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dimarts, 25 d’octubre del 2016

El otro

Después del espectáculo de los socialistas el domingo era de esperar alguna reacción de la derecha. Rajoy, en la presentación del señor Albiol en unos desayunos (en España, la política es muy culinaria) ha hecho unas declaraciones insólitamente largas y hasta inteligibles. Otra cosa es, como siempre, que sean creíbles. Pero, en todo caso, han sido manifestaciones de moderación, reconocimiento y respeto por "el otro". Nada de cantar victoria, como una tribu de indios. Eso se lo dejan a los de Podemos porque ellos se tienen por gente comedida.

Rajoy a lo suyo: la sapientísima abstención del PSOE abre la vía a un gobierno presidido por él, que tendrá muy en cuenta a Cataluña y se caracterizará por su actitud dialogante y negociadora. De este modo, de embuste en embuste, llega a la mitomanía habitual: así España, tendrá un gran gobierno. ¿Qué menos para una gran nación? Y todos en pie, aplaudiendo, el primero el ministro Fernández Díaz, especie de Beria en torpe, que ya se ve cesado por su majestuosa, aunque devota, incompetencia. 

 Lo más llamativo de Rajoy ha sido ese "ponerse en el lugar del otro". Es el abc de toda interpretación hermenéutica: para entender algo del otro, hay que ponerse en su lugar. Aunque él parezca darle un tono conmiserativo hacia los socialistas, quizá alguno de sus innumerables asesores, dado al cultivo de la ética, le haya informado de la importancia y trascendencia de reconocer y reconocerse en el otro, según enseña Lévinas. A lo mejor así comparten entre los dos el pesado fardo de la corrupción. Porque no creo que las tribulaciones del momento, con tanto fútbol que ver, lleve al presidente de los sobresueldos a incurrir en la divina locura de Rimbaud, cuando escribía a un su amigo aquello tan célebre de car je est un autre.

El PSOE tiene un otro dentro de sí mismo y anda autoflagelándose para sacarse ese demonio del cuerpo. Estudia todas las fórmulas posibles para aplicar su decisión sin quedar francamente mal y, encima, ridículo: abstención técnica, de once o de alguno más, para disimular; elegidos a dedo, o por sorteo; en bloque y punto en boca; que cada cual haga lo que quiera y salga el sol por Antequera. En los límites, los guardianes del templo de los horiacios, Javier Fernández y Susana Díaz, no dan cuartel. El primero dice que los diputados deben votar por mandato imperativo. La segunda que, quienes voten otra cosa, deben entregar el carné del partido. Lo del mandato imperativo es anticonstitucional; lo del carné no es cosa que competa a la señora Díaz. Y ahí están los dos PSOEs con sus dos almas de siempre, mirándose sañudamente. El congreso extraordinario promete ser una fiesta. 

Además del otro interno, el PSOE cuenta con un otro externo, un verdadero doble en Podemos. Un doble que se ve a sí mismo como la recta conciencia que muestra su depravación al sujeto, como en el William Wilson de Edgard A. Poe. Podría decirse que entona un peán de la victoria: Podemos es la verdadera izquierda frente a un PSOE rendido a la derecha por voluntad propia. La oposición es nuestra y la haremos en las instituciones y en la calle, como ha comunicado Garzón al Rey.

Es tanto el alborozo en las filas moradas que su figura se acerca más a la del doble de la leyenda del Doppelgänger, ese sosias siniestro que busca la destrucción del sujeto. O así lo experimenta el PSOE que lucha por su supervivencia contra un adversario salido hace nada de la nada pero dotado de armas poderosas: mucho mejor manejo de los medios, incluidos los digitales, un adanismo simpático, un atractivo entre los sectores más juveniles del electorado y un discurso regenerador, omnicomprensivo que nunca se ha puesto a prueba. 

En opinión de Palinuro, en la medida en que Podemos siga siendo un trasunto de IU, retornará a los porcentajes de voto de aquella, pase lo que pase con el PSOE. Mantener movilizada durante tres o cuatro años una sociedad como la española es una quimera. Sobre todo porque la movilización no tiene un objetivo definido, salvo que gobierne la gente. Al propio tiempo, como es de esperar, el PSOE intentará su recomposición. Si lo consigue -cosa nada fácil- asistiremos a la batalla final en la lucha por la hegemonía de la izquierda. Si no lo consigue, no es descartable la aparición de un tercer partido socialista de izquierdas en este sistema político español que ahora queda desbloqueado. Y gracias a esa decisión del CF con la que, en el fondo, nadie está enteramente de acuerdo pues, se recordará, sus partidarios la defendían como el mal menor.

divendres, 21 d’octubre del 2016

Mire bien el PSOE lo que apoya

La Era Gürtel sigue dando episodios tan escandalosos como esperpénticos. El Ayuntamiento de Valencia presuntamente reciclado en lavandería financiera; el señor director general, más dedicado aparentemente a saquear el erario que a cuidarse de aquello que debería dirigir; los capitostes del PP surcando supuestamente los aires a bordo de aeronaves que costeábamos los contribuyentes por medio de la ingeniería empresarial de la Gürtel. Y entre ellos, según se dice, el actual presidente del gobierno, el de los sobresueldos.

Y eso en un día. Calculen los señores de la Gestora socialista lo que tendrán que tragar los próximos cuatro años, mil cuatrocientos sesenta días como este. Miren sus mercedes bien lo que hacen. Y recuerden que, además, estarán dando por buenos los miles y miles de días de los años anteriores de un sistema político que ha funcionado en gran medida gracias a prácticas presuntamente delictivas y continuadas. Estarán aceptando la inepta y maliciosa afirmación de la señora Sáenz de Santamaría cudno dice, queriendo exculparse que en la Gürtel se juzgan hechos del pasado, como si hubiera que juzgar los del futuro.

Dicen los gestores que no hay alternativa. Ni la han buscado y al único que lo intentó lo han mandado al ostracismo.

Miren bien vuesas mercedes qué va a pasar con su partido, que lo tienen en rebeldía. A estas alturas solo pueden ignorar la petición de un congreso extraordinario inmediato (y el consiguiente NO de momento) a base de argumentos trapaceros, de triquiñuelas estatutarias; es decir, dando un segundo golpe de mano, erigiéndose ya en dictadores que actúan en contra de la voluntad de sus representados. Y estudien las consecuencias de esa actitud amenazadora y autoritaria de la señora Díaz, que quiere excomulgar a los réprobos que no voten lo que a ella se le antoja.

Aún están a tiempo de deponer su actitud, dejar de presionar al CF, de intrigar y de recurrir a artimañas, y también a tiempo de escuchar el clamor de las bases en favor del NO es NO.

Terceras elecciones. Pues sí, no pasa nada. Con la Gürtel, la Púnica, la Taula y la Jerusalén liberada cantando todos los días, cada cual sabrá perfectamente lo que vota. Mientras tanto, el gobierno en funciones seguirá cubriéndose de gloria dentro y fuera del país.

dijous, 20 d’octubre del 2016

La buena reputación

Prácticamente no queda nadie libre del pringue de la corrupción en el PP. Las tramas delictivas tenían departamentos de dádivas dedicados a repartir obsequios entre cargos públicos y políticos para propiciar voluntades. Bolígrafos, bolsos, televisores y hasta coches, según la importancia del agasajado y su capacidad de responder luego transfiriendo a las cuentas de la organización cuantiosos recursos públicos. No podían faltar las cestas de Navidad, invento repleto de españolísimos detalles: jamón, embutidos, turrones, cava, mazapanes y mucho espumillón. Algo tan entrañablemente nuestro trae nostalgias del pasado, por ejemplo, la película, también españolísima, Manolo, guardia urbano. El neorrealismo cutre de la posguerra se ha transformado en la época de las nuevas tecnologías, cuando circulan las pantallas de plasma, los teléfonos móviles, los ipads. Cambian los objetos, pero el fondo del trinque sigue siendo el mismo.

Es llamativo el vínculo entre la corrupción y los políticos de la derecha de mayor alarde religioso. Es el caso de la exconsejera de Educación con Aguirre, Lucía Figar, una devota religiosa, lo que a veces se llama una "meapilas", al servicio inondicional de los intereses de la Iglesia en el feraz territorio de la educación. Regala terrenos públicos a órdenes religiosas para sus negocios educativos y cuanto más reaccionarias, mejor; descapitaliza la enseñanza pública y favorece la privada, en especial la concertada, que es un modo de aplicar los recursos públicos a quienes menos los necesitan. 

Consciente la señora en su fuero interno de que su gestión suscita fuerte oposición en todos los estamentos y en la opinión pública, contrata con una empresa de la Gürtel o de la Púnica, o de las dos un informe sobre cómo mejorar su reputación online. Es un documento de treinta páginas repleto de vulgaridades por el que la empresa púnica que lo realizó cobró 21.000 euros. Fondos públicos para estudiar y mejorar la reputación personal en línea de la señora Figar, que no la tiene muy buena. Y eso sin contar los funcionarios que tendría  dedicados a ensalzar sus glorias en Twitter, como hacía su jefa y referente, Esperanza Aguirre.

Es una corrupción muy católica a fuer de española o al revés. Es el precio corrupto de las apariencias. Lo importante no es que el cargo publico cumpla su cometido de modo eficiente, sino que lo parezca; lo importante no es la realidad, sino la imagen. La reputación debe ser buena y si, para conseguirlo, hay que comprarla, se compra. Sobre todo teniendo en  cuenta que se paga con el dinero público, de todos. Es un estilo. Los 21.000 euros no alcanzan ni de lejos a los dos millones de pesetas del erario con el que Aznar quiso comprarse la medalla del Congreso de los EEUU, pero están en esa línea.   

dimecres, 19 d’octubre del 2016

¡Es Cataluña, estúpido!

