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dissabte, 5 de novembre del 2016

Un gobierno de triunfadores

Asombrosa la mala recepción del gobierno de Rajoy: la prensa más ilustrada, el PSOE -por boca de la Junta que lo desgobierna- hablan de "continuismo", según parece, muy decepcionados. ¿Qué esperaban? ¿Que Rajoy derogara su obra anterior y acometiera reformas que siempre rechazó? ¿Quién se las ha pedido? C's y el PSOE se han rendido a su pretensión sin condiciones. Los graznidos de disgusto de los miembros de la junta golpista por las redes, anunciando una dura oposición son pura farfolla. El PSOE es rehén del PP en el parlamento y se enfrenta a sus propias bases fuera de él. Él solo se ha borrado del panorama.

Naturalmente que Rajoy haría un gobierno "marianista", "continuista". Es más, no es un gobierno nuevo sino el mismo de la otra legislatura y a algunos muñecos les han cambiado el avatar. Pero sigue siendo el mismo pintoresco órgano poblado de gentes absurdas, salidas de los sueños y los ensueños de Rajoy, cada vez más parecidas a él, casi hasta el extremo de la clonación. ¿Cuáles son los rasgos más conocidos de Rajoy? Su ambigüedad, sus nulos escrúpulos, su altanería, sus sinsorgadas, su irresponsabilidad y su renombrada capacidad para mentir. Pues de eso mismo se ha rodeado. Y con un dato decisivo: el único criterio que se ha seguido en estos nombramientos ha sido el de asegurar el máximo nivel de incompetencia.

Guindos viene de contribuir al hundimiento de Lehman Brothers y no parece que en España le haya ido mejor. Cospedal a defensa es un premio a una gestión en Castilla La Mancha universalmente considerada como catastrófica y con un alto nivel de corrupción de todo tipo. Que el premio sea el mando de la tropa solo indica el escaso aprecio que La Moncloa tiene por los ejércitos. Porque el ministerio de Cospedal es político y su contenido es lo de menos. Nadal carece de perfil y el que da es deplorable en ese estilo libertarian que ya no se lleva ni en Manhattan. Se prevén agradables veladas con los movimientos ecologistas. Dastis, de quien todo el mundo espera mucho porque nadie tiene de qué acusarlo, pasa por ser un "mirlo blanco". Es "mirlo blanco" precisamente porque no se sabe nada de él ya que de los demás, lo que se sabe es malo. Méndez de Vigo, ese orondo sonriente, lleva dos años fracasando en la administración de la herencia de aquel otro inenarrable ministro, Wert, que ahora descansa en París a cuenta de los contribuyentes. Como premio al fracaso, otros cuatro años, para que pueda seguir fracasando y no quede en el país ni rastro de la educación pública. Rajoy, otro hombre milagroso, como Aznar, como Fraga, como Franco. La derecha siempre tiene un hombre milagroso a mano. Es el caso de este personaje del que todo el mundo se pregunta perplejo cómo ha llegado a presidente; en realidad, cómo ha llegado a nada. Sencillo, lo que busca en sus ministros, el máximo grado de incompetencia y, a ser posible, alguna quiebra o ruina. El señor Zoido, sustituye al injustamente despedido Fernández Díaz, sin darle tiempo a condecorar a las once mil vírgenes. ¡Detestable cinismo masón el de este Rajoy, falto de fe! La devoción de ambos es sublime, pero el sñor Zoido tiene en su haber una derrota electoral sin parangón en Andalucía, así como una semisecreta afinidad con Rajoy, esto es, aparecer en los papeles de Bárcenas como receptor de sobresueldos. El señor de la Serna es la mejor opción para fomento ya que elaboró un plan general de ordenación urbana siendo alcalde de Santander que los tribunales le han tumbado. Glorioso antecedente para quien se va a ocupar de la obra pública del país entero. Sáenz de Santamaría es también del escogido cogollo de los cargos con sobresueldos, asunto sobre el que jamás ha dado explicaciones, como es natural, dado que tampoco las daba su jefe. Báñez sigue siendo un beatífico visitante de otro planeta, al menos por lo que hace al empleo. Tanto dio que Báñez fuera o no ministra. El paro sigue igual, con ayuda de la virgen del Rocío, a no dudarlo. En donde no ha dado igual ha sido en las pensiones. La ministra ha hecho un efecto sifón y ha vacíado la hucha mientras el gobierno dedicaba el dinero a rescatar bancos que no tienen la menor intención de devolverlo. Catalá es un fracaso posmoderno. Ahí está, impertérrito, aunque no ha conseguido enmendar ni una sola de la pifias de su antecesor con su idea de una administración de justicia como privilegio de ricos, ni siquiera la que él mismo ha cometido con la reforma del procedimiento. Por eso y no por nada más, sigue, con la garantía de coronar su fracaso con un conflicto catalán que no está en condiciones de encarar. La empresa familiar de la señora Dolors Monserrat es morosa con una deuda a Hacienda de más de dos millones de euros con una quiebra por medio. La recompensa a tan magnífico fracaso es el nombramiento de ministra de Sanidad. Porque si algo necesita la sanidad en nuestro país, es un buen gestor empresarial, ¿verdad? Lo de menos es que la nombrada sepa algo de su ministerio. Si pudo ser ministra Mato, ¿por qué no ella? En García Tejerina, la gran amiga de Arias Cañete, el gobierno premia la contumacia en los conflictos de intereses entre su condición de política y su condición de empresaria. Cosa absurda porque, según se sabe, todos estos vienen al gobierno a hacer negocios. De Montoro realmente no vale la pena hablar. Este es el que respondió a una voz de alarma de alarma de que "se hunde España" con un "déjala que se hunda, que ya la levantaremos nosotros". Lo que se ha levantado aquí está a la vista de todos, pero hay que mirar hacia abajo.

Esto no es un gobierno, sino un grupo de amigos que van a lo suyo. Y así queda claro desde el principio. El gobierno hereda la corrupción del anterior porque, ya se ha visto, no es "anterior" sino básicamente el mismo. Hereda la corrupción pero no como responsabilidad política que haya de asumir porque el PSOE, en su cobardía, lo ha exonerado de ello. 

Y hereda el endiablado conflicto catalán, del que debiera saber algo más dado que lleva años enfrentado a él en la espera de que mermara o se redujera sin conseguir otra cosa que su aumento y consolidación. Pero no es Cataluña su principal obsesión porque sabe que, además del puñado de habilísimos consejeros en el gabinete, cuenta con el apoyo incondicional de C's y de PSOE, en ese frente nacional español que se yergue temible frente al independentismo catalán. La tradicional negativa del Estado a negociar nada con Cataluña se corona así con la firme decisión de romper todo diálogo que no sea en los tribunales. Queda claro que cuando, en los años de plomo, se decía a ETA que, callando las armas, en España podía hablarse de todo, se estaba mintiendo. El independentismo catalán es democrático, pacífico y abierto. Pero nadie está dispuesto a hablar con él. Ni siquiera a acudir a una conferencia de Puigdemont en Madrid en la que este exponía sus reclamaciones. Una asistencia que era obligada por mera cortesía. 

Por supuesto, en el centro de la foto, muy contento, está el Rey, feliz, sin duda, de que todos los ministros, sin fallar ni uno, hayan jurado sobre la Biblia y con un crucifijo. Un gobierno unido como una piña a los pies del altar y encomendado a Santiago y cierra España.

divendres, 4 de novembre del 2016

Camino de servidumbre

Tomo prestado el título de la célebre obra de Hayek, profeta venerado del neoliberalismo mundial y españolísimo en concreto. El austriaco la escribió en los años cuarenta del siglo pasado, pero su contenido sigue siendo pertinente, agudo, fresco como una rosa, perfectamente aplicable al presente...pero invirtiendo los términos. Todos los males que Hayek vaticinaba por la abolición del mercado, en la estela de su maestro Von Mises, son hoy patentes por la omnipresencia del mercado: baja productividad, empobrecimiento de las clases trabajadoras, paro, corrupción, etc. El neoliberalismo es eso. Todas las desgracias que el mismo Hayek pronosticaba a causa de la socialización están hoy a la vista a causa de la privatización: servicios pobres, malos y caros, prácticas monopolistas, confabulación y arbitrariedad en la formación de los precios, patrimonialización del Estado, captura de rentas.

El neoliberalismo es el verdadero camino de la servidumbre. El credo inapelable del nuevo gobierno del PP, formado a la hechura de su patrón que, a estas alturas, tiene la medida tomada a todo el país. La prueba está en el desconcierto de las reacciones a su anuncio. Unos hablan de gobierno de "marianistas", como si los anteriores hubieran sido de concepcionistas. Y como si en el PP -una organización peculiar- hubiera facciones o corrientes y no una lealtad berroqueña al líder/patrón. Los gobiernos de Rajoy son más unicelulares que los de Franco, en los que había militares, opusdeístas, alfonsinos, carlistas, juancarlistas, falangistas y los pelotas de turno. Los de Rajoy solo tienen pelotas de turno.

Otros análisis son más pintorescos. El País da la consigna del día: el gobierno es continuista y tiene escaso peso político y el cabo de guardia del PSOE la replica como el eco. A lo del continuismo se suman también los de C's y los de Podemos en tono decepcionado: más de lo mismo, sin cambio ni variación, no irá muy lejos. A lo mejor esperaban que Rajoy nombrara ministro a Pablo Echenique o a Begoña Villacís.

Rajoy lo ha dicho siempre: él es un hombre previsible. Y así es, perfectamente previsible. Siempre hace lo mismo; no lo que más convenga al país, ni a su partido, sino a él mismo. Su solo objetivo es seguir gobernando a cualquier precio. Para eso nombra un gobierno de amigos y amigas suyas. Como el anterior. Cierto es que no cuenta con un congreso de aplausos, al estilo de las Cortes del invicto, pero tiene a la mesnada de la oposición parlamentaria acogotada. C's es tan poco oposición que Rajoy ni los tiene en cuenta. Al PSOE le ha hecho claudicar y, de paso, lo ha reventado como opción electoral a corto plazo; es decir, lo tiene de rehén. Así que, según sus cálculos, la oposición de Podemos se agotará en la gesticulación.

