va siendo hora.

Así que, en efecto, la entrevista tiene fondo y es muy interesante. Y ojalá se realicen los deseos del juez Villares. Tanto si la fuerza mayoritaria de la izquierda es En Marea como si es el PSGa. Los dos parecen tener claro que el objetivo esencial, fundamental, primordial de la izquierda en España ha de ser poner fin a este atropello, esta vergüenza de un gobierno de ineptos, presuntos corruptos y ladrones y franquistas.

De ser esto así, también Palinuro aplaudiría formar ese gobierno en España (pendiente de resolver el contencioso catalán según el ideario de la izquierda, con un referéndum de autodeterminación) y evitar así las terceras elecciones.

Pero, si no lo fuera, no se olvide. Las elecciones son el mejor modo de encauzar los problemas en las sociedades democráticas.

dilluns, 19 de setembre del 2016

Sin novedad en el frente

En el arte de la guerra se sabe que las escaramuzas laterales al cuerpo de la batalla son importantes cuando pueden afectar la suerte de esta. Si no es el caso, su interés se desvanece y se las deja al resultado que den. Es lo que pasa con las dos elecciones autonómicas próximas: las encuestas, esas contra las que llama Sánchez a luchar, dibujan dos resultados probables que no cambiarán la correlación de fuerzas en Madrid. En Galicia, mayoría absoluta del PP en una prueba más de la conveniencia de que los politólogos, además de aplicar sus esquemas analíticos, se asocien con con otros especialistas, por ejemplo, los antropólogos, para hacer más substanciosas sus conclusiones. En el País Vasco, según parece, el PNV habrá de pactar con otro partido y no tendrá problemas para escoger a uno que no le haga estar en deuda con el PP en Madrid.

Ninguno de los resultados previstos cambiará la situación general. La mayor intensidad que muestra la campaña de Sánchez en Galicia se debe al interés en no quedar cuarta fuerza política, por detrás de En Marea porque eso trae resonancias de sorpasso, aunque parecen inestables. Pero, en todo caso, la campaña electoral tanto en Galicia como en el País Vasco persigue sobre todo finalidades de consumo interno. Ya se sabe que el PSOE va a tener un descalabro, de lo que se trata es de mitigarlo para evitar que se emplee después en las batallas domésticas por la Secretaría General.

En lo demás, estas elecciones autonómicas son escaramuzas colaterales. El PSOE no va a pintar mucho en Galicia, pero tampoco lo haría en alianza con En Marea porque no alcanza la mayoría absoluta. La elección tiene interés en cuanto a la correlación de fuerzas dentro de En Marea, en donde los de Podemos no están enteramente a gusto. En el País Vasco, el PSOE puede aliarse con el PNV y tendrá algo más de relevancia o los de Urkullu eligen otros compañeros, elección en la que por primera vez, aparece la opción Elkarri Podemos y habrá que ver qué alianza prefiere el PNV al final. El que no cuenta nada en Euskadi es el PP, el alma del "constitucionalismo", el partido de la mayoría absoluta en Galicia. Toda comparación entre los sistemas políticos autonómicos en España es un empeño inútil.

La campaña para arrancar la abstención al PSOE arrecia. Los barones se han batido en retirada a sus baluartes locales ante la cerrada reacción de los militantes y los votantes en apoyo del NO es NO de su secretario general. Ya no sirven de nada los consejos no pedidos administrados por las viejas glorias. Incluso irritan al auditorio y lo predisponen en contra. Así que los barones parecen estar complotando alguna maniobra o un golpe de mano para sustituir a Sánchez por Díaz. O quizá es un escenario que estén fabricando los medios. O ambas cosas. Lo más probable. Pero, se piense lo que se piense del supuesto propósito, no deja de ser también para consumo interno. Y de lo que se trata es de componer gobierno aquí y ahora.

Los derrotistas proponen abstenerse a cambio de una garantía tentadora: el candidato del PP debe ser otro, cualquiera, pero no Rajoy. Pues sí, es algo digno de considerarse. Empecemos por preguntar al interesado, el propio Rajoy. ¿Qué dirá Rajoy? Obviamente, NO es NO, pero aplicado a su retirada. Acudamos entonces a preguntar al PP. ¿Qué dirá el PP? Obviamente, NO es NO respecto a la retirada del líder. Se acabó. ¿Por qué no pedir la abstención del PP? Porque, dicen, 85 diputados no son 135. Cierto, pero 135 tampoco son 156, suma de PSOE y Podemos y menos aún 171, suma de PSOE, Podemos e indepes.

¡Ah! Pero si el PSOE se alía con Podemos y más con los indepes Rodríguez Ibarra se da de baja y, con él, presumiblemente, otros. Situación compleja con tensiones desagradables. Por eso, entiendo, insiste Sánchez en una alianza PSOE, Podemos C's. Esta opción tropieza con la inquina mutua personal de los dos líderes emergentes y siempre con la espantada de Rodríguez Ibarra ante Podemos, pero ahora seguramente tendría menos arrastre, al no aparecer los malévolos independentistas.

La propuesta del gobierno tripartito (PSOE, Podemos, C's) se basa en la urgencia del momento, la necesidad de poner fin a un gobierno quemado, abrasado en su incompetencia en todos los órdenes de la gobernación del Estado. Ni un instante puede seguir un gobierno al que, al parecer, han estafado millón y medio de euros, con los que pretendía comprar documentación para atacar a un rival político con supuestos escándalos que ha resultado ser falsa. Un millón y medio de euros de los fondos de reptiles para que al gobierno le den un toco mocho, unas estampitas.

Habrá quien diga que el cenagal de corrupción y estupidez que es la política gubernativa es un asunto menor porque lo realmente importante en España es hoy la cuestión catalana. Y añadirá que un gobierno tripartito, prácticamente un gobierno transitorio, casi provisional, no podrá hacer frente a ese problema. Es posible. Pero, en cambio, lo seguro es que el verdaderamente incapaz para gestionar el contencioso catalán es el gobierno del PP puesto que ya lo ha demostrado ampliamente llevando un conflicto más o menos negociable en 2012 a una confrontación sin vuelta atrás en 2016.

Y, en definitiva, queda la hipótesis de las terceras elecciones. Algo perfectamente legítimo y también lógico. Nada de dejarse impresionar por esas afirmaciones de que serán absurdas, ridículas, una vergüenza. En absoluto. La alternativa es decidirse por un mal que se cree menor, pero no es seguro, para evitar un mal que se cree mayor pero tampoco es seguro. El menor puede ser mayor y el mayor puede resultar menor o, incluso, un bien.

En esa decisión reside el liderazgo.

divendres, 9 de setembre del 2016

Los zagueros entran en escena

Los titulares de la prensa de papel suelen tener mucha miga. Quizá sean una de las principales razones por las que se mantienen los diarios de kiosco. En algunos casos son lo único que merece comentario de todo el periódico cuya sola función es hacer bulto para que no parezca una octavilla. No es el caso de El País, cuyos contenidos siguen siendo merecedores de atención, a pesar de su partidismo de derecha cada vez más abierto.

El de hoy es una verdadera mina de hallazgos. Tanto que podemos pasar por alto esa habitual metáfora de convertir a los partidos en personas y dotarlos de atributos humanos como la esperanza, una de las virtudes teologales. De las otras, fe deben de tener mucha; caridad, da la impresión, más bien poca y, si la tienen, es empezando por ellos mismos.

