dimecres, 13 d’agost del 2008

El círculo de tiza caucasiano y la diplomacia.

La guerra de Georgia ha durado cinco días y la ha ganado Rusia. El cese de las hostilidades con mediación francesa (¡qué sentido del escenario mediático tiene este Sarkozy!) se ha hecho sobre el acuerdo impuesto por aquella, aunque formalmente presentado por Francia. Aquí de lo que se trata es de que la Unión Europea no haga mucho el ridículo como suele y se adelante a los EEUU, para lo cual vienen como anillo al dedo las tradicionales buenas relaciones entre Rusia y Francia. En cuanto al contenido del acuerdo lo iremos conociendo a fondo en los próximos días ya que por ahora es algo caótico y, probablemente, engañoso. Por ejemplo El País dice que prevé discusiones internacionales sobre el futuro estatus de Osetia del Sur y Abjazia pero la agencia France Presse asegura que ese punto ha sido excluido con el acuerdo de las partes y, por supuesto, nadie dice nada de la exigencia rusa de que Georgia firme un compromiso jurídicamente vinculante de que mantendrá sus tropas fuera de Osetia del Sur y de Abjasia mientras que los rusos seguirán fungiendo como "tropas de paz" y los georgianos tendrán que desarmar parte de su ejército. Es decir Georgia ha perdido la guerra, dato esencial para entender los movimientos diplomáticos que están dándose.

La cuestión de quién es culpable es ya indiferente y en este tipo de conflictos suele serlo desde el principio porque todos los combatientes dicen tener la razón igual que Dios está siempre del lado de todos los ejércitos. A veces el mismo Dios en ejércitos que se entrematan. A primera vista parece claro que Georgia hizo un movimiento que creyó inteligentísimo de invadir Osetia del Sur aprovechando que todo el mundo estaba mirando los Juegos Olímpicos. Y le salió mal porque los rusos estaban esperando, tenían ya descontado que algo así pasaría en algún momento (si es que no lo provocaron sus servicios de inteligencia) y desencadenaron la contraofensiva de modo relampagueante y con abrumadora superioridad de medios. Pero siempre habrá alguien (algunos funionarios estadounidenses sin ir más lejos) que diga que si los georgianos entraron en Osetia fue porque los independentistas osetios llevaron sus provocaciones muy lejos y había que responder. Es decir la culpa es de Rusia. ("¡Rusia culpable!" decían ya los de la División Azul). Siempre hay un roto para un descosido.

También puede uno preguntarse si el señor Mijaíl Saajashvili ha actuado por su cuenta o tenía el visto bueno previo de los EEUU. No sería algo novedoso, ¿verdad? Cuando Sadam Husein (q.e.p.d.) invadió Kuwait, lo que originó la primera "guerra del Golfo", dijo tener una especie de preacuerdo yankee y algo de eso hubo o así lo reconoció entonces la embajadora estadounidense que no parecía muy despierta. La señora Rice, otra que tal, puede haber hecho lo mismo con el señor Saajashvili que es un "buen amigo" de los EEUU, el tercer contingente en el Irak después de los propios EEUU y sus primos hermanos los ingleses, con dos mil hombres que ahora han regresado a casa, donde hacen más falta en trasportes militares gringos. Como gringos son los ciento setenta "asesores militares" que hay en Georgia y que se han lucido, dicho sea de paso.

Tampoco es de mucho interés largar soflamas sobre el doble rasero porque en estos asuntos el doble rasero lo manejan todos. Por ejemplo: que Rusia alienta en Osetia del Sur y Abjasia lo que aplastó sin miramientos en Chechenia. Pues sí. Igual que los occidentales piden que no se atente contra la integridad territorial de Georgia pero se cargaron la de Serbia al apoyar la independencia de Kosovo. Ya es cínico (y algo repulsivo) que el señor Bush salga diciendo que no se pueden invadir países independientes; pero que añada que la invasión de Osetia es un asunto interno de un país soberano hace trizas el concepto de Derecho Internacional Humanitario que los occidentales andamos cacareando por ahí, según el cual los gobiernos no pueden tratar a sus pueblos como les dé la gana. Habría que añadir: salvo que sean los gobiernos de nuestros amigos, criados o lacayos.

Reitero: la actividad diplomática se realiza sobre el hecho incontrovertible de que Rusia ha ganado la guerra y Georgia la ha perdido. Rusia emerge como potencia tras los largos años de desconcierto, decadencia y debilidad después del hundimiento del comunismo. Y a las potencias hay que tratarlas como tales, cosa que los EEUU no están dispuestos a hacer. Por lo demás, el risorgimento ruso se hace de la mano del señor Putin que es quien manda en Rusia. Estaba en Pekín codeándose con el señor Bush y ha vuelto corriendo a machacar a los georgianos. El señor Medveded no pinta nada. Estas combinaciones de poder recuerdan mucho las que se daban en la Unión Soviética entre el Presidente del Presidium del Soviet Supremo y el del Gobierno; el cargo que mandaba era el que ocupara el Secretario General del PCUS, el equivalente del señor Putin, antiguo comunista.

