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diumenge, 7 de novembre del 2010

La mala uva de San Pedro.

Imagínense que, a petición del Vaticano, Zapatero va de visita a la Santa Sede y, en el momento de pisar la Plaza de San Pedro, larga a los periodistas que en el Vaticano hay una guerra declarada contra la Razón, que se defiende a machamartillo la superstición, que se está a muerte contra el espíritu de la Ilustración, que el Papa es el último monarca absoluto de Europa pues concentra en sí los tres poderes, que la Iglesia es furibundamente misógina y en el clero abunda la pederastia, que se respira un clericalismo trasnochado, que se predican barbaridades en contra de la salud reproductiva y de la lucha contra el SIDA en continentes enteros y que se vive en la pompa y el boato, contrariamente a la letra y el espíritu del Evangelio. Cabe imaginarlo pero todo el mundo sabe que es imposible. Zapatero es un hombre bien educado y no ignora que, cuando se va de visita a casa de otro, no se entra por la puerta criticando, regañando, poco menos que insultando. Como hace el Papa.

Sostiene Benedicto que la batalla decisiva entre la verdad y el error se libra en España. Ya tenemos a España otra vez de adelantada de la Cristiandad. ¡Qué cruz, Señor! Debe España volver a los tiempos en que fue "generadora de fe" y no repetir las épocas de descreimiento y laicismo "agresivo" al estilo de los "años treinta". O sea, la nefanda República, cuyos hijos, vilmente asesinados por los nacionalcatólicos y sepultados en fosas comunes, están resurgiendo del abandono y el olvido. Quiere Benedicto la España de Trento, la de la Contrarreforma, la de la Inquisición, en buena medida, la de Franco. Y considera la lucha por alcanzar estos objetivos prioritaria en la acción de la Iglesia, su estrategia, como dicen los de Marketing, lo cual explica la insólita furia con que la jerarquía española sacó a la calle en la primera legislatura de Zapatero al PP y a sus fieles, en la medida en que no fueran coincidentes. Estoy seguro de que el Papa no entiende cómo se puede ser católico fiel y votante socialista, no digamos ya diputado o ministro del maligno.

Ese deseo paladinamente formulado viene de consuno con el filosofema más caro al Santo Padre: la necesaria conciliación entre la fe y la razón y entre la fe y el arte, matiz sutil. Las relaciones entre la razón y el arte obviamente no son de su incumbencia. La fusión entre la fe y la razón es un imposible metafísico porque la razón no puede dar por cierto nada de lo que la fe considera base misma de la verdad, esto es, el misterio. Cuanto más misterio, más fe y, claro, menos razón. El verdadero Benedicto XVI es el de la lucha a muerte entre la verdad y el error que no pueden fusionarse porque son antitéticas, como lo son la fe, esto es, la verdad (¿o es que la fe yerra?) y el error, esto es, la razón que, además, reconoce que yerra.

Así que de fusión, nada: aniquilación. Por eso avisaba Público de que el Papa venía a España en son de guerra. En son de guerra con el dinero de tu enemigo y protegido por las fuerzas armadas y de seguridad del enemigo. Eso es una victoria y no lo que dice el sabio Sun-Tzu.

Leo que la visita no cumple las expectativas de público. Vaya por Dios. Y eso que los obispos habían predicho que con el Papa llegaría el cuerno de la abundancia, una lluvia de millones. No son los mercaderes los que están en el templo; es el templo el que va a los mercaderes. Con todo, era previsible. Este Papa duro, intransigente, inflexible, frío, altanero, orgulloso, que dice cosas tan apartadas de la experiencia cotidiana de la gente, despierta escasa simpatía. No es un Papa cálido, como Juan XXIII, ni espontáneo como Juan Pablo II.

La pregunta es qué pintaba en Santiago el vicepresidente Rubalcaba que, en su condición de ministro del Interior, tiene cosas más importantes que hacer que ir a ver como le dan botafumeiro a Su Santidad. Por supuesto, desde el momento en que el sucesor de San Pedro viene escoltado por dos cazas de la fuerza aérea, parece que no viene solo a charlar con la sociedad civil y la autoridad tendrá que recibirlo. Pero la imagen es que el Gobierno cede una vez más a las imposiciones de la Iglesia. La política de appeasement es un error, ya lo dice Aznar. Se han tragado el proyecto de ley de libertad religiosa con el mirífico argumento de que "no es urgente". La libertad religiosa no es urgente. Y por eso prometía su cargo el Vicepresidente hace diez días con un crucifijo. Y ahora Benedicto XVI celebra su victoria luciendo a su lado los despojos del vencido, como el Rey que mostraba la cabeza de su contrincante clavada en una pica. No es el extremo de Rubalcaba pero es el camino.

(La imagen es una foto de Catholic Church (England and Wales), bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 29 d’octubre del 2010

El Papa que viene

En unos días llegará el Papa Benedicto XVI a España; el seis de noviembre estará en Santiago y el siete en Barcelona. Es una visita que tiene movilizados a algunos sectores sociales, unos a favor y otros en contra. Hay quien ya anuncia un "pack" de dos DVD con la Visita del Papa a España, 2010 por 19,95 euros, o sea, 20 euros, para entendernos. Los dos DVD recogen, según reza el anuncio toda la visita realizada el 6 y 7 de Noviembre de 2010 a Santiago de Compostela y Barcelona; por su Santidad; con detalles exclusivos de los actos y la totalidad de las ceremonias y actividades celebradas en ambas ciudades. Otros sectores están movilizándose en contra. Por ejemplo hay una página en Facebook titulada Visita del Papa a España: No con nuestros impuestos si bien la que tiene éxito es otra titulada No a la visita del Papa a España. No con mis impuestos referida a la tercera visita de SS, anunciada para agosto de 2011 y que cuenta ya con más de 76.000 seguidores en la red. De momento, esta vez lo tendremos aquí en una semana y, a lo que parece, según cálculos solventes pagaremos a escote unos treinta millones de euros para sufragar el rulo del Papa y que éste nos regañe y recrimine lo licencioso de nuestras costumbres.

Viene como Sumo Pontífice de los católicos españoles, que son la mayoría de los creyentes en nuestro país, aunque luego una mayoría de esa mayoría precise que es creyente pero no practicante. Tengo para mí que este fenómeno de una mayoría de católicos no practicantes es una prueba indirecta del machismo residual de la sociedad española. Muchos católicos viejos españoles creen que ir a la iglesia es cosa de mujeres. Es verdad que si uno visita los templos los festivos verá que los fieles son casi todas "fielas". En todo caso esa mayoría se apresta a recibir por segunda vez a su pastor, pues la visita es pastoral.

Pero el papa tiene también condición de Jefe de Estado y por lo tanto la visita es también de Estado, razón por la cual Zapatero irá a despedirlo a Barcelona. Esta doble naturaleza del Papa, como pontífice y jefe de Estado está muy a tono con una religión que adora a un dios, Cristo, también dotado de dos naturalezas aunque, como el Papa, sólo una persona, según el credo de Nicea. No viene aquí al caso pero es cierto que las dos naturalezas de Cristo trascienden las del Papa aunque por motivos distintos: por lo más (no es lo mismo ser Dios que ser su representante en la tierra) y por lo menos (pues tampoco es lo mismo ser un hombre que ser jefe de Estado).

Esa doble naturaleza papal tiene un efecto perverso en los países que lo acogen porque se trata de un Jefe de Estado que se inmiscuye en la política del Estado que visita en función de los criterios doctrinales defendidos por él mismo como pontífice.

En una visita ad limina ayer de unos obispos brasileños, el Papa ha formulado un prontuario de la acción política de la Iglesia con carácter general y que deja en claro el espíritu con el que viene a España y lo que quedará recogido en los DVD citados. SS recuerda que los católicos deben servirse del voto y decide asimismo que la iglesia, sus pastores, están obligados a pronunciarse sobre asuntos morales y políticos cuando, "así lo exijan los derechos fundamentales de las personas o la salvación de las almas". Doble necesidad de nuevo, en función de la doble naturaleza: la humana (derechos fundamentales) y la divina (salvación de las almas).

