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dimarts, 28 de juny del 2016

Lecciones de un fracaso

Cuando los niños juegan a algo y pierden es frecuente que, en lugar de aceptar su derrota, analizar sus causas y tratar de corregirlas, echen la culpa a la perversidad del adversario y cuestionen las reglas del juego. Si ganan, no; pero, si pierden, la culpa la tiene otro, generalmente las reglas del propio juego. Eso es lo que está pasando con Podemos: al no digerir sus infantiles líderes que la gente no los vota porque no los quiere, cuestionan la honradez del escrutinio. Por mi parte no creo que haya habido pucherazo y pienso que los de Podemos no son capaces de afrontar críticamente la ineptitud de su acción colectiva. Pero hay dos razones que me han llevado a firmar una petición de Avaaz que denuncia pucherazo en las elecciones: a) debe disiparse toda sombra de duda moral sobre el resultado de la votación; b) creo que estos sinvergüenzas del gobierno que han sumido el país en un desastre en todos los sentidos, son capaces de cualquier cosa, lo legal y lo ilegal. El mismo Palinuro apuntó a la posibilidad del pucherazo pepero hace unos días en un post titulado ¿Pucherazo en las elecciones?

Pero, al margen de este comportamiento infantil, producto de una rabieta de crío mal educado, conviene buscar respuestas a las preguntas que se plantean tras un batacazo de esta magnitud. Lo primero, desde luego, es reconocer que se trate de un batacazo y no de un triunfo. Porque ahí tienen ustedes a Teresa Rodríguez, portavoz de Podemos en Andalucía, para quien de fracaso aquí nada: hay 71 diputados del pueblo, de lo cual se dice orgullosa. Con semejante lumbrera no hay nada que explicar sino estar orgullosa de conseguir un tercer puesto cuando se aspiraba al primero o el segundo, ocupado por el odiado PSOE. 

Para los demás, no es tan sencillo sentirse orgullosos de semejante traspiés. Así pues, la Comisión Ejecutiva de Podemos, cuyo portavoz es ese otro ejemplar de insufrible logorrea, Pablo Echenique, se reunió el lunes por la mañana para ponderar las razones de una derrota tan grave y para mostrar su desconcierto absoluto. A  primera vista, no hay razones reales para que la ciudadanía les haya hecho tal corte de mangas. 

Antes de que, así como algunos culpan a las reglas del juego, otros cuestionen  la capacidad mental de los electores juzgando, sin duda, que la suya es muy superior, Palinuro apunta algunas vías de indagación para que los altos dirigentes de Podemos salgan de su "desconcierto" y, quizá, entiendan el resultado de sus actos. 

En primer lugar, el uso de los medios audivisuales y las redes sociales, especialmente la televisión y Twitter. La tesis es que hay que contar con ellos, disponer de ellos, tenerlos a su servicio, moverse con ellos. Eso es verdad y Podemos lo hace de maravilla. Sus dirigentes están día y noche en la pantalla, con el motivo que sea y sus trolls controlan las redes sociales y se lanzan como nubes de pirañas sobre los discrepantes.

Pero con controlar la televisión y las redes sociales no basta. Es preciso tener un mensaje, un discurso, un contenido, algo que interese a la ciudadanía, aparte del careto y el porte. Sin mensaje, los medios de comunicación son un puro circo y los periodistas que se han puesto al servicio de Podemos, Ferreras, su señora, Évole, Wyoming, los payasos. Sin mensaje, de nuevo, las redes sociales no pasan de ser gallineros y los trolls de Podemos, gallinas cluecas.

Y no, no había ni hay mensaje alguno o discurso con alguna consistencia. La prueba es que no se expone una sola posición política o moral sino que se respaldan todas, sean o no contradictorias y tengan el efecto que tengan. Por eso, los de Podemos dicen ser socialdemócratas y comunistas, marxistas y libertarios, populistas y doctrinarios, nacionalistas e internacionalistas, patriotas y cosmopolitas, keynesianos y liberales, librepensadores y escolásticos, laicos y religiosos, republicanos y no republicanos, el todo y la nada. Sobre todo, la nada.  El caso es no perder votos.

Así que verlos aparecer a todas horas en la tele con sus empalagosos discursos de todas las facturas, acabó produciendo hastío y hasta hostilidad. Algo que los pelmazos de Podemos, incapaces de elaboración conceptual más allá de repetir un catón a la altura de Marta Harnecker, no consiguen entender.

Y eso en cuanto al contenido. Vamos ahora al talante, la filosofía práctica, esa arrogancia intelectual absolutamente injustificada porque no dicen más que sinsorgadas y vulgaridades. Vamos a la pedantería de expresiones como "núcleo irradiador", "construir pueblo", "referentes vacíos", o cursilerías relamidas como "asaltar los cielos", "la sonrisa de un país", etc. Vamos a la mezcla de prepotencia ("gobernaremos este país"), mala fe y peor uva ("el partido de la cal viva") , chulería ("Sánchez tendrá que elegir entre hacer presidente a Rajoy o a mí") y pura idiocia (el feminismo, el aborto, la república, la Iglesia no son cuestiones de importancia hoy en España) para completar el cuadro de un puñado de narcisistas privilegiados, sin contacto verdadero con la realidad y acostumbrados a que en las asambleas de la facultad les aplaudan las gracias. 

El proyecto originario del puñado de amigos supo ver la ventana de oportunidad para articular como partido político sus ambiciones personales al amparo de la crisis sistémica de 2008 en adelante. Fue audaz y rápido a la hora de ridiculizar la insuficiencia de los argumentos hasta entonces en vigor y, muy especialmente, supo aprovechar las carencias del sistema de partidos; en concreto, la profunda decadencia de un PSOE dirigido por los tres últimos secretarios generales, Zapatero, Rubalcaba y Sánchez, a cual más incompetente y entregado a la política reaccionaria de la dinastía borbónica. Pero, si ver las deficiencias de un sistema es fácil, ya no lo es proponer alternativas que le gente vote y, desde luego, no surgen solas del hecho de que los líderes sean bien parecidos, se peinen de una u otra forma o parezcan más despiertos. Hacen falta ideas, proyectos, planes que puedan estudiarse, aquilatarse, analizarse.

Este es el handicap esencial de Podemos: su absoluta vaciedad conceptual y doctrinal. No digo ya que no tengan una sola idea nueva pues todas las que adelantan son meros plagios. Digo que no tienen una sola idea propia, sea nueva o vieja. Y, como no la tienen, han ido a buscarla allí donde su querencia de mozos les decían que estaba: al viejo comunismo agazapado en IU. De eso modo, tiraron por la borda los réditos que pudieron haber obtenido acentuando la novedad de un discurso de izquierda original y se echaron en brazos de las viejas monsergas comunistas estilo Anguita. Todos veneran a este pomposo personaje como si fuera un gurú, aunque no se le conozca una sola idea digna de reseñar como no sea la jaculatoria "programa, programa, programa", de la que se olvidó en un abrir y cerrar de ojos cuando vio que podía confluir (otra cursilería) con Podemos.

Advertidos de que la resurrección de Anguita no garantizaría el éxito electoral, los de Podemos se abrazaron a las nuevas generaciones comunistas, estilo Garzón, cuya única virtud consiste en ser cincuenta años más joven que Anguita y medio siglo más viejo en cuanto a sus concepciones político-sociales. Al  final estas se han resumido en una campaña electoral en la que, para disimular el comunismo de base han sustituido la hoz y el martillo por un corazoncito con los colores de la abeja Maya. 

Por último, si los dirigentes de Podemos hubieran tenido no ya un ápice de modestia (que no saben qué sea) sino de pura racionalidad, habrían mostrado algún interés por conocer otros puntos de vista, contrastarlos con los suyos y, si acaso, refutarlos. Hubieran querido escuchar puntos de vista críticos y hasta discrepantes con los suyos. Pero eso es imposible. Tienen miedo a contrastar y debatir sus concepciones con los que sostienen otras. Piden, sí, debatir con adversarios de chicha y nabo a los que ya saben de antemano que van a refutar, pero censuran y ocultan las posiciones críticas de gente con más peso y mejores razones. Les tienen miedo. Solo quieren escuchar a sus palmeros.

Esto es lo que explica ese pintoresco titular de la ilustración: Garzón (y, con él, los estrategas de Podemos) está convencido de que "el camino de la confluencia es el correcto". Gracias a esa "corrección" han perdido más de un millón de votos y si, en democracia, la corrección o incorrección se mide en número de votos, la decisión de Podemos era un verdadero desatino. 

Pero es imposible hacer ver estos extremos a una generación que no ha hecho nada por mejorar el mundo en que vivimos salvo presentarlo como más deseable que el que ellos bosquejan sin oficio ni interés alguno.

dilluns, 27 de juny del 2016

El oso sigue vivo y el partido de la cal muerta

Hicieron todos los juegos malabares posibles y los imposibles; retorcieron el significado de los conceptos; cambiaron de ideología cuando fue necesario; se valieron de referentes ambiguos y resbaladizos; fueron aprovechados carentes de escrúpulos; utilizaron la demagogia; hicieron populismo; entregaron la comunicación a sedicentes expertos, más inútiles y cursis que los cuentos de Disney; colonizaron los medios de comunicación y pusieron a varios a su servicio; censuraron y acallaron a las personas críticas o simplemente independientes; dieron pábulo a los más inútiles pero obedientes.

Boicotearon desde el primer momento cualquier acuerdo de gobierno de progreso con el PSOE desde el 20 de diciembre, pretextando buscar un pacto por el qe jamás hicieron nada; insultaron y difamaron a los socialistas con la máxima virulencia; cuando les interesó volvieron a hablar de pactos, pero sin dejar de atacar al PSOE; trataron de dividir y sembrar cizaña en el PSOE enfrentando a unos militantes con otros.