Por cierto, Rusia retornada actúa defendiendo sus intereses consistentes como siempre en rodearse de un cinturón de Estados/almohadón sometidos a su influencia y que la protejan de lo que más teme: una invasión de un día para otro como hicieron los alemanes en junio de 1941. Además quiere controlar la zona de paso de los oleoductos y gasoductos del Caspio. Los oleoductos traen un millón cuatrocientos mil barriles diarios de crudo a Europa y esto es esencial para todos entre otras cosas porque si los rusos pierden ese control, en virtud del "horror vacui" de la naturaleza lo tomarán los estadounidenses. De cuán sensible es el asunto da idea el hecho de que algunos puertos de Georgia (Batumi, por ejemplo) no comercien y British Petroleum haya cerrado sus instalaciones en la zona. Además Rusia quiere a la OTAN cuanto más lejos de sus fronteras mejor.

Breve digresión: ¿qué hubiera pasado si en abril, cuando el señor Bush pidió que se integrara a Georgia en la OTAN, los europeos hubieran accedido? Que ahora tendríamos una razón estupenda para comenzar la III guerra mundial de la mano del efervescente político georgiano. Aun así es muy de señalar cómo se han tomado el cese el fuego los estadounidenses: como una derrota. El señor McCain, aconsejado en esto por el neocon señor Paul Kagan, el genio de Europa = Venus y EEUU = Marte, dice que no acceder al ingreso de Georgia en la OTAN fue un error y que debe remediarse cuanto antes. Es obvio que quiere la guerra. Muy típico de los neocon. ¿Y el señor Obama? Este, menos temperamental que el republicano, habla de tomar medidas coercitivas sobre Rusia. Fin de la digresión.

Es lo que dicen todos especialmente los gringos que son quienes peor se han tomado eso de que los rusos quieran volver a hacer como ellos, o sea, invadir países. Sin embargo es muy poco lo que cabe hacer. Siendo Rusia miembro permanente del Consejo de Seguridad, éste no adoptará jamás decisión alguna sobre el conflicto que no sea de su agrado. Derecho de veto como el que interponen los Estados Unidos cada vez que el Consejo tiene la veleidad de condenar no ya a los mismos EEUU, que no hay caso, sino a alguien tan perfectamente condenable como Israel. Es más en una votación crucial probablemente tendría el apoyo de China a quien no gusta nada que le anden mirando qué hace en el Tibet. Los imperios tienen sus necesidades y se comprenden entre sí.

Se barajan otras medidas coercitivas en el orden diplomático, que si excluir a Rusia del G8, de la Organización Mundial del Comercio..., ganas de hablar por no estar callados. Los europeos dependen en no escasa medida del gas natural que viene de Rusia y del petróleo y gas natural que llega a través de Georgia, así que es poco probable que hagan nada. Y menos en un asunto tan lamentablemente mal planteado como el de la estúpida agresión de Georgia a Osetia del Sur. Propia de la diplomacia de Mr. Bush que no ha hecho más que cosechar fracasos en todo el planeta excepto en el Próximo Oriente en donde los israelíes han desarrollado la diabólica capacidad de convertir en triunfos militares suyos los sistemáticos fracasos diplomáticos de los EEUU.

Así las cosas Occidente ha decidido entender el asunto en clave político-ideológica. O sea recurrir a la propaganda. El señor Carl Bildt, ministro sueco de Asuntos Exteriores, compara la actitud del señor Putin en Georgia con la de Hitler en Europa central mientras que el reputado especialista en Relaciones Internacionales, señor Brzezinski, a su vez la compara con la de Stalin en relación con Finlandia. Ya tenemos a Putin encajado en el modelo que mejor manejamos en Occidente: el monstruo totalitario mezcla de Hitler y Stalin. Se ve que el señor Bildt no es internauta. Si lo fuera sabría que ha incurrido en un caso de manual de aplicación de la Ley de Godwin, aparte de coincidir con el señor Aznar que también habla mucho de Munich sin saber de la misa la media. La propaganda, por basta que sea, es muy conveniente para ganar guerras. Pero una vez que la guerra ha dado paso a la diplomacia conviene que la propaganda sea algo más refinada, menos grosera. De otro modo no se llegará a acuerdo alguno que es la solución diplomática por excelencia.

(Las dos primeras imágenes (propaganda antirrusa) son fotos de pntphoto. La tercera (propaganda antigeorgiana) es una foto de Publik18, todas bajo licencia de Creative Commons).