diumenge, 29 de juliol del 2007

Blogorismos de verano.

MILAGROS

Dice el señor Rodríguez Zapatero que no hay milagros. Jamás haremos carrera de este hombre. Habla como un volteriano. De ahí lo de la Educación para la Ciudadanía. De ese descreimiento. De ese materialismo que todo lo corrompe. ¿Educación? Formación para la checa. Pandilla de radicales, ateos y comecuras. El país esté dejado de la mano de Dios. El país, no El País, que ese lo imprime el mismo Satán.

¿Cómo que no hay milagros? Es precisamente lo que más hay. Tantos que casi no parecen milagros: es milagroso que el señor Zaplana, forrado como está, soporte la canícula; milagroso que el señor Rajoy aún aparezca en las encuestas; milagroso que queden catalanes del PP; que la señora Aguirre llegue a fin de mes; que el señor Aznar lleve una semana callado; que Navarra siga estando en el mapa. Es milagroso que siga habiendo mapa.

(La ilustración es una tabla de Vicente Carducho, o sea, Vincenzo Carducci, titulado el éxtasis del padre Birelli).



Gay gays

Leo en 20 Minutos que la policía italiana ha detenido a dos gays que estaban morreándose cerca del Coliseo, los ha cacheado, los ha llevado a la comisaría y los ha denunciado por escándalo público. Un cristo que se ha organizado. El presidente de los gays ha formulado protesta pública y convocado a los homos del lugar a un acto de masivo morreo. Si los hombres pueden besar a las mujeres y las mujeres a los hombres en la vía pública (también conquista relativamente reciente) ¿por qué no los hombres a los hombres, las mujeres a las mujeres, las monjas a los curas, los curas a las jóvenes y los perros a las farolas? Habría que pensar en suprimir eso del "escándalo público". Además es falso. El escándalo nunca es público; es privado del que más grita. Por otro lado, como en el Irán, ¿verdad? donde a los gays no los acusan de escándalo público sino que los ahorcan sin más.


El culo y las témporas

El periodismo es un oficio difícil y exigente, y no debe meterse a él quien, con independencia de su ideología política, no tenga fuertes principios morales, la "ley moral en el corazón", que decía Kant. Una ley que te dice que hay cosas que no pueden hacerse. Por ejemplo, ese titular de ayer de Libertad Digital que pretende hacer una amalgama al estilo estalinista entre el Solitario, presunto atracador y asesino, e Izquierda Unida por intermedio de su madre. Vamos que el Solitario deja de ser Solitario y entra en colaboración con su madre si ésta es comunista. Eso es como si, cuando el señor Rato es noticia, por ejemplo porque vuelve a la política nacional, alguien dijera: "Vuelve a la política nacional el señor Rato cuyo padre fue condenado a tres años de prisión durante el franquismo por evasión de capitales". Es verdad, pero sería injusto hacerlo. Lo mismo sucede con el Solitario


La gran calor.

Líbreme el Señor de tomarme a risa el cambio climático. Hace poco lo hizo Félix de Azúa, comparándolo con los temores de fines del milenio y rápidamente saltó alguien criticándolo por frivolizar. No veo por qué no puede uno tomarse a chirigota lo del cambio climático, igual que el fin del milenio. Pero prefiero dejarlo estar porque hace demasiado calor. Los termómetros digitales de algunas capitales del sur mostraban 42º y los locutores echaban humo o tenían los pinreles en los estanques.

(La foto de una puesta de sol en el mar de Omán es una imagen de la IRNA, Agencia de Noticias de la República Islámica del Irán)

Me quedé a ver el Dracula de Francis Ford Coppola en Tele Madrid que, a veces se da un respiro en hablar mal del Gobierno. Tengo el vago recuerdo de haberla visto antes. Me sucede que lo que no me gusta, se me olvida. Lo considero una fortuna, pero lo pago al precio de ver por segunda vez algo que no me gusta

Lo de menos es si la película, que se llama Drácula, de Bram Stoker tiene o no que ver con la novela de Stoker. Tiene lo justo que ver para que sea Drácula y tiene que ver con más cosas. El film es un entramado de referencias. No resulta muy cargante ver el truco de la sombra de la mano sarmentosa de largas uñas sobre la pared. Lo cargante es que Van Helsing invoque el nombre de Nosferatu un par de veces, como si fuéramos tontos. Hay muchos efectos especiales, algunos directamente sacados de El exorcista. Y ese americano, Morris, que aparece como Wyatt Earp en Tumbstone tiene gracia. En general, tiene bastante gracia todo lo que va de coña en la cinta, desde la figura sádica del conde hasta la zoofilia de Lucy, pasando por el erotismo de las novias de Drácula. Supongo que ya no hay forma de tomarse en serio al Conde, por más que esto de los vampiros es una leyenda que probablemente entronca con los más ancestrales miedos humanos, los chupasangres. Por cierto, que la primera narración sobre vampiros, que se atribuyó en un principio a Lord Byron, la había escrito su médico y amigo, John Polidori, aunque sobre una idea del autor de Manfred

No es que no me guste el Drácula de Coppola porque me gusten los de Polanski o Ted Browning. En realidad, no me gusta ningún Drácula (cosa distinta es Nosferatu) porque tengo mi propia idea de la fábula pero aprecio mucho a Bela Lugosi que hizo un Drácula insuperable.

Así que aquí dejo un homenaje al gran actor, de nombre Béla Ferenc Dezső Blaskó, nacido en 1882 en Transilvania. La banda sonora es El lago de los cisnes. Lugosi estaba tan en su salsa en el papel de Drácula que el personaje acabó comiéndose al actor, como esos insectos endofitos que acaban con las plantas en las que viven.