Dado que la salvación de las almas es terreno proceloso en el que todos los gatos son pardos, resta por averiguar qué entiende SS por derechos fundamentales y aquí la respuesta es estremecedora no por los derechos en sí sino por su titularidad subjetiva pues Benedicto XVI reconoce al sujeto de tales derechos en el nasciturus desde el momento de la concepción hasta el de la muerte natural. El Papa no da puntada sin hilo celestial porque esto quiere decir en román paladino que de aborto nada y de eutanasia, menos. Es más, los cristianos tienen un deber de acción, incluso en contra de la mentalidad de este mundo cuando se traiciona la esencia del ideal democrático, cosa que sucede cuando los proyectos políticos "proponen abierta o veladamente descriminalizar el aborto o la eutanasia". Como sea que, por mandato canónico de la finalidad reproductiva del matrimonio y las relaciones sexuales, cualesquiera mecanismos contraceptivos están condenados, no es difícil ver que el Sumo Pontífice está atrincherado tras las convicciones más cerriles e inhumanas de su obtuso credo, aunque con alguna gazmoñería filosófica sobre las relaciones entre la razón y la fe.

De paso también viene el Papa a decir a los españoles a quién deben votar. Se desprende de la astucia sibilina típicamente vaticana de la declaración papal: primero se dice que hay que votar y a continuación se aclara a quién no hay que votar, con lo cual la injerencia está hecha aunque no lo parezca: en España hay que votar al PP porque es el que se opone a la despenalización del aborto y la eutanasia.

Dice el embajador español en la Santa Sede, Francisco Vázquez, un católico practicante y hasta algo beato, que las relaciones entre España y el Vaticano están a partir un piñón y se muestra muy agradecido a la labor de Fernández de la Vega, que ha sido el principal baluarte de la iglesia católica en el gobierno mismo de Zapatero. Cuántas no habrán sido las concesiones de De la Vega a las pretensiones clericales que hasta monseñor Rouco Varela se hace lenguas de ella.

No sé cómo estarán las relaciones pero el Papa viene a España, Estado no confesional en teoría, a decir que Dios debe estar en el espacio público. Excusado decir los cruficijos. Añade por último Su extremosa Santidad que es partidaria de la educación religiosa y de la enseñanza religiosa y plural de la religión en las escuelas públicas. Lo de religiosa y plural es una muestra de la retorcida sofística de Benedicto XVI, capaz de formular lo que cabe llamar una síntesis antitética. Religión, especialmente el catolicismo y pluralismo son términos antagonistas. Es decir, no sé cómo estarán esas relaciones, pero Benedicto XVI viene en son de guerra dialéctica.


(La imagen es una foto de Catholic Church (England and Wales), bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 7 d’octubre del 2010

Apostillas a lo que se oye y ve por ahí.

En su ardorosa y documentada defensa de las corridas de toros el senador Pío García Escudero dice que si él fuera toro preferiría morir en el ruedo a acabar en la oscuridad de un matadero tras una vida aperreada de pueblo en pueblo. Vamos que el toro es como el negro de Nicolás Guillén que pedía su pan "de puerta en puerta". Si don Pío fuera toro no podría preferir nada porque habría otro don Pío prefiriendo por él y en su nombre.


Diz el mismo senador que al final Picasso quería ser toro; es posible. Cierto que se veía como el Minotauro. Pero el Minotauro no es un toro sino la imagen de alguien que piensa como un toro y embiste como un hombre.


La próxima visita de SS. Benedicto XVI a esta tierra liberada de sarracenos será un negocio espiritual y económico, promete monseñor Martínez Camino, ese clérigo tan atildado. ¡Quién iba a decir a Cristo que lo refutarían sus propios seguidores y que sí, que se puede servir a Dios y a Mamón al mismo tiempo!


Para que haya postzapaterismo es preciso que haya habido zapaterismo, cosa que no consta, al menos con la densa machaconería que se dio al felipismo.


Seis meses de cárcel por atar a su perro al coche y arrastrarlo durante 700 metros. Bien, muy bien. Y ¿qué condena recaerá sobre los que alancean toros, los matan a golpes, los abrasan o los rematan tras una lucida faena, probablemente porque han nacido para el luto y el dolor? ¿Sobre los que precipitan cabras al vacío?


España ha vivido por encima de sus necesidades, según el gobernador del Banco de España. Ahora le toca vivir por debajo, en justa penitencia. Y ¿quién determina las necesidades justas? Eso es algo tan quimérico como el precio justo o la guerra justa.


Además, el Banco de España, ¿es de España?


La SGAE hackeada a lo grande. Aquí se juega algo muy importante: el derecho de propiedad privada. Uno puede poner un aviso de Prohibida la entrada en un terreno, un bosque, un prado, un local, pero no puede ponerlo al comienzo de una sinfonía o una novela. Algo está mal. ¿No?


El Gobierno teme que Venezuela se convierta en una base de etarras, como lo fue Francia en su día. Pero ¿no era Venezuela el lugar al que otro gobierno español de Felipe González mandaba los etarras a puñados a raíz, creo, de las conversaciones de Argel? Los venezolanos deben de alucinar ante la volubilidad hispana.


Michelle Obama no es la mujer más poderosa del mundo sino la esposa del hombre más poderoso del mundo, que no es lo mismo.


El Fondo Monetario internacional quiere un "plan B" del Gobierno español, por si falla la reducción del déficit, lo que es la vía más segura para que la reducción del déficit falle.


El Danubio bajaba azul para los enamorados...

...ahora, si Dios, que es todo amor, no lo impide, bajará rojo.


(La primera imagen es un grabado de la Tauromaquia de Goya, "Juanito Apiñani en la plaza de Madrid", que está en el dominio público.)

(La segunda imagen es una foto de LuChOedu, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 21 d’octubre del 2009

Golpe de mano vaticano.

Mediante una Constitución apostólica, la norma más alta dentro de la panoplia de decretos de que dipone el Papa, la Iglesia católica establece la vía para integrar en su seno colectivamente a todos aquellos sacerdotes anglicanos que acepten los postulados católicos en materia de ordenación del clero. No uno a uno, como hasta ahora sino en masa, colectivamente. En el fondo es una maniobra táctica para asimilar a los curas anglicanos más reaccionarios, contrarios a la decisión de su iglesia de ordenar a la mujeres y a los homosexuales. O sea, una medida para fortalecer las posiciones ultras, el predominio patriarcal en la iglesia católica, su proverbial misoginia y, de paso, debilitar a la iglesia anglicana, una prueba más del espíritu integrista que informa el papado de Benedicto XVI así como de su célebre falta de tacto y de sentido diplomático. Porque la Constitución se ha anunciado sin haber prevenido a la confesión "hermana" del intento de arrebatarle a su clero más reaccionario. Al contrario, el órgano de prensa del Vaticano la presenta como Una risposta ragionevole e necessaria per una comunione piena e visibile.

Al revés de lo que parece pensar el Papa, aunque el descontento de los sectores conservadores anglicanos con la decisión comentada es grande, no se prevé que haya movimientos en masa hacia la obediencia de Roma y eso que ésta se ha cuidado de facilitárselo a los interesados: los curas anglicanos casados que se pasen seguirán casados y, si lo quieren, se atendrán a su propia liturgia. El único límite que se impone a los casados es el acceso al obispado. Los obispos continuarán siendo célibes.

La Constitución puede tener algún efecto visible en la Iglesia de Inglaterra y es de suponer que mucho menos en la rama estadounidense, la Iglesia episcopaliana, cuyos miembros contrarios a la ordenación de mujeres ya se han segregado y mantenido, sin embargo en la obediencia a la Reforma pero, en cualquier caso, plantea un curioso problema de conciencia que hace revivir la famosa cuestión del cuius regio, eius religio, aunque atenida al gobierno espiritual de las almas. En otras palabras: ¿a qué iglesia irán los fieles de las parroquias de los curas anglicanos "tránsfugas"? Algunos observadores religiosos, siempre mostrando su verdadero rostro, sostienen que el problema se planteará con la propiedad de los edificios mismos de dichas parroquias. En cualquiera de los dos casos, el espiritual y el temporal, la medida es una clara injerencia en los asuntos de una confesión con la que se dice que se quieren estrechar lazos que, como bien se ve, son de los que ahogan.

Hay curas anglicanos contrarios a la ordenación de las mujeres que se niegan a dar el paso de la obediencia a Roma poniendo de relieve que para algo se hizo la Reforma del siglo XVI. Todavía no se ha escuchado a ninguno advertir que el paso a la obediencia romana los lleva a un lugar frecuentado por la pederastia. Pero, a la vista de cómo las gasta el Vaticano, no merece nada mejor.