Retornaron a IU porque, en el fondo, seguían y siguen siendo comunistas. La advertencia, que tantas veces ha hecho Palinuro, de que los comunistas jamás han ganado ni ganarán unas elecciones democráticas, se echó en saco roto porque era preferible volver a engañar con una doctrina acartonada, amojamada, dogmática y falsa como el comunismo, en lugar de afrontar la verdad y ser críticos. Se echaron en brazos de una huera nulidad como Anguita, consumido por su odio al PSOE, a quien Pablo Iglesias considera su "referente intelectual". Adoptaron la necia estrategia de este: plantear la batalla no contra la derecha, sino contra la izquierda; no contra el PP, sino contra el PSOE. Lo que querían era ganar las elecciones al PSOE desde la izquierda y si, para ello, es necesario que siga gobernando el PP, que lo haga. Es la famosa pinza entre comunistas y derechas que funcionó en los años 90 del siglo XX para desalojar a Felipe González y ahora se quiere que funcione para no permitir que la izquierda gane votos y pueda enfrentarse a la derecha.

Y ¿qué han conseguido? Ni hegemonía, ni sorpasso ni nada. Lo que siempre hacen los comunistas: han propiciado una abstención altísima por hartazgo y han abierto el camino a un gobierno de la derecha que el 20 de diciembre no era posible y hoy, sí. Cabe, incluso, preguntarse si una táctica tan estúpida no esta elaborada en los despachos de la derecha y puesta luego en circulación en los circuitos de la izquierda, sobre todo de los más bocazas, con más medios y periodistas comprados a su servicio. Tambien han conseguido un desgaste del PSOE, pero sin llegar a destruirlo, sin alcanzar el sorpasso. Ahora se dan cuenta de que el PSOE no es el PASOK, que tiene una historia, una trayectoria, una militancia que ellos no saben ni lo que es.

Otra vez estos aprendices de brujo han vendido la piel del oso antes de cazarlo y se han quedado sin el cántaro del cuento de la lechera. Su desconocimiento de la realidad en que viven, su pedantería, arrogancia y petulancia no les dejan tomar conocimiento de ella. Viven como en una burbuja, ensoberbecidos en su vanidad y en la que ningún consejo ni advertencia pueden entrar. Si le añadimos los insufribles slogans de la campaña electoral cursis sin remedio, se comprenderá hasta que grado de sadismo se puede llegar en la política.

Asimismo han hecho algo peor, esto es, han traído un gobierno de la derecha más mojigata, autocrática y cavernícola, un gobierno que, de haber hecho las cosas bien desde el principio, nos podríamos haber ahorrado. Esta convergencia objetiva de intereses entre la derecha y los comunistas, el PP y Podemos, funciona siempre. En el caso del PP, la pinza está muy justificada porque lo que quiere es gobernar, o sea, sacar tajada. En el de Podemos no está tan claro porque, aunque triunfe esta maniobra, él, Podemos, no tendrá acceso al gobierno. Porque en él, la cal ya está muerta.

Y todavía han hecho algo peor: en diciembre pasado no se quiso que hubiera un acuerdo entre las izquierdas pero el grupo parlamentario decisivo en el Congreso era el de Junts pel Sí, sin cuya aquiescencia por activa o pasiva, ningún gobierno de España era posible. Hoy, gracias a la ineptitud de Podemos este ya no es el caso. Lo diputados de JxSí ya no son relevantes porque ni con ellos podría la izquierda formar gobierno.

Podemos es lo peor que ha pasado a la izquierda española desde 1975.

Menos mal que Cataluña, en donde el independentismo sigue su camino, En Comú-Podem no ha hecho mella en la hegemonía de Junts pel Sí.

Desastre sin paliativos de la "verdadera" izquierda y Cataluña

Y no será porque no se les advirtiera, porque no se les argumentara que iban por el camino equivocado, porque no se les recomendara que parasen y tomaran perspectiva de lo que estaban haciendo. Está escrito: aquellos a quienes los dioses quieren perder primero los vuelven locos, y ciegos y sordos. Envueltos en la más injustificada arrogancia, en una petulancia sin límites, borrachos de halagos autopronunciados, enfermos de narcisismo y egotismo; rebosantes de oportunismo sin principios que los llevaba a instrumentalizarlo todo, personas, ideas en pro de su desmedido afán de poder; carentes de auténticas referencias morales; controlados y manipulados por el revanchismo comunista de un personaje como Anguita, que solo respira odio y anhelo de venganza; comidos por la cursilería y la hipocresía, se han dado una castaña mayúscula, de proporciones, estas sí, históricas.

Y no solo eso, han destrozado las esperanzas de buena fe de mucha gente.

Y no solo eso: han traído ellos solitos un gobierno de la derecha en el enésimo ejemplo de la pinza comunistas/derechas de toda la vida.

En fin, aquí mi articulo de hoy en elmon.cat.

Y aquí, la versión castellana: 

Rotundo fracaso de la izquierda
                                                                                         
Las izquierdas no se pusieron de acuerdo tras el 20 de diciembre y forzaron la repetición de elecciones cuando había varias fórmulas posibles de gobiernos de más o menos progreso (PSOE-Podemos-JxSí; PSOE-Podemos-Ciudadanos). El resultado de esa repetición es un fracaso mayor si cabe, prácticamente una catástrofe para la izquierda.

La derecha que no podía formar gobierno el 20 de diciembre, sale ahora reforzada y, con  el 98,5% del voto escrutado, se sitúa en 169 diputados (sumando PP y C’s) a siete de la mayoría absoluta, que, de obtener un diputado más, podría negociar con el PNV y Coalición Canaria.

C’s se ha desinflado, pero adquiere una relevancia insospechada como partido junior en una coalición de la derecha. Si el PP acepta la condición impuesta por Rivera de licenciar a Rajoy habría un gobierno de coalición de la derecha en minoría que solo necesitaría una geometría variable de abstenciones de los demás grupos, algo perfectamente practicable.

El PSOE y Sánchez en especial, han quedado por debajo del resultado del 20 de diciembre, que ya era el más bajo de su historia democrática. Para Sánchez, sin  duda, un  fracaso que pone en cuestión su liderazgo en el partido. No es probable que un nacionalista español tan  obcecado y rígido como este admita la posibilidad de que el jacobinismo socialista sea el responsable del desastre del PSC, que no levanta cabeza. Pero es un  hecho: Cataluña, el otro baluarte socialista en el Congreso junto a Andalucía, se ha convertido en un territorio residual. Y el PSc en un partido prácticamente simbólico en Cataluña, como el PP, cosa que debiera hacer reflexionar a sus líderes si fueran capaces de ellos.

Pero el batacazo mayúsculo se lo ha llevado Podemos que aburrió a la cabaña nacional con una campaña de diseño de una cursilería insoportable, hecha de colorines, sonrisas, ilusiones y pura demagogia populista, orientada al sorpasso que iba a garantizarle, por fin, la hegemonía de la izquierda. Y con la hegemonía, el regreso a las esencias patrias, la recuperación de la democracia y la dignidad, el progreso y la modernidad de formas e ideas. Todo pura balumba.

Ni sorpasso, ni hegemonía, ni nada. En resumidas cuentas, lo único que ha conseguido Podemos al provocar las elecciones repetidas ha sido traer una gobierno de la derecha más cavernícola que ha habido en el país desde la muerte de Franco. Es el resultado habitual de la pretensión comunista de derrotar a la socialdemocracia, en buenos o malos términos, con más o menos argucias teóricas. En el fondo, guste o no guste, es el resultado de la eterna pinza entre el comunismo y la derecha para impedir el gobierno del socialismo democrático.

Pero hay más y más grave. Con el resultado del 20 de diciembre era muy difícil pero posible formar un gobierno de izquierda, siempre que se propiciara el voto favorable o la abstención de los independentistas catalanes, que tenían la llave de la gobernabilidad de España. Ahora, con este desastre provocado por la arrogancia, la petulancia y la ignorancia de Podemos, no puede formarse gobierno de izquierda ni con el apoyo activo o pasivo de Junts pel Sí. La incompetencia de Podemos ha conseguido lo que parecía imposible: hacer irrelevante la minoría catalana en el Congreso y entregar el gobierno de España a la derecha. JxSí ya no tiene la llave de la gobernabilidad de España.

Pero se mantiene muy bien en la extrapolación del resultado electoral al interior de Cataluña. El independentismo sigue siendo dominante y sólido y, no habiendo sufrido mella alguna proveniente de la ambigüedad de Podemos, puede encarar la cuestión de confianza del próximo septiembre con tranquilidad y proseguir con la hoja de ruta.

La gran derrota de estas innecesarias elecciones del 26 de junio la ha sufrido Podemos que, como En Comú-Podem, no ha conseguido ganar al PSOE en España ni al independentismo en Cataluña.

divendres, 24 de juny del 2016

Nada esta aún decidido

Los observadores más inquietos, menos fáciles de gobernar y también de engañar con campañas edulcorantes, venimos diciéndolo hace días: todos los partidos, estancados (y con tendencia al descenso) y aumento paulatino del PSOE. La campaña ha hecho morir de éxito y sobreexposición a Podemos, de cuyos líderes a todas horas hasta en la sopa, está ya todo el mundo harto. La insistencia en la sonrisa y otras consignas no menos cursis, también plagiadas, como el ruido mediático de sus ocurrencias, no pueden ocultar el hecho de que ha habido un intenso giro hacia la desconfianza y hasta el rechazo. Un lider muy directo, sensible, pero de escasa integridad ideológica y cuyas propuestas recorren a veces todo el espectro político, de la derecha a la izquierda y de la izquierda a la derecha en cosa de horas no es un buen activo para el resultado favorable. La indefinición, la ambigüedad, la vergonzante presencia del comunismo de IU, con Anguita de nuevo en el proscenio cordobés con sus irrisorias admoniciones y la última hazaña patriótica de ir a reñirle la rojigualda a Pedro Sánchez, conseguirán que estos morados vuelvan a vender la piel del oso sin haberlo cazado, lo que les pasa siempre. Y de sorpasso, nada.

Al otro lado del espectro, un PP literalmente destrozado por la corrupción al que ha caido encima, como la plaga de la langosta, la historia de las inenarrables conversaciones con el responsable de de la Oficina Antifraude de Cataluña.  Entre ese ministro medio psicópata, sectario ciego del Opus Dei, que emplea recursos públicos de un Estado no confesional en condecorar tallas de madera que, según él, representan a la madre de Dios y la oratoria inflamada pero confusa de Pablo Iglesias, el electorado tiene poco en donde elegir, razón por la cual, la intención de voto del PSOE, que se había desplomado, está ahora recuperándose y, según las encuestas andorranas está ya a la par con la de Podemos. Es decir, nuevo empate allí en donde Errejón se han  pasado dos meses animando a desempatar. Resultó que no era tan fácil. El oso seguía vivo.

