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divendres, 22 de juny del 2012

La justicia de Aguirre.

La lideresa es una deslenguada, castiza, cheli, un poco rabanera, bastante impertinente y carece por entero del sentido de la oportunidad. Aunque puede ser que esto último sea aparente, una táctica buscada por sus asesores de imagen ya que, cuando un personaje dice algo inoportuno suele provocar mayor revuelo que si no lo es. Si, además de inoportuno, lo que se dice tiene calado, fundamento, el efecto es mucho mayor y estas cosas a Aguirre le salen de miedo.
Porque es, en efecto, algo descarada y sus cosas suelen sacar de quicio a más de uno, incluso en su partido. Pero muchas veces se atreve con lo que nadie osa y, a su modo, marca el territorio de un debate razonable. Dicho en plata: puede molestar, pero es doscientas veces más inteligente, audaz y original que Botella, Pons y Wert todos juntos. Ya quisieran estos.
Los propósitos de Aguirre sobre el Tribunal Constitucional (TC) son inoportunos por decirlos justo después de que una decisión de este vaya en contra de las manías autoritarias y censoras de la derecha. Quizá debiera haberse esperado a otro momento para no dar pie a una acusación de reacción intemperante ni empujar a los guardianes de las esencias democráticas -de las que no entienden nada habitualmente- a salir en su defensa como si Aguirre astuviera atacándolas. Nada más falso. Los propósitos de la lideresa sobre el Tribunal Constitucional son ciertos y oportunos. Pero, al sacarlos de contexto y pronunciarlos casi como venganza por una decisión incómoda, pareciera que no lo son. Y lo son. es obvio que están movidos por la obsesión en contra del nacionalismo vasco y que demuestran un espíritu españolista, dictatorial muy desagradable. Pero haciendo esto a un lado, la idea aquirresca no es nueva ni absurda. Veamos.
El TC no es un tribunal de verdad, no está compuesto por jueces ni forma parte del Poder Judicial sino que es una instancia política supraordinada a este en ejercicio de una jurisdicción que podría ser adjudicada a otro órgano, incluso al Supremo, como sucede en los Estados Unidos. Consciente de esto el legislador ha querido disimular la naturaleza política del órgano llamándolo "tribunal" y llenándolo de juristas de "reconocido prestigio, etc". Pero igual podía estar compuesto por políticos, expresidentes (como sucede con el Consejo Constitucional francés), por comerciantes o ciclistas siempre que tengan sentido común que, por cierto, no es monopolio de los magistrados.
Es perfectamente legítimo y hasta razonable, suprimir el tal TC y encargar su tarea al Tribunal Supremo (TS). De hecho, así es como funciona el primer ejemplo del mundo, el de los Estados Unidos. Tuvo que llegar después el alambicado genio de Kelsen para dar con la fórmula germánica  de un TC especial, variante del "guardián de la Constitución" schmittiano. En el fondo, probablemente, algunos europeos prefieren este recurso al del TS probablemente porque no se fían del espíritu constitucionalista de la judicatura.
Sin embargo, tampoco la solución del TS está libre de peplas. Aparte del evidente riesgo de conservadurismo de los jueces de carrera, está el hecho de que puede ser un órgano tan político como el TC o incluso más. Es el presidente de los Estados Unidos quien nombra a los magistrados del TS, es verdad que solo cuando hay vacantes, que el nombramiento es vitalicio y que interviene decisivamente el Senado, pero los nombramientos son indudablemente políticos, ideológicos. Y, sin embargo, el TS gringo funciona muy bien. Lo que quiere decir que no es necesariamente su condición política la que malea el TC español. A lo mejor es su condición de español. Y eso tiene peor arreglo.
Es más, no hay obligación alguna de aceptar una jurisdicción constitucional independiente. La mayoría de los países europeos más democráticos carece de TC: Bélgica, Dinamarca, Irlanda, Islandia, Noruega, Holanda, Reino Unido, Suecia o Suiza no tienen TC. En cambio sí lo tienen Alemania, España, Italia, Austria y Portugal (llamado Comisión Constitucional); es decir, los países con mayor tradición de dictaduras y falta de democracia del continente. 
No, lo que dice Aguirre no es un sinsentido, aunque, como suele hacer, lo diga para llevar el agua a su molino de otorgar la jurisdicción constitucional a una casta de jueces conservadores todavía penetrados de franquismo. Pero no es un sinsentido. Sinsentidos son muchas de las críticas que se le han hecho.
(La imagen es una foto de ppcv, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 10 de març del 2012

La mirada de un hombre.

Por fin me pasé a ver la exposición de Lewis Hine en la sala de Mapfre en el Paseo de Recoletos. Una recopilación de lo más representativo de su obra a lo largo de su vida. Un testimonio impresionante de un tiempo y unas gentes.

Junto con Steichen y Stieglitz, Hine pertenece a la generación de los padres de la fotografía clásica estadounidense, de Ansel Adams, Paul Strand, Michael Evans o Dorothea Lange. Pero hay algo que lo separa de todos los demás y es que así como casi todos son artistas, autodidactas o con formación, pero artistas, Hine es, sobre todo, un académico. Su mirada no tiene la limpieza e inmediatez intuitiva del artista puro sino que va buscando datos, pruebas, con las que interpretar una realidad de acuerdo con una teoría previa.

Hines se educó en las doctrinas filosófico-pedagógicas de Dewey y su idea de la educación ética. Si no ando errado, tras dar muchas vueltas, se graduó en pedagogía y se doctoró en Sociología (o al revés, no estoy seguro) y trabajó en la escuela deweyana. Luego, alguien le dijo que se hiciera con una cámara, aprendiera fotografía e ilustrara la condición de los desposeídos de la tierra en la pujante sociedad estadounidense del primer tercio del siglo XX. Que hiciera sociología plástica. Y a eso se dedicó nuestro hombre, a dejar testimonio sistemático de aspectos concretos de la sociedad de su tiempo, captando con un realismo demoledor los personajes que los poblaban. En la serie dedicada a Ellis Island, las familias de inmigrantes italianos, judíos, eslavos, rusos y su estancia en esas instalaciones que todavía impresionan. La serie de trabajo infantil en textiles y otras muchas ocupaciones encoge el ánimo.

Hine documentó gráficamente la construcción del Empire State Building y algunas de sus fotos más famosas son las de los obreros jugándose la vida (como en parte se la jugó él para fotografiarlos) a 400 metros del suelo en condiciones de seguridad que ponen los pelos de punta. También fue una especie de cronista gráfico de la ciudad de Nueva York, de Manhattan, los barrios populares, los chamizos en que vivían los inmigrantes, las familias obreras.

Hine era demasiado duro y no tuvo encaje en el mercado. Solo llegó a publicar un libro y sus colaboraciones con revistas no cuajaron. Paradójicamente, tampoco se benefició del New Deal como lo hicieron otros artistas que trabajaron para la administración. Al parecer por el empeño de Hine en no ceder el control de sus negativos. El caso es que murió en la miseria. Un hombre íntegro que se revela en la impresionante obra que ha dejado. Merece la pena pasarse por la exposición. Cada foto es una historia que interpela al visitante y lo obliga a reflexionar sobre la condición humana. La mirada perdida de una judía inmigrante en Ellis Island, un niño mutilado.

Y además es arte, una especie de pictorialismo a la inversa, esto es, no en el sentido de que la fotografía se haga pintura sino en el de que la pintura se hace fotografía. Las imágenes de los hombres luchando con las máquinas se trasladarán luego a todos los murales modernistas del planeta entero.

dimarts, 3 de maig del 2011

Entre la mendacidad y la ignominia.

En mitad del jolgorio mundial por la muerte de Bin Laden a manos de los hombres de Barack, Esperanza Aguirre se apresuró a recordar que Bin Laden nunca ha reconocido el atentado de Madrid, una observación tan fuera de lugar y de sentido que sólo puede explicarse por un ataque agudo de conspiranoia, aunque calculada con la precisión de un pellizco de monja.

Es el caso, sin embargo, que el tal Bin Laden tuvo a bien declarar el 17 de abril de 2004 que El 11-M es la respuesta a las acciones de España en Irak, Afganistán y Palestina. Resumiendo, la declaración de Esperanza Aguirre es mendaz.

Y no sólo mendaz. Además es ignominiosa en comparación con la de Hillary Clinton en la que ésta recuerda los inocentes que murieron por culpa de Bin Laden en Atocha el 11-M, víctimas para las que Aguirre no ha tenido ni un recuerdo, ocupada como está siempre, sin parar, en todo momento y circunstancia, venga o no a cuento, en atacar al adversario y rebañar unos votos.

(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 30 de març del 2011

Duke vs. Wal Mart.

Los Estados Unidos son un foco de civilización. El mayor hoy día. Eso de la civilización, sin embargo, hay que matizarlo porque sabido es que se han cometido crímenes monstruosos y genocidios en su nombre; pero también gestas inmortales en beneficio de la humanidad. Dado que por lo general van mezclados es necesario pararse a discernir. Por ejemplo, los EEUU han creado, consentido y glorificado uno de los movimientos más odiosos del mundo, el Ku Klux Klan. Pero lo han hecho a través, entre otros medios, de una de las películas más fascinantes de todos los tiempos, la epopeya del cine, el origen de esta arte contemporánea, el Nacimiento de una nación (1915), de David W. Griffith que lo hace, además, con esa intención explícita de vincular el Klan con el nacimiento de la nación gringa.

Así que la actitud razonable hacia los EEUU no puede ser una elección maniquea de totalmente a favor o totalmente en contra. Tendrá que ser mestiza, como todo en la vida. De los EEUU vienen y han venido noticias e influencias nefastas y también otras benéficas. Así como las matanzas de indios en el Oeste fueron un horror, la revolución que llevó a la independencia ha sido el faro que ha guiado muchas aventuras posteriores, como se visualiza al llegar a Nueva York y ver la estatua de la Libertad, regalo/tributo de Francia que también hizo una revolución que, como la gringa, es patrimonio de la humanidad.

Algunas de las mayores barbaridades imperialistas en los últimos cincuenta años han venido de los EEUU; pero también las mayores oleadas de luchas por los derechos civiles, contra la discriminación de los mujeres, los negros o los homosexuales. La sentencia en el famoso caso Roe vs. Wade, recaída en 1973, definía el aborto como un derecho fundamental de las mujeres al amparo del derecho a la intimidad de la cuarta y la novena enmiendas y según el cual, la decisión sobre la interrupción del embarazo es cosa que compete a la propia mujer. Esa sentencia influyó en el mundo entero, abrió esperanzas a millones de mujeres y, de paso, una polémica a veces violenta con los "pro vida" en el interior del país que reclaman que se revierta Roe, igual que en España el PP quiere derogar o, al menos, recortar la ley del aborto.