(La imagen es una foto de sam herd, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 5 d’octubre del 2009

Los enviados.

Este Papa, un intelectual alemán con opiniones propias, gusta de agitar las aguas de los círculos intelectuales con sus posiciones teológico-filosóficas y siente particular predilección por el apostolado cristológico. En 2007 publicó un libro sobre Cristo debidamente reseñado en Palinuro y éste publica uno sobre los apóstoles que complementa aquel. Este texto, (Los apóstoles y los primeros discípulos de Cristo, Madrid, Espasa, 2009, 207 págs) con todo, es más de circunstancias porque consiste en una recopilación de algunas de las catequesis que el Romano Pontífice dio a lo largo del año 2008 con motivo de sus audiencias generales una vez por semana. Las dedicó a reflexionar sobre los apóstoles en conjunto y luego uno a uno, personalizándolos y, aunque el texto es algo irritante por el inevitable tono catequético, no deja de tener su interés tanto por lo que se dice como por lo que se deduce de la posición papal.

En sentido general, en cuanto al nacimiento del apostolado, Benedicto XVI sostiene que éste es la base de la tradición de la Iglesia y el origen de la institución episcopal. Ciertamente, la columna vertebral del invento. Los apóstoles son los discípulos de Cristo, aquellos a quienes éste escogió personalmente para predicar mundo adelante. Son, pues, los príncipes de la Iglesia. Benedicto se esfuerza por enlazar con el mundo veterotestamentario, de donde obtiene legitimidad para su Iglesia. Y así, recuerda que los apóstoles son doce como las tribus de Israel. Luego añade una especie de cábala aritmética que no estoy seguro de si el hombre no la cree a pie juntillas: doce es el resultado de multiplicar tres (número perfecto) por cuatro (los puntos cardinales) (p. 42), o sea, la perfección enviada a predicar a la rosa de los vientos.

De los apóstoles, hoy día, lo más llamativo es que sean sólo hombres. El Papa parece no darse por aludido con esta molesta cuestión de género y, al final, respira por la herida. Las mujeres aparecen en los dos últimos capítulos de la obra. En el penúltimo, al tratar el caso del matrimonio de Priscila y Aquila. Una mujer, cónyuge y (quizá, pues no está el asunto claro) mártir temprana, es una figura muy aceptable para la Iglesia católica. Pero no es suficiente. Por eso, Benedicto XVI se siente obligado a dedicar el último capítulo a las mujeres, a la función de las mujeres en la Iglesia catolica. No a una o a otra, sino a la mujeres en general que, dice, colaboran al desarrollo de la Iglesia de modo decisivo. ¿No fue María de Magdala llamada "apóstol de los apóstoles" por Tomás de Aquino? Frente a esta importancia esencial de carácter simbólico, el Papa reconoce que esta visión de las mujeres contrasta con la prohibición tradicional de que hablen en las asambleas y se escurre diciendo que no es asunto que quepa tratar aquí. Que las mujeres callen en las asambleas, que no sean sacerdotisas..., es mucho lo que la Iglesia católica tiene que reconsiderar en cuestión de género si quiere sobrevivir.

Porque éste es uno de los aspectos más curiosos de la historia del apostolado que el libro relata. Uno de los aspectos en los que la intervención de los apóstoles es decisiva para la prosperidad de la Iglesia es en la adaptación de ésta a las condiciones del siglo. Ya al considerar a los apóstoles singularizadamente, el Papa trata la cuestión que primero se plantea en la prédica del Evangelio: ¿a quién hay que evangelizar, a los judíos o a todo el mundo? Cristo insiste en que a todo el mundo y son luego los apóstoles quienes se encargan de dar forma práctica a esta orden del maestro: en un caso, eliminando la obligación que se imponía antes a los gentiles conversos de abrazar la ley de Moisés en su totalidad. Tal fue la tarea, nada desdeñable, de Santiago el Menor que, en esto, es más importante que el Mayor. Benedicto XVI lo entiende muy bien: la iglesia se legitima a través del Antiguo Testamento pero, para los creyentes, basta con que se sepan hijos de Abraham. Y en otro momento, asunto decisivo, otro de ellos se encarga de eliminar el trámite, más bien engorroso para los hombres, de la circuncisión. Que no quepa distinguir a judíos de gentiles así son cristianos.

Los apóstoles predican la Iglesia al mundo (hay trozos verdaderamente estomagantes en el libro acerca de la comunión, la unidad, el fundirse de todos en Cristo, la desaparición del individuo, que le hacen a uno recordar con verdadera delectación las diatribas de Nietzsche contra la "moral de esclavos" del cristianismo) y, curiosamente, introducen el mundo en la Iglesia. Esta tarea es la que el Papa admira pero, curiosamente, no se la aplica. Lo suyo es llamar "tradición" a los apóstoles y respetarla, pero no cambiarla para mayor gloria de la Iglesia que es lo que hicieron aquellos. Ese es el verdadero fracaso intelectual del Pontífice y un drama personal: su inquieta personalidad filosófica que debería llevarlo por estos derroteros queda castrada por su carácter rígidamente conservador. Habla de los apóstoles, pero es incapaz de entenderlos en la audacia de su condición de hombres sencillos. Sólo se siente a gusto con Pablo, que no era apóstol.

En efecto, era imposible que faltara aquí la referencia al personaje decisivo en la consolidación de la Iglesia pero que no era apóstol en el sentido prístino del término, sino a través de la simbología del llamado milagroso de Cristo ("Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?"), san Pablo, a quien, en el fondo, dedica sus esfuerzos el Pontifice porque es la figura que más le convence. Tanto desde el punto de vista biográfico por lo que supone de superación personal como del teórico, que es el que más lo tranquiliza. En cuanto a lo biográfico, recuerda el Papa que Pablo relata haber sufrido "en trabajos, más; en cárceles, más; en golpes, de sobra; en peligros de muerte, muchas veces...; tres veces fui azotado con varas, una vez apedreado, tuve tres naufragios...; en viajes a pie, muchas veces, con peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de los de mi raza, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; con trabajo y fatiga; con noches sin dormir, muchas veces; con hambre y sed; con ayunos, muchas veces; con frío y desnudez; sin contar lo que habría que añadir, mi carga de cada día, la preocupacion por todas las Iglesias" (II, Cor, 11, 23-28) (p. 154). Eso es una vocación en el sentido que recuerda Weber del vocare latino.

Y también en el aspecto doctrinal: Pablo es el hombre de Benedicto XVI, su Iglesia es Paulina. Y él, el perfecto funcionario, el intelectual que entiende el uso de la espada. Al comienzo, pagó el obligado tributo a la elección por Cristo de Pedro como piedra de la Iglesia. Pero a él lo que le convence es la Iglesia de Pablo, del intelectual. Cuatro catequesis le dedica y tres a sus colaboradores. Entre ellas, cómo no, parte de una al protomártir, Esteban, el predicador compulsivo; otro intelectual que no podía estar callado. "Ni judío ni gentil, sino todos hermanos en Cristo" es la doctrina paulina que remacha la ambición universal de la Iglesia. Benedicto tiene en cambio poco que decir sobre el dulce Juan, aunque sí y a gusto en cuanto a las visiones del Evangelista en Patmos.

Por último, una de curiosidad. La que queda de ver cómo se trata la cuestión de Judas Iscariote que plantea dos conocidos problemas: el de por qué Jesucristo que sabe que Judas va a traicionarlo y hasta lo profetiza, no lo impide, aunque no sea más que para que Judas no peque y el otro el de cómo se redime una culpa. En cuanto al primero, el Pontífice reproduce la habitual excusa ilógica de la Iglesia: Cristo sabe el futuro pero deja a Judas en libertad de decidir. Es obvio que si lo dejara de verdad en libertad y esta libertad fuera libertad, Cristo no podría conocer el futuro. En cuanto al modo en que se perdonan las culpas de forma que el personal no caiga en la desesperación como el pobre Judas colgando de un árbol, la recomendación no puede ser más repudiable: "En efecto, las posibilidades de perversión del corazón humano son realmente muchas. El único modo de sortearlas consiste en no cultivar una visión de las cosas sólo individualista, autónoma, sino en ponerse siempre del lado de Jesús, asumiendo su punto de vista." (p. 147). Lo dicho: viva Nietzsche.

divendres, 25 de setembre del 2009

La vergüenza del Parlamento español.