Por si acaso el Parlamento se le soliviantara, Rajoy cuenta con la adhesión incondicional del Tribunal Constitucional, camino de convertirse en un tribunal político para un estado de excepción de hecho. El mismo tribunal que no ha dictaminado ni piensa hacerlo sobre el recurso interpuesto por la oposición en su conjunto contra el gobierno en funciones declarado en rebeldía, ese mismo tribunal acepta la facultad que le atribuye la reforma de su Ley, aprobada por el parlamento de mayoría absoluta del PP. El TC puede "suspender" a las autoridades que le desobedezcan; pero, si vuelven a desobedecerle, tendrá que hacer algo más que volver a "suspenderlas". Y por ahí no se sabe a dónde vamos a parar.

Sí se sabe que el gobierno controla el Tribunal Constitucional y tiene una razonable holgura en el Parlamento, no por su fuerza real, sino por la debilidad de sus adversarios. Ese es el camino de servidumbre vaticinado por Hayek pero con los papeles invertidos. Si se tiene en cuenta que, como ha quedado claro en las últimas peripecias, Rajoy y el PP cuentan con el apoyo casi unánime de los medios de comunicación (aunque hay alguno más cercano a Podemos) y los publicistas, el respaldo de la empresa, la banca y la Iglesia, ¿es mucho asegurar que España es una democracia autoritaria con prácticas dictatoriales? La falta absoluta de responsabilidad política de ninguna de las autoridades ante los innumerables casos de corrupción y la sospecha, incluso, de presuntos delitos, como el espionaje a adversarios políticos, son comportamientos dictatoriales por cuanto quedan impunes.

Todo eso permitido por una decisión del PSOE que, por cuanto está viéndose, puede haber sido su canto del cisne. Realmente, su situación es calamitosa. Ya desde la época de Rubalcaba, con la conversión del partido en partido dinástico, aceptación simbólica de la corrupción del turnismo, empezó el drenaje de votos. De hecho, fue Rubalcaba quien llevó al PSOE a sus más bajas cuotas históricas, aunque su aparato de propaganda se lo achaque a Sánchez. Con la hoja de ruta catalana, el nacionalismo español socialista se alarmó y exacerbó al mismo tiempo y el golpe de mano perpetrado el 1º de octubre se hizo para impedir todo intento de acercamiento al independentismo o negociación con él. Golpe que ha puesto en marcha una dinámica interna explosiva.

Desde el principio, Palinuro consideró la Gestora como una Junta -típica institución golpista hispana- que suplantaría al partido y actuaría dictatorialmente. Ahora nos enteramos de que, en efecto, así fue concebido este órgano a través de una decisión ilegal del CF pues se perpetró con nocturnidad, sin quórum y sin estar prevista en el orden del día. Ya se están ocupando de ello los jueces. La Gesto-junta es presuntamente ilegal y, si se obstina en imponer su criterio, acabará provocando una crisis profunda en el partido de la que este quizá no se recupere. El peligro de la "pasokización" no es un invento.

La intervención permanente de los barones cada vez con más espíritu de señores de la guerra frente a unas bases casi ya en estado insurrecional, da una imagen de desbarajuste difícil de superar. O quizá no tanto: el resistible ascenso de Susana Díaz tiene un elemento de auténtico populismo. Lo da la tierra. La izquierda andaluza da líderes como Cañamero o como Sánchez Gordillo. Es la tradición del espartaquismo agrario que estudiara Bernaldo de Quirós. Y algo de ese espartaquismo se le ha pegado a presidenta de Andalucía, bien que desmentido por una probada capacidad de intriga y maniobra y una fría obstinación en sus designios que añaden al espartaquismo unos trazos de lady Macbeth.

La aventura que parece Sánchez decidido a emprender (los dioses lo acompañen, que va a necesitarlos) puede calificarse como su "momento maquiaveliano" en la acepción del ilustre John Pocock. Es la reivindicación del espíritu cívico republicano del siglo XVI trasladado al presente, con una formulación de izquierda que se complementa con la separación de la Iglesia y el Estado y el replanteamiento de la estructura territorial de este mediante algún tipo de fórmula que sea de aceptación general. Tengo mis dudas de si Sánchez conseguiría el apoyo mayoritario del PSOE a un programa republicano, laico y plurinacional. Incluso tengo mis dudas hasta qué punto el propio Sánchez lo suscribe.

Y es eso o la servidumbre.

dimecres, 12 d’octubre del 2016

El vacío de poder en España

Dicen los medios imperiales que las autoridades, la clase política en su conjunto en Madrid hizo el vacío a Puigdemont cuando este llegó a la Villa y Corte a exponer su punto de vista y pedir una negociación sobre el referéndum catalán. No es del todo exacto. En Madrid hay un gobierno en funciones que no gobierna y una oposición provisional, a cargo de una Comisión gestora que no se opone. O sea, no hay gobierno ni oposición. Hay un vacío. La ausencia de miembros del gobierno y personalidades políticas simplemente intentaba trasladar al lugar de la conferencia de Puigdemont la situación en que vive el país desde diciembre de 2015. Y como ya se sabe que la naturaleza tiene horror al vacío, el lugar se llenó en cambio de una nutrida representación del cuerpo diplomático europeo (y no solo europeo) acreditado en Madrid. Según los nacionalistas españoles (del gobierno y de la oposición) a nadie interesa lo que venga a decir a la capital el independentismo catalán. Según los embajadores presentes sí interesa en Francia, Inglaterra, Holanda, Suecia, etc. A cualquiera se le alcanza que es una táctica verdaderamente inepta. De eso va mi artículo de hoy en elMón.cat, cuya versión castellana incluyo aquí:

La mejor defensa es una buena huida


La visita de Puigdemont a Madrid, nuevo episodio del desencuentro entre el gobierno español y el de la Generalitat. Más que con el gobierno, el desencuentro es con el sistema político español en su conjunto. En el auditorio, en la sala, ni un miembro del gobierno, ni dirigente de su partido, ni del PSOE, salvo Gabilondo, nadie de C’s y nadie de Podemos, aunque luego almorzaran juntos los jefes, a modo de desagravio culinario. Es como si, en lugar de llegar a la capital y corte un presidente de una Autonomía en la que hay un proceso independentista en marcha, fuera un leproso llamando a las puertas de una ciudad. Nada de recibirlo, nada de tocarlo, ni escucharlo.

Pero Puigdemont no fue a Madrid a predicar en el desierto. Aunque a las autoridades no parezca interesarles qué tenga que decir el presidente de la Generalitat sobre el contencioso territorial más grave a que ha enfrentado España en mucho tiempo, había una nutrida representación del cuerpo diplomático, tanto de la UE como de fuera de ella. Le habrá costado un berrinche al ministro de Exteriores, pero allí estaban los embajadores de Gran Bretaña, Francia, Irlanda, Holanda, Bélgica Dinamarca y Suecia y otros. Con ello se envía un delicado aviso a los gobernantes y a la clase política española, muy nacionalista: los países europeos están ojo avizor con lo que suceda en Cataluña. Será difícil que pretexten asuntos internos si el conflicto toma aires poco tranquilizadores. No estamos jugando al parchís; estamos jugando con la estabilidad y la seguridad de la gente. Ningún gobernante despreciaría la ocasión de informarse de primera mano de los planes de su adversario o de medirse dialécticamente con él en público. Bueno, si es español, quizá sí.

Esta estridente disonancia, esta falta de cortesía y de talante democrático es patente. La tradición en Madrid es que el poder no transige, no negocia, no pacta. Se impone y ya está. Para ello se invoca la ley que, aparte de ser interpretable, es un puro juguete en manos del poder político orientado en contra del independentismo catalán. El mensaje que envía esta ausencia, mezcla de desplante y huida es de inseguridad, desconcierto y soberbia herida. ¿Cómo vienen estos catalanes en el siglo XXI a agitar espantajos del XIX?

Justamente, esa deserción colectiva invita a la consabida comparación con el avestruz que esconde la cabeza bajo tierra ante el peligro, una historia muy injusta con las avestruces pues en modo alguno hacen esa tontería, como no la hace ningún animal, sabedores de que no interesa perder de vista al enemigo. Los animales, no, pero la derecha, sí. ¿Qué Puigdemont va a Madrid como Moisés bajaba del Sinaí con las tablas del referéndum de la época? Con no estar allí, ojos que no ven y oídos que no escuchan no tienen por qué darse por enterados de lo que aborrecen y temen o temen y aborrecen al tiempo.

Pero los diplomáticos tomaron buena nota y ya habrán informado a sus cancillerías de que el líder independentista catalán se ha presentado en Madrid con ánimo conciliador y una propuesta de negociarlo todo. Excepto la celebración del referéndum en sí misma. Es referéndum sí o sí y dentro de uno de los síes está negociar todos los aspectos de pregunta, cómputo de votos, requisitos de participación, plazo para la celebración de un referéndum subsiguiente, etc. Si no hay nadie del gobierno español, ni siquiera de la oposición para darse por enterado, está claro que la contestación a las propuestas de Puigdemont solo puede entenderse como un “no”. “No” por ausencia, por deserción, por huida, pero “no” al fin y al cabo. Y ese “no” quedará apuntado en el haber del independentismo y en el debe español a la hora de sopesar los argumentos de una y otra parte ante alguna instancia neutral.

En el proceso de internacionalización del conflicto, que los independentistas llevan muy adelantado, han ganado importantes bazas a la hora de suscitar opinión popular e institucional en los países europeos. Los independentistas catalanes suman; los nacionalistas españoles restan.

