dissabte, 27 de desembre del 2014

Epiménides el cretense en La Moncloa.


Entre las escasísimas virtudes de Rajoy nadie, que yo sepa, le ha reconocido la de haber resuelto por la vía rápida la famosa paradoja de Epiménides. Ayer, en su comparecencia ante los medios, la última de este año, hizo un balance triunfalista de los tres de legislatura, puro acto de propaganda, tan repleto de embustes, medias verdades y engaños como todas sus intervenciones públicas. El embustero compulsivo y presunto cobrador de sobresueldos dice que él, a diferencia de Epiménides, nunca miente. Y vuelve a mentir.

El enunciado esencial del acto es que 2014 fue el año de la recuperación y 2015 será el del despegue. El empleo de este término debe de ser aportación de algún asesor que leyó en su juventud la célebre obra de Walt Whitman Rostow, Las etapas del crecimiento económico, libro que, significativamente, se titulaba "un manifiesto no comunista". La mención se convirtió en chirigota de los internautas, especialmente los tuiteros. Un tuit de gran difusión decía que el despegue de 2015 se hará desde el aeropuerto de Castellón de la Plana. Si tenemos en cuenta que, en la aplicación del modelo rostowiano a España suele considerarse que la etapa del despegue o take off se dio en 1959, puede verse cuán errado anda Pedro Sánchez al exigir a Rajoy que no hable de "recuperación" hasta alcanzar las magnitudes de 2006, antes de la crisis, cuando precisamente quiere ponerla en 1959.

Para justificar su optimismo -propaganda para esta larguísima campaña electoral de un año que se avecina- Rajoy echa mano de una serie de datos que hablan de crecimiento cuantitativo del empleo, de más puestos de trabajo, de las afiliaciones a la seguridad social, de más pensiones, y lleva su falta de sentido del ridículo a presentar como jugosa prueba dos escuálidos aumentos de 0,25% las pensiones y 0,5% el SMI, lo que suena más como una tomadura de pelo. Tomadura de pelo sangrante cuando se recuerda que, al parecer, él se subió el sueldo un 21% hace un par de años, sin contar los sobresueldos que estuvo otros veinte percibiendo.

Por supuesto, hay una andanada de datos que desmienten de raíz la afirmación presidencial. Según las magnitudes que se elijan y los años de comparación, puede fingirse una recuperación, como hace Rajoy, o constatar que estamos peor que hace un año, como puede ver cualquiera. En realidad se han destruido más puestos de trabajo de los creados y el paro no ha disminuido, sino que ha aumentado. El más de millón de personas que han emigrado en los dos últimos años y son parados que no se contabilizan como tales lo prueba. El 35% de contratos son basura y su reflejo en la seguridad social un puro engaño. El miserable aumento del PIB se debe a que estos sinvergüenzas han empezado a contabilizar la prostitución y el tráfico de drogas. El día en que contabilicen lo que ellos mismos roban estaremos en cabeza del crecimiento mundial. Por no hablar de los desahucios, los índices de pobreza y desigualdad, la deuda, la gente buscando comida en los contenedores, etc. Todo en la comparecencia del sobresueldos fue mentira. Como siempre.
 
Rajoy comenzó su mandato haciendo lo contrario de lo que prometió en la campaña electoral y reconociéndolo paladinamente con la curiosa fórmula de que "no había cumplido sus promesas", pero había cumplido con su deber". Su deber, por tanto, era mentir. ¿Cómo puede decir ahora que "nunca ha engañado a los españoles" si no ha dejado de hacerlo? O de intentar hacerlo, porque la verdad es que en el país no le cree nadie. Más del 80% de los ciudadanos, según los barómetros del CIS no le concede crédito. Así que da igual lo que diga.

¿Para qué vamos a molestarnos en demostrar lo archidmostrado, esto es, que el presidente no solo ha engañado (o pretendido engañar) a los españoles y sigue haciéndolo? No merece la pena. Un somero repaso al cuadro de la derecha ilustra sobre las ocho más obvias mentiras de Rajoy a lo largo de esta triste legislatura que no es si no una historia de mentiras, engaños y propaganda. Este gobierno de presuntos corruptos llama:
  • "Partido político" a una asociación de supuestos malhechores;
  • "seguridad ciudadana" a un Estado policial de inseguridad e impunidad represiva;
  • "gratuidad de la justicia" a imponer tasas que imposibilitan el acceso a los tribunales;
  • "defensa de los derechos del no nacido" a negar los derechos de las mujeres;
  • "patrimonio cultural" a la tortura de animales;
  • "libertad de expresión" a un régimen de censura con periodistas esbirros a sueldo;
  • "democracia" a negar el voto a los catalanes.
Si nos atenemos a los resultados, es cierto que el sobresueldos no ha engañado a los españoles, pues no le cree nadie. Pero si nos atenemos a las intenciones es evidente que el gobierno no ha hecho otra cosa desde 2011 que mentir e intentar engañar a la gente.