En el breve plazo de cuarenta y ocho horas el Parlamento español, en un caso el Senado y en dos el Congreso de los Diputados, han tomado tres decisiones que avergüenzan a cualquier persona con un mínimo sentido de la libertad y la dignidad. Como un solo hombre, en cerrada formación de falange macedónica, los senadores y diputados de los dos partidos mayoritarios han votado unidos de acuerdo con las órdenes de sus partidos y no según el dictado de sus conciencias, supongo. Supongo porque me niego a creer que 329 hombres y mujeres del Congreso de los Diputados estén de acuerdo en rechazar la moción de Esquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds sobre una política integral de la prostitución que, entre otras cosas, dficultaría esa práctica detestable de los anuncios eróticos en los periódicos que los imprimen y con los que se financian; cinco votos a favor y seis abstenciones frente a la marabunta de 329 dispuestos a que las cosas no se toquen y las putas sigan pasándolas putas.

También me niego a creer que, de 263 senadores del Reino, sólo treinta pertenecientes a los grupos políticos minoritarios (¡loor a ellos!) hayan votado a favor de la moción de Entesa Catalana de Progrès por la que se pretendía que las fiestas en las que se maltrata a los animales no puedan ser declaradas de interés turístico nacional o internacional (y, en consecuencia, no reciban subvenciones). Es decir, la inmensa mayoría de senadores conservadores y socialistas ha votado a favor del maltrato animal. "Maltrato animal" suena un poco como las inaprensibles ideas platónicas. Hay que traerlo algo más a casa. "Maltrato animal" significa que sus señorías, que lo son con mi voto, aprueban que se acribille vivo a un becerro, que se alancee a un novillo o toro aterrorizado hasta la muerte, que se arroje a una cabra viva desde lo alto de un campanario, que se claven banderillas de fuego a un toro, que a lo largo y ancho de la península, se apalee, destroce, despelleje, descoyunte, aplaste, desgarre, empale, degüelle a decenas, a cientos de animales indefensos para solaz de unas jaurías salvajes, tan salvajes como las señorías populares y socialistas que condonan y apoyan esta canallada.

Como tampoco doy crédito a que en la Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo sólo haya obtenido un voto (el de Joan Herrera, presentador de la iniciativa) la moción para que el pleno del Congreso repruebe las provocadoras palabras del Papa en el África cuando dijo que es el preservativo el responsable de la extensión del Sida.Traigo aquí la imagen de Herrera como tributo a su coherencia y decencia intelectual. Por dieciocho votos en contra (PP, PNV y CiU) y dieciocho abstenciones (PSOE) se ha derrotado la petición de que el poder civil democrático pare los pies a una Iglesia invasora de los ámbitos sociales del siglo con sus doctrinas venenosas. Por supuesto, ha faltado tiempo a la Conferencia Episcopal Española para ladrar al Congreso que la representación popular no tiene nada que decir en las decisiones de los órganos eclesiásticos. Los mismos obispos que están todo el día metidos en política, limpia y sucia, con motivo del aborto, la salud sexual, la clonación, los experimentos científicos, la enseñanza, las parejas homosexuales y todo aquello en lo que los ciudadanos pretendan ejercer algún tipo de autonomía personal. Esas dieciocho abstenciones socialistas reflejan la abyección de un partido rendido a la Iglesia, que profesa un laicismo de boquilla mientras garantiza todos los privilegios de la clerigalla y cuyo Secretario General y presidente del Gobierno nombra como presidente del Tribunal Supremo a un fanático que antepone sus convicciones religiosas a su sentido de la justicia propinando de paso una bofetada a las decenas de juristas de categoría que hubieran movido una jurisprudencia más laica, más al servicio de una sociedad civil de ciudadanos.

Y como no puedo creer que sus señorías, al menos los diputados/das de izquierda estén de acuerdo con la esclavitud de la prostitución, el maltrato animal o el oscurantismo del Papa, tendré que atribuir su incomprensible actitud al hecho, verdaderamente de risa, de que las tres mociones progresistas hayan sido presentadas por grupos minoritarios de la izquierda y no estén en el programa legislativo de sus maquinarias burocráticas y que los muy sumisos sólo voten lo que cocina su jefatura. Y aun me parece más grave que en dos de las ocasiones los sociatas hayan cometido el vil atentado al carácter libre y avanzado de nuestra tradición progresista juntando sus votos (o sea, repito, el mío también) al de los reaccionarios neofranquistas de toda la vida.

(Las imágenes son sendas fotos de marcp_dmoz y Saül Gordillo, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 18 de setembre del 2009

Alejaos de la política.

Es lo que ha recomendado SS Benedicto XVI a los obispos del Brasil del Noreste II de la Conferencia Episcopal de Brasil, en visita vaticana ad limina apostolorum. Dice el Papa, por cierto en perfecto portugués, que hay que evitar la "secularización del clero y la clerización de los legos" y que así como los legos deben participar en política los sacerdotes deben permanecer afastados de um engajamento pessoal na política. Y esto lo dice uno que es jefe de Estado, de un poderoso Estado en lo espiritual (que es, a la postre, material) que actúa internacionalmente como tal, que tiene un Gobierno, una curia con el equivalente a ministros, embajadores, gobernadores, etc; uno que ejerce un cargo para el que ha sido elegido mediante un sistema electoral único en el mundo de eleción indirecta a través de compromisarios que nunca se equivocan al decidir porque están iluminados por el Espíritu Santo; un monarca electo, al estilo de los francos merovingios; uno que está en relaciones políticas con medio planeta parte importante del día, que negocia el grado de vitriolo que vierten sus emisoras en uno u otro país, que administra parte del sistema educativo de distintos Estados; uno que está en relaciones económicas también con medio planeta y dispone de un banco que se llama del Espíritu Santo (por cierto, banco de inversiones, como los de la crisis); uno que tiene las competencias de un jefe de Estado normal, incluida una excepcional: es infalible cuando habla excathedra o tal cosa dicen creer los católicos.

La contradicción no es tal si uno entiende esta recomendación o deseo del Santo Padre en el sentido de gallega ironía con que Franco recomendaba a sus ministros que hicieran como él y "no se metan en política". Si esto es así no merece ulterior comentario. Sí, en cambio, si la expresión se entiende en función de aquellos a quienes se dirige el Papa de Roma: los obispos del Brasil, patria de la Teología de la Liberación. Obsérvese que así como el Pontífice no dice nada de alejarse de la política cuando habla con monseñor Rouco Varela, es lo primero que suelta al encontrarse con sus queridos hermanos en el apostolado del Brasil. Que los curas no se metan en política y que, en cambio, lo hagan los legos. Estamos ya lejos del non expedit de Pío IX; los fieles deben dar testimonio de la verdad cristiana en la participación política; los curas, no. Los rojos, se entiende; los otros, que hagan de su capa un sayo.

El Papa dirige otra recomendación a la jerarquía brasileña que la prensa española no refleja: el celibato, bendito sea el Señor, el celibato, algo muy necesario desde el punto de vista católico pero que, al parecer, no es de arduo seguimiento en América Latina, continente de volcanes. Al presidente del Paraguay, Fernando Lugo, antiguo obispo católico, se le arraciman las mujeres que dicen que tuvieron un hijo con él cuando ejercía au autoridad episcopal. Y parece que el caso no es excepcional sino, al contrario, regular o normal, y en Brasil ya ni hablamos. Con todos mis respetos de todas las doctrinas neuróticas que tiene la Iglesia católica esta del celibato es la peor, la más neurótica. Es, además, muy peligrosa porque, cuando no follan, los hombres piensan y hacen disparates. Y cuando follan, también; pero de otra índole, menos agresiva. (La imagen es una foto de Sospensorio, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 27 d’agost del 2009

Palinuro entrevista al Papa.

Por sugerencia de un amable lector Palinuro se desplazó ayer al Vaticano en procura de una entrevista con el Papa. No es que en el blog se secunden las propuestas de los/as lectores/as. Antes al contrario, uno de los pilares de la acendrada independencia de Palinuro consiste en no seguir las recomendaciones que con frecuencia se le hacen. En este caso, sin embargo, la idea era demasiado buena para ignorarla. Tomé un vuelo barato que me costó cinco euros y me planté a primera hora de la tarde en la audiencia general de Castel Gandolfo. Más tarde, proveniente de la muy leal y católica España, SS me recibió en audiencia privada en compañía de nuestro embajador en la Santa Sede, el insigne Paco Vázquez. Lo llamé por teléfono para movilizarlo y la condición que me puso fue acompañarme en la entrevista, lo que no resultó incómodo ya que no abrió el pico y estuvo levitando todo el tiempo, como en estado de trance. Yo iba dispuesto a todo:

Palinuro: Santidad, dicen que el Vaticano vuelve a las misas en latín y de espaldas a los creyentes.