Pero hay más. Tengo para mí que las revelaciones de las conversaciones entre el psicópata de Interior y el hombre de la Oficina Antifraude catalana va a causar un impacto negativo en las intenciones de voto del PP. Por una serie de circunstancias, como la costumbre, el fatalismo, la falta de visibilidad, la lentitud de los procedimientos judiciales, la corrupción no pasaba factura en serio en las intenciones de voto de la derecha. Este otro asunto que afecta a la entraña misma del Estado de derecho y la seguridad jurídica de los ciudadanos ya es otra cosa. Aquí ya se esta hablando de arbitrariedad y prevaricación de los gobernantes en contra de los gobernados. La facilidad con que un ministro sin moral ni escrúpulos, como este, puede fabricar una acusación falsa, un escándalo inventado contra un ciudadano para fastidiarle la carrera y destrozarle la vida es algo que horroriza a cualquier espectador y, en este asunto concreto, espectadores somos todos.

Estas consideraciones fundamentan el juicio de que nada está decidido a un par de días de las elecciones y que nada hay seguro en ellas.

Añado algo de mi cosecha: tengo la convicción de que si el PSOE queda por delante en los resultados, modificará su actitud acerca del referéndum.

Una descripción

Ladrones, sinvergüenzas, corruptos, embusteros, enchufados, parásitos, inútiles, meapilas, mamandurrios, reaccionarios, autoritarios, idiotas, ignorantes, prepotentes, cínicos, estúpidos, abusones, machistas (ellas incluidas), despilfarradores, prevaricadores, delincuentes, fascistas, homófobos (incluidos sus gais), mezquinos, cobardes, franquistas, engañadores, racistas, clasistas, caraduras, manirrotos, centralistas, manipuladores, malversadores, intolerantes, sectarios, aduladores, misóginos (ellas incluidas), lacayos, hipócritas, majaderos, deslenguados, monaguillos, burros, catalanófobos, fanáticos, chovinistas, militaristas, falangistas, miserables, matones, pretenciosos, pedantes, arrogantes, envidiosos, rijosos, beatos, indignos, murmuradores, señoritos, estafadores, trileros, cortesanos, botarates, tauricidas, mamarrachos, cantamañanas, necios y escoria.

¿De qué gobierno de qué partido está hablándose aquí?

El día 26J la izquierda debe votar en bloque. Hay que echar a esta peste.

dimarts, 21 de juny del 2016

Mi pálpito para el 26J

A cinco días de las elecciones prácticamente está todo dicho, a reserva, naturalmente, de que algún imprevisto todavía provoque más juego sucio, algún otro golpe bajo, más insultos, difamaciones y agresiones. Muy en especial, los dos protagonistas del enfrentamiento, el PSOE y Podemos, que llevan días enzarzados, destrozándose mutuamente, mientras deslizan embustes e hipocresías acerca de que su auténtico enemigo es el PP. Desde luego, a veces, reafirman su interés en vencerlo, pero como de pasada porque en seguida vuelven a sus ataques mutuos.

Es la vieja cantinela de la izquierda española. Viene de antiguo y, aunque todos maldicen este enfrentamiento, nadie hace nada por evitarlo o ponerle término. El odio que se profesan respectivamente es muy superior a la necesidad de acabar con un gobierno de la derecha antipopular, corrupto, franquista y clerical. Y así le va al país. Y, a todo esto, mientras la derecha mira la bronca encantada y haciendo risas, muy segura de que la izquierda española jamás llegará a una unidad de acción porque su antagonismo es incorregible, mortal.

Acabamos de pasar seis meses inenarrables de bronca, ataques, desplantes, agravios, infundios, etc., todo ello regado con encuestas y sondeos hechos sur la tête du client, según el medio en que se publicaban. Prácticamente todos vaticinan el "sorpasso" de Unidos Podemos al PSOE -el viejo sueño comunista-, dejan al PP en primera posición, elevan a los morados a la segunda y dejan al PSOE en tercer lugar. Es bastante posible, ¿por qué no? Y coincide con el aluvión de artículos, análisis, columnas, vídeos, películas y demás vehículos de propaganda del PP y de Podemos que, en esto, tienen un interés convergente: el más votado, el PP; después, Podemos y, de ese modo se espera que, asustado, el PSOE facilite un gobierno de la derecha si no acepta la generosa oferta del Sobresueldos de formar una gran coalición cuyo cometido principal es salvarlo de un futuro penal cada vez más claro.

Los de Podemos dan crédito a estos sondeos y los airean en las redes, literalmente infestadas de trolls, como si se los creyeran. Por supuesto, no hay sondeos ni encuestas que los contradigan porque, como se sabe, el PSOE no tiene una batería de medios de comunicación a su exclusivo servicio, como tienen el PP y Podemos. Así, su destino es el de ser atacado por todos, sin más posibilidades de defenderse de las que pueda tener el bueno de Sánchez en los mítines. Y esto mientras los de Podemos gritan a los cuatro vientos desde sus canales de televisión y sus periódicos digitales que son el partido más atacado por los demás. Algo obviamente falso: los trolls de Podemos no paran de atacar al PSOE en todos los medios y frentes. Tómese el ejemplo de la repugnante campaña contra Sánchez por racista, secundada con absoluto desparpajo por xenófobos como Albiol. En su última entrevista a Ana Pastor (uno de los grandes escaparates mediáticos de Podemos), Iglesias aseguró que ningún dirigente ni cuadro de Podemos había secundado esa infamia. Falso: las redes reververaban de ataques de trolls de Podemos a Sánchez.

Palinuro es socialdemócrata de izquierda (y republicano) desde mucho antes de que Pablo Iglesias encontrara conveniente atribuirse esta condición con la misma originalidad con que hace todo lo demás. Por ello, no profesa simpatía alguna por Sánchez ni por ese PSOE partidillo dinástico, semiclerical y lacayuno en que Rubalcaba y su discípulo han dejado reducido el viejo partido de Pablo Iglesias, el de verdad. Pero que no sienta simpatía por él no quiere decir que no le reconozca sus méritos pasados y su condición residual de partido de izquierda, así como reconoce en Podemos un rescoldo del fracasado intento de constituirse en una nueva izquierda libre de las ataduras dogmáticas del comunismo de catón y tentetieso del camarada Anguita. Y mucho menos que pase por alto un hecho , ya mencionado, que nadie con un mínimo sentido de la nobleza puede ignorar: esta campaña ha sido la de todos contra el PSOE, incluso por parte de algunos socialistas más abruptos que la media, que no ha podido defenderse por falta de recursos mediáticos, monopolizados por los otros partidos, especialmente Podemos.

Pues bien, llegados aquí, con esta batería de encuestas a la vista, el pálpito de Palinuro respecto al 26J es distinto. Todas estas encuestas y el ruido mediático que las acompaña de los "intelectuales orgánicos" de la derecha y la izquierda registran los movimientos superficiales de la opinión: estos suben dos décimas, aquellos bajan cuatro, Podemos se acerca al PP, etc. Sin embargo, a la opinión, como a las aguas de los océanos y hasta el clima de la tierra, los  mueven la corrientes submarinas profundas, las que no se ven, pero cuyos efectos pueden sentirse de forma abrumadora cuando menos se piense. Según esta imagen, el pálpito de Palinuro es que, así como en un un par de días, en el Reino Unido, ganarán los contrarios al "Brexit",  el 26 de junio no habrá sorpasso de Podemos al PSOE, que este se mantendrá, ya veremos a qué distancia y que tanto PP como Ciudadanos bajarán  alejando definitivamente la posibilidad de un gobierno de la derecha y abriendo la de un gobierno de la izquierda.

En mi opinión, los ataques bajunos al PSOE (desde la cal viva al racismo de Sánchez) han conseguido lo contrario de lo que buscaban: movilizar al electorado socialista, herir en el orgullo a la militancia y provocar una reacción contraria que se verá en la votación. De igual modo, la omnipresencia de los ideólogos, dirigentes y simples comparsas de Podemos en todos los medios audiovisuales hasta el hartazgo, la vaciedad de su discurso, su petulancia, arrogancia y cursilería, han provocado y provocan cada vez más reacciones de rechazo de un pueblo ya muy escarmentado a quien vienen a salvar unos perdonavidas cuya única tarea parece ser sonreír. 

No obstante, y ello es para felicitarse sobremanera, parece incontrovertible que las dos fuerzas de la izquierda rozarán la mayoría absoluta. En qué respectiva proporción es ahora ya irrelevante. Lo esencial es empujar a ambas para acercarse al objetivo de esa mayoría absoluta. Se trata de no estropearlo, de dejar los odios cainitas, las envidias, los rencores y los narcisismos heridos. Unidos Podemos ha tenido el acierto de ocultar el fantoche de Anguita (tras los errores de los primeros momentos de dejar que largara sus simplezas en público), igual que los socialistas se han olvidado de Felipe González y solo han tirado de Zapatero, para no ofrecer mucho flanco desguarnecido a los posibles ataques a la corrupción y la decadencia moral del que antaño simbolizara el cambio en España.

Así se debe seguir. En el resto de la campaña es preciso explicar a la gente el desastre pasado, presente y futuro de una derecha franquista de afición y ladrona de convicción. Hay que ir juntos a todas partes y afirmar que habrá un gobierno de izquierda que este país necesita si quiere sobrevivir con dignidad.

Y los electores de izquierda debemos ir a votar, igual que la derecha irá a votar por los suyos. La izquierda no puede, no debe abstenerse. En España debe votar por una de las dos opciones de la izquierda. En Cataluña, Palinuro tiene un pálpito distinto, claro es, y encuentra mucho más recomendable votar por CDC o ERC, especialmente ERC por su carácter inequívocamente republicano con el que simpatiza. 

Esta dualidad España/Cataluña plantea un problema decisivo con el que se cerrará este post, tras insistir en la necesidad de que la izquierda española no se quede en casa. Si los de Unidos Podemos quieren el sorpasso al PSOE (y están en su derecho, como siempre hemos dicho aquí), que voten a su organización. Si los socialistas quieren evitar ese sorpasso (con no menor derecho que el de los otros) deben acudir en masa a votar a su partido.