Al no haber asistido ningún miembro del gobierno, este no se sentirá obligado a hacer siquiera mención de la presencia del Presidente de la Generalitat en Madrid y menos una declaración. Puigdemont se ha presentado en el palenque, pero el adversario no ha comparecido. Es un misterio cómo piensa el PP y el gobierno de Rajoy si, por fin, los socialistas lo hacen presidente, que se recoge la información, se intercambian las opiniones y los criterios si no es dialogando siempre que se tenga oportunidad.
Ya se ve: no hay interés por saber, informarse, discutir, negociar, llegar a un acuerdo. Lo hay por vigilar estrechamente, reprimir, procesar, quizá encarcelar. Y así hasta el fin de los tiempos. Es obvio que ningún país puede sobrevivir a la larga con un enfrentamiento de este calibre en su interior. Es obvio para todo el mundo excepto para el nacionalismo español que hay se alimenta de sus dos fuentes principales, la derecha y la izquierda.


dissabte, 24 de setembre del 2016

Terceras elecciones

Si los barones no existieran, hipótesis descabellada, habría que inventarlos. Aunque parezca mentira, ese amago de sublevación de las taifas socialistas viene muy bien a Sánchez. Refuerza su posición negociadora frente a Podemos. Él bien quisiera reconocer la esclarecida guía de los portavoces de la gente y aplicar las medidas salvíficas que se le aconsejen. Pero, por desgracia, tiene al partido levantisco y ha de respetar unos límites. Si la otra parte, la verdadera izquierda quiere negociar de verdad, con ánimo de concluir algo, tendrá que limar sus formas y moderar o aguar sus propuestas. Respecto a la posibilidad de algún acuerdo con los indepes catalanes, por ejemplo, su abstención, es aun más lejana. Los barones no quieren ni oler el independentismo.

A su vez, los indepes catalanes tienen escaso margen de maniobra. La exigencia de un referéndum es innegociable. Las posiciones no pueden acercarse más. Cabe discutir si el "no" al referéndum es una actitud justa o no. Pero es la que hay. Los barones aducen que, además, atrae el voto de los españoles de izquierda contrarios a la autodeterminación catalana. Puede que no sea cierto y que, haciendo la debida pedagogía, el electorado español se mostrara más tolerante con ese derecho. Pero no hay tiempo para comprobarlo y el PSOE prefiere no dar esa baza a su gran adversario, el PP que acusaría al otro de romper España, o sea, de lo que él hace.

Con eso, la posible alianza queda reducida a PSOE-Podemos, con el rotundo anatema de C's y la oposición de los barones socialistas. En esta situación los de Podemos, como siempre, dicen una cosa y hacen la contraria. Dicen querer una alianza con el PSOE, pero lo maltratan sistemáticamente de palabra y obra, con una arrogancia absurda, dada la situación en que se encuentran. Bajo ningún concepto quieren terceras elecciones, a la vista del pobre resultado de las segundas que ellos provocaron. Pero los hados los llevan a hacer todo lo posible para que sean inevitables. A estas alturas puede ser ya materialmente imposible que Sánchez convenza a los barones de que Podemos es de fiar; tampoco a una buena parte de la militancia. La gallardía del NO es NO de Sánchez le ha valido el apoyo activo en masa de los militantes que, de pronto, han encontrado una razón para movilizarse. Pero que lo apoyen no quiere decir que aprueben una alianza con un partido que no es de fiar, pues su objetivo final es acabar con el PSOE. Los militantes apoyan en el NO es NO de Sánchez y no temen a unas terceras elecciones.

La prensa se extiende en los dimes y diretes de las cuestiones internas del PSOE, Comité federal, Congreso, primarias. Todo importante, sin duda, para los militantes, pero solo para ellos. El PSOE, como partido, ocupa la centralidad política que los otros ansían y no consiguen. Sobre él, la responsabilidad de adoptar la mejor decisión para los intereses generales, al lado de un gobierno que no gobierna y una oposición que no sabe si oponerse al gobierno o a la otra oposición. Los barones parecen ya resignados a la opción de las terceras elecciones. De ser esa la vía, Sánchez se encontraría un partido de nuevo unido.

Terceras elecciones es la única opción abierta a Rajoy para ser investido. No tiene otra. Sánchez tiene aún abierta la de la negociación y, si esta fracasa, las terceras elecciones serán también su última opción. Pero con una diferencia crucial a la hora de articular la campaña electoral: que él ha hecho todo lo posible por evitarlas mientras que Rajoy no ha movido un dedo. Sobre los dos partidos emergentes es poco lo que hay que decir que no se haya dicho ya.

dissabte, 17 de setembre del 2016

La desvergüenza

Ahí lo tienen ustedes, lavándose las manos de toda responsabilidad en el cenagoso asunto de Rita Barberá, la chocarrera exalcaldesa de Valencia presunta delincuente a la que él lanzaba ditirambos en tiempos gozosos de impunidad y mayorías absolutas. Tiempos en que el dinero corría por las calles de Valencia, dinero de comisiones, de mordidas, de sobornos y que también servía, al parecer, para financiar ilegalmente al PP  y conseguir aquellas mayorías absolutas. Tiempos en que, sin ningún embozo, el sobresueldos proclamaba que Rita "era la mejor", con identica convicción con que llamaba al delincuente Fabra ciudadano ejemplar; al presunto delincuente Camps, su gran amigo; al delincuente Matas, un ejemplo por seguir; al supuesto delincuente Bárcenas, un hombre honrado. La vida de Rajoy es un ejercicio de amistades peligrosas y de supuestas complicidades que cada vez son más patentes. No hay un solo delincuente o presunto delincuente de esa asociación de malhechores que parece ser el PP que no haya tenido el apoyo entusiasta de Rajoy. Todos los delincuentes del PP -y son legión- han sido alabados en público como ejemplos a seguir. De haber sucedido tal cosa, de seguir todos el ejemplo de este banda de facinerosos, de España no quedarían ni las hierbas del campo.

Pero el caso de Barberá es especial, único y muy ilustrativo. Según se desprende de la actuado judicialmente hasta la fecha, la señora debió de convertir el Ayuntamiento de Valencia en los bajos fondos de Mackie el navaja. Toda la corporación municipal menos una persona (y ya es curioso: probablemente, no quiso) está imputada en varios delitos como prevaricación, malversación, blanqueo de capitales, etc. Al frente de esta industria de la mangancia estaba Rita Barberá, franquista de AP en sus primeros momentos, ejemplar hija de jerarca franquista de la prensa. La España más reaccionaria, negra, casposa, represiva con sonrisas, claveles en el pelo, ginebra Beefeater y bolsos de Vuitton. Un espectáculo del más sórdido caciquismo del siglo XIX en tiempos de progreso tecnológico. 

Consíderese la excusa esgrimida por el Sobresueldos para permitir que Barberá siga aforada y obstaculizando la acción de la justicia: ya no tengo ninguna autoridad sobre Barberá. Como siempre con este hombre, una mentira cargada de necedad hasta las cuadernas. Porque si ya no tiene autoridad sobre Barberá es porque antes sí la tuvo y, precisamente usó esa autoridad para poner a la exalcaldesa fuera del alcance de la justicia que este pájaro tanto dice respetar: la hizo senadora para aforarla y, cuando se disolvieron las cámaras, por si acaso, la nombró miembro de la Diputación Permanente de la Cámara para que siguiera aforada, protegida mientras no había Senado. O sea, cuando tuvo autoridad, en lugar de emplearla para forzar a su subordinada a rendir cuentas por sus fechorías, la empleó en esconderla, ocultarla, hacerla inmune a la acción de la justicia. ¿Por qué, aparte de porque es lo que siempre hace: amparar corruptos? ¿Por qué? Es obvio, ¿no? Por complicidad. 

De este modo, el propio Sobresueldos deja clara la mecánica de latrocinio que rige en su partido. Es una especie de trayectoria que muchos, muchísimos dirigentes del PP han seguido. Se afilian al PP para forrarse con negocios ilegales. Una vez que los pillan, no devuelven jamás lo birlado y esperan que en el barullo subsiguiente puedan obtener buenas condiciones penitenciarias para quedar en libertad en poco tiempo a fin de disfrutar de lo apandado.  Pura desvergüenza de franquistas que se piensan inmunes y en buena medida lo son.

Ahora, con este gobierno de hampones, averígüese qué conciencia socialista puede impulsar a muchos dirigentes y exdirigentes del PSOE a pedir a Sánchez que permita un gobierno de esta gente que, del primero al último, no tienen otro objetivo que llenarse los bolsillos  y machacar a la gente del común. Toda su obsesión es evitar terceras elecciones, probablemente porque de ellas saldría Podemos derrotado, igual que C's  y en  menor medida, el PP, mientras que el PSOE aumentaría en votos y escaños y se consolidaría la figura de Pedro Sánchez, a quien esta coalición de dinásticos semipeperos no puede ver ni en pintura por haber recuperado la confianza y la ilusión de la militancia y sus votantes. 

Porque esa es la cuestión. Todos estos socialistas apoltronados e interesados lo que quieren es que gobierne Rajoy. Al fin y al cabo a ellos personalmente les iría bien.

dimarts, 13 de setembre del 2016

Que nada se mueva

Parece mentira, pero algo así puede suceder: Rajoy lo intenta de nuevo y, quién sabe, igual esta vez sale. Al menos es lo que él debe de estar calculando: el PNV puede vacilar (¿no ha dicho Pablo Iglesias que no es de fiar, como si él lo fuera?), o los indepes catalanes, o el PSOE o, ¿por qué no? Podemos. Cosas más raras se han visto.

Pero mientras alguna de estas inverosímiles circunstancias no se dé, por mucho que se presente el Sobresueldos, seguirá sin salir.

Sin embargo, eso no es, no puede ser, bastante. Mientras este hombre esté en funciones, el país seguirá desgobernado (incluso cada vez más desgobernado, a extremos ridículos, como con esa presidenta del Congreso que no es más que la subalterna de Rajoy), la corrupción continuará campando por sus respetos, el deterioro institucional seguirá imparable y la posibilidad de que vuelva a ser presidente del gobierno un sujeto de la catadura moral e intelectual de Rajoy, una probabilidad muy clara.

Es una vergüenza, un desastre sin paliativos que, siendo mayoría los diputados partidarios de un cambio de gobierno, este no se haya producido. Una vergüenza, un desastre, y da una imagen lamentable de la capacidad de los políticos responsables, especialmente de Iglesias, Rivera y Sánchez, por ese orden. Iglesias sigue vetando a Rivera y empujando al pacto al PSOE al tiempo que lo insulta y zahiere; Rivera es incapaz de librarse del PP y sigue a su incondicional servicio; Sánchez no consigue entenderse con los indepes catalanes por su obstinación en negarles sus derechos.

Entre tanto, el presidente de los sobresueldos cada vez más feliz en su tarea de seguir hundiendo el país en esta sima de ignominia y corrupción. El Parlamento, un cámara inservible para el PP desde el momento en que no tiene mayoría absoluta, no pinta nada bajo mandato de una presidenta que pide permiso al del gobierno hasta para suspirar. Esto permite que, con la ayuda de C's, Guindos escurra el bulto del pleno y haga una comparecencia de pacotilla para explicar el escandalazo mayúsculo de haber enchufado (según su inveterada costumbre) a un dimisionario por presumida corrupción para un puesto de sueldo estratosférico y actividad simbólica. Una prueba más de la corrupción general en que vive esta organización de presuntos delincuentes.

El gobierno en funciones, autodeclarado en rebeldía frente al Parlamento, con la valiosa ayuda de un Tribunal Constitucional obediente al mando como la presidenta del Congreso, continúa con sus nombramientos a dedo, no sometido a ningún tipo de control. Hace un par de días renovó a la ex-esposa del presunto corrupto Rato como presidenta de Paradores Nacionales con un sueldo de 14.000 euros al mes. Y no sucede nada.

¿Y qué me dicen del hecho de que la inenarrable Rita Barberá no solamente no haya sido desposeída de su inmerecida inmunidad y entregada a la justicia, sino que ha sido nombrada presidenta de dos comisiones del Senado? ¿Y el nombramiento de ese prodigio de educación y elegancia, Celia Villalobos, como presidenta del Pacto de Toledo?

Lo dicho: los responsables directos de esta indignidad y vergüenza generalizadas están claros: el sobresueldos y la organización de compadres que preside, dedicada al expolio patrio. Pero ¿y los indirectos? ¿Qué pasa con esos políticos que, pudiendo poner fin a este espectáculo denigrante, lo toleran?

¿Es que no ven que, además de robarnos, se ríen de nosotros?

¿O ellos también lo hacen?

dissabte, 3 de setembre del 2016

Asomados a las terceras

A veces, al comienzo de algún acto público, cuando ha sucedido alguna desgracia, se empieza guardando un minuto de silencio en señal de duelo y tristeza. Hoy me he regalado a mi mismo uno de jolgorio y bullicio en señal de alegría por la segunda y definitiva derrota del señor de los sobresueldos antes de ponerme con Palinuro. Ya era hora de que este arrogante, soberbio, engreído e inepto personaje mordiera el polvo y de forma humillante.

Durante cuatro inenarrables años, amparado en una mayoría absoluta conseguida a base de mentiras y quizá también de financiación ilegal, este politicastro resabiado de casino de pueblo, forjado en los dogmas del franquismo, gobernó el país como si fuera su huerto trasero. Nombró a una recua de ministros corruptos o incompetentes hasta la saciedad (típicos amigos suyos); sometió la RTVE a sus dictados; ignoró y despreció el Parlamento (de más de cien peticiones de comparecencia, solo acudió media docena de veces); instrumentalizó todas las instituciones; interfirió en todos los niveles de la justicia; amparó, toleró y quizá se benefició de la corrupción de su partido. Su actitud despreciativa hacia la oposición, autoritaria y fascistoide, es la responsable de que solo consiguiera sumar a los suyos los votos de C's y Coalición Canaria. No ser capaz de conseguir el objetivo de la mayoría en esta situación indica una ineptitud fuera de lo normal.

La sesión de ayer, al ser más breve, fue también más ágil y permitió que los oradores actuaran con más naturalidad y soltura reflejando así su verdadera disposición. El sobresueldos rizó el rizo y consiguió estar despreciativo, como suele, a la par que pedigüeño y humillado. La conjunción es difícil, pero nada lo es bastante para un Rajoy que ve amenazado su sillón. En el colmo de la indignidad, llegó a ofrecer a Sánchez un pacto "flexible", o sea en los términos que el PSOE dictara. Todo le vale a cambio de seguir en La Moncloa. Para la derecha la política solo es atractiva si ella gobierna; pero no le interesa hacer oposición. Y en la oposición tiene pinta de quedarse, sin embargo.

Sánchez obtuvo su momento de gloria. Pareciera que la derrota parlamentaria del Sobresueldos se la hubiera infligido él personalmente. Y algo de eso hay, pues se vio obligado a defender su NO es NO frente a una verdadera oleada de gentes que, desde muchas posiciones, presionaba para que se abstuviera y permitiera un gobierno de la derecha neofranquista, la más corrupta de Europa. Sanchez aguantó el tirón y ha emergido como el líder de la izquierda, el único que puede pactar con todos los demás y quien, por tanto, controla la situación.

Ese triunfo personal de Sánchez y la buena posición del PSOE han pillado a Podemos en una posición muy incómoda. No se ha cumplido su primer vaticinio de que habría una gran coalición. Eso era lo que lel partido morado quería para impedir terceras elecciones, aniquilar el PSOE y erigirse en "verdadera" izquierda. No por ello ha pedido disculpas. Como tampoco las ha pedido por otro vaticinio según el cual el PSOE se abstendría para facilitar gobierno del PP. Ni por aquella grosera fórmula de "PSOE-PP la misma mierda es". Todos los más o menos insultantes pronósticos de Podemos respecto al PSOE han sido falsos. Y, al final son los socialistas quienes hegemonizan la izquierda y tienen la centralidad política. Algo así exaspera a Pablo Iglesias, quien reaccionó ayer con un ataque de celos y, luego de unas breves referencias a Rajoy, centró su discurso, a la antigua usanza anguitiana, en atacar al PSOE con agresividad y con amenazas, exigiéndole que se pronunciara por un gobierno de izquierda porque quizá no tuviera otra oportunidad. Resulta absurdo maltratar, zaherir, amenazar a aquel a quien necesitas para salir adelante, pero así es como están las cosas con Podemos. Saben estos que unas terceras elecciones los arrasarán y, a pesar de ello, siguen agrediendo al único partido con el que podrían llegar a algún sitio.

El discurso de Rivera es incalificable. Fue una mezcla de gimoteos con divertidas advertencias y populismo demagógico para consumo de gentes ociosas. A este hombre le pierde el gusto por hacer frases porque, sin duda, alguien le ha dicho que es lo que mejor funciona en los medios audiovisuales. Pero, haciuendo frases se olvida de hilar un dicurso coherente y, al final, nadie sabe a ciencia cierta cuál sea el objetivo de C's, fuera de aniquilar el independentismo catalán.

Por último, un comentario al discurso de Gabriel Rufian. Desde su estructura misma, el parlamento del político de ERC estaba planteado de forma distinta, como una serie de preguntas. Es un estilo conceptista: bueno, breve. Nadie puede responderle porque en el Parlamento español no hay nadie capaz de darle la réplica.

La posibilidad de las terceras elecciones no es disparatada, sobre todo si se confirma el acuerdo entre partidos para no hacerlas en Navidad. Se entiende que los dos emergentes traten de evitarlas como sea porque los sondeos les son desfavorables. Lo que no se entiende, en el caso de Podemos, es por qué ataca al partido con el que quiere aliarse. Si esta actitud se reitera, lo que deben hacer los socialistas es zanjar todo debate con una organización que no inspira confianza porque su dirigente no sabe lo que es la lealtad, e ir directamente a las terceras elecciones.. 

dimecres, 31 d’agost del 2016

El discurso del desprecio

He leído y escuchado todo tipo de juicios sobre el discurso de Rajoy: sin alma, sin pasión, aburrido, rutinario, adormecedor, etc. Cierto, mucho de eso hubo, pero se trata de observaciones superficiales. La intervención carecía de espíritu, desde luego. No podía tenerlo porque estaba dictada por muy otros sentimientos. En concreto, el fastidio que un neofranquista siente al tener que respetar las formas democráticas y verse obligado a pedir lo que cree que se le debe porque sí, porque es él. Y pedírselo a personas a las que desprecia por sus ideas y, si pudiera, las mandaría a la cárcel, como hacían sus referentes ideológicos Franco y Fraga.

Tal fue el ánimo de ese trámite ofensivo para su talante altanero y fascistoide para el que, todos lo han señalado, no había movido ni un dedo porque cree que los demás están obligados a hacer lo que le interese a él. Por eso casi todo el discurso fue una melopea átona que reproducía el tono monocorde y aburrido del caudillo Franco, a quien no se podía criticar jamás, a diferencia de este gandul, incapaz de conseguir el apoyo voluntario de nadie porque lo suyo es siempre forzar a los demás y, si no lo consigue, los desprecia. Por eso, lleno de despecho y soberbia, apenas refrenados, no mencionó apenas a la oposición ni se rebajó a pedir el voto de ningún otro grupo. ¿No es el presidente del partido más votado? ¿Qué hacen los demás que no lo apoyan fervorosamente?

Y no solo el tono era el de los franquistas. También el contenido. Igual que Franco, sabe que no importa lo que diga, -porque nadie le pedirá cuentas-, sino lo que haga; y miente sin reparo alguno, abiertamente, a lo bestia. No le importa decir con un rostro de cemento que propone un pacto por la educación cuando se ha cargado el sistema educativo; que su prioridad es el empleo, con niveles de paro sin precedentes y un empleo más ficticio que El Dorado; que se ocupa de la recuperación, cuando la deuda pública de España es la más alta en un siglo; que va a defender las pensiones cuando ha saqueado 56.000 millones de € de la caja de la seguridad social; que luchará contra la violencia machista cuando ha recortado una cuarta parte su presupuesto; o que defiende un Estado del bienestar que lleva más de cuatro años saqueando y desmantelando. Le da igual mentir, negar lo evidente. Un sinvergüenza, dirán ustedes. Pues sí. Pero eso es lo que hace desde que se encaramó en la presidencia. Lo que sucede es que ahora no podrá imponerse y eso lo saca de quicio y lo empuja a mostrar su proverbial mala educación.

