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dijous, 20 d’octubre del 2011

¿Puede la política?

Magnífica iniciativa la de la Fundación Ideas de celebrar la III Conferencia Progreso global en Madrid. Dicen los participantes que la política, si quiere, puede. Es verdad. Pero no es toda la verdad. Porque, ¿de qué política se habla? Si es la política habitual, la interna, la de los Estados más o menos nacionales, la afirmación no es cierta. En un mundo globalizado, con una crisis global, los Estados han perdido capacidad de maniobra, autonomía, soberanía. La política nacional/estatal no puede. Ni siquiera puede la política regional. La advertencia de Angela Merkel de que si cae el euro, cae la UE no es solamente la habitual agorería de esta doña Virtudes, sino una probabilidad desagradable. La crisis no es estatal y tampoco es europea; es global.

Por eso tiene importancia que esta conferencia haya reunido a políticos progresistas de varios continentes. Que haya sido global y progresista y no, como suele suceder, global y neoliberal. El mundo tiene que ver que hay un programa socialdemócrata concreto para vencer la crisis. No ayuda mucho el que casi todos los políticos que participan estén en la oposición y, por tanto, carezcan de posibilidades reales de aplicar en sus países las recomendaciones que hagan en la conferencia, aunque esta situación puede cambiar y, de hecho, está cambiando.

Lo esencial es que esas recomendaciones se hagan, que ese programa tome cuerpo. Entonces la política, llegado el momento, sí podrá. Pero, para que esto suceda, es preciso que las medidas propugnadas sean claras y factibles y las conclusiones que presente Rubalcaba en la clausura también lo sean y no se limiten a consideraciones generales del tipo de "establecer un nuevo liderazgo que sea capaz de construir y promover un futuro progresista, sin dejar a un lado los principales éxitos del pasado".¡Oh, dioses, ya está aquí la "construcción del futuro", como si fuera un chalet! Eso es lenguaje del G-20.

Los líderes progresistas mundiales deben ofrecer una refundación del capitalismo, como la que invocó Sarkozy hace dos o tres años sin la menor intención de acometerla. Refundación del capitalismo con medidas concretas que los socialdemócratas deben acordar: eliminación de los paraísos fiscales, regulación del capital financiero con prohibición de las prácticas fraudulentas como las ventas a corto, establecimiento de una tasa Tobin que los bancos no puedan repercutir en los sufridos depositarios, revitalización del comercio mundial, eliminación de proteccionismos, políticas de crecimiento de corte keynesiano hasta donde sea posible (tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario), prioridad a inversiones en industrias medioambientales y energías alternativas, aumento y mejora de la ayuda al desarrollo, drástica reducción de los gastos militares y, en Europa, más unidad, política fiscal única, bonos europeos y establecimiento de un gobierno económico de la Unión.

Esas medidas no son viables en los marcos estatales. Sólo lo son globalmente. Y eso es lo que Rubalcaba debe evidenciar en las conclusiones. Es una ocasión de oro para que el candidato complete su imagen de político capaz en la arena doméstica con una proyección internacional. Pero que no salga hablando de "construir el futuro", de la "generación del milenio" y otras sinsorgadas de este jaez, sino de lo que todos estamos deseando escuchar: que se va a acabar con el latrocinio, que se va a embridar la codicia de los opulentos, que se va a fomentar el comercio y el crecimiento y se va ayudar a quienes lo necesitan.

Obsérvese que la otra parte no pierde el tiempo con fórmulas vagarosas, sino que va derecha a lo que le interesa. Los empresarios no piden "construir el futuro" (y muchos son inmobiliarios) sino rebajar la indemnización por despido. Estos lo tienen claro. Igual de claro han de tenerlo los progresistas. Llevamos más de tres años intentando salir de la crisis por la puerta falsa. Muéstrese la verdadera.

divendres, 30 de setembre del 2011

La doctrina del tiburón.

Hace un par de días Palinuro señalaba que el programa del PP para las próximas elecciones ya no está oculto pues distintos altos dirigentes, empezando por Rajoy, así como presidentes de Comunidades Autónomas lo han ido desgranando poco a poco en dichos y hechos. Por si eso no fuera suficiente, ayer en los desayunos de TVE Cristóbal Montoro formuló la teoría que justifica ese programa. Es una teoría clásica pero, al tiempo, contradictoria, confusa, porque en realidad no es una teoría, sino una fórmula depredadora de carácter ideológico que pretende acabar con el Estado del bienestar en beneficio del capital. Su núcleo es la afirmación de que no es el Estado el que garantiza el bienestar.

El Estado del bienestar se llama así porque se basa en la convicción de que la educación, la salud, la vivienda y las pensiones son derechos de los ciudadanos. Derechos, no mercedes. Como Montoro no puede ignorar que sólo el Estado garantiza derechos en nuestra sociedad, pues es su función, la única forma de entender su afirmación es que no considere que la educación, la sanidad, la vivienda y las pensiones sean derechos. En el fondo, en efecto, tal cosa es lo que los conservadores creen, que no son derechos, sino que dependen de la buena voluntad de los acaudalados, de su caridad, de lo que la portavoz socialista Elena Valenciano llama la beneficencia.

El ataque al Estado del bienestar es, en el fondo, el ataque a la misma condición de ciudadanía en cuanto titularidad de derechos, de acuerdo con la celebrada teoría de T. H. Marshall que consideraba alcanzada la ciudadanía plena cuando estuvieran garantizados los derechos civiles, políticos y sociales, siendo los últimos, por supuesto, los mencionados más arriba. Despojar a los ciudadanos de los derechos sociales equivale a despojarlos de su condición ciudadana, reconvertirlos en súbditos, incluso siervos, sin derechos, a merced de la la ley del más fuerte.

Dada la conciencia moral de la época, esto no se puede decir, por lo que Montoro se enreda en una explicación confusa, embrollada, que deja aun más patente que su doctrina es la del tiburón. Su visión del bienestar no se formula en términos de derechos (que son quiméricos) sino de rentabilidad y eficiencia económica, que quiere ser una mentalidad práctica, la tecnocrática de toda la vida: habrá bienestar si hay con qué pagarlo, esto es, el bienestar dependerá del empleo y de la renta. A primera vista, nada que objetar. Si no hay dinero, no habrá con qué atender a los gastos de los derechos sociales. Y ¿quién garantiza que haya empleo y renta? De eso es de lo que tiene que ocuparse el gobierno, dice Montoro; es decir, el Estado. Pero tal cosa es contradictoria con el pensamiento liberal que anima a Montoro y el conjunto del PP, según el cual, el empleo y la renta son cosas del mercado. Era Keynes quien decía que dependen de la acción del Estado y por eso tituló su obra fundamental Teoría general del empleo, el interés y el dinero. Punto básico de la doctrina del Estado del bienestar: es la intervención del Estado la que debe garantizar el pleno empleo.

¡Ah, pero el Estado del bienestar, en crisis desde 1981, dice Montoro, es una pesada maquinaria de despilfarro y mala gestión! El Estado del bienestar según la doctrina liberal es el principal responsable de su propia crisis. Para resolverla hay que conseguir que los servicios públicos se gestionen con eficiencia de empresa privada y, como esto es algo que el Estado no puede hacer (ya que no es una entidad con ánimo de lucro), lo mejor es privatizarlos y que el Estado se encargue de poner las condiciones para que, mediando el empleo y las rentas, las gentes tengan después con qué pagarse esos servicios. Dado que Montoro debe de ser buen cristiano, está dispuesto a hacer excepciones con algunos sectores especialmente vulnerables, como los ancianos o los jóvenes sin recursos. Los demás, a los tiburones del mercado.

En su contradicción, la teoría es depredadora: se despoja a los ciudadanos de los derechos sociales y, por lo tanto, se exime al Estado del deber de garantizarlos. El Estado se concentrará en asegurar el pleno empleo y la renta y de lo demás se encargará el mercado, en donde las necesidades educativas, sanitarias, de vivienda y pensiones de la población serán la base de pingües negocios de las empresas privadas que así garantizarán la vuelta a la sociedad de la abundancia. Si acaso el Estado habrá de subvencionar a esas empresas para que puedan atender con eficiencia privada aquellas necesidades. Es una especie de crudo neokeynesianismo que consiste en poner el Estado no al servicio de los ciudadanos sino de la valorización del capital. Y eso, obviamente, no será despilfarro.

El mucho sufrimiento que la doctrina del tiburón provoca no hace ésta menos inepta. Lo que está en crisis desde los años ochenta no es el Estado del bienestar sino las fórmulas neoliberales que vienen aplicándose desde entonces para desmantelarlo, y que han conducido a este desastre en el que nos encontramos.

(La imagen es una foto de hermanusbackpackers, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 28 de setembre del 2011

El programa oculto ya no está oculto.

A tenor de las últimas declaraciones de los dirigentes políticos populares y de las medidas adoptadas por los gobiernos autonómicos de la derecha en los cien primeros días de sus mandatos, algo más en el caso de CiU, ya va quedando claro el contenido del programa que tan celosamente guardaba Mariano Rajoy y por lo tanto lo que espera a los españoles si éste gana las elecciones, especialmente si lo hace por mayoría absoluta. A la vista de lo visto, escuchado y leído cabe suponer que el PP congelará o bajará las pensiones y congelará o bajará el sueldo de los funcionarios. Eso es lo que significa condicionar la medida a cómo sea la coyuntura económica cuenta habida de que el ser de la coyuntura económica es una materia altamente subjetiva y opinable.

Igualmente va a retirar el impuesto sobre el patrimonio, dejar intacta la progresividad del impuesto sobre la renta, reducir el de sociedades, dejar como están el fraude fiscal y la economía sumergida, y aumentar los demás impuestos, empezando por el IVA. Todo ello según la absurda e ilógica teoría de que cuanto más ricos sean los ricos, más ricos serán los pobres, cosa que ha resultado siempre falsa.

Insistirá en la liberalización del suelo para reproducir la burbuja inmobiliaria y así enriquecer más a los ricos a riesgo de otra crisis. No tiene la menor intención de erradicar la corrupción y los códigos éticos son papel mojado antes de ver la luz.