La izquierda puede ganar. Esta ocasión de mandar a la derecha a cuidar su calendario procesal no debe pasar de largo.

Solo hay un problema: el compromiso de Unidos Podemos con el referéndum de Cataluña y la oposición cerrada del PSOE a que se celebre, con amenaza incluida de que, si se insiste en aquel, no habrá gobierno de izquierda en España. Es realmente patético porque esta feroz intransigencia prueba que, en definitiva, el verdadero obstáculo al gobierno de progreso en España es el PSOE.  Por supuesto, si se alcanza la mayoría absoluta uno de los dos socios tendrá que ceder y, según parece, lo más probable es que sea Unidos Podemos, para quien el referéndum no fue nunca una "línea roja". Las consecuencias de esto son difíciles de calibrar y tampoco relevantes de momento porque esta poibilidad de mayoría absoluta es dudosa.

 Pero, ¿y si se alcanza una mayoría relativa que podría convertirse en absoluta con los votos de los independentistas catalanes? ¿También aquí pondría el PSOE la línea roja en el referéndum? Si así fuera no se ve cómo los socialistas convencerían a sus compatriotas de que el principal obstáculo a un gobierno de izquierda es, precisamente, su partido. 

La verdadera razón que subyace en el PSOE para su cerrada negativa a un referéndum catalán de autodeterminación es el temor a perder votos en España. Se trata, sin embargo, de una apresión infundada. Podemos lleva meses propugnando ese referéndum (otra cosa es en qué condiciones reales) y eso no le hace perder votos sino, al contrario: los gana. 

No. El problema no son los votos. El problema es una cuestión de principios que el PSOE comparte con el PP y Ciudadanos: su idea de la nación española eterna, inmutable y, por lo que se ve, monárquica y clerical. Llegados a ese punto en que el nacionalismo español de derechas, centro e izquierda se manifiesta, o pone en pie un gobierno de gran coalición o vamos a unas terceras elecciones, quizá con un interregno tecnocrático, para dar tiempo a cambiar los gallos del gallinero. 

Entre tanto, los catalanes podrían aprovechar para constituir su República Catalana. Pero de eso hablaremos en el post de mañana.

diumenge, 19 de juny del 2016

El país de "El País"

El editorial de hoy en el diario de PRISA, la obra conjunta de Iglesias y Rajoy, es una pieza maestra que interesará por fuerza a políticos, politólogos, juristas, historiadores y psiquiatras. Una pieza maestra por lo que dice, lo que no dice y lo que desdice.

Léase con atención. El diario analiza el país que el propio diario ha fabricado a base de sondeos de Metroscopia, y da por buena la conclusión: si nada cambia y el electorado (ahíto de simplezas de propaganda electoral, según el editorialista) no domeña sus inclinaciones más extremas, el PSOE y Podemos podrían llegar a la mayoría absoluta.

¡Pero eso no puede ser! Los dos partidos extremistas, PP y Podemos han pervertido todo a base de polarizarlo. Nada de diálogo, entendimiento y puentes. Al degüello mutuo. Para ilustrarlo, "El País" trae una foto almibarada, reflejo de una gran cercanía y amistad entre los dos líderes. Y, si alguna duda cabe, el rostro arrobado de la señora Bescansa, a punto de levitar en su femenino segundo plano, la disipará. ¿Enfrentados estos dos? Más bien lo contrario: compas mutuamente encantados.

En absoluto, señalan los analistas de PRISA. Esas buenas formas revelan en realidad un antagonismo a muerte. Tras las sonrisas, los puñales.  Además, aunque los dos partidos tengan apoyos mayoritarios, son los que suscitan mayor rechazo. ¿Eso cuadra? Al parecer, sí. El razonamiento es: se odian pero se quieren porque se necesitan para destruir las opciones intermedias. En concreto la coalición recomendable, la sensata, la del centro, la del juste milieu, la que gusta a "El País", PSOE y C's. Justo la que parece ir de bajada.

Los sondeos se empeñan en pronosticar una coalición poco recomendable entre PSOE y Podemos. Poco recomendable para "El País". Es, en cambio, la que apoyamos muchos. Palinuro desde siempre y con el añadido de los independentistas catalanes. Pero esa coalición despierta muchas objeciones dentro de la izquierda en general: los de IU andan molestos con los de Podemos porque se sienten absorbidos. Los de Podemos se consideran lastrados por la momia de Lenin que traen en el furgón los comunistas de IU. Y quedan por ver los resultados numéricos concretos. Si Unidos Podemos aventaja en votos y/o escaños a los socialistas, ¿aceptarán estos formar gobierno como socio menor? La pregunta puede dirigirse a los otros también: si el PSOE aventaja, ¿querrá Podemos sentarse en el transportín? Son cuestiones vivas, que se resolverán llegado el momento.

Al término de una campaña electoral con un porcentaje altísimo de indecisos, algo es de agradecer: la izquierda recupera el sentido de eficacia del voto. Votar es decisivo para echar de La Moncloa a un gobierno impresentable, corrupto, fracasado, autoritario, clerical y neofranquista. Eso es prioritario y puede alcanzarse votando a PSOE o a Podemos y obligándolos a aliarse. Los escrúpulos y sempiternas quejas de si el PSOE se ha hecho neoliberal, si Podemos es populista, si Sánchez es una nulidad conservadora, si Iglesias es un caudillo ambicioso, pueden aparcarse tranquilamente. Lo fundamental es que gobierne la izquierda. A cuál de las dos ramas votar es ahora indiferente.  Échese a caras o cruces, pero hay  que votar.

Para que haya un gobierno de izquierda, aunque a "El País" no le guste. 

El país sobre el que "El País" habla solo coincide con la mitad de él. No con él entero. ¿Qué falta en el editorial de marras? Cataluña. Es maravilloso escribir sobre política española hoy y no mencionar  Cataluña salvo una vez y de pasada. Por eso este discurso carece de valor. Una alianza PSOE-Podemos, tropezaría con la cuestión del referéndum catalán. De mantenerse la cerrada cuanto irracional negativa del PSOE, y si la posible alianza Podemos-PSOE no alcanzara la mayoría absoluta, los independentistas catalanes podrían votar en contra e impedir la formación del gobierno de la izquierda. Con lo cual ya estaríamos como el 20 de diciembre, cuando, según dictaminó sentencioso Sánchez, no hubo gobierno por culpa de esos independentistas.

El país que trae de cabeza a "El País" es en realidad dos países y no ser capaces de reconocerlo es lo que convierte a los analistas más o menos oficiales en puros palabreros, fiel reflejo de los políticos. Ni por un instante se plantea el editorialista el hecho bien patente de que cuanto se diga de la situación política española apenas se corresponde con la catalana, cuya estructura política es propia y así se considera a sí misma. Por señalar un único dato: el gobierno es independentista y expresamente republicano.

¿Qué es lo que "El País" no entiende de este país del que tampoco habla?

dijous, 2 de juny del 2016

Hitler siempre a mano

Hace un par de días, Joan B. Culla publicaba un interesante artículo titulado Barruts y farsants, algo así como "desvergonzados y farsantes" en el que se refiere a esos intelectuales nacionalistas españoles, con acceso a los más importantes medios de comunicación en los que publican artículos arrogantes, dogmáticos, irrespetuosos, incluso insultantes con quienes no coinciden con ellos. Lo que más criticable le parece a Culla es que estos intelectuales tengan intensos compromisos partidistas, pero no suelan hacerlos explícitos y, por el contrario, pretendan estar argumentando desde una posición de falsa objetividad, cual si sus argumentos de partido fueran la conclusión de sus imparciales observaciones como estudiosos, lo que, en opinión de Culla, es un impostura. 

El autor se refiere a dos conocidos intelectuales, el jurista Francesc de Carreras y el filósofo Fernando Savater, los dos con acceso frecuente a El País, en el que suelen publicar sus artículos sobre cuestiones muy controvertidas de la actulidad política y generalmente sin hacer referencia a sus respectivos vínculos partidistas. Cuando menos en el caso de Francesc de Carreras porque de Savater es bastante más conocido que es el intelectual orgánico de UPD y que se ha presentado como candidato al Senado y al Congreso por ese partido. En el caso de De Carreras, su estrecha vinculación con el partido Ciudadanos es menos conocida pero no menos intensa. Es uno de sus fundadores y más fieles apoyos desde el año 2007. Sin embargo, en ningún momento advierte De Carreras al lector sobre este extremo, cosa que Culla considera tramposa.

Curiosamente, ayer mismo aparecía un artículo del citado De Carreras en El País titulado La singularidad catalana en el que equipara a Artur Mas con Hitler. No sé qué grado de familiaridad tiene De Carreras con internet y me parece extraño que ignore lo que viene conociéndose como la ley de Godwin, una de cuyas versiones es que, cuando en un debate alguien menciona a Hitler, el debate se acaba. Ser un intelectual y entrar en un debate para aniquilarlo me parece un contrasentido.

Comparar a Artur Mas y, en general, a los independentistas catalanes con los nazis no es algo infrecuente en las diatribas de las derechas españolas más reaccionarias que, además, tienen escaso sentido del ridículo si se piensa en que el general Franco, cuya dictadura aquellas no condenan, llegó al poder gracias precisamente a Hitler. Pero uno no esperaría ver este lamentable recurso en la pluma de un respetable académico.

Aunque, si bien se mira quizá no sea tan estrafalario. ¿No es Rivera, el líder del partido al que apoya De Carreras quien afirma que las dictaduras "no tienen libertad, pero tienen cierta paz y orden"?

Pues eso mismo.

dimecres, 1 de juny del 2016

¿Y las ideologías?