Pues bien, la demanda que han presentado Betty Duke y otras cinco mujeres en representación de un millón y medio más contra Wal Mart por discriminación es también también un asunto histórico que va a influir en todas partes. Por un lado el carácter masivo del hecho, muy gringo, como las producciones de Cecil B. de Mille. Los mismos gringos se ríen de esto cuando dicen que todo lo americano es grande, ruidoso y no funciona. Y, por otro, la importancia del fondo de la cuestión. El Tribunal Supremo tiene ahora que decidir si admite a trámite una demanda por discriminación una de cuyas pruebas es la diferencia salarial sistemática y persistente en el tiempo entre hombres y mujeres en contra de estas. Es claro que el gigante Wal Mart, uno de los símbolos de EEUU, va a movilizarse a tope para evitar una decisión del Tribunal porque supondrá indemnizaciones siderales pero que no son otra cosa que la contabilización a precios de hoy de la sobretasa de explotación a que están sometidas las mujeres. El valor del ejemplo para los europeos es que estos comprendan que la discriminación salarial a que están sometidas las mujeres en Europa y en todas partes es denunciable en los tribunales; al menos en el viejo continente. Y que ya es hora de que se empiece a hacer.

Por eso hay que ser cauto en el juicio sobre los EEUU, país del que proviene mucha propaganda nacionalista pero también las películas de Michael Moore, dedicadas a denunciar el funcionamiento no democrático de la democracia. Lo que Duke vs. Wal Mart va a dirimir, igual que antaño lo hizo Roe vs. Wade es una cuestión que afecta a toda la sociedad porque se plantea en el campo de los derechos fundamentales. Y se plantea también para todas las mujeres que trabajan en Europa y en el resto del mundo, aunque aquí las necesidades puedan ser más apremiantes. Exactamente, ¿con qué razonamiento puede justificarse que a trabajo igual no haya salario igual? ¿Con el de la intrínseca superioridad de los hombres? ¿El de sus más sublimes necesidades?

No en balde los países occidentales, a pesar del antiamericanismo que hay en ellos, copian cuanto pueden de los EEUU. Entre ellos España que les copió la Constitución de la Iª República, aquella que era federal, cosa a la que la vigente ni se ha atrevido.

(La imagen es una foto de sashafatcat, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 20 de gener del 2011

China, EEUU, derechos humanos.

Barack Obama, leyó ayer la cartilla en materia de derechos humanos a Hu Jintao, secretario general del Partido Comunista Chino y presidente de la República Popular China. Éste encajó el golpe de un modo que todo el mundo ha considerado abierto y ejemplar y, en tono algo lastimero, dijo que se había hecho mucho, pero quedaba mucho más por hacer y que lo harían, pero sin injerencias. Añadió Hu Jintao que China está comprometida con la universalidad de los derechos humanos, pero que el personal debe tener en cuenta las especifidades de cada país; lo que, junto a la no injerencia, equivale a una declaración de superioridad de la razón de Estado sobre los derechos humanos. No obstante, los medios de comunicación en todo el Occidente han aplaudido a rabiar el "nuevo espíritu" de la dirección china y la valentía de Obama de plantear el asunto al visitante de modo sincero, candid, dice el Presidente.

¡Ah, la superioridad moral de Occidente! Ahora ya podemos sentarnos a hablar de cosas serias: el contrato con Boeing por 14.100 millones de euros y asuntos de esa enjundia. Con razón nadie pareció acordarse de Liu Xiaobo, el sucesor este año del flamante premio Nobel de la Paz el pasado, Mr. Obama. Al margen de otras consideraciones, la verdad es que Hu Jintao ha estado muy prudente, muy moderado, quizá en exceso. Otro en su lugar podría pedir a Obama, a los EEUU, sus títulos para exigir a los demás respeto a los derechos humanos cuando, como todo el mundo sabe, los EEUU:

1) Conservan la pena de muerte y la aplican.

2) Tienen un centro de secuestro de personas en Guantánamo en donde practican la tortura y violan todos y cada uno de los derechos humanos a ciudadanos de otros países.

3) Recurren a la tortura cuando juzgan en juego sus "intereses nacionales"; es decir, siempre.

4) Sus servicios secretos secuestran personas a lo largo y ancho del mundo y las mantienen en centros secretos, sin ninguna consideración para sus derechos humanos.

5) Invaden otros países u organizan golpes de Estado en ellos, asesinan a sus gobernantes y masacran a sus poblaciones.

Algún espíritu exigente añadiría a esta siniestra lista la derogación de la ley de salud pública de Obama, con lo que se atenta contra el derecho fundamental a la salud de millones de gentes de su propia población. La niña de los ojos de Obama quien, por cierto, como presidente negro sabe de sobra que en su país los negros son, en muchos aspectos, ciudadanos de segunda. Basta con mirar la población penal y el porcentaje de african-americans en las fuerzas armadas. Y no andan lejos los latinos.

Así que por muy lamentable que sea la situación de los derechos humanos en China, por estos pagos debiéramos barrer nuestra casa antes de decirle al vecino cómo tiene que limpiar la suya. Y hablo en primera persona del plural porque en Europa no andamos tampoco sobrados. ¿O no era un derecho fundamental la igualdad ante la ley? Para responder échese una ojeada a Italia en donde Berlusconi no solo no piensa comparecer ante los tribunales sino que pretende empapelar a los fiscales porque dice que son de izquierda. Y lo hace a su manera, en un vídeo grabado en la sede de la presidencia del Consejo de Ministros y difundido por sus cadenas.

O, para mayor diversión, mírese el caso de Suiza, en donde la policía ha detenido a Rudolf Elmer, el exbanquero que entregó datos de cuentas secretas a WikiLeaks porque, según se dice, al revelar secretos de millonarios que pueden haber defraudado al fisco en sus países esta violando la ley suiza, con lo cual quieren procesarlo; es decir, no pretenden derogar una ley que ampara presuntos delincuentes y convierte a Suiza en un paraíso fiscal de hecho, sino que van por el que quiere acabar con eso. Y son los defensores de la universalidad de los derechos humanos.

No quiero alargar indebidamente la entrada pero ¿cómo están los derechos humanos de las poblaciones inmigrantes hoy en casi todos los países europeos, los gitanos, los rumanos, los norteafricanos, los subsaharianos, etc?

Ya sé que todo lo que sea hablar de derechos humanos será poco y que hay que denunciar cualquier atentado contra ellos. Por eso mismo.

(La imagen es una foto de US Department of State y está en el dominio público.

dijous, 4 de novembre del 2010

Vidas paralelas.

¡Cuántas analogías hay en las respectivas peripecias de Obama y Zapatero! Los dos tienen la misma edad (un año de diferencia), han estudiado lo mismo (Derecho) y profesan un parecido credo político, una especie de socialdemocracia centrista (más centrista por más moderada en el caso del estadounidense) que se caracteriza por una notable ortodoxia en materia económica y una visión más avanzada en la social.

Los dos se han dado de bruces con la peor crisis del capitalismo desde los tiempos del crack del 29; a Zapatero le ha caído encima en su segundo mandato y Obama se ha tirado a ella de cabeza en el primero. Ambos empezaron tomando medidas de la panoplia keynesiana de estímulo de la demanda mediante aumento del gasto público. Y ambos parecen haber fracasado en el empeño. Zapatero dio un brusco golpe de timón en mayo, evitando por poco que el país se estrellara en los bajos del déficit, la deuda y los rápidos de los mercados internacionales. Obama reconoce ahora, a raíz del vapuleo sufrido el martes, que no hizo suficiente para remontar la crisis y, al pedir diálogo con los republicanos triunfantes, viene a reconocer que lo que hizo lo hizo en la dirección equivocada. La correcta, según opinión muy extendida, casi unánime en el mundo, es la contraria, la del segundo Zapatero y Cameron: el retroceso en el gasto público.

Tanto Obama como Zapatero pusieron en marcha proyectos con los que trataban de dar satisfacción a viejas reivindicaciones, proyectos "estrella", como dicen los medios. Obama, la creación de algo parecido a un servicio nacional de salud, del que los Estados Unidos carecían pues los dos programas de Medicaid y Medicare se refieren a sectores específicos de la población, pobres y tercera edad. A su vez, Zapatero sacó adelante la Ley de igualdad, la del matrimonio homosexual, la de dependencia y la reforma de la Ley del aborto. Toda una revolución en usos y costumbres en nada inferior a la de la sanidad universal en los EEUU.

A consecuencia de ello los dos presidentes se han encontrado una reacción furibunda contraria de potentes sectores en ambos países; en los EEUU a cargo de los lobbies médicos y hospitalarios así como del establishment sanitario privado y en España en lo esencial de la Iglesia católica. Esa agresiva oposición de una derecha furiosa en los dos casos se ha manifestado en dos vías de ataques personales a los dos presidentes:

a) el ataque político con el que se pretende estigmatizar a los dos, sacarlos del terreno ordinario del juego político para llevarlos a los extremos. De Zapatero se ha dicho que es un radical marxista al igual que se ha tachado a Obama de socialista.

b) el ataque racial, con el que se busca demostrar que los dos presidentes "no son de los nuestros". Así como Obama no es otra cosa que un puñetero negro o un islamista, de buena tinta se sabe que Zapatero es un judío marrano, cuando no un masón, de esos empeñados en la destrucción de España según indagaciones de Jakim Boor, por otro nombre Francisco Franco.

Tanto Obama como Zapatero comenzaron su primer y segundo mandatos con niveles altos de aceptación y popularidad y los dos se han dado un solemne batacazo en mid term, a mitad de la andadura. La valoración de Zapatero ha llegado a caer por debajo de la de Rajoy, que ya era la más baja, y la intención de voto a su partido va 12 puntos porcentuales por detrás de la del PP. Obama ha perdido estrepitosamente las elecciones legislativas del martes (así como algunos gobernadores) pues, aunque conserve la mayoría del Senado, ha perdido la de la Cámara por goleada ante el Partido Republicano, que tiene cuarenta representantes más.

Ese vuelco de la situación en los EEUU augura un resto de mandato presidencial sumamente conflictivo. Obama ha anunciado que quiere diálogo con los republicanos, reviviendo una cantinela de "suprapartidismo" (bipartisanship) que si no le funcionó cuando controlaba el Congreso, menos lo hará ahora. En realidad cabe poco diálogo entre quienes quieren mantener la sanidad universal y quienes quieren abolirla sin más. Habrá enfrentamientos entre las cámaras y el Presidente tendrá que utilizar el veto. Un panorama poco halagüeño a un par de años vista.

