diumenge, 10 de febrer del 2013

Ni Rajoy salva a Rajoy.

¡Menudo desastre ha organizado Rajoy por dárselas de puro publicando sus declaraciones de la renta! El anuncio de la disclosure ya fue recibido hace días con recochineo en un país en el que esa declaración salía a Díaz Ferrán a devolver. El gesto es absurdo pues nadie incluirá en la declaración de la renta los ingresos ilegales. Pero, además, la propia publicación ha suscitado muchas más suspicacias de las que trataba de acallar. Los papeles de Rajoy traen sus declaraciones desde 2003. Como los apuntes de Bárcenas se interrumpen en 2003, aquellos no aclaran nada. No solamente no aclaran; enturbian más la cuestión. Pues. ¿no sucede ahora que la declaración de la renta de Rajoy no coincide con la que hizo en el Congreso? Y no por una bagatela sino por unos 100.000 euros. Dejarse olvidados 100.000 euros en el cajón de la mesilla es harto difícil.

Al margen de otras cuestiones de legalidad, los papeles de Rajoy muestran un ciudadano que nada en la abundancia, que se sube el salario en un 27% entre 2007 y 2011 y, acto seguido, impone reducciones de sueldos, de pensiones, de subvenciones a sus paisanos y los obliga a hacer sacrificios de todo tipo. Y quizá lo más irritante sea ver cómo lleva la pantomima a decir que miro mi cuenta a fin de mes, tengo los problemas que tienen todos los ciudadanos. Y eso cobrando 14.000 euros mensuales, con todos los gastos pagos. Es una afirmación tan desvergonzada como la famosa salida de Esperanza Aguirre de no llegar a fin de mes.

Especialmente llamativo en el estadillo de cuentas de Rajoy es ver cómo el sueldo que le paga el partido se triplica entre 2004 y 2005. ¿La razón? Compensarle por la pérdida de ingresos como ministro del gobierno derrotado en las elecciones de marzo de 2004. Tanto para Rajoy como para Cospedal hay una clara relación compensatoria entre el salario del partido y el del cargo público. Y los dos encuentran lógico y lícito cobrar ambos.

Estas prácticas del PP plantean la cuestión de cómo entiende la derecha el partido. Da la impresión de considerarlo como un instrumento para el medro personal, de familia, de grupo, de casta. Es una idea patrimonial de la organización política que se traslada tal cual a las instituciones y los medios. El PP paga con dineros públicos unos medios de comunicación que usa como oficina de propaganda. Contrata con cargo al erario público gentes del partido para realizar tareas de partido, como en el caso de Carromero. En realidad, la visión conservadora de las instituciones apunta a dos objetivos: se instrumentalizan estas bien para expoliar lo público y llenar la administración de enchufados, bien para avanzar en el desmantelamiento del Estado de derecho.

Al margen de estas consideraciones más generales, la dimisión de Rajoy debe producirse entre otras razones por ese fariseísmo fanfarrón, como de casino de pueblo, con el que quien está, al parecer, llevándoselo crudo afirma puritano no he venido a la política a ganar dinero. Quién lo diría, ¿eh?

(La imagen es una captura del vídeo de Autonomousmad,titulado El#TicDeRajoy se repite en Berlín, dos días después del espectáculo de Génova.