Según parece, murieron de consumo ostentoso a mediados del siglo pasado. Certificó la defunción Daniel Bell, con gran irritación de Gonzalo Fernández de la Mora, quien reivindicaba para sí la patente del título. Estando muertas las ideologías, ¿de qué podrían echar mano los seres humanos para seguir entrematándose? Huntington encontró la fórmula: de las civilizaciones. Las peleas serían ahora por algo mas inabarcable que las ideologías, por las culturas en su sentido más amplio, profundo y perdurable: las civilizaciones. Según el mismo autor: las luchas ideológicas eran sustituidas por choques civilizatorios. Después, Rodríguez Zapatero tendría la cándida idea de sustituir el "choque" por la "alianza" de civilizaciones. En realidad, ideologías o civilizaciones, ambas venían a ser disfraces y justificaciones de las eternas pulsiones humanas: guerra, saqueo, opresión, rebelión, venganza, más guerra. En tiempos de las ideologías, algunos creyeron que el comunismo era la salvación e incorporaba la promesa de unas relaciones humanas libres de aquellas taras. Hasta que la invasión de Afganistán por la Unión Soviética en 1979 y su derrota diez años más tarde les hizo comprender (aunque no a todos ni mucho menos) que, comunistas o no, los rusos eran tan imperialistas como todos los demás. Unos veinte años más tarde las necedades de Bush hablando de exportar la democracia a punta de cañón en el Oriente Medio no conseguían disimular el objetivo de la sempiterna guerra de rapiña, para quedarse con los recursos del Irak.

Ideologías, civilizaciones, palabras altisonantes, conceptos graves, pompa y circunstancia. Nuestros políticos -que han decidido ofrecer un solo espectáculo de debate a cuatro el día 13- son gente práctica, con los pies en la tierra, realista, con sentido común y no van a dejarse envolver en las nieblas de la ideología. Por eso hablarán de cosas tangibles, de las que dicen creer que verdaderamente interesan a la gente: los impuestos. Y, como se ve, uno (precisamente el que menos crédito tiene por ser un embustero redomado) promete bajarlos; otro dejarlos en donde estan, pero bajando el IVA cultural (Rivera) y otros (PSOE y Podemos), hablan de subirlos.  Aparentemente, estamos en un terreno realista, objetivo, que interesa a todos, utilitario, en definitiva. ¿Cómo es posible que unos propongan lo contrario de los otros? ¿Hay o no margen para bajar los impuestos?

Sí y no. Y aquí es donde la maldita ideología reaparece de entre los muertos porque en realidad no estaba muerta ni lo ha estado nunca. La decisión de subir o bajar los impuestos no es una decisión económica, sino política. En realidad, ninguna decisión económica es económica, pero no tenemos tiempo aquí de probar tal verdad, porque toda decisión colectiva es política. Hasta ese "óptimo de Pareto" que se quiere impoluto es una decisión política. Una decisión es política cuando beneficia a unos y perjudica a otros en función de opciones subjetivas que se justifican por criterios puramente ideológicos. 

Pongo un ejemplo: todo el mundo está temblando por las pensiones; especialmente los sinvergüenzas del gobierno que han saqueado el Fondo de Reserva a base de comprar bonos del Estado, es decir, bonos basura porque son bonos para financiar este desastre de Estado, que no tiene para pagar a los médicos o a los profesores pero sí para alimentar a los curas. Bastó, sin embargo, con que Pedro Sánchez dijera que, si había problema con las pensiones, se pagarían mediante impuestos para el Sobresueldos se le echara encima casi mordiendo. ¿Por qué? Porque, al igual que los grandes empresarios (que, por cierto, no pagan al fisco), cree que la recaudación fiscal es suya y no quiere malgastarla en devolver a los pensionistas el dinero que les ha birlado y era suyo por haber cotizado cuarenta, cincuenta, sesenta años.

Es decir, subir o bajar los impuestos, como invertir aquí o allá, subvencionar esto o lo otro, son decisiones colectivas que se basarán (es de suponer) en documentación técnica de viabilidad pero que responden a una decisión política que, a su vez, obedece a una orientción ideológica. Si se escamotea la discusión sobre las orientaciones ideológicas argumentando eficacia práctica, lo que se está haciendo es permitir que en los debates queden por encima (y, por tanto, arrastren más votos) quienes mienten más con las estadísticas en la mano.

Y esta es la trampa de esos encuentros mediáticos -en TV o en radio- en la que la izquierda se deja engatusar por la derecha. Lo importante en la acción colectiva no son los medios, sino los fines. La derecha lo tiene claro. Como demuestra un examen somero de la última legislatura del PP, el fin de su actitud era expoliar el erario, todos los fondos y propiedades públicos y entregárselos en propiedad a los amigos y, de paso, financiar la asociación de ladrones a la que llaman partido.

Por el contrario, los fines de la izquierda no están tan claros ni mucho menos. Teóricamente consisten en mejorar las condiciones de vida de los sectores en desventaja, pero no hay acuerdo respecto a la forma, aunque debiera haberlo si su opción fuera mirar de verdad por el interés de los desfavorecidos y no por su propio ombligo, sus cargos y sus vendetas personales.

Sería bueno que en el debate televisado del próximo13 de junio, los del PSOE y los de Podemos no se atacaran sañudamente como acostumbran y concentraran sus ataques en descubrir cómo sus adversarios gestionan la economía con criterios ideológicos para beneficiar a los empresarios, capitalistas, banqueros y curas y cómo, en el trayecto, parte de ese dinero acaba en los bolsillos de los políticos que intervienen en estos latrocinios. No veo por qué no se va a llamar indecente a un político que, como el sobresueldos, lleva decenios cobrando cantidades de dudosa procedencia y amparando rodo tipo de corruptelas en provecho propio, de sus familiares y amigos.

divendres, 27 de maig del 2016

Por qué no votaré al PSOE ni a IU/Podemos

Sánchez acaba de presentar sus seis propuestas -"principios" las llama él, "líneas rojas", según la prensa- para un gobierno de coalición despúes del 26 junio.

Le deseo mucha suerte y le agradezco que sea tan claro, pero yo no lo votaré.

Los seis enunciados, en su mayoría son vagarosas generalidades sin nada concreto. No mencionan la cuestión de la Monarquía/República (ya se sabe: no toca) ni los privilegios de la Iglesia católica, ese Estado dentro del Estado que parasita la colectividad y cuyos medios de comunicación sirven para difundir el veneno del odio en nuestra sociedad.

Solo hay algo concreto en ese conjunto de vaguedades: no al referéndum de independencia en Cataluña. Es lo único claro. Y es mentira porque nadie, que yo sepa, pide un referéndum de independencia en Cataluña. Se pide un referéndum consultivo, para decidir, de autodeterminación, si quieren ustedes; pero no de independencia. Esa mentira procede de las escasas meninges de quien haya redactado este catecismo. Por lo demás, a tono con el resto de las referencias a la cuestión: puras mentiras que debieran avergonzar a alguien de izquierdas. Sigue diciendo el escrito no a la desigualdad de trato entre españoles por razón de su origen. Otra mentira igual a la de Rajoy cuando habla de la igualdad de todos los españoles. Los españoles no somos iguales de hecho ni de derecho. Los vascos y los navarros tienen trato distinto, como sabemos todos. O no son españoles o son españoles desiguales, pero el sistema de concierto (en cuya justicia o injusticia no quiero entrar aquí) demuestra que Rajoy y Sánchez mienten al unísono. El resto de las consideraciones sobre el Estado autonómico, la reforma de la Constitución y el federalismo, puro relleno para tapar la injusticia de negar a los catalanes el ejercicio de un derecho.

Injusticia sin disculpa alguna, sin razones, sin principios auténticos, sin valentía ni autenticidad. Después de los referéndums de autodeterminación en el Canadá y Escocia, no hay ninguna razón para negar ese derecho a los catalanes salvo que se reconozca que el Canadá y el Reino Unido son democracias y Estados de derecho y España no es lo uno ni lo otro, sino el reino (y Reino es) de la mentira y la arbitrariedad. Todos los nacionalistas españoles dicen que en Cataluña la mayoría no es independentista. Pero no dejan que salgamos de dudas contándolos mediante un referéndum. Es más ni siquiera admiten que se cuente ni como principio que tanto gustan de invocar. Felipe González ya ha dicho que aunque los partidarios de la independencia fueran el 120%, no se permitiría la autodeterminación porque no es una cuestión de mayorías y minorías sino un asunto de principios.

Porque los principios de esta gente son como los de Groucho Marx.

Con lo que queda claro que la única razón para negar a los catalanes el ejercicio del derecho de autodeterminación es la razón de la fuerza: no porque no. Porque somos más, tenemos más poder y no nos da la gana. Recuérdese el famoso "diálogo meliano" de La guerra del Peloponeso: "Los fuertes hacen lo que pueden y los débiles sufren lo que deben".

Y yo no puedo votar eso porque me repugna.

¿Y qué sucede con IU/Podemos? Pues lo mismo que lo anterior y dos huevos duros, para seguir con los inspirados hermanos Marx que tienen mucho en común con los de Podemos, aunque con más chispa.

Los de Podemos admiten el referéndum de autodeterminación en Cataluña: sí, pero con la boca chica, vinculándolo a una imposible reforma de la Constitución y después de haberse dado una castaña en las elecciones del 27 de septiembre de 2015. Se presentaron entonces sin tener ni idea de a quién estaban dirigiéndose, tratando a los catalanes poco menos que como lelos y haciendo trampas, como hacen siempre, con ese referéndum, mezclándolo con un proceso constituyente que no se creían ni ellos.

Por lo demás, estos tampoco plantean la cuestión de la Monarquía (ignoro si esto tiene algo que ver con Juego de tronos, que tanto les gusta) ni la de la Iglesia y el Estado. En algunas cosas, van por detrás del PSOE (al que acusan de ser como el PP), por ejemplo en el asunto del aborto que, según ellos, no es de importancia ni interés social. Como tampoco lo es la del género según se desprende de ese título siete machos que han puesto a su coalición "Unidos Podemos" que algunos tratan de disimular pronunciando el "Unidos" como "Unidas" según reglas fonéticas desconocidas hasta la fecha en España.

Pero lo más lamentable de esta buena gente es su carencia absoluta de principios, de esos que, al parecer, sobran a los socialistas, y su tendencia a orientarse hacia donde sople el viento y mentir sin el menor pudor, como esos trileros que ellos veían profusamente repartidos entre quienes somos tan antiguos como para ser de izquierdas.  Se presentaron como tercera opción entre el comunismo más anquilosado y la socialdemocracia más aburguesada. Tropezaron con la primera dificultad práctica; vamos, que se dieron una bofetada en las elecciones del 20 de diciembre que ellos vendieron como gran triunfo con tanta veracidad como ahora aseguran que quieren "desempatar". Comprobaron luego que no tenían ni sombra de capacidad teórica para elaborar el contenido de esa nueva izquierda y corrieron acongojados a echarse en brazos del antiguo chamán huero y vanidoso de IU para componer ese vertebrado gaseoso que han parido. Con él aspiran a sustituir a la socialdemocracia tras destruirla si buenamente pueden para colmatar sus ambiciones tristes y viejas de decenios y hacerse respetables socialdemócratas "de verdad". Para seguir con la superchería aseguran que no, que el sorpasso no es al PSOE, sino al PP, como si las gentes fuéramos estúpidas y no tuviéramos ojos y oídos. 