La cuestión que se plantea a ambos en estas vidas paralelas es si podrán remontar el vuelo a tiempo para ganar las elecciones presidenciales de 2012 el estadounidense y las legislativas de 2011 el español. Las circunstancias son difíciles porque la crisis perdura y la economía no lleva pinta de remontar a corto plazo. Es decir, no podrán presentarse a los comicios con una ejecutoria de triunfos y tendrán que recabar el apoyo convenciendo a los votantes de que, si ellos pierden, los que ganen serán todavía peores, más duros, más injustos.

Pero esta tarea tampoco es tan fácil. Se requiere algo más que perfeccionar las habilidades de comunicación, que es lo que los expertos aconsejan a nuestros atribulados personajes. No basta con comunicar, por necesario que sea; se requiere movilizar que es algo distinto. Tanto en un caso como en el otro la sensación es no que la derecha haya ganado o vaya a ganar las elecciones sino que la izquierda las pierde o va a perderlas porque está desmovilizada y se va a la abstención.

Es incomprensible que Obama haya disuelto la red de movimiento de apoyo que tejió en su campaña mediante la política 2.0. Como lo es también que Zapatero no llegara ni a crearla. Y, sin embargo, es bien sencillo pues se trata de articular en torno a un proyecto unos sectores sociales diversos, autónomos, que se movilizan por objetivos específicos, feministas, lesbianas, gays, ecologistas. La suma de estos sectores (los agraviados por Rajoy) y la movilización del electorado socialista tradicional pondría a Zapatero en camino de acortar distancias con el PP y, quizá, ganar las elecciones de 2011. Igual que podría suceder con Obama si éste recupera sus distintos electorados ahora desafectos, hispanos, jóvenes, gays, feministas. Es difícil porque las gentes están muy quemadas, pero no es imposible.

En algunas tragedias griegas clásicas, en Esquilo y Eurípides cuando menos, un personaje, si no el coro, recita a veces el viejo adagio "No digáis de un hombre que fue feliz hasta que haya muerto." Tampoco lo deis por derrotado antes de que haya muerto- políticamente hablando, claro es.

(La imagen es una foto de The White House, bajo licencia de Obra del Gobierno de los Estados Unidos).

diumenge, 31 d’octubre del 2010

El peligro de la derecha.

Muchos comentaristas señalan que en Europa hay un predominio casi completo de gobiernos de derechas y que los socialdemócratas, concentrados sobre todo en tres de los cuatro PIGS, Portugal, España y Grecia prácticamente no pintan nada. Pero eso no es significativo porque en Europa el cambio es convicción inveterada lo que hace que la gente sea relativista. Los europeos no sólo cambiamos partidos en los gobiernos; también cambiamos regímenes, cambiamos la forma de organización territorial de los Estados, los Estados mismos que crecen o decrecen y hasta desaparecen de vez en cuando (las dos Alemanias se hicieron una; Checoslovaquia desapareció dejando en su lugar Chequia y Eslovaquia), cambiamos hasta de moneda. Europa es, sobre todo, un ámbito cultural en permanente transformación. Hoy es conservadora y mañana puede ser liberal (en el sentido europeo, España excluida), socialdemócrata, verde y hasta revolucionaria.

Lo que importa en el mundo es el color del gobierno estadounidense, la única superpotencia militar cuyo predominio sólo avizora un enemigo temible: la China. Eso sí que influye en Europa y en América Latina, en el África y en Asia. Allí, en los States, hay hace casi dos años un gobierno equiparable a cierta izquierda europea, todo a la izquierda que puede ir un gobierno en los Estados Unidos, presidido por un negro. Un Kenyan. Y la reacción de la derecha está siendo terrible. El Tea Party es el huevo de la serpiente. Si ese partido se hace con el alma del Partido Republicano y gana las próximas elecciones presidenciales ya puede el mundo prepararse para la guerra en serio.

Suena crudo, ¿verdad? La recientemente nominada candidata del Partido Republicano al Senado de Delaware, Christine O'Donnell sostiene que según información secreta que obra en su poder la China planea conquistar los Estados Unidos. No es, desde luego, la única barbaridad que espetan las derechas gringas. El Tea Party pide el voto recordando, entre otras cosas, que "vamos a recuperar lo que es nuestro: América". Véase el vídeo a continuación (es breve) y considérese lo que se dice y cómo se dice; con qué tono enfático, en la letra de los documentos fundacionales, vinculando la lucha original por la independencia con la lucha actual del Partido del Té.



Obviamente América es también de todos los demás, muchos de los cuales llegaron después que los del Mayflower, los chinos, los alemanes, los irlandeses, los italianos, etc; y otros, antes: los hispanos de Arizona, Nuevo México, Nevada, California, etc, tierras conquistadas a mediados del XIX. Y no hablemos ya de los que ellos mismos llaman Native Americans, o sea, los indios, los pieles rojas, los de las reservas.

Ese es el Tea Party con el que simpatiza doña Esperanza Aguirre, según la cual se trata de brava gente que quiere menos impuestos, menos Estado y más nación americana, cosas que ella desea también para España. Supongo que estará dispuesta a inculcar tan nobles ideales en la cabeza de los adversarios al estilo de los militantes del Tea Party, a patadas, reconocido método educativo liberal.

Por eso ha sido emocionante que, a breves días de las elecciones parlamentarias en las que las encuestas auguran una grave derrota demócrata en la Cámara y quizá también en el Senado, se haya dado esa masiva reacción ciudadana en Nueva York, convocada por dos cómicos, Jon Stewart y Stephen Colbert al grito de Rally to Restore Sanity and/or Fear. Fueron muchos, muchísimos, quizá no los seis mil millones que decía Colbert de cachondeo en un twitter, pero muchos. Una buena respuesta a la demo del Tea Party en agosto, al grito de Restore Honor en el Lincoln Memorial.

Es verdad que en su alocución final Stewart se puso serio pero el conjunto del acto tendió a ser festivo, chistoso, teatrero, aunque con gracia que empieza por la ambigüedad de lo que se quiere restaurar, si "sentido común y miedo" o "sentido común o miedo". Los otros quieren restaurar el honor y siempre que alguien quiere restaurar el honor, corre la sangre. Así que, con todos los respetos, me parece un error tomarse a broma el huevo de la serpiente.

Por desgracia así es también como se toma en España, en donde se hacen bromas con el "tintorro party" y cosas similares. Al principio, la gente no se tomaba en serio a los nazis en Alemania en los años veinte o a los falangistas en España en los treinta. Y resultó que hubiera sido mejor tomárselos en serio

El furor contra Obama por ser "socialista" y por ser negro puede acabar aglutinando un movimiento ultra sumamente peligroso. El hecho de que tengan preeminencia en él algunas mujeres (Palin, O'Donnell) prueba que el discurso feminista tiene alguna autocrítica que hacer entre otras cosas porque las mujeres de la extrema derecha afirman ser feministas. Y si lo dicen, lo serán, aunque quizá sólo en la medida en que Esperanza Aguirre dice ser liberal.

La derecha es igual en todas partes. Probablemente la izquierda, también; pero ahora la que parece más crecida, más agresiva, más amenazadora, es la derecha. De momento ha conseguido retrasar, prácticamente paralizar y, desde luego reducir al máximo el programa de reformas de Obama. Éste despertó más expectativas fuera que dentro de los States como se prueba por el hecho de que se le concediera el premio Nobel de la Paz apenas accedido al cargo, probablemente por el mero hecho de ser negro lo que en las claves interpretativas escandinavas debe de ser sinónimo de "pacífico".

Empantanado se ha quedado igualmente Obama en la política exterior y en lo que los rusos suelen llamar el cuasiexterior: del Irak nos vamos pero nos quedamos; en el Afganistán nos quedamos pero nos vamos; y de Guantánamo nunca más se supo con lo que se ha conseguido no sólo que los presos sean "invisibles" sino que lo sea el presidio entero. No es un éxito. Pero tampoco es un fracaso. Obama no ha hecho nada en el exterior; pero eso ya es un triunfo. Las cosas podrían haber empeorado, que es lo que los del Tea Party anhelan atacando, por ejemplo, el Irán, bloqueando por mar Corea o bombing the hell out of Peking. ¿No dice la señora O'Donnell que la China no puede ser amiga de los Estados Unidos porque favorece el aborto e impide tener más de un hijo por matrimonio? ¿No ha puesto en marcha una campaña para prohibir la masturbación con la totalmente errónea idea de que la prohíbe la Biblia?

Esta gente es un peligro en una sociedad que es necesariamente multicultural.

(La imagen es una foto de Fibonacci Blue, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 9 de novembre del 2009

Yes, we could!

La votación del sábado en la Cámara gringa de Representantes del primer plan de cobertura universal de salud en los Estados Unidos, en reñido cómputo de 220 votos a favor y 215 en contra, es un hecho histórico aparte de una sonada victoria para el presidente Obama que ve cómo está a punto de cumplirse la promesa más importante y significativa de cambio en su programa electoral. A punto porque todavía está pendiente la votación en el Senado y no se descarta algún disgusto, dado que la mayoría exigida en la Cámara alta es de 60 senadores que son justos de los que dispone el Partido Demócrata (58 escaños propios más otros dos de independientes que votan con los demócratas) sin que sea seguro de momento que todos secunden la iniciativa ya que cuando menos uno de los independientes, Joe Lieberman, se opone a ella.

Por ahora, sin embargo, momentos de euforia. Los Estados Unidos dejan de ser el pato feo de las democracias occidentales en cuanto a cobertura de salud por carecer del sistema universal que acaba de aprobarse. Éste vendrá a garantizar la atención suficiente a los más de 46 millones de personas sin atención médica alguna así como los otros 26 que la tienen muy deficiente. Este plan universal y obligatorio crea un seguro público (Public Option) que funcionará para todo el mundo que quiera acogerse conjuntamente con los planes previos de Medicaid (para los pobres de solemnidad) y Medicare (para los mayores de 65 años) y que se financiará con un impuesto extraordinario sobre las grandes fortunas y las compañias aseguradoras que, como es de suponer, están que trinan y han acentuado sus bien pagadas campañas de propaganda en contra de la reforma, acusando al señor Obama de bolchevique, terrorista, despilfarrador y negro. Todos los trabajadores deberán apuntarse a un seguro de salud so pena de ser penalizados fiscalmente si no lo hacen y financiado asimismo en buena medida con las cotizaciones de los empresarios. La cobertura es universal y gratuita y sólo han quedado al margen de ella los abortos que no vengan obligados por razón de violación o incesto en lo que ha sido la necesidad de ceder a la presión de los republicanos y un grupo de demócratas sureños, virulentamente opuestos a la interrupción voluntaria del embarazo y, desde luego, a financiarla con dineros públicos.

En resumen, de un plumazo y en menos de un año de mandato el señor Obama ha puesto en marcha (con un poco de suerte la ley puede entrar en vigor antes de fin de año si la votación en el Senado no se tuerce) el puntal básico del que aún carecía el Estado del bienestar gringo que, al respecto, aparte de ser el reino de la despiadada explotación mercantil de las necesidades humanas, dejaba al primer país del mundo por muchos conceptos en lugares vergonzosos en comparación con todos los Estados europeos occidentales en los que hace años que hay sistemas nacionales universales y gratuitos de salud.

Supongo que a partir de ahora arreciarán las críticas al presidente desde los dos campos que suelen cruzar sus fuegos para ir en contra de los avances reales en el bienestar de la gente. Los izquierdistas de salón, los radicales que afirman ser la verdadera izquierda pondrán de manifiesto las debilidades de la reforma, la inexistencia de financiación pública para abortos distintos de los mencionados, las concesiones a las aseguradoras y acabarán dictaminando que la reforma es puramente cosmética, que el señor Obama es un bluff y que la cobertura será un fracaso en un terreno que será monopolizado por las aseguradoras. Desde la derecha y en plena coincidencia de objetivos con los anteriores se subrayará el carácter intervencionista del proyecto, su ataque a los fundamentos del libre mercado y la libre empresa, su fuerte aroma socialista y su financiación con cargo a unos impuestos confiscatorios. Son las dos Casandras que llevan decenios clamando en contra del Estado del bienestar (aunque oficialmente digan que lo apoyan): la "izquierda" sosteniendo que es un mal remedo de la revolución y la verdadera justicia social, un artilugio de la burguesía y sus aliados los socialdemócratas reformistas y la derecha cavernícola, al estilo del señor Aznar para quien la culpa de la actual crisis del capitalismo la tiene el fementido intervencionismo socialista que hace años que no se da en ningún país del mundo por cuanto, como señalan los mencionados "izquierdistas" los socialdemócratas han adoptado políticas neoliberales.

Entre tanto el presidente Obama ha avanzado un paso importantísimo en la consolidación de los Estados Unidos como un Estado del bienestar, la única conquista sólida, duradera de la izquierda en el siglo XX, la única transformación real del capitalismo en pro de la justicia y el interés de las clases más desfavorecidas.

(La imagen es una foto de C4Chaos, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 10 d’octubre del 2009

El Nobel de Obama.

Palinuro es descaradamente obamáfilo; apoyó desde el principio la candidatura del afroamericano a la presidencia de Gringolandia; aplaudió su programa de cambio; se felicitó -¡cómo no!- de que pusiera fin a la unipolaridad y al asfixiante clima de bravuconería y estupidez que caracterizaba a la administración anterior; sostuvo y sostiene de todo corazón el intento de Obama de universalizar el Estado del bienestar en su país; defendió y defiende el claro y noble ánimo de Obama de establecer relaciones de igaul a igual con todos los dirigentes democráticos del planeta, empezando por el español. Además Palinuro está convencido de que, diez meses después de tomar posesión, Obama sigue siendo Obama y la esperanza que inspira de conseguir un mundo mejor está intacta.

Pero esta concesión del Nobel de la Paz es claramente prematura e injustificada. No se le concede por lo que ha hecho (puesto que aún no ha hecho casi nada) sino por lo que se espera que haga. Pero ¿y si, por las razones que sea no lo hace? El Nobel de la Paz (entre cuyos poseedores se encuentran terroristas como Kissinger, Arafat o Rabin) no goza de un prestigio impoluto, así que tampoco es acertado correr albures de este calibre.

¡Qué más quiere Palinuro que Obama haga realidad su programa! Pero al día de hoy, su curriculum es enteco y su lista de asuntos pendientes más o menos la misma que hace diez meses:

- El injusto bloqueo de Cuba sigue como siempre.

- En el asunto de las torturas y Guantánamo no se ha avanzado gran cosa.

- La situación en Palestina es la de siempre con los israelíes más agresivos, si cabe.

- La situación en el Irak invadido, saqueado y oprimido es la de siempre o peor.

- La situación en el Afganistán ocupado y destruido es la de siempre o peor.

- La situación en los países africanos en guerra civil permanente es la de siempre o peor.

- El riesgo de cambio climático es mayor que nunca.

- Los peligros de la proliferación nuclear son mayores que nunca.

Todos estos enunciados deben matizarse con un prudente "casi". Palinuro sabe también que no es realista pensar que todo dependa del presidente gringo. Pero algo sí; y algo, también, cabría haber hecho ya. So pena de que, dentro de cuatro (u ocho) años, cuando Mr. Obama deje el cargo, se diga de él lo que se dijo en enero de este año, al tomar posesión: que prometía mucho.

En el interín que reiterarlo: el Nobel no parece justificado y sólo se entiende por el infinito afán de peloteo de la Academia sueca, su falta de sentido crítico y su incapacidad para resistirse a los cantos de sirena de los medios.

Tiene razón el señor Obama: no se lo merece. De momento.

(La imagen es una foto de Violentz, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 21 de setembre del 2009

Torturas American way.

A pesar de los mendaces argumentos de siete barandas sucesivos de la CIA en el sentido de que no se investiguen las torturas que la agencia infligió en el pasado a detenidos o simples secuestrados de origen musulmán con el pretexto de que ello haría peligrar la lucha contra el terrorismo y debilitaría la confianza de los agentes en su labor, el señor Obama ha dado la única respuesta que cabe dar decentemente: las investigaciones seguirán porque en un Estado de derecho nadie está por encima de la ley.

Esos siete mendas que han firmado el escrito, jefes de los presuntos torturadores están bajo la lógica sospecha de haber encubierto los hechos, si no de haberlos ordenado directamente. Así que su demanda, lejos de obedecer a una generosa preocupación por los destinos de sus subordinados, trata de conseguir impunidad para sus propias supuestas fechorías. Es un modo miserable y ramplón de tratar de exculparse invocando un interés público imaginario.

En ello tienen a quien seguir e imitar: al inimitable Mr. George W. Bush quien, confrontado con la acusación de que su gobierno torturaba, negaba los hechos rotundamente y siempre rechazó la idea de investigar nada, argumentando que las técnicas "duras" de interrogatorios habían ayudado a salvar "vidas americanas". Es decir, también en su caso, sospechoso de encubrimiento y complicidad cuando no de haber ordenado personalmente las torturas, su actitud, al igual que la de los siete poco magníficos, es un acto de autodefensa que, en su caso, como siempre cuando se trata de Bush, viene complementado con una guinda de estupidez. ¿O es que las vidas "no americanas" no merecen salvarse?

(La imagen es una foto de tsevis, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 17 de setembre del 2009

El color de la piel de Obama.

Dice el expresidente Carter, un hombre de convicciones, que buena medida de las agrias acusaciones y los insultos que está recibiendo el señor Obama se debe al color de su piel porque todavía queda un poso de racismo en la sociedad gringa. Responde, sin embargo, el interesado diciendo que no es así, que el Presidente está inmerso en la habitual batalla política y el racismo tiene poco que ver con ello.

En mi modesta opinión lleva la razón el Presidente. Sin duda la barbaridades, procacidades, denuestos e insultos que sufrió el pasado fin de semana tienen su origen en la concentración de ultraderechistas, supremacistas blancos y simples orates que se celebró en esa fecha como parte del programa de movilizaciones de la extrema derecha en contra de la reforma del sistema sanitario. Por supuesto el color de la piel de Obama es importante y racismo hay un rato largo en Gringolandia y no sólo un poso, pero el objeto esencial del odio de la derecha está en las políticas del Presidente y muy especialmente en la dotación de un sistema integral de atención sanitaria en los Estados Unidos.

Para la derecha estadounidense, cuya representante más acabada debe de ser la exgobernadora de Alaska, la señora Sandra Palin (a quien no conviene infravalorar pues puede llegar a su vez a presidenta del país), el señor Obama, además de negro, es un socialista, cuando no un furibundo bolchevique. Este tipo de exageraciones, similar al que hace la derecha española al tildar de "radicales" al señor Rodríguez Zapatero y sus colaboradores, es muy típico de las posiciones políticas simples y maniqueas, pero tiene mucha fuerza propagandística y en un país en el que hay millones de armas de fuego en manos de otros tantos ciudadanos, extraordinariamente peligroso.

El "socialismo" del señor Obama se reduce a la pretensión de que los estadounidenses disfruten de lo que para la inmensa mayoría de los europeos occidentales constituye uno de los pilares del Estado del bienestar que da por supuesta, esto es, una cobertura sanitaria universal, cosa que también la derecha europea está tratando de destruir, como se evidencia en las políticas privatizadoras de la sanidad del gobierno de la señora Aguirre en Madrid.

El mismo Mr. Obama subrayó hace poco que los EEUU son la única democracia avanzada que no tiene un sistema similar. Los dos programas en vigor, Medicaid, para los pobres de solemnidad y Medicare para la población anciana, siendo muy necesarios, apenas pueden pasar por algo parecido a los sistemas europeos y deja desprotegida, sin seguridad médica a más de la sexta parte de la población. Este proyecto de reformar la sanidad gringa haciéndola pública y, a ser posible, gratuita, ha sido la piedra en la que han tropezado algunos intentos, el último, el del señor Clinton, merced a la feroz oposición de la mencionada derecha, en buena medida sostenida y financiada por las poderosas empresas de seguros médicos y las farmacéuticas. El negocio sanitario mueve un porcentaje apreciable del PIB estadounidense y no es de esperar que quienes se benefician de él, faciliten la tarea de hacerlo accesible sin coste o con costes mínimos a los que más lo necesitan. Esa es la razón última de la feroz oposición al señor Obama y no su negritud, aunque su negritud pueda servir también para descalificarlo ante ciertos auditorios.

Finalmente, la Comisión de Asuntos Financieros del Senado ha presentado una proposición de ley que rebaja algo las pretensiones del Presidente (singularmente, la implantación de un sistema público de salud) pero atiende a su objetivo último de conseguir la universalización de la atención sanitaria con cargo a una nueva batería de impuestos (que gravarán sobre todo a las aseguradoras, compañías farmacéuticas, médicas, etc) y racionalización del gasto de forma que, aunque el coste sigue siendo elevado, no aumentará el abultado déficit estadounidense. La administración se hará facilitando la contratación de seguros privados a través de subvenciones y ayudas para las familias que no puedan permitírselos y poniendo en pie una red de cooperativas sin ánimo de lucro. Todas las familias estarán obligadas a suscribir cobertura médica por estas vías bajo amenaza de una importante penalización económica; sólo quedarán fuera los inmigrantes ilegales, calculados en unos doce millones de personas. La ley regula de modo más estricto a las aseguradoras privadas de forma que no puedan recurrir a prácticas perversas para maximizar beneficios como la de excluir a aquellos asegurados que contraen enfermedades caras y prolongadas.

En resumen, un sistema flexible que pretende conjugar universalidad con sistema privado, todavía muy alejado de los públicos europeos pero que la prensa gringa ya celebra como un eco de la revolucionaria ley que estableció la seguridad social en la era Roosevelt, en 1935. Y por esto, que es algo de justicia elemental, la derecha berrea que el señor Obama es un peligroso comunista. Un negro comunista o un comunista negro.

(La imagen es una foto de C4Chaos, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 28 d’agost del 2009

Colombia, punta de lanza del imperio.

Por esto quieren los gringos desunidos a los que llaman sus "aliados y amigos", porque siempre encontrarán entre ellos a alguno dispuesto a sacrificar la soberanía de su país en uso de la soberanía de su país. Si Europa no es una sino treinta y tantos países siempre habrá un Aznar o un Blair dispuestos a romper el consenso europeo y seguir a los gringos en sus aventuras militares, guerras de expansión o de rapiña. Si América Latina no es una sino asimismo veintitantos Estados, siempre habrá un Álvaro Uribe dispuesto a allanar el camino a la presencia militar gringa o, como es el caso, en realidad, a aumentarla decisivamente, dado que ya hay cientos de militares estadounidenses destinados en Colombia.

Dice Fidel Castro, ultimamente dedicado a analista político, función en la que tiene buenos y malos momentos, siendo este de los malos, que las nuevas bases estadounidenses en Colombia pretenden acabar con Chávez en Venezuela. Es posible pero sólo como efecto colateral. Lo que pretende el Imperio con la nueva medida es controlar mejor la región militarmente. Varios dirigentes, como Lula da Silva, están inquietos y otros, como Hugo Chávez, están indignados y dan a entender cierta predisposición al uso de la violencia. Baladronadas. La incapacidad de las regiones para unirse políticamente y no sólo las multiculturales como Europa sino también las monoculturales como América Latina, es decir, la incapacidad para hacer lo que sí supieron hacer los Estados Unidos es la única responsable de esta situación de supeditación política y militar que tanto las molesta pero contra la que nada pueden hacer. Las fronteras en América del Sur se deciden en América del Norte igual que, en buena medida, las fronteras en Europa.

La cuestión geopolítica de la presencia militar de los gringos a lo largo y ancho del planeta es asunto curioso, lleno de enseñanzas de psicología colectiva. En Europa, por ejemplo, conviven un difuso antinorteamericanismo en España con un pronorteamericanismo en Italia no menos difuso que el español pero suficiente para que Italia admita las bases yankees que los españoles no quieren. En América Latina el antinorteamericanismo es casi una seña de identidad. Puede decirse que la popularidad y el apoyo de que goza Fidel Castro en el continente no arranca del socialismo de la sociedad cubana ni de su propuesta revolucionaria sino de su cerrado patriotismo y sentido de la independencia nacional frente a la expansión gringa. Esa rebeldía ante los Estados Unidos es la que da a Fidel la estatura heroica con que lo ven los pueblos de la región.

Pero donde hay un Fidel también hay un Álvaro Uribe.


(La imagen es una foto de Piutus, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 18 de juny del 2009

Los presos de Guantánamo.

En la campaña electoral, el señor Obama anunció que pondría fin a esa ignominia que es el centro de detenciones ilegales, secuestros y torturas que los EEUU mantienen en su exclave colonial de la bahía de Guantánamo, en Cuba. Por supuesto, no lo dijo en estos términos, pero lo dijo. Esta fue una de las razones por las que mucha gente en los EEUU lo votó y mucha más fuera de los EEUU simpatizamos con él. Las otras fueron la promesa de evacuar el Irak, invadido hace seis años con fines de expolio y saqueo, las medidas keynesianas para salir de la crisis, la ampliación del Estado del bienestar en su país, el hecho de ser negro y, por descontado, el deseo de cerrar el camino a un candidato republicano que, como demostró el señor Bush en ocho años, podía llegar a ser una pesadilla mundial.

Ahora bien, en un Estado de derecho la voluntad política tiene que guardar las formas y el fondo jurídicos. El señor Obama se propone, al parecer, ir repartiendo a los reclusos en Guantánamo entre aquellos países que, como España, al considerarse aliados de los EEUU, estén dispuestos a echarle una mano en este asunto. Y repartiéndolos como el que nombra cónsules en provincias.

Ahora bien, ¿cuál es el estatuto jurídico de estos ciudadanos recluidos en Guantánamo que el señor Obama pretende salpicar por el mundo? No pueden ser culpables porque en estos años que han pasado allí, nadie los ha procesado (aunque sí torturado) ni condenado. Entonces, si no han sido procesados en los EEUU ni allí condenados, sólo cabe colegir que son inocentes. Y, si son inocentes, pueden empezar a poner en marcha mecanismos de defensa en contra del Gobierno de los EEUU, con derecho a reparaciones económicas y morales por el desaguisado cometido con ellos, a residir en el país que los secuestró arbitrariamente y a trabajar en él. La distinción que arguye que los EEUU no están obligados a nada con estas personas por cuanto Guantánamo no entra en la jurisdicción de los tribunales gringos no es más que una finta de rábula, sostenida contra toda razón por alguno de esos tribunales. Guantánamo está bajo soberanía estadounidense y allí donde esta soberanía rige, quienes están sometidos a ella tienen la protección de sus tribunales con independencia de cualquier otro dato. Y los EEUU no pueden decidir unilateralmente que se libran del problema repartiendo a los afectados mundo adelante porque dichos afectados tienen derechos ante los tribunales de justicia gringos y pueden hacerlos valer. Si, como parece evidente, los gobernantes de los EEUU en su día cometieron cuando menos dos delitos: detención ilegal y tortura, tendrán que responder por ello.

En cuanto a la entrega a España de cuatro de las personas de Guantánamo, el Gobierno, cuyo deseo de colaborar con el cierre de Guantánamo es encomiable, debe mirar muy mucho qué es lo que hace. Porque estas cuatro personas pueden ser inocentes o culpables. Si son culpables deben seguir en los EEUU y ejercer su acción por la justicia si quieren. El problema para España es si son inocentes porque si lo son, al haber estado indebidamente secuestradas y torturadas, se han convertido en víctimas del comportamiento delictivo del Gobierno de los EEUU. En estas condiciones, a mi entender, y si el Gobierno español no quiere sentar plaza de carcelero de segunda, puede hacer dos cosas:

a) recibirlos como turistas si tienen sus papeles en regla y sin darles mayor protección ni someterlos a más vigilancia de lo que se hace con turistas de otras procedencias y ya organizarán ellos si lo desean su defensa frente a los delitos cometidos en sus personas por los gobernantes gringos;

b) recibirlos como asilados políticos frente a los EEUU, país en el que han sido perseguidos, secuestrados y torturados y al que no cabe entregarlos de vuelta porque, como se ha visto, en él no se respetan los derechos humanos más básicos. He aquí un asunto que el juez Garzón podría dilucidar tan ricamente si sus hostigadores oficiales lo dejaran cumplir su tarea en paz.

(La imagen es una foto de electrón, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 17 de maig del 2009

Obama flaquea.

Había empezado tan ricamente: Guantánamo se cerraba, todo era cuestión de encontrar acomodo para los cientos de personas ilegalmente secuestradas allí. Además los responsables de torturar detenidos en la sedicente "guerra contra el terrorismo" responderían ante la justicia. Los Estados Unidos tenían que recuperar su prestigio moral ante el mundo, lamentablemente perdido en los ocho años de mandato del utraderechista, neocon, típico representante del llamado fascismo simpático, el señor George W. Bush.

Poco a poco van haciéndose aparentes las dificultades de llevar a la práctica aquellos propósitos. No está claro hasta dónde puede llegarse cuando se habla de "responsables de torturar"; se puede llegar hasta el mismo expresidente Bush. Tampoco está claro qué hacer con los cientos de secuestrados en Guantánamo y (si acaso) en las otras cárceles de la CIA esparcidas por el mundo. Cárceles opacas al escrutinio público, cárceles secretas en las que los prisioneros carecen de todo derecho, incluso de identidad. B-6534689, como en Dachau o en Auschwitz. Cada vez hay gente más poderosa vociferando en los medios que la política de Mr. Obama debilita al país y el señor Cheney, exvicepresidente de los EEUU, pide que la CIA publique unos informes secretos para que se compruebe que la práctica de la tortura de los ahogamientos simulados ha sido positiva para los EEUU porque ha servido para evitar actos de terrorismo, muertes, etc. El fin justifica los medios y la tortura es menos tortura si se obtienen buenos resultados. Hace falta ser canalla.

Y, por último, llega la orden: se restablecen las comisiones militares que estaban "juzgando" a los secuestrados de Guantánamo y se prohíbe taxativamente la publicación de nuevas fotografías que documentan e ilustran acerca de la aplicación de torturas en todos los centros de detención de los EEUU, no sólo de Guantánamo. Las fotos se han publicado en Australia, país de momento allende la jurisdicción del presidente estadounidense y puede verse, en efecto, qué generalizada estaba la tortura en los infames años del señor Bush. Ahora ni siquiera se sabe si el propósito de denunciar políticamente y perseguir jurídicamente la práctica de la tortura será practicable, entre otras cosas porque, aunque hayan intentado negarlo, los demócratas estaban al corriente de que en los EEUU se torturaba. Hasta la presidenta (demócrata) de la Cámara de Representantes ha tenido que confesar que lo sabía desde 2003. Eso plantea la extensión de la condena por complicidad con la tortura a vaya Vd. a saber cuántos diputados. En el límite, siendo Senador: ¿tampoco sabía nada el señor Obama? Ocurre como con los gastos de los comunes en Gran Bretaña: no es uno ni dos; es la clase política en su conjunto. Es el mismo sistema político.

Lo único que se me ocurre decir es que debe haber una investigación sobre la tortura en los Estados Unidos, debe llevarla a cabo una comisión independiente y no puede ser una comisión parlamentaria por razones obvias. Y caiga quien caiga. Habrá que destituir a los responsables y exigir las responsabilidades penales que correspondan; a quien corresponda. Incluso al expresidente Bush.

Igual que hay que suprimir las comisiones militares. Si algunos de los secuestrados (incluso todos) deben ser procesados en los Estados Unidos habrá de ser en la jurisdicción civil, con plenos derechos procesales. Expresamente se había negado a estas personas la condición de prisioneros de guerra para no tener que aplicar las convenciones de Ginebra; por tanto, que se los trate como a civiles.

A ver cómo lo enfoca el presidente Obama.


(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 24 d’abril del 2009

We are America! We do not torture!

Me temo que sí, my friend, me temo que torturáis, que lleváis años torturando. America ha caido very very low, muy muy bajo my friend en los años turbios de Mr. Matorral y el cuasifascismo de los neocons. Very low. Todo vuestro crédito moral como campeones de los derechos humanos se fue al diablo cuando se publicaron las fotos de presos inermes torturados en Abu Ghraib, en Guantánamo, cuando se supo que la CIA tiene prisiones secretas en todo el mundo en donde tortura a gente a la que previamente ha secuestrado contra todo derecho. Habéis caido muy bajo my friend. Estáis al nivel del asesino Sadam Husein a quien, por cierto, hicisteis ahorcar por mano de vuestros esbirros iraquíes después de un proceso que fue una farsa y para evitar que hablase sobre vuestra previa alianza con él. Very low, my friend. Bajísimo. Más bajo, imposible. Ocho años gobernados por un puñado de criminales, ladrones, saqueadores y torturadores, siempre en nombre de dios tenían que traer consecuencias.

Las consecuencias está ahora aquí. Veremos si los EEUU pueden recuperarse, condenar las torturas que han practicado y llevar a juicio a los responsables, con lo que recuperará algo de ese renombre que los neocons bushianos han ensuciado o el Estado queda en derecho por lo que es de hecho: un país en el que se tortura. Hay un debate feroz sobre el asunto en la calle, en los medios, en todas partes. ¿Hizo bien Mr. Obama dando publicidad a los informes legalizando las torturas? ¿Debe procesarse a los responsables? Exactamente, ¿quienes son los responsables?

El ministro de Defensa, Robert E. Gates, antiguo director de la CIA, dice que propuso publicar los informes porque, de todas formas, no podrían mantenerse secretos. Y su preocupación ahora es que no se procese a los funcionarios de la CIA que actuaron de buena fe. Lo mismo que decía hace unos días Mr. Obama. Pero, friends, en asuntos de tortura no hay "buena fe". La tortura es un crimen contra la humanidad; no prescribe y es dudoso que tenga eximentes. Es preciso depurar responsabilidades hasta donde se llegue. El señor Cheney, vicepresidente de los EEUU, ya está en el ajo por las palomitas y hace dos días el Senado publicó un grueso informe que demuestra que el señor Rumsfeld, ex-ministro de Defensa del señor Bush, aprobó personalmente quince formas de tortura en un memorandum que, en su momento, llegó a Abu Ghraib y sirvió para orientar las acciones en ese centro de ignominia. El señor Rumsfeld es directamente responsable de las torturas en Abu Ghraib, vergüenza de la humanidad, gringos, vergüenza de la humanidad. Y el responsable político de los torturadores señores Cheney y Rumsfeld era el señor Bush. Vergüenza de la humanidad, gringos.

Mr. Cheney trató de justificar la tortura argumentando que había servido para evitar atentados y salvar vidas en los EEUU. Todos los investigadores coinciden en afirmar que no hay la menor prueba de eso, que las torturas no han servido para nada...y eso sin contar con el hecho, para Palinuro evidente, de que, aunque hubieran servido, ello no condona la tortura porque el fin no justifica los medios: ningún fin justifica los medios, gringo; ninguno. Ahora los torturófilos salen diciendo que, al denunciar las torturas y pretender procesar a los rebeldes, están dándose armas a Al Qaeda y que pronto habrá más atentados. Pero eso está por ver. Y de momento es falso.

Otros sostienen que, si la administración de Obama procesa a la administración anterior, los EEUU se habrán convertido en una República bananera, al estilo de la Argentina (sic) y el Perú (sic) en donde es costumbre que los gobiernos entrantes procesen jurídicamente a los gobiernos salientes por razones en definitiva políticas. Si los demócratas residencian a los republicanos, el día de mañana los republicanos residenciarán a los demócratas. Si todo lo que se os ocurre para justificar la tortura es ese seudoargumento del carpetazo mutuo, el procesamiento de todos los torturadores debe comenzar mañana mismo.

Igualmente algunos republicanos sostienen que si hay que procesar, habrá que procesar también a todos los congresistas demócratas que participaron en las comisiones en las que se informó sobre las torturas. Pues es posible. Si hay congresistas demócratas cómplices con las torturas, procéseselos ipso facto.

Estaba pensando en redondear un bonito argumento en contra de la tortura como práctica a la que vuestro país, vuestras fuerzas armadas y vuestros políticos se dedicaron con delectación cuando me topé con el siguiente razonamiento de un bloguero gringo en la red que demuestra que, a pesar de todo, los EEUU son un gran país y que lo mejor de ellos es su gente, sobre todo, los blogueros, como era de esperar. Corto, copio, traduzco y suscribo:

"Personalmente no me importa si los métodos de tortura o de tortura suavizada son los únicos eficaces (que no lo son); nosotros no torturamos no porque la tortura sea ineficaz (que lo es) sino que nos negamos a torturar porque nosotros no hacemos esas cosas.

Dick Cheney tiene derecho a opinar como opina pero, a mi juicio, habría que meterlo en la cárcel y someterlo a la tortura de la simulación del ahogamiento; sólo entonces podría emitir una opinión informada.

George Washington, nuestro primer general en jefe, se negó a tratar a los prisioneros británicos como entonces se trataba a los prisioneros porque, como decía, nosotros no hacemos esas cosas.

Nuestro comportamiento actual no debe ser distinto."Andy Rumph. Right on, Andy!

Cómo estarán las cosas que hasta la cadena Fox, del ultrarreaccionario Murdoch, el que tiene a sueldo al señor aznar, salió recordando lo que dice el título: We are America! We do not torture!". Entérese mejor, my friend: you do torture!

La imagen es una foto de kelsey, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 18 d’abril del 2009

Cuba: la Östpolitik de Obama.

En la cumbre de las Américas que acaba de empezar en Port of Spain, capital de Trinidad y Tobago, se reunen treinta y cuatro mandatarios de otros tantos países de las Américas. Sólo faltará Cuba. Estas cumbres de las Américas, que empezó a poner en marcha Bill Clinton en 1994, son reuniones de temática económica, comercial, social, tecnológica, etc normalmente de interés para todos los países. En la actual, en mitad de la crisis generalizada, hay un interés especial en tratar el voluminoso plan de trabajo que han elaborado previamente los expertos y los mandatarios latinoamericanos esperan de su primer contacto con el señor Obama que éste anuncie un plan de lucha contra la pobreza en el continente, en definitiva, la siempre necesaria y siempre denostada "ayuda de los EEUU" (USAID).

Sin embargo, todo el mundo da por hecho que el tema que dominará la cumbre será el de Cuba, expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1962 y sometida a un estricto embargo económico y comercial desde hace cuarenta y siete años. Todos los movimientos y declaraciones previos a la Cumbre de los distintos actores han estado orientados a allanar el camino a una medida realmente importante como podría ser la readmisión de Cuba en la OEA, que se manifestaría el mes que viene en Honduras y, quien sabe si también un levantamiento, aunque sea parcial, del embargo. Esos pasos previos se han ido sucediendo a una velocidad insospechada, prueba de que hay un ánimo extendido de llegar a alguna solución. Declaraciones y contradeclaraciones de los señores Obama, Castro, Clinton, Chávez, etc, en términos en general distendidos y algunos pasos prácticos como el levantamiento de la prohibición de viajar a la isla a los cubanos residentes en los EEUU o de enviar dinero a Cuba, van acotando el terreno en el que podrán tomarse las medidas concretas para el restablecimiento de relaciones normales entre Cuba y los EEUU..

La posición del señor Obama en este asunto es equiparable a la que adoptó Willy Brandt cuando accedió a la cancillería de Alemania Occidental en relación con la Oriental y a la que se llamó la Östpolitk, la "política hacia el Este" con el ánimo de romper el bloqueo de relaciones entre las dos Alemanias y abrir una senda que terminaría treinta años después con la reunificación. Es de esperar que la Östpolitik del señor Obama hacia Cuba dé resultados bastante antes, si no de inmediato. Para ello ayudan mucho estos gestos diplomáticos que van a haciéndose aquí y allí, abordando temas de carácter económico y comercial.

Sin embargo, el mayor inconveniente con que se encuentra el señor Obama en su propósito es la ley Helms-Burton, muy parecida al que también se encontró en su día Herr Brandt, la doctrina Hallstein. Los dos obstáculos son formalmente distintos ya que Hallstein era eso, una doctrina, un criterio que se seguía en la República Federal mientras que la Helms-Burton es una ley en vigor aprobada por el Congreso de los EEUU en 1996. Pero su contenido esencial es el mismo: prohibir que terceras partes, otros países, se relacionen con el respectivo apestado, la República Democrática Alemana (RDA) entonces y Cuba ahora. Según la doctrina Hallstein, todo país que reconociera diplomáticamente a la RDA rompía por ello sus relaciones con la República Federal. Según la Ley Helms Burton toda empresa o país que haga negocios con Cuba sufrirá represalias en los Estados Unidos y se le prohibirá acceder a los mercados gringos.

La ley tiene bastantes más provisiones igualmente duras hacia Cuba, como la prohibición de establecer relaciones diplomáticas con la isla mientras estén en el poder Fidel o Raúl Castro, motivo por el que Aznar y los suyos la saludaron alborozados. Con too lo más grave es esa prohibición de que empresas de otros países negocien con Cuba porque es una tan clara e ilegal extralimitación de competencias y representa tal ruptura con el principio de territorialidad de las normas, que ha sido condenado por el Consejo de Europa así como varios países aliados de los EEUU (entre ellos, el Canadá, México, Francia, etc). La doctrina Hallstein, al no ser una norma positiva sino sólo una política o un criterio, podía ser injusta o inmoral, pero no impedía la acción jurídica del gobierno alemán, mientras que la inconstitucional ley Helms-Burton sí obstaculiza la del gobierno estadounidense. Una de sus provisiones es facultar al Congreso para anular cualquier norma emanada de la Presidencia que suponga un levantamiento aunque sea parcial del embargo. El presidente Obama puede levantar el embargo, sin duda, pero necesita el acuerdo de las cámaras y la derogación de la citada ley, es un proceso que no depende enteramente de él. Tiene mayoría en ambas cámaras (raspada en el Senado) pero, dado el sistema representativo gringo, no está asegurado que consiga su objetivo, supuesto que lo sea.

La Östpolitik de los EEUU es complicada como también lo era la de Willy Brandt. No obstante, tiene la ventaja de que, igual que en el caso alemán, se trata de hacer frente a una situación tan injusta, antigua y enquistada que nadie la defiende claramente. Prácticamente todo el mundo está de acuerdo en que el embargo ha sido un monumental fracaso. De lo que se trata es de ponerle fin sin hacer mucho el ridículo. Una de las vías sería instar la declaración de inconstitucionalidad de la ley, pero eso, que depende del Tribunal Supremo todavía sería más prolongado en el tiempo. Por ello es importante lo que suceda en esta cumbre. Si el Congreso de los EEUU ve que hay una voluntad continental unánime de acabar con el embargo seguramente procederá a abolir sin más esa iniquidad conocida como Ley Helms-Burton a la que únicamente debe de quedarle un partidario: el señor Aznar.

(La imagen es una foto de jmtimages, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 17 d’abril del 2009

Guantánamo.

No es muy alentadora la decisión del señor Obama de no perseguir los presuntos delitos cometidos por las autoridades de su país durante los años siniestros del anterior presidente, Mr. Matorral, un hombre cercano al fascismo y por ello muy amigo del señor Aznar. De acuerdo con la decisión presidencial, dichos crímenes quedarán impunes. Ahora bien, los EEUU son una sociedad democrática y una decisión del ejecutivo rara vez es la última palabra en ninguna democracia. A veces, ni siquiera una decisión del legislativo en forma de ley. Recuérdese cómo la vergonzosa Ley de Punto Final argentina tuvo que ser derogada. Ya veremos si la sociedad estadounidense admite la impunidad de los delincuentes por decisión presidencial o empiezan a presentarse querellas y demandas por la vía privada en los tribunales de justicia. Porque si esto se produce, las decisiones del señor Obama tendrán una importancia relativa. Significan que la administración renuncia a actuar de oficio. Pero la administración no puede prejuzgar lo que harán los particulares y en los EEUU hay suficientes organizaciones de defensa de los derechos humanos para plantear una serie de acciones judiciales en petición de amparo para unas personas a las que se detuvo ilegalmente, es decir a las que se secuestró y probablemente se torturó durante años. Y ya veremos también cómo reaccionan los tribunales ante peticiones de ese tipo. Porque se está hablando aquí de los delitos de secuestro y torturas, perfectamente tipificados en el ordenamiento penal estadounidense.

Previendo la posibilidad de que la acción se inicie desde el exterior, los EEUU no firmaron el estatuto de la Corte Internacional de Justicia y en lo que se refiere a ellos no reconocen la jurisdicción penal universal. Que en lo de esta jurisdicción rige la razón de Estado al más estricto estilo de Westfalia si el Estado se lo puede permitir, si no rige el todavía más tradicional Vae victis!. Pero nada impide que puedan incoarse procedimientos penales en la jurisdicción interna y ya veremos qué pasa en ese momento.

Al respecto la posición de España es, como suele suceder, algo peregrina. El juez Garzón quiere investigar las condiciones de aquella cárcel ilegal de los EEUU. Pero es poco probable que esa investigación surta algún efecto por lo que se ha dicho más arriba. Supongo que eso lo sabe el juez que, de todas formas, confía en el escándalo mediático que puede montarse y en el conflicto simbólico y moral que se plantea a los posibles acusados entre sus convicciones democráticas y su condición de posibles reos de torturas. No obstante y con independencia de esto, el señor Conde Pumpido, Fiscal general del Estado ya ha dicho que se opone a que el juez Garzón investigue nada en Guantánamo argumentando probablemente que no es de su competencia. El señor Conde Pumpido será buen fiscal pero carece de todo tacto porque, como el señor Garzón no llegará lejos en sus pretesiones, podía haberse ahorrado quedar tan mal como está quedando.

Suele acudirse al ejemplo de Pinochet, que también fue una "garzonada" por la que nadie daba un duro jurídico en aquel momento. Pero aquello tenía otra pinta porque la decisón del juez pilló al viejo exdictador fuera de su país, en Londres y, con lo que le gusta a la gente dárselas de estricta y legal a costa de los demás no fue fácil para Pinochet salir del paso. Estuvo a punto de ser extraditado a España. El señor Conde Pumpido cumple la función que cumplió el formidable fiscal señor Fungairiño que se opuso a que alguien investigara al señorPinochet. Y se recordará que el primero en aplaudir al señor Fungairiño fue el señor González, pues si la política hace extraños compañeros de cama, los procesos judiciales pueden ser incestuosos. Por último, hasta el señor Garzón entenderá que el señor Garzón no se salga con la suya, visto el exitazo que ha alcanzado con su intento de acelerar en los tribunales la ley de la Memoria Histórica en España para remediar una injusticia cometida hace setenta años.

(La imagen es una foto de burge5000, bajo licencia de Creative Commons).

El imperio contra la democracia.

Sheldon Wolin es uno de los politólogos de izquierda más importantes y prestigiosos de los Estados Unidos y esta obra (Democracia S.A. La democracia dirigida y el fantasma del totalitarismo invertido, Madrid, Katz, 2008, 404 págs), un libro de madurez en el que el autor vierte lo mejor y lo último de su buen hacer con su peculiar visión que conjuga una perspectiva filosófica con una atención minuciosa a los hechos concretos no desde una perspectiva empírica sino con una consistencia teórica muy de agradecer. En síntesis lo que el celebrado autor nos presenta en este libro, publicado en los Estados Unidos el año pasado es un juicio completo sobre la política interior y exterior de los EEUU en la era del Presidente Bush (al que él llama irónicamente George II) y, por encima de ella, una valoración general del pensamiento conservador y neoconservador en los últimos cincuenta años en los EEUU y allende los EEUU. Es interesante leerlo porque en él se encuentran las claves de gran parte de las necedades que va por ahí soltando engoladamente el señor Aznar pero, claro está, mucho mejor fundamentadas y justificadas, lo que las hace tanto más peligrosas. Ese imperio del conservadurismo es en buena medida el responsable de que el pensamiento de izquierda lleve la mayor parte de este tiempo también batiéndose en retirada. No es el menor de los méritos del libro que el autor exponga la panoplia neoconservadora contra el trasfondo de la historia de la teoría política, deteniéndose en especial en cuatro momentos en diversas ocasiones: la Grecia clásica (la práctica política en Atenas y el pensamiento político de Platón), Maquiavelo y la razón de Estado, el debate político de la revolución inglesa del siglo XVII y el debate constitucional de los propios Estados Unidos, en especial lo referente a El federalista. Por supuesto, los primeros ocho años del siglo XXI, que son el objeto específico del libro, la presidencia del señor Bush aparecen proyectados sobre el fondo de su gran conocimiento de la historía política del siglo XX en los EEUU, lo que le da a mi entender una particular utilidad. Democracia S.A. está escrito y publicado antes de la llegada del señor Obama a la Presidencia Es pues una especie de resumen teórico del neoconservadurismo y, vistas las cosas, un epitafio.

La idea del autor, que ya se expresa en el título, es que la presidencia del señor Bush ha convertido a los EEUU a una especie de Estado totalitario y en ella culmina también un proceso de degeneración de la democracia que ya comenzó en tiempo de los padres fundadores y da lugar ahora a lo que llama la "democracia dirigida". Aunque Wolin perfila estos conceptos en varias ocasiones a lo largo del libro, ya al comienzo de éste adelanta que considera el totalitarismo invertido como la madurez política del poder corporativo (en lo esencial, las empresas) y la desmovilización política de la ciudadanía (p. 12) De hecho, la democracia nunca estuvo consolidada en el país pero es a partir de la segunda guerra mundial cuando comienza el maridaje entre las corporaciones y el Estado que es la base misma de esa corrupción de la democracia que llama la "democracia dirigida" (p. 18). Toda la extensa obra posterior está destinada a justificar teórica y prácticamente estos juicios aparentemente radicales (en varias ocasiones reconoce que comparar a los EEUU con el totalitarismo puede resultar chocante) pero que no suenan tanto así en el continente europeo, en donde hace tiempo que viene hablándose del friendly Fascism para definir políticamente al país del que trata el libro.

Este proceso de perversión de la política estadounidense se acelera tras el 11 de septiembre de 2001, que da al presidente Bush la excusa para poner en marcha las doctrinas neocon de la guerra preventiva en medio de la inacción de la población del país, embrutecida por la propaganda presidencial con consignas como "el eje del mal", el combate "de la civilización contra la barbarie", etc (pp. 32/33). Cuando Weber habló del desencantamiento del mundo no pensó en la credulidad de la gente que, mediante la propaganda y la publicidad modernas puede acabar convencida de que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva o de que Dios ha elegido a su país para establecer la justicia sobre la tierra (p. 39). En clave hispánica, parece que se esté hablando del señor Aznar: su mentira de las armas de destrucción masiva y su melopea sobre las raices cristianas de Europa.

Sostiene el autor y, con él muchos otros críticos que ciertos actos del gobierno de los EEUU como la negación de las garantías procesales, el espionaje, la tortura, los excesos del poder ejecutivo, son prácticas totalitarias. Siguiendo la famosa obra de Edward Corwin Total War and the Constitution referida al impacto de la segunda guerra sobre el ordenamiento constitucional estadounidense, analiza Wolin los dos imaginarios de aquel: a) el imaginario del poder y b) el imaginario de la Constitución que, lógicamente, son excluyentes. Hace luego un repaso canónico de la historia de los EEUU desde el New Deal. Éste aumentó mucho los poderes de la presidencia pero no chocó con la Constitución. Esto empezó a cambiar con el fin de la guerra, con Truman, la guerra fría, la manía de la "seguridad nacional" y el macartismo. El totalitarismo invertido no tiene fecha de nacimiento ni referencia única como Mein Kampf sino que es un conjunto de prácticas de la presidencia que van abriéndose paso poco a poco (p. 75).

Comparar a Bush con Hitler puede parecer exagerado pero no lo es. Asistimos hoy a un ascenso de un estatismo especial que es hostil al gasto social pero quiere intervenir en todas las relaciones sociales, en las personales, en las sexuales, en los matrimonios o en las decisiones particulares sobre la vida o la muerte (p. 82) que es claro síntoma de totalitarismo. El totalitarismo invertido dice ser lo contrario de lo que es mientras que la democracia dirigida se centra en contener la democracia electoral y es hostil a toda democracia social que vaya más allá de la alfabetización, la capacitación laboral y lo imprescindible económico (p. 85). La doctrina del Lebensraum nazi es muy parecida a la de la guerra preventiva de Bush. Los EEUU tienen la tasa de encarcelamiento más alta del mundo en un sistema penitenciario embrutecedor en buena medida privatizado y poblado básicamente por afroamericanos (p. 97). Los grupos de interés son todopoderosos, al extremo de que cabe hablar de un gobierno "clientelista" (p. 99). Los EEUU constituyen lo que el autor llama un "Superpoder" que implica la conjunción de una tecnologia del poder totalizadora y una ideología concomitante que estimule las aspiraciones al dominio mundial (p. 103).

El presidente Bush montó una invasión no provocada de un país, exigió el apoyo de sus aliados y proclamó el derecho de los EEUU a no respetar los tratados internacionales (p. 118). Y la única protesta en contra de esta guerra no vino de los otros poderes del estado ni de los partidos sino que vino, y débil, de la calle. Tomando pie en Hobbes y Tocqueville concluye Wolin que este poder total, excesivo, es imposible sin el apoyo de una ciudadanía cómplice que firme el pacto y lo consienta (p. 126). La justificación de estos excesos se dio en función del famoso documento National Security Strategy que los neocons dieron a conocer apenas llegados al poder y que colgaron de inmediato en internet: un relato mítico y maniqueo de lucha del bien contra el mal, de la "lucha contra el terrorismo" que ha de justificarlo todo. Concluye Wolin, sin embargo, que el Superpoder acabó fracasando en el Irak puesto que ahora hay más terrorismo que antes y se ha revelado como lo que es, como un poder ilegítimo cuya ilegitimidad se fraguó en el episodio bochornoso del recuento de votos en Florida en las presidenciales de 2000, que se resolvió con una especie de golpe judicial que adjudicó la presidencia al señor Bush quien, en realidad, había perdido las elecciones (p. 142). Ese es el punto crucial del totalitarismo invertido, esto es, lo que en teoría política conocemos con "ilegitimidad de origen" a la que se añade luego la de ejercicio. La verdad es que no puedo estar más de acuerdo en el diagnóstico sobre la era Bush: ocho años de gobierno ilegítimo que no ha hecho más que atrocidades. Lo interesante del libro de Wolin es que fundamenta a satisfacción este duro juicio.

El Superpoder es un poder no basado en el mandato constitucional y que excede la habilidad política y la sensibilidad moral de los gobernantes (p. 148). Su condición es el debilitamiento y la irrelevancia de la democracia. Nadie, ni los poderes del Estado, ni los partidos, ni la gente en la calle se opuso al golpe de Estado de Florida y así se inició el gobierno neocon en los EEUU. De inmediato comenzaron las grandes rebajas de impuestos a los ricos que, entre otras cosas, quieren empobrecer al Estado para que no haya dinero para los programas sociales. En paralelo se agita el fantasma de la quiebra de la seguridad social con el fin de privatizarla y llevarla a la bolsa (p. 161). Se observará que el discurso neocon es igual en todas partes, en los EEUU o en España, ya que esas son asimismo las pretensiones del gobernador del Banco de España. La "guerra al terrorismo" es la justificación del estado de excepción permanente del totalitarismo invertido (p. 165).

En los EEUU, como se sabe, hay una mayoría de personas religiosas y son muy importantes los fundamentalistas evangélicos. La línea común a este pensamiento ultrarreaccionario, en el que destaca el patrono neocon Leo Strauss es el arcaísmo, esto es, la pretensión de atenerse al sentido literal de la Constitución de 1789, entendida como una contrapartida de la Biblia. En síntesis el arcaísmo como idelogía neocon aúna la lucha contra el tamaño del Estado (de la época de Reagan) con un destronamiento de la ciencia (que permite predicar supersticiones como el creacionismo) y se opone a las prácticas mayoritarias de la democracia (p. 187).

El Superpoder no es otra cosa que la conjunción entre el Imperio y el reinado de la Corporación (las empresas). La privatización es parte esencial de la democracia dirigida (p. 196). Las elecciones son un arraigado sistema de sobornos y corrupción que no precisa de la violencia física. Y la época es la del predominio gerencial. Sostiene Wolin y lo considero profético que no es infrecuente que los gerentes se enriquezcan llevando a la ruina a sus empresas (p. 208). Conviene no obstante recordar que esta democracia dirigida echa sus raices en la intensa desconfianza que los artífices de la Constitución sentían hacia la democracia.

Esa práctica del Partido Republicano que muchos autores han señalado de acumular déficit astronómicos tiene como finalidad, según Wolin, que futuros gobiernos socialdemócratas no puedan realizar programas sociales (p. 224). A su vez, este predominio neocon descansa sobre una deliberada estrategia en materia de lucha por la ideas: las privatizaciones tratan de privilegiar a las instituciones educativas privadas para fabricar élites que además pueblen unos Think tanks que sirvan para legitimar la política neocon (p. 234). Somete aquí el autor a crítica muy dura a Leo Strauss, del que resalta sus concomitancias nazis y a Samuel P. Huntington, frecuente figurante en Palinuro. Lo que Wolin le reprocha es la obsesión del autor de La tercera ola por la identidad nacional de los EEUU que implica, entre otras cosas una actitud agresiva hacia todo multiculturalismo y lo que considera el peligro de la inmigración. Todo ello temas preferidos de los neocons.

Este predominio neocon tiene unas manifestaciones evidentes en política interior de los EEUU. El Partido Republicano no es meramente conservador, como asegura, sino oligárquico y su interés es conservar las desigualdades y los privilegios (p. 267) Y la búsqueda del dominio republicano permanente está basada en unas medidas de manual: gastos militares, subsidios a corporaciones globalizadoras, déficit crecientes, desmantelamiento de los programas sociales y de protección del medio ambiente, eliminación de las garantías procesales, corrupción, lobbismo (p. 275) El recetario de la derecha allí donde gobierna. Se espera que el "ciudadano patriótico" apoye a los militares, que los inmigrantes (que son los nuevos metecos) no se hagan mucho de notar y que el Partido Demócrata se resigne a ser una "falsa oposición" que trata de cortejar a los "indecisos" mientras se resigna a la desaparición de la vieja política social al estilo del siglo XX, como el New Deal, el Fair Deal y la Great Society (p. 287). A la vista de este diagnóstico será interesante estudiar lo que haga el señor Obama.

Con el cuento de la "guerra al terrorismo" se coordinan todas las agencias oficiales relevantes, es decir una especie de Gleichschaltung (p. 302) y se produce un control del espacio público mientras los intelectuales conservadores atacan el espíritu de los años sesenta entre vacilaciones de los liberales y en el que aquellos ven el origen de todos los males de hoy en especial debido al "relativismo" y la "falta de disciplina" (p. 314), un discurso que repiten como loros el Papa, el señor sarkozy y el señor Aznar entre otros. Sobre todo eso del relativismo lo llevan muy mal los partidarios del absolutismo mental. Según Wolin el éxito de la política neocon se basa en la conjunción de elementos progresistas como la ciencia, la tecnología y el capital de riesgo y retrógrados, como el fundamentalismo, el creacionismo, el originalismo, etc (p. 315) No estoy muy seguro de que el concepto de ciencia que aquí se maneja sea de universal aceptación, pero este reparo afecta poco a la salud del argumento. Remacha el autor su idea de que los EEUU no nacieron como una democracia sino como una sociedad en lucha en contra de la democracia (p. 319), cosa que se hizo a lo largo de la famosa teoría de Frederick Jackson Turner acerca de la "frontera". Los EEUU son una sociedad de "Frontera" y encuentro brillante en el libro de Wolin que éste sostenga que la frontera actual es internet (p. 325). Todo lo cual desemboca en estos poderes especiales que el Presidente se arroga en el marco del totalitarismo invertido (p. 330).

Es característico de los neocons promover el miedo general en nuestras sociedades; miedo al terrorismo, a perder el puesto de trabajo, a perder la jubilación (p. 334). Es aquí en donde encaja una observación de gran interés que hace el autor en una nota a pie de la página 85, cuando recuerda que los neocons, especialmente el señor David Horowitz, piden que se acabe por ley con la seguridad en el empleo (tenure) de los profesores universitarios. Efectivamente, los neocons saben bien que el miedo y la incertidumbre doblegan los carateres y si nadie tuviera seguridad en el empleo en la sociedad habría mucho menos crítica y la gente sería mucho más sumisa. El Imperio quiere ciudadanos patrióticos y sumisos (p. 335).

Al día de hoy está en juego una elección entre el Superpoder y la democracia. La democracia requiere la verdad (porque es comunicativa) mientras que el Superpoder está basado en la mentira que el autor define como "la tergiversación deliberada de la realidad y su reemplazo por una "realidad" construida" (p. 364). Supongo que todo el mundo se acuerda aquí de la mentira del Gobierno del señor Aznar a raíz del 11-M. Hay a continuación unas brillantes reflexiones sobre el mito de la caverna de Platón y el debate de los levellers en la Inglaterra del siglo XVII a raíz de los "cercamientos de tierras" para concluir que los fundamentos mismos del sistema que ha venido criticando son: "El rol político del poder corporativo, la corrupción de los procesos políticos y representativos por parte de la industria del lobby, la expansión del poder ejecutivo a expensas de los controles constitucionales y la degradación del diálogo político que promueven los medios." (p. 397). Entiendo que esta descripción encaja perfectamente en la España de la derecha.

Wollin no es un hombre optimista de forma que el antídoto que propone a esta situación es modesto, no parece muy ambicioso y no creo que sea practicable salvo en las pequeñas comunidades de la Nueva Inglaterra. Sostiene el autor que el "pueblo" debe operar un cambio en su esencia, que se desprenda de su pasividad política y se convierta en un "demos", pero no en un demos nacional, que no es posible, sino en una ciudadanía democrática y un demos de raíz local, el único lugar en que es practicable la democracia, en el orden provinciano en el que hay espíritu cívico (pp. 400/401). La acción política de resistencia a Superpoder es la pequeña escala, auxiliada con una contraelite de funcionarios públicos cívicos como los que ya están dándose con las ONGs (p. 403).

El libro de Wolin es una requisitoria contundente (y convincente) en contra de la deriva totalitaria de los Estados Unidos y su ausencia de democracia, una crítica hecha desde dentro y mucho más radical que las que se pueden leer desde fuera. Tengo la impresión de que el autor minusvalora la potencialidad regeneradora de la democracia que hay en la sociedad estadounidense y de que la elección del señor Obama ha sido una muestra. Pero eso es algo que el tiempo dirimirá.