Benedicto XVI: lo tradicional, la verdad, acaba imponiéndose siempre.

P: pero esto liquida el Concilio Vaticano II.

BXVI: ¿y qué? Los tiempos cambian. En los sesenta el espíritu era otro. ¿Cómo decirlo? Más subversivo. Hoy vivimos tiempos de reencuentro con el Señor a través del retorno de la tradición. Hay que acabar con el espíritu del 68. Es más, me atrevería a decir que el modo de hacerlo es dar cumplimiento a su mandato de glorificación del cambio. Por eso se cambia el Vaticano II.

P: es admirable vuestra sofistería Reverendísimo Padre: cambiar el cambio para volver a lo que había antes no es un cambio, sino una restauración. Por lo demás, en cuanto a la tradición, el problema es que siempre la que se invoca tiene otra tradición detrás a la que ignora; o sea, toda tradición está basada en un acto revolucionario. ¿Por qué la tradición de Trento en lugar de la de Nicea, que es muy anterior? Y a quien diga que vale, que Nicea, que ya está en Trento, cabe objetarle que aun es anterior el cristianismo de las catacumbas.

B XVI: ¿quién entrevista a quién aquí, hijo mío?

P: Disculpad. No puedo dar a la tradición más que un valor cultural, antropológico, nunca gnoseológico.

B XVI: sin embargo hay mucha verdad en la tradición.

P: la verdad sólo es ciencia, razón...

B XVI: la tradición es cristalización de la verdad.

P: sólo la ciencia, Santidad , sólo la ciencia...

B XVI: la Iglesia de hoy no reniega de la ciencia. Al contrario, ha aceptado su método y lo practica. Y además tiene la fe con un tipo de conocimiento también basado en términos empíricos aunque en un campo religioso.

P: claro, Santo Padre, conozco su filosofía que es una especie de averroísmo/tomismo según la doctrina de la "doble verdad" debidamente aggiornata.

B XVI: piú che aggiornata: veo el problema de la verdad en una perspectiva comunicacional. La Iglesia tiene que darse cuenta de que gran parte del éxito de la acción reside en saber comunicarla...

P: pero Santidad, eso es lo que lleva la Iglesia haciendo siempre.

B XVI: veo que tienes vocación, hijo mío y un gran sentido de la ironía. En todo caso, para la Iglesia hoy la verdad está en el proceso mismo de la comunicación

P: la vuelta al latín es para comunicarse mejor, ¿verdad Santo Padre?

B XVI: por supuesto.

P: la gente no entiende lo que oye.

B XVI: para creer no hace falta entender racionalmente. También se entiende con la fe.

P: ¡se me olvidó lo de la doble verdad! ¿También es mejora de la comunicación la condena de la Teología de la Liberación?

B XVI: digamos que es un intento de mejorar la calidad de la comunicación. La busca de Dios no puede sustituirse por nada que no sea Él mismo, llámese Justicia, Libertad, Verdad. o Revolución. Ni puede relativizarse.

P: ni fragmentarse, ¿verdad Santidad?

B XVI: efectivamente, ni fragmentarse. La verdad es toda y es una.

P: ¡Ah, la vieja polémica entre parmenideanos y heracliteanos, entre los cuales me cuento y que, por cierto, hemos ganado de largo! La verdad es algo relativo, fragmentario. Es más: no es; y toda la doctrina católica no pasaría de ser una superchería más o menos amparada, defendida y utilizada por el poder a su servicio.

B XVI: ¿ese sería el cargo ahora mismo? ¿Tener el poder?

P: más o menos. Foucault está en lo cierto: todo es cosa del poder. En el caso de la Iglesia, como las otras instancias de legitimación ideológica, como el saber y hasta la ciencia, todo es cuestión de quién tiene el poder, esto es, quién define las reglas del juego.

B XVI: me parece que te pierdes en tus ergotizaciones. ¿Que tiene esto que ver con lo que estábamos tratando antes?

P: paciencia Santidad, paciencia que no parece virtud que os adorne mucho, como en general a los intelectuales. Es la Iglesia la que define qué es un sacerdote, qué sexo tiene, qué hace con él y con ello excluye a todos los demás que no tengan estas orientaciones. No puede haber mujeres sacerdotisas ni curas gay. Ni pensarlo.

B XVI: lo dices bien: ni pensarlo. No es concebible.

P: no es concebible... ni moral. No es la Iglesia la que puede definir el contenido de mi existencia y mis opciones.

B XVI: el sexo no es una opción; la homosexualidad, tampoco.

P: ¿y qué es? ¿Una enfermedad? No hace falta que contestéis, Santo Padre, es claro que así lo pensáis, aunque no lo digáis, que la homosexualidad es una enfermedad moral.

B XVI: en el fondo, sí, algo parecido. No hay que dejarse influir por el voluble juicio público y saber lo que decíamos al principio: en ausencia de otras guías morales, sígase la de la tradición.

O: ¿Y la pederastia, Santo Padre? ¿También es una enfermedad moral? ¿No es el hundimiento de toda la moral católica? La Iglesia está fundada sobre una roca que es el amor a los niños. Cristo pone siempre a los niños en el principio de todo porque de ellos es el reino de los cielos. "Al que escandalizare a uno de estos pequeñuelos que creen en mí..." (Mt. 18, 6). La pederastia, en que unos escandalizan y otros encubren, Santo Padre, esa sí que es la enfermedad terminal de la Iglesia, la última perversión de la Puta de Roma. Porque quien corrompe a un adulto, corrompe lo corrupto; pero quien corrompe a un niño, corrompe la inocencia en estado puro, repite el mito del paraíso terrenal en el papel de la serpiente, es el diablo mismo y una iglesia cuyos curas son diablos, francamente, no me merece respeto... En fin, no quiero ponerme luterano, Santo Padre. Mi última cuestión hace referencia al aborto y el control de la natalidad.

B XVI: a estas alturas de esta entrevista no vamos a andarnos por las ramas: vade retro en ambas cosas. La posición de la Iglesia en las dos es inequívoca, diamantina, inalterable, depurada por Revelación y la la luz de la razón, permanente, eterna, roca a la que se sujeta el hombre contra los pérfidos vientos de la historia. Respeto absoluto e incondicional a la vida humana desde el momento de la concepción. En cuanto al control de la natalidad, misma actitud. Ningún método es válido salvo los aprobados por la Iglesia, el mejor de los cuales, claro es, es la castidad y la abstención.

P: porque con ellos se gana el cielo. Pero sus palabras sobre el uso de los condones en el África, Santidad, ¿puedo decir que fueron cuando menos excesivamente inmisericordes?

B XVI: en el ínterin, como sabrás hijo querido, el Vaticano ha matizado sabiamente su alcance. No hace falta que te diga que, a fuer de sabia, la Iglesia rectifica cuando es necesario.

P: ¿rectificará también la amenaza de excomunión para quienes practiquen abortos o colaboren con ellos?

B XVI: no está en nuestra mano, pues es una pena prevista.

P: pero, amantísimo padre, toda excomunión es una ex-comunicación. ¿No sosteniáis hace un momento que vuestra doctrina de la verdad es comunicacional?

B XVI: cierto, pero hay penitencias que tienen un valor ejemplificador, para edificación de cristianos y ahí no creo que debamos hacer concesiones. La Iglesia es caritativa pero también es justa y el derecho del nasciturus prevalece sobre toda otra consideración.

P: el del nasciturus. El del nacido ya importa menos, según parece: cabe corromperlo de niño y no pasa nada; cabe enviarlo a una guerra en nombre de no se sabe qué; cabe dejarlo morir de hambre a las puertas de la abundancia, ahogado en algún estrecho o acribillado por bandas de para militares.

B XVI: el siglo es confuso y violento, hijo. Pero la Iglesia no es culpable de ello.

P: muchas gracias por esta conversación, Santo Padre.

(La imagen es una foto de Bairo, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 9 de maig del 2009

El Papa se ha hecho zapaterista.