Me da igual con qué logomaquias populológicas tratan los de Podemos de disfrazar su desesperada ansia de poder al precio que sea y la miseria con que han encubierto su traición a lo que dicen que fueron sus orígenes. Como a los socialistas, también les deseo lo mejor que tiene toda la pinta de ser otros cuatro años más de gobierno de la derecha, según la acreditada marca de La Pinza, S.L.

Pero yo tampoco los votaré porque me da la risa. Sardónica, verdad es, pero risa. 

Por si a alguien le pica la curiosidad: no me abstendré y seguramente votaré al PACMA que, según mis noticias, no ha firmado con Podemos pues estos no piden la abolición de las corridas de toros porque pensarán que tal cosa quita votos.

dimarts, 24 de maig del 2016

Juicio salomónico

A estas alturas tiene ya poco sentido determinar cuál de las dos fuerzas de izquierda, PSOE o Podemos, es culpable de que no haya habido gobierno de coalición de cambio y progreso y sí elecciones; cuál de las dos es responsable de que estemos aguantando cuatro meses más a esta banda de ladrones y sinvergüenzas esquilmando el país, mientras el Sobresueldos sigue mintiendo como un bellaco esta vez por carta. Traigo al post como ilustración la inenarrable historia -una más de esta cuadrilla- del jefe de las Loterías del Estado, un enchufado de Montoro, que se pulió un millón de euros de dinero público en viajes en año y medio. Nada de casos aislados; es una asociación de delincuentes con el objetivo de pillar todo el dinero ajeno que puedan para su provecho personal y el de eso que llaman "partido", a quien el juez da diez días para depositar una fianza de 1.200.000 euros por posible responsabilidad civil en los latrocinios de ese mismo partido. 1.200.000 euros que también pagaremos los contribuyentes porque el negocio de estos truhanes es redondo: roban lo que pueden y, cuando los pillan, los gastos de defensa, fianza y costas también los pagamos los robados.

Insisto, no tiene ya sentido averiguar cual de las dos fuerzas fue culpable de que no hubiera gobierno de coalición. Cada uno de nosotras tenemos nuestra opinión. Pero es mejor no airearla porque no hay modo de llegar a una idea compartida y vamos a seguir perdiendo el tiempo: que si fuiste tú: no, que fuiste tú; ni hablar, tú fuiste, etc, etc. Y, mientras tanto, los peperos a seguir esquilmando el país, beneficiando a sus cómplices, repartiéndose prebendas. Y muy interesados en que la izquierda siga enzarzada en amargas pendencias. Por eso sugiero a las dos formaciones de la izquierda, PSOE y Unidos Podemos que hagan a un lado sus rencillas y querellas y lleguen a un acuerdo que podemos llamar juicio salomónico, aunque sea con efecto contrario porque no pretende dividir una criatura sino, al contrario, unir a dos.

El país se encuentra en estado crítico, en situación de emergencia, al borde de la quiebra y de desintegración territorial gracias a la pavorosa ineptitud del hombre que lo desgobierna hace cuatro años con el auxilio de una presunta organización de mafiosos. Gente sin escrúpulos que lleva años, decenios, escenificando situaciones de verdadero bandidaje, de auténtica rapiña de los caudales públicos con los más diversos motivos, la visita del Papa, las recalificaciones, las competiciones deportivas, todo servía para robar a espuertas. Una organización criminal subdividida en núcleos de auténticos granujas, como la Gürtel o la Púnica, sin olvidar, por supuesto, los EREs de Andalucía. Aquí se encuentra, quizá, una de las razones por las cuales la oposición no ha sido capaz de decir esta boca es mía mientras el gobierno pepero ha permitido y amparado este desbarajuste de ladrones: porque, aunque en medida menor y limitada territorialmente está asimismi muy podrida por la corrupción. El hecho es que si toda esta tropa de mangantes devolviera lo apandado, seguramente no harían falta recortes.

Por eso aquí ya no se puede perder más el tiempo con devaneos de mitómanos y narcisistas ni mostrar flaquezas. Los dos polos de la izquierda deben confluir para ganar las elecciones. Si no son capaces de unirse antes con un programa común, por lo menos que anuncien que, pasadas las elecciones, las gane quien las gane, se comprometen a formar gobierno conjunto para el cambio. Que la gente lo sepa. Que la gente sepa que, votando a una u otra de las dos fuerzas políticas, estará votando por un gobierno de izquierda. Esto hará bajar mucho la abstención, movilizará a los respectivos electorados y resolverá muchas dudas de votos indecisos. Por descontado, ese compromiso firme, claro, público tiene que ir acompañado de un cese total de las hostilidades entre las dos fuerzas de izquierda: nada de insultos directos o indirectos, nada de infundios, propaganda, insinuaciones y mala baba, nada de ataques personales. Todas la baterías críticas han de enfilar la fortaleza de PP. Careciendo este de toda ideología y programa digno de tal nombre que no sea el de llenarse los bolsillos sus militantes con el dinero de todos los españoles no es difícil exponer su verdadera naturaleza a los ojos de todos.

Así, la gente debe saber que no está indefensa frente a la banda de ladrones. Porque, una vez más, no se trata de saqueos aislados sino que es política de Estado: arrebatar a la gente sus pertenencias para entregárselas a los amigos, los enchufados, los clientes a través de eso que llaman privatizaciones y que es solamente una rebatiña de lo público entre coyotes.

Las dos izquierdas tienen una obligación moral de unirse para no dejar escapar la ocasión y conseguir acabar con esta plaga de ladrones y corruptos. Si no lo hacen, no merecerán nuestro voto; al menos, el mío, no.

dilluns, 23 de maig del 2016

El fantasma de la abstención

Ese es el verdadero fantasma de estas elecciones que nadie quería salvo los dos dirigentes de las fuerzas extremas: uno, el Sobresueldos, por si consigue justificar su ridícula pretensión de seguir destrozando este país y otro, Iglesias, para alimentar su narcisismo y ver si alcanza el sorpasso al PSOE por el que su referente intelectual, Anguita lleva treinta años suspirando. Y un fantasma cuyas cadenas no suenan por igual a todos los oídos. A la derecha le parecen música celestial porque cuenta con la abstención, motivada por el hastío, para mejorar sus resultados. Sonido lúgubre, en cambio, para la izquierda.

Sobre todo para el PSOE que se ve en una situación muy comprometida, con los sondeos apuntando a un descalabro y, sobre todo, al descenso humillante a tercera posición en el ranking, víctima del citado "sorpasso". Y no solo eso: un mediano examen de su situación como partido, sus anclajes, sus lealtades, sus bastiones, trasmite un cuadro pavoroso de decadencia: un partido de base social avejentada, rural, con un lenguaje y unas pautas de funcionamiento burocratizadas y anticuadas.

Un solo ejemplo: ayer, domingo, a las cinco de la tarde, la sede del PSOE en Ferraz estaba cerrada a cal y canto. Un partido de burócratas y paniaguados que echa el cierre al cumplir el horario de rutina y trabajo. Así no se ganan elecciones.

Esa imagen de partido fané y descangallado ha calado en el espíritu de sus dirigentes, ese manojo de "barones" a los que uno por uno o en grupo, al parecer, no se les ocurre una idea, una innovación, una iniciativa que saque a su partido del marasmo. Al contrario, reduce voluntariamente su presencia y alcance ya que tiene la moral comida por la vocinglería de IU/Podemos y su batería mediática. Es curioso porque, sin embargo, es probable que estos no alcancen su objetivo ni de lejos y que no solamente no haya sorpasso, sino que IU tire de Podemos hacia abajo y su resultado sea moderado. Es más, desde el momento en que Podemos ha renunciado a su pretensión de innovación del discurso de la izquierda para suscribir las sinsorgadas de los comunistas, bien las consignas acartonadas de Anguita, bien los galimatías seudoteóricos de Garzón, el resultado estará casi cantado. A la baja.

La llamada "izquierda trasformadora" carece de discurso por renuncia voluntaria. Si alguien tiene alguna duda, que pregunte a los sonrientes líderes de la confluencia IU y Podemos qué fue del sonsonete anguitiano de "Programa, programa, programa". ¿En dónde está el programa de la confluencia? Y ¿qué dice? No está en parte alguna. Es más, puede que vayan a las elecciones con dos, siendo el de IU el más clásicamente comunista y el de Podemos, más ladinamente socialdemócrata. Y esa coyunda ¿tiene expectativas reales de ser la segunda fuerza?

No obstante, el "sorpasso" sigue siendo posible, no por los méritos de IU/Podemos, sino por los deméritos socialistas que son abrumadores. Desde la secretaría general de Rubalcaba, este partido se ha echado tan a la derecha, que pierde los votos a chorros y solo conserva los de la vieja guardia, que lo que tiene de guardia lo tiene de vieja. Alguien ha convencido a Pedro Sánchez de que los muebles se salvarán a la desesperada haciendo una sabia unidad dialéctica entre un discurso institucional (actos con los anteriores secretarios generales, los de la casa, para probar que hay solidez en la empresa) y una actuación innovadora entendiendo por tal el estilo Kennedy que, bueno, solo tiene más de medio siglo.

De aprovechar el espíritu del tiempo, que es el de la información y la comunicación, nada, cero, silencio. En sus mítines, Sánchez no dice nada. Al partido como tal, a sus órganos de fabricación de ideas, si los tiene y los intelectuales orgánicos (que son muchos y viven muy bien, pero no son huertos de feraces ideas) tampoco se les ocurre nada.