Lo interesante es que el objeto de la noticia, el inicio de las campañas electorales Galicia y Euskadi, pasa a segundo plano. Lo interesante no son las elecciones, sino sus consecuencias para el bloqueo. El bloqueo es lo decisivo y si esas elecciones merecen alguna atención de los medios es porque pueden influir en su evolución. La función de la periferia es ser comparsa de lo que acaece en el centro. Y lo curioso es que los vaticinios del CIS predicen muy escasos cambios. O ninguno. 

Según el CIS, en Galicia vence holgadamente el PP por inverosímil que parezca. Mayoría absoluta conservadora. Galicia, faro de la España eterna, la de los caciques, la instrumentalización de las instituciones con fines partidistas y un sinfín de trapalladas y tropelías. La izquierda, también muy española, fragmentada en tres opciones a bofetadas entre ellas. Tendremos tiempo de hablar de sus peculiaridades, que son muchas: la cohesión de En Marea, la relación con Podemos, el descuelgue del BNGa y el atribulado destino de un Partido Socialista, carcomido por las habituales desavenencias internas de las que nadie entiende gran cosa y que a todo el mundo importan un pimiento.

Siempre según el CIS, en el País Vasco repite mayoría relativa el PNV, sigue EH Bildu en reñida competición con Elkarrekin Podemos y queda muy atrás el Partido Socialista, prácticamente equiparado al PP. Se augura coalición obligada del PNV con algún otro (u otros). Urkullu, que tendría una mayoría absoluta con EH Bildu, ya ha animado a sus coterráneos a "blindar" Euskadi ante el desconcierto que detecta en Madrid. 

Los dos casos tienen interés en sí mismos y por razones distintas. La hegemonía conservadora en Galicia necesita mayor reflexión. Igual que el fraccionamiento de la izquierda en ambos territorios con una diferencia muy notable entre ellas debido a la debilidad de una derecha española en Euskadi y el peso del nacionalismo izquierdas. Pero el vaticinio electoral es el mantenimiento del statu quo y siendo así, no se explica cómo pueden esperar "los partidos" (más bien el periódico) que se resuelva el bloqueo. Y, por si alguna duda cabía, dada la incertidumbre de la posible coalición vasca, Urkullu ya se ha encargado de decir que el PNV no votará a favor de Rajoy en ningún caso.

O sea, se espera que las cosas cambien a base de que no suceda nada. Pintoresco. Y más si se tiene en cuenta que lo que sí puede influir decisivamente en el bloqueo del Estado, esto es, el desarrollo del proceso catalán, ni se menciona. Antes de las elecciones gallegas y vascas, mucho antes, pasado mañana, viene la Diada, a la que Puigdemont ha prometido asistir. Primer president que lo hace. Sin embargo, el único zaguero de la periferia que no actúa de zaguero sino de delantero no influye en las expectativas de "los partidos" a la hora de decidir sobre el bloqueo. Y la Diada puede ser un aldabonazo en la visión española y en la europea de este asunto. 

Puigdemont se presenta a la cuestión de confianza el próximo 28 de septiembre. La tiene segura porque la CUP se ha comprometido a dársela. Calibren: tres días después de las elecciones autonómicas gallegas y vascas, en Cataluña se reafirma un gobierno independentista con mayoría absoluta y una hoja de ruta clara hacia la independencia, mientras en Galicia y el País Vasco están componiéndose gobiernos y en Madrid nadie sabe qué hacer. Porque no hay gobierno. Pero es que tampoco hay Parlamento y, por tanto, oposición.

Y como todo esto es así y por si alguien quiere medir hasta dónde llega el compromiso del PP en la lucha contra la corrupción y esos pactos firmados con C's que eche una ojeada a la información de El Plural, de la que se sigue que en el PP continua el alegre régimen de los sobresueldos. Si las cajas A y la presunta B del partido están sub iudice estos nuevos sobres vendrán de la C, la D o la H, todas ellas presuntas por descontado y nunca mejor dicho. Dado que uno de los que cobra sobresueldos es el señor Hernando, habrá que pensar que el pacto con el bueno de Rivera en contra de la corrupción lo firmó con la mano tonta.

dijous, 5 de maig del 2016

La conferencia de Valladolid

Una asistente, Beatriz Castañeda, a la conferencia de Palinuro en la Facultad de derecho de Valladolid hace unos días ha subido al boletín de la Universidad vallisoletana un resumen de mi intervención. Con algún que otro error terminológico y conceptual y la inevitable simplificación de cuestiones a veces enrevesadas, propio de los apuntes y notas en estas ocasiones, la verdad es que el resumen está bastante bien, refleja lo que dije y, a falta del streaming, da una idea del contenido de la conferencia que también reproduzco aquí:

“España nunca ha sabido lo que es. El problema de la organización territorial de nuestro país está ligado a la conciencia española”, comenzó diciendo Ramón Cotarelo García, politólogo y escritor español que protagonizó otra conferencia de las Jornadas ‘Proceso Constituyente: Caminando hacia una nueva constitución’, organizadas por Ateneo Republicano en la Facultad de Derecho. El pasado 20 de abril y bajo esta afirmación, realizó un recorrido por la historia española para concluir que el problema, aún sin resolver, de la organización territorial parte del desconocimiento de lo que comprende y abarca el Estado Español.

Ramón Cotarelo, catedrático de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), es autor de numerosas obras, como Del Estado del Bienestar al Estado del Malestar. Además es ciberactivista, con más de 36.000 seguidores en Twitter, y protagoniza un blog de crítica política titulado Palinuro.

El politólogo comenzó la conferencia ‘Organización territorial e instituciones regionales’ lanzando a los asistentes una pregunta que se antoja vital a la hora de dividir el territorio español: “¿Cuándo empieza España?”.

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De la fuerza de Viriato a la derrota de Napoleón

Los historiadores tienden a localizar la fecha de nacimiento de España siglos atrás. Personajes como Viriato, Séneca o Pelayo son comúnmente designados bajo el adjetivo de españoles. “España, patria de emperadores”, comenta con sarcasmo Cotarelo. Sin embargo, ni el territorio ni la civilización predominante en aquellas épocas coincide con lo que hoy creemos considerar como “nación española”. Además, no consiguen ponerse de acuerdo en la fecha exacta en la que puede considerarse a España como tal.

A pesar de ello, el politólogo observa una coincidencia en los análisis de todo historiador: España y catolicismo están unidos. Cotarelo pone de ejemplo el imperio de Al-Ándalus para afirmar que, a pesar de que todos los personajes que los preceden son considerados españoles, los islamistas que coparon nuestro territorio durante más de 800 años no pueden serlo, es inimaginable. “Somos un país gobernado por los curas”, resume. Por tanto, la creencia común de que España comienza con los Reyes Católicos también es desmentida por el conferenciante, quien recuerda la cantidad de reinos que ocupaban la península en aquella época. “¿En nombre de quién navegaba Colón? De Castilla, no de España”, reitera.

La época más tardía entre los historiadores para fechar el nacimiento de España es la Guerra de la Independencia y la Constitución de 1812. “Ahí sí estábamos todos”, bromea Cotarelo. Es entonces cuando nace la idea de nación, término que proviene en realidad del lenguaje francés. “Menuda nación que tiene por nombre un término del enemigo”, reflexiona el politólogo. Para los franceses, nación ampara que son libres e iguales, no esclavos. El conferenciante cita entonces el artículo 12 de La Pepa, en el que se define a la religión católica como la única religión oficial del Estado, para afirmar que el concepto de nación español poco tiene que ver con el francés al que imita. Desde aquella constitución firmada en 1812, todas han dotado de primacía a la religión católica y la han eximido de pagar impuestos. “No tienen dinero en Panamá, toda España es Panamá”, comenta con amargura, “si esa es una nación no es mi nación”.

Entonces Cotarelo rememora la Constitución de Bayona como la primera que hubo en España, a pesar de que pocos historiadores hablen de la misma. En ella se establece la separación de la Iglesia y el Estado y era válida también en América. Pero no es la única que incluye territorios que ya no son considerados españoles en la actualidad, desde la constitución de 1812, que incluía en su territorio ambos hemisferios, el tejido territorial español no ha dejado de variar. En todas las constituciones españolas ha sido necesario especificar “¿qué es ser español?”, algo que en la mayor parte de países es inconcebible. “Así llegamos al siglo XX: no sabemos qué es España, no sabemos cuál es su origen”, afirma Ramón Cotarelo.

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La Solución de la Segunda República

Tras el desastre del 98, España sigue sin saber cuáles son sus dimensiones. En la sociedad española se traslucían reflexiones como aquellas que manifestaba Ortega y Gasset en las que se preguntaba qué pasaría si los españoles seguían perdiendo territorios como había ocurrido con Cuba. En el seno de estas preocupaciones, llega la Segunda República.

En la constitución de 1931 se declara que España es un Estado Integral, lo que suponía que determinadas regiones gozaban de Regímenes de Autonomía. Es entonces cuando Cataluña proclama el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Sin embargo, tras el golpe de estado franquista se instaura una dictadura centralista en la que incluso hablar en otra lengua distinta al castellano estaba penado. “Los catalanes llevan intentado lo mismo que hicieron los cubanos desde el siglo XIX”, comenta Cotarelo.

La soluciones de la transición

Tras la dictadura franquista se firma de nuevo una constitución, la Constitución de 1978, que el monarca impuesto por Francisco Franco no juró nunca por haber jurado previamente los principios del Movimiento Nacional. “Nos hizo tragar la Monarquía sin una consulta porque, de lo contrario, no teníamos opción de disfrutar de libertades ni de partidos políticos”, recuerda con indignación el conferenciante.

La Constitución de 1978 consigue resolver el problema porque, entre sus redactores, no se hallaba ningún vasco y tan solo dos catalanes. De esta forma, se divide el territorio español sin tener una representación total de toda su ciudadanía. “El Estatuto de las Autonomías está en crisis desde que empezó”, afirma Cotarel.

Y esto nos lleva hasta la situación actual. Una España en la que el problema territorial sigue sin estar resuelto. Una España en la que regiones como Cataluña ya han iniciado un proceso de independencia. Y, a pesar de que el Tribunal Constitucional se haya abogado el derecho a decidir qué es una nación y qué no lo es, Cotarelo recuerda que Cataluña tiene un gobierno con una hoja de ruta “clarísima” y con apoyos en el extranjero donde “son top priority en todas las cancillerías”. Además, el Tribunal Internacional ya ha determinado, en ocasiones anteriores, que no se encuentra nada en el Derecho Internacional que impida una declaración unilateral de independencia. “Así que, cuando están gentes dicen muy felices: ‘¿a dónde van con una declaración de independencia?’, que sepan que van muy lejos”, resume Cotarelo.


Una Convención Constitucional

“Viendo el panorama español actual, solo cabe hacerse una pregunta: ¿qué hacemos para evitar la independencia de Cataluña? Porque, no sé qué pensarán ustedes, pero yo no quiero que Cataluña se independice, yo quiero que puedan ejercer su derecho a la autodeterminación. No quiero formar parte de una nación que obliga a otra nación a formar parte de ella en contra de su voluntad”, comienza diciendo el conferenciante antes de proponer su solución para evitar que se produzca tal evento.

Para ello, propone hacer a los catalanes una oferta, una oferta que debe pasar por el inicio de una república en España, dado que los independentistas son, antes de nada, republicanos. Sin embargo, dadas las condiciones actuales de la política española, el conferenciante ve poco factible que esto se produzca pronto. “No se cuál de las dos repúblicas será antes, pero a la primera que haya yo me apunto, yo cruzo el Ebro. Yo soy nacionalista español, pero antes que eso soy republicano. Quiero ser ciudadano, no súbdito”, reivindica.

Establecida esta condición, Cotarelo propone comenzar una convención constitucional de carácter territorial donde todas las naciones del pueblo español puedan decidir dónde y cómo desean vivir. “Pido una federación, aunque no me importa una confederación. Lo único que tengo claro es que el Estatuto de Autonomía está muerto”, afirma. Por último, con la mirada firme y desafiante que lo ha gobernado durante toda la conferencia se despide de los asistentes diciendo: “Confío en que los catalanes quieran quedarse, pero voluntariamente, porque, si no es así, ni ellos ni la gente como yo lo vamos a permitir”.

dimarts, 25 d’agost del 2015

Ya era hora.

Esto sí es transparencia, lucha contra la corrupción, freno al despilfarro del dinero de los contribuyentes, coto a la malversación. Esto y no las sinsorgadas de Rajoy, el de los sobresueldos, cuando balbucea explicaciones sobre las medidas contra la corrupción que su gobierno ha amparado, fomentado y sigue ocultando siempre que puede. Que cada vez es menos.

Estas comisiones de auditoría de la gestión autonómica en Madrid en las dos últimas legislaturas que la señora Cifuentes ha tenido que tragarse como el sapo mañanero es la medida más importante y eficaz que se ha tomado en España para sacar a flote toda la basura de uno de los gobiernos más mafiosos en la historia del país. Y ya los ha habido

Fueron veinte años de mayorías absolutas en los que un partido corrupto, que se financiaba ilegalmente a base de mordidas por concesiones amañadas, estuvo haciendo mangas capirotes con los dineros públicos. Un poder sin control o con controles manipulados en instituciones sumisas a las órdenes, como el Tribunal de Cuentas, acumuló todo tipo de dispendios y latrocinios con los que, de paso, enriquecía a un puñado de sinvergüenzas que simulaban ser políticos honestos.

Era imposible que lo fueran viendo la falta de talante democrático, la arrogancia, la soberbia, el desprecio y hasta la chulería con la que trataban a la oposición y, por encima de ella, a los ciudadanos, incluidos sus propios votantes. Los madrileños acabaron resignados a una administración poblada de ineptos vanidosos y presidida por una majadera, cuyo aparente desparpajo, solo ocultaba su absoluta incompetencia a la hora de impedir que sus colaboradores robaran a espuertas ente sus narices. Un hatajo de mangantes que, enarbolando la bandera de las privatizaciones, saqueó el erario, los servicios públicos, las empresas de la comunidad. Lo llamaban neoliberalismo, según las simplezas de catón que expectoraba la señora Aguirre pero, en realidad, era un neofeudalismo: una típica confusión de lo público y lo privado, en beneficio de ellos mismos y sus amigos y aliados, generalmente empresarios acostumbrados a vivir de amañar concursos públicos.

Las comisiones de investigación, que ya tienen curro, habrán de poner en claro el robo descarado de la Gürtel y la Púnica, las dos tramas mayores (pero no las únicas) que los políticos de la derecha tejieron con la mafia empresarial y una serie de funcionarios corruptos para enriquecerse todos en detrimento de los intereses colectivos del bien común que hubieran debido defender de haber tenido un mínimo de honradez.

No se trata de que estas comisiones sustituyan la administración de justicia que hace su trabajo como puede, sistemáticamente obstaculizada y hostigada por la asociación de presuntos malhechores llamada PP, con el sobresueldos a la cabeza. Se trata de que establezcan las responsabilidades políticas de este inmenso desaguisado, de esta increible ceremonia del saqueo de una Comunidad por una manga de chorizos. Y se trata de que los políticos que toleraron y ampararon este latrocinio o que, incluso, se beneficiaron de él, asuman sus responsabilidades y se retiren de una vez a esa vida privada que tanto les gusta, quizá en la cárcel y habiendo devuelto todo lo que hayan pillado.

Resulta intolerable que la principal supervisora de estas actividades de auténticos bandoleros, la señora Aguirre, no acepte responsabilidad alguna por el desastre que ha ocasionado con su altanera ineptitud. El disparate de la Ciudad de la Justicia, en el que se han volatilizado 105 millones de euros como el que se gasta la calderilla, debe aclararse. Igual que debe aclararse cómo el arquitecto Norman Foster pudo cobrar más de 10 millones de euros de las arcas públicas por una obra que no hizo y a través de un contrato que, como los dineros, se ha esfumado. Aguirre tiene que dar cumplida explicación de todo ello. Como también de decenas de otras tropelías, todas ellas liquidadas con quebranto para la hacienda pública y supuesto beneficio de los mamandurrios neoliberales de que se rodeaba: las privatizaciones de la sanidad, el Canal de Isabel II, el metro ligero a Pozuelo, el hospital de Collado Villalba o el inenarrable proyecto de Eurovegas.

Si faltó tiempo a esta señora para felicitarse de haber condecorado en vida como presidenta de la Comunidad a una de las musas del más sórdido franquismo, la recientemente fallecida Lina Morgan, con igual alacridad debiera estar ya en la plaza pública dando las explicaciones pertinentes sobre esos turbios y ruinosos asuntos que han empobrecido a los madrileños y enriquecido a una banda de truhanes. Que vaya a las comisiones las veces que haga falta a mentir como acostumbra y que dimita de paso de cualquier actividad pública por indigna.

Y quien dice la Comunidad, dice el Ayuntamiento. Carmena está levantando las alfombras y los madrileños asisten estupefactos a otra pasarela de dispendios, despilfarros y toda clase de gatuperios protagonizada por los dos último regidores, Ruiz-Gallardón y Ana Botella, dos almas gemelas en lo cursi, arrogante, inepto y megalómano. Que el ex-ministro de Justicia sepultara más de 500 millones de euros públicos en acondicionar el espantoso pastel de la Cibeles en detrimento de los edificios del Madrid de los Austrias, ya demuestra un mal gusto rayano en lo ofensivo. Pero que de esos 500 millones, parte nada desdeñable, fueran a hacerse un despacho versallesco, revela la auténtica dimensión moral tanto del repelente niño Vicente como de su sucesora, una reprimida de la más rancia estirpe nacionalcatólica.

Hace muy bien Carmena en sacar a la luz pública las trapisondas de estas cucarachas de oro para que los madrileños sepan cómo vivían los sátrapas que se iban a los spas cuando había alguna catástrofe con pérdidas de vidas en su jurisdicción.

Pero haría mucho mejor si nombrara una comisión que procediera a auditar esa cueva de mangoneo que fue el ayuntamiento de Madrid.

diumenge, 2 d’agost del 2015

Vísperas catalanas.

El nacionalismo español parece salir de la modorra, solo para percatarse de que, a fuer de irrelevante, puede quedar barrido del arco parlamentario catalán, fortaleciendo así la idea soberanista de que Cataluña debe ser independiente porque es otra nación. Hace meses, años, que Palinuro advierte de que en el contencioso catalán, el soberanismo lleva la iniciativa política y el nacionalismo español era incapaz de reaccionar no ya con habilidad o tacto, sino con un mínimo de cordura.

Y así sigue. Ahora vienen los novísimos (que ya no son poetas, sino políticos, una especie de poetas de fácil ripio) a pedir unidad al españolismo catalán. Inés Arrimadas, de Ciudadanos, tiene algo más de gancho que la pobre Sánchez Camacho, pero su discurso es el mismo: un frente españolista que ellas llaman "constitucionalista", a imagen del que funcionó en el País Vasco durante los años de plomo ardiente. Unir los tres partidos "españoles", PP, PSOE y C's, aun en el caso harto improbable de que se consiguiera, quizá no fuera una buena idea: si cada uno de ellos por separado es una magnitud parlamentaria insignificante, los tres juntos que pueden estar en torno a los 30 diputados, si llegan, pondrán más de relieve esa irrelevancia precisamente por ser de los tres juntos. 

Téngase además en cuenta que la invitación debiera cursarse asimismo a Podemos, tan español como los otros partidos, pero, contándose este entre los novísimos, la idea augura poco éxito. Por otro lado, esa invitación tiene poca posibilidad de prosperar en el PSC y C's debe valorar si se arriesga a ir en binomio cen el PP, el partido de la corrupción y el responsable principal de que la situación catalana sea la que es. Aunque pocos lo crean, la llamada a la "unidad de España" suena de forma distinta en el PP y en el PSOE y la gente se da cuenta de ello. El PSOE es español (lo lleva en el nombre) pero, por razón de su ideario y experiencia, más proclive a soluciones negociadas y pactadas, a diferencia de la derecha, más compuesta de monjes, guerreros y corruptos.

El problema es si la situación ha sobrepasado ya la expectativa de soluciones negociadas. David Fernández, de la CUP, responde a la cerrada negativa de Rajoy a la independencia y su recurso a la obediencia a la ley asegurando que: “ens declarem insubordinats a l'Estat espanyol, sense reconèixer cap mena d'autoritat política o moral a Rajoy”. No reconocer autoridad política o moral algunas a Rajoy es más o menos lo que hace el conjunto de la población del Estado que lo tiene conceptuado como el peor gobernante español desde la transición, un juicio compartido por la comunidad internacional que, como se ve repetidamente, lo desprecia.

Rajoy tiene un problema. Sin duda, el problema estaba ahí antes de que lo afectara personalmente. Pero, cuando se enfrentó a él, lo hizo con la habitual falta de conocimiento, la mezcla de impaciencia y desprecio y, sobre todo, la envidia del nacionalismo español frente a Cataluña. Desde recurrir al Constitucional el estatuto de 2006 y montar una campaña anticatalana pidiendo firmas contra el texto hasta echar a la fiscalía tras los pasos de Mas, por si puede meterlo en la cárcel con alguna apariencia de legalidad, la oligarquía mesetaria gobernante, corrupta e incompentente, ha mostrado no ser capaz de resolver la cuestión ni de encontrar una vía de solución, de acomodo, de negociación con Cataluña. Como los tiempos ya no permiten bombardear Barcelona, el viejo franquismo, reverdecido en el gobierno de Rajoy, no sabe qué hacer.

Tampoco tan extraño. Casi nadie se aclara en relación con Cataluña. Los únicos que, por llevar la iniciativa política, dan la impresión de saber a dónde van son los de la Lista por el sí. Los otros todavía tienen que encontrar un discurso propio. El PP confía todo a la represión y podría tratar de encarcelar a Mas, lo que sería un disparate, y mientras tanto y como máximo horizonte de flexibilidad, cocina una reforma constitucional reducida exclusivamente al Senado y, por lo que se sabe, no especialmente inteligente.

El PSOE tiene que acabar de pergeñar qué tipo de reforma constitucional pretende y cómo va a convencer al PP de que la secunde, cuenta habida de que su aportación será imprescindible. También habrá de especificar cómo piensa seducir a los soberanistas, en el sentido que dan al término en Podemos, esto es, el de ganarse la voluntad de alguien (el seducido) aunque es de suponer que con buenas artes, porque la definición ortodoxa de seducir es la de conseguir algo por malas artes.

IU y Podemos van juntas, han confluido en Cataluña, siendo así que no han podido hacerlo en el Estado, quizá otra prueba de ese carácter catalán, tan dificil de entender para los mesetarios. Su candidatura de confluencia se llama Catalunya sí que es pot pero no está claro que vaya a recibir un apoyo electoral masivo si no incluye el Procés Constituent de la monja Forcades y la plataforma de Barcelona en comú. Sus propuestas sobre Cataluña, siendo ilusorias, se justifican señalando que las de los demás lo son más. Si se les dice que una República dentro de una Monarquía es un unicornio, responden que firmar una DUI sin consecuencias jurídicas es como nadar en un barreño.

En realidad, los votos que pueden decidir el resultado de las elecciones plebiscitarias de septiembre están aquí, en el electorado catalán de izquierda no soberanista, pero sí partidario del derecho de autodeterminación. Así las cosas, los dos resultados más esperables, el de mayoría absoluta de la lista por el sí o el de mayoría absoluta de la lista por el sí con los demás soberanistas, son ganadores para el soberanismo que consigue su programa máximo (DUI) o su programa mínimo (referéndum).

Lo del nacionalismo español es mucho más difícil.

dilluns, 27 de juliol del 2015

Catalunya no es pot.

Exclaustrarse ha venido bien a la monja Forcades que parece haber recuperado el tino. Porque, si no recuerdo mal, fue ella precisamente quien primero llamó a la confluencia con Podem y hasta con la CUP, por sorprendente que parezca, bajo la advocación de un procés constituent que era algo inefable, como la visita del Espíritu Santo en Pentecostés, pero poco tangible.
 
Quizá por esa intangibilidad, en realidad inconcreción, se sumó a él rápidamente Podem, incluso rompiendo su animadversión a los "pitufos gruñones" de IU, porque, siendo catalanes, serían menos pitufos o menos gruñones. Además, el nombre de Catalunya sí es pot recoge en parte el suyo. De este modo, la correspondiente asamblea de Podem ha ratificado la confluencia con un 80% de los votos. Lo que no sé es cuál será el total de votos emitidos sobre el de votantes. El abstencionismo en Podemos es pavoroso. Que a Pablo Iglesias o su lista lo haya elegido el 92% de los votantes, siendo estos el 16% del censo quiere decir que lo ha elegido el el 14% del censo o algo así.
 
El caso es que el Procés constituent de la señora Forcades, que iba sexta en la lista de Catalunya sí es pot, no confluye, se queda fuera de la plataforma que iba a presidir Arcadi Oliveres, quien se negó a ello. Como ahora la asamblea rechaza confluir con la izquierda. No tengo muy claras las razones. Parece que en el Procés acusan a Podem de no tomarse muy en serio el procés, pero tampoco estoy seguro. La razón más esgrimida es que la plataforma de Forcades/Oliveres es un movimiento social, pero no un partido político. Es poco convincente. No hay ninguna razón para que un movimiento no pueda confluir con un partido. Dependerá de lo que acuerden. No obstante, el Procés avisa de que no será opción votable, lo que deja libre la imaginación para saber a quién votarán los que se han negado a confluir con Podem y los partidos de la izquierda catalana.
 
Los partidos de la izquierda catalana excluido el PSC que, a su vez, también ha rechazado otra confluencia, esta más a la derecha, entre el PP, C's y el PSC. Incluso duda de que PP y C's puedan aliarse. El PP catalán, en pleno fervor patriótico español, ofrece un pacto con un término de clarísima raigambre del catalanismo político, un pacto por la concordia, como Cambó.
 
ERC, por nadar contra la corriente, ha reafimado su pacto con CDC, su enemigo de clase, pero aliado de nación, al tiempo que Junqueras reafirma la orientación izquierdista de su partido. La alianza con la burguesía catalana es transitoria, mientras se consigue el Estado propio. Luego, cada cual volverá a su lugar.
 
Los de la CUP consideran que esta alianza es innecesaria y mantienen su voluntad independentista pareja con su pureza ideológica.
 
La evidente hegemonía del soberanismo induce a preguntar por la suerte de Catalunya sí es pot en las elecciones, después de la defección de Forcades/Oliveres. Podría pensarse que, al no sumarse el Procés, la plataforma ganaría en nitidez programática y claridad ideológica. Pero sería falso. La confusión, la indeterminación, la falta de claridad está en Podem y las dos formaciones de izquierda que lo acompañan. Quedando poco tiempo y estival para mejorar la imagen y hacer convincente el discurso antes de las elecciones, lo verosímil será que su voto se desplace hacia el PSC que, por lo menos, ya ha dejado claro que no quiere ni oír hablar del derecho a decidir o a la CUP que tiene también espíritu de movimiento social, pero permite votar. Y hacerlo por la independencia. 

diumenge, 19 de juliol del 2015

Entre listas anda el juego.

El elenco de la lista por la independencia aumentó ayer con un nombre, Eduardo Reyes, que ocupará el 6º lugar, detrás de Romeva, Forcadell, Casals, Mas y Junqueras. Reyes es el principal responsable de Súmate, una asociación de residentes en Cataluña, castellanohablantes, en su mayoría procedentes de la inmigración. Cualquiera que conozca a Reyes, un cordobés de origen, sabe que es un hombre de gran dinamismo. Su plataforma, producto casi exclusivo de su mucho empeño, probablemente fortalecerá la lista de CDC y ERC con votantes de sentir español, pues contribuirá a mitigar los temores de estos de encontrarse siendo ciudadanos de segunda en una Cataluña independiente. En qué medida lo consiga cuando esa población inmigrante suele sentirse más atraída por opciones no independentistas es cosa que las próximas elecciones de 27 de septiembre dilucidarán.

Frente a la lista anterior está articulándose otra, la de Catalunya sí es pot que, definiéndose social y de izquierda, también se dice soberanista. La componen, en principio, Podemos, ICV, EUiA y procés constituent. Y digo "en principio" porque casi todos ellos están pendientes de ratificar la opción en sendas asambleas y/o consultas a las bases. Esta tendencia está muy de moda, aunque el personal empieza a maliciarse que las aficiones referendarias pueden dar resultados pintorescos como ha sucedido en Grecia, en donde un gobierno organiza un referéndum, pide el "no", sale el "no", pero él lo interpreta como un "sí". En el caso de Procés Constituent se va más allá del referéndum o la consulta para supeditar la decisión al resultado de un congreso dentro de unos días.

El ambiente es de ilusión y pocos dudan de que las asambleas, círculos, bases, sancionarán la confluencia propuesta. Hay ya acuerdo en que la lista sea encabezada por el independiente Arcadi Oliveres, de Procés Constituent y los demás apoyan cerradamente: Coscubiela, Nuet, Dante. Por qué no es cabeza la monja Forcades es asunto que da qué pensar, aunque no sea ahora el momento. El momento es poner en pie una lista frente a la de CDC/ERC con una finalidad, repetimos, social, de izquierda y soberanista y con un bosquejo de programa que Palinuro analizaba hace unos días en un post titulado La república catalana de Podemos

La tendencia a tipificar ambas listas de modo simple es poco afortunada. La de Catalunya sí es pot dice ser de izquierda, pero integra a Podemos, a quien eso de la izquierda no dice nada y parece cosa de trileros, mientras que en la otra figura ERC que es un partido de izquierda de toda la vida. El asunto es más complejo. La lista de CDC/ERC es, sobre todo, independentista y la unión de la izquierda republicana con la derecha de Convèrgencia (con el añadido de la población castellanohablante) pretende simbolizar esa prioridad nacional al tiempo que especifica qué medidas concretas adoptará para lograr sus objetivos. 

Catalunya sí es pot es primeramente social y de izquierda y solo después, también soberanista. Y las medidas concretas que anuncia para ese objetivo son confusas. Pero, sobre todo, la gran diferencia entre las dos listas es la presencia o no de partidos españoles en ella. En la de CDC/ERC, todos los componentes son de ámbito estrictamente catalán, incluido Súmate. En la otra lista se mezclan formaciones puramente catalanas con otras con proyección de ámbito español, en concreto EUiA y, sobre todo, Podemos. Esto explica por qué sus propuestas soberanistas son tan confusas. De hecho ya lo son las de Procés constituent por su cuenta

La existencia de dos listas debilita la consideración de las elecciones del 27 de septiembre como consulta plebiscitaria. Pero ya lo estaba desde el momento en que las CUP van a las elecciones como opcion independentista y de izquierda. Añádase el frente constitucionalista que invoca Sánchez Camacho, en realidad un frente nacionalista español que, de cristalizar, estaría compuesto por el PP y Ciudadanos. Y, por último, el PSC que es de izquierda, pero ha renunciado expresamente al derecho a decidir y, en consecuencia, también representa una opción claramente diferenciada.

Con todo, esas elecciones puede seguir considerándose plebiscitarias, entre un a la independencia vía DUI, que comprende la lista primera y las CUP y un no, que comprende todas las demás opciones, aunque con matices diferenciadores.

dilluns, 15 de juny del 2015

Y ahora, Cataluña.


Tercera etapa en este año electoral, esa en la que fuera de Cataluña nadie parece estar interesado, las autonómicas más o menos previstas para el 27 de septiembre próximo. A la vuelta del verano. De pronto, los estrategas, concentrados en la labor de muñir pactos con la mirada puesta en las generales de noviembre se ven obligados a suspender sus rifirrafes para enterarse de otro distinto en el Noreste de la Península. Uno con un elemento componente soberanista que desconcierta al nacionalismo español de derecha, izquierda o centro.

Cunde la alarma y por eso, según informa El País, importantes empresarios y políticos catalanes presionan a Rajoy para que adelante las generales y las haga coincidir con las autonómicas a los efectos de aplazar estas al año que viene. Tácticamente la idea no es mala. Por eso se le ha ocurrido ya a todo el mundo, incluidos los empresarios. Obligado es aquí preguntar, sin embargo, cuyos sean esos "importantes empresarios y políticos catalanes". Como fuente de información parece bastante difusa. ¿Qué empresarios son esos? Los políticos son fáciles de imaginar. ¿Hablan estos que quieren impedir la independencia en nombre de todos los empresarios?

A medida que se acerca el día, crece la agitación en el campo nacionalista. De un lado, las fuerzas de la hoja de ruta de la declaración de independencia, Convergència, Esquerra, Ómnium y Assemblea, se mantienen unidas. CiU, en cambio, anda al filo de una escisión por cuanto, Unió Democràtica acaba de celebrar una especie de referéndeum "pre-referéndum" interno en el que ha ganado el no a la independencia por un estrecho margen. Hasta qué punto representa Durán a los democristianos catalanes se verá en las elecciones. En su propio partido, a poco más de la mitad.

Parecería que el resultado del ayuntamiento de Barcelona, Ada Colau alcaldesa, viene a añadir fuerza al bloque soberanista. Con razón Mas quería esperar al resultado de las municipales para tomar una decisión sobre la consulta de septiembre. Necesitaba más información. Ahora ya la tiene. Pero no está claro hasta dónde llega el compromiso de Colau con el soberanismo. Ella misma sostiene la vigencia del dret a decidir, pero no explicita intención independentista, como podía hacerlo su antecesor en el cargo, Trías, hombre de Convergència. Parece dar prioridad a la agenda de reformas sociales, empezando por la de bajar el sueldo a todos los cargos públicos municipales. Y eso tiene un impacto tremendo e inmediato. A corto plazo. Lo de la independencia parece a medio.

Por otro lado, cobra impulso también el Procés Constituent de la Monja Forcades. La benedictina se ha arrojado al mundo exclaustrándose por un año en defensa de la causa del proceso constituyente con una fe parecida a la de la doncella de Orleans, cuando, iluminada por el cielo, acudió en defensa de Francia. Solo que en tiempos de Juana de Arco, Francia era una entidad más fácil de identificar que el nebuloso procés constituent de Forcades. Quizá para conseguir mayor precisión haya lanzado un llamamiento a otras fuerzas políticas para presentar una candidatura de confluencia amplia, cosa de la que se habla mucho en la capital del Reino, a las elecciones del 27 de septiembre si, por fin, son el 27 de septiembre. En cuanto al contenido de esa confluencia, basta ver que las fuerzas convocadas son ICV­EUiA, Podem y la CUP. No se convoca a los independentistas, pero propugna un proceso constituyente, cosa que solo puede darse en un marco de independencia. De estas inconsistencias está lleno el proceso catalán.

Estas elecciones van a ser determinantes para Cataluña y para España, guste o no guste a los nacionalistas españoles. Repárese en la otra razón aducida para adelantar las elecciones generales a septiembre: impedir el sorpasso del PP por Ciudadanos que anuncian todas las encuestas. Para calibrar la importancia de este lance baste recordar que hoy hay en Cataluña más de setecientos alcaldes de CiU y ERC, más de cien del PSC, uno del PP y ninguno de C's. Es solo por el efecto escala. Efectivamente, si Ciudadanos tiene muchos más apoyos que el PP en Cataluña con su discurso unionista, tenderá a tenerlos también en toda España. Y ese es un verdadero miedo en el PP que, de hecho, allí en donde gobierna tras el 24 de mayo solo lo hace gracias a C's y algún que otro rebelde de Podemos o IU.

dijous, 11 de juny del 2015

¡Eso es todo, amigos!

En esta nueva era de transparencia por fin sabemos algo de lo hablado en el almuerzo de Sánchez con Rajoy en La Moncloa hace una semana. Debe de ser el llamado tiempo real de internet. Y lo sabemos porque Sánchez lo ha contado. Rajoy le dijo, según él, que no descartaba adelantar las elecciones y él, rápido de reflejos, le pidió que paralizase todos los proyectos de ley, pues ya no hay tiempo. Cinco días más tarde, plazo mínimo que necesita para asimilar una información en la era de las TIC, ya en Bruselas, Rajoy anunció a la prensa que no piensa adelantar las elecciones y que queda legislatura y cosas por hacer. Desde luego, según noticias, 47 proyectos legislativos está apacentando el gobierno en este momento. Más de la mitad de las leyes ordinarias aprobadas en toda la legislatura (90), sin incluir las 30 leyes orgánicas y los 70 reales decretos-leyes pues, como es sabido, este gobierno ha sido muy amigo del decreto por su espíritu democrático. O sea un disparate.

No hay que machacar en el clavo pero es un momento interesante para que Sánchez -quien parece configurarse como candidato ganador a candidato- presente una moción de censura. Es imposible tomarse en serio un gobierno que pretende aprobar la mitad de leyes de toda la legislatura con las vacaciones de verano en puertas. O sea, a acumular materia derogable. Una moción de censura a un gobierno que ya no sabe ni lo que dice. Porque no se escucha ni él. Rajoy semeja uno de esos autómatas entre ridículos y siniestros de Hoffmann. Lo han programado para hablar de la recuperación que lleva un año iniciándose y cuyos frutos espera recojamos todos en noviembre; nosotros en forma de más empleos y salarios más altos y él en forma de votos. Ese es el discurso que el autómata recuerda deben recitar las escasas autoridades fieles a la causa.

El discurso de la recuperación queda anulado tras los fogonazos de la corrupción. Bárcenas, Gürtel, Púnica. Esto parece Chicago años treinta. Ayer la policía se llevó detenido a otro alcalde del PP por supuesta vinculación con la Púnica. La Púnica afecta cada vez más a Cifuentes pero, por si fuera poco, se le abre otro frente de escándalo con una nueva presunta corrupción en la que aparecen directa o indirectamente relacionados tanto ella como su marido. El resumen del nuevo pelotazo inmobiliario de millones lo trae Público en una crónica espeluznante que incluye el dramatis personae de la corrupción madrileña al completo, hasta los del tamayazo. Va a resultar difícil a Ciudadanos ir adelante con el pacto en Madrid cuando ese escándalo acaba de estallar y promete ser descomunal porque lo ha sacado el nuevo Rector de la Complutense -lugar en donde estas corrupciones parecen haberse producido- que acaba de tomar posesión y, lógicamente, entrará levantando alfombras. Hace un par de años, Escolar salió en defensa del cónyuge de Cifuentes afirmando, con razón, que sus peripecias en un concurso de acreedores al que se había visto abocado por la crisis era un asunto privado y, por lo demás, legal. Pero la nueva implicación del marido en el escándalo más reciente ya no tiene nada que ver con aquel asunto. Este es otro. Y tiene una pinta fatal mientras no se aclare.

En Madrid, el PSOE, que presume de candidato muy superior en todos los órdenes a la del PP, está a la espera de la decisión de C's porque los votos solos de Podemos, que da por descontados, no le alcanzan. Si le alcanzaran Palinuro no desdeña la suposición de que, a lo mejor los hacían valer al modo andaluz, bastante suicida, por cierto. El hecho es que el gobierno de la capital depende exclusivamente de la decisión de Albert Rivera, líder del partido que Floriano llamaba ciutadans. Madrid es una excepción a la regla general de que en todas partes el PSOE aparece como clave central de las coaliciones. Ha firmado con IU pactos para gobiernos "de progreso" en 300 ayuntamientos. No son muchos trescientos entre miles, pero es significativo el pacto IU-PSOE. Anguita va a clamar contra los derrotistas y, si no pide el ingreso en Podemos es porque estos todavía parecen más proclives a encamarse con la taimada socialdemocracia que los antiguos compañeros de fatigas. Al PSOE solo le queda resolver el conflicto con Compromís en Valencia para no hacer mucho el ridículo y parece que van por buen camino. Si las cosas se enconan en cuestiones personales de quién ocupa el sillón presidencial, Palinuro sugiere un solución de compromiso temporal: dos años cada uno.

En resumen todos se mueven en este baile electoral excepto Podemos. Un partido tan dado a ocupar el proscenio casi se pierde ahora entre los figurantes y su relevancia es muy escasa. En Andalucía se ha quedado fuera de un juego mal e inexpertamente jugado. Además de un modo típicamente español. Escuchar a Rodríguez hablar de que se les había engañado y sus condiciones, que ellos no modificaron, no se habían aceptado, es como oír las viejas glorias de la Patria, al estilo del almirante Méndez Núñez en "más vale honra sin barcos que barco sin honra". En términos actuales, más valen honrosa oposición que deshonroso gobierno. De lo que no estoy seguro es de si el reconocido pragmatismo de la dirección de Podemos considerará como un éxito haberse quedado fuera del gobierno.

En Bruselas, el éxito parcial en la oposición al TTIP lo acaudilla Miguel Urbán, quien se felicita de que sea el resultado de la alianza entre Podemos e IU, una muestra más de la presión que los de la antigua Izquierda Anticapitalista, hoy "Anticapitalistas", ejercen dentro de la organización para que vaya a una candidatura de unidad popular asamblearia, muy abierta. Aspectos estos escamantes para el dirigente supremo que, en el momento de la votación frustrada del TTIP estaba largando por los micrófonos de la SER.

Estos de Anticapitalistas son como la vieja guardia bolchevique de Podemos. Los trostkistas vuelven a la querencia. Y el núcleo leninista-estalinista de la cúspide barrunta batalla. Pablo Echenique, digno Anticapitalista, firma con otros 22 dirigentes de Podemos un manifiesto cuyo contenido está resumido en su título: Abrimos Podemos. Aquí se perfila una agria controversia por un asunto típico de la izquierda, un asunto nominal. Todos quieren abrirse; todos incluir a todos; todos quieren ir unidos bajo un nombre común. Muy bien, ¿cuál?

Aparentemente la cuestión es absurda, pero vista de cerca no lo es tanto. En la sociedad de la imagen, el nombre tiene un significado, aparte del muy obvio del grado de conocimiento de la "marca" y su mayor o menor aceptación en el "mercado". La importancia es su valor simbólico: el nombre trasmite, en este caso, unidad de mando. Para la idea leninista de Podemos, un partido es un instrumento, mientras que un frente, una coalición, una unidad, por muy popular que sea, nunca lo será. Para la otra parte, el nombre, este nombre de Podemos, tiene otra connotación. Aparece demasiado identificado con la figura de su líder y trasmite una idea de caudillismo que es justo lo contrario de su pretensión de poner en pie un movimiento asambleario, espontáneo, de abajo arriba. En definitiva, lo que los firmantes del manifiesto quieren es que Podemos no sea un partido más. Quieren ser un partido de nuevo tipo. Algo así como el New Model Army de Cromwell o el "partido de nuevo tipo", de Mao.

Entre tanto, nadie habla de Cataluña. Cosa rara, Palinuro tampoco. Pero no se olvida y sigue los acontecimiento en ella. Vaya lío que tienen organizado los de UDC.

dimecres, 10 de juny del 2015

Geometría variable.

No son tiempos de ideologías. C's facilita en Andalucía la investidura de Díaz, con quien no pensaba tratar ni en pintura y en Madrid camina hacia la de Cifuentes de quien no quería saber nada por pertenecer a ese fementido nido de corruptos del PP. El cambio anunciado tiene poco que ver con las siglas de los partidos y mucho con los réditos de las respectivas jugadas. C's vende la responsable imagen de quien facilita la gobernabilidad sin comprometerse gran cosa, pues anuncia una posición vigilante sobre el gobierno de Díaz. Lo que no está clara es la ventaja obtenida por Podemos con la ruptura de las negociaciones. Protesta Rodríguez muy ofendida de que le hayan dado con la puerta en las narices y acusa al PSOE-A de la ruptura. Es muy posible. Díaz hizo saber en la campaña que en ningún caso pactaría con el PP y Podemos. Eso era algo más que un guiño a C's y tanto Podemos como el PP debieron haber reaccionado de forma distinta. Podemos, flexibilizando su posición para dificultar la ruptura a Díaz pues, como se ve en la alcaldía en Sevilla, son posibles acuerdos entre los dos partidos.

El del PP es un caso perdido. Bonilla pide ahora que el PSOE presente otr@ candidat@. Le ha llevado ochenta días darse cuenta de que, con Díaz, no había nada que hacer, como ella misma anunció dos meses atrás. Si aplica la misma celeridad a sus demás juicios, este presidirá Andalucía cuando Córdoba vuelva a ser califato y haya otro en Bagdad. Ahora que su predecesor en el empeño, Arenas, parece a punto de jubilación forzosa por las intrigas de la dueña del cigarral toledano, Bonilla puede acceder ya a la plenitud del cargo de sempiterno aspirante.

Díaz ha conseguido su propósito sin arriesgarse a unas imprevisibles elecciones anticipadas. El éxito tiene un valor simbólico: conserva el bastión andalusí y accede al cargo por mérito propio y no por nombramiento. Por mucha que sea su inquina a Sánchez, según afirman algunos medios, no puede evitar que su investidura sea el espaldarazo de este como candidato ya que la elimina a ella como contrincante. Queda por ver si a las primarias se presenta alguien con peso para ser un desafío a Sánchez. Chacón juega con la idea de encabezar la candidatura del PSC a la Generalitat. Solo queda Madina y no parece contar con mucho apoyo. Díaz, a su vez, tiene por delante una legislatura compleja. De un lado la lucha contra la corrupción, tan extendida en Andalucía después de treinta años de gobiernos socialistas que esa misma lucha puede traducirse en una merma de apoyo electoral. Además, su margen de actuación es limitado pues gobernará siempre en minoría y sólo podrá adoptar medidas con alianzas cambiantes o geometría variable, arriesgándose a que, en cualquier momento, una moción de censura la desplace.

Madrid es una zarzuela. Si Díaz preside en Andalucía una Junta muy tocada por la corrupción, Cifuentes, en la capital, cabalga sobre ella. La Comunidad de Madrid es, junto a la de Valencia, el epítome de la corrupción del PP. Se ha perdido la cuenta de l@s consejer@s y otros capitostes que andan por los juzgados imputados o acusados de tramas y delitos tan organizados durante años que harían las delicias de Alejandro Dumas. Parece, sin embargo, que C's está más comprometido en un pacto con el PP en Madrid que con el PSA en Andalucía. A cualquiera le resultaría difícil explicar esta diferencia, pero a Rivera, probablemente, no. Además, podrá aprovechar para romper la próxima oleada de imputados en las listas de Cifuentes por lo que los medios llaman "segunda parte de la Púnica". Podrían llamarla "segunda guerra púnica".

Si Madrid es una zarzuela, Valencia está en fallas. Los socialistas rompen las negociaciones porque se sienten insultados. Llegados aquí, ya cabe decir poco, salvo esperar más sosiego entre gentes que deben entenderse. Sobre todo si tienen en cuenta que la geometría variable valenciana muestra más complejidad y el rango de posibilidades se abre. Además de las dos habituales: a) lideras una coalición o b) te quedas fuera, se añaden otras tres: c) te quedas dentro de la coalición, pero en una posición subalterna; d) montas un gobierno de técnicos; e) vas a elecciones nuevas. Como las fallas. Es de esperar que, quemada toda la pólvora, los interesados se pongan de acuerdo en una solución de compromiso. Parecería obligado pues una de las fuerzas en pugna se llama Compromis, pero me temo que ese compromiso se entiende más en el sentido duro y militante que en el la solución pactada con concesiones mutuas. Mònica Oltra no tiene detrás una clara estructura de partido y tiende a ver el voto como algo a su persona, como una especie de plebiscito. Ximo Puig sí tiene un partido y parte del voto ha ido a él, o sea, su respaldo es menos plebiscitario. Esas cosas cuentan, pero lo que más cuenta es el temple de los actores.

dijous, 4 de juny del 2015

La grande bouffe.

Las pasadas elecciones de 24 de mayo fueron municipales y autonómicas, pero en cuarenta y ocho horas quienes han tomado contacto directo han sido los cuatro dirigentes principales de las cuatro principales formaciones políticas y lo han hecho de modo típicamente español, comiendo. Las llamadas comidas de trabajo. Comenzaron la ronda Rivera y Sánchez a una hora algo intempestiva para el almuerzo por lo que se supone que solo habría café y pastas. Rivera se fue luego a La Moncloa a compartir mesa y mantel con el actual inquilino del inmueble. Este recibió al día siguiente a Sánchez, también a la hora del almuerzo y Sánchez se trasladó más tarde para cenar con Iglesias. Solo queda que Rivera e Iglesias almuercen juntos igualmente, para preparar un debate televisivo, por ejemplo. No tengo tan cierto que vaya a haber encuentro gastronómico entre Iglesias y Rajoy más que nada por falta de cintura de este. Si la tuviera invitaría al de Podemos a una terraza de un Cien montaditos, un lugar ideal para explicarle sus ideas de cómo salir de la crisis.

Los españoles resuelven sus asuntos comiendo. Se fundan partidos en tabernas, se conspira en restaurantes. La comida y la bebida andan siempre cerca. Más de un pacto se ha firmado ante un buen cochinillo, regado con abundante vino. La experiencia demuestra que, cuando la gente se acostumbra a comer bien, modera su discurso político, reduce su radicalismo. O este se reduce solo. Estos encuentros, cara a cara, sin micrófonos no son conciliables con los firmes declaraciones de los emergentes de impulsar la publicidad y la transparencia de las decisiones políticas. Negociaciones, sí, dicen los de Podemos de Andalucía, pero con las cámaras grabando y los micrófonos encendidos. Eso con los almuerzos hispanos casa poco.

Además estos encuentros y comidas de tanteo entre los líderes son inútiles porque su capacidad para establecer normativas como lineas generales de los respectivos partidos en toda España es relativa. En algunos casos los políticos locales aceptan las normas generales de la dirección; en otros, no. Porque cada nivel de gobierno en España es un mundo. Los socialistas andaluces están casi en estado de rebeldía frente a los españoles. Aguirre frente a Rajoy y a todos los demás dirigentes de su partido y también Podemos y C's registran sobresaltos en su interior, disensiones y críticas. Los dirigentes pueden comer lo que quieran. Luego, sus gentes en los diferentes lugares, harán lo que les parezca en función de las condiciones específicas del sitio, que no tienen por qué coincidir con las de otro. Y, a los postres, los gerifaltes deciden dar "rienda suelta a sus barones territoriales". Como si pudieran hacer otra cosa.
Hay que constituir 8.000 gobiernos locales, más las correspondientes diputaciones provinciales (que suelen olvidarse y es en donde más se roba y caciquea) más 13 comunidades autónomas. Es evidente que va a caer mucho cochinillo y abundante vino tinto. Y mucho conciliábulo, y mucha presión, y juego sucio y escándalos mediáticos de todo tipo. En estas administraciones que ahora se renuevan se concentra gran parte del poder mafioso de tramas delictivas que llevan veinte años actuando y falseando toda la realidad política del país. Financiados con dineros de la Gürtel o de la Púnica o de Sebastopol, los triunfos del PP son ilegítimos por ilegales. El propio gobierno lo es.
Pero ustedes sigan comiendo. Hagan La grande bouffe.