La infamia que los golpistas del PSOE se aprestan a hacer dando paso a un gobierno del PP, el partido más corrupto de la historia de la democracia, dirigido por el peor presidente que ha habido, tiene una causa oculta, una que nadie menciona, una que los miembros de la Gestora esconden celosamente mientras hilan falacias y sofismas para justificar lo injustificable. Invocan la necesidad de evitar terceras elecciones, sollozan que no hay alternativa, engañan y mienten sobre los procedimientos, los modos, las maneras de actuar dentro de su partido. Hacen lo que pueden para garantizar que, en efecto, esta asociación de presuntos malhechores que ha esquilmado el país, que ha vaciado la hucha de las pensiones y ha llevado a la Seguridad Social a la quiebra, pueda seguir haciendo sus fechorías.

Parece literalmente absurdo que un partido que se dice socialista entregue el país en manos de una banda de supuestos delincuentes de clase. Es imposible que, por muy desalmados y vendidos que sean, no se den cuenta de que, además, con esta decisión, están cavando la tumba de un partido de la izquierda más que centenario. Tiene que haber alguna otra razón que explique un comportamiento tan estúpido como malvado.

Y la hay: el PSOE es un partido español a la vieja usanza. Sus máximos dirigentes son todos nacionalistas españoles que en nada se diferencian en este aspecto de los de "una, grande, libre". Han intuido que, en la coyuntura actual, hay un riesgo para la unidad de España producido por el independentismo catalán a cuyos cantos de sirena presumen (sin ninguna prueba en concreto) que se había rendido Pedro Sánchez. Y han montado una conspiración, han dado un golpe de mano, forzado la dimisión del SG, y se preparan para abstenerse en la votación de investidura para que haya un gobierno de la derecha al que ellos dicen que se opondrán, pero al que, en realidad, apoyarán en una política de unión nacional. Porque, en lo tocante a Cataluña, no hay diferencia entre la izquierda y la derecha españolas.

Solo la rebelión democrática de las bases del PSOE puede, si acaso, evitar esta infamia.

De eso trata mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado El estado se prepara y cuya versión castellana incluyo aquí:

El Estado se prepara

El desbarajuste de la política española tiene muchas explicaciones. Todas se resumen en el término crisis. Una crisis política que ha venido cabalgando sobre otra económica cuyo final no se avista. Al contrario, lo que se avista son mayores dificultades y problemas. Y en el orden político también. Lo que empezó como un resurgir del independentismo catalán, vigoroso en las calles, pero sin incidencia institucional, se ha convertido en la acción regular, cotidiana de gobierno de la Generalitat camino de la desconexión. Y, del otro lado, se han puesto en marcha los mecanismos procesales contra autoridades y exautoridades catalanas en un horizonte represivo que no agrada a nadie.

Esta es la razón última de esa crisis política. Y la verdadera. Su más llamativa consecuencia hasta ahora es la fractura del PSOE en dos. Los de Podemos también se atribuirán parte del crédito en esa división. Es su relato: al aparecer Podemos, regeneración de la izquierda, IU quedó absorbida y el enfrentamiento con el PSOE no produjo el ansiado sorpasso, pero ha dejado al partido partido. Es cierto que Podemos preocupa en el PSOE, pero no tanto como el peligro para la unidad de España que cree ver en Cataluña. Aquella invención de Sánchez acerca de la “ruptura de la convivencia en Cataluña” representa una opinión muy extendida entre los socialistas.

En esta situación, el sector más nacionalista español del PSOE empuja a este partido a una especie de frente nacional vergonzante a base de abstenerse y posibilitar un gobierno del PP. No se atreven a proponer una gran coalición abiertamente (aunque a los más de derechas no les faltan ganas) , así que la disimulan con esta aceptación de un gobierno de la derecha que tendrá su apoyo, sin duda, en todos los asuntos de Estado. Y ¿hay algo más de Estado en España que Cataluña?

Después de diez meses de crisis, esta sigue sin resolverse, pero la urgencia catalana fuerza una solución de “unión nacional”, en la que la derecha manda y el PSOE apoya. Quizá sea el mayor realismo de los socialistas el que les haga ver la necesidad de anteponer los intereses de España a los de su partido, como suelen decir todos. La intención de esta unión nacional es fortalecer el Estado frente al consabido reto.

La idea de que el Estado que quieren fortalecer los socialistas debiera ser muy distinto al que quiere fortalecer el PP, ni se considera. La derecha tiene las manos libres para abordar en su estilo los “asuntos de Estado”, de su Estado y ya ha dado la primera señal de cómo entiende su cometido: considerando que el independentismo catalán es un asunto de orden público. Y de ese cálculo fundamentalmente autoritario y erróneo será cómplice el PSOE.

Dentro del campo socialista, el problema se le plantea al PSC. El patriotismo de partido funcionará, pero será muy difícil que, de esta fractura ideológica del PSOE no salga otra territorial, con un Partit dels Socialistes de Catalunya separado de su matriz. Hasta la fecha, una de las funciones del PSC era influir en el PSOE a favor de Cataluña y trasmitir a Cataluña la conveniencia de apoyar al PSOE. La cuestión se pone muy difícil cuando apoyar al PSOE significa apoyar al PP. Y es una cuestión de supervivencia.

Los preparativos del Estado, no obstante, no van más allá de garantizar el apoyo parlamentario a las medidas que pueda ir improvisando el gobierno, básicamente en el ámbito judicial. Seguirá sin haber iniciativa política alguna, ni propuesta de negociación o acuerdo. Seguirá sin haber, incluso, voluntad de escuchar a la otra parte, como durante la última conferencia de Puigdemont en Madrid. En esas condiciones, en ausencia del contrincante, el independentismo continúa con su trabajo organizativo y legislativo para poner en pie las estructuras de un Estado nuevo. Por primera vez en este prolongado contencioso, el proceso no se supedita a la disposición del Estado a entablar negociaciones sino que continúa con independencia de aquel, de modo unilateral, y lo que se perfila al final del camino es una decisión de carácter unilateral, sea un referéndum o una declaración de independencia.

El Estado trae diez meses de retraso y la negativa a las terceras elecciones demuestra que la intención es evitar que el retraso llegue al año y medio de forma que lo primero que se encuentre el gobierno de España salido de esas terceras elecciones sea una DUI.

divendres, 14 d’octubre del 2016

Homenaje a Orwell

Si el autor de 1984 hubiera conocido la España de Rajoy, Bárcenas, Correa, Blesa, Rato e tutti quanti hubiera traído aquí su famosa novela distópica. Le hubiera fascinado la neolengua de Rajoy, su gobierno y su partido. ¿Se recuerda lo de la paz es la guerra y la guerra es la paz o argumento del espejo? Aplíquese a los momentos culminantes de la sobresoldada retórica del gobierno, su presidente y el partido que también preside:

La "Gürtel" no es una trama del PP, sino una trama contra el PP (Rajoy, 2009).

El PP es y debe seguir siendo incompatible con la corrupción (Aznar, 2010).

El PP es el partido de los trabajadores (Cospedal)

El PP colabora en todo momento con la justicia (Floriano)

El PP encabeza la lucha contra la corrupción (Rajoy 2014)

Hemos conservado el poder adquisitivo de las pensiones (Báñez 2016)

No hay duda, ¿verdad? Es el llamado país Potemkin.

Y ¿qué decir de ese todos los españoles son iguales, que no se le cae de la boca a Rajoy? ¿Qué sino que pertenece a otra obra de Orwell, La granja de los animales, que se rige por el principio de que todos los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros?

Y ya, para nota, el momento culminante, el que supera la ficción y aterriza en la cruda realidad del estalinismo, cuando se borraba la memoria de los enemigos suprimiéndolos incluso de las fotos: esa persona de la que usted me habla.

La crónica de los tribunales parece una mascletá en plena alegría pirotécnica. Aquí no se libra ni Dios, con lo que le gusta el fuego. Por lo que da a entender, Correa cogobernaba el país desde Génova en comandita con Aznar. Luego se abrió al llegar Rajoy, con el que no había química. Pero, según los papeles de Bárcenas, había economía, contabilidad y hasta antropología, en forma de una práctica de intercambio de cuantiosos regalos, un Potlach.

El cuadro que se despliega a ojos de la ciudadanía es una especie de fresco, de mural, de un gobierno y una administración en contubernio con sectores corruptos del empresariado para saquear el país. Y lo de "sectores" tómese por exceso de prudencia pues el mismo Correa asegura que él no hizo nada que no se hiciera normalmente en el sector privado. Eso se llama capitalismo neoliberal.

Es tal la connivencia de la autoridad con la corrupción que hasta cuando actúa por propia iniciativa y siguiendo cauces legales genera situaciones ilegales o, cuando menos, inmorales. Inmoral es que los cuidados del padre de Rajoy, dependiente, se carguen al erario, siendo así que ese mismo Rajoy ha dejado sin subvención alguna a multitud de dependientes que, según son doctrina, son iguales a su padre. Inmoral, cuando menos, es que Cospedal se gastara dos millones de euros en vinos en una cumbre durante su mandato conocido por sus despiadados tijeretazos a todo lo que se movía.

Visto y oído lo visto y oído hasta la fecha y lo que queda por ver y oír, ¿cómo puede la Gestora del PSOE pedir la abstención del partido? Sobre todo, ¿cómo puede porfiar en su empeño a la vista de la rebelión interna de la militancia del partido que mayoritariamente quiere mantener el NO es NO? (Por cierto, puede firmarse en la campaña de change.org). Abstenerse, en definitiva, significa amnistiar políticamente las tropelías anteriores en este momento en proceso penal. Y, asimismo, aceptar cuatro años más de un gobierno de esta ralea que acabará por hundir España.