Vivimos una época de crisis devastadora que, sobre todo en Europa, está poniendo en cuestión el modelo capitalista de crecimiento. La gente va en busca de soluciones y respuestas a problemas de envergadura, no a minucias o cuestiones de detalle. Cuando todo el sistema está en cuestión, una medida de política económica arriba o abajo, no significa nada. Si a esa situación de crisis general se añade la parte peculiar de España, que añade una crisis de integridad territorial muy grave, la falta de respuestas ya no solo es lamentable sino directamente vituperable.

Si hay sorpasso, los socialistas se lo tendrán ganado por su incapacidad para renovar su discurso con un contenido de izquierda democrática más acorde con el espíritu radical del tiempo. Renovación muy difícil, si no imposible, mientras el PSOE siga admitiendo el marco ideológico que le impone la derecha, aceptado ya desde los tiempos de Rubalcaba: aquí hay tres cosas que no se cuestionan: la monarquía, los privilegios de la Iglesia católica y la unidad de España. O sea, el franquismo.Y mientras el PSOE no consiga articular un relato sobre esas tres cuestiones distinto al de la derecha neofranquista sino que lo suscriba, no se ve cómo va a mejorar sus perspectivas electorales.

divendres, 20 de maig del 2016

Los comunistas siguen mintiendo

La denuncia de la última maniobra de los comunistas de seguir ocultando las siglas del PCE bajo una maraña de nombres (IU, Unidos Podemos) ha suscitado alarma en el cogollo de la organización. Así, parece haberse impartido la consigna de que salgan todos a contrarrestarla invocando el espantajo del "anticomunismo visceral". Teóricamente van contra los medios de la derecha que, por supuesto, estarán encantados de repetir sus habituales memeces sobre la "conspiración judeo-masónica" y el resto de tonterías que suelen desgranar. No lo sé porque no los leo, ni los escucho, ni los miro. Pero lo imagino.

Sin embargo, el auténtico enemigo al que los comunistas quieren combatir no son los medios y publicistas de la derecha, sino las gentes de la izquierda que no nos tragamos sus embustes. La consigna es silenciarnos, que no aclaremos sus enjuagues. Y ahí salen todos a una clamando tambien contra nuestro "anticomunismo visceral". Son muchos y muy conocidos, así que no mencionaré los nombres por no acarrearme más enemigos de los que ya tengo y evitarme infundios y campañas de desprestigio que los comunistas bordan a través de los medios de comunicación en los que tienen mando y en donde solo pueden escribir o hablar ellos y los suyos, pero no sus adversarios y menos si son de izquierdas. El otro día ya me gané un ataque de uno de estos fascistas/comunistas que pretendía insultarme ridiculizándome por mi edad (El fascista Facu Díaz). La batería esencial de argumentos de estos publicistas del PCE (y algún despistado del PSOE, que se traga sus bulos como buen "compañero de viaje") es que 1) no es verdad que se oculten porque aquí están ellos escribiendo sus monsergas y firmando como militantes o gerifaltes del PCE; 2) que el "anticomunismo visceral" sí que es una campaña orquestada por el capital y sus siervos en los medios de la derecha o pagada por el imperialismo; 3) que los comunistas de hoy ya no son los de antaño, los de las dictaduras estilo soviético de las que ellos abominan; 4) que ahora, rejuvenecidos, son la "verdadera izquierda" frente a la seudoizquierda del PSOE y la socialdemocracia, vendidos al neoliberalismo y el capitalismo en general; 5) que no es verdad que ellos dividan a la izquierda y por eso ayuden a la derecha a gobernar pues la socialdemocracia no es izquierda, sino otra forma de la derecha, vieja teoría de "las dos orillas" del dogmático Anguita a quien Iglesias considera de gran "belleza ética" (sic).

1) Claro que se ocultan y siguen ocultándose, pues ni las siglas ni nada que recuerde al Partido Comunista aparecen en las candidaturas ni papeletas electorales. Tácticamente hacen bien. En unos cien años, en 190 países, los comunistas no han ganado jamás unas elecciones democráticas, salvo uno o dos casos aislados en remotos lugares del planeta. La gente no vota al comunismo. En donde los comunistas han llegado al poder ha sido por la violencia y han establecido dictaduras totalitarias caracterizadas por la miseria del pueblo y los privilegios y lujos asiáticos de las cúpulas partidistas y nomenklaturas corruptas. Y cuando esas dictaduras se han hundido, detrás han quedado unas sociedades anómicas y sin estructuras morales, exportadoras del crimen organizado que todo el mundo conoce. No, la gente libremente no vota a los comunistas. Por eso estos cambian de nombre o se ocultan y se presentan con envases distintos. Para engañar. Que algunos militantes y dirigentes salgan del armario ahora no tiene mérito porque ya se ha planteado el problema y, como los corruptos que dimiten solo cuando los pillan, salir a la luz cuando se ha denunciado el engaño es seguir con el engaño. Además, no siempre lo hacen. Escuchen el alegato de Anguita en Córdoba el otro día (Los nuevos compañeros de viaje). Habla de su militancia en IU, pero no de la del PCE. ¿Lo quieren más claro? Si los comunistas no desean que los acusen de falsarios, que hagan saber a la gente que votar a Unidos Podemos es, en realidad, votar al PCE.

2) Lo del "anticomunismo visceral" es parte de la más antigua propaganda comunista y se basa en el presupuesto de que el anticomunismo no puede ser una opción racional y política perfectamente legítima sino que tiene que ser una especie de enfermedad, algo de las tripas o de cerebros trastornados, una neurosis. No es de extrañar en quienes profesan la misma ideología que aquellos comunistas soviéticos que encerraban a los opositores y disidentes en hospitales psiquiátricos. Un punto más de similitud entre los comunistas y los fascistas. Estos (por ejemplo, el psiquiatra franquista Vallejo Nájera que, por cierto, sigue teniendo calle en Madrid) consideraban que el comunismo y el marxismo no eran ideologías u opciones políticas sino enfermedades que había que "curar". Igual que los clérigos católicos quieren "curar" la homosexualidad y los comunistas el anticomunismo "visceral". Bueno pues ya pueden ir enterándose de que el anticomunismo es algo tan comprensible y legítimo como el antifascismo o el anticlericalismo. Cierto que habrá anticomunistas pagados por el imperialismo, como hay y ha habido siempre comunistas pagados por muy diferentes Estados e intereses y no solo el soviético. Y, por supuesto, en la izquierda somos bastantes los anticomunistas que no estamos ni hemos estado nunca a sueldo de partido alguno. Seguramente tod@s los que hemos tenido experiencia directa del comunismo.

3) Mientras los comunistas de hoy no aporten una explicación del hundimiento de sus regímenes y la correspondiente autocrítica si a ello ha lugar y se limiten a escurrir el bulto balbuceando que el comunismo soviético no era "verdadero" comunismo no merecerán respeto ni crédito alguno. Aquellos sistemas odiosos se hundieron porque eran comunistas y, hasta la fecha, los comunistas no han aportado ninguna prueba de que si alguna vez vuelven al poder no hagan lo mismo. Repetir que el comunismo soviético no era el "verdadero" comunismo lleva la implicación de que ellos sí lo son y tiene el mismo grado de veracidad que cuando dicen que son la "verdadera", la "auténtica" izquierda, la izquierda "transformadora". Hay que creerlos bajo palabra porque en treinta años no han transformado nada, jamás han tenido poder porque la gente no los vota cuando se presentan con sus siglas. Como tampoco lo harán cuando, como ahora, están ya en el tercer nivel de la matrioska, disfrazados con otras siglas y aprovechando la coyuntura del tirón mediático de Podemos. Este nuevo relato está fabricado esta vez con astucia por su batería de medios ("Público", "Diario.es", "La sexta") en los que monopolizan el discurso, censuran los relatos de otras izquierdas y no se diferencian en nada de sus competidores de los medios de la derecha (COPE, ABC, etc., etc). Aprovecho para insistir en que hay varios discursos de izquierda excluidos de los medios procomunistas y, por supuesto de los de la derecha también; uno de ellos, el de Palinuro y otro, el del PSOE. Cosa obvia: los de Podemos se quejan de ser objeto de ataques por doquier. Eso no es es cierto; los que atacan son ellos continuamente y, además, tienen posibilidades de denunciar, cosa que hacen de modo sistemático y estomagante. No así el PSOE, que no dispone de medios sino, al contrario, todos están enfrente. No tengo nada que ver con este partido, ni siquiera me cae simpático por su carácter dinástico, antirrepublicano, semiclerical y centralista, pero me subleva la hipocresía, la mentira y la injusticia.

4) Ni son la "verdadera" izquierda, ni lo han sido nunca. Incapaces de hacer autocrítica tras el hundimiento del comunismo "real", ocultan el término "comunista" y se apropian el de "izquierda" con la evidente intención de dejar fuera de él a quienes no sean comunistas, o sea de monopolizarlo. Si, para conseguirlo, hace falta acudir a la mixtificación, se hace y de ahí viene ese truco -y ese sí que es de trilero- de decir que ellos son la "verdadera socialdemocracia". Lo apoyan en falacias teóricas e históricas que no resisten el mínimo análisis. Lo que pretenden es desplazar a la socialdemocracia de siempre, el PSOE, a la derecha, identificarla con la derecha, para ocupar ellos su sitio ya que, en realidad, del sitio del comunismo, como del gato de Alicia, solo queda la sonrisa y, en este caso, siniestra. Puro comunismo de raíz estalinista porque eso es lo que hacía Stalin: mandar asesinar a sus oponentes para robarles luego las ideas. Aquí no hay asesinatos porque no está el tiempo para estas fiestas, pero sí las campañas de propaganda y embustes sobre la identidad entre el PSOE y el PP, con la misma razón y ética con que los soviéticos y los comunistas españoles durante la guerra civil afirmaban que los nazis y los trostkistas colaboraban. Que ahora haya trostkistas en el totum revolutum de los comunistas de Unidos Podemos solo demuestra que el ser humano es tornadizo y sus convicciones, harto flexibles. El PSOE es el único partido de izquierda que ha gobernado en España después de la muerte de Franco. Ha hecho muchas cosas mal, por supuesto y no es preciso relatarlas porque ya lo hacen los comunistas todos los días y son las únicas que narran. Pero también ha hecho muchas cosas bien: la universalización de la educación, la de la seguridad social, la incorporación a Europa, el Pacto de Toledo que garantizaba las pensiones, el fin del terrorismo, las leyes de Zapatero de igualdad de género, de matrimonio homosexual, etc., todo lo que el PP ha destruido o intentado destruir en estos cuatro años. De eso jamás se habla en el relato comunista de la "verdadera" izquierda. Jamás. Se insiste en la pifias y meteduras de pata y errores y medidas injustas del PSOE. Cierto, estas han sido muchas, muchas más que las de los comunistas que no han sido ninguna porque esta "verdadera", "auténtica" izquierda "transformadora" no ha hecho nada en treinta años, no ha transformado nada. No ha servido para nada más que para estorbar y dividir y aspirar al "sorpasso".

