dijous, 30 de juny del 2016

La querencia comunista

El editorial de El País de hoy, dedicado a explicar por qué ha retrocedido Podemos comienza con una falsedad parcial al afirmar que ese retroceso en la urnas ha sido inesperado. Lo habrá sido para el periódico pero no para otra gente como, por ejemplo, Palinuro, que lo dijo y predijo varias veces mucho antes. Desde el momento en que, víctima de un cálculo erróneo y de la soberbia de los dirigentes de Podemos, se llegó a la "confluencia" con esa muerta vivente, IU, quedaba claro que el partido morado vinculaba sus destinos a los muy oscuros de los comunistas españoles, inveterados perdedores camuflados hasta entonces como eso, Izquierda Unida. Creer que el resultado negativo de este dislate sea algo inesperado solo demuestra desconocimiento del terreno que se pisa. Y eso, siendo caritativos.

Inesperado también ha de ser para la izquierda comunista en cualquiera de sus variantes a pesar de que su reiterada experiencia de fracasos debiera haberla vacunado contra sorpresas. ¿Cómo es posible que la gente se niegue a votar al partido que incorpora en su acción la seguridad de estar en posesión de la verdad siempre? Efectivamente, para quienes directa o indirectamnte participen de la pontificia creencia comunista en la infalibilidad  de sus juicios, un fracaso de esta magnitud tiene que ser "inesperado". Los comunistas de toda la vida, piensan que si la realidad contradice la teoría, la culpa será de la realidad. O de quien sea, menos de ellos.

Las elucubraciones más absurdas se convierten en la razón en marcha de la historia y las dislates de mayor calibre en verdades apodícticas. Es el estilo comunista más acrisolado que ha absorbido Podemos, como si, tras haber fagocitado a IU en un primer momento, ahora estuviera siendo devorada desde dentro. Eso es lo que está provocando reacciones infantiles o desproporcionados.

Es lo que anima a los facistrolls de Podemos, auténtica generación de fanáticos,. que insultan de la peor manera posible a todos los que han votado a otros partidos. Toda la cursilería de la sonrisa y el amor hermoso y el amaos unos a otros, se ha convertido en "puto viejo", "gilipollas" "borrachas independentistas", etc., epítetos que no solamente muestran la frescura de una envidiable e ingenua juventud, sino también la alarmante falta del más elemental factor de inteligencia.

El ataque de las hordas de a pie de Podemos viene acompañado de un inenarrable texto amenazador de Pablo Echenique, el secretario de organización de Podemos. Echenique ha descubierto él solo el principio coercitivo del derecho pero aplicado a lo torcido, o sea, al juicio arbitrario y caprichoso de alguien con poder, pero sin razón, lo cual ya es una hazaña para quien no para de decir tonterías. Extirpar "la mala hierba", quiere este mozo en terminología que delata su formación religiosa. La misma razón por la que el cardenal Cañizares se pregunta si todos los inmigrantes serán "trigo limpio". Mala hierba, trigo limpio, metáforas rupestres de gentes que probablemente no han visto el campo ni en cuadros de paisajes.

A tono con estas intenciones inquisitoriales, depuradoras, de represalias, la dirección de Podemos también se apunta a este cómodo expediente de descargar sobre cabezas ajenas las desastrosas consecuencias de las estupideces que ella encontraba geniales un momento antes.

Y estos son los que iban a asaltar los cielos.