Sí, sí, zapaterista de tomo y lomo, zapatérico radical, partidario de este Zapatero al que las huestes papistas llamaban hace poco "el Anticristo", que no es moco de pavo por cuanto el Anticristo está poseído por Satanás. Pues cómo estarán las cosas que el Papa habla ya como si fuera Zapatero mismo. ¿De verdad? De verdad verdadera. Como el Anticristo. ¡Qué fuerte! ¿Como el Anticristo? Y ¿qué dice? Según L'Osservatore Romano dice que hay que llegar a una alianza de civilizaciones entre Occidente y el Islam . ¡La alianza del Anticristo! ¡La alianza de las civilizaciones! ¿Se habrá pasado al enemigo? No, no haya cuidado; sigue siendo el mismo perverso y agresivo de siempre. Fíjense en que habla de la alianza de civilizaciones "de Occidente" (no la cristiana) y el "Islam". ¿Y por qué Occidente? ¿Por qué no cristiana? Porque en Occidente considera incluida a la mosaica. Los judíos son parte de Occidente y los moros, no. Por eso, la alianza es con ellos y sólo con ellos. Éste va de peregrino a los Santos Lugares pero ya tiene partido tomado. Se le ve en la cara.

(La imagen es una foto de Mr. Heston, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 2 de maig del 2009

Censurar al Papa.

A iniciativa dels Verts/Iniciativa per Catalunya e IU, el Congreso de los Diputados debatirá esta semana si reprueba o no al Papa por sus desatinos sobre el condón en el África.

- Pero, ¿cómo? -Salta Monseñor Cañizares desde una clínica de Roma en donde lo están tratando de una tromboflebitis que debe de haber pillado en algún vuelo y a quien el Congreso de los Diputados le parece el patio de un colegio-. ¿Cómo? Si el Parlamento recusa al Papa, estará recusando a España.

Toma ya prudencia, respeto al legislador, sentido de Estado y sentido común. Los que llevan veinte siglos condenando, censurando, anatematizando (y quemando en la hoguera) se molestan porque alguien, en nombre de la salud pública en los países más pobres del mundo, pida que se censuren las palabras de SS condenando el condón y asegurando que no sólo no remedia la enfermedad sino que la fortalece.

La muy católica Bélgica ya ha reprobado las palabras de este ignaro provocador. Pero no las tengo todas conmigo en que también lo haga España y al final el PSOE no se doblegue. Al pío señor Bono la condena puede producirle otra tromboflebitis como prolongación de la de Monseñor Cañizares, al modo en que las llagas de San Francisco lo eran de las del Señor.


(La imagen es una foto de Mr. Heston , bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 20 de març del 2009

La soberbia del Papa.

Tengo dicho en entradas anteriores que, a mi entender, el rasgo esencial de este Papa es su enorme soberbia. Le pierde ese narcisismo intelectual que lo impulsa a decir lo primero que se le ocurre y cree que es brillante sin tener en cuenta a quién puede ofender y cuál pueda ser su reacción. Lo ha hecho ya con los musulmanes, lo ha hecho con los judíos y hace poco metió su pontifical gamba levantando la excomunión a un obispo británico negacionista del holocausto y bastante fascista. El patrón de comportamiento es siempre el mismo: su soberbia no le deja calcular el efecto de sus palabras muy probablemente porque, siendo un reaccionario visceral este antiguo inquisidor general, le salen del fondo del alma.

Supongo que pueda haber alguien asombrado de que quepa atribuir un pecado mortal como la soberbia a un Papa. En más de veinte siglos de historia ha habido Papas que han practicado la panoplia entera de esos pecados: ha habido papas lujuriosos, avariciosos, iracundos, perezosos, gulones... ¿cómo no soberbios? Es más, es el pecado papal por excelencia. Que se lo pregunten a Francisco de Asís.

Todos los medios, las instituciones nacionales e internacionales del mundo, la opinión pública global han puesto el grito en el cielo por las declaraciones de Benedicto XVI sobre el preservativo y su relación con el SIDA por entender que son irresponsables, perniciosas y provocativas. Ciertamente hace falta estar cegado por la soberbia y el desprecio al auditorio para negar la evidencia, esto es, la utilidad de los condones para contener el SIDA y ofrecer, en cambio, como remedios: "la humanización de la sexualidad" y "una verdadera amistad con las personas que sufren". Textualmente.

Lo del condón ha sido lo más grueso y en lo que se han fijado los medios, pero el viaje del Papa al Camerún ha estado lleno de afirmaciones sublimes que muestran a las claras que este hombre piensa que el resto de los seres humanos somos literalmente imbéciles. Por ejemplo, preguntado por qué mensaje lleva al África responde que no trae un: "Evangelio de prosperidad, sino un realismo cristiano; no anunciamos milagros, como hacen algunos, sino la sobriedad de la vida cristiana." También textualmente, como si fuera un ingeniero de caminos. Porque si el Papa no anuncia milagros ¿qué anuncia?

Hace falta ser soberbio y cínico para predicar "sobriedad" a los africanos que, en su mayoría, no tienen para comer pero qué me dicen del momento en que les aconseja que no se ilusionen con falsos ideales de los que, como todo el mundo sabe, hay a patadas en el continente negro en el cual unos cuantos inmorales tratan de "imponer el reino del dinero"? ¿En el África? ¿El reino del dinero en el África? Este vicario de Cristo ¿sabe en dónde está?

Pregunta retórica: no, no lo sabe y además le importa un rábano porque en su egolátrica soberbia es incapaz de preocuparse por averiguar a quién está hablando. ¿O es de recibo que les diga a los negros del Camerún que hay que proclamar el Evangelio para que la luz de Cristo pueda refulgir en la negrura (darkness) de la vida de la gente?

(La imagen es una foto de Carlos Y, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 13 de gener del 2009

Al Papa no le gusta el nihilismo.

El Papa Ratzinger la tiene tomada con el nihilismo que, según él, invade de modo creciente el mundo juvenil. Piensa su SS con gran audacia que la juventud está descarriada, sólo quiere pasarlo bien, consumir drogas, conducir a lo loco y follar al margen de la sacrosanta familia que sólo es tal si está fundada en el matrimonio como a él le place. Muy original esto del nihilismo de los jóvenes. Ya preocupaba mucho a la gente mayor cuando yo era crío y sigue haciéndolo. Esta juventud frívola hace que no gane uno para disgustos. Que yo sepa lo del nihilismo juvenil aparece por primera vez en la novela de Ivan Turgeniev Padres e hijos, a mediados del XIX. Nuevo el fenómeno, precisamente, no parece ser. Y desde siempre va acompañada de esta carga de reconvención paternal que en el caso del Papa está justificadísima por ser el Santo Padre de todo quisque. Lo que sucede es que es un Santo Padre bastante inconsistente y arbitrario, como todos los padres, claro está, porque, ¿en qué queda ese discurso del nihilismo y la "banalización" de las cosas importantes de la vida cuando reúne a cientos de miles, medio millón de jóvenes en esas jamborees que organiza de vez en cuando con motivo de algún año internacional de la juventud o efeméride parecida? La última, si no recuerdo mal, en Australia; la próxima si los dioses no lo remedian, en España, de la mano de Monseñor Rouco Varela, un verdadero icono juvenil por la frescura y la audacia de sus ideas. ¿Qué sucede entonces? ¿Los jóvenes no son nihilistas o los que acuden mansamente a sus convocatorias para jóvenes no son jóvenes?

(La imagen es una foto de Sam Herd, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 23 de desembre del 2008

¿Quién como Dios?

Vuelve SS Benedicto XVI a la carga contra los matrimonios homosexuales e incrementa el calibre de su artillería. En su alocución a la Curia romana que publicaba ayer L'Osservatore romano propone la adopción de una "ecología humana" (supongo que quiere decir un "ecologismo humano") para salvar al hombre de su autodestrucción. Digo yo que hace falta ser Papa para diferenciar un ecologismo humano del ecologismo a secas, como si la destrucción del planeta no fuera ya "autodestrucción" del ser humano. El agente perverso de esta tarea destructiva es el matrimonio homosexual, dado que éste (el matrimonio) no puede ser otra cosa que "el vínculo vitalicio entre el hombre y la mujer como sacramento de la creación".