5) Claro que solo han servido y solo sirven ahora para eso, para dividir a la izquierda y que gobierne la derecha. Una reedición de la pinza entre comunistas y peperos de los años noventa de la que hay tan abundantes pruebas y testimonios. Y la repiten ahora con el mismo truco: ocultarse tras organizaciones pantalla y decir que se presentan a ganar al PP. Desde el principio, sin embargo, lo contrario ha estado claro y sigue estándolo en la actividad de sus huestes, especialmente las (hoy ya flaqueantes) legiones de trolls fanáticos en las redes. Lo que quieren es el "sorpasso" a la socialdemocracia, destruir al PSOE y si para eso el país tiene que aguantar cuatro años más de gobierno de ladrones, corruptos y expoliadores, no les importa. Si de verdad hubieran querido la unidad de la izquierda, habrían llegado a un pacto con el PSOE después de las elecciones del 20 de diciembre. Pero eso estaba fuera de cuestión. Lo impedía la "belleza ética" del referente intelectual de los anguitillas.

En resumen: esa unidad en la que el motor oculto siguen siendo los comunistas que continúan con sus maniobras se produjo porque no había otro remedio. Podemos había nacido con una promesa que apuntaba a una necesidad social sentida por mucha gente: constituir una nueva izquierda entre el comunismo trasnochado y la socialdemocracia adocenada. Pero fracasó por falta de capacidad de elaboración teórica o quizá la promesa era un embuste desde el principio que trataba de sorprender a la gente en su buena fe pero nunca respondió a un genuino interés por construir esa nueva izquierda. Sea lo que sea, las elecciones del 20 de diciembre demostraron que el pretendido tsunami podémico había pinchado, aunque su aparato de propaganda lo vendió como un triunfo. Y cuando luego los sondeos apuntaron a que la formación de Pablo Iglesias, cuya valoración popular era tan baja como la de Rajoy, iba al hoyo, se cayeron los palos del sombrajo y las caretas del disimulo. Entonces la flamante "nueva política" se echó en brazos de IU y su "belleza ética", eso sí, ocultando una vez más la condición de comunistas.

Es probable que en las elecciones del 26 de junio el nuevo engaño comunista sea un fracaso y que, con él, fracase también la izquierda en general. Pero a quienes lo han perpetrado no les importa. Ell@s no padecerán las consecuencias.

dimarts, 17 de maig del 2016

Los nuevos compañeros de viaje

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Hubo un tiempo en que el comunismo tenía prestigio: en los años treinta (ascenso del fascismo), hasta el ignominioso pacto nazi-soviético de 1939 y luego, al final de la segunda guerra mundial y en los primeros años de la postguerra, hasta que se conocieron los crímenes de Stalin y llegó la desestalinización. En aquellos años, los comunistas no ocultaban sus siglas sino que se envanecían de ellas y agrupaban en torno suyo gentes que no lo eran, pero se sentían atraídas por el prestigio revolucionario y, sin entrar en el partido comunista, cumplían sus encargos y estaban más o menos encuadradas en organizaciones manipuladas por ellos. Prestaban un gran servicio porque propagaban los puntos de vista comunistas sin serlo ellas mismas. Eran lo que se llamaba los compañeros de viaje.

Posteriormente, ya en plena guerra fría, estando clara la naturaleza dictatorial e inhumana de la Unión Soviética y países satélites en los que aquella intervenía por la fuerza cuando quería (Berlín, Polonia, Hungría), el comunismo perdió el prestigio acumulado. Ya no había "organizaciones de masas" ni quedaban "compañeros de viaje". Ahora, los que le hacían el juego eran llamados tontos útiles. De esos había muchos, pero menos de lo que la ambición comunista de poder quería.

Finalmente, con el desprestigio general del comunismo en los años 70 y en los 80, con el triunfo de la socialdemocracia -con la que mantiene un forcejeo histórico-, aquel entró en profunda crisis que se agudizaría con el hundimiento de las tiranías comunistas en todo el mundo. Quiso salir de la crisis haciendo un mero cambio de nombre con el que trataba, como ha hecho siempre, de eliminar a la socialdemocracia a los efectos de ponerse en su lugar, vieja táctica estalinista que al exseminarista georgiano le salía bien a base de asesinar, pero a sus secuaces, no. Estos comunistas vergonzantes pasaron a llamarse "eurocomunistas" para enviar un mensaje falso a la opinión pública (ingenio propio de Carrillo) de que el comunismo se había hecho reformista, democrático, se había civilizado. Los camaradas vivían horas bajas, pero se las prometían felices con la añagaza en la que se embarcaron los partidos comunistas de España, Italia y Francia.

Pero no funcionó. La gente no se dejó engañar. Fue entonces cuando los comunistas decidieron camuflarse. El hundimiento de la URSS los había hecho polvo y más polvo aun porque ninguno de ellos fue capaz de dar una explicación comunista o, por lo menos marxista, del hundimiento de la URSS. Y así siguen. Pero sí comprendieron que, si querían sobrevivir, tenían que ocultarse y engañar.

Mucho había llovido desde los años treinta, pero el comunismo sigue en lo suyo: mintiendo. En 1986, el iluminado Anguita fundó Izquierda Unida, otra organización pantalla de nuevo llena de compañeros de viaje y de tontos útiles. Solo que ahora los tontos iban a resultar inútiles. Creyeron que con esta artimaña de ocultar sus siglas, pero poner en marcha una farsa, por fin, derrotarían a la fementida socialdemocracia del PSOE. Tampoco. A IU se le veía el comunismo por los entresijos. Y Anguita tuvo que marcharse a su casa, a rumiar su fracaso y su revancha.

Y, entonces, al rebufo de la crisis, del 15 de mayo, y de lo que se veía como ineluctable decadencia del PSOE por sus propios errores, surgió Podemos. Lo hizo a la par con la Syriza griega y dio una sacudida al sistema español de partidos haciendo concebir la esperanza de que, por fin, aparecería una tercera vía de verdad en la izquierda, entre el anquilosado comunismo y la socialdemocracia aburguesada y neoliberal. Muchos creímos -y creemos- que esto es posible y hasta colaboramos con ello. Pero, al poco tiempo, a los primeros tropezones y tras las primeras crisis de IU y sus tránsfugas, ya se empezó a ver que si esa había sido la intención de los jefes en un primer momento (que ahora más bien parece que no y que engañaron desde el origen de la aventura), había dejado de serlo. Lo que ahora se cocinaba era un nuevo intento de organización "de masas" (todas esas pavadas de Anguita y los anguitillas de las "mayorías cívicas" es puro leninismo de aprendices), un nuevo engaño, una nueva farsa a partir del núcleo de IU. Hubo algunos titubeos pero, con el decepcionante resultado de las elecciones del 20 de diciembre y el suculento millón de votos que seguía atesorando IU, los últimos escrúpulos se fueron por la borda y se selló el pacto con IU y Anguita. La pamema de las conversaciones para formar gobierno después del 20 de diciembre fue otra trola y a ver si se podía culpar al PSOE de ls elecciones.

Porque, como siempre en los comunistas españoles, la muralla por abatir no es la derecha ni el PP. Es el PSOE.

Si alguien lo duda, que escuche el discurso de Anguita en el vídeo del post. Es palmario y claro como el agua clara: revancha. Escúchenlo hablar de su militancia en IU, pero ocultar la del PCE. Escúchenlo reconocer que "la diplomacia" mandaba que siguiera oculto, de gran trujimán de esta operación. Que no se supiera, que se siguiera engañando a la gente. Pero, al final, su ego inconmensurable (solo similar al de Iglesias) y su infinita vanidad lo arrancaron del sillón y lo llevaron a irrumpir en el acto de Podemos, interrumpiendo en seco, por cierto, un alegato de Pablo Echenique sobre feminismo y feminización. ¿Casualidad? Estos no dejan nada a la causalidad ni al azar. Todo lo miden, como el comediante de Diderot. ¿Feminismo? Ya hay bastante feminismo en el título de Unidos Podemos. Y escúchenlo, por último, hacer sus cálculos: cree que ahora o nunca, en el nuevo 77, se va a ganar al PSOE; pero el subconsciente lo traiciona y pone su victoria a cuatro o cinco años. Es decir: ganaremos dentro de cuatro o cinco años; mientras tanto, cuatro años más de PP. ¿Queda claro?

Una última consideración. Se quejan los de Podemos de que ahora todo sea hablar de comunismo, como si eso fuera una maniobra innoble, un golpe bajo o juego sucio. Aquí el único juego sucio consiste en aliarse con el Partido Comunista de España en secreto, oculto y pretender seguir estafando a la gente y que no se hable de lo que hay. El juego sucio y el engaño es que, cuando el periodista oficial de Podemos, Ferreras, en la cadena oficial de Podemos, la Sexta, pregunta a Anguita qué le parece el anticomunismo de Esperanza Aguirre, el comunista cordobés diga que no merece la pena hablar de ello, pero siga ocultando su condición de miembro del Partido Comunista de España, un partido que no se presenta con su nombre a las elecciones, pero quiere que lo voten bajo otras siglas ocultando su condición.

Por último, tengo algunos amigos, gente de izquierda sincera y genuina, que se escandalizan de que se esté cayendo en una campaña de "anticomunismo visceral". Sí eso es lo que dicen los comunistas, que no merecen respuesta. A mis amigos, una sola consideración: en una sociedad democrática asiste a la gente el derecho a ser anticomunista (o antifascista) como opción política, sin que la declaren trastornada, histérica, visceral o desequilibrada. Gracias a los dioses, esto todavía no es la Unión Soviética, paraíso comunista en donde los disidentes con suerte acababan en psiquiátricos.