dimarts, 29 d’octubre del 2013

Lo que importa.


Pasatiempo. Para la gente más superficial, la política es cosa de dimes y diretes, de si tal ministro vive en el armario o tal ministra viste modelos exclusivos de un refinado modisto italiano; de si un director general se paga las juergas con la tarjeta de crédito del departamento o si un líder de la oposición se lía en una trifulca en Twitter por un comentario racista. Aquí lo importante es lo más trivial. 

Negocio. Para los ciudadanos atentos a las posibilidades de enriquecimiento rápido por medios cualesquiera, la política es el carro de la diosa Fortuna, caprichosa, escurridiza y calva. Está hecha de adjudicaciones dudosas, cohechos, malversaciones, estafas, comisiones, mordidas, sobresueldos; mucho, mucho dinero. Algún dirigente del PP considera su partido una empresa. Y en las empresas, lo importante es el beneficio corporativo y, con él, los sueldazos de los directivos. Sin contar con que la ética que aplican a su acción en el mercado es difusa, como la fuzzy logic que, según parece, rige el comportamiento de los mercados de valores. Fuzzy logic, fuzzy ethics.

Rutina. Para muchos gobernantes la política es la aplicación de la racionalidad weberiana, despersonalizada, burocratizada, a la gestión de la vida. "Pues claro que espiamos a nuestros aliados. Igual que a nuestros enemigos. Quizá más, primeramente porque es más fácil y, en segundo lugar, porque, a partir de cierto momento, a los enemigos los bombardeamos. Pero los aliados son también muy peligrosos. No se pretenderá que acordemos un tratado internacional con quien pretende engañarnos a las escondidas, ¿verdad? Por lo demás, ¿hay algún Estado que no espíe? "

Tragedia. Para otra gente la política es asunto de vida o muerte. Estar jugándose la vida puede ser cosa inopinada, repentina, inesperada o puede ser algo deliberado. Pero en ambos casos tiñe de tragedia lo que para otros es un pasatiempo, un negocio, una rutina. De los siete mineros fallecidos ayer a causa del grisú, uno de ellos había bajado a rescatar a sus compañeros. Igualmente había participado en la marcha minera en junio a Madrid. Un hombre valiente. Los mineros tienen que serlo para sobrevivir en unas condiciones que el ABC tachaba de privilegio hace unos meses, al informar sobre la citada marcha minera. Los mineros bajaban a Madrid, según el diario de la derecha "a defender sus privilegios". Sus privilegios. Parece mentira ¿verdad? Claro, como que lo es. Privilegio el del ABC, de mentir y difamar de esa forma.

En asunto de vida muerte entra también la huelga de hambre de Jorge Arsuaga en la Puerta del Sol en Madrid. Diecisiete días lleva el joven sin ingerir alimentos para conseguir la dimisión del gobierno. Hasta este momento se le han sumado dieciséis personas en diversas ciudades de España. Algún yayoflauta, un grupo de mujeres gallegas. El hecho tiene muy escasa repercusión en los medios convencionales. Mucha en Twitter y la blogosfera, que son quienes mantienen viva la noticia. Esta acabará emergiendo en los medios y el gobierno tendrá que pronunciarse y hacer algo. Y si el ejemplo cunde y ha de habérselas con más gente en huelga de hambre, el asunto será tan complicado como la cuestión catalana.

Los internautas tratan de viralizar la campaña de Jorge, que está muy bien pensada y es muy clara: son dos expresiones que nos interpelan directamente: no te pido que hagas huelga de hambre; te pido que luches y para que tú puedas jubilarte a los 65 yo llevo 17 días sin comer.. Esta claro, ¿no? Si tocan a Jorge, nos tocan a tod@s.

(La imagen es una foto tomada en Twitter de @shul_evolution).