La toma el Papa con la adopción del concepto de Gender ("género") que cita en inglés, ignoro por qué. El Pontífice piensa que este término implica "la autoemancipación del hombre frente a lo creado y frente al Creador". Tampoco se entiende por qué. Hay mucha gente a la que molesta que, por influencia del feminismo, cada vez se hable más de "género" que de "sexo" pero lo que no veo es que quienes hablan de "género" traten de emanciparse del Creador. Me da la impresión de que el término es una mera excusa y que lo vituperable desde el punto de vista pontifical y lo que, por lo tanto, le interesa, es esa pretensión de emanciparse del Creador. De algún modo tenía que llevar Benedicto XVI el matrimonio homosexual a ese punto crucial en la visión católica de la sublevación contra Dios porque, al fin y al cabo, querer emanciparse de tan próvido Padre equivale a sublevarse contra él. El hombre homosexual es luciferino. Y el Papa Benedicto XVI le lanza el reto del arcángel San Miguel: "¿quién como Dios?".

Los homosexuales, hombres o mujeres, lo tienen muy crudo. Según informa El País prácticamente todos los países excepto el Brasil y Burkina Faso niegan la adopción de niños a parejas monoparentales u homosexuales. No es de extrañar con tanto anatema papal. En esa pretensión de los matrimonios homosexuales el hombre se comporta con la soberbia del doctor Frankenstein o, como lo expresa el Papa: "quiere hacerse a sí mismo y disponer siempre y de modo exclusivo de todo lo que le concierne." Se me alcanza que esto tiene que sonar muy mal a oídos de los muchos homosexuales creyentes que no querrán emanciparse de su Dios y mucho menos ocupar su lugar. Por otro lado, aun suena peor a oídos de quienes, sin ser homosexuales, creemos que el hombre es y debe ser dueño de sus destinos y de todo cuanto le concierne.

(La imagen es una foto de Sospensorio, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 17 d’abril del 2008

El Papa y sus obispos.

El Papa Ratzinger ha ido a visitar al Emperador, con quien ha intercambiado muy donosos propósitos. Como sea que el presidente Bush sostiene que Dios mismo le habla, es lógico que el vicario de éste en la tierra acuda a ver qué le ha dicho porque, aunque lo adoran de formas distintas, el Dios con el que ambos tienen relación es el mismo, y es posible que Benedicto XVI quiera averiguar cómo es que su jefe lo puentea de tan lamentable manera y en clara contravención de la doctrina gelasiana de las dos espadas, de veneranda memoria.

Mr. Bush, el señor Matorral, vamos, estaba predestinado a tan celestes contactos pues sabida es la afición del Señor a materializarse en forma de humilde mata o zarza, vegetación frecuente en la Tierra Prometida. Moisés y Jacob pueden dar buena cuenta de ello. Así que el César salió a recibir a SS al aeropuerto, cosa que no suele hacer, pues normalmente espera que los gobernantes y distintos sátrapas que tiene repartidos por el Imperio, incluidos algunos reyezuelos tribales, se lleguen solitos hasta la Casa Blanca, en taxi o a pie. En cambio ahora allí, al pie del avión, los dos poderes fundieron sus plegarias en pro de la solución diplomática de los conflictos, habilidad en la que Mr. Matorral es un experto mundial.

El Papa estaba como en casa sua y clamó enseguida que daba gusto llegar en un país en el que la fe tiene algo que decir en la arena pública y no como en Europa, do son todos bastante descreídos, empezando por el señor Zapatero, al que ambos, por motivos distintos, profesan gran inquina. Hay quien dice que aparcaron unos instantes su común creencia e hicieron algo de vudú, pero esto no está empíricamente comprobado. Y eso que ZP tiene un pasar pues su estado civil es fetén y no como el señor Sarkozy, divorciado y casado con una señorita, en fin Vd. me entiende; o el señor Berlusconi, también recasado y con una señora que lo acusa en público de adulterio.

El señor Matorral espetó al Papa una densa doctrina sobre cómo en los EEUU (él dice "America") la fe y la razón se complementan maravillosamente porque ambas son ciertas que es, en definitiva, lo mismo que sostiene el Papa en sus tesis filosóficas en las que la fe campa por sus respetos en la filosofía de hoy pareja a la razón que ha de reconocer que, en tanto no sepa explicar el origen de la fe en el ser humano, ésta tendrá su razón de ser, la razón de la fe, que es razón y es fe. Que una cosa no pueda ser ella misma y su contraria al mismo tiempo no es algo que preocupe al Papa y menos al Emperador. Se mandan los Marines y ya está.

Con veintiuna salvas recibió a SS la Banda de la Marina en Washington, como Jefe de Estado que es, rey en este mundo y virrey en el reino del otro. Llega el Papa a los EEUU a conciliar con los obispos de la muy acosada iglesia católica, metida de lleno en la vergüenza de la pederastia. El Papa ha sido tajante: siente profunda vergüenza por la pederastia en la Iglesia. El sentirá lo que quiera, pero uno de los principales responsables de esa situación, el Cardenal Bernard Law, exobispo de Boston, encubridor y protector durante años de los curas pederastas de su diócesis, es hoy miembro de la Curia romana, arcipreste de Santa Maria Maggiore y Cardenal Sacerdote de Santa Sussana, iglesia católica estadounidense en Roma. Mucha no será su vergüenza.

Mayor me parece su preocupación por las repercusiones económicas del escándalo de abusos a menores. Las diócesis estadounidenses están esquilmadas; los tribunales de justicia conceden unas indemnizaciones millonarias a las víctimas y a la Iglesia no le queda un duro. Ahora algunos abogados yankies, verdaderas pirañas, están pensando pedir la responsabilidad civil subsidiaria del Vaticano en los abusos y delitos de los curas católicos estadounidenses. Vamos que, si les sale, han encontrado un filón en las arcas vaticanas, normalmente bien provistas. Eso es un motivo serio de preocupación. Los niños, hoy adultos litigantes, no cuentan aquí mucho.

En Europa han quedado sus obispos, batallando contra el Maligno en la figura del señor ZP. En uno de sus periódicos, órgano de sana doctrina, de nombre Avvenire (saco la información Público) se habla de Zapatero casi como si fuera el Anticristo. Hace poco se lo llamaban en España en alguna manifa callejera de la derecha. El Editorial del diario acusa a ZP de

"ri­proporre in salsa mediterranea la de­strutturazione giuridica dell’idea stessa di famiglia naturale già impostata in al­cuni Paesi nordeuropei, accompagnan­dola con la distruzione persino lessica­le dei concetti di padre e madre (di uo­mo e donna".

La salsa mediterránea sirve para varios tipos de pastas. Lo de la destrucción léxica de los conceptos de "padre" y "madre" va realmente muy lejos. En esto de acusar lo inquisidores suelen pasarse veinte pueblos. Se queda uno pensando ¿para qué querrá ZP destruir los conceptos de "padre" y "madre"? No hay móvil verosimil. Y si no hay móvil verosímil y el propio interesado dice que él no quiere destruir concepto alguno de nada, ¿no será que la acusación es no solo falsa sino exagerada?Lo más gracioso del zafarrancho religioso es el hecho de que España sirva como referente en Italia, aunque sea por razones tan execrables como las que defiende el señor Zapatero. Y luego dicen que no están perdiendo puntos. Hubo un tiempo en que todo cuanto se hacía en Italia se miraba aquí con admiración y eso se ha acabado. Ahora es al revés. Mira por dónde, el bobo solemne, Bambi, ha resultado ser un líder europeo, mientras que el jupiterino señor Rajoy anda hoy tratando de afirmarse como lider en el horizonte de su propio partido.

(Las imágenes son tres ilustraciones góticas, la primera de un antifonario de 1450 que representa a San Francisco con el Emperador. La segunda, del libro de horas del Duque de Berry, de 1390. La tercera las reglas de la orden de San Miguel, hacia 1470).

dijous, 17 de gener del 2008

El ejemplo italiano.

La autoridad académica de la Universidad La Sapienza, de Roma, había invitado a S.S. Benedicto XVI a pronunciar la lección inaugural de la apertura del 705 curso académico de esta venerable institución. Pero héteme aquí que hace unos días, un grupo de sesenta y siete docentes del centro hicieron público un escrito pidiendo que se retirara la invitación debido a que en 1990 el entonces cardenal Ratzinger, que era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe así como Presidente de la Pontificia Comisión Bíblica y Presidente de la Comisión Teológica Internacional, declaró que el proceso contra Galileo Galilei había sido "justo y razonable".

