dissabte, 28 d’abril del 2007

Pues, sí, todos somos Geremek.

Leo en El País un buen artículo de don Carlos Carnero, eurodiputado socialista, titulado Todos somos Bronislaw Geremek que denuncia la situación del también eurodiputado polaco, al que su país ha despojado de su acta en el Europarlamento por haberse negado a firmar la declaración que exige la ignominiosa ley de depuración que ha aprobado hace poco el parlamento (Sejm) polaco de mayoría conservadora. La ley exige de todos los funcionarios públicos, cargos electos, etc una declaración jurada de no haber colaborado en el pasado con los servicios secretos del régimen comunista.

Geremek, que fue miembro del Partido Obrero Unificado Polaco (o sea, comunista) hasta 1968 y tuvo luego el buen gusto y la honradez de abandonarlo para pasar a la oposición y contribuir a la creación del sindicato Solidaridad, ha tenido hoy otro gesto de honradez y gallardía, rechazando firmar esa infamia que se han sacado de la minerva los dos gemelos que desgobiernan a la infeliz Polonia.

El caso Geremek clama al cielo. Espero que haya movimientos de solidaridad, que firmemos cartas y protestas y, de momento, se me ocurre que el PSOE lleve a Geremek en sus listas en las próximas elecciones al Europarlamento.

Dicho lo cual, añado un asunto de matiz que he visto ya muchas veces. El señor Carnero termina su interesante artículo diciendo:

"Tenemos que ser una piña en defensa de Bronislaw. Si no, nos veremos obligados a recitar en silencio los tristes versos de Bertold Brecht en vez de tararear -aún desafinando- el Himno a la Alegría de Beethoven.
Sin duda se refiere a los versos siguientes:

Primero se llevaron a los negros,
pero a mi no me importó, porque yo no lo era.

Enseguida se llevaron a los judíos,
pero a mí no me importó, porque yo tampoco lo era.

Después detuvieron a los sacerdotes,
pero como yo no soy religioso,
tampoco me importó.

Luego apresaron a unos comunistas,
pero como yo no soy comunista,
tampoco me importó.

Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde.
Sin duda. Se citan mucho. Y siempre se atribuyen a Bertolt Brecht. Pero no son de él. Son de otro resistente antinazi alemán, el cura Martin Niemöller; aunque hay quien se los atribuye a su vez a otro resistente también alemán, ejecutado por lo nazis en 1943, el teólogo Dietrich Bonhöffer. Aún no he salido de dudas. Estoy en ello. Lo que parece claro es que no son de Brecht. Ni tampoco dicen lo que el poema más arriba, sino:
"Sie kamen zuerst und holten die Kommunisten, und ich sagte
nichts, weil ich kein Kommunist war.
Dann kamen sie und holten die Sozialisten, und ich sagte nichts,
weil ich kein Sozialist war.
Dann holten sie die Gewerkschafter, und ich sagte nichts, weil ich
kein Gewerkschafter war.
Dann holten sie die Juden, und ich sagte nichts, weil ich kein Jude
war.
Dann holten sie mich, und es war keiner mehr da, um etwas zu
sagen."
Que traducido suena así: "Primero se llevaron a los comunistas y no dije nada porque no era comunista./Luego se llevaron a los socialistas y no dije nada porque no era socialista./Después se llevaron a los sindicalistas y no dije nada porque no era sindicalista./Después se llevaron a los judíos y no dije nada porque no era judío./Después me llevaron a mí y ya no quedaba nadie que dijera algo."
Desde luego, por la estructura y la versificación, parece de Brecht, pero no es de Brecht.