Tanto desprecio al auditorio y, por encima de él, a los ciudadanos, se confunde ya con la burla. Dos minutos habló el hombre de los sobresueldos de la corrupción. Dos minutos el amigo de Bárcenas, Cotino, Camps, Barberá. Dos minutos el presidente de un partido con docenas de procesos abiertos por  corrupción de sus militantes. Dos minutos para glosar aquello por lo que había firmado un pacto con Rivera que, a su vez, ha quedado en ridículo al firmar un acuerdo con un tipo que no respeta ninguno, no cumple sus compromisos, no tiene palabra y gobierna a base de mentir, corromper y reprimir.

El tema que más le ocupó fue el catalán. A estas alturas ya nadie discute lo que hace un par de años todos, muy seguros, me negaban: que el problema más importante para España es Cataluña. Por fin está ya claro. Lo cual no quiere decir que también esté cercano a una solución, ni siquiera a que los nacionalistas españoles (los cuatro partidos del Congreso) lo entiendan o quieran entenderlo. A este respecto, Rajoy hizo ayer lo único que la derecha sabe hacer: mentir y amenazar. 

Cataluña se va y quienes más han hecho porque se vaya son Rajoy y su partido. Cierto que los otros políticos nacional españoles (todos los demás) no se han quedado cortos, pero con Rajoy revive lo más granado de la tradición esparterista y franquista en España: Cataluña es tierra conquistada y hay que tratarla como tal. 

Son tan brutos que no entienden el radical cambio de situación. Ya no se puede emplear la violencia militar. Solo cabe acudir a soluciones de negociación y compromiso y de eso, los españoles no saben de la misa la media. 

Después del NO que coseche hoy el Sobresueldos y del subsiguiente 48 horas más tarde, será el momento de buscar alternativas. Palinuro ya no apuesta por una alianza PSOE-Podemos porque, como ya ha demostrado anteriormente, Iglesias es un felón al que solo interesa engañar al PSOE para destruirlo. Y quien comete una felonía una vez, la comete ciento.

He visto que los habituales artistas e intelectuales abajofirmantes piden un gobierno PSOE-Podemos-C's. En principio es una posibilidad, desde luego, pero la veo complicada ya que el pacto anterior de C's con el PSOE es el pretexto de que se valieron los de Podemos para no votar a Sánchez a quien ahora, sin embargo, empujan a la desesperada a un  pacto con ellos para evitar las terceras elecciones.

Sin embargo, a juicio de Palinuro esas elecciones son la mejor opción. Y, por cierto, reitero mi sugerencia de que se hagan con observadores extranjeros. No es difícil imaginar qué respeto por la democracia tienen estos neofranquistas.

diumenge, 14 d’agost del 2016

Rivera de día, Rivera de noche

Ungido por el verbo patriarcal de Felipe González (que ahora anda abroncando a la judicatura venezolana y metiéndose en donde no le llaman) Rivera merece honores de portada de El País. En ese diario, además, publica una carta en forma de homilia dominical a los socialistas, o manifiesto patriótico fichteano, titulada A mis compatriotas socialistas en el que invoca los sacrosantos intereses de la Patria para justificar su cambio de posición, su claudicación ante Rajoy y la derecha, su sometimiento, y pretende arrastrar a los socialistas a la misma abyecta actitud. Forma parte de la naturaleza esencialmente oportunista del ideario de C's que solo está firme como una roca en el antinacionalismo catalán. Ahí no se le conocen vacilaciones ni fisuras. Siempre es "no". Los catalanes lo conocen bien. Pero esto son menudencias. Quien quiera calibrar el crédito que merecen las actitudes de Rivera consultará con provecho una magnífica tribuna de Miguel Ángel Vecino en El Confidencial llamada Cuestión de dignidad. Pues eso, cuestión de dignidad.

Más importante parece averiguar, si se puede, la razón del proceder de los partidos políticos, casi todos (excluyo a los nacionalistas) conchabados para presionar a Pedro Sánchez a fin de que permita un gobierno del PP con la abstención del PSOE. Parte de la presión más intensa (y menos ética) procede de las filas del propio PSOE: barones, viejas glorias, jóvenes ambiciosos, quieren que su partido claudique, como lo ha hecho C's. No reconocen que esa abstención supondría el fin del PSOE a manos de Podemos en las siguientes elecciones.

Sin embargo, considérese la situación fríamente desde el inicio. Estamos en este punto porque Rajoy no ha sumado un solo voto a sus 137 escaños. Ni uno solo. No lo quiere nadie. Probablemente ni en su propio partido. ¿No sería lo lógico, dado que a todos importa tanto el superior interés de España, que Rajoy se retirara y dejara paso a otro candidato del PP que pudiera formar gobierno? Todos sabemos que sí, que sería lo lógico y lo que, sin duda, se habría hecho en cualquier otro país democrático. El propio líder tendría que haber dimitido. En realidad, debió hacerlo al comienzo de su mandato. A estas alturas, en que el hombre lleva ocho meses de prórroga en funciones y en situación alegal de enfrentamiento con el Parlamento, todos sabemos también que no lo hará. Está dispuesto a sacrificar el país entero a su capricho personal de seguir desgobernándolo.

¿Y no da vergüenza a los partidarios de la abstención aceptar esta circunstancia indigna, en la que un candidato sin crédito ni prestigio, incapaz de conseguir apoyos, pretende chantajear a los demás, especialmente al PSOE, para que este haga no lo que conviene al país sino lo que le conviene a él personalmente? Es evidente que no les da vergüenza. Se han tragado el marco ideológico de la derecha neofranquista. Se han rendido y aceptado el criterio de esta, según el cual le corresponde gobernar porque el Estado, el país, es de su propiedad. Lo ha heredado de quienes ganaron la guerra, que son los suyos. Casi se diría que estamos como al comienzo de la transición. Entonces había que librarse de los franquistas; hoy hay que librarse de los neofranquistas. Habiendo tragado esto es lógico que no les dé vergüenza mentir abiertamente ya en el introito de la misa, al encomendar al presidente de los sobresueldos y al partido de la corrupción la lucha contra aquellos y contra esta.

Por eso, la petición del PSOE de una comisión de investigación sobre los dineros que el PP ha venido repartiendo alegremente durante veinte años entre los dirigentes del PP, incluido Rajoy, pone las cosas en su sitio. No se puede permitir que gobierne un señor que está pendiente de comparecer ante una comisión de investigación por sus presuntos manejos pasados, de un presidente que mañana puede sentarse a la vera de Bárcenas. No puede encomendarse la regeneración del país a un partido corrupto, imputado, con serio déficit democrático y que no tiene la menor intención de enmendar nada.

No es serio.

NO es NO.

dissabte, 13 d’agost del 2016

Abren fuego

Enhorabuena a Lydia Valentín por el bronce y a la pareja Rafa Nadal-Marc López por el oro

La reforma de la Ley de Montes, aprobada hace un año permite recalificar los suelos incendiados a voluntad de las CCAA cuando haya razones de interés público, asunto abierto a las más dispares interpretaciones. Según informa El País, en los últimos días han ardido más hectáreas en España que en el resto del año. Ya lo decíamos ayer, que España arde, quizá preparándose para la próxima burbuja inmobiliaria y el próximo desastre.

Decíamos también: arde en sentido literal y en sentido figurado. No solo arden los bosques, arden también los despachos, los plenos, las tertulias, los comités, las comisiones. En sentido figurado, ya digo, pero con muy distintas clases de fuegos.

Fuego vivo. El PSOE pide una comisión de investigación sobre los desmanes financieros del PP. La misma que lleva años pidiendo, siempre negada por la mayoría absoluta del partido del gobierno pendiente de investigación. Ahora, la petición apunta alto: a la comparecencia de Rajoy, Aznar y Bárcenas. Los dos primeros tienen una obvia responsabilidad política. El tercero una probable penal. Con el clima de hartazgo e indignación que hay sobre la corrupción, nadie, seguramente, votará en contra de la comisión, como no sea el PP, naturalmente. La comisión se creará y empezará a citar a los comparecientes. Se promete por tanto un septiembre muy agitado. Los de C's se han enfadado pero tienen que apoyar e igualmente los de Podemos quienes, sin embargo, ya hablan de condicionar su apoyo a que la investigación afecte a más partidos. En principio, no habrá inconveniente en que así se haga, pero que se presente como otra iniciativa, para evitar la impresión de que lo que se quiere sea retrasar o entorpecer los trabajos de la primera propuesta.

Fuego lento. Es como mejor salen los guisos. Rajoy se toma su tiempo para considerar y sopesar las seis condiciones de Rivera, mientras los miembros del comité ejecutivo más involucrados en procesos judiciales van dándose prudentemente de baja en él, para evitar más bochornos. Con la paradoja de que C's pida medidas contra los imputados a un partido que está imputado. Proceso lento. Rajoy sigue sin anunciar no ya la fecha de la investidura sino su misma comparecencia en ella. Aquí no va a quedar más que el socarrat.

Fuegos artificiales. La especialidad de Rivera, el gran prendedor de cohetes. Su habilidad es fascinar a las gentes con figuras luminosas muy variadas. Tan pronto afirma que jamás votará a Rajoy como le ofrece su apoyo a cambio de seis condiciones y un requisito. El requisito, esto es, fecha fijada de investidura, no se ha cumplido ni se cumplirá y de las seis condiciones, ya lo hemos dicho, una es innecesaria; dos, imposibles; y tres, irrelevantes. Puro fuego de artificio. Por eso gusta tanto y es el segundo líder en valoración popular, por detrás de Garzón.

Fuego amigo. Podemos ha sellado, según parece, un pacto de última hora con En Marea a base de integrarse en ella sin su marca. Bueno, no lo ha hecho Podemos en sentido estricto sino su secretario general, Iglesias, que lo ha anunciado en Twitter como signo de los tiempos. Aquí no solo se han esfumado las asambleas, los círculos y los polígonos. También se han desvanecido las mismas instancias orgánicas encargadas de la negociación. Y, sin embargo, es lo correcto. Los líderes están para esto, para corregir el rumbo cuando la tripulación falla. Porque el rumbo es la confluencia. Podemos no puede permitirse deshacerla e ir por libre a las elecciones, dividiendo más la izquierda en fuego cruzado, tan peligroso cuando es amigo como cuando es enemigo. Otra cosa es que salga bien en las elecciones gallegas, para lo cual esta debería de ser la última muestra de desavenencias internas, que suelen ser destructivas en el ánimo de los votantes.

Fuego graneado. Es el panorama catalán. Con el sistema de partidos más fraccionado del Estado y un multipartidismo muy vivo, muchas veces es difícil averiguar cuáles son los destinatarios de unas u otras decisiones de las diversas fuerzas. Se añade que hay una gran movilización de la sociedad civil y que el Ayuntamiento de Barcelona actúa de hecho como un partido más, uno que quizá se haga partido de derecho, según vengan las ciscunstancias en un juego politico complejo. Junts pel Sí y la CUP mantienen una difícil y conflictiva colaboración y ambos hacen frente a su vez al resto de los partidos que no priorizan la independencia. Con excepciones como en el Ayuntamiento de Barcelona. En Comú Podem tira contra el frente independentista y contra el unionista, aunque preferentemente el segundo. A su vez, todos cargan contra la versión catalana de Podemos, unos por su carácter vergonzantemente unionista y los otros por su carácter vergonzantemente independentista. Porque en el centro de este debate está la sempiterna cuestión del referéndum. En cuanto se lo mencionan, el PSC se convierte en un cañón giratorio y dispara en todas direcciones, incluida la propia. El referéndum es munición muy apreciada porque tiene todos los calibres: hay referéndums unilaterales, constituyentes, ratificatorios, inmediatos o mediatos. Por haber, hasta hay referéndums acordados con el Estado, pero esa munición es de fogueo, para los simulacros. No causa bajas.

Fuegos fatuos. Los que lucen en el PSOE, esos resplandores que se avistan en los cementerios, en los lugares en que se acumula materia en descomposición. La vieja guardia socialista es como la Santa Compaña, una procesión de difuntos que aparece de pronto en la noche cerrada para sobresalto de los vivos. Son los fuegos de los próceres del pasado, que se revuelven en sus tumbas al ver que el PSOE, instalado en el NO es NO, se niega a facilitar un gobierno del PP. Los próceres no entienden cómo quien ha sido siempre tan obsequioso con sus pasadas glorias, se obstina ahora en una actitud de rebeldía, impropia del empaque de un partido dinástico. Y, sin embargo es muy sencillo. Es una cuestión de principios y de sentido del ridículo.

La cuestión de princios es tan evidente que da vergüenza mencionarla. Es absurdo encomendar la regeneración democrática al gobierno responsable de su degeneración. Quizá González, Bono etc., no lo vean así, pero eso solo quiere decir que han aceptado la corrupción como forma normal de la política española y eso no es admisible.

El sentido del ridículo es también apabullante. Al pedir a Sánchez la abstención se le está pidiendo que haga al PP ganar las elecciones que ha perdido, que haga por Rajoy lo que este holgazán es incapaz de hacer por sí mismo. Es decir, se pide a Sánchez que otorgue la victoria a quien no la merece y en detrimento de sus propias aspiraciones. Hacerlo sería sencillamente ridículo.

NO es NO.

dimecres, 10 d’agost del 2016

Las enseñanzas de Fraga

Fraga no consiguió lo que más anhelaba en vida: ser el presidente del gobierno, mandar. Lo ha conseguido después de muerto. La derecha es franquista, pero el conjunto del país, no; es fraguista. La infacunda labia del prócer gallego impregna hoy el quehacer de la clase política toda.

El que resiste, gana. Es el lema de su más aventajado discípulo, el presidente de los sobresueldos. Atrincherado en La Moncloa no está dipuesto a irse pase lo que pase. Resistir es el lema. Aunque uno tenga la valoración popular más baja de la historia, esté uno desacreditado dentro y fuera del país por su mendacidad y su falta de escrúpulos, y todos lo consideren el obstáculo real a la normalización política española que váyase a saber cuál es.

La calle es mía. La derecha funciona en equipo y se divide el trabajo. Ahora la calle es de Fernández Díaz y su "ley mordaza". Porque la calle tiene que ser de alguien. A los socialistas se les sublevó en 2011 con los indignados de mayo. Pero eso se ha acabado. La calle vuelve ser del orden constituido, con unos indignados escondidos y otros apoltronados.

Cataluña es tierra conquistada. Suena fuerte pero así lo siente la derecha y, cambiando el conquistada por seducida también la izquierda. Para eso se anuncia ya la alianza PP-C's, los partidos del españolismo más coriáceo. El PSOE pretende reñirles el patriotismo y afirma su nacionalismo español "uninacional" con la seguridad de un santo y seña en combate. Pero los otros dos no solo quieren una España una; también la quieren grande y libre. Claro, ¿quién va a querer una España pequeña y cautiva? Así que ya tenemos el programa del próximo gobierno: España, una, grande, libre. Esto suena raro a oídos del PSOE, pero atruena a amenaza a Cataluña. Los catalanes ya sabían cuál era la razón de ser de C's. Ahora lo van a comprobar en sus propias carnes. Rivera trae seis condiciones para dar el sí a Rajoy, de ellas, la de pedir comisión para investigar la corrupción, es innecesaria pues el Parlamento puede imponérsela al gobierno. Otras dos condiciones (abolición de aforamientos y reforma electoral) no dependen de Rajoy pues requieren reforma de la CE. Y las otras tres son irrelevantes y hasta absurdas: pedir que no estén en el partido los imputados en procesos penales cuando el propio partido lo está es esperpéntico; la limitacióm de los mandatos es una tontería y el fin de los indultos a los condenados por corrupción, algo elemental. Lo único que puede poner nervioso a Rajoy es la exigencia de la fecha de investidura, pero esta podrá anunciarse si, como parece posible, ya hay gobierno minoritario de la derecha. Porque se quiere un gobierno básicamente contra Cataluña.

A Fraga le cabe el Estado en la cabeza. La frase no es de Fraga, sino de Felipe González, cuya obvia ilusión es pasar a la historia como el gran estadista en un fecundo otoño. No era verdad que a Fraga le cupiera el Estado en la cabeza; en realidad, no le cabía nada. Y a Felipe González, tampoco. Su talla de estadista se echa de ver en cómo confunde el Estado con el gobierno. Lo que le importa no es que el Estado prospere y crezca, sino que haya gobierno a toda costa, aunque sea un gobierno de ineptos, neofranquistas y presuntos corruptos. Le da igual. El caso es que el gato (el gobierno), cace catalanes, digo ratones.

La derecha y la izquierda carecen de sentido. España, lo único importante. Suena, ¿eh? Cambien "España" por "la patria" y ya tienen ustedes la aportación fraguista al ideario de Podemos, por llamarlo de algún modo. Esa "patria" del emergente no es menos una, grande, libre que la de las derechas, solo que no lo es brusca o impositivamente, sino de modo melifluo. También estos están interesados en un gobierno de las derechas. No quieren una alianza con el PSOE mientras este sea mayoritario frente a Unidos Podemos. Lo dice Monereo, así que todo el rollo ese de la mano tendida y el gobierno de izquierdas y "decídete Sánchez" es pura trola o trile. Pero, al mismo tiempo, tampoco quieren elecciones nuevas porque saben que descienden en picado, una vez que la gente ha visto que, en realidad, Unidos Podemos es la más anquilosada IU, revestida con los afeites de la novedad.

Los socialistas solo aciertan cuando rectifican. Al final, esta es la enseñanza que los sumisos socialistas González, Zapatero y resto de la vieja guardia quieren hacer tragar a Sánchez Castejón: que rectifique su NO es NO a Rajoy. Que se doblegue. Que ceda como cedió Zapatero con el 135, como cedió Rubalcaba con sus infaustos "pactos de Estado". Que se someta a la arbitrariedad, la soberbia, la incompetencia y la animosidad de una derecha a la que el país importa un pepino porque solo se interesa por sus negocios. Y, de paso, que entregue a la gente a cuatro años más de burla, expolio e injusticia. Al final va a resultar que Sánchez es la última esperanza de regeneración democrática del país. El hecho de que todos los demás, absolutamente todos, los partidos políticos, (empezando por Podemos), los medios de comunicación, los empresarios, la iglesia, manadas de intelectuales y la vieja guardia socialista concentren su fuego sobre el PSOE y sobre Sánchez en concreto está magnificando su figura. Va a resultar también que Palinuro no iba tan descaminado en su carta abierta a Pedro Sánchez, de hace unos días, que lleva 48.000 lecturas.

Y para que el alma de Fraga no sufra, véase cómo Sánchez, precisamente, también ha sabido rectificar: ha cambiado el adocenamiento, la complacencia, el seguidismo y la falta de nervio del PSOE por un claro y nítido

NO es NO.

dimarts, 9 d’agost del 2016

NO es NO. El oprobio no puede seguir

Los analistas políticos suelen enfocar sus interpretaciones basándose en elementos políticos (como es lógico) y también jurídicos, económicos, sociales, etc. Rara vez abordan cuestiones caracteriológicas. Los cotilleos en que suelen caer con frecuencia tienen poco que ver con consideraciones de tipo psicológico. Y, sin embargo, estas suelen ser decisivas. Por ejemplo, España lleva más de cuatro años gobernada por un personaje indigno porque indigno es quien falta a su palabra y más si lo reconoce, como hizo en su día Rajoy, y hasta se jacta de ello. Ese fue su comienzo: mentir para ganar las elecciones de 2011 y, acto seguido, incumplir todos sus compromisos. Faltar a su palabra y sentar así un ejemplo de bajeza moral que ha acabado por impregnarlo todo

La política tiene mala fama. A ella le gustaría ser comparada con las justas medievales de caballeros, pero la opinión común la asocia más bien a la picaresca. Aun así, la picaresca también tiene sus puntos de honor, como saben los lectores de El Lazarillo de Tormes. La situación de la España oficial desde 2011 está muy por debajo de la picaresca. El hombre sin palabra que ocupó la presidencia se rodeó de un equipo y se apoyó en un partido (a su imagen y semejanza) que no le iban en zaga en punto a inmoralidad y falta de escrúpulos.

Con una arrolladora mayoría absoluta, la X legislatura es la historia de una involución democrática brutal. Los gobernantes, todos ellos neofranquistas de raíces biológicas y/o ideológicas, carentes de cualquier convicción democrática, tomaron el Estado al asalto por considerarlo cosa suya. Todo quedó sometido a su arbitrariedad: los medios públicos y bastantes privados, férreamente controlados; el Parlamento, ignorado; la Judicatura constantemente agredida en su independencia, la administación pública al servicio de sus inquinas políticas. Y el saqueo del erario ha sido generalizado, alcanzando la corrupción cotas nunca vistas y la Iglesia, como siempre, un Estado dentro del Estado. Retroceso de todas las libertades y derechos, legislación autoritaria en todos los órdenes, impopular y clasista a extremos rabiosos.

El ataque a la democracia y al Estado de derecho fue y es tan arrollador que dejó desconcertada a la oposición de entonces. Y desconcertada sigue. En la X legislatura coadyuvó con su ineficacia e inacción a mantener la superchería de que una presunta asociación de malhechores fuera un partido político y que un gobierno tiránico, que no respetaba la división de poderes, tuviera algo que ver con un Estado de derecho. El desconcierto, la inactividad, acabaron por convertirla en cómplice de la deriva dictatorial. Una dejación de funciones del PSOE sobre todo que explica el surgimiento de Podemos.

Pues bien, la complicidad con la deriva dictatorial puede convertirse ahora en complicidad con esta especie de golpe de Estado en diferido por el que un gobierno en funciones se declara en rebeldía frente al Parlamento, interfiere en el Tribunal Constitucional y adopta decisiones sin tener competencias para ello en el asunto más grave hoy en España que es el de Cataluña. Todos los intentos de empujar a Pedro Sánchez y al PSOE a permitir un gobierno de los mismos indignos personajes implica una aceptación del oprobio y una complicidad con sus causas.

NO es NO. El oprobio no puede seguir. Las izquierdas tienen que ser capaces de acordar un gobierno, haciendo a un lado cualesquiera consideraciones tácticas. Sobre todo Podemos tiene que ganarse la confianza perdida deponiendo de una vez su proyecto de fagocitar al PSOE y aceptando su posición de segundo orden en la alianza.

Lo contrario es ir a tercerass elecciones. La minibomba del CIS de ayer apunta en la dirección del sentido común. En unas nuevas elecciones, Podemos cae y también lo hace el PP; el PSOE sube. Exactamente ¿en cuánto? Esas son ya cosas de cifras, en las que la cocina del CIS tiene manga ancha. La cuestión es clara y pertenece a un horizonte de esperanza. Si el PSOE mantiene su NO, será un faro de un voto regeneracionista que movilizará a mucha gente. Querer frustrar esa esperanza, como tratan de hacer los barones y jarrones del PSOE, significa devolver a este a la complicidad con el oprobio.

NO es NO. No haya miedo. Que los partidos deben entenderse es obvio. Que deban hacerlo a calquier precio, por ejemplo, al de prolongar el oprobio por el chantaje del presidente de los sobresueldos no lo es en absoluto. Antes está preguntar de nuevo a la gente y que la gente diga si quiere seguir en el oprobio o librarse de él.

dimecres, 3 d’agost del 2016

Nervios y abusos

El País está realmente belicoso. Cabe esperar alguna soflama de Cebrián, poniendo a Sánchez cual no digan dueñas a cuenta de su obstinación en no hacer lo que el supremo interés de España reclama. Es preciso dejar gobernar a la derecha, como exigen Rajoy, la propia derecha (la de dentro y la de fuera del PSOE), los empresarios, la Iglesia, el orfeón mediático, Podemos, la Troika y, es de suponer, el club Bildeberg. La pretensión es tan demencial que resulta patéticamente española: el supremo interés de España es dejar el gobierno a quien ha destrozado el país. 

 Algunos se ponen tan nerviosos que se desnudan en público, como si fuera un frenesí de purificación. Si las cosas siguen así, en unas terceras elecciones, "vamos a votar a Rajoy todos los españoles"  dice... Leguina que, obviamente, no ha mirado los resultados electorales en Cataluña.

La cuestión candente son las cada vez más probables terceras elecciones y a quién se le echará la culpa si se celebran porque todos dicen rechazarlas. La opinión general es que, si hay elecciones, el PP puede llegar a la mayoría absoluta y Rajoy parece actuar dando por supuesto este supuesto. Pero también puede ser producto de la voluntad de las fuerzas vivas de hacernos tragar un gobierno del Sobresueldos en cuanto se pueda.

Leo bienintencionados estudios demoscópicos según los cuales, el resultado de las terceras elecciones será idéntico al actual pero jibarizado: todos a la misma distancia unos de otros, pero con menos votos. Es posible. Más que un sondeo, es una proyección de sentido común. 

Pero nada en este proceso es de sentido común; nada es normal y yo no me fiaría un  pelo de ningún sondeo. Me resulta muy dificil creer que los de Podemos se vayan de rositas en las terceras elecciones, después de sus continuas meteduras de pata. Pero no seríamos congruentes si descartáramos sin más que suban en votos. Cosas más raras se han visto.

Precisamente porque el resultado de las elecciones está abierto es una alternativa mucho mejor que permitir otro gobierno de Rajoy en donde abierto no hay nada. No hay nada ni abierto ni cerrado. Nada.

NO es NO.


diumenge, 31 de juliol del 2016

Torcer la mano a Sánchez

La verdadera confluencia se da hoy entre todos los interesados en que siga gobernando Rajoy al frente del PP. Obviamente, el mismo Rajoy, repudiado por todos las demás líderes. Por supuesto, las fuerzas sociales y económicas que respaldan a la derecha. Y la Iglesia. Y los medios de comunicación. El ejemplo de El País es ilustrativo. Metroscopia encuentra que la mayoría de los socialistas, tal como sostiene su periódico editorialmente, está en contra de lo decidido por su Comité Federal y repetido por su líder.

Que NO es NO.

El presidente de los sobresueldos carece de toda autoridad y prestigio. Su ejecutoria es terrible. Su gobierno está plagado de ineptos cuya obra legislativa se divide en cuatro grupos: a) las leyes que el mismo gobierno hubo de retirar, por ejemplo, la del aborto; b) las normas que los tribunales le anulan, por ejemplo, las tasas judiciales de Gallardón; c) las que los organismos encargados se niegan a aplicar, por ejemplo, la LOMCE; d) las que él mismo se declara dispuesto a derogar a cambio de una coalición de gobierno, por ejemplo, la Ley Mordaza.

La fabulada recuperación económica es un mito. El país está prácticamente quebrado. Las pensiones penden de un hilo. Si el paro se reduce es a costa de aumentar la precariedad. En puertas, un nuevo recorte de 10.000 millones de euros que saldrán de las famélicas legiones.

El sistema democrático está hecho unos zorros; las instituciones, cuestionadas por su parcialidad; los poderes del Estado bajo mínimos en todos los conceptos; no se respeta la independencia judicial; el gobierno no acepta el control del Parlamento; el Parlamento no tiene gobierno que ejecute unas decisiones que, además, tampoco toma. El partido del gobierno está procesado en lo penal por diversos conceptos y la corrupción no solo es su modus operandi si no también su modus vivendi.

La cohesión territorial del Estado ha saltado por los aires y el gobierno, al igual que las fuerzas parlamentarias de la oposición no sabe qué hacer.

En estas condiciones, no es de recibo presionar al PSOE para que cambie su decisión de voto negativo a la abstención. Y menos de recibo que lo hagan destacados socialistas que, lo quieran o no, al presionar por la abstención, están de hecho eligiendo al PP por encima de su propio partido. No al Estado. Al PP.

Porque si el PSOE se se abstiene y facilita el gobierno de este presidente y este PP, tiene un futuro electoral sombrío. Precisamente, esa presión para que el PSOE se abstenga viene también de Podemos. De forma esquinada y retorcida, como siempre, pero indudable. Podemos no dice que el PSOE deba facilitar el gobierno del PP "por el bien de España", como algunos de esos destacados carcamales socialistas. Lo que dice es que el PSOE acabará absteniéndose porque, en el fondo, es lo que quiere por aquello de la socialdemocracia traicionada etc., etc. De lo que se trata es de arrinconar al PSOE de ayudante del PP, erigirse en la única oposición y aplazar el sorpasso a las siguientes elecciones que ya no serán inmediatas y, por lo tanto no amenazan tanto peligro.

Los partidos son sujetos colectivos y actúan como los individuales. Igual que los individuos, a veces, se suicidan, lo hacen los partidos. Si el PSOE se abstiene, se suicida.

Solo tiene dos salidas: encabezar un gobierno alternativo al de Rajoy (cosa que este debiera facilitar teniendo la elegancia de retirarse del todo, como supo hacer Artur Mas en su momento) o ir a nuevas elecciones inmediatas.

NO es NO.

divendres, 29 de juliol del 2016

Los ladrones no deben seguir gobernando

Lo sabemos todos, hasta los interesados:
  • En cualquier democracia del mundo un tipo como el Sobresueldos estaría fuera del gobierno hace más de cuatro años.
  • En cualquier democracia del mundo un tipo como el Sobresueldos ya habría declarado ante un juez.
  • En cualquier democracia del mundo, una asociación de malhechores como el PP estaría ya ilegalizada.
  • En cualquier democracia del mundo, unos mangantes como los peperos procesados estarían entre rejas.
Lo sabemos todos. Pero aquí no sucede nada. La banda de ladrones quiere seguir haciéndose pasar por un partido político, aunque está procesada por obstruir a la justicia. El sobresueldos acaba de aceptar el encargo del Rey de formar gobierno a pesar de que no cuenta con un solo voto por encima de los de sus incondicionales y palmeros.

Esto es una farsa, a la par que una tomadura de pelo a la ciudadanía y una muestra más del carácter chulesco de unos gobernantes que de democracia saben tanto como Franco, cuyas enseñanzas siguen al pie de la letra.

Hay quien dice que estos pájaros están donde están porque los han puesto los españoles con su voto. Cierto, ocho millones de españoles han votado por el sobresueldos y su banda de apandadores de lo público. Y lo han hecho con pleno conocimiento de causa. Pero son  ocho millones y más de quince millones han votado en contra. Como partido más votado, corresponde al Sobresueldos intentar construir gobierno y, si no lo consigue, marcharse de una vez en lugar de intentar chantajear al país, remolonear en el cargo, mentir, embarullar, engañar y prolongar una situación de incertidumbre que solo perjuicios trae a todos.

Cuando el sobresueldos fracase (y es de esperar que acuda pronto a la sesión de investidura en lugar de boicotear el funcionamiento de las instituciones) corresponderá a la izquierda intentarlo. Corresponderá a Pedro Sánchez, si consigue sobrevivir a la presión que hacen los carcamales de su propio partido, reaccionarios como Rubalcaba, meapilas como Bono, conservadores como González, submarinos peperos como Leguina o broncos autoritarios como Corcuera. De disponer de la libertad necesaria y mantenerse en la dignidad del NO es NO a esta banda de ladrones, Sánchez tiene dos opciones y en las dos tendrá que contar con Podemos.

Este asunto de Podemos y la gobernación de España requiere glosa aparte. Cuando apareció, daba la impresión de ir a comerse el mundo, asaltar los cielos, destrozar el régimen del 78. Algo más de dos años después ya está claro que lo que, en principio, pareció ser una fagotización de IU por Podemos ha sido a la inversa: IU ha devorado a Podemos que no es ya otra cosa que el viejo discurso comunista de la revancha anguitiana con unas gotas de seudomarxismo populista de raíz latinomericana.

Todo en Podemos es ambiguo y ambivalente. Basta mirar el comportamiento de su sucursal catalana, CSQEP, que solo es clara cuando vota en contra de la independencia. O su escurridiza actitud hacia las cuestiones espinosas en asuntos de votos: la República, la separación de la iglesia y el Estado o el aborto. Su desesperada necesidad de respaldo electoral hace que nadie sepa a ciencia cierta qué propone en concreto. 

En Podemos es ambiguo hasta el juicio que merece. Cualquiera que considere lo que ha conseguido y lo que pretendía conseguir, hablará de fracaso. Pero, si se mira desde otro punto de vista, el juicio será distinto. En realidad, fiel al mandato de Anguita y los comunistas de IU que son quienes mandan en Podemos, se trata de un triunfo porque su objetivo era dividir a la izquierda (ellos lo llaman sorpasso del PSOE) y asegurar que gobierne el PP. A este respecto, Podemos es un éxito. Gobierna la derecha y la izquierda no puede hacer nada porque depende de un aliado felón, tramposo y embustero como Podemos, de quien es imposible saber qué apoyará o dejará de apoyar en cualquier momento, según le dé el capricho al líder carismático. 

No obstante, cuando el sobresueldos fracase, Sánchez tiene que intentarlo inexcusablemente. Si en Podemos queda un adarme de inteligencia y no está obnubilado con la quimera del sorpasso, tendrá que ver que en unas terceras elecciones, lo más probable es que se sitúe en el 10% como mucho. En consecuencia, tendrá que encontrar acomodo con el PSOE como fuerza hegemónica, Pero eso tampoco es seguro. Entre estos neocomunistas puede más el odio al PSOE que el deseo de resolver los problemas de los ciudadanos. Sánchez tiene que buscar un acuerdo con los morados, pero debe estar preparado por si tratan de engañarlo con alguno de esos pretextos jesuíticos que se inventan.

En cuyo caso, terceras elecciones, mientras España se cae a trozos.

dimarts, 26 de juliol del 2016

El golpe de Estado de Mariano Rajoy

Si Mariano Rajoy fracasa por segunda vez en la investidura tras las segundas elecciones (las del “desempate”, según los zahoríes de Podemos) porque no consigue sumar ni un solo escaño a sus 137 leales, debe retirarse y dejar que lo intente otro del PP que suscite menos animadversión. O, mejor, alguien que no sea del PP pues da la impresión de que también el partido levanta similar inquina.

Sostiene el presidente la peregrina teoría de que los 137 deben gobernar porque son el partido más votado. Con esto se salta la letra de la Constitución. El espíritu lleva cuatro años y medio saltándoselo al haber gobernado de modo tiránico, mediante el rodillo, con desprecio del Parlamento y los acuerdos básicos de la democracia. Y ese es la razón por la que nadie lo quiere. Ni siquiera tiene la entereza del Antonio Maura de "¡que gobiernen los que no dejan gobernar!"

No es el caso. En un repulsivo gesto de ruindad moral gimotea que quiere gobernar y pide que le dejen. Pero no está dispuesto a negociar nada, ni hacer concesión alguna, ni tomar una sola medida para regenerar este sistema político que ha desmantelado. Pone sus intereses –en realidad su capricho- por encima de los de su partido y los del país.

Al bloquear la salida, el presidente de los sobresueldos está dando una especie de golpe de Estado a cámara lenta. Está empeñado en que una mayoría parlamentaria acepte someterse a los dictados de una minoría. 137 diputados de 350 son el resultado del 33,03% de los votantes. Una tercera parte. Menos aun, del 21,5% del cuerpo electoral. Los representantes de la quinta parte de los electores quieren imponerse a las cuatro quintas partes de estos, los dos tercios de los votantes. Algo autoritario y antidemocrático. Una dictadura.

La abstención de los demás no es una opción porque es pedirles que transijan con la imposición y que traicionen el mandato de sus electores. Rebajarse a suplicarla del principal partido de la oposición es una mezcla de indignidad y chantaje. Suelen ir unidas. En el PSOE hay sectores de peso, movilizados últimamente con gran apoyo mediático, para secundar la pretensión. Antiguos dirigentes orgánicos y actuales dirigentes ideológicos, todos ellos “moderados” piden abstención en interés de España. Será en el suyo propio ya que la derecha del PP y el interés de España son términos antitéticos. Otros abajofirmantes propugnan un pacto PSOE-Podemos. Algo es algo, pero el peso y los recursos de los otros, los jarrones chinos dinásticos, que se han multiplicado, son muy superiores,

No es No. Y los militantes y votantes socialistas deben saber que, si el PSOE cae en la trampa de la abstención y favorece un gobierno del PP, se habrán cumplido los deseos de Podemos y su partido puede ser borrado del mapa en las elecciones siguientes.

Si, fracasado Rajoy bis, se trata de formar gobierno, solo hay la candidatura de Pedro Sánchez. La situación es exactamente la misma que la del 20 de diciembre pero en peores condiciones para la izquierda. Es el resultado del voto de Podemos entonces. Y Sánchez tiene dos opciones: la primera un gobierno de izquierda, PSOE-Podemos-Indepes catalanes con apoyo exterior del PNV y CC. Lo ha venido propugnando Palinuro hace meses. Pero da la impresión de que la cuestión del referéndum catalán lo impedirá. Es un error garrafal del PSOE, pero este no parece dispuesto a enmendarlo. Siendo así, “¿por qué apoyas ese gobierno”, me preguntan. Sencillo: para los indepes catalanes es la prueba de que no hay diferencia entre las izquierdas y las derechas españolas. Y tienen razón… en lo que respecta a Cataluña. Pero no en lo que respecta a España. Para la izquierda siempre será mejor el gobierno del PSOE que el del PP. Seguiremos peleando por el referéndum en Cataluña, pero se agradece que no tengamos que hacerlo por las pensiones, por los salarios, por los subsidios en España, aunque algo habrá siempre que hacer.

El otro gobierno posible, que no me atrevo a calificar políticamente, es PSOE-Podemos-C’s-CC. Supongo que, sin ponerse tiquismiquis, podría considerarse de “centro izquierda”. Desde luego, tendría garantizada una sólida mayoría absoluta de 189 escaños, a reserva de lo que hagan los indepes catalanes y el PNV.

El problema de ambas propuestas, en el fondo, lo plantea la doblez permanente de Podemos y su carencia de sentido de la lealtad. La política española es zona de bajíos. Rajoy no cumple ni respeta su palabra e Iglesias no sabe qué sea la lealtad, en el fondo, también, la palabra dada. Tan pronto somos comunistas como socialdemócratas; tan pronto partido como movimiento; tan pronto pueblo como casta; tan pronto tiendo la mano como la convierto en un puño.

Al echarse en brazos de IU y asimilar el discurso revanchista del sorpasso anguitiano, Podemos firmó su condena a muerte. Y, en las elecciones, se estrelló. La frenética búsqueda de responsabilidades posterior, una especie de confesión pública colectiva al estilo de los primitivos cristianos, soslayó la causa real: esa “nueva” izquierda, era vieja y su función sería la de esta: dividir al conjunto del campo de izquierdas y posibilitar un gobierno de derechas.

Tras el fiasco del 26J la tendencia cainita se ha agudizado y su consecuencia solo puede ser unas terceras elecciones tras las cuales Podemos puede quedar reducido a los porcentajes de voto de Anguita en los noventa. Para evitarlo, ha lanzado a sus intelectuales a hacer lo que mejor hacen: tomar sus deseos por realidades. Todos aseguran, como si lo supieran por ciencia infusa, que en la segunda votación de investidura, el PSOE se abstendrá. “De ese modo”, calculan, “transferimos la responsabilidad de la pinza al PSOE: es este el que concuerda con el PP”. Entre tanto, Podemos, convertido en el Sigfrido de la oposición.

Es tal la indigencia intelectual de los profetas que no se les ha ocurrido que quizá no haya segunda votación porque no haya primera. Justo lo que pasó a raíz de diciembre. La experiencia como fuente de conocimiento es una quimera.

Al margen de estas niñerías, si hay un gobierno de la hipótesis primera o la segunda, será previo llevar a Podemos a firmar ante notario sus compromisos. Quien miente una vez, miente ciento.

Y, si no hay alternativa cierta, terceras elecciones. Antes de que el presidente en funciones coja el gusto a una situación en la que el gobierno esté en funciones sin plazo fijo, sin dar cuenta al parlamento y sin convocar al cuerpo electoral. Algo que podríamos llamar un “interregno dictatorial”. O sea, un golpe de Estado de nuevo cuño por silencio de la ley.

NO es NO.