En esta situación, el Papa, muy sensatamente, ahorró al Rector el bochorno de una prohibición explícita y renunció a participar en el acto, no sin dejar claro que en su juicio de 1990 lo que hacía, al parecer, era citar o parafrasear al filósofo austríaco Paul Fayerabend, el del "anarquismo metodológico". Como era de esperar, la renuncia del Papa ha levantado todo tipo de críticas a la Universidad por faltar a su espíritu de libertad de expresión, por convertirse en un recinto intolerante y sectario, incapaz de escuchar todas las razones, especialmente las ajenas. ¡Vergüenza, vergüenza! Sí, sí, vergüenza, vergüenza, digo yo, y pasmo absoluto: ¿Será verdad que alguien impide la libertad de expresión de la Iglesia Católica?

Porque no se crea que ese grito lo ha puesto en ese cielo algún representante del oscurantismo religioso; nada de eso. Han sido el señor Napolitano, presidente de la República y antiguo teórico comunista, el señor Prodi, el señor Berlusconi, el Cardenal Bertone e così via... y da la impresión de que casi todos ellos dicen lo que creen que tienen que decir y no lo que piensan. Porque supongo que es razonable que los cristianos puedan hablar como cristianos en la Universidad, si bien luego resulta que son esos mismos cristianos los que dicen que los de la Cienciología, por ejemplo, no pueden hablar en sede académica porque son... una secta, presumiendo contra toda evidencia que ellos no lo son.

Pero dar la lección magistral de la apertura de curso no es un mero "hablar en la Universidad", sino hacerlo en un momento solemne, con especial valor simbólico y eso, se me antoja, es un disparate. Así como nadie llamaría a dar la lección magistral a un astrólogo o a un alquimista , por muy respetables que sean (y no digo ya a un Gran Rabino como Gran Rabino o al Gran Mufti de Túnez, por ejemplo), tampoco al Papa de Roma, aunque luego pueda éste -y aquellos- hablar por los pasillos lo que quieran. La charleta es libre. La doctrina desde la cátedra también es libre, pero de otra forma. Desde ella no se puede defender la superstición y la creencia en los milagros, por ejemplo; para eso ya está la Cátedra de San Pedro..

El caso es que, con una inteligencia muy papuna, Benedicto XVI ha hecho pública la lección que pensaba pronunciar en L'Osservatore romano. Es interesantísima y conviene leerla porque no tiene desperdicio y quizá así se comprenda que la inteligencia papuna es pura soberbia y que este Papa no debe de tardar mucho en ver a Dios porque, de hecho, está en Babia y cree que vive en el siglo XIV. Comienza su doctrina S.S. recordando a los estamentos docente y discente de La Sapienza que ésta fue fundada por un su antecesor, Bonifacio VIII, pero se guarda de decir que es el de la Unam Sanctam, el más firme sostenedor de la supremacía del poder papal sobre los seculares, el que se enfrentó al Emperador Alberto I de Habsburgo y a Felipe "El Hermoso", de Francia, el que afirmaba que todos los seres humanos están sometidos a la autoridad del romano Pontífice.

Y la termina (la doctrina) afirmando que (traducción de un servidor):

"Sin embargo, si la razón -engreída de su presunta pureza- deja de escuchar el gran mensaje que le viene de la fe cristiana y de su sabiduría, se seca como un árbol cuyas raíces no reciben el agua que les da la vida. Pierde el valor de la verdad y, de ese modo, no se engrandece sino que se achica. Aplicado a nuestra cultura europea esto significa que si la razón pretende construirse sólo a base de buscar sus argumentaciones propias y de lo que la convence en el momento y, preocupada por su laicidad, se separa de las raíces de las que vive, no se hace más razonable y más pura, sino que se descompone y se destruye."

Entre medias, veinte minutos de retorcidos sofismas de este frío y orgulloso intelectual que cree saber hablar el lenguaje de los no creyentes. Pero lo esencial está aquí, en esa fabulosa pretensión de convertir la fe en sub-stancia de la razón, en requisito, condición, fundamento mismo. Es lo mismo que Bonifacio VIII. La razón que se deja convencer por sus opiniones del momento (léase el evolucionismo darwinista) perece. La razón que se separa de la fe, muere. Y quiere el Santo Padre que le dejen ir a decir eso como lección magistral de una Universidad que se llama La Sapienza, no La Fede. No me extraña nada la reacción de parte del profesorado; yo hubiera hecho lo mismo y hubiera firmado el escrito.

Pero, claro, aquí los curas no quieren ir a dar lecciones magistrales a las Universidades, sino arengar a las turbas creyentes desde el púlpito y, como las turbas creyentes no van a la iglesia, desde las tribunas callejeras.

(La imagen es de Benedicto XVI. Fuente: elkit's photostream Licencia Flickr).

dimarts, 15 de maig del 2007

El viaje del Papa.

En América Latina se concentra la mayor parte de los católicos del mundo y es razonable que el Papa acuda a animar a su feligreses. Lo tiene muy claro. Hace unas fechas decía a los peregrinos en Roma con motivo de la meditación mariana del 6 de mayo, que:

"Es mi primera visita pastoral a América Latina, y me preparo espiritualmente para encontrarme con el subcontinente latinoamericano, donde vive casi la mitad de los católicos de todo el mundo, muchos de los cuales son jóvenes. Por eso ha sido denominado el "continente de la esperanza": una esperanza que concierne no sólo a la Iglesia, sino a toda América y al mundo entero".
Es decir, hay que animar a la parroquia. El Vaticano está preocupado por el descenso en la cantidad de católicos del continente y el avance fulgurante de las confesiones evangélicas a las que S.S. considera "sectas", convencido, es de suponer, de que la suya no lo es.

Pero no parece que este Pontífice esté consiguiendo el eco y la resonancia de sus antecesores y mucho menos que sea capaz de encontrar los discursos adecuados a las circunstancias. Ya en otros momentos anteriores ha demostrado una considerable falta de tacto y de diplomacia, cosa extraña tratándose del Vaticano y que sólo puede explicarse por su cualidad más sobresaliente, su soberbia, producto de lo que considera su superioridad intelectual.

Llegar al subcontinente americano con una doctrina reaccionaria, contraria a la teología de la liberación y a los problemas reales de los habitantes no lo va a llevar muy lejos en su empeño. Y como la gente no es tonta, se da cuenta del doble y hasta triple juego papal, lo que tampoco va a procurarle muchas simpatías. Decir que la Iglesia no debe meterse en política y pedir al presidente del Brasil un trato de favor para ella reconocido por el Estado, al tiempo que se encadena un discurso político tras otro interfiriendo en los problemas de la región es un caso patente de doble moral que ha permitido al presidente Lula decir al Santo Padre que Brasil es un Estado aconfesional.

Ponerse a bramar contra el aborto y la contracepción, amenazando con la excomunión de los diputados que voten a favor de la primera cuando en el Parlamento de México D.F. acaba de aprobarse la normativa de interrupción voluntaria del embarazo, equivale a inmiscuirse en los asuntos políticos de otro Estado.

Cuestionar el "autoritarismo" del señor Hugo Chávez es algo que puede caer simpático a quienes, como este bloguero, detestan todos los populismos, incluidos los de izquierdas, pero es otro juicio aventurero procedente del máximo representante de la organización más autoritaria del planeta, el que se otorga infalibilidad cuando habla "ex-cathedra", cosa que aún no ha hecho el señor Chávez, aunque quizá no convenga darle ideas.

Decir que los sistemas marxistas sólo provocaron destrucción económica e ideológica es un overstatement y completarlo sosteniendo que el capitalismo neoliberal produce robo y expolio de las riquezas naturales es un understatement.

La afirmación de que el catolicismo no se impuso a la fuerza a los pueblos precolombinos es una negación tan crasa de un hecho histórico que casi parece que el Papa tome a los latinoamericanos por idiotas. Y algo de eso debe de haber en su sorprendente recriminación final, echando en cara a los católicos latinoamericanos su "machismo", que no me parece superior al del Papa, los cardenales y el resto de castos machos eclesiásticos.

Es posible que las sotanas que rodean al Papa lo convenzan de que ha sido un viaje apostólico muy productivo. Da la impresión, sin embargo, de que haya sido contraproducente. Este alemán de recias convicciones reaccionarias ha ido a un lugar del que ignora todo a adoctrinar a unos seguidores a los que desprecia. En efecto, cada vez es más patente la soberbia del intelectual católico Ratzinger, antiguo Prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe.