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dilluns, 26 d’octubre del 2015

El fascismo simpático.


Han transcurrido treinta y cinco años desde que Bertram Gross publicó su famoso libro Friendly Fascism. The New Face of Power in America, pero su contenido y sus conclusiones son hoy tan vigentes como antaño. El autor caracterizaba con esta fórmula de fascismo simpático la revolución neoliberal y conservadora que arrancó en los Estados Unidos y el Reino Unido a fines de los años setenta y se consolidó en los ochenta durante los mandatos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. La teoría económica de matriz neoclásica, monetarista, centrada en la oferta, desreguladora, enemiga del consenso del Estado del bienestar se llamó Reaganomics en los EEUU y Thatcherism en el RU. Y está perfectamente retratada en esta expresión del "fascismo simpático".

¿Algo más simpático que un actor mediocre de Westerns y una dama rígidamente metodista, hija de un tendero? Simpáticos y, en el fondo, fascistas. Los discursos dogmáticos y rimbombantes del fascismo con su fe en el heroísmo, la pelea, la rivalidad, la conquista y el triunfo, se convierten aquí en las monsergas sobre el espíritu empresarial, la libre competencia, la supervivencia de los mejores, el éxito, el individualismo y la libertad.

En España es lo mismo. La dicharachera Esperanza Aguirre con sus tonterías sobre el mercado libre y la libertad de los agentes suena igual que los discursos de José Antonio Primo de Rivera, y está muy cercana al Rivera actual, razón por la cual le gustaría que desapareciera porque lo ve como un rival peligroso en su mismo pastizal.

En teoría, entre el fascismo de siempre y el fascismo simpático hay una gran diferencia de actitud en cuanto al  Estado, pero no es así. Es cierto que los neoliberales españoles abominan del Estado y tratan de reducirlo a su mínima expresión, descapitalizándolo, dejándolo sin servicios públicos para decir después que no funcionaban y suprimirlos o privatizarlos. Pero también lo es que eso es de boquilla. Luego viven todos de parasitar el Estado. Esperanza Aguirre no ha trabajado casi nunca en la empresa privada pues lleva toda su vida en cargos públicos, cobrando del erario, como Rajoy, Báñez, etc o bien de los fondos de la Gürtel, también como Rajoy y otro.. Además también tiene estupendamente colocada en puestos públicos a casi toda su familia. Y, como ella, docenas, cientos de cargos del PP. Hablan mal del Estado, pero viven de parasitarlo.

Lo mismo sucederá llegado el momento con C's. El talante fascista de nuevo cuño, simpático, es evidente en todo cuanto hace y dice Rivera. España no se toca; la Iglesia, menos; la Corona, ni te cuento. Las corridas de toros son una tradición artística y cultural que es preciso preservar frente a la antiespaña, siempre al acecho. Hay que favorecer la industria, lo que quiere decir el capital, reducir los derechos laborales de la gente a la nada y permitir que la exploten hasta recuperar la tasa de beneficio en detrimento de los trabajadores.

El fascismo simpático se presenta con ademanes juveniles, renovadores, partícipe en esa moda de exigir relevos generacionales en todas partes,  como si el hecho de ser menor de cuarenta años diera más luces a cualquiera. Tiene asimismo el consabido respeto por la jerarquía, la disciplina y la teórica entrega a una causa. Pero, si se escarba un  poco, sale el viejo dogmatismo hispánico.

Y lo que sale siempre también es la demagogia de un populismo trivial que habla a los sentimientos de la gente para engañarla mejor.

dimecres, 5 d’agost del 2015

Los presupuestos de la demagogia electoral.

Consideraciones sobre la utilización partidista y demagógica de los presupuestos generales del Estado en video en vivo y con el texto debajo.
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Los Presupuestos Generales del Estado de 2012 se retrasaron cuatro meses porque, siendo restrictivos, Rajoy temía que su conocimiento por la opinion redujera las expectativas de voto del PP en las elecciones de Andalucía de aquel año. Los del año 2016 se adelantan otros tantos meses aunque, al estar previstas elecciones generales en noviembre, la cortesía parlamentaria y la costumbre democrática ordenan que se aplacen hasta ver quién gobernará el año que viene. Ambos datos, el retraso de un lado y el adelanto del otro demuestran que el presidente del gobierno utiliza las cuentas del Estado, que son de todos, en beneficio de su partido, de su gobierno; en realidad, en beneficio de sí mismo que es lo único que le importa, para mantenerse en el poder al precio que sea. Retrasó los de 2012, llenos de recortes, para engañar a la gente y que esta votara sin conocimiento suficiente de causa. Adelanta los de 2016 y los embute de promesas falsas, de esas que incumple luego con toda tranquilidad.

Todo según lo habitual, pues el gobierno de Rajoy descansa exclusivamente sobre la mentira.

Presume de haber subido un 0,25% las pensiones, de acuerdo con la vergonzosa ley que aprobó al comienzo de la legislatura en lo que es una pérdida real de poder adquisitivo de los pensionistas. No sube las pensiones: la baja otra vez. Igualmente trata de comprar a los funcionarios prometiendo una subida del 1%, siendo así que estos perdieron un 5% con Zapatero y tienen sus salarios congelados desde hace cinco años. Tampoco sube a los funcionarios, sino que sigue empobreciéndolos. Y lo mismo con todos los colectivos más vulnerables. La técnica de la mentira es siempre igual: se anuncia una magra subida a bombo y platillo que, en realidad, oculta otro recorte. Es la regla de oro de la comunicación de estos franquistas: mentir siempre.

Es la táctica que utiliza esta organización de presuntos malhechores, con el sobresueldos a la cabeza. Se creen propietarios del país y de los fondos públicos que, al parecer, ya no son de todos, sino del PP y de su jefe que va por la vida repartiendo limosnas para ganarse la lealtad de los súbditos con el dinero que previamente les ha esquilmado. ¿O cree alguien que es casual que estos presupuestos prevean un 10% de aumento para Cataluña y practicamente nada a Castilla La Mancha? En absoluto: se quiere sobornar a Cataluña con unas migajas tras haberla expoliado y castigar a Castilla La Mancha por haber votado al PSOE, y dejarla sin las migajas siquiera.

Es el uso patrimonial y caciquil de la administración pública por la derecha, que no se limita solo a las cuentas del Estado. Hace lo mismo con todas las demás instituciones: colonizarlas, comprarlas, desnaturalizarlas, ponerlas a su servicio: los medios de comunicación públicos o los tribunales de justicia. Todo lo que el PP no puede instrumentalizar lo bicotea o lo destruye.

Es un ataque en toda regla al Estado de derecho por el partido neofranquista en el gobierno, cuya manifestación más grosera tendrá lugar el próximo 28 de septiembre, cuando los catalanes hayan votado y según lo que hayan votado.

No es que la presunta asociación de malhechores, con su presidente a la cabeza, el de los sobresueldos, no respete la democracia. Es que no sabe lo que es porque su espíritu sigue siendo el de la dictadura.

dissabte, 14 de març del 2015

The Real Thing.

Ya están todos subidos a los estrados a grito pelado, pidiendo el voto de la gente. Todos. No falta ni uno/una. Y todos dicen lo mismo. De los demás, hablan en presente y pasado. De sí mismos, en futuro. Los demás no tienen nombre concreto: suelen ser "algunos", "otros", "el bipartidismo", "los adanes",  "los corruptos", "los radicales", "ese hombre", "esa persona". Su misma presencia es indigna y responsable de la inmundicia y la desgracia actuales; sus intenciones, protervas: más miseria, caos, pobreza, ignorancia, paro, crisis. España no se los merece. Los españoles, menos. Los españoles se merecen algo distinto: nos merecen a "Nosotros". "Ellos" son el pasado; "Nosotros", el futuro. La pareja de bueyes por el sendero de siempre.

"Nosotros" brillamos como la luz del sol, no nos ocultamos, aquí estamos, a la vista: el PP, el PSOE, Podemos, Ciudadanos, IU, UPyD, etc. Con ideas, con proyectos, con la mano tendida, con afán e ilusión, para no perder lo conseguido, para conseguir lo perdido, para restablecer la justicia, recuperar la dignidad pisoteada, continuar con el trabajo bien hecho, consolidar conquistas, no dejarse engañar con cantos de sirenas, no dejarse robar, proteger a los más débiles, generar confianza en los mercados, brotes verdes por doquier, rendición de cuentas, fin de la corrupción y longanizas para todos los perros. Puede que el resultado de estas y sucesivas elecciones altere el sistema de partidos y que en el 2016 se vean algunas caras nuevas por los viejos mentideros. Lo que no cambia un ápice es el modo de llegar a él: pura vieja política de mítines, promesas, retórica barata, golpes bajos, letanías, topicazos, mentiras, manipulaciones, chulerías, plagios, hipérboles, necedades, frases manidas, engaños. Lo de siempre.

¡Ah, españoles! "Yugos os quieren poner gentes de la hierba mala, yugos que habéis de dejar rotos sobre sus espaldas". Y para eso, lo mejor es votar  PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos, IU, UPyD o los partidos soberanistas de las nacionalidades históricas. Nada de abstenerse. La abstención favorece al adversario. Es un error garrafal. No votar equivale a votar a otros, a quienes no somos nosotros. Y en eso están todos de acuerdo. PP=PSOE=Podemos=Ciudadanos=IU=UPyD. Es en lo único en que están de acuerdo. Quieren tu voto, si no directamente para ellos, para algún otro porque, en el fondo, es una necesidad del sistema al que todos pertenecen. Todos. Incluso lo que dicen estar fuera de él.
 