"De ningún modo", clama un joven portavoz de la Junta llamada Gestora, "todo lo contrario: un gobierno de Rajoy en minoría estará controlado por la oposición y tendrá las manos atadas". Quien esto afirma no conoce bien de quién está hablando (Rajoy y el PP) o a quién está hablando (la militancia del PSOE) o a ninguno de los dos, que es lo más probable. Así que el Señor lo perdone porque no sabe lo que dice.

dimarts, 11 d’octubre del 2016

La Real Academia de San Caco

Palinuro se quedó corto ayer en su post sobre la era Gürtel. El panorama de trincones y corruptos de toda laya tenía detrás una estructura, una meditada organización, que establecía el modus operandi por el que los cargos municipales, a falta de Gürteles y Púnicas, siempre fastuosas, pillaban el dinero por vías trapaceras para atender a la financiación de sus campañas electorales burlando la vigilancia (por lo demás laxa) del Tribunal de Cuentas. Quien dice de las campañas electorales, dice de una capea o un jolgorio en cualquier lugar de alterne de la carretera. Las cosas están así. De momento. Mañana puede salir una estafa piramidal tipo Ponzi de algún alcalde o consejero o presidente de diputación. Lo dicho, la era Gürtel que prosperó justo cuando la mayoría tuvo que apretarse el cinturón. Cosas de la vida.

El PP no es un partido convencional. Es más bien una asociación de intereses. Para algunos jueces, una presunta asociación para delinquir. Los mismos, seguramente, que lo han sentado en el banquillo imputándole complicidad en los supuestos delitos a título lucrativo. Un partido imputado en varios procesos penales. El partido del gobierno. Y no pasa nada. Claro, ni puede pasar, porque ni el partido es partido ni el gobierno es gobierno. Son otra cosa. Acostumbramos a pensar que la delincuencia organizada es cosa de ajustes sangrientos de cuentas, de esbirros que descuartizan a una familia para dar ejemplo o de trata de blancas. Eso es lo truculento. Pero la delincuencia pacífica, económica, simulando acatar la ley, si está organizada, no es menos delincuencia organizada. Y sus miembros, delincuentes. Así que no me parece un disparate pedir la ilegalizacion del PP. Es una idea que tiene apoyo creciente.

Supongo que el gran obstáculo es qué hacer con Rajoy. Es absolutamente imposible admitir la hipótesis de que quien ha controlado este partido hace más de veinte años habiendo sido todo, secretario general, no sé si tesorero y, desde luego presidente, no supiera nada de nada, nada de lo que hacían sus ministros, sus allegados, sus directores generales, diputados, presidentes de comunidades autónomas, consejeros, alcaldes y concejales. Que no vio nada ni escuchó nada ni se percató de nada. Y eso que la Púnica tenía una nómina de regalos de lujo para todo tipo de cargos, televisores de plasma, relojes, bolsos, bolígrafos, vamos un bazar. Y los de las black iban dándose pote por los locales de lujo. Y las cacerías y las fiestas y las bodas, convertidas en espectáculos. Allí nadie hablaba de nada, de subvenciones, de negocios, de pelotazos, nada. Y, si alguien tuviera alguna duda, bastaría con preguntar directamente a Rajoy a cuánto ascendieron los sobresueldos de Bárcenas.

No obstante la pétrea actitud del presidente de la era Gürtel, eso que los medios llaman su "dontancredismo", merecería algún premio. Tiene su mérito aferrarse a un cargo del que debería haber dimitido desde el primer momento de acuerdo con todas las reglas de la política democrática en un Estado de derecho en el que el poder no está por encima de la ley. Así pues, pruébese una solución intermedia. Dado que, siempre que puede, Rajoy afirma haber luchado contra la corrupción como San Jorge con el dragón y ser el adalid de la transparencia y la rendición de cuentas, lo más sensato es que se separe del cuerpo infecto de su partido, que renuncie a seguir sienso su presidente y lo entregue a los jueces.

Y ¿qué pasa con él? Puede imitar a Napoleón III y constituirse a sí mismo en objeto de un plebiscito: Rajoy sí o Rajoy no. Napoleón llego así a emperador, tras haber pasado por el purgatorio de una presidencia de la República. Marx lo tenía en realidad por un rey del hampa, el líder del lumpenproletariado. Me parece que, como a todos los decimonónicos, a Marx le fascinaba Napoleón I y, por eso, a su lado, su sobrino le parecía un estafador. Lo mismo le pasaba a Victor Hugo, que lo llamaba "Napoleón el Pequeño". Y si lo hizo Napoleón el Pequeño, ¿por qué no lo haría Mariano Rajoy, presidente de una gran nación?

A propósito, los azorados cálculos de la investidura asumen que el Rey tenga que recibir a todos los líderes el mismo día. ¿Y? En realidad, puede recibirlos a todos juntos, lo que tampoco servirá para nada, pero es más relajado. Claro que no se pueden contar chistes. Está bien que aparezca el Rey. Da confianza en las instituciones y el personal se entera de que está ahí, como el hombre de Zubiri y Heidegger; está o es ahí que, para el caso, es lo mismo pues no parece enterarse de mucho. Aunque, según los expertos, eso es una ventaja al tratarse de un Borbón. 

dilluns, 10 d’octubre del 2016

La era "Gürtel"

Hace unos días El país consideraba el caso Gürtel el pasado del PP. Las ganas. Si es pasado, será el del eterno retorno y los acusados que se sientan en el banquillo con caretos de velorio serán revenants. Pero no es pasado ni mucho menos ,sino presente de escándalo, bochorno colectivo y amenaza. En sala de torpedos, Correa y Bárcenas (aunque este parece más dado a hablar que a hacer) se aprestan a ponerlo todo otra vez patas arriba con revelaciones que cualquiera imagina. Nadie cree que acepten comerse el marrón ellos solos.

El caso Gürtel simboliza una era, una época de la historia de España, viene de muy atrás, sin duda, pero es de rabiosa actualidad. Un tiempo en el que todo cuanto se ha hecho y dicho ha estado directa o indirectamente relacionado con esa trama presuntamente delictiva que enfangó la política española, desde el gobierno hasta las CCAA, pasando por las más altas magistraturas del Estado. Una era de latrocinio y expolio generalizados. Aquí el que, dedicándose a la cosa pública, no robaba directa o indirectamente era un infeliz pardillo.

Gürtel caracteriza un estilo, una forma de hacer y administrar, una consagración de la doblez convertida en norma: de un lado, la España oficial, la de los desfiles, la mayoría parlamentaria absoluta, los campeonatos de fútbol, los ajustes, duros pero necesarios, para salir de la crisis, pues "navegamos en el mismo barco", la Marca España, las candidaturas olímpicas y el AVE. De otro, la España real, el reinado del hampa. Y un año tras otro.

Todo empezó el 11 de febrero de 2009, cuando se destapó la Gürtel primitiva. Rajoy, entonces en la oposición, reunió la plana mayor del PP en Génova para acusar a la fiscalía de parcialidad y de que lejos de tratarse de una trama del PP, era una trama contra el PP. Pero, no: era una trama del PP y entre los asistentes a aquella rueda de prensa había varios directamente implicados en la Gürtel, como Ana Mato y Francisco Camps, con cara de no haber roto un plato. Y otros tantos relacionados en los papeles de Bárcenas como receptores de sobresueldos de procedencia barcéniga, entre ellos el propio Rajoy, Javier Arenas y la actual vicepresidenta, Sáenz de Santamaría.

Era una trama del PP con Rajoy de presidente y siguió siéndolo cuando pasó a presidente del gobierno. Una trama que estuvo actuando como tal todos estos años. Los episodios, algunos verdaderamente literarios, están en la memoria colectiva. Solo Bárcenas da para un sainete que podría llamarse "esa persona de la que usted me habla", un título entre Oscar Wilde y Jardiel Poncela. Bárcenas, despedido en diferido en la pintoresca oratoria de Cospedal, no era miembro del partido, pero tenía despacho en la sede y coche y chófer. El mismo flamante ex-tesorero que  fue destinatario de un SMS del presidente del gobierno en puro estilo mafioso y, con eso, objeto de una comparecencia parlamentaria de este en la que admitió que en el PP se pagaban sobresueldos, como en cualquier empresa. Es su idea de la política: una empresa y privilegiada porque no se arriesgan los dineros propios sino los del contribuyente.

Desde el comienzo, el PP montó su defensa judicial recurriendo a todas las artes y mañas, las legales y las ilegales. Se constituyó en parte en el proceso contra Bárcenas para acceder a la información y actuar en defensa del interesado. Hasta que el juez lo expulsó por su clara actitud obstrucionista. El juez tuvo que entrar en la sede a practicar un registro porque el PP se negaba a acceder a los requerimientos. Después destruyó todas las pruebas a fondo: se deshizo del libro de visitas y convirtió en pulpa a martillazos los discos duros de los ordenadores de Bárcenas.

A eso llamaba el PP "colaborar con la justicia".

La trama gürtel tenía una hijuela valenciana que había convertido la Comunidad Autónoma en una especie de corral de cuatreros y forajidos en el que docenas de administradores públicos de todos los niveles, autonómico y municipal se habían dedicado a saquear el erario con  procedimientos inverosímiles y voraces prácticas corruptas. Los fondos de esto y aquello, las subvenciones, los dineros presupuestarios, las ayudas a las ONGs y el Tercer Mundo, todo pasaba por la trituradora de la trama y desaparecía en los bolsillos de una  recua de truhanes. Lo de que hicieran negocio con la visita del Papa es de particular escándalo para los católicos, pero que el Ayuntamiento en pleno de Valencia, con su ex-alcaldesa, esté acusado de blanqueo de dinero para la financiación ilegal del partido supera lo imaginable. Valencia es el epítome del robo a manos llenas: aeropuertos sin aviones, museos sin actividad y los chavales en barracones porque no hay dinero para construir escuelas.

La era Gürtel, sí señor. La moda de enriquecerse defraudando a la Hacienda pública es su rasgo. Nadie resultaba ser inmune a ella. Hasta la Casa Real aparecía pringada con los negocios del yerno del Rey y las peripecias de este último, a medio camino entre la caza mayor y la menor así como la administración de un cuantioso patrimonio cifrado por Forbes en unos 2.000 millones de dólares que nadie sabe de dónde han salido y de los que nadie da cuenta.

Esa moda caló hondo y, en poco tiempo, la Gürtel tenía competidores en todas partes. Los administradores de Cajamadrid y luego Bankia, al parecer, se llevaban el dinero a puñados, gracias a aquellas tarjetas black, más negras que sus almas. Esos están también dando tema a las informaciones de tribunales. En Madrid, que para eso es Corte, no solo operaba la Gürtel nacional, sino también una específica autonómica, llamada la Púnica, con episodios más pintorescos que la otra: espías de trapillo para denunciarse unos a otros, contratación de empresas más que dudosas para manipular las redes con dinero público en beneficio de los mangantes del gobierno o de tragacirios como la consejera de educación de Madrid, Lucía Figar, que regalaba el terreno de todos a los curas para sus negocios escolares. No sé cuántos consejeros y prebostes de la Comunidad pringados hasta las cejas en una mezcla de apropiaciones indebidas, mordidas, fraudes, malversaciones y un ataque furibundo a los bienes del común, a base de expoliarlos y descapitalizarlos. La educación, la sanidad públicas al servicio de las privadas como forma de negocio al que no eran ajenos los cargos públicos. Y la señora Aguirre, experta "cazatalentos", no se había enterado de nada. Basta con escucharla para darse cuenta de que esta señora vive en Babia, aunque se cree listísima.

Estamos en mitad de la era Gürtel. De pasado, nada. Un presente descorazonador. Ahora, además de la vocinglería de los políticos están las deposiciones ante los tribunales, las pruebas, los testimonios, las declaraciones de unos y otros, los careos. La fea verdad de la España real se abre paso tercamente, a pesar de los esfuerzos de los medios por ocultarla, hablando de los conflictos del PSOE y hasta de los de Podemos que casi parece que se los inventen. Porque también ellos están untados hasta las pestañas con dineros públicos malversados en formas de subvenciones y publicidad estatal administradas no ya con favoritismo, sino con criterios de auténticos granujas, por los que se financian los medios más serviles, no los mejores y/o los más difundidos. 

Hay dos asuntos de los que la derecha no quiere que se hable: Cataluña y la corrupción sistémica, estructural, simbolizada en la Gürtel y personificada en Rajoy. Justo los dos asuntos que constituyen la realidad en los que hay hechos y no mera palabrería, los asuntos que dominan el presente aunque se quiera ignorarlos. Por más que la televisión organice tertulias con esbirros a sueldo dispuestos a defender lo indefendible, la justicia sigue su curso y ante ella habrás de responder de un modo u otro, Será un espectáculo cuando algún juez reclame la presencia del presidente del gobierno porque así lo hayan pedido los acusados y porque, como todo el mundo sabe, es el responsable principal de este desaguisado, el que se ha beneficiado de él de todas las formas posibles.

La era Gürtel es también en parte responsable del desbarajuste del PSOE, por una vía inmediata y otra mediata. La inmediata son los EREs. El PSOE andaluz está tan enfangado en la corrupción como el PP. La mediata, la convicción a que han llegado los caciques y viejas glorias socialistas de que el conflicto catalán está yendo demasiado lejos y se impone formar un frente de salvación nacional con el PP. De modo que este desbarajuste acabará dando el gobierno al PP si la militancia no lo impide por medio de una revuelta interna que tendrá mayor legitimidad que la que escenificaron los conjurados del CF hace un par de semanas.

La Gürtel es este gobierno y cuando los señores de la Gestora, que tienen de socialistas lo que Palinuro de cura, proponen abstenerse en la investidura lo que están diciendo es que prefieren un gobierno de la Gürtel a uno alternativo o a unas terceras elecciones.

Y eso no es de recibo.

diumenge, 9 d’octubre del 2016

La izquierda servil

Es el destino de España. Mejor dicho, el de las dos Españas. Una de ellas, la tradicionalista, nacionalcatólica, autoritaria y caciquil se impone siempre a la otra, progresista, liberal, de izquierda. Normalmente a la fuerza, pero también por sumisión de esta que comparte muchos principios con aquella y no ha sido capaz nunca de proponer una idea, un proyecto propio, autónomo, de España para contraponerlo al otro, al de Trento. Su tono habitual es ese balido resignado del presidente de la Gestojunta que se ha hecho con el poder en el PSOE. "No hay una alternativa de izquierdas" solloza este político socialista. Ni siquiera la ha buscado. Es el derrotismo y la claudicación de una izquierda servil que hunde sus raíces en la historia. Recuérdese que los serviles son coetáneos de los liberales en las Cortes de Cadiz y, después de estas, impusieron la claudicación durante todo el sigo XIX con escasas y breves y agitadas interrupciones: el trienio liberal, la ambigua Constitución de 1837, la Gloriosa y párese de contar. Del siglo XX, mejor no decir nada.

No caigamos en la tentación de atribuir la pusilanimidad de la izquiera a la idiosincrasia española. Quizá tenga que ver su carácter de clase. No es servil por ser española, sino por ser una izquierda burguesa. Lo mismo pasaba en Alemania por aquellos años. Reunidos en la iglesia de San Pablo, en Frankfurt, 1848, los revolucionarios liberales alemanes salieron en 1849 con una Constitución liberal del Imperio alemán. Muy ufanos fueron luego a pedir al Rey de Prusia que la aceptara, contando con comprarlo con el cargo de Emperador pero este los mandó de vuelta por do habían venido. También allí había liberales y serviles.

Sin embargo, tampoco puede el servilismo atribuirse a la clase burguesa sin más. El marxismo de copypaste no funciona. Burgueses eran los revolucionarios ingleses del siglo XVII y burgueses los franceses del XVIII y ambos, en lugar de someterse al monarca, le cortaron lindamente la cabeza. Burgueses eran los colonos norteamericanos que también en el XVIII se rebelaron contra el Rey Jorge III y no se sometieron, declarándose independientes. Toda comparación es odiosa.

Mientras se encuentra una explicación al servilismo de la izquierda española, podemos detectar su última y más lamentable manifestación. Entre las falacias y sofismas que el señor Fernández reparte generosamente por todos los medios, todos curiosamente a su servicio, hay una muy llamativa: "quede claro que El PSOE no se plantea en ningún caso una alianza con el PP, pero claro que hay asuntos de Estado en los que siempre estaremos con el Gobierno". ¡Asuntos de Estado! Ese es el conjuro, el abracadabra que pone al PSOE al servicio de la derecha, con la íntima satisfacción de todo servil, que va de patriota.

A la derecha tiene el lector la jaculatoria en boca de Rubalcaba en 2013. No es extraño que el ABC le dedicara la portada. Y debió de faltarle el canto de un euro para declararlo "español del año", como hiciera con Pujol. Esa declaración de Rubalcaba consagra la involución del PSOE para convertirse en un partido dinástico, aclara por qué no hubo oposición en la Xª legislatura y explica el hundimiento del PSOE a partir de entonces. Y también explica más cosas. Por ejemplo el reciente golpe de mano en el partido. Lo anunciaba Rubalcaba, incorporado al Consejo editorial de El País y lo suelta este Fernández en su afán por justificarse: tema de Estado, asunto de Estado.

¿Qué Estado? Muy sencillo y para entendernos, el que le cabía a Fraga en la cabeza, según desafortunada expresión de Felipe González. Y ¿qué Estado podía caber en la cabeza de Fraga? Este, heredero del de Franco, con su Rey, sus ideólogos, sus jueces, sus policías, sus militares, sus curas, sus falangistas, sus banqueros, sus latifundistas, sus empresarios y sus caciques. Este, el de España una, grande y libre. Una y solo una, que celebra su alegre diversidad de tierras y gentes. Pero siempre dentro de un orden, sin pasar del "sano regionalismo" (Fraga). Ante ese orden y ese Estado inclina servil la cerviz la izquierda porque ha sido incapaz de forjar otro distinto, democrático, libre, plurinacional. ¿Qué Estado? El de siempre, el enorme e inútil armatoste español patrimonializado por la derecha; el sistema de corrupción y sinecuras en que hacen sus carreras los señoritos de la oligarquía y sus mesnadas de obedientes servidores. Si la izquierda es lo suficicientemente mansa de vez en cuando se le deja administrarlo para que parezca alternancia. Pero sin tocar los resortes del verdadero poder. Se permite a los de izquierdas codearse con los de siempre -con las puertas giratorias, las blacks y otras prebendas- pero no que sean alguien en verdad. Llegado el momento decisivo, se les exige obediencia ciega, servilismo. Y eso lo bordan.

Cataluña es hoy la cuestión, el asunto de Estado. Y, no sabiendo por dónde acometerlo, el PSOE claudica y se echa en manos de la derecha para que sea ella quien haga frente a la insurgencia cívica catalana. Que lo hará -ya está haciéndolo- según su espíritu y maneras, mediante la represión, la coacción, los tribunales, lo que haga falta. Y no bastará con que la izquierda socialista vaya voluntariamente uncida  el carro de guerra del PP sino que tendrá que dar su apoyo explícito a lo que haga porque, ya se sabe, en "asuntos de Estado", el PSOE es uña y carne del gobierno.

Lo tienen apalabrado hace meses. Dice Fernández que se escuchará a la militancia en la que es mayoritario el NO es NO, pero que la decisión sobre la abstención corresponde al CF. O sea, a él, a Susana Díaz y a Felipe González. Y han de tomarla a toda velocidad porque crece la contestación en las bases como cuando ruge la marabunta. Y lo que podía pasar a estos conjurados de opereta es que se impusieran unas primarias y saliera reelegido Sánchez.

Añade en otro lugar el locuaz señor Fernández que la concepción frentista de la política es condenable. Pero él está trabajando para formar un frente nacional con la derecha. No hay inconveniente en creerle cuando dice que la abstención no impedirá una decidida labor de oposición del PSOE. Bueno, no hay más inconveniente que la experiencia de que el PSOE lleve cinco años sin hacer oposición. Démosle, no obstante, un voto de confianza y creamos que se opondrá a los presupuestos y a la ley tal y la norma cual y esto y lo otro. Pero en los asuntos de fondo, de Estado, irá de la mano con el gobierno. Y el asunto de Estado es Cataluña. Cuando la petición de suplicatorio para procesar a Carme Forcadell a instancias del TC llegue al Parlament, ¿qué votará el PSC?

Esa condición servil del liberalismo y el socialismo democrático se ve confrontada por primera vez por una especie de rebelión de la militancia. Esta, probablemente, se entristece al avistar el callejón sin salida a que han llevado los conjurados al socialismo español, se indigna al ver cómo en su nombre se amnistía al gobierno y el partido más corruptos de la democracia y se enfurece con los desprecios de Podemos y las bravatas de Iglesias que ya da al PSOE por difunto. Y lo estará, si las bases no lo resucitan.

El desconcierto de la izquierda, con todo, no acabará aunque el PSOE desaparezca por el sumidero de la historia. No hay nada ni nadie con qué sustituirlo. Se han cargado un partido centenario para nada.

dijous, 6 d’octubre del 2016

Gambito de dama

Sintiéndose triunfador Rajoy, después del desastre socialista del fatídico fin de semana, impone condiciones a los vencidos, los humilla, los arrastra en pos de su carro, como hizo César con Vercingétorix en su triunfo del año 46 a.C. Los hados le han sido favorables y, de una situación agónica y desesperada, lo han puesto en otra de preponderancia, plena de expectativas. Y todo gracias el ingenio de un grupo de conspiradores socialistas que han depuesto al SG mediante una maniobra de palacio y se han encontrado de repente a la intemperie. Trae bajo el brazo una oferta de abstención que el PP no necesita ya que puede imponerla a base de amenazar con una opción peor, unas terceras elecciones que pillan al PSOE descabezado.

Es una situación ridícula. Los conjurados han montado una comisión gestora cuya autoridad es, por decirlo elegantemente, problemática. Está provocando una fractura interna fabulosa y movimientos de fondo de la militancia, un tanto arisca. No saben cómo vender a sus propias bases la abstención por la que tanto han trabajado. Y ahora saben que tampoco pueden vendérsela al adversario.

Sin embargo, la respuesta a esta aparente situación desastrosa es relativamente fácil. Si hay terceras elecciones, el PSOE debiera presentar como candidato de consenso a Pedro Sánchez. Es evidente que reanimaría un numeroso voto de izquierda hastiada de la inoperancia de sus líderes. Para los conjurados antisanchecistas es apurar la hiel del cáliz. Pero, al mismo tiempo, es hacer ver a la derecha que la convocatoria de elecciones no opera como amenaza. Con ello, la derecha rebajará las condiciones, por sabio consejo de su asesor aúlico, Rivera, para hacer posible la abstención del PSOE.

Y ese será el momento en que la gestora o el consejo supremo tendrá que decidir si el PSOE se abstiene o no, si posibilita o no un gobierno del PP presidido por Rajoy. Al tomar esa decisión parece razonable ponderar las consecuencias para la gobernación del Estado de asuntos como la Gürtel o las black. Es un panorama en el que la política tiene un feo tinte penal.

Palinuro sigue siendo partidario del NO es NO por varias razones. En primer lugar no hace a la izquierda cómplice con la amnistía de hecho de las tropelías durante la Xª Legislatura. En segundo lugar, si realmente el gobierno alternativo es imposible pues en el PSOE llegan al golpe de mano para impedirlo, las terceras elecciones parecen la mejor opción. En tercer lugar porque sea cual sea el resultado, beneficiará a la izquierda, bien porque gane por mayoría o bien porque pierda frente a una mayoría aplastante de la derecha. En este segundo caso, el gobierno ya no dependerá del silencio comprado de la oposición.

Y terminamos como Catón el Censor, aunque en sentido inverso: por lo demás, hay que entenderse con los catalanes.

dimecres, 5 d’octubre del 2016

Pasado presente

Los caprichos del destino y las consecuencias, siempre imprevisibles de las acciones humanas, han montado dos espectáculos que resumen los rasgos más característicos de nuestro predicamento colectivo. Y son espectáculos, de acuerdo con la ya antigua y acertada caracterización de Guy Debord de la sociedad del espectáculo. Acertada por encima de otras muchas como sociedad del ocio, del riesgo, industrial, de la información, etc. El espectáculo lo resume todo y en un tiempo de reinado absoluto de lo audiovisual está en todas partes. Pasamos más tiempo viendo imágenes de Rato o de Bárcenas que mirando los vídeos de las vacaciones. La realidad y el espectáculo se confunden; son lo mismo.

Dos matices que explican ese híbrido entre el espectáculo y la realidad. Primero, los espectáculos convencionales tienen un programa. Se sabe cómo empiezan y cómo acaban. No es el caso con los espactáculos reales. A saber cómo acabará el proceso Gürtel, el de las tarjetas black y la implosión del PSOE, que son los tres espectáculos que coinciden en cartel. Segundo, en los espectáculos convencionales todo lo que pasa pasa ante los ojos del espectador, es público. En los espectáculos reales, no todo lo que pasa pasa a la vista, parte es secreta, está oculta. Y la tarea del espectáculo es sacarla a la luz.

Del caso Gürtel dice El País que es el pasado del PP. Eso no es un hecho sino un deseo del periódico. Quiere ver el latrocinio de la Gürtel como cosa del pasado, de ese pasado al que el ministro del Interior aconseja no mirar pues debemos hacerlo hacia el futuro porque lo dice él. Sin embargo, el señor Rato no es cosa del pasado. Su gestión en Bankia y ese bochornoso negociado de las trajetas black son un pasado muy reciente. Tanto que son presente. El señor Rato fue vicepresidente del gobierno. Eso es pasado. Pero el señor Rato está aquí, ahora. No es una reliquia de otro tiempo, como el brazo incorrupto. Su voz se oye todos los días diciendo, por ejemplo, que las black eran parte de su salario. Pues podían haber elegido otro color para calificarlas u otra condición, por ejemplo, tarjetas blind, ciegas. Que ninguna de tus dos manos sepa lo que hace tu tarjeta.

Pero, sobre todo, ese increíble entramado presuntamente delictivo, verdadera empresa del crimen con una cara civil/estafa y otra pública/corrupta es presente, abrumador presente porque esta siendo juzgado. Y una de las misiones de los tribunales es reconstruir los hechos fidedignamente, representarlos, hacerlos presentes. El señor Bárcenas no fue amigo del señor Rajoy en una encarnación anterior, sino aquí y ahora y no hay razón alguna para pensar que haya dejado de serlo.

No es el pasado. Es el presente. El país puede verse gobernado por gentes que pasan más tiempo en trámites procesales que en los sillones de sus cargos, por un presidente cuyo nombre estará saliendo de continuo a lo largo de las vistas y eso si unos u otros no piden su comparecencia por diversos motivos.

A este personal quieren los caciques socialistas que el PSOE entregue el gobierno. Para ello han dado un golpe de mano de comedia de enredo y han descabezado el partido sin calibrar las consecuencias de su asalto. Quieren la abstención para evitar terceras elecciones y, sobre todo, para impedir un gobierno de alianza PSOE-Podemos y quién sabe si también indepes catalanes. Había que destruir el NO es NO y hacerlo rápidamente porque estaba generando mucha simpatía y apoyo populares en la propia izquierda. Por eso, golpe de mano fulminante, destitución del secretario general, nombrado en primarias, desprecio por el sentir de la militancia y constitución de una gestora que, en realidad, actúa como una Junta. Y se han cargado el partido.

Su situación ahora no solo es indigna por el procedimiento empleado sino también ridícula por los resultados obtenidos, que son ninguno. Han dado un golpe de mano y han destituido al líder para ofrecer la abstención del PSOE y han puesto al PP en una situación de fortaleza porque ahora no necesita la abstención. Presume mucho más productivo ir a terceras elecciones -justo esas que el presidente de la gestojunta quiere evitar a toda costa- que considera ganadas dado que el PSOE no tiene candidato.

Realmente, es para felicitar a los conjurados porque debe de ser difícil desbarrar de tal modo.

Lo único que pueden hacer los caciques del PSOE si quieren forzar al PP a aceptar su abstención (antes era concedérsela, ahora es conseguir que la acepte) es anunciar que, si hay terceras elecciones, su candidato por consenso será Pedro Sánchez. Es duro de admitir para quienes acaban de defenestrarlo. Equivale a ponerse en ridículo una vez más, pero a esto ya debieran estar acostumbrados.

Queda pendiente la cuestión de la guerra particular entre las dos fuerzas de la izquierda, PSOE y Podemos. El enfrentamiento por la famosa hegemonía. Es cuestión abierta que dará para mucho debate en los próximos años: el declive de la socialdemocracia, el auge de los populismos, la transversalidad, los casos particulares que cada cual aducirá en su favor en distintos países, la tradición de las izquierdas españolas, etc. Será a su vez otro espectáculo aunque seguramente no llegue al que han ofrecido los socialistas el pasado fin de semana. Pero sea como sea, ninguna de las dos partes debiera olvidar que en realidad rivalizan en prestar servicio a la ciudadanía, a la comunidad.

Reitero mi opinión: en esa deriva del PSOE hacia el PP lo que está buscándose es la formación de una especie de frente nacional español. Lo prueba asimismo la prontitud con que el señor Rivera se ha ofrecido de intermediario entre el PP y el PSOE. Recomienda, además, al PP que no haga sangre con el PSOE y a este que se deje de monsergas y facilite el gobierno de Rajoy. En la formación de ese frente nacional español en contra del independentismo catalán se cifra hoy la salud de la República..., perdón, de la Monarquía.

dijous, 29 de setembre del 2016

El perro andaluz

Recuérdese que, preguntados Buñuel y Dalí por qué su película se llamaba El perro andaluz, contestaron que no tenía nada que ver con perros ni con Andalucía. Lo mismo este post sobre el golpe de mano de los socialistas peperos en contra de Sánchez no tiene nada que ver con Andalucía.

Que Susana Díaz y Felipe González, los dos instigadores de esta maniobra de sombras y puñales por la espalda, sean andaluces, no es aquí relevante. Podrían ser marcianos. En realidad, lo son.

Mientras se ha cocido esta conjura dirigida por Rubalcaba desde El País, el PP estuvo muy callado. Lógico. Informado al detalle por sus submarinos en el PSOE, empezando por sus antiguos militantes, estilo Fernández Vara en Extremadura, comprendió que lo mejor era no hacerse notar porque la gente no sospechara que este plante de los 17 venía movido por su afán para que el Sobresueldos vuelva al gobierno.

Que vuelva el Sobresueldos y el PP, el partido con cinco causas judiciales abiertas. Que vuelvan sin responsabilidad alguna, exonerados de sus fechorías pasadas y dispuestos a cometerlas más gruesas porque, gracias a estos individuos, no hay  modo de librar al país de ellos. Por supuesto, al país, que le den. Esas 17 personas no tendrán que padecer personalmente las consecuencias de las políticas antipopulares e injustas del PP. Y se llaman socialistas cuando son meros vividores de lo público en un clima de corrupción consentida que quieren prolongar porque los favorece.

Supongo que los de Podemos estarán celebrando la quiebra del PSOE, convencidos de que, por fin, ya que ellos no fueron capaces de conseguirlo, los mismos socialistas les facilitaron el sorpasso. Eso ya se verá porque, aunque no lo crean, la razón de que la gente no los prefiera no reside en que los socialistas les "robaran" votos, sino en que, simplemente, no los prefieren y cada vez los preferirán menos por razones de su discurso, tanto en el fondo como en la forma. Pero esto es asunto de menor interés.

El mayor interés reside en ver cómo repercute esta fractura socialista en el único problema real, verdadero, que hay en España: Cataluña. Desde la perspectiva catalana, la situación del PSOE que prácticamente garantiza ya un gobierno del PP con Rajoy a la cabeza, en principio, no tiene consecuencias. La Generalitat proseguirá con su hoja de ruta y, referéndum mediante o no, proclamara la independencia unilateralmente en el último tercio de 2017. ¿Vemos a los neofranquistas, con su retórica imperial y nacionalcatólica, aceptando sin más la separación de la República Catalana? Francamente, no. ¿Los vemos recurriendo a su típico argumentario de la provocación, el matonismo, el porrazo, el pistolerismo y, si es necesario, los tanques? Lo primero (la represión de "baja intensidad") es muy probable; lo segundo (recurso a la fuerza militar), no. ¿Entonces? Entonces, el Sobresueldos descubrirá que la política es algo más que cuidar a tu padre con cargo al Estado, enchufar a tus parientes, ver partidos de fútbol y decir necedades sentenciosas. Descubrirá que ya no basta con robar a mansalva para callar bocas,porque hay bocas que no se callan. Descubirá que hay que tener ideas, extraños entes de imposible comprensión que jamás han visitado su magín. Y, como no las tiene y tampoco tiene fuerza para imponerse, tendrá que tolerar la mediación internacional y tragarse el referéndum que nunca quiso.

Esa es la verdadera razón de la fractura del PSOE y de la inexistencia de gobierno en España: Cataluña rebelde. Lo que une a González y Rajoy es la convicción de que hay que sojuzgar a los catalanes. Lo que los 17 mindundis no toleran a Sánchez es que haya intentado entenderse con los independentistas. Algún día, relativamente pronto, descubrirán que en su aterrorizado rechazo a la perspectiva de que los catalanes decidan y toda la tramoya de la Restauración salte por los aires, se han cargado el país. Dicho claramente: las ambiciones desmesuradas de Díaz, las complicidades de González, el reaccionarismo de Rubalcaba, el derechismo de muchos de ellos y el clientelismo de los más, que deben votar lo que les dicen sus jefes de filas, han cerrado la última posibilidad de un entendimiento civilizado entre España y Cataluña.

Son tan cobardes, lerdos y serviles que no solo se han quedado sin partido. Se han quedado sin país.

dijous, 22 de setembre del 2016

Periodismo de guerra

El titular de El País es tan escueto como un parte de guerra...ideológica. La guerra: "Sánchez pasa al ataque". La ideología: "para eliminar...etc". Lo primero parece ser un hecho relatado en términos bélicos. Lo segundo, un juicio de intenciones como un piano. ¿Qué sabe El País lo que pretende Sánchez? Atribuirle la intención de eliminar la crítica dentro del PSOE puede reflejar también un deseo del periódico o un resabio de algún oscuro pasado estalinista. Una purga, vamos. Esa cosas pasan en los partidos, en todos. En el PSOE no suelen acabar en escisiones; pero todo es empezar. Aunque los 135 años pesan mucho en "la conciencia de los vivos", que diría Marx.

Viene luego la intencionalidad política del diario, gran defensor de cualquier forma de gobierno que incluya al PP. Para lo cual hay que doblegar ese tenaz NO es NO de las bases y la plebe, o sea, la militancia y los votantes. Al efecto ha incorporado recientemente a Rubalcaba al consejo editorial, importante órgano cuya función, como la del Consejo Nacional en tiempos de Franco, es dar la razón al aconsejado. Así se refuerza el bando antisánchez en el PSOE, que anda muy maltratado en las redes. La gente se toma a risa a Felipe González, antaño oráculo de Delfos. Y no digamos a Corcuera. Está luego ese runrún de las supuestas ambiciones de Susana Díaz. De haberlas, son perfectamente legítimas y medirán sus fuerzas, seguramente, en unas primarias.

Pero antes se yergue el obstáculo del gobierno que ha de formarse si de verdad no se quieren terceras elecciones. Ignoro qué batería de argumentos traerá el batallón de los derrotistas para esta segunda ronda, pero Sánchez sigue teniendo un arma tan poderosa como el escudo de Perseo con la cabeza de la Medusa, que petrificaba a quien la miraba: que los partidarios de ceder al gobierno del PP con Rajoy al mando den una sola razón que justifique su decisión, a los ojos de la decencia y el espíritu democrático. 

dissabte, 17 de setembre del 2016

La desvergüenza

Ahí lo tienen ustedes, lavándose las manos de toda responsabilidad en el cenagoso asunto de Rita Barberá, la chocarrera exalcaldesa de Valencia presunta delincuente a la que él lanzaba ditirambos en tiempos gozosos de impunidad y mayorías absolutas. Tiempos en que el dinero corría por las calles de Valencia, dinero de comisiones, de mordidas, de sobornos y que también servía, al parecer, para financiar ilegalmente al PP  y conseguir aquellas mayorías absolutas. Tiempos en que, sin ningún embozo, el sobresueldos proclamaba que Rita "era la mejor", con identica convicción con que llamaba al delincuente Fabra ciudadano ejemplar; al presunto delincuente Camps, su gran amigo; al delincuente Matas, un ejemplo por seguir; al supuesto delincuente Bárcenas, un hombre honrado. La vida de Rajoy es un ejercicio de amistades peligrosas y de supuestas complicidades que cada vez son más patentes. No hay un solo delincuente o presunto delincuente de esa asociación de malhechores que parece ser el PP que no haya tenido el apoyo entusiasta de Rajoy. Todos los delincuentes del PP -y son legión- han sido alabados en público como ejemplos a seguir. De haber sucedido tal cosa, de seguir todos el ejemplo de este banda de facinerosos, de España no quedarían ni las hierbas del campo.

Pero el caso de Barberá es especial, único y muy ilustrativo. Según se desprende de la actuado judicialmente hasta la fecha, la señora debió de convertir el Ayuntamiento de Valencia en los bajos fondos de Mackie el navaja. Toda la corporación municipal menos una persona (y ya es curioso: probablemente, no quiso) está imputada en varios delitos como prevaricación, malversación, blanqueo de capitales, etc. Al frente de esta industria de la mangancia estaba Rita Barberá, franquista de AP en sus primeros momentos, ejemplar hija de jerarca franquista de la prensa. La España más reaccionaria, negra, casposa, represiva con sonrisas, claveles en el pelo, ginebra Beefeater y bolsos de Vuitton. Un espectáculo del más sórdido caciquismo del siglo XIX en tiempos de progreso tecnológico. 

Consíderese la excusa esgrimida por el Sobresueldos para permitir que Barberá siga aforada y obstaculizando la acción de la justicia: ya no tengo ninguna autoridad sobre Barberá. Como siempre con este hombre, una mentira cargada de necedad hasta las cuadernas. Porque si ya no tiene autoridad sobre Barberá es porque antes sí la tuvo y, precisamente usó esa autoridad para poner a la exalcaldesa fuera del alcance de la justicia que este pájaro tanto dice respetar: la hizo senadora para aforarla y, cuando se disolvieron las cámaras, por si acaso, la nombró miembro de la Diputación Permanente de la Cámara para que siguiera aforada, protegida mientras no había Senado. O sea, cuando tuvo autoridad, en lugar de emplearla para forzar a su subordinada a rendir cuentas por sus fechorías, la empleó en esconderla, ocultarla, hacerla inmune a la acción de la justicia. ¿Por qué, aparte de porque es lo que siempre hace: amparar corruptos? ¿Por qué? Es obvio, ¿no? Por complicidad. 

De este modo, el propio Sobresueldos deja clara la mecánica de latrocinio que rige en su partido. Es una especie de trayectoria que muchos, muchísimos dirigentes del PP han seguido. Se afilian al PP para forrarse con negocios ilegales. Una vez que los pillan, no devuelven jamás lo birlado y esperan que en el barullo subsiguiente puedan obtener buenas condiciones penitenciarias para quedar en libertad en poco tiempo a fin de disfrutar de lo apandado.  Pura desvergüenza de franquistas que se piensan inmunes y en buena medida lo son.

Ahora, con este gobierno de hampones, averígüese qué conciencia socialista puede impulsar a muchos dirigentes y exdirigentes del PSOE a pedir a Sánchez que permita un gobierno de esta gente que, del primero al último, no tienen otro objetivo que llenarse los bolsillos  y machacar a la gente del común. Toda su obsesión es evitar terceras elecciones, probablemente porque de ellas saldría Podemos derrotado, igual que C's  y en  menor medida, el PP, mientras que el PSOE aumentaría en votos y escaños y se consolidaría la figura de Pedro Sánchez, a quien esta coalición de dinásticos semipeperos no puede ver ni en pintura por haber recuperado la confianza y la ilusión de la militancia y sus votantes. 

Porque esa es la cuestión. Todos estos socialistas apoltronados e interesados lo que quieren es que gobierne Rajoy. Al fin y al cabo a ellos personalmente les iría bien.

divendres, 16 de setembre del 2016

Ritajoy

Valencia es un pozo sin fondo de corrupción. El caso de Rita Barberá (inocente, inocentísima, mientras no se demuestre lo contrario) es el penúltimo de una serie de otros poblados de personajes tan pintorescos y ridículos como la exalcaldesa valenciana; gentes como Camps, Fabra, Blasco, Cotino, Rus, Castedo, Grau, Costa, Alperi, Johnson, etc., etc. Todos presuntamente pringados en una multiplicidad de contratas, recalificaciones, basuras, ayuda oficial al desarrollo, mordidas, comisiones, y todo tipo de chanchullos y componendas para enriquecerse personalmente al tiempo que se financiaba ilegalmente el partido y se ganaban elecciones con tongo. Llamar partido político a un manojo de sinvergüenzas y mangantes es una de las ironías de este delirio de corrupción de la derecha española.

Incidentalmente, quizá esté aquí la explicación de aquel hecho que a todos llenaba de pasmo: cuanto más gorrinos eran los gobernantes valencianos de modo público y notorio, más votos obtenían. A saber cuánto habrán gastado estos mendas en sobornar al personal, comprar votos y engañar a los electores. Quizá sea la parte valenciana de una situación que también se da en toda España: parece como si, cuanto más roban los gobernantes, más granujas y embusteros son, más votos consiguen.

El emblema, desde luego, es Barberá que ha pasado de ser la Jefa, la reina indiscutible de Valencia durante veintitantos años a ser una sombra huidiza, escondida, vergonzante, que trata de escapar de la acción de la justicia y no dar cuenta de sus presuntas fechorías a lo largo de los años. El episodio en sí es casi de circo: una hortera, estridente, chabacana, literalmente insoportable, malversaba caudales públicos a mansalva, enchufaba a quien le daba la gana por cantidades astronómicas, se daba un vidorro de vicio a costa -y mucha costa- del contribuyente, blanqueaba dineros, se los quedaba y se enriquecía sin tasa. Todo eso presunto, cómo no. 

Dice esta mujer en un insólito escrito con membrete de su partido en el que anuncia su baja del partido del membrete, que no abandona su escaño porque eso sería admitir su culpabilidad. Pero precisamente lo que indica su culpabilidad es que se parapete en su acta para entorpecer la acción de la justicia. Y para cobrar dos mil y pico de euros más de los contribuyentes. Porque somos los contribuyentes, los saqueados durante años al parecer por esta sanguijuela, quienes ahora costeamos su blindaje.

Blindaje que le proporcionó el PP en su momento, cuando saltó de la alcaldía y del que se preocupó personalmente el de los sobresueldos. Con tanta eficacia como carencia de principios, Rajoy no solo la blindó, sino que la metió en la Diputación Permanente para que siguiera blindada cuando no había Parlamento por estar en periodo electoral. 

Y esto es un elemento decisivo. El editorial de El País de hoy, El silencio de Rajoy, insta al Sobresueldos a no esconderse, como hace siempre, y a dar explicaciones del comportamiento presuntamente facineroso de esa señora a la que él dedicó elogios sin cuento durante años mientras ella se lo llevaba presuntamente crudo durante esos mismos años. Que Rajoy hable de este asunto es practicamente imposible y que lo haga sin mentir, una quimera. Rajoy no puede exonerar a Rita porque él mismo es Rita, como es Bárcenas, Fabra, Camps, Matas, Baltar, y el conjunto de sinvergüenzas y presuntos ladrones a los que ha prestado su apoyo y llenado de ditirambos en años pasados.

Dice un periodista de talante reaccionario que a Rajoy no ha podido probársele personalmente delito alguno. Una falacia. Rajoy es políticamente (y ya se verá i penalmente) responsable de una multiplicidad de delitos, una culpabilidad por incumplimiento de su deber de vigilar que esas descaradas estafas, robos y expolios, no se produjeran. Rajoy es el principal responsable político de este lodazal de corrupción en que se ha convertido la política española. Es también el único responsable del bloqueo político en España.

Tendría que haber dimitido apenas comenzado ese mandato que ha sido un  desastre y un atentado contra la dignidad de los españoles. Y su marcha y desaparición de la escena pública, requisito indispensable para que pueda haber una regeneración democrática creíble.

dimarts, 6 de setembre del 2016

Un ejemplo de regeneración democrática

¿Qué? ¿Va quedando claro que esta cuadrilla de sinvergüenzas no tiene límite? Los medios, casi todos comprados por la banda con dineros públicos, siguen hablando de Rajoy como de un presidente democrático normal en un país normal cuando es palmario que se trata de un cacique provinciano que no solamente desprecia la democracia sino que ignora la política misma. Lo suyo es gobernar el país como el que rige su chiringuito: en su propio beneficio, el de sus parientes y amigos. Lo demás, formas, procedimientos, instituciones, usos, leyes, le trae sin cuidado. Lo suyo es nombrar a sus amigos en cargos suculentos con notable perjuicio para las arcas públicas y desprecio de la dignidad de un sufrido pueblo que ya debería haberse liberado de esta tropa de parásitos.

¿Que no es posible mantener a Soria de ministro porque lo han pillado mintiendo en cosas de dineros y paraísos fiscales? Se le compensa nombrándolo a dedo director ejecutivo del Banco Mundial, en violación de todos los procedimientos democráticos. ¿Que no se puede mantener a Ana Mato en un ministerio para el que es absolutamente incompetente (como para cualquier otra cosa por lo demás)? Se la incorpora a los órganos directivos del PP con un sueldazo y se la envía a Roma a cargo del erario a la canonización de aquel siniestro personaje que fue Teresa de Calcuta. ¿Que es imposible conservar en su puesto de ministro de Educación a un ultrarreaccionario meapilas como Wert que ha intentado destruir el sistema educativo español? Se le nombra embajador en la OCDE en régimen suntuario de pachá siempre con cargo al dinero de los contribuyentes.

¿Que no quieren ustedes aguantar más embusteros y ladrones? Docena y media, nombrados a dedo por la voluntad omnímoda del sobresueldos y con el aplauso de sus más fieles y caninos ayudantes. En este caso, el descarado enchufe del ex-ministro Soria en un retiro de lujo, a dedo del Sobresueldos ni siquiera ha podido vestirse con las habituales patrañas con que Cospedal es capaz de presentar las galopinadas más tremebundas de esta gremio de granujas. Si Bárcenas fue despedido "en diferido", este otro pájaro habrá sido contratado  "en adelantado". Y contratado acumulando embustes y mentiras sobre concursos, convocatorias y comisiones evaluadoras para ocultar que es un enchufe decidido personalmente por el Sobresueldo, con el aplauso de sus ministros, en contravención de todas las normas de transparencia.

Y no crean ustedes que se trata de un nombramiento honorífico de esos en que el nombrado pierde dinero y se "sacrifica por la patria". Ni hablar. Si los dioses no lo impiden, Soria cobrará unos 220.000 euros al año libres de impuestos, esto es, más de 18.000 € al mes, o sea, unas veintiocho veces el SMI. Y todo por nada. Como los salarios de Wert, Mato y la miriada de corruptos que pululan por el PP a la caza de chollos, enchufes, mamandurrias, etc. Si  será escandaloso el asunto que ya se han oído murmullos de peperos de cierto peso (Cifuentes, Feijóo, Aguirre, etc), pidiendo que se dé marcha atrás en esta última chulada del Sobresueldos, que regaló a modo de bofetada al tontaina de Rivera a los cinco minutos de perder la segunda votación de investidura. Justo cuando este, Girauta y otros denodados defensores del "Rajoy no, nunca" pasaron a ser los de "Rajoy sí, siempre" sin más, sin abochornarse a pesar de que sus "noes" previos están grabados en todos los vídeos imaginables. Quizá pensaron que este "sí" era la antesala de condigno "¿qué hay de lo mío, padrone?"

El sobresueldos es un franquista arquetípico: no habla de lo que no le interesa y hasta parece que no lo oye; hace lo que le da la gana; no acepta obligación ni responsabilidad alguna por sus actos ni respeta a sus adversarios o colaboradores. Su estilo fascistoide de aparente bonachón del lugar es ya insoportable hasta para los suyos. Estos son y serán solidarios durante un tiempo, pero ya no mucho. Ni ellos, con su espíritu de "a mí la legión" podrán colaborar con el logro final al que apunta Rajoy: que los demás partidos -amenazados, chantajeados, presionados- le permitan conservar el cargo de presidente del gobierno que no merece ni mereció jamás y, con él, el aforamiento que lo salve de la acción de la justicia.

A este portento de corrupción, arbitrariedad e ineptitud es al que querían -y, según parece, quieren- dejar seguir gobernando esos mindundis padrecitos de la minipatria invocando la estabilidad de su propio sillón.

dilluns, 5 de setembre del 2016

Si no queréis terceras elecciones

Después del gratísimo espectáculo del Congreso de los Diputados con el revolcón que sufrió ese zote engreído del Sobresueldos, los personajes, retornan a sus preparativos y gestiones para la siguiente confrontación: si habrá o no terceras elecciones.

Apenas derrotado en segunda votación, el Sobresueldos nominó para director ejecutivo del Banco Mundial al ex-ministro Soria, que dimitió recientemente por haber mentido. Sí, ya sé que si en el gobierno del PP se dimitiera por mentir, no quedaría un ministro y mucho menos su presidente, un embustero compulsivo. La realidad humana es compleja. O quizá estaban ya preparando el nuevo destino de este típico héroe antiprometeico de la derecha, pues si Prometeo sufrió martirio por robar la lumbre a los dioses, este antieolo alcanza la gloria por robársela a los hombres. El nombramiento, por lo demás, tan impresentable que hasta los peperos peninsulares protestan, solo es una muestra más del alcance de la inexistente palabra del Sobresueldos. Promete a Rivera luchar contra la corrupción y lo primero que hace es inaugurar una línea nueva.

Luego de esto, desplazado a la China o algo que ni él sabe en qué consiste, el Sobresueldos ha dejado claro que piensa seguir aferrado al cargo como una lapa, que le corresponde ser presidente, que volverá a intentarlo, que el PP ganó las elecciones (lo cual le da derecho a gobernar según él y su gabinete de prensa, El País), que los demás son un galimatías, que Sánchez no tiene proyecto, bla, bla, bla. Este hombre está dispuesto a que España se hunda antes que hacerse discretamente a un lado y dar paso a otro. Lo suyo es la mentira, el abuso, el chantaje y el yo, yo, yo.

Y esto es lo que los partidarios de la abstención del PSOE, desde González a Iñaki Gabilondo, pasando por Corcuera, Leguina y demás vieja guardia querían infligir a los españoles con razones deplorables, mezcla de miedo, conveniencia y desprecio por sus conciudadanos.

Sánchez, por otro lado, parece haberse puesto en marcha sin perder un minuto. Su llamamiento a Podemos y C's parte de un hecho incontrovertible: 180 votos NO al Sobresueldos y una hipótesis: si hay terceras elecciones, tanto Podemos como C's sufrirán una importante merma de apoyo electoral. Sánchez debe de creer que eso es materia prima suficiente para que Iglesias y Rivera recapaciten sobre su recíproco veto y se avengan a algún tipo de alianza que capitalice esos 180 "noes" en un gobierno de 188 o 189.

No estoy muy seguro de que el socialista conozca bien la idiosincrasia de estos jóvenes políticos, tan narcisistas como oportunistas, carentes de palabra y sentido de la lealtad. Está bien que los incite a reaccionar, limar asperezas y hacer algo constructivo. Pero sin olvidar que, si se mueven, será por intereses de partido o, incluso, puramente personales. Se nota en lo mucho que hablan de los generales. Sin olvidar que Podemos votó "no" al PSOE en la investidura anterior porque quería destruirlo mediante la apolillada estrategia del sorpasso anguitiano y que C's ha pretendido afirmar la continuidad del gobierno del PP, el más corrupto de la historia de la democacia española.

Y la mejor manera de llevar esta intención a puerto es recordar que las terceras elecciones son una posibilidad tan digna como otra cualquiera para desatascar una situación imposible. Para Palinuo, que no tiene la menor fe en la lealtad de Podemos o C's a un proyecto genuinamente regenerador, es más que digna: es muy legítima y hasta conveniente. Quienes dicen que no debe haber terceras elecciones porque darían mayoría absoluta al PP o repetirían los resultados, olvidan que los electores hemos absorbido mucha información nueva en los últimos meses, que unos líderes, como Sánchez, se han crecido; otros, como Iglesias, se han venido abajo; otros, como Rivera, han resultado tigres de papel; y otros, como Rajoy, han mostrado su auténtica y repulsiva faz moral. Corresponde, pues, señalar siempre que, si no se llega a un acuerdo pronto, flexible y realista con Podemos y C's, las elecciones son un buen recurso.

Los dos emergentes deben ser capaces de sentarse juntos. Si Podemos no traga a Rivera y quiere excluirlo del acuerdo a base de incorporar a los indepes catalanes -cosa que a Palinuro le parecería de perlas- lo que tiene que hacer es llegar a un acuerdo con ellos por su cuenta y llamar luego a las puertas del PSOE. Aquel acuerdo no tiene por qué ser difícil: las cariñosas (y para Palinuro incomprensibles) palabras de Rufian para Podemos en el Congreso apuntan en el sentido de que cabría un entendimiento entre Podemos y los independentistas. Si es así, ¿a qué esperan? Séllenlo y vayan luego a hablar con el PSOE.

A su vez, C's también puede mostrar su buena voluntad para constituir un gobierno que evite las terceras elecciones, ofreciendo su abstención a un pacto de las izquierdas.

Pero, en todo caso, son los emergentes los que tienen que hablar (y, en el caso de Iglesias, insultar y amenazar) menos y buscar soluciones por la cuenta que les trae ya que para ellos las terceras elecciones sí que son muy desaconsejables. Pero solo para ellos.

dimarts, 30 d’agost del 2016

Váyase de una vez, hombre

No se humille más. Deje de gimotear y arrastrarse. Deje de llorar. No haga más el ridículo. No se rebaje más ante el partido al que trataba con desprecio hace un par de lunas. No siga sacrificando el país a sus intereses o, mejor dicho, su interés, que solo consiste en mantenerse aforado. No siga abusando de la paciencia de los españoles. Deje de chantajear, de hacer jugarretas de colegio de monjas. Deje de retorcer el calendario. Deje de esconderse detrás de sus subordinados y de cualquier advenedizo, presto a servirle de bayeta, como Rivera. Deje de prolongar la agonía de un país que trata de salir del hoyo en donde lo ha metido usted. ¿No ve que la prensa internacional no da crédito al abuso de esta situación? Ya sé que no es el Marca y que usted no lo leerá pero el New York Times lleva meses hablando de la "parálisis de España". Por último, deje de destruir su propio partido en el que es imposible que no haya corrientes de resistencia a su absurdo empecinamiento en gobernar un país que no lo quiere a usted ni como conserje. Y deje de creer que el Rey es usted, en el fondo su verdadero problema, como siempre pasa con los espíritus de dictadores.

Porque ¿qué significa esa afirmación suya de que seguirá intentándolo después de la segunda votación negativa? ¿Se cree usted el Rey? Con sus segundas calabazas debajo del brazo, usted tiene que ir a La Zarzuela a reconocer que ha fracasado y devolver la iniciativa al monarca que ya verá a quién designa, después de una nueva ronda de conversaciones. ¿Qué es eso de que "lo seguirá intentando" como si se tratara de una heroicidad suya y servicio a la Patria frente a los empecinamientos de sus adversarios?

De heroicidad, su comportamiento de garrapata no tiene nada. Escondido, parapetado, aferrado al sillón se ha tirado usted más de sesenta días desde las elecciones sin hacer nada porque, entre que es usted un incapaz y no hay nada que hacer, su margen es más bien escaso. Usted pretende seguir gobernando como si aquí no hubiera pasado nada. Como si usted no estuviera bajo sólida sospecha de corrupción de haber cobrado 400.000 € de la caja B y aparecer cuarenta y tantas veces en los "papeles de Bárcenas", como si su partido no fuera una presunta organización de malhechores. Usted no quiere saber nada de eso y su socio ciudadano, que tantos grititos daba contra la corrupción, tampoco. Es lógico. Se trata de un verdadero mar, un océano de corrupción y ustedes se pierden en ella. Vamos a ordenarles algunos datos:

El PP está acusado por diversos conceptos o investigado en cinco procesos penales.

Tiene imputados, procesados y/o condenados a: 4 ex-ministros de Aznar y usted mismo; 4 expresidentes de Comunidades Autónomas; 6 ex-diputados y ex-senadores; 17 ex-consejeros de CCAA; 9 ex-diputados autonómicos; 7 ex-presidentes de diputaciones; 11 ex-alcaldes; 4 tesoreros nacionales del partido; 3 gerentes territoriales. Hay que añadir algunos otros casos como el de la corporación municipal de Valencia en pleno con la inenarrable señora Barberá a la cabeza. Quien quiera confirmar o contrastar datos o saber más de esta pocilga que acuda al documentado reportaje del El Plural ¿Nos merecemos un presidente como este?

Sale una muchedumbre. Una muchedumbre de sinvergüenzas. El PP es un partido de neofranquistas sinvergüenzas. Usted no puede imponer que el país siga desgobernado por esta gente, por utilizar un nombre suave. Y hasta los timoratos y gazmoños que se escudaban en el superior interés de España y su estabilidad (muchos de ellos socialistas) para pedir la abstención del PSOE se han callado abrumados por la evidencia. Un no-gobierno es mejor que un gobierno de esta tropa.

Y luego, elecciones, el normal procedimiento en democracia de resolver estas situaciones.

Diz que hay otras opciones. Sobre eso, el post siguiente.