Va a acometer una reforma laboral más dura, empeorar las condiciones de jubilación y arremeter contra los sindicatos bajo la excusa de que estos ejercen un poder desorbitado y son nidos de corrupción a cuenta de los caudales públicos. Porque quiere introducir prácticas autoritarias en los centros de trabajo, en los educativos, en la administración en general contando con que la inseguridad de la población la amansará. El restablecimiento de la autoridad y el orden será un hecho y los indignados pueden ir preparándose, pues no podrán dar el golpe de Estado contra el que previene Aguirre.

Va a recortar y reducir la educación y la sanidad, como ya ha sucedido en Cataluña, Madrid, Castilla La Mancha y lleva años sucediendo en Valencia. Pretende introducir lo que llama el copago que no es otra cosa que obligar a los usuarios de los servicios públicos a pagar dos veces por ellos. Quizá así, piensa la derecha, se acostumbre la gente a ver que la privatización de esos servicios públicos, que también está en el retortero, es una ventaja y un ahorro.

Pretende derogar la ley de matrimonios homosexuales, la del aborto y dejar en nada (que tampoco es que ahora sea mucho) la Ley de la Memoria Histórica. Por supuesto, no se tocarán las trasferencias de recursos públicos a la iglesia católica ni se reformará la ley electoral. Se acabará la independencia de la Radio Televisión Española, que pasará a estar dirigida y colonizada por ideólogos y comunicadores del partido en el poder como ya lo están en Madrid o Valencia. Un régimen informativo sacado de la experiencia histórica de su inefable presidente de honor, don Manuel Fraga, exministro de Información y Turismo de Franco.

Lo interesante, lo digno de reseña, es cómo un partido que propone esta auténtica involución cuenta con una intención de voto tan abrumadora que le permite avistar la mayoría absoluta. En alguna parte dice Sófocles que hay muchas maravillas en el mundo pero de todas ellas la más portentosa es el hombre. Y eso que no pensaba en el votante.

(La imagen es una foto de Partido Popular de Melilla, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 18 de setembre del 2011

Clamar contra la crisis

Esta crisis viene de largo y va para más largo. Las comparaciones al uso con la de 1929 quedan más y más desfasadas. Quizá sea ya peor, más destructiva, que la Gran Depresión. Los cientos de personas que ayer se manifestaron en Wall Street y delante de la Bolsa de Madrid, así como en otras ciudades, tienen una gran valor simbólico pues señalan el ámbito financiero y el especulativo como responsables directos de esta catástrofe. Pero su valor es ese, simbólico. El movimiento 15-M es cada vez más como Juan Bautista, que predicaba en el desierto, aunque había muchos que lo oían. También ahora, por la tele, por los periódicos. Pero no se mueven. Pasará del todo el verano, llegará el invierno y, si los indignados siguen de acampada y debatiendo bizantinismos, muy contentos con su clarividencia, saldrán de las noticias políticas para entrar en las de servicios sanitarios. Pero este es otro asunto que los compete a ellos, si se dan o no otras formas de actuar de mayor impacto social.

Aquí vamos de la crisis que tiene unas proporciones descomunales, de esas que se producen de vez en cuando en el capitalismo, sin que nadie sepa cómo (aunque algunos dicen que pueden predecirse) ni cómo hacerles frente y menos cómo salir de ellas. Casi todas arrancaron con el estallido de una burbuja, desde la primera de la compañía británica de los Mares del Sur (hacia 1720), que arruinó a miles de personas en las islas, hasta la penúltina de las empresas puntocom en los años noventa del siglo XX, pasando por la del Canal de Panamá en 1891 o la de los roaring twenties que desencadenó la de 1929. Ahora la burbuja ha sido inmobiliaria, de los Estados Unidos, Inglaterra y España principalmente.

El problema es que la burbuja inmobiliaria ya ha estallado, con las habituales consecuencias destructivas e imprevisibles pero, lejos de reencauzarse las economías por la senda del crecimiento, tras haber hecho sacrificios sin cuento y tomado medidas tan amargas como el ajenjo, amenaza en el horizonte una segunda recesión que pone los pelos de punta a los analistas y los gobiernos. Con razón porque -dicen- ya no hay recursos con que hacerle frente. Sin embargo, esta amenazante recaída en la crisis se origina en otra burbuja: la de los Estados. Es lo que se llama la "crisis de la deuda soberana". ¿Quién dijo que los Estados no podían quebrar? Lo han hecho más veces, no es nuevo.

Esta burbuja de los Estados se debe a que, a juicio de los "mercados neoliberales" (por encontrar algún nombre), se han extendido temerariamente en la sociedad, se han hecho cargo de aventuras que no pueden financiar, sobre todo cuando son fiscalmente esqueléticos. Los Estados garantizan la enseñanza, la salud, el subsidio de paro y las pensiones. Sus títulos se sobrevaloraron en la época del crecimiento sostenido y ahora se han desplomado y ya no inspiran confianza salvo que esos Estados prescindan del gasto innecesario para su mantemiento (esto es, el gasto social) y se concentren en el ejército, la policía y el sistema penitenciario.

En definitiva, lo que puede estallar es la burbuja del Estado del bienestar al que muchos consideran insostenible. Esta insostenibilidad se predica en dos terrenos interrelacionados, el económico y el ecológico. La idea es que el sistema no puede seguir como va y, si lo hace, la catástrofe será mayor. Va siendo hora de entender que todos los vaticinios (invoquen la competencia técnica que invoquen) son formulaciones de deseos. Es propio de los seres humanos creer que las cosas serán como queremos que sean y eso sólo pasa por casualidad. Al fin y al cabo esta crisis, burbuja sí o no, puede entenderse como una manifestación de la ley de la tendencia al descenso de la tasa de ganancia que, según Marx, permitía predecir la crisis general del capitalismo, si bien con muchos elementos que tendían a su vez a impedirla. Lo que está claro es que la tasa de ganancia ha bajado y los capitalistas pretenden resarcirse despedazando un competidor ya que, desde el punto de vista del capital, el Estado del bienestar no es más que un competidor molesto en los mercados de educativo, sanitario, de seguros. Un competidor que, hasta ahora, se aprovechaba de su capacidad de influencia en los gobiernos tirando los precios. Pero la situación ha cambiado; los gobiernos tienden a favorecer al capital y este aprovecha la ocasión para desmantelar al rival y aumentar su beneficio a costa de los derechos de los ciudadanos.

Es, por tanto, una crisis que afecta y perjudica al conjunto de la población, a la ciudadanía en general y es ésta la que debe dar una contestación. Cosa que no se hace clamando. Hay que organizarse. Es difícil, dadas las experiencias, pero hay que hacerlo. El aparente ultrademocratismo de Equo muestra que es posible conjugar organización y práctica democrática. Es un buen ejemplo de política de principio que probablemente arrastre bastante voto de la izquierda.

(La imagen es una foto de Mike Light - NotionsCapital.com, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 16 de setembre del 2011

El torbellino del capitalismo.

Apenas veinticuatro horas después de que los países emergentes, los BRICs, esto es, el Brasil, Rusia, la India y la China anunciaran que estaban dispuestos a acudir en auxilio de Europa y el euro comprando deuda soberana, sale la división acorazada del capitalismo financiero mundial a anunciar que es ella la que va a salvar a los europeos. El anuncio conjunto de la Reserva Federal de los Estados Unidos y los bancos centrales de Inglaterra, el Japón, Europa y Suiza desató la euforia en las bolsas que se fueron todas al alza, tras las amarguras bajistas de las jornadas anteriores. Probablemente esto no quiera decir nada en sí mismo. En la situación de volatilidad existente, las bolsas suben como cohetes y se desploman acto seguido como castillos de naipes que es lo que en buena parte son.

Al parecer los mercados no tuvieron tiempo de calibrar ambas medidas por su carácter insólito e imprevisto. Pero ya lo harán y caerán en la cuenta de que la oferta de los BRICs no era unitaria (Rusia se desmarca), ni estaba libre de condiciones, ni era una decisión firme sino una especie de amago en busca de una negociación que no está nada clara. La justificación era salvar el euro para evitar el contagio. Lo importante, salvar el euro.

El consorcio de bancos centrales trae otra propuesta. No comprar deuda soberana europea sino posibilitar que pueda seguir comprándose en dólares. En principio más parece una operación para salvar el dólar y, de paso, convertir a esta divisa en triunfante en su pugna con el euro. Es el órdago que lanzan las potencias del viejo orden capitalista frente a los emergentes y la infeliz Europa que tuvo la quimérica idea de dotarse de una moneda única sin un poder político que la respalde. Porque estos bancos centrales (excepción hecha del europeo, que tampoco cuenta porque sus transacciones son en euros) son bancos de los Estados. Más o menos independientes, pero bancos políticos al fin y al cabo. El hecho de que el Reino Unido aparezca una vez más vinculado a los extracomunitarios y desligado de la Unión Europea es una vieja melodía ya muy conocida. ¡Qué ojo tenía De Gaulle cuando se oponía al ingreso de Inglaterra en la Comunidad Europea!

Es un golpe político y parecería como si, por fin, la política se hubiera impuesto a los mercados demostrando quién manda aquí. Parecería. Demos tiempo a los mercados a calibrar a su vez qué crédito merece la división acorazada en el cumplimiento de sus compromisos. Porque de esos países, dos, los Estados Unidos y el Japón, están tan hundidos en la crisis como Europa, a Inglaterra lo ocurre más o menos lo mismo y el único por encima de toda sospecha es Suiza que probablemente no podrá salir garante de los otros, aunque no sea más que por su tamaño. La amenaza de un colapso de las transacciones por falta de dólares en el mercado suena como el efecto de la Ley de Gresham que tendría el euro como "moneda mala". Y, si esto es así, inundar el mercado de dólares a lo mejor no es la solución. Lo sabremos en los próximos días con las sucesivas reacciones de las bolsas y el comportamiento de la deuda. Si la crisis se reproduce todo lo que tendríamos serían más países absorbidos por el torbellino europeo, pateando en el lodazal de la crisis de la deuda soberana. En algunos casos, sangriento. Por ejemplo, en el del Japón, que se enfrenta a posibles catástrofes que ponen los pelos de punta. ¿Qué sucedería si tuvieran que evacuar Tokio a causa de las radiaciones nucleares? No me lo invento; lo he leído: dan la evacuación por imposible. En otros casos más de opereta; por ejemplo, en el de los ingleses que, según The Spectator, debieran abandonar la UE.

En España, el último rugido del torbellino ha sido la aprobación del impuesto sobre el patrimonio que, tras muchos cálculos y recálculos, queda en una previsión de unos 160.000 paganos con patrimonios superiores a los 700.000 euros y una recaudación estimada de mil y poco pico de millones de euros. Después de tres años de andar arañando los ingresos de los más desfavorecidos, los pensionistas, los parados, los trabajadores en general, los hipotecados, de rebajar el sueldo a los funcionarios, de subir los impuestos indirectos, ya era hora de que los más ricos de la comunidad aportaran algo tangible. Aun así, muerto de miedo el gobierno por tocar la bolsa al millonetis, promete que la vigencia del tributo será de un año, 2012. Cuando, en realidad, habría que haberle afeado que sea tal su codicia que no tuvo ni el gesto de los ricos franceses o gringos de pedir que les suban los impuestos.

Al contrario el orfeón ideológico ya ha aireado todos los seudoargumentos, las falacias, las patrañas, los cuentos con que estos lumbreras pretenden demostrar que la clarísima causa de que pague más quien más tiene es falsa, incluso contraproducente pues va, ¡en contra de los pobres! El capital paga bien este tipo de teorías pero, a la vista de los resultados, quizá debiera emplear el dinero en otra cosa. Porque estos argumentos no pueden ser más pobres. Incluso son irrisorios. Los resume muy bien Escolar en cinco falacias fiscales.

dijous, 8 de setembre del 2011

Schadenfreude.


Caso de fuerza mayor.

Alguna vez tenía que pasar. Sobre las 10 de la noche hora del Brasil, en donde me encuentro estos días, esto es, hacia las cuatro de la madrugada, hora peninsular española, un malhadado camión cortó unos cables misteriosos y dejó sin conexión telefónica o de red todo el barrio en el que resido. Dado que, ayer, además, era el día de la Independencia patria, imposible encontrar sustituto alguno. Hasta ahora mismo en que, sin haberse arreglado la avería, he hallado una solución transitoria para que el pobre Palinuro no pase por holgazán y malqueda. El mismo Palinuro me ha prometido dar más explicaciones sobre sus andanzas en otro post de fin de semana. El mundo es muy complicado.


Schadenfreude

Los atribulados socialistas gobernantes llevan tres años de sufrimientos y agonías que jamás pensaron que iban a atormentarlos como lo están haciendo. Al principio tardaron en reconocer la magnitud de lo que se les venía encima, como si por el hecho de no llamarlo por su nombre pudieran salvarse de su furia destructiva. Cuando lo hicieron, giraron el timón todo al lado contrario y aplicaron medidas rígidamente ortodoxas, alejadas del ideario socialdemócrata tradicional que les enajenaron las simpatías de muchos de sus seguidores y los de otros que nunca lo habían sido pero que aprovechaban la emergencia para hacerse pasar por tales y justificar ahora en el desengaño repentino una actitud de enfrentamiento y crítica que siempre habían tenido.

En esta situación apurada la oposición de derecha se limitó a adoptar una actitud de Schadenfreude, de indisimulada alegría por las desgracias que acosaban a sus adversarios quienes demostraban claramente la insuficiencia de sus postulados al ser incapaces de recuperarse frente a aquellas. Ya podían los gobernantes al cargo de la empresa reclamar la colaboración de sus opositores explicando que la zozobra era general y afectaba al interés de todos y no solamente al de un solo partido, que todo lo que conseguían eran gestos de indiferencia o, todavía peor, consejos del maestro Ciruelo acerca de la necesidad de dejar de actuar como lo estaban haciendo y de poner en práctica otras ideas que tampoco explicaban.

A medida que se enfurecían los elementos de una crisis que los gobernantes no supieron reconocer pero nadie había previsto y menos aun tenía la menor noción de cómo resolver, los distintos sectores sociales y económicos se fueron enfrentando por separado a un gobierno que braceaba desesperadamente por mantenerse a flote a sí mismo y con él el país; unos porque se sentían injustamente maltratados y otros porque no se consideraban suficientemente atendidos. Hasta que el descontento llegó a tomar una forma difusa y generalizada que invadió las calles para poner de relieve un hastío hondamente sentido, aunque no prácticamente encauzable.

Con motivo de la renovación de los gobiernos municipales y bastantes autonómicos el electorado dio rienda suelta a su irritación, desplazando de la mayoría de ellos a los socialistas que, en algunos casos, habían venido ocupándolos tanto tiempo que llegaron a creerlos casi de su propiedad. Y la oleada no se limitó a barrer a ayuntamientos y comunidades sino que anunció como negra borrasca que lo mismo haría llegado el momento con el gobierno central.

A la vista de la penosa situación, los socialistas tomaron una decisión digna de una tragedia griega, concentraron en la figura de su máximo dirigente todos los pecados de la tribu y procedieron luego a sacrificarlo en el altar de los sondeos, pensando que el candidato posteriormente ungido podría recuperar para aquella la benevolencia de los dioses. Pero los elementos los obligaron a un último gesto de claudicación, a apurar la copa de la cicuta abrazándose a su adversario para sobrevivir no ya por lo que habían sido en un pasado que parecía remoto sino por lo que estaban dispuestos a dejar de ser.

En esta última entrega a las fuerzas ciegas de los mercados creyó la oposición de izquierda que se encontraba la promesa de su justa venganza tantas veces y tantos años postergada por el éxito de los socialistas en hacer creer a la gente que eran lo que decían ser pero no eran en el fondo ni en la forma. La alianza de fondo de las dos grandes fuerzas en torno a un postulado tradicionalmente visto como conservador, antipopular e injusto dejaba al descubierto la cruda realidad de los hechos, ponía a cada cual en su sitio y recuperaba para la auténtica izquierda las razones y el discurso que siempre habían sido suyos. Los socialistas y los conservadores eran el mismo perro con dos cabezas y la Schadenfreude que los últimos experimentaron al comienzo de la tormenta los invadía ahora a ellos cuando ya no cabían más subterfugios.

Por fin cada cual vestiría los colores que le eran propios y se encontraría con las gentes que constituían su audiencia. La derecha se maridaría con los banqueros y los explotadores de todo pelaje, la élite del poder, y los socialistas le servirían de mariachis mientras que la verdadera, la auténtica izquierda, tan injustamente preterida y maltratada por los medios de comunicación, tan herida y aislada por las manipulaciones institucionales, se encontraría en la gran fiesta multitudinaria de la calle encabezando la alegre sublevación pacífica y popular pero absolutamente mayoritaria de protesta contra el atropello urdido por los siervos del capital, el diestro y el zurdo.

La escuálida protesta que, luego de la minuciosa preparación, acabó cuajando en la calle contra la reforma de la Constitución y en la que prácticamente había más convocantes que convocados debería servir para que aquellos reflexionaran sobre las enseñanzas de su enésimo fiasco a la hora de sustituir una izquierda que no consideran tal por otra que quieren auténtica y verdadera pero no consiguen que se manifieste. Debería, pero no lo hará. Al contrario, ya está esta izquierda postulando plataformas unitarias para las elecciones del 20-N, como si tuviera algo digno de consideración numérica que unir. Y que unir, además, en tantas plataformas unitarias como grupos concurren a aquellas.

(La imagen es una foto de tuey, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 13 de juliol del 2011

La dictadura del capital.

La Unión Europea vive horas dramáticas. Las noticias parecen llegar de unos campos de batalla en una guerra no muy lejana que nadie entiende pero que ya tiene tres bajas: Grecia, Portugal e Irlanda, cuya deuda acaba de ser declarada basura por ese oráculo impredecible e inexpugnable que son las agencias de calificación, en este caso, Moody's. Durante la semana las baterías han concentrado su fuego sobre las líneas españolas e italianas, dos países cuyos gobiernos están contra la cuerdas por la situación política interna. Ya hace tiempo que hay quien dice que la lucha final por la supervivencia del euro se librará en España. La lucha final ya no será entre el proletariado y la burguesía, como supone el himno, ni entre comunistas y excomunistas, como decía Koestler, sino entre el euro y los insaciables mercados. ¿Qué es lo que ha pasado?

La globalización tiene aquí mucho que ver: un proceso de internacionalización prácticamente total en lo económico, comercial, financiero, pero muy poco avanzado en lo político y apenas iniciado en lo jurídico. Y, dentro de ese proceso absurdo, la región más avanzada del mundo, la que, orgullosa, señalaba al resto el camino que hay que seguir, era Europa. Europa se ha constituido en un solo mercado, al extremo de compartir una única moneda (no todos los Estados), pero, al no haberse unificado el continente política ni jurídicamente, esa moneda no tiene autoridad que la respalde. Ni siquiera frente a los ataques procedentes de su propio campo. ¿O es que la mayoría de los tenedores de deuda española, inversores, especuladores en definitiva no reside en otros países de la Unión?

La palabra mágica aquí es mercado, el instrumento a través del que se ejerce la dictadura del capital, un instrumento intangible, inasible, sin rostro ni entidad, algo a lo que los medios, desesperados por darle alguna forma, designan en plural, los mercados, en la esperanza de que estos sean alguna substancia aristotélica frente a la inasible idea platónica del mercado, una entelequia. Sin embargo es el mercado lo que domina, no los mercados, no las plazas bursátiles de Milán, Madrid, París o Franfurt; estos no son más que los escenarios de un drama profundo que se expresa en fríos porcentajes, tasas, tipos, primas, bonos, deuda, puntos, etc. Meros apuntes contables que tienen efectos sociales devastadores, echan a la calle a decenas de miles de griegos a pegarse con la policía o generan un amplio movimiento pacífico en España, el 15-M que se opone precisamente a la dictadura del mercado.

Dominio del capital a través del mercado el que sus apologetas consideran la forma más racional de asignación de recursos. Racionalidad económica, se entiende, que consiste en atender a un único objetivo: el lucro individual con independencia de todo lo demás. El mercado no tiene valores como patria, dios o ley. Sin duda cuenta con que la gente los tenga y hasta piensa que debe tenerlos; pero con el mercado no rezan. El mercado no tiene más patria que el interés, más dios que Mammon ni más ley que la del beneficio y, por tanto, si hay que renegar de la patria, apostatar o delinquir, se reniega, se apostata o se delinque.

El mercado no se rige por otro criterio que la maximización del beneficio privado en el que cada cual va a lo suyo, con lo que se piensa que esto permite predecir el comportamiento del conjunto, de ese ente que no tiene rostro ni dirección ni identidad, como el resultado de cientos de miles, millones de decisiones simultáneas de individuos privados que tratan de maximizar sus beneficios y minimizar sus pérdidas. Este comportamiento de suma racionalidad desemboca en la suma irracionalidad según la célebre tragedia del común de Garret Hardin.

Y mientras llega el momento en que los bárbaros entran en Roma, podemos ir contabilizando las bajas. Al capital le sobra el Estado del bienestar porque no es rentable. Concebir la educación o la salud como derechos universales es un absurdo. La educación y la salud, como la vivienda y, desde luego, la pensión, son negocios porque esos bienes tienen un precio y deben quedar reservados para quienes puedan pagarlo; los demás, que arreen. Lo que el mercado está pidiendo es que se suprima el gasto social

En realidad, al capital, en el fondo, le sobra el Estado sin más o eso cree él. Es lo que viene a decir un representante de los empresarios andaluces en Córdoba, que los funcionarios son unos privilegiados y que eso del empleo de por vida es un gran error. Sólo han ganado las elecciones municipales y autonómicas y ya quieren desmantelar la estructura misma del Estado. Desde un punto de vista mercantil, de racionalidad pura, no tiene por qué haber funcionarios vitalicios, ni jueces, ni médicos, ni profesores universitarios o de enseñanza media, ni policías, ni abogados del Estado. Cada partido que gane las elecciones, que traiga los suyos y que se los lleve cuando las pierda. Estos apóstoles del anarco-capitalismo no entienden ni siquiera la idea obvia de que el capital necesita un contexto de seguridad jurìdica para prosperar, cosa imposible cuando ésta depende de los partidos políticos. Claro que, desde el punto de vista del capital, ¿para qué sirven los partidos políticos? Los empresarios ya tienen sus propagandistas, para predicar su verdad, y sus somatenes, para imponer su orden. Al capital también le sobra la democracia y, como ha demostrado muchas veces, convive plácidamente con la dictadura. Al fin y al cabo ¿no acaba de descubrir ese genio de Aznar que las mayorías democráticas no determinan la verdad? Naturalmente que no. La verdad la determina él, a quien, como es sabido, los dioses han otorgado luces portentosas.

A esta situación se llega cuando la gente no depende de la ley sino de la voluntad omímoda y el capricho de los empresarios, un proyecto al que sobran los funcionarios que son un obstáculo a esa situación en que todo el mundo dependa de la magnanimidad del patrón y de su disposición a protegerlo con su policía privada y ampararlo con su jueces particulares. Una sociedad en la que nadie esté seguro de nada (¡la seguridad social es un invento de los rojos!) y todos estén a merced de los caprichos de los capitalistas, sin seguridad en el empleo, sin garantías ni derechos es el mejor de los mundos. Nada de jornada laboral, contratación colectiva a prohibicion de trabajo de los niños. Nada de ley, que ya están las bandas de la patronal para imponer la suya. La implantación de la racionalidad absoluta del mercado lleva a una feudalización de la sociedad en la que los ciudadanos son reemplazados por siervos. Esa es la naturaleza de la dictadura del capital.

diumenge, 17 d’abril del 2011

El indeseable.

Lo malo de Aznar no es que sea intelectualmente breve, moralmente tornasolado, políticamente oscuro y psicológicamente embrollado; lo malo es que es un plasta. Lleva siete años diciendo lo mismo pero por algún extraño mecanismo de compensación a él debe de parecerle que nunca se repite y siempre innova. No hay otra explicación. Sin embargo sería perfectamente posible poner un magnetófono en su lugar en sus apariciones públicas.

La cantilena es siempre la misma: el gobierno español es un desastre, Zapatero debe irse y convocar elecciones anticipadas, España está al borde del abismo si no ya en caída libre, no es un país de fiar, carece de crédito, no podrá devolver lo que se le preste. Todo esto dicho no aquí, en casa, al amor de la lumbre, sino en el extranjero, a gritos, por todas partes, en conferencias y clases en la Universidad. Lo que se pretende, claro está, es socavar, minar las posibilidades de España en los mercados internacionales, dificultar su gestión. Como el país no está gobernado por el PP, Aznar lo trata como pieza por batir, a sueldo por lo demás de un poderoso grupo mediático extranjero que jamás se ha distinguido por su amor a España.

Con razón dice Elena Valenciano que el menda es un antiembajador de España y también con mucha razón Zapatero pide a Aznar y Rajoy que no pongan zancadillas a España. Ambos se quedan muy cortos en el juicio del personaje. Antiembajador es un término relativamente diplomático para caracterizar a alguien cuya tarea consiste en dañar los intereses de España. Igual que el término zancadillas que utiliza Zapatero es caritativo: la derecha no pone zancadillas sino que arremete de frente con toda la artillería dialéctica, sin parar mientes en la situación real ni en la verdad. Y eso no es de un zancadillero sino de desleal y felón a quien el país debiera declarar persona non grata por indeseable.

Justamente cuando Aznar pone en duda la solvencia de España el Fondo Monetario Internacional (FMI) dice que el país es el modelo a seguir y que nada tiene que ver con los otros PIGs, Irlanda, Portugal y Grecia. A los de izquierda el FMI no nos inspira confianza alguna porque sólo mira por los intereses del capital y ha demostrado suficientemente su incompetencia al no ser capaz de prever la crisis. Pero es el organismo délfico de la derecha, lo que pone más de relieve el juego sucio de Aznar. Porque, por muy malos que sean en el FMI, es obvio que disponen de unas posibilidades de información y análisis que el expresidente español no posee. Resulta patente, pues, que el juicio de éste está movido por interés político partidista, va contra los intereses generales de su país, representa la oposición hecha desde el extranjero y, en consecuencia, resulta bastante indeseable.

(La imagen es una foto de bradleypjohnson, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 5 de febrer del 2011

La productividad

Hasta la revolución egipcia pasa a segundo plano cuando nos tocan el bolsillo. La atención se centra ahora en ese plan germano-francés para fomentar la unidad económica en la UE presentado en Bruselas que trae pinta de mayores sacrificios y más cinturones apretados.

Francia y Alemania, sobre todo Alemania, insisten en controlar los déficit. No es que tengan mucha autoridad moral para hacerlo dado que fueron las primeras en saltarse los controles cuando les interesó y, aunque había sanciones previstas para estos casos, no se les aplicaron. Pero no les hace falta autoridad moral ya que tienen el poder económico. Además, su exigencia no es disparatada. Aumentar la productividad general de la UE es el primer paso para ganar la batalla de la competitividad que es en donde está el problema de la recuperación. Dicho en cinco letras: China. Y desde luego es un avance que la UE entienda que ha de verse como una unidad económica en un mercado altamente competitivo en el que juegan también los EEUU y la China.

La imagen muestra la situación de la competitividad de la UE, la eurozona y la OCDE comparativamente en 2007. La situación no estaba mal pero, desde entonces, ha habido una recesión muy fuerte y el cuadro seguramente es hoy muy otro. Basta pensar en ese tercer lugar de Irlanda. La marca España no era deslumbrante pero tampoco era catastrófica: por debajo de la media de la eurozona pero por encima de la de la OCDE y por delante de Italia.

Mas las cosas han cambiado y hay que adaptarse aumentando la productividad y la competitividad. Lo que no está tan claro es que el aumento de la primera haya de hacerse a costa de los salarios. Desvincularlos de la inflación y ligarlos a la productividad puede sonar razonable en un principio hasta que nos damos cuenta de que una de las formas de aumentar la productividad (que, al fin y al cabo, es la relación entre cantidad de recursos empleados y producto obtenido) es precisamente bajar los salarios. Esto me parece una aporía: bajando los salarios aumenta la productividad y, al aumentar la productividad, hay que subir los salarios. Y no hablo de los beneficios porque esos son tema tabú que jamás se menciona en esta fiebre de planes de recuperación. La productividad ¿no aumentará también incrementando la eficiencia de la mano de obra invirtiendo en formación e I + D? Cierto que sí. Y no menos cierto que esos aumentos de productividad tienden a generar paro y el paro, ya se sabe, presiona los salarios a la baja. Y es que la situación es muy complicada.

La posición de Alemania es muy sólida porque es la que paga. Pero esto no quiere decir que pueda sin más imponer sus condiciones sin escuchar alternativas. Al fin y al cabo, la primera interesada en la prosperidad de la eurozona y de la UE en su conjunto es Alemania que tiene en ellas su principal mercado.

Hay dos tipos de medidas que también están directamente racionadas con la productividad y de las que nunca se habla: una lucha decidida contra la economía sumergida y el fraude fiscal y una revisión de los abanicos y diferencias retributivas. En un país en el que el salario mínimo es de 640 euros al mes no es de recibo que haya gentes que ganen como retribución, un millón de euros, también al mes. Como tampoco lo es que en un país con una tasa de paro altísima haya empresarios que emplean mano de obra ilegal probablemente en condiciones de semiesclavitud. De lo cual nos enteramos con casos como el de ese trabajador sin papeles abandonado en un hospital tras perder una mano en el trabajo. Eso sin duda es muy productivo (hasta que pasan estas desgracias) pero profundamente inmoral. Así que ojo con la productividad que puede llevarnos a admitir la esclavitud.


EGIPTO

Hay un momento en la revolución egipcia en que se ha alcanzado el nivel de lo sublime y es cuando Barack Obama pide a Mubarak que escuche la voz de su pueblo, es decir, que se vaya, dicho en los términos un poco bíblicos en que suelen hablar los presidentes gringos. Porque la voz del pueblo dice que Mubarak se vaya. Más diplomáticos, los europeos que, por supuesto, condenan la violencia en Egipto, es decir, condenan a Mubarak porque son sus matones quienes han recurrido a ella, al mismo tiempo piden a la oposición que negocie con Mubarak. ¿Está claro? Muy diplomático: que se vaya pero que se quede.

dissabte, 28 de novembre del 2009

El nuevo modelo económico.

Por lo que va sabiéndose del anteproyecto aprobado ayer por el Consejo de Ministros, el Gobierno parece decidido a impulsar medidas que no solamente ayuden a salir de la crisis sino que exploren nuevas vías de desarrollo. Que el plan llegue a ser un "nuevo modelo económico", término rimbombante que recuerda la "Nueva Política Económica" de los bolcheviques, parece más dudoso. Pero menos da una piedra. Sobre todo es bueno que la autoridad siga implicada en reformar y agilizar las relaciones entre el Estado y la economía ahora que parece que se avecina una segunda y demoledora etapa de la crisis con la posible quiebra de algún país de los Emiratos Árabes Unidos.

Son muy de aplaudir la reducción de los trámites burocráticos para la creación de empresas y la garantía de pronto pago de las administraciones públicas cuyas infinitas demoras han llevado a muchos al cierre. Es fantástico que haya acceso universal gratuito a banda ancha con un mega de velocidad y resulta también muy conveniente que se agilice el mercado de alquileres de vivienda con mayores desgravaciones para arrendatorios y arrendadores.

Lo más prometedor me parece la fijación de planes de inversión en infraestructuras a medio plazo contando con múltiples fuentes de financión que incluyen la UE, el ICO, el Estado y la participación del sector privado a través de las empresas mixtas, todavía por explorar en España. Todo ello, conjuntamente con una mayor vigilancia de las entidades financieras y la previsión de que sean los accionistas quienes voten los salarios de los directivos son tambièn reformas que se habían hecho urgentes con la crisis.

Pero para hablar de "nuevo modelo productivo" harían falta otras reformas de mayor calado y con una orientación más definidamente de izquierda como otra política fiscal con mayor progresividad y la creación de una banca pública que respalde la política económica que hasta la fecha está a merced de una banca opaca sólo interesada en recibir recursos públicos para mantener sus beneficios.

De ahí a decir que el anteproyecto de ley de desarrollo sostenible retrotrae al país a los tiempos del franquismo, como hace el señor Montoro, media un abismo. Cabe conceder que este señor y la derecha que representa saben mucho de franquismo porque es el régimen con el que simpatizan y al que no condenan y es pura mistificación que lo empleen para descalificar la única propuesta coherente que se ha hecho en el país para salir de la crisis. Por ejemplo, acusan al Gobierno de no bajar los impuestos pero ¿hay algo más franquista que los impuestos directos bajos e, incluso, inexistentes?

(La imagen es una foto de 20 minutos, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 30 de setembre del 2009

Postsupuestos.

Presentados en sede parlamentaria unos presupuestos que desdicen todo lo asegurado por el presidente del Gobierno apenas veinticuatro horas antes, ha debido éste de sentir la necesidad de defenderlos en bravo combate singular y ha descendido al batiburrillo del siglo con un artículo en Público titulado Oportunidades y responsabilidades en la lucha contra la crisis en el que defiende sus cuentas en línea con lo expuesto también por su ministra de Hacienda, como cálculos austeros, responsables, solidarios y que nos sacarán fortalecidos de la crisis. A su vez la oposición mayoritaria, incapaz de entender la sutileza del mensaje, carga contra el proyecto con la habitual sarta de descalificaciones acerca de que traerá más crisis, más déficit y más paro sin enterarse de cuál sea la verdadera finalidad de las cuentas, que no es lograr una recuperación de la economía en 2010 sino en 2011 como antesala a las elecciones de 2012. Más que un presupuesto anual es de alcance bianual, da por amortizado el año próximo (que se espera capear sin pena ni gloria, confiando en que el paro no descabale los cálculos) y se orienta al siguiente . Por ello se disfraza el déficit, calculándolo a la baja sobre el ya producido en la ejecución del presupuesto anterior, se obliga a las clases medias -siempre un terreno más seguro y abundoso- a soportar el mayor esfuerzo fiscal, se incrementa el IVA que es un impuesto casi invisible y se aplaza su efectividad al 1º de julio de 2010, se reduce drásticamente el gasto público allí donde no provoque conflictividad (aunque hipoteque el futuro por la falta de inversión en i + d) y, sobre todo, se mantiene el gasto social en la mitad del público lo que, además de materializar un compromiso programático reiteradamente enunciado por el Presidente, garantiza una clientela electoral llegado el momento de la recuperación.

Estos presupuestos son, como se dice, encaje de bolillos pero no económico, sino político. Y la oposición conservadora ni los ha olido.

(La imagen es una foto de guillaumepaumier, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 29 d’agost del 2009

Palinuro entrevista a Gerardo Díaz Ferrán.

Roto el diálogo social al comienzo de las vacaciones del verano en una situación confusa en la que cada parte acusa a la otra de haber volcado el tablero, es hora de prepararse para recuperarlo, al menos de acuerdo con los deseos expresos de los participantes en el momento de la ruptura cuando todos auguraban que sería preciso recomenzarlo al inicio del curso. En opinión de Palinuro aquel diálogo social lo rompieron los empresarios que, a causa de la crisis, se sentían en situación de fuerza y en una acción política coordinada con el PP para dificultar la labor del Gobierno. Al enunciar pretensiones inasumibles en el último momento los empresarios sabían que las conversaciones quedarían rotas. Es el momento de averiguar si han reflexionado y están dispuestos a facilitar el acuerdo. Para ello Palinuro se acercó a la sede de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, la gran patronal hispana, presidida por Gerardo Díaz Ferrán, para ver qué se saca en limpio. Díaz Ferrán es hombre afable, con el cutis terso del acostumbrado a los placeres de la buena y abundante mesa, vestido con elegancia, incluso atildado y tiene un modo de razonar franco y abierto que hace las delicias de los entrevistadores. Dice que no quiere fotos porque la función de los empresarios no es aparecer en los medios sino trabajar en silencio y a la sombra por el progreso social. Nada más verme se arranca con una parrafada que da idea de su carácter y que consigno aquí sin dilación:

Díaz Ferrán: la locomotora de la sociedad somos nosotros, le empresarios. Somos nosotros quienes innovamos, creamos empleo, posibilitamos la riqueza. Sin nosotros, la sociedad se paralizaría. ¿Ha leído Vd. la gran novela de Ayn Rand sobre Atlas? Ahí se documenta qué sucede en el mundo en el caso de que los empresarios, los banqueros, los creadores de riqueza, los hombres de acción nos declarásemos en huelga como hacen los trabajadores. Nada funcionaría, esto sería un caos. Así que el gobierno atinado no consiste en ponernos dificultades sino, al contrario, en facilitar nuestra tarea en pro del bien común. No pedimos favoritismos ni gollerías; estamos acostumbrados a fajarnos en el mercado libre y sabemos lo que es eso. Pero tampoco queremos un trato discriminatorio en el que la figura del empresario convenientemente demonizado sea la culpable de todos los males sociales. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

Palinuro: bueno, en realidad, en una sociedad compleja como la nuestra todos los actores son importantes y todos contribuyen al bienestar general.

DF: por supuesto pero yo tengo que hablar en pro de mis representados; los demás que lo hagan en el de los suyos.

P: ¿así que la lideresa es "cojonuda" pero el presidente del Gobierno es el problema?

DF: como sabe, fue un lapsus por culpa de un micrófono traidor.

P: pero dicho se está. Permítame que insista: ¿por qué es "cojonuda" Esperanza Aguirre?

DF: es evidente, ¿no? Es una liberal convencida. El liberalismo es una filosofía propia de empresarios: iniciativa individual, no intervención pública, flexibilidad de las relaciones laborales. Aguirre es un espíritu moderno que entiende la sociedad democrática de libre mercado.

P: mientras que Rodríguez Zapatero es un problema porque no entiende el asunto del mismo modo.

DF: exactamente; es un intervencionista en función de sus esquemas teóricos que pueden ser muy bellos (yo no les encuentro gracia alguna) pero irrealizables.

P: y como es "cojonuda" Vd. personalmente subvencionó su campaña electoral a la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) con casi 250.000 euros.

DF: ¿y? Las donaciones son legales.

P: bueno, se hizo a través de una misteriosa fundación de la CAM, Fundescam, de la que nadie parece tener mucha idea y cuya documentación no es pública. Ya se ha presentado una solicitud de que la dicha Fundación haga públicos sus archivos.

DF: y eso, ¿qué tiene que ver conmigo y con la CEOE?

P: hombre, es el caso que sus empresas de Vd. empezaron a acceder a contrataciones y adjudicacioes públicas de la CAM que generan abundantes beneficios. Podría pensarse que aquellos donativos no eran desinteresados en absoluto.

DF: claro, jajaja, desinteresado en esta vida hay muy poco. Quizá la madre Teresa de Calcuta que en el cielo esté...

P: de forma que ¿está Vd. reconociendo que hay una relación entre sus donativos y el hecho de acceder a las licitaciones de la CAM?

DF: no, oiga, no; no reconozco nada y menos en estos tiempos de "Gürtel", jaja. Pero vivimos en una sociedad abierta en la que tenemos derecho a manifestar nuestras preferencias y a participar en las oportunidades públicas en condiciones de legalidad e igualdad.

P: la sociedad será muy abierta pero sus opiniones verdaderas sólo son conocidas cuando un micrófono lo traiciona a Vd. y sus donativos se hacen por vías cuasi secretas y sólo se sabe de ellos gracias a las labores de investigación de los periodistas.

DF: las opiniones personales son opiniones personales y están amparadas por el derecho a la intimidad y los donativos deben hacerse con el espíritu cristiano de que tu mano izquierda no se entere de lo que hace la derecha.

P: eso es la caridad; no se refiere a millones en donativos a partidos políticos.

DF: es únicamente una diferencia cuantitativa.

P: por cierto, veo en su página personal de Wikipedia que tiene Vd. lo que también caritativamente aparece como "estudios de ingeniera técnica industrial". Deduzco que carece Vd. de titulación académica.

DF: exactamente.

P: y ¿de dónde le viene a Vd. la costumbre de generalizar y argumentar sobre cuestiones sociales de ámbito teórico?

DF: de la experiencia, que es la madre de la ciencia. Conozco a la gente, a mis paisanos, sé el terreno que piso y amplío a nuevos horizontes siempre que puedo. Es riqueza para mi país.

P: sin duda. Y abordando ahora el diálogo social, ¿reconoce Vd. haberlo roto en connivencia con el PP?

DF: en absoluto, en absoluto. No hay nada de eso.

P: sin embargo, sus posiciones fueron maximalistas y contribuyeron decisivamente a la ruptura. Y luego ha seguido Vd. caldeando el ambiente.

DF: ¿cómo? Indíqueme cómo y la hablaré de la medida.

P: quiere Vd. bajar los salarios un 1 por ciento.

DF: los costes salariales son muy altos en España y lastran la actividad empresarial.

P: esa es una visión subjetiva. Pregunte a los trabajadores. ¿Por qué no pide que desciendan los beneficios empresariales?

DF: jajaja, muy bueno. Sería contradictorio, ¿no? Además, ya se encarga el exceso de normativa intervencionista de hacerlo por nosotros.

P: además, quiere bajar las cotizaciones a la Seguridad Social.

DF: por supuesto; también son muy altas. Si fueran más bajas, los empresarios contrataríamos más mano de obra.

P: ese argumento es inaceptable. Como su pretensión de abaratar los despidos.

DF: ¿por qué es inaceptable? El despido en España es carísimo. Si se abaratara (y, ojo, que yo no pido despido libre como dicen los medios para fastidiar) habría más contratos de trabajo, más empleo.

P: ¿y no ve Vd. por qué es inaceptable? Si el salario fuera cero euros y el despido gratuito, un solo empresario, yo mismo que me haría empresario, contrataría a toda la mano de obra disponible. Pero eso no es contrato de trabajo sino relación de esclavitud.

DF: veo que es Vd. un radical.

P: eso mismo dice la "cojonuda" lideresa para quien son radicales todos los que no acepten su rígido neoliberalismo, doctrina en la que coinciden Vds. dos. Como se prueba también oyéndolos hablar de la función pública.

DF: no lo sé. Sólo sé que en España sobran funcionarios.

P: es una forma de pedir que baje el gasto público pero que trata de disfrazarse de una petición que encuentra fácil acomodo en los prejuicios nacionales. A la vista de los datos está demostrado que en España hay menos funcionarios que en la media de la UE.

DF: ya se sabe que todo depende de lo que se llame "funcionario". Mi propuesta es recortar el sector público tanto en gastos de personal como en gasto corriente. Hay que ahorrar.

P: para poner luego los ahorros a disposición de los empresarios.

P: naturalmente, es la dialéctica entre la empresa y la banca.

P: ¿qué relación hay entre Vd. y la banca?

DF: toda, como debe ser en una economía libre y flexible de mercado. Toda menos la comisión de delitos.

P: ¿Y entre Vd. y el PP?

DF: mutuo entendimiento y respeto. Mi voto no se lo voy a contar a Vd.

P: no hace falta. Le agradezco esta conversación.

dimarts, 30 de juny del 2009

El signo de los tiempos.

Ciento cincuenta años de prisión. Le han caído a Bernie Madoff. Podían haberle caído a otro...

¿A quién?

A cualquiera, a un banquero cualquiera.

Hombre, lo que sucede es que Madoff es un estafador.

Y los banqueros ¿qué son? ¿Filántropos?

No; pero tampoco estafadores.

¿No? ¿Cuál es la diferencia con Madoff?

Lo de Madoff era un esquema Ponzi.

Como todos los bancos, como el banco central, como el sistema monetario mismo; todo esquema Ponzi. El capitalismo financiero es esquema Ponzi, una estafa.

Pero eso es una metáfora y en el caso de Madoff era the real thing.

Como en los bancos. Lo que sucede es que, cuando el pastel se descubre, los Madoff van al trullo y los banqueros, a un fondo de rescate y/o reestructuración.

O sea que, según tú, en lugar de ir a la cárcel Madoff debiera ir...

A dónde ya estuvo una vez y como presidente: al Nasdaq. Es el hombre que precisa la bolsa.

¿Y las víctimas?

Daños colaterales.

(La imagen es una foto de Shiny Things, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 24 de juny del 2009

Los principios marxistas del PSOE.

Créame Vuesa Merced cuando le digo que día a día veo crecer en la capital del Reino más signos de que el país camina hacia el fin del mundo. Antaño teníase por costumbre proclamar una demanda y a ella se atener toda la vida, en lucha permanente con el enemigo y jocunda alianza con el amigo y el dios de ambos a cuya sombra cometimos los más terribles crímenes. Hoy ya nadie da un ardite por una causa. Todo está en venta, que ya es lamentable situación como en aquellos tiempos de lenocinio y vituperio eternos, pero es aun peor si peor cabe ya que, sobre andar todo en venta, no hay compradores. Así no es extraño ver que haya gente dispuesta a venderse gratis, lo que es un contrasentido, según nos enseña Aristóteles con el principio de la no contradicción, pero ayuda a capear la crisis.

Mas héteme aquí, Señor, que es el mismo Gobierno de Su Majestad Católica el que se pliega a los tiempos que corren sin más cálculo ni reflexión que lo que ello le acarree de bueno. Coaligóse el Gobierno con los dos diputados del partido de Los últimos de Filipinas quienes, a cambio de sus dos votos, pidieron y obtuvieron que el Rey nuestro señor aumentara las rentas, alcabalas y otras socaliñas con que grava al estamento nobiliar pues ya sabe Vuesa Merced que esos últimos de Filipinas están infectos del miasma albigense y defienden la satánica idea de la propiedad común de todo. Según narran testigos presenciales, el menestral del PSOE aceptó la encomienda en campo descubierto y comprometió sus colores a que se aplicaría el principio dizque evangélico de que paguen más quienes más tienen porque era un principio del PSOE.

¿Querréis creer, no obstante, Señor, que no habrían pasado dos horas de San Benito, por cuanto el solemne pacto se selló en la tercia cuando para las vísperas estaba ya roto? Un río de azufre corrió de pronto por el atrio del templo y una estatua de doña Veneranda Risueña que el pueblo tenía por milagrera habló por fin preguntando si la gallina estaba clueca. Estigmatizado con el signo de la Bestia, el PSOE acudió sumiso al regazo siempre eclesial del catalanismo moderat y se ganó, parece, el apoyo de estos burgueses engreídos a cambio de olvidarse del compromiso de incrementar las gabelas a los ricos; de olvidarse de todo, que pareciera que el gran valido leonés, que tiene ganado el oído del Rey, no sólo hubiera bebido sino que se hubiera bañado en las aguas del Leteo. Tampoco ello es tan grave. Cuando lo tuve cerca de mí le pregunté por qué había cambiado de principios y me dijo que los suyos eran como los de Groucho Marx: muchos y variados.

dimarts, 9 de juny del 2009

La economía mundo, hoy.

Muy oportuno y muy interesante este libro (Jaime Requeijo, Odisea 2050. La economía mundial del siglo XXI, Madrid, Alianza, 2009, 197 págs.) escrito por un ilustre catedrático emérito de Economía Aplicada de la UNED a base del resultado de una investigación financiada en su día por la Fundación FUNCAS, de las Cajas de Ahorros. Sobre todo, oportuno, porque nos interesan visiones al día de los complejos procesos económicos y financieros de este mundo globalizado, especialmente si, como hace el autor de este libro, no se limita a los aspectos áridamente econométricos ni siquiera económicos de la cuestión sino que los relaciona con cuestiones que nos afectan socialmente como las migraciones, la esperanza de vida o los recursos energéticos. El autor tiene un punto de vista vagamente neoliberal que no comparto (con discrepancias que señalaré en su momento), pero sus análisis son siempre rigurosos y acertados.

Arranca Requeijo levantando constancia de la crisis financiera mundial y enumera los cuatro rasgos que considera esenciales en el sistema financiero mundial: 1) su total integración; 2) la enorme complejidad de muchos de los productos que se negocian; 3) la existencia de una sistema financiero "en la sombra", formado por bancos de inversión, fondos del mercado monetario, de alto riesgo, etc; 4) las entidades que tradicionalmente han evaluado la solvencia de instituciones y emisiones ya no son de fiar (p. 14).

Al comienzo del libro hace un análisis pormenorizado de las principales centros económicos del mundo. En el caso de los Estados Unidos señala que sus rasgos característicos son: 1º) el tamaño. Con 14 billones de dólares de producto total en 2007, es la mayor economía del mundo como país; 2º) su gran capacidad tecnológica que relaciona el mundo militar con el civil; 3º) la flexibilidad de sus mercados de productos y factores; 4º) su cultura individualista (p. 20). -La Unión Europea le parece un enorme Estado del bienestar gestionado por las administraciones públicas, lo que requiere un gasto público muy elevado, en torno al 50 por ciento del PIB que en España es del 40 por ciento (p. 21). Esta es una discrepancia típica con los neoliberales que ven el Estado del bienestar en términos de gasto público exclusivamente, sin referencia alguna a los aspectos desmercantilizados de su gestión y mucho menos de la justicia social, que es anatema en la doctrina neoliberal. La Unión Europea de los 27 Estados, a su vez es la mayor economía del mundo como conjunto. Algunos de sus miembros (Alemania, Francia, Reino Unido) tienen alta capacidad tecnológica, los mercados muy integrados y la ventaja de la moneda única. Pero el autor considera que está lastrada por el gasto de su Estado del bienestar. No es preciso decir que, a mi entender, el Estado del bienestar es una de las grandes conquistas del siglo XX e irrenunciable.-El Japón tuvo un crecimiento del 9,6 por ciento entre 1960 y 1973, gracias a su forma "administrativa de guiar", garantizada por el MITI (que, por cierto, implica intervencionismo económico) pero después ha bajado a un 1,5 por ciento (pp.24/25), quedando en una situación de estancamiento. La China ha salido adelante gracias a las reformas que se aplicaron al comunismo a raíz de la muerte de Mao y ha puesto en marcha un modelo de desarrollo basado en las exportaciones y que cuenta con la mayor reserva de divisas del mundo que acabarán dándole el primer puesto (p. 29).- La India tuvo un crecimiento medio anual del 6,03 por ciento entre 1982 y 2007. Es ya la duodécima economía del mundo y sigue avanzando (p. 31). Es el segundo país del mundo en población y en 2050 será el primero, con 1.658 millones de habitantes (p. 34). Los otros dos gigantes a los que se refiere Requeijo son el Brasil y Rusia.

En cuanto a la crisis actual, en parte se debe a la insuficiente regulación y supervisión de los sistemas financieros, que son responsabilidad del sector público (p. 42). Esta es una de las discrepancias más agudas: los neoliberales culpan de la crisis al sector público por no haber ejercido sus funciones con eficacia, pero se trata de una crítica muy injusta por cuanto fueron los mismos neoliberales quienes desmantelaron los sectores públicos e impideron que pudieran ejercer sus funciones supervisoras. Requeijo sostiene que la recuperación de aquella se enfrenta a dos tipos de inconvenientes: la limitación de los recursos y los problemas medioambientales (p. 43). Para el año 2050 considera que la jerarquía de las economías será la siguiente: 1º) EEUU; 2º) UE; 3º) China; 4º) Japón; 5º) India, Rusia y Brasil.

En un capítulo muy interesante titulado Los señores de la energía analiza los problemas del abastecimiento energético del mundo, el de los recursos no renovables, los ritmos de consumo a la vista de las demandas crecientes de economías emergentes, como la China y la India, el petróleo y los mercados de petróleo como fuentes de problemas y de situaciones conflictivas. En este contexto considera que debe reabrirse el debate sobre la energía nuclear y cita el caso del famoso "arrepentido", Patrick Moore, fundador de Greenpeace que publicó un artículo en el Washington Post en abril de 2006 invitando al movimiento a cambiar de actitud por creer que la energía nuclear es la única que puede salvar el planeta por ser menos contaminante que el carbón y más barata que las centrales térmicas e hidroeléctricas (p. 71). Siempre que se habla de energía hay un debate interminable. Entiendo el punto de vista semimalthusiano que habla del agotamiento y de la necesidad de la energía nuclear, pero no estoy seguro, ni creo que pueda estarlo nadie, de que esa sea la solución ideal. Sin necesidad de mencionar aquí las tesis de los partidarios del decrecimiento, con los que tampoco coincido, entiendo que todavía tenemos un tiempo para indagar en las fuentes alternativas y renovables ya que el problema con ellas no es si están o no disponibles, sino el de su explotación eficiente con el nivel tecnológico más desarrollado, cuestión que está lejos de resolverse y no se resolverá nunca si las sustituimos por centrales nucleares.

El autor dedica un capítulo titulado Cigarras y hormigas a analizar la famosa "paradoja de Lucas" según la cual la balanza de pagos es negativa en los países desarrollados y ricos y positiva en los pobres o, en otras palabras, el capital fluye de los países pobres (en donde hay más ahorro) a los ricos (en donde hay más inversión). En 2007 los mayores exportadores de capital fueron la China (21, 3 % del total), Alemania (14,5%), Japón (12,1 %), Arabia Saudita (5,5%), Rusia (4,4%) y, en cambio, los mayores importadores fueron: EEUU (49,2 %), España (9,8%), Reino Unido (8,0%), Australia (3,8%), etc (p. 78). El motivo por el que no hay apenas exportación de capital privado a los países pobres es el de su mala calidad institucional (p. 79). El canal fundamental de préstamo de los ahorradores a los desarrollados es la acumulación de reservas. Dos tercios de las reservas mundiales en 2007 pertenecían a los países asiáticos y a Rusia, con ellas tratan estos países de estabilizar su moneda y conseguir que el dólar no se deprecie (p. 81). El dólar y el euro son el 92% de las reservas de los países industrializados y el 89% de los países en desarrollo (p. 83). Esta situación preanuncia un futuro con tres posibles alteraciones de la economía mundial: 1) mayor inestabilidad del sistema monetario internacional; 2) redistribución del poder económico; y 3) posible resurgir de tensiones proteccionistas (p. 84).

La cuestión de las migraciones requiere también reflexión. Son el fenómeno contemporáneo por excelencia. Los emigrantes han pasado de 75.463.352 en 1960 a 190.635.564 en 2005 y sólo se habla de la legal (p. 98). Las emigraciones posibilitan el envío de remesas, que contribuyen mucho al desarrollo. Al propio tiempo es importante controlar el nivel educativo de los inmigrantes (p. 107). También hay problemas de compatibilidad y/o integración cultural. Considera aceptable el criterio de Samuel P. Huntington del "choque de civilizaciones" si bien matiza con otras concepciones, como la de Fouad Ajami, para quien los intereses son más importantes que las civilizaciones (p. 113). No me parece que los intereses sean desglosables de las civilizaciones y, en cambio, tiendo a pensar que, mediando la política, las relaciones entre civilizaciones no tienen por qué reducirse a las antagónicas del choque. Sostiene asimismo el autor que la inmigración ilegal (calculada en un 1 % aproximadamente de la población total de la OCDE) es un problema potencialmente explosivo (p. 114)

Otro fenómeno social de gran repercusión económica y financiera es el envejecimiento galopante de la población producido por la caída de las tasas de fertilidad conjuntamente con el aumento de la esperanza de vida. Avanzamos hacia un mundo de ancianos y, sobre todo, de ancianas. Los efectos económicos de la vejez se notarán en el aumento de las tasas de dependencia. Así ha sido en Europa y, sobre todo, en España, en donde la transformación ha sido brusca: de 2,8 hijos por mujer en 1976 a 1,39 en 2007; de una esperanza media de vida de 73,34 años en 1976 a 80,23 en 2007 (p. 133). Se proponen diversas soluciones para paliar el envejecimiento. El recurso al aumento de la inmigración es problemático y en algunos países, como el Reino Unido y Holanda, casi imposible (p. 138). La OCDE propone reformar la legislación en materia de jubilación, medida que se me antoja muy atinada; no tanto otras que propone el autor y que me parecen una forma indirecta de restar derechos a los trabajadores y aumentar su explotación. Por ejemplo: "...debe suprimirse en las negociaciones salariales la norma según la cual los años de trabajo cuentan positivamente en la fijación de los salarios futuros" (...) También propone evitar "las normas que protegen el empleo de los trabajadores de más edad porque, por ese conducto, lo que se consigue es desincentivar la contratación de este tipo de trabajadores." (p. 140) Un típico razonamiento neoliberal como ese de establecer el despido libre como medida para resolver el problema del paro.

No es posible hablar de economía hoy sin hacerlo de las nuevas tecnologías, que abren horizontes insospechados. Casi todas las fantasías utópicas de la humanidad llevan camino de cumplirse en un veloz proceso de aceleración tecnológica (p. 149). Frente a ello, nos encontramos con un problema de obsolescencia del capital humano. Requeijo identifica estos sectores como los siguientes: 1) banca y seguros; 2) Administración Pública y educación; 3) química; 4) ingeniería; 5) salud; 6) transportes y comunicación; 7) servicios a las empresas: 8) alimentos y bebidas; 9) otras manufacturas; 10) construcción; 11) comercio; 12; agricultura y pesca" (p. 154). En la medida en que conozco alguno de ellos, doy fe. Añadiría, no obstante y en puesto muy alto la administración de justicia.

En su capítulo de cierre, Requeijo trata el caso español. Nuestros puntos débiles son: a) la debilidad exterior por el déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos que alcanzó los 105.838 millones de euros en 2007, equivalente al 10% del PIB y con una necesidad de financiación del 9,5% del PIB. (p. 166). Igualmente nuestro endeudamiento y nuestra debilidad energética (p. 169). Otras debilidades son la baja productividad y los elevados costes laborales, que equivalen a algo más del 47% de los costes totales de producción en 2007 (p. 173). La Productividad Total de los Factores (PTF), buen indicador de desarrollo y crecimiento, depende de: a) las infraestructuras; b) el capital humano; c) la inversión en i + d; d) el espíritu empresarial (p. 174). Al ser baja la productividad es baja la competitividad que es la "capacidad de un país para ganar y defender mercados" (p. 175). Hace un cálculo comparativo histórico para ilustrar la pérdida de competitividad tomando como base 100 el primer trimestre de 1999 de forma que en septiembre de 2008, la pérdida de competitividad frente a la Eurozona estaba en un 10,6%; frente a la UE-27, un 11,6; frente a países desarrollados, 15,8; frente a los países industrializados un 117,0; frente a nuevos países industriales de Asia (p.177). Desde la implantación del euro la exportación española ha ido perdiendo competitividad frente a las áreas globales de la economía mundial por el doble efecto del tipo de cambio-inflación relativa. (p. 179). Hace por último una serie de recomendaciones para resolver la crisis: a corto plazo la productividad aumentará por el incremento del paro, pero lo importante es que aumente el empleo y la productividad al mismo tiempo, lo que lleva a la productividad Total de los Factores (p. 180); hay que reducir la inflación y ha de mejorar la competitividad-tecnología.

No sé si el título del libro, Odisea 2050 está muy bien escogido. Parece que hace referencia por un lado a la Odisea de siempre y, por otro, al film de Kubrick; entiendo que se trata de visualizar cómo el mundo navega por las aguas procelosas de la crisis; pero no alcanzo a ver en dónde se situaría Itaca.

dimecres, 13 de maig del 2009

Fábula de la fábula.

Todos los años mi amigo Pedro Maestre, ingeniero de caminos, politólogo y alto directivo de una empresa, una mutua, escribe un libro de reflexiones de esas de moral de empresa, administración de personal, recursos humanos, etc, apoyado en la recopilación de algún tipo de material convencionalmente alejado del tema tratado. El año pasado fueron películas y este año son fábulas y cuentos infantiles de toda la vida. El libro (Fábulas, cuentos e informática, Madrid, Dintel, 2009, 432 págs) tiene como cubierta "Actividades estratégicas 2009". El término estratégico tiene mucho prestigio tanto dentro como fuera de las empresas, porque hace referencia a una actividad de largo alcance que se juzga siempre decisiva con relación a los fines que se pretendan. El "strategos" es el general y la estrategia la actividad del general o comandante en jefe.

En este año las reflexiones de Pedro sobre su estrategia empresarial se cuelgan de una selección de fábulas y cuentos, una por día y dos cuentos por mes. Las fábulas proceden todas de Esopo, La Fontaine, Samaniego e Iriarte y, aunque conservan de vez en vez algún trozo rimado, vienen todas en prosa. Se hace raro leer las fábulas en prosa. Al faltar la versificación, que tiene mucha fuerza nmotécnica es como si uno no se quedara tanto con el sentido de las historias, muchas de ellas tremendamente famosas.

Como quiera que el sentido del género fabulístico mismo es moralizante -de hecho, en muchas de las fábulas, especialmente en las de Samaniego e Iriarte, se incluye la moraleja- al vincular los textos clásicos con las reflexiones estratégicas sobre procedimientos de gestión etc, se produce una especie de duplicación, como si se tratara de fábulas de fábulas y, luego, de moralejas de moralejas.

Es curioso que casi todas las fábulas incluidas hablan de un número muy reducido de animales: el lobo, el zorro, la serpiente, la liebre, la tortuga, el cuervo, el águila, la corneja, la oveja, la cabra, el cisne, el oso, la comadreja, el león, la pulga y poco más. Todos ellos, los animales, muy antropomorfizados, casi constituidos en caracteres al estilo de Teofastro o La Bruyère, siendo muy típicos los temperamentos que se les atribuyen: el zorro es taimado, astuto, inteligente y de pocos escrúpulos; el lobo es fiero, cruel, glotón, orgulloso de su libertad y a veces un poco estúpido; el perro es reflexivo, prudente, fiel y un poco indigno; el cuervo, vanidoso; la serpiente, malvada, etc.

Como todo género moralizante, algunas fábulas parecen escritas para definir situaciones que uno vive cotidianamente y en la actualidad. Por ejemplo, adivínese en qué personaje español puede uno estar pensando cuando lee la moraleja de una fábula de Esopo que reza: "abundan individuos insignificantes que, aprovechando épocas de confusión, llegan a creerse grandiosos" (p. 67). Pues exactamente pero, como rezaba una veja historia polaca: "lo han dicho Vds.; yo, no".

En otros casos lo que sorprende es el alcance filosófico de alguna fábula, por ejemplo, El lobo y la oveja, de Esopo en la que el animal carnicero deja libre a la oveja porque ésta en efecto le ha contado tres verdades en las que la pobre, resignada a ser comida, hace de necesidad virtud (p. 117). Si bien se mira es una ilustración práctica de aquel supuesto de Hegel de que la libertad es el conocimiento de la necesidad pues la oveja es liberada precisamente por haber dicho la triste verdad de lo que la espera, de su necesidad.

En otros casos, las fábulas suelen tener valoraciones morales sobre la avaricia, la vanidad, la codicia: todas las veces en que un animal (normalmente un cuervo o un perro) abre la boca porque lo han halagado o trata de arrebatar algo en un reflejo, deja caer lo que en ella tenía.

El territorio moralizante de la fábula adquiere a veces fuerza de convicción uno diría que universal. Así, por ejemplo, cuando La Fontaine adaptaba a su siglo una expresión común ya en la Grecia clásica, de nada demasiado. Expresión que goza de casi unánime respeto. El problema es que el término "demasiado" implica una valoración negativa en sí misma, siendo así que no resiste un mínimo examen: ¿que significa "demasiada" cultura? ¿Qué "demasiada" justicia?

En algunos casos, mis querellas con las fábulas son desde el punto de vista objetivo, de las cuestiones de hecho. Por ejemplo, la celebérrima de La cigarra y la hormiga, en la que, como se sabe, hay una glorificación de la virtud de la previsión que, sin embargo, está basada en un conocimiento superficial y erróneo de la naturaleza. En el verano la cigarra canta mientras, además, cuida de su manutención personal porque, no siendo un insecto social, no tiene grandes graneros de especie que llenar. Para el invierno es inútil que almacene insecto alguno que no llega a él.

Leer los cuentos es siempre un placer porque son compendios clásicos de situaciones maravillosas que cada niño, probablemente, ha experimentado a su manera.

Dado que algunas de las fábulas (singularmente, las de Esopo) suponen episodios de la mitología griega, mi sugerencia es que el libro del año que viene vincule el saber de gestiòn de empresa con avatares mitológicos.

dimarts, 12 de maig del 2009

Diálogo de Ranza con su alter ego.

El hombre providencial, el milagro, el paladín de la Cristiandad, el salvador de España, el prodigio, el centinela de Occidente presentó ayer un libro cuya reseña está pendiente en Palinuro, flanqueado por lo más vistoso del pleistoceno del PP, almas en pena como el señor Pizarro, estantiguas como la señora San Gil y el señor Acebes o reliquias del paleofranquismo como el señor Mayor Oreja, terror del indómito vascón. Antes del entrañable acto, el señor Aznar, pues no es otro el aquí referido, accedió a mantener un diálogo abierto con su alter ego, el señor Ranza para delicia de los lectores de Palinuro. Lo transcribo íntegro:

- Ranza: estás que te sales por las costuras, Jose; eres la estrella mediática del momento.

- Aznar: no te creas. ¿Has visto cómo me odian? Aún no me hacen responsable del 2/6 del Madrid-Barça, aunque todo se andará.

- R: pero eso es lo que haces tú con Zapatero que, según dices, tiene la culpa de todo, de la crisis, del desguace de España, del aumento del paro, de la fiebre porcina, de la piratería en el Índico...

- A: ¡es que la tiene! A las pruebas me remito pues yo no miento jamás: recibió un país próspero y va camino de los cinco millones de parados; España se rompe por la política genuflexa de Zapatero ante los nacionalistas.

- R: no lo veo más genuflexo de lo que estuviste tú en 1996, que casi no consigues formar gobierno. Además, España no se rompe...

- A: te digo yo que sí y tú no leas tanto la prensa de izquierda ni oigas la SER, que vienes luego con dudas como de rogelio. España se rompe. Ese Pachi López es un nacionalista encubierto. Ya verás como sale queriendo negociar con ETA.

- R: Rubalcaba ya ha dicho que no varias veces y Patxi López asistió a un homenaje al guardia civil asesinado hace un año en Legutiano.

- A: ya hablaremos de esto más despacio cuando vuelvan a decir que quieren negociarlo. De momento, la posición internacional de España se ha debilitado. El Gobierno de Zapatero ha perdido todo crédito internacional desde que nos metiera en la aventura de Irak.

- R: ¡si ese fuiste tú!

-A: bueno, pero él nos sacó y, con eso se organizó el lío con nuestros aliados y ya no pudimos encontrar las armas de destrucción masiva.

- R: que tú crees que las había y que las hay, ¿no?

- A: por descontado; no seas pardillo. Y no se han encontrado porque la conjura criminal de ETA con los moros de Atocha y los socialistas del Irak lo han impedido.

- R: vamos a ver si me entero, entonces, según tú los atentados de Atocha...

-A: cortina de humo de ETA para, mientras el mundo miraba a Madrid, escamotear las armas de destrucción masiva que estaban, vaya si estaban. Yo sé muy bien en dónde las escondían.

- R: ¿igual que sabes cómo sale de la crisis?

-A : percibo un deje de recochineo en tus preguntas. Estoy acostumbrado en este clima de persecución universal contra mi persona y no me importa, la respuesta es: sí; sé cómo salir de la crisis.

-R: ¿cómo?

-A: despido libre, bajada de impuestos de las rentas más altas, privatización de los servicios públicos, fuera el Estado de la economía, desregulación total, subvenciones de todo tipo a las empresas, supresión del gasto social de cualquier clase, eliminación paulatina del sistema público de pensiones.

-R: eso es como una declaración de guerra social

- A: en crisis como ésta no valen politiquillos de tres al cuarto. Se necesitan grandes estadistas como yo.

- R: ¿se lo has contado ya a Rajoy?

- A: ¡qué dices! Si ese no sabe hacer la "o" con un canuto y se pondría a largar enseguida, sobre todo entre los enemigos de España, la Antiespaña que vive tan ricamente a la sombra de Zapatero cuya fórmula no es "más España", sino menos.

- R: sí, eso ya te lo he oído antes, pero no te admires de que la situación sea compleja y mucha gente honesta, de la que va a misa, no sepa qué quieres decir con "más España". Al fin y al cabo, España no es un zumo de naranja, del que puede pedirse "más", como de muchas otras cosas. "Más España" es literalmente un expresión absurda. En España no puede haber más ni menos España.

- A: ¿lo ves? Hasta a ti han manipulado: joven decidido de las juventudes de PP, con un proyecto brillante y grandes posibilidades, con las puertas de la FAES abiertas... Que no cunda el desánimo, que eso sí que es crisis. ¡Zapatero, dimisión!

(La imagen es una foto de World Economic Forum, bajo licencia de Creative Commons).