Los ejemplos más claros, las dos presuntas innovaciones, Podemos y Ciudadanos, las dos opciones que vienen vendiendo originalidad, ruptura, innovacion. Nada de caminos trillados. En su lugar, novedades, juventud, autenticidad, sinceridad. Recuerdan mucho el argumento del fabuloso relato de Henry James, The Real Thing. Al igual que en esta historia de modelos, Podemos, que traía la promesa de innovación, ruptura, transgresión, nueva frente a vieja política, ha resultado una copia desvaída de lo preexistente, con sus mismos usos y costumbres, sus anfibologías, su ambigüedades y confusiones. Y más que copia, plagio literal de todo lo que se mueve, desde el nombre de la organización a sus aportaciones "teóricas", sus consignas, sus promesas, sus comportamientos y reacciones. En Podemos no hay nada original. Ni el nombre de su dirigente. De sus prácticas no es posible ni hablar. Ya no dejan. Su comunicación está tan plagada de manipulación, engaño, censura, denuncia de malévolas conjuras, interpretación de contextos y similares trolas, como de intentos de silenciar a los críticos y reservar la voz a los palmeros.

De forma parecida al relato de Henry James, resulta que los contratados como the real thing eran una impostura y la real thing auténtica vendría de la mano de Ciudadanos, un partido verdadero "vertebrado gaseoso" (que diría Ramiro Rico) que es pro y antisistema al mismo tiempo; que no se contradice, porque no dice nada; que, al igual que Podemos, solo se rige por el principio de ganar las elecciones, pero suelta menos doctrina, es menos pesado, anda liviano de teoría, las mentiras se le notan menos, no necesita ser ambiguo porque no precisa aparentar lo que no es. Un magma histriónico con muchas más posibilidades de sacar votos que los pedantes de Podemos porque ha conseguido lo que estos buscaron y no encontraron: la forma de ser prosistema pareciendo antisistema.

Con razón los de Podemos, al principio tan saladamente mediáticos, ahora vigilan, controlan y tratan de rentabilizar con sumo cuidado las apariciones de sus líderes. Con razón, también,  rechazan toda confrontación  con Ciudadanos. Tampoco quieren medirse con nadie que los critique con fundamento. Solo con los palmeros, haciendo honor al espíritu de las bochornosas tertulias de las televisiones comerciales en las que se forjaron. La comunicación se ha hecho propaganda. Como siempre.


(La imagen es grafiti de Bansky, que circula por la red).

 

divendres, 24 de gener del 2014

Marxardón.

Palinuro me ha confesado muy compungido que ayer se quedó cortísimo al hablar del delirio del ministro. Parece que vio una comparecencia parlamentaria de Gallardón en el Intermedio del Gran Wyoming, el único programa de TV que mira porque, dice, es la única oposición real del país.

"Pero, hombre", le dije, "si era el Intermedio sería de coña".

"Efectivamente, fue de coña. Pero de coña real. El propio Wyoming no daba crédito. Me quedé cortísimo. Lo del ministro no es un delirio más o menos pasajero sino una verdadera patología, un problema de identidad múltiple. Padece el síndrome de Sarah Bernhardt: allí donde va tiene que interpretar un personaje. Y si a eso le añades una soberbia sin disimulo y una petulancia sin límites, propia de un verdadero necio, te quedas con un espectáculo como el de ayer".

"Pero ¿qué hizo?"

"Interpretó a Karl Marx. Recitó los primeros párrafos del Manifiesto del Partido Comunista como si los hubiera escrito él: habló de patricios y plebeyos, de siervos y señores, de burgueses y proletarios. Era el filósofo de Tréveris recordando a la izquierda en dónde había estado siempre, en la defensa del débil, en donde está su proyecto de ley que, por eso mismo, es progresista, una verdadera ley de izquierda. Es decir, leyó a los socialistas su propia cartilla. 

"Toda esta absurda palabrería para ocultar un sofisma: que no hay un conflicto entre un ser débil y otro fuerte puesto que el llamado débil no es ser en el sentido del llamado fuerte.  Que no es un conflicto entre dos personas sino, en todo caso, de una persona consigo misma y en donde este ministro con sus trilerías dialécticas de monaguillo no tiene nada que decir. Pasar por encima de esta consideración, que es definitiva, lleva en efecto a que un típico representante de la derecha, miembro de un gobierno carcunda, reaccionario de funcionarios del Estado, empleados del partido, empresarios, financieros y aristócratas recite el Manifiesto Comunista en sede parlamentaria. 

"De un modo intuitivo y bastante más tosco lo había dicho Cospedal: "el Partido Popular es el partido de los trabajadores".

Con tal de seguir en  el gobierno, desmantelando el Estado del bienestar, eliminando los derechos de la gente y llevándoselo crudo, estos están dispuestos a decir lo que sea.

(La imagen es una foto del Gobierno de España en el dominio público).

dissabte, 4 de maig del 2013

Cospedal y la vaca que mea.


El PP ha organizado un akelarre sectario en un hotel de San Sebastián, al que han llevado sus huestes donostiarras a que las adoctrine un selecto ramillete de la fiel infanteria franquista, encabezada por Dolores de Cospedal y el monaguillo jurídico Ruiz-Gallardón, cada vez más parecido al repelente niño Vicente. De vez en cuando hay que hacer catequesis en provincias para que todo vaya sobre ruedas y ellos puedan seguir trincando sobresueldos mientras imponen sacrificios a la colectividad que es lo único que les importa. El gatuperio versaba sobre la Representación, tema que da para mucho, incluido el sentido del humor gallardoniano cuando el ministro de la presunta Justicia augura que algún día se valorará el "ingente esfuerzo que ha hecho el gobierno de Rajoy" para resolver la crisis. Puede ser. Algún día. De momento, la imagen que de Rajoy tiene el mundo con rara unanimidad es la de un incompetente absoluto, embustero contumaz, marrullero y cobarde.

Pero la palma de la impertinencia, la demagogia y la irresponsabilidad, como siempre, se la lleva Cospedal. El movimiento 15-M no la representa y ella lo reta a convertirse en partido y defender sus ideas por las vías institucionales. Exactamente esas que el PP ha prostituido a base de ganar elecciones mintiendo desvergonzadamente, de gobernar por decreto, ignorando el parlamento y la oposición y en interés de un puñado de banqueros, curas y empresarios y, por supuesto, en beneficio directo de sus propios bolsillos y de los de sus enchufados, clientes y amigos (como en el caso de presidente de Madrid, González, quien tiene enchufada a casi toda su familia, incluido su octogenario padre) todo ello con cargo a los dineros de los contribuyentes.

Carece de sentido debatir con Cospedal sobre el alcance de sus afirmaciones. Esta señora no habla para intercambiar juicios, pareceres, para deliberar y llegar a alguna conclusión. La emplean para arremeter contra los adversarios agrediéndolos de palabra, sin parar mientes en lo que dice, mintiendo y deformando la realidad a extremos insólitos. Tomarse en serio lo que dice, querer refutarla, es perder el tiempo. Ni a ella ni a nadie le importa el contenido de sus juicios con tal de que sean suficientemente brutales. Su misión queda cumplida faltando, mintiendo, injuriando lo suficientemente alto para que se olvide cuántos sueldos y sobresueldos trincan ella y los suyos por destruir el país.

Ya sé que la imagen es un poco pintoresca pero faltaría a la verdad si no dijera que, cada vez que la oigo hablar recuerdo el ruido que hace una vaca al mear.

(La imagen es una caricatura mía sobre una foto de www_ukberri_net, bajo licencia Creative Commons).

Ayer y hoy o la iconografía de un engaño.


El 30 de enero de 2011 El Mundo sorprendía a los lectores con una rotunda proclama del candidato del PP a la presidencia del gobierno: Arreglaremos la economía en dos años. Ahí era nada: arreglar un desastre colosal en dos años y se empezara cuando se empezara. Claro que veinte días antes, el mismo candidato, a la vista de un nuevo dramático aumento del desempleo sostenía no menos rotundo: Cuando gobierne bajará el paro, según se aprecia en la otra portada de El Mundo. Palinuro ya comentó el contenido de esta aseveración a la luz del último y espeluznante aumento del desempleo a seis millones de personas por obra y gracia del que lo iba a reducir, en una entrada titulada: La decencia de dimitir, con escaso éxito hasta la fecha. Lo que se pretende ahora es centrar la reflexión en los aspectos iconográficos de la campaña del PP y los mensajes políticos que contienen en una vertiente muy simbólica.

Empezamos con la ilustración del paro. Un primer plano de Rajoy frente a una oficina del INEM, vestido para tiempo inclemente, con gesto serio pero decidido. Sabe lo que dice. Sabe a dónde va. Así puede entenderse que la fila de parados detrás de él cuyas proporciones realzan la figura dominante, sobrehumana, de Rajoy se apresta a seguirle a ese horizonte de disminución del paro. Ya nadie se atrevía a prometer el pleno empleo. Un descenso del paro era un señuelo suficiente para encandilar a la gente y llevarla a su perdición pues, más que como conductor de su pueblo, Rajoy ha actuado como el flautista de Hamelin, tratándolo como si fuera de ratas y llevándolo a más desempleo. Hazaña solitaria por cuanto la promesa está en primera persona del singular: es Rajoy quien se compromete personalmente a hacer lo contrario de lo que ha hecho, aumentar el paro en lugar de reducirlo.

La otra imagen, la de arreglaremos la economía en dos años es también muy curiosa. De entrada la intención se formula en primera persona del plural: somos nosotros quienes arreglaremos la economía, un equipo. Ese es el texto, pero la imagen simboliza lo contrario. Vuelve a ser el egregio Rajoy quien arreglará él solo la economía, sin duda por obra de su potente brazo. Para ese empeño se requiere un Hércules, así que Rajoy vuelve a ser representado en proporciones sobrehumanas, en el centro de un semicírculo de profesionales cuyos problemas se supone que arreglará el gran hombre en dos años. "Llegado el momento, votadme y en dos años vuestras cuitas habrán desaparecido". Han pasado quince meses desde la votación, quedan siete para el cumplimiento del vaticinio. La imagen daba cuenta de la condición de las seis personas del común: un pintor, una pensionista, un empresario, un taxista, un médico y una estudiante. Ni un agricultor, por cierto. Pero, en fin, eso es trivial y solo muestra que los gabinetes de comunicación trabajan contra reloj y a veces meten la pata.

¿Y cuál ha sido el destino de estas seis profesiones y parece seguirá siéndolo hasta la consumación de la promesa? Uno por uno.

El pintor ya no tiene nada que pintar y probablemente esté en el paro y eso con suerte.

La pensionista ha visto bajar de hecho su pensión y subir sus gastos de todo tipo, empezando por los médicos y ahora se enfrenta a un futuro incierto respecto al conocimiento de la cuantía de su jubilación que el gobierno quiere hacer depender de cálculos políticos.

El empresario está encantado con la situación laboral, facilidad de despido, contratación precaria, salarios de hambre pero, al mismo tiempo, tiene que cerrar la empresa porque no hay crédito ni demanda, ya que la gente está en el paro.

Respecto a los taxistas no sé mucho porque es un grupo reducido. Pero si lo ampliamos a transportistas autónomos, están que echan las muelas por todo: el precio de los carburantes, el aumento del IVA, la red viaria, etc.

De los médicos mejor no hablar. Es una profesión en pie de guerra contra un gobierno empeñado en liquidar el sistema público de salud para entregárselo a las empresas privadas. Más o menos lo mismo que quiere hacer con las pensiones, privatizarlas. Porque tanto las pensiones como la salud son fabulosas posibilidades de negocios.

En cuanto a la estudiante, fácil colegir el desastre. Si consigue terminar sus estudios -pues aumenta mucho la cantidad de jóvenes que abandonan por las subidas de tasas y los recortes en las becas- su salida será la emigración.

Los programas electorales no son contratos ni se pueden hacer valer ante los tribunales de justicia. Pero a veces la prensa actúa como una especie de fedataria pública. Esas dos portadas de El Mundo son dos documentos incriminatorios del PP y de Rajoy que ponen en evidencia de modo fehaciente y palpable cómo ambos mintieron para llegar al poder, cómo hicieron demagogia y prometieron lo imposible. 

Son dos documentos que piden a gritos la dimisión de su protagonista.

dilluns, 15 d’abril del 2013

Los nazis de Cospedal.


Ya ha vuelto a armarla esta señora. Ya ha vuelto a pasarse veinte pueblos. Ya ha soliviantado a la opinión mayoritaria y moderada del país con sus barbaridades. Ya ha vuelto a mostrar su talante injurioso, altanero, autoritario. Aparte de la querella que pueda caerle por llamar nazis a los de las escraches (y que, realmente, no servirá de mucho porque la dama está acostumbrada a que se le querellen por injurias, pues no hace otra cosa) el PP debiera pensarse si no sería prudente relevarla de la secretaría general para que se concentre en el gobierno (o desgobierno) de su Comunidad Autónoma.


Podría, como suele hacerse, disculpar su demasía aduciendo su ignorancia que, en efecto, es mucha. En este caso concreto, apabullante. Al ignorar la Ley de Godwin o ley de las analogías nazis en los debates en las redes, Cospedal se convierte en un ejemplo perfecto de su validez y vigencia. La ley de Godwin habla de redes pero, para el caso, es igual. Lo interesante es que la comparación con los nazis o con Hitler pone siempre punto final a la discusión. Es un cierre. Llamas nazi a alguien y ya solo queda que te envíen los padrinos, se querellen contra ti o a alguien se le vaya la mano, o un zapato.

¿Por qué? Porque -y esta es la parte verdaderamente grave de la ignorancia de Cospedal, la que revela una terrible carencia moral- el nazismo es la mayor abyección, la fórmula y el trato más inhumanos que unos seres humanos han aplicado a otros, el atentado a la dignidad de la persona, su deshumanización; algo tan monstruoso que, como delito, no prescribe y, como defensa, se considera delito. Equiparar algo con el nazismo significa juzgarlo como indigno de existir, reo del más duro castigo imaginable. La dimensión del nazismo, el lado oscuro de la especie humana, suena en el célebre dicho de Adorno de después de Auschwitz no puede haber poesía. Ni nada. Ni uno mismo, debió de pensar Primo Levi antes suicidarse, si es que se suicidó. Ese Levi que, según recuerda Muñoz Molina en un libro magnífico recién publicado, decía que la mejor prueba de que algo monstruoso puede volver a pasar es que ya pasó una vez. Hablar con la insensibilidad de Cospedal implica asimismo ignorar el factor llamado de la banalidad del mal, señalado a este propósito por Hannah Arendt. Otra de las muchas cosas que esta señora ignora.

No se pretende que los políticos atiendan en sus actos y dichos a consideraciones filosóficas profundas o sean conocedores de las dimensiones éticas de los fenómenos históricos. Pero sí cabe exigirles que no sean superficiales, atolondrados, injuriosos e ignorantes al extremo de desconocer y atropellar las pautas morales comúnmente defendidas por las sociedades civilizadas. No es posible compartir terreno alguno de debate con alguien que te considera un monstruo sin derecho a existir. Cabría pensar que, en el fondo, Cospedal solo estaba interesada en dar una campanada suficientemente sonora para desviar la atención de los casos de corrupción que tienen a su partido en K.O. La consabida cortina de humo, vamos. De ser así, su irresponsabilidad es aun mayor y más condenable. Decir tamaña barbaridad por consideraciones tácticas es ser verdaderamente incalificable.

Quizá consciente de la gravedad de la barbaridad cospedaliana o puede que celosa de que alguien disparate con más tronío que ella, Esperanza Aguirre parece haber salido en apoyo de su compañera, matizando que los escraches son simplemente totalitarios. La intervención tiene la ventaja de escamotear el fastidioso término nazi (que, sin embargo, utiliza en una de sus insoportables tiradas en ABC. Muestra que Aguirre es bastante más inteligente que Cospedal. Pero, al mismo tiempo, acerca el problema a una zona de peligro para la derecha. Eso del totalitarismo, que tiene aires académicos, es una amenaza. ¿Por qué? Porque Franco era totalitario y las derechas actuales son herederas directas de él a través de su fundador, Manuel Fraga, ministro franquista de propaganda, un Goebbels a escala falangista. Con razón las redes comentan que Cospedal compara los escraches con los nazis pero no con los franquistas y hablan del inconsciente.

Por supuesto. La mención a los nazis como el peor de los insultos en boca de una dirigente del partido fundado por un ministro de Franco, trae de inmediato a la memoria visual las famosas fotos del Caudillo conmovido junto al Führer en Hendaya. ¿Qué sentido tiene que los franquistas empleen el término nazi como descalificación? Obviamente es un acto de demagogia que, además, como se ha visto antes, tiene una connotación moralmente detestable y quizá penalmente relevante.

Finalmente, la comprobación de que el PP, la derecha en general, los grupos provida, etc también han acudido a escraches en diversas circunstancias, muy especialmente ante las clínicas abortistas, solo añade un factor más de iniquidad a la posición. Los escraches por los desahucios son el nazismo; los escraches por los abortos son la aurora de la libertad. Pero, en fin, este es el comportamiento típico de los matones. Lo grave de la comparación de los escraches contra los desahucios con los nazis es el grado de irresponsabilidad, atolondramiento e inmoralidad que revela. Muy apropiado para un partido que ha llegado al poder a base de mentir y con la aparente finalidad de seguir expoliando el país en beneficio de sus bolsillos.

(La imagen es una caricatura mía sobre una foto del PP de Madrid, bajo licencia Creative Commons).

divendres, 17 d’agost del 2012

Imágenes del verano. Soportar a Cospedal.

Una de las políticas mas agresiva, bronca, meapilas, reaccionaria y carcunda del PP, Cospedal, afirma que "el gobierno no va a dejar a nadie en la cuneta". En un país que, como todo el mundo sabe, incluida la precitada señora, tiene en las cunetas decenas de miles de republicanos asesinados por los franquistas en la lunga noite da pedra de la dictadura, esta inoportuna expresión podría atribuirse a la reconocida falta de tacto y sensibilidad de la política pepera, a sus escasas luces, a su débil memoria, todos defectos que la adornan de largo. Pero eso es poco creíble. Lo más seguro, dado su caracter hosco, amenazador y bronquista es que se trate de una retorcida amenaza o una especie de siniestra ironía.Téngase en cuenta que quienes perpetraron aquellos horrorosos crímenes, aún vivos en la memoria colectiva y el sufrimiento de los allegados fueron los antecesores ideológicos de Cospedal, en lo político y en lo religioso: el franquismo, que Cospedal no condena y el nacionalcatolicismo del que es ferviente seguidora con peineta y mantilla... y bien rechula que iba ella como si esto, en vez de ser el siglo XXI, fuera el XVI, el de Trento, el que verdaderamente le mola.
Cospedal es un prodigio de  dureza, mendacidad y belicosidad. Como buena reaccionaria al estilo tradicional, anterior a Concepción Arenal, cree que el mejor modo de combatir los incendios es metiendo más gente en la cárcel más tiempo. Como aguerrida embustera y demagoga al estilo de su maestra Aguirre, sostiene que el PP es el partido de...¡los trabajadores! Un partido en cuyas filas militan banqueros, empresarios, terratenientes, aristócratas y todos los millonarios del país que están en política, salvo alguna excepción, es el partido de los trabajadores. El descaro es tan patente que uno se pregunta si la mujer está en uso de razón.
Y si, sí, lo está, al menos en la porción de razón que los dioses le han otorgado. Sabe muy bien lo que dice, cuándo lo dice y a quién se lo dice. Su vida es una militancia permanente, no como la de Rajoy, en la que predominan los momentos en la inopia, cosa que se le ve en el gesto. Nunca habla sin disparar al adversario, a ser posible en juego sucio, y sin proteger a los suyos. Hace un par de años sostenía que la España del gobierno de Zapatero era un Estado policial. En este como en otros infundios y calumnias, citada en los tribunales a declarar por querellas de los agredidos, nunca acude a sostener sus palabras. Lógico, es difícil justificar tanta mendacidad y tanto veneno. La próxima vez que diga alguna de sus habituales barbaridades el juez debía ponerla en busca y captura, como está el marido de la delegada del gobierno en Madrid.
Soportar a Cospedal es algo que Castilla La Mancha lleva muy mal.
(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia Creative Commons).

divendres, 27 de juliol del 2012

La política de la mentira y el engaño





El PSOE acaba de hacer público un vídeo en el que se resume de forma contundente el sentido de la larguísima campaña electoral del PP antes del 20-N. Duró tres años y medio, ya que la derecha, si no está en el gobierno, está en campaña electoral por conquistarlo pues no sabe hacer oposición democrática, cuyo rasgo esencial es la lealtad, un rasgo que desconoce. El vídeo recoge una a una todas las mentiras reiteradas, machacadas una y otra vez en mítines y discursos, la más desaforada demagogia mezclada con la inepcia. Ese corte en el que Rajoy grita que "quieren subir los chuches, demostrando que no sabe de lo que habla ni en esto, es para conservar en un museo. Todo ello ha quedado registrado para que la posteridad pueda hacer comparaciones entre lo que dijeron en campaña y lo que hicieron en el gobierno. La finalidad del vídeo es denunciar la más absoluta desvergüenza de unos gobernantes que hacen lo contrario de lo que dicen y prometen para que quede patente ante todo el mundo y ante ellos mismos que su triunfo electoral es ilegítimo y no tiene valor moral alguno porque fue producto de la mentira, el engaño, la demagogia, la falsedad.
Esfuerzo meritorio y muy de aplaudir pero, me temo, inútil ante la piel coriácea de esta gente a la que la moralidad de sus actos resulta indiferente si gracias a ellos consiguen lo que perseguían, en concreto, controlar el gobierno para poner en marcha sus políticas de desmantelamiento del Estado del bienestar, destrucción de los derechos de los trabajadores, eliminación de los servicios sociales, expolio de los fondos públicos, represión de las libertades, manipulación de los medios y criminalización de las minorías en el ejercicio de sus derechos.
Y todo esto mientras, gracias a su fabulosa incompetencia en todos los órdenes, arruinan el país.

divendres, 13 d’abril del 2012

Cospedal y Humpty Dumpty.

Los discursos de Cospedal son de ordinario verdaderos monumentos al disparate, falsedades y absurdos tan groseros que uno se pregunta si cree estar hablando para seres racionales o para alucinados como ella misma. Tanto que le viene al dedo la famosa conclusión de Humpty Dumpty en su diálogo con Alicia en el País de las Maravillas. Aunque todo el mundo lo conozca de memoria lo traigo aquí para refrescarla, porque siempre es un gozo leerlo y porque pretendo utilizarlo como medida para calibrar las dos últimas intervenciones públicas de Cospedal. Dice así:


“Cuando empleo una palabra", dijo Humpty Dumpty en un tono bastante desdeñoso, "significa exactamente lo que yo digo que significa; ni más ni menos.

"La cuestión es", dijo Alicia, "si usted puede hacer que las palabras signifiquen cosas tan distintas."

“La cuestión es", dijo Humpty Dumpty, "quién manda; eso es todo".


La cuestión es quién manda. En efecto: eso es todo. Y aquí, de momento, mandan Cospedal y los cospedalianos. Por lo tanto, las cosas significan lo que a ellos les da la gana y ni siquiera tienen que mantener una relación discernible con la realidad. La cuestión es quién manda.

Dice Cospedal: "El PSOE está deseando que España sea intervenida". ¿Pruebas? Ni una. ¿Indicios, citas, declaraciones, escritos, algo? Nada. Cero. Tampoco las tenía cuando acusaba al PSOE de haber montado un Estado policial en España. Para Cospedal no es preciso demostrar las acusaciones. La cuestión es quién manda. Es más, la acusación concreta es un ejemplo de la famosa proyección de la derecha. Era ella quien quería que España fuera intervenida cuando gobernaba Zapatero e hizo lo posible por conseguirlo: Aznar torpedeaba los esfuerzos españoles en el exterior mientras Rajoy y otros equiparaban la nación (la "gran nación") con Grecia. La cuestión es quién manda.

Señala, fieramente orgullosa, Cospedal "que nadie venga a decirnos dónde tenemos que ajustar". Claro que no: vamos nosotros a Bruselas a que nos lo digan y vienen ellos después aquí (aquí están ahora mismo) a juzgar qué tal cumplimos las órdenes y darnos unas palmaditas o unos capones. El orgullo patrio es pura farfolla de colonizado complaciente. Pero... la cuestión es quién manda.

Remacha Cospedal con la firmeza de un martillo pilón que "el peligro de intervención no existe". A ver ¿qué creen ustedes que significa "peligro"? ¿Riesgo? Falso: significa "papagayo". Porque si, como admite la propia Cospedal, están tomándose medidas "excepcionales" en una situación "excepcional" y no es porque hay peligro de intervención, solo puede ser porque los papagayos son coloridos. La cuestión es quién manda.

Según Cospedal, el llamado copago farmacéutico (esto es, el sobreprecio que el consumidor tiene que pagar rascándose el bolsillo igual que cuando te sale al paso el bandolero Roque Guinart, como en el Quijote) es necesario para equilibrar presupuesto y sanear el déficit. Falso. Para lo que es necesario es para que el gobierno de Cospedal empiece a pagar su deuda con las farmacias... con el dinero de los contribuyentes, como Roque Guinart. La cuestión es quién manda.

Por último, lo que hubiera sido una apoteosis final si, en vez de soltarse ante un micrófono en alguna desangelada inauguración, se hubiera declamado en el escenario de La Scala de Milán: La RTVE no es imparcial. ¿Qué creen ustedes, bípedos implumes, que significa "imparcialidad"? ¿Neutralidad, objetividad? Mentira. Significa "noches blancas". Porque si se niega la imparcialidad de RTVE habiendo nombrado director de la TV de Castilla-La Mancha al periodista ideólogo "liberal", o sea, de derecha extrema, Nacho Villa y no teniendo nada que decir respecto a los dos aparatos de agitación y propaganda del PP que son Telemadrid y Canal Nou es porque "imparcialidad" es el íncubo que se aparece a Cospedal en sus noches blancas. Por eso portaba la cruz. La cuestión es quién manda.


La Tuerka es grande


Ayer estuve en el programa de La Tuerka, de TeleK, que me ha parecido estupendo. Creo que me he apasionado un poco. Si alguien se ha sentido ofendido, pido sinceras disculpas. Por la forma, no por el fondo.

(La imagen es una foto de IMG_8727, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 3 de març del 2012

Las víctimas y la hipocresía.

L@s mism@s que se rasgan las vestiduras porque los sindicatos hayan convocado una manifestación de protesta el 11 de marzo, aniversario de la matanza de Atocha, son los que, por otro lado, han decidido suprimir la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura. Por lo que parece, no todas las víctimas son iguales. Debe de haberlas de primera y de segunda.

Las víctimas del 11-M son preferenciales o tal cosa se viene a insinuar. Aunque tampoco con mucha fuerza de convicción ya que también es cierto que quienes se rasgan las vestiduras por estas víctimas son más o menos quienes llevan años tratando de deslegitimar la decisión judicial sobre el caso y procurando reabrirlo, convirtiéndolo en un espectáculo, razón por la cual aplauden el anuncio del Fiscal General del Estado de que reabrirá diligencias sobre los trenes del 11-M que el Supremo archivó. Mucho en el fondo no les importan ni las víctimas cuya honra escandalizamente esgrimen. Más bien parece que quieran instrumentalizarlas para otras querellas políticas.

Porque tanto rasgarse las vestiduras en público suena a hipocresía ya que de lo que se trata es de deslegitimar a los sindicatos a los que se está hostigando por todas partes. Cosa tanto más llamativa cuanto que la presidenta de la asociación mayoritaria de víctimas del 11-M, Pilar Manjón, ya ha dicho que no piensa colaborar en la actividad deslegitimatoria y ha aprovechado de paso para dar un dato preocupante: hasta la fecha, la asociación mayoritaria de víctimas del 11-M, la de la propia Pilar Manjón, no ha sido invitada a los actos conmemorativos del Ayuntamiento y la Comunidad.

Que es un acto de hipocresía es patente y, para que lo entiendan las católicas damas que rigen los gobiernos municipal y autonómico, se lo presentaremos con música de esos evangelios que dicen profesar. Vayan a San Lucas (6, 6/8) y lean cómo Cristo sanó a un tullido en la sinagoga y, ¡en sábado!, cosa que los fariseos estaban espiando para acusarlo a continuación de impiedad. Porque el sábado ha de santificarse y en él no puede hacerse nada. Igual que en el 11-M.

(La imagen es una foto de Eric Rojas, bajo licencia de libre documentación GNU).

dimecres, 22 de febrer del 2012

La calle se subleva.

Los trescientos se convirtieron en tres mil; los tres mil, a saber. Los conflictos sociales son muy diversos y dependen de muchas circunstancias, generalmente únicas, razón por la cual lo más peligroso en enfrentarse a ellos con una idea preconcebida. El gobierno reaccionó el lunes con una exagerada violencia contra manifestantes pacíficos, quinceañeros y escasos. Quería mostrarse fuerte, contundente y cosechó una reacción general de rechazo. Hasta los suyos tuvieron que defenderlo acudiendo a las mentiras más insólitas como la de que un anciano ciego había agredido a los antidisturbios. En consecuencia, el martes retiró la policía y la gente tomó las calles a miles pacíficamente para mostrar su repulsa.

La responsable de la brutal agresión, la delegada del gobierno en Valencia, aseguró que se investigarían los hipotéticos excesos pero que no se retiraban los cargos contra los detenidos y ella no pensaba dimitir. Esto es, no ha entendido nada. Suele pasarle a la gente autoritaria. Claro que el ministro del Interior tampoco estuvo más sembrado. Reconoció que podía haber habido algún exceso de la policía pero, acto seguido, echó la culpa a los radicales, esos entes de ficción que no parecen por sitio alguno ya que los únicos radicales que la gente pudo ver fueron los antidisturbios en una danza frenética de carreras y porrazos. Es decir, tampoco ha entendido nada. Debieran dimitir los dos, él y su delegada.

O a lo mejor se orientan hacia otra táctica, la de dejar pasar un tiempo mientras traen refuerzos de otras provincias. Según parece se ha ordenado el traslado de unidades de la policía a Valencia desde Granada y otros lugares. De ser así, las autoridades demostrarían realmente no entender nada. La chispa valenciana ha prendido en muchas otras partes de España, en Galicia, Madrid, Málaga, Baeza. A lo mejor es más necesaria la policía en aquellas que en Valencia. Hoy hay manifas convocadas hasta en las sacristías.

El asunto es que, cegado por la soberbia de su triunfo electoral el gobierno no trae ninguna voluntad de compromiso, de consenso, de flexibilidad. Sus millones de votos y la situación de crisis lo legitiman a sus propios ojos para actuar como si viviéramos en un estado de excepción. Y no es el caso, al menos de momento. El gobierno tiene que respetar los derechos de los ciudadanos y no puede apalearlos por ejercerlos ni tratar de negárselos a base de embustes. Hoy la información está universalizada y no se puede mentir sobre realidades que todo el mundo conoce. Escuchar que los chavales agredieron a los policías, cosa de la que no hay prueba alguna, no solo mueve a risa sino que prueba quien tal cosa dice es un redomado granuja.

Los conflictos tienen siempre una causa. Negar que esta exista suele ser la primera reacción del poder, capaz de afirmar que el conflicto es inventado. Las manifas de estudiantes valencianos protestaban por los recortes en educación que dejan a sus institutos, por ejemplo, sin calefacción en invierno. El argumentario del PP, sin embargo, adoctrina a los suyos para que digan que no hay recortes y los manifestantes están manipulados por intereses extraños.

El problema es que las manifestaciones se han generalizado porque los recortes no solo existen sino que se aplican en toda España. En Valencia, sin embargo, tienen un carácter especialmente inicuo por cuanto, junto a ellos, junto a los recortes, se ha dado en los últimos veinte años un gobierno de despilfarro y corrupción que ha arruinado a la comunidad. Hay decisiones tan delirantes que quienes las hayan tomado no solo no debieran estar en el gobierno sino que debieran estar en la cárcel o en el manicomio. ¿A quién se le ocurre gastar 180 millones de euros del dinero de todos en un aeropuerto sin aviones? Esa es la causa última que el gobierno se empeña en negar y que los estudiantes valencianos han puesto de manifiesto con su acción al vincular los problemas de sus centros con el despilfarro y la corrupción del gobierno autonómico del PP y que está muy resumida en la foto de la derecha: "Arruinar una comunidad, dejar sin medicinas los hospitales, no pagar a los colegios, recortar los sueldos a los funcionarios, tener el paro más alto de España y seguir ganando con mayoría absoluta." Esa mayoría absoluta pese a todo es la que los ha perdido, cegándolos. Ahora tienen el conflicto en toda España y, por los mismos motivos, esos recortes que el argumentario del PP niega al tiempo que los practica con el claro desprecio por la verdad de que hace gala Cospedal cuando dice que España es un Estado policial y no se refiere a su gobierno, sino al del PSOE. Además de esto, ¿no es un insulto que unas gentes puedan arruinar una comunidad antaño próspera por su despilfarro o corrupción o ambas cosas a la vez y se vayan de rositas y, si acaso, diciendo, como dice Fabra que todo es una campaña de la prensa? Vamos, de lo que Franco llamaba la canallesca.

(Las dos imágenes son capturas de Tweeter y presumo que están en Creative Commons. De no ser así una nota en el kontrakt bastará para retirarlas).

dimarts, 21 de febrer del 2012

La dignidad de la gente y la indignidad de la gentuza.


Gente


La que se ha echado a la calle hoy en Valencia, pacífica, civilizadamente, por miles, a protestar por la brutalidad policial ordenada por unos mandos políticos de claras tendencias fascistas.

La gente quetambién pacífica y civilizadamente se ha echado a la calle en Madrid y otras ciudades para solidarizarse con los agredidos en Valencia, pedir el fin de la represión y la destitución de quienes no son dignos de los cargos que ostentan.

El Sindicato Unificado de la Policía (SUP) que ha tenido la honradez y dignidad de calificar de cobardes a los mandos que tratan de escurrir el bulto, culpando a los agentes que han hecho lo que ellos les mandaban.

La decana de la Facultad de Historia que dejó altísima la autonomía universitaria frente a la indigna partida de la porra policial.

Los redactores de Canal Nou, que han tenido la dignidad de amotinarse ante el empeño de los jefes por seguir emitiendo la pócima de mentiras, embustes y provocaciones que realizan habitualmente.


Gentuza


El ministro Ruiz Gallardón, quien afirma que la policia respondió a la violencia, mintiendo como un bellaco a un país que contempló las fotos de cómo los matones policiales aporreaban niños, chicas y ciegos.

La inenarrable alcaldesa de Valencia, epítome de la verdulería nacional, diciendo que los manifestantes "no pasaban de doscientos" que, además de ser mentira, supone que, si los manifestante son menos de doscientos, la policía puede abrirles la cabeza.

La delegada del gobierno que dio las órdenes de apalear indiscriminadamente con el fin de amedrentar a la población civil para que no aumenten las protestas por una situación tan alucinante como la que refleja la foto de la derecha.

El ministro de Incultura, Wert, quien sostiene que los "problemas no se arreglan con manifestaciones", típica hipocresía que oculta que lo escandaloso no son las manifestaciones sino la agresión policial a los manifestantes.

La central de agit-prop del PP en Madrid, llamada TeleMadrid, en donde se calificaron los hechos de ayer en Valencia como "guerrilla urbana", en un episodio más de periodismo abyecto y rastrero lacayo del poder.

dijous, 6 d’octubre del 2011

La farsa del poder y el poder de la farsa.

Hace unos días se celebró en la capital del Reino uno de esos actos de boato y relumbrón que dan la medida de la altura intelectual y moral de nuestro tiempo y nuestro país. Se presentaba el último libro de Pedro J. Ramírez, una obra que, al parecer versa sobre los agitados y decisivos meses que van desde la ejecución de Luis XVI el 22 de enero de 1793 (el dos de pluvioso del año I de la Revolución francesa) hasta el reinado del terror del Comité de Salud Pública con la derrota de los girondinos a manos de los montagnards del 27 de mayo al 2 de junio de 1793 (8 al 14 de pradial del mismo año I). Según se dice es un ensayo de historia al tiempo que una especie de fábula sobre los peligros de la democracia a manos de las turbas radicalizadas, que dan un golpe de Estado e imponen un régimen tiránico. Una metáfora acerca de la amenaza que suponen los indignados (esa chusma de extrema izquierda, al decir de Aznar) para el funcionamiento de la democracia representativa española.

Pero lo importante del acto no reside en el contenido de la obra, que ya habrá tiempo de comentar, sino en la versallesca dinámica de grupo que se organizó en estos momentos de presumibles cambios en las relaciones de poder y la necesidad de la caterva de aduladores y tiralevitas de ocupar buenas posiciones de salida para la nueva época y los nuevos repartos de prebendas, cargos e influencias.

Que el libro no debe de tener mucho que ver con la historia lo atestigua la presencia en la mesa del Director de la real Academia de la materia, Gonzalo Anes, principal responsable de la edición de un Diccionario Biográfico Nacional a imitación del correspondiente de Oxford de 1885 (reeditado y actualizado en 2004) y en el que entre otras prestidigitaciones se oculta que Franco fue un dictador que es justamente lo único que fue.

Si la capacidad del historiador sobrevenido se acerca a la que muestra para manipular la realidad presente como adalid del periodismo amarillo, probablemente de la Revolución francesa quedará poco en el texto. Pero este asunto es aquí indiferente (hasta es posible que el libro esté bien) porque es esa posición de jefatura de la prensa amarilla la que, gracias al papanatismo y la ramplonería de nuestro país, sitúa al autor en una posición de poder que bastantes envidian, muchos temen y casi todos adulan con el espinazo doblado.

Al acto de glorificación del director de El Mundo acudió una nutrida representación del establecimiento político y económico, signo inequívoco del poder mundano. Pedro J. manda mucho y todos le rinden pleitesía. Es cierto que no asistieron historiadores de verdad ni intelectuales, salvo que se considere tales a los paniaguados que el presentado tiene a sueldo en su periódico, quienes se hicieron lenguas del escrito en un país en el que hablar bien de un libro de alguien que no esté muerto se entiende normalmente como un acto de adulación. Y normalmente lo es.

También asistieron Rajoy, Aguirre, Cospedal y la plana mayor del PP, así como Rodríguez Zapatero. Lo dijo emocionado José Bono, ese indescriptible político de la derecha socialista más beata en encendidos trémolos de admiración: que la presencia del jefe del gobierno ya en funciones y el jefe del gobierno in pectore demuestra el poder de Pedro J. Menudo ditirambo de cantamañanas. Sólo le faltó añadir -y no por falta de ganas, sino de imaginación- que el homenajeado había conseguido lo mismo que el Papa, esto es, que los dos políticos más importantes del país se prosternasen ante sus borceguíes rojos.

El poder, ese atributo ante el que se rinden los bonos del lugar. El poder desnudo, crudo, sin preguntar por su legitimidad y su autoridad moral, el poder sin más, la fuerza. Ese poder fáctico que emborracha de tal modo a quien lo ostenta que acaba creyendo que sus fantasías y deseos son realidades. Ramírez piensa que es a él, a su persona y sus méritos a quien rinden pleitesía embajadores, banqueros, ministros y cortesanos, sin percatarse de que se la rendirían por igual a otro Ramírez, Pérez o Fernández que tuviera la misma falta de escrúpulos de valerse de un medio de comunicación para ensalzar su figura, favorecer sus intereses y ajustar cuentas con sus enemigos. Es una confusión intencionada entre el temor que su carácter agresivo y rencoroso inspira y un reconocimiento intelectual inane porque quienes lo prestan tienen menos valía que el que los recibe. Cosa que saben todos, pues necios no son. Pero escenifican la farsa entre luces, flashes y sonrisas porque es la farsa del poder.

Que al acto acudieran Rajoy y los suyos es lógico dado que representan una opción política que necesita el apoyo de los medios que controla el autor de la obra. Que también lo hiciera Zapatero, supuesto representante de una mentalidad progresista (de la que suelen hacer irrisión todos los allí presentes, empezando por Ramírez), abierta, democrática y tolerante no lo es y sólo se entiende como muestra de desorientación moral quizá producida por el fin de su mandato. De probar lo absurdo de la presencia de Zapatero en esa cuchipanda de ruedo ibérico se encargó el propio Ramírez por partida doble, la teórica y la práctica. En lo teórico alabó la categoría de Zapatero que, a diferencia de quienes sólo acuden a sus propios actos sectarios, es capaz de acudir a los actos sectarios de los demás. En lo práctico, al entonar estas alabanzas el director de El Mundo ya sabía que su periódico estaba a punto de iniciar una de esas campañas amarillas contra el gobierno, en concreto el ministro de Fomento, Blanco, a base de las acostumbradas acusaciones sin pruebas procedentes en este caso de un empresario procesado por supuestos delitos y que, probablemente, las usa como estrategia de defensa. Es decir, el presidente queda cornudo y apaleado si bien con una sonrisa que deja a sus electores preguntándose en qué estarían pensando cuando votaron por alguien así.

La humillación ante el poder es un círculo que produce pingües frutos a quienes la practican. El propio Ramírez, husmeando la próxima victoria de Rajoy, de quien hacía chistes no ha mucho, había anunciado su disposición a acudir en socorro del seguro vencedor; él y la opinión pública, de la que se piensa señor merced al uso que hace de sus medios. Un bonito carrusel de recíprocas reverencias en el que el director tira de la levita al presidente in pectore y éste al director. Algo así como aquellos grupos de saintsimonianos que sólo podían abotonarse sus mandiles por detrás, para lo cual precisaban formar un círculo, con lo que ilustraban que todos necesitaban de todos. El periodista del político y el político del periodista.

Esta farsa del poder no se limita a El Mundo. Unos días antes, Cebrián, otro poderoso con su correspondiente claque de tiralevitas en El País, dispuestos a afirmar que el académico es un genio de las letras y un figura del pensamiento, había descubierto que Rajoy sí entiende bien el valor de Prisa, el mismo Rajoy que formaba parte del gobierno que en 1996 intentó meterlo en la cárcel junto al difunto Polanco. El poder rendido ante el poder es como las aguas del Leteo: hace olvidarlo todo en nombre de la conveniencia, incluida la dignidad, convertida en abyección ante los de arriba y soberbia con los de abajo. Democracia en estado puro.

(La imagen es una reproducción del cuadro del pintor "africanista" Lucien Jorez, titulado El discurso).

dimecres, 5 d’octubre del 2011

Lo que viene: xenofobia, racismo y machismo.

En épocas de crisis no solamente se hunden los valores bursátiles; también lo hacen los morales. Mientras que el primero es causa de ruina de muchos, de estrecheces y penuria, el segundo es aun más grave porque mina el fundamento de un orden civilizado de convivencia, propio de una sociedad abierta. Esta lo es porque tiene capacidad para integrar el pluralismo y la multiculturalidad, signos de nuestro tiempo. La crisis económica puede llevar a los sectores sociales que más la padecen a buscar un chivo expiatorio y suelen encontrarlo en otros grupos más débiles, más desprotegidos, los inmigrantes. Es el caldo de cultivo en que florecen los demagogos, que surgen normalmente en la derecha, aunque también se den a veces en la izquierda.

El ultrarreaccionario dirigente catalán, Josep Anglada, pronunció el otro día un discurso incendiario en plena plaza pública, definiendo su partido como la resistencia secular contra la invasión musulmana y llamando, de paso, ratas de cloaca a los indignados del 15-M. Es un lenguaje típicamente populista con dejes de fascismo que trata de dinamitar la convivencia entre comunidades, que genera violencia y por eso se pronuncia ante auditorios de matones cabezas rapadas que cualquier día de estos pueden cometer una barbaridad.

Arrinconarlo en la extrema derecha no mitiga el carácter corrosivo del discurso de Anglada que prende en lo que se presumía era la derecha civilizada. Ejemplo el oficialmente moderado Durán i Lleida que también se ha subido al carro de los prejuicios en contra de la inmigración de la que dice que hay más de la que debiera haber. Es un propósito profundamente injusto en un terreno filosófico pues presupone que las gentes somos dueñas de los territorios, como si fueran masías y que podemos negar el derecho de libre circulación de las personas. No es seguro, sin embargo, que Durán entienda esta objeción. Sí entenderá, es de suponer, otra de carácter religioso (ya que se trata de una político demócrata-cristiano) según la cual impedir la inmigración, incluso expulsar a los inmigrantes, son actos nada caritativos con el prójimo, concepto esencial en el evangelio que Durán dice profesar.

Más llamativa es la injusticia, para entendernos, económica. Los inmigrantes llegaron cuando el desarrollo del capitalismo español exigía mano de obra para los trabajos que los nativos no querían realizar. Por entonces había pocas proclamas xenófobas (siempre hay irreductibles) y se escuchaban pocos discursos en contra de la inmigración. Amaneció la crisis y quienes habían venido a ocupar los puestos de trabajo que nadie quería pasaron a ser los que venían a robarnos los puestos de trabajo. Es tan injusto que da vergüenza. Y que esa injusticia la abone un político cristiano demuestra que hay derechas e izquierdas hasta en la religión.

Todavía más injusto es que el rechazo a la inmigración se haga confundiendo alevosamente los efectos con las causas. Dice Durán que la presencia de los inmigrantes hace bajar el valor de los inmuebles de la zona y que la asistencia de sus hijos a las escuelas degrada la enseñanza. Ambas cosas son ciertas, como todo el mundo sabe. Pero la culpa no es de los inmigrantes sino de unas autoridades que no aplican políticas públicas de vivienda y educación dentro de las pautas morales de integración y convivencia de nuestra sociedad.

Y la injusticia se hace ya sangrante cuando se recuerda que Durán pertenece a un partido de gobierno de la Generalitat cuyos recortes en políticas sociales no sólo no resuelven aquel problema sino que lo agravan.

Junto a la xenofobia, el racismo. Según Artur Mas, hay sevillanos y gallegos a los que no se entiende cuando hablan castellano o español. Es una observación que podríamos llamar de racismo tónico. El concepto de raza, como casi todos los biológicos, se falsea al aplicarlo al campo social y, si se trata del que pudiera emplearse para distinguir a catalanes, gallegos y andaluces, como se ve, sólo puede justificarse en el acento con el que se habla una lengua común. Hablar de ininteligibilidad de unos u otros acentos es una forma de llamar bárbaros a quienes "no se entiende". No es que Mas no los entienda sino que no se les entiende; que no son inteligibles objetivamente hablando; es decir, como buenos bárbaros, son inferiores.

Avanza igualmente a todo trapo el machismo que, por cierto, también es una forma de racismo: hombre superior y mujer inferior. Como hay ley superior y ley inferior. Será por ese aspecto jurídico por lo que el juez Del Olmo, de la Audiencia de Murcia, acaba de exonerar prácticamente a un hombre acusado de decir a su hijo que verá a su madre en una caja de pino en el cementerio, tras recomendarla que camine "como las zorras", mirando hacia atrás y hacia delante. De inmediato la portavoz del Consejo General del Poder Judicial ha asegurado que comprende que se reaccione con estupor ante la sentencia y, desde luego, que se la critique.

Algo más que criticable; la sentencia es injusta porque implica que no se consideran delito las amenazas de muerte. El juez del Olmo acumula ya una larga historia de exculpaciones y revocaciones a hombres condenados por violencia de género por sostener que, para que la Ley que agrava las penas pueda aplicarse es necesario que se pruebe antes la voluntad de dominación machista. Basa ese criterio an la jurisprudencia del Tribunal Supremo que así lo exige. El problema es que esa voluntad ya está en las relaciones matrimoniales ordinarias que son machistas por tradición y, al pedir que se pruebe de forma especial, lo que se está diciendo es que, para castigar por injurias, violencia o amenazas de hombres contra sus parejas es necesario que haya reiteración. Y eso es precisamente machismo.

Xenofobia, racismo, machismo, tres delitos que, si nos descuidamos, pueden volver a ser virtudes.

(La imagen es una foto de josepaulinog, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 27 de setembre del 2011

Hipócritas y demagogos.

La hipocresía y la demagogia son primas hermanas. La primera consiste en decir que se hace lo contrario de lo que de verdad se hace y se piensa. La segunda en lo mismo pero con el fin de incitar a los demás a la acción en defensa de aquello que se dice pero no se piensa ni se hace. La hipocresía es a la demagogia lo que la vida contemplativa a la vida activa. El hipócrita es contemplativo, trata de justificarse ante los demás; el demagogo es activo, los llama a la lucha en defensa de lo que él mismo no hace ni piensa.

Esperanza Aguirre es un ejemplo claro de hipocresía; Mariano Rajoy de demagogia; María Dolores de Cospedal, alumna aventajada de ambos, de las dos. La presidenta de la Comunidad de Madrid dice predicar con el ejemplo a la hora de pedir al personal bajo su responsabilidad que acepte mermas en sus ingresos, condiciones más duras de trabajo, sacrificios y asegura que ella se ha bajado el sueldo un 15 por ciento, pero no dice que, además de su rebajado sueldo, percibe -al igual que los demás gobernantes de la Comunidad- un complemento que, sí, figura en los presupuestos, pero en otro lugar, sin que se especifique qué cantidad corresponde a qué cargo, aunque no debe de ser parva ya que el total anual asciende a casi 600.000 euros. En definitiva, El País acusa a Aguirre de "ocultar" parte de sus ingresos. La presidenta dice que no se oculta nada puesto que la partida figura en los Presupuestos y la Comunidad añade que se trata de una percepción legal. Estaría bueno que, además de añadir una cantidad apreciable al salario de la Presidenta, con lo que éste es mayor que el que figuraba como tal antes de la rebaja, fuera ilegal. El hecho crudo es que Aguirre percibe un salario superior al del presidente del Gobierno procedente de dos conceptos presupuestarios distintos el segundo de los cuales nunca aparece cuando su consejería de Hacienda da cuenta del salario de su jefa, lo que equivale a ocultarlo. Pedir a los demás que acepten mermas salariales cuando una misma está cobrando un sustancioso incremento desde 2008, ya en plena crisis y a la chita callando, como diría ella misma, es pura hipocresía. Es peor, entra en un terreno de abuso de la buena fe de la gente. Si se recuerda que es el mismo personaje que sostiene en una biografía suya que no llega a fin de mesa, el abuso se torna befa.

En el caso de Rajoy la hipocresía desemboca en una demagogia desenfrenada. Pide el voto de los ciudadanos y, entre otras cosas, anuncia una ley de transparencia que él mismo no cumple porque si la cumpliera, los ciudadanos sabríamos a cuánto en concreto ascienden sus ingresos, dado que los pagamos con nuestros impuestos. Pero eso no sucede. Sabemos lo que gana por parlamentario, pero no el sueldo que le paga su partido y que puede ser el doble o el triple de lo que le paga el parlamento. Y tampoco sabemos de cierto si son sus únicos ingresos. Pedir el voto porque uno va a promulgar una ley que no cumple ¿es otra cosa que demagogia? Y demagogia , en efecto, desenfrenada.

Lo mismo, pero al cuadrado, sucede con Cospedal. No paga a nadie, recorta sueldos y subvenciones a ancianos pero sube en un pico el salario de sus altos cargos y tampoco está claro, de momento, cuáles son sus ingresos personales, si son tres sueldos (senadora, secretaria general del PP y presidenta de la Comunidad Autónoma) o dos o uno. Sin contar con que sólo con uno vivirían cinco familias tan ricamente. En realidad, por todo lo que sabemos y mientras no esté clara la cantidad exacta que cada uno cobra, tenemos derecho a pensar que los tres sonrientes de la foto están costando al erario público un millón de euros al mes. ¿Por qué no van a sonreír si la vida les sonríe en forma de opíparos y opacos ingresos?

Llaman a esto transparencia. Forma parte del ritual demagógico de los códigos éticos en cuya redacción e inaplicación inmediata es especialista la derecha. El primero fue el de Aznar en 1993 que jamás se aplicó; el segundo y más reciente, el de Rajoy en 2009 que tampoco se ha aplicado ni se aplicará. Porque si se aplicara, Camps, quien no tiene nada que envidiar a Cospedal en hipocresía y demagogia, no hubiera podido ocultar a las Corts valencianas información sobre las contratas de su administración incluso en contravención de las órdenes de los tribunales y él mismo no hubiera aguantado en el cargo hasta que los jueces lo arrastraron literalmente al banquillo de los acusados. Y mucho menos podría decir ahora que el asunto de los trajes no puede ser delito porque se trata de fruslerías y bagatelas, muy por debajo de su habitual tren de vida . Además de hipócritas y demagogos, van de sobrados por la vida.

Porque esto es lo más asombroso de la historia: que a pesar de su hipocresía, de su opacidad, su negativa a informar y aclarar asuntos que son públicos por naturaleza, sus privilegios, sus episodios de corrupción, sus sermones de prensa sin aceptar preguntas y su desprecio por la opinión pública, la intención expresa de voto de los ciudadanos los lleva a esperar una mayoría absoluta.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 7 de setembre del 2011

La devota calumniadora.

Lo primero que hizo María Dolores Cospedal, recién ganadas las elecciones autonómicas de Castilla-La Mancha, fue encasquetarse una peineta y una mantilla y salir el día del Corpus en procesión, muy castiza y contenta, símbolo de la España profunda, la de los lechuguinos y las señoras bien, a dar gracias a su dios por su triunfo. Exhibía así en público al mejor estilo fariseo su supuesta fe en la doctrina de Cristo, uno de cuyos mandamientos recogidos de la ley mosaica es "no calumniarás". Pero, hasta entonces, no había hecho otra cosa que calumniar porque, por encima de su creencia religiosa, está su ambición política, su afán por exterminar al adversario al coste que sea, incluido, por supuesto, el de la calumnia. Un estilo de hacer oposición que no es privativo de ella pues lo comparte con sus correligionarios, si bien deja chicos a muchos de ellos en punto a maldad, vileza e inmoralidad.

Quien osa decir que el gobierno socialista tiene montado un "Estado policial", pero después no ratifica sus acusaciones ante un juez, debidamente requerida para ello, da por buena la acusación de mentir, injuriar y calumniar. Quien reitera luego la infamia y la mentira y de nuevo, citada a un acto de conciliación judicial por acusar al gobierno de espiar a la oposición, vuelve a escabullir el bulto, adquiere ya condición de redomada calumniadora; que, por debajo de su beatífico gesto y su devota mantilla, es lo que es la citada señora, para quien hacer oposición consiste en insultar al gobierno y acusarlo sin pruebas.

Y como puede verse hoy día, es lo que sigue haciendo cuando está en el gobierno, esto es, oposición a la oposición con las mismas innobles artes de que se valía antes, con el agravante de que ahora, al estar en el poder, ya puede manipular y falsear los datos a su antojo y con igual irresponsabilidad. La misma persona que miente afirmando que el Gobierno del PSOE tiene diez veces más asesores de los que tiene y que recorta un veinte por ciento el presupuesto de su comunidad pero aumenta en 4.000 euros el sueldo de sus asesores, no ha aclarado aún si sigue o no cobrando los dos salarios con cargo a fondos públicos, inmoralidad que alcanza los más de doscientos mil euros al año.

Se trata de alguien que acusa, es de suponer que con las mismas pruebas con que contaba en las otras ocasiones, al anterior presidente de Castilla-La Mancha de haber ocultado el déficit y que en el colmo de la ruindad y la desfachatez lo ha denunciado también por haber borrado los archivos informáticos de su gobierno, ella, que pertenecía al gobierno de Aznar que, en marzo de 2004, al perder las elecciones, procedió a un borrado general de los ordenadores de La Moncloa del que se hizo eco la prensa internacional y del que lo único que se sabe es que costó 12.000 euros al erario público. Supongo que Barreda no habrá hecho lo que Cospedal sostiene y que se tratará de una de las habituales calumnias de ésta, en función del acrisolado principio de que cree el ladrón, etc., etc. Pero algo debiera quedar claro ya a estos infelices sociatas que jamás denunciaron el expolio del Gobierno de Aznar del que Cospedal formaba parte: la clase de pájaros con que tienen que vérselas, su falta de ética y de escrúpulos.

(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 8 de juliol del 2011

La izquierda de la izquierda está a la derecha

No hay modo de justificar esa abstención de los tres diputados extremeños de IU que ha dado el gobierno de Extremadura a la derecha. Se puede decir que igual hace el PSOE aquí o allá y que para pinza la del PSOE con el PP y otras formas más o menos toscas del argumento "y tú más" que nadie de izquierda puede aceptar pues el error del vecino no justifica el mío. También se pueden invocar falacias, como que son los electores quienes han decidido que sea el PP el que gobierne cuando lo que los electores han decidido es que gobierne una unión de la izquierda. Igualmente cabe recurrir a subterfugios más o menos ladinos como que fueron las bases las que pronunciaron cuando también hubieran debido decidir los votantes, votantes cuyo voto ha ido a parar al PP. Se puede decir lo que se quiera pero, al final, el hecho desnudo es que IU ha propiciado un gobierno de la derecha en Extremadura.

¡Y qué gobierno! El señor Monago suena a veces como el Che Guevara con un sentido de la oportunidad inversamente proporcional al del ridículo. Dígase si acaso no resulta ridículo elaborar un discurso tecnocrático en la región más pobre de España y una de las más pobres de la Unión Europea, cuya pobreza echa raíces en una estructura social injusta que se pierde en la noche de los tiempos. Un discurso tecnocrático cuyo eje es negar que haya diferencias entre la derecha y la izquierda, algo que la derecha invoca cuando le conviene. Cuando no le conviene dice que Zapatero es un radical de izquierda. Y no se descarta la posibilidad de que diga ambas cosas al mismo tiempo si también le conviene. La ideología, qué caramba, es un batiburrillo incomprensible y aquí lo único importante es conseguir el poder porque es con él con el que se transforma la realidad en un sentido o en el otro. Y eso es lo que IU ha posibilitado en un caso que va mucho más allá de los ajustes de cuentas porque tiene un gran valor simbólico.

Que esto es así se sigue de que la dirección federal de la coalición abra expediente informativo a los tres diputados extremeños. Por cierto que es de esperar que esta decisión del conjunto de la organización haga reflexionar un poco a los energúmenos que se dedican a insultar a quienes sostenemos que esa abstención no es aceptable. Porque eso es exactamente lo que dicen los órganos federales de IU que declaran a los responsables extremeños literalmente fuera de la política de Izquierda Unida. A ver si se enteran de que no somos los analistas o comentaristas los que lo hacemos (cosa además imposible pues no somos quiénes), que son sus propios órganos federales quienes añaden que no se responsabilizan de lo que suceda en el futuro en Extremadura. Así pues, si no pueden dejar de insultar (vaya izquierda), que insulten a sus representantes.

Ya sé que lo que más irrita al personal es la obvia conclusión de que si los órganos federales de IU dicen que propiciar un gobierno del PP no es de recibo (de donde se sigue que habría que propiciar el del PSOE) es porque, diga lo que diga la teoría de las dos orillas, no son lo mismo. Porque si lo fueran daría igual el uno que el otro y no sería necesario abrir expediente informativo a nadie.

Además de lo anterior IU debe encarar el hecho de que ya está metida en otra de sus habituales broncas en las que los estatutos suelen utilizarse como las mazas medievales. Broncas que suelen provocar escisiones, abandonos, recriminaciones, plantes que dan una imagen de gallinero a un año de la solemne refundación y ocho meses de las elecciones cuyo efecto sobre la intención de voto de los electores es devastador. Cuanto más unida dice estar la izquierda más desunida está y puede llegar un momento en que sus miembros sólo puedan hablarse en la Comisión Federal de Garantías. Francamente, de pena.

(La imagen es una foto de iuelviso, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 21 de juny del 2011

IU: el fruto de la demagogia.

Dijeron tantas veces eso de que "PSOE y PP la misma mierda es"; lo repitieron tanto. Afirmaron con tanta seguridad que el PSOE estaba rendido a banqueros, empresarios y mercados, que sus políticas eran rematademente neo-liberales, que era contrario a los intereses de los trabajadores, los jóvenes, los pensionistas. Le negaron con tanta audacia la "S" de Socialista y la "O" de Obrero, dejándolo burlonamente reducido a Partido Español (PE). Reiteraron tanto que el P(SO)E sólo pactaba con la derecha recortes y medidas antipopulares, que mucha gente acabó creyéndoselo. Parte de esa gente, en concreto, las bases de IU en Extremadura, actuó en consecuencia y decidió que, pues no había diferencias, se abstenía, no apoyaba al PSOE, lo que daba el gobierno de la Comunidad al PP por primera vez en veintiocho años. Al fin y al cabo, ¿no había dicho María Dolores de Cospedal que el PP es el partido de los trabajadores?

Héteme aquí, sin embargo, que aquellas afirmaciones eran falsas, pura demagogia porque sí que hay diferencias; diferencias tan notables para que hoy se reúna la Presidencia federal de IU a fin de decidir qué hace con los extremeños. Es decir, para adoptar una solución en una situación sin salida en la que la coalición se ha metido ella sola, como solía sucederle antes de la refundación de junio de 2010 y sigue sucediéndole después de ella, en una prueba más de que tal refundación no sirvió para nada; que no fue refundación.

La disyuntiva de IU a día de hoy es endemoniada: si acepta la decisión de la federación extremeña y permite que el PP gobierne la Comunidad no es solamente que el Coordinador General, Cayo Lara, quede desautorizado, es que la coalición en su conjunto rompe su solemne compromiso electoral de no permitir por activa ni por pasiva que gobierne el PP. Y no sólo esto: a ver con qué rostro se presenta en las próximas elecciones generales provista de esta ejecutoria de emplear los votos de la izquierda para apoyar a la derecha. No es exagerado augurar en tal caso un batacazo electoral que podría dejar a la coalición fuera del Parlamento.

Pero si los órganos federales imponen su decisión a la federación extremeña y fuerzan el voto a favor del P(SO)E en la sesión de investidura en Extremadura, puede producirse una crisis en la coalición. Dada la patológica tendencia al fraccionalismo y la escisión (personal o en grupo) de una organización que se llama Unida más como conjuro de magia simpatética que como descripción empírica de un hecho, la revocación extremeña puede abrir el enésimo período de sobresaltos internos, recriminaciones y escisiones.

En cualquiera de los dos casos, IU tiene un porvenir inmediato muy problemático. Especialmente porque ahora no puede echar la culpa a nadie de fuera: al sistema electoral, ni al bipartidismo, ni al sesgo de los medios de comunicación. El desastre lo ha montado la propia coalición porque su discurso es tan demagógico y confuso que no lo entiende ni ella misma.

El discurso de las dos otras fuerzas políticas de ámbito nacional/estatal (PP y PSOE) será simple, maniqueo y puede que hasta falso. Pero es claro. Para el PP la culpa de la crisis es de Zapatero que, además, es incapaz de salir de ella porque sus medidas son disparatadas, llegan tarde y son tímidas. O todo a la vez. La solución: votar a Rajoy. Para el PSOE la culpa de la crisis no es suya (en la parte hispánica, es del PP) y está haciendo lo que puede por sacar al país de ella, consciente de que se trata de medidas amargas, impopulares pero que trata desesperadamente de que no perjudiquen (más) el Estado del bienestar. Zapatero acepta su responsabilidad y se inmola en aras del servicio a España. La solución es votar a Rubalcaba. Para IU, la crisis es debida al capitalismo y los otros dos partidos son iguales en su modo de encararla de forma que los dos aplican medidas neoliberales, contrarias a los derechos de los trabajadores y los más débiles en general. Los dos son lo mismo... pero no son lo mismo porque la coalición, para evitar que le cuelguen la pinza de la pinza, se compromete a impedir que gobierne la derecha. Solución: no hay solución, pues Cayo Lara no aspira a ganar las elecciones ni por lo más remoto.

No sé si ha lugar a una requeterrefundación pero me parece que IU haría bien en plantearse una conferencia para aclarar la cuestión de sus relaciones con la fuerza mayoritaria de la izquierda. En las condiciones de la crisis del capitalismo con la angustia que supone para tanta gente, en un momento en que el PSOE lleva pidiendo apoyos para encarar la crisis, IU tiene la obligación de elaborar un programa concreto de soluciones para una alianza de la izquierda. Luego ya se verá si el PSOE lo acepta o no, o le parece muy arriesgado, o no se atreve, o propone otro. Pero que no quede por IU. En fin, que hagan como vean, pero parece absurdo atacar sin cuartel a un adversario con el que luego resulta que no hay más remedio que entenderse.

(La imagen es una foto de iuelviso, bajo licencia de Creative Commons)