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dissabte, 12 de maig del 2012

La protesta es mundial

Londres, Nueva York, Roma, Bruselas son algunas de las ciudades en las que los indignados se han echado a la calle para protestar contra los gobiernos y los poderes económicos y financieros. La consigna es ahora una: pasar de las protestas a las propuestas. Lo mismo que está pasando en España, en donde, a partir de mañana, se abrirán procesos populares espontáneos para enjuiciar a los responsables políticos, económicos y financieros de la gestión de la crisis. ¿Función de los partidos de la izquierda? Llevar esas iniciativas a las instituciones y forzar que se abran los correspondientes procesos políticos y (en su caso) penales contra los responsables de esta catástrofe. Y aquí es donde va a verse para qué sirven los partidos, sobre todo el PSOE, que anda arrastrando los pies con muy mala conciencia respecto a esta crisis.

Recuperar la soberanía.

Hace unas fechas, en una de sus habituales muestras de ignorancia, la ministra Báñez aseguraba que la soberanía reside en el Congreso con lo que, de un plumazo, contradecía la Constitución que la residencia en el pueblo y despojaba a este de tan preciado atributo. Probablemente no lo hacía con mala intención sino que se limitaba a reflejar sus conocimientos y su mentalidad conservadora para la cual la soberanía, esto es, la capacidad última de tomar decisiones reside en cualquier parte menos en el pueblo. Sobre todo si esa parte está controlada por mayoría absoluta por la derecha. En resumen lo que la ministra Báñez enunciaba era lo que los freudianos llaman un “acto reprimido”: lo que quería era que la soberanía residiera en su partido que controla el Congreso. Quería una dictadura de partido. El suyo.
Pero las cosas son de otro modo. La soberanía reside en el pueblo y no porque la Constitución lo diga, sino porque es así, diga la Constitución lo que diga. Lo mejor, desde luego, es que reconozca, como lo hace, esta competencia del pueblo. Pero, si no lo hiciera, no por ello iba la soberanía a ser atributo de alguien o algo distinto del pueblo, como tampoco lo será por más que Báñez quisiera adjudicársela a su partido o, incluso, a su presidente, Rajoy.
El pueblo, titular de la soberanía, puede delegarla en la institución representativa o bien, si estima que esta no cumple su función, que no representa a nadie, puede recuperar su ejercicio e iniciar su propia acción, como está sucediendo con los espontáneos movimientos ciudadanos del tipo de DRY o el 15-M entre otros, que coinciden en el objetivo de replantear el orden político, económico y social en su totalidad, de redactar de nuevo el contrato social, de abrir una nueva etapa constituyente que alumbre un orden nuevo, más humano, democrático y justo a través de la acción pacífica de la población que, cual está ya muy claro, niega de hecho la ficción básica sobre la que estaba montado el gobierno liberal, esto es, el gobierno por consentimiento de los gobernados. Tenía que llegar el momento en que la gente no consintiera en seguir estando gobernada de esta manera y recabara su derecho a configurar una nueva forma de gobierno. El derecho del soberano a constituir una forma de gobierno distinta. Un derecho constituyente.
Todos los políticos del sistema, administradores u opositores de los poderes constituidos padecen una enfermedad profesional: creen que lo que administran es permanente, definitivo, eterno y que solo puede transformarse mediante las normas estatuidas a estos efectos. Ignoran en su soberbia que el soberano no puede estar obligado a aceptar normas previas ni siquiera acerca de las normas de reforma porque, si lo hiciera, no sería soberano, no sería un poder constituyente sino constituido.
Tampoco es de recibo la objeción de que el poder constituyente solo puede actuar cuando lo hace invocándose como tal con anterioridad porque es un poder originario y no depende que alguien ajeno certifique su actuación. Y menos aun lo es la habitual triquiñuela de la derecha de asegurar que el movimiento del pueblo soberano no es tal sino resultado de la acción subversiva de unos grupos organizados (y normalmente minoritarios) que agitan a las masas y se hacen pasar por el pueblo soberano. Aunque esto fuera cierto sería legítimo en la medida en que el pueblo voluntariamente siguiera las indicaciones de unos grupos que le mostraran el camino del ejercicio de la soberanía.
Pero es que, en el caso concreto del 15-M aquella afirmación/justificación es falsa. La jornada de hoy, del 12-M no es el resultado de la labor de agitación y propaganda de una minoría entre la masas sino que es el de un movimiento espontáneo de esas masas, esa multitud de ciudadanos conectados horizontalmente a través de las redes sociales, sin jerarquía, sin organización, sin estructuras y a los que, en consecuencia, es imposible reprimir preventivamente porque la acción es democrática y no depende de una cadena de mando, como sí es el caso de los aparatos de represión.
El poder político –especialmente el de la derecha- no entiende el fenómeno al que ha de hacer frente y quiere simplificarlo reduciéndolo a uno de orden público para así aplicar la única política que el espíritu conservador entiende: la de la represión. Solo la evidencia de un pueblo ocupando pacíficamente la calle en todo el país le obligará a recapacitar si bien, siendo realistas, tampoco es mucho lo que, a tenor de las manifestaciones de Báñez, Mato, Wert y otros genios del gobierno, quepa esperar de esa recapacitación.
Por eso lo importante es que el pueblo soberano recupere su soberanía y, sin dejarse manipular por las provocaciones del gobierno, plantee la vía de la renovación del contrato social, de una nueva Constitución que debe pasar inexorablemente por el enjuiciamiento político y penal de los responsables de esta crisis, los políticos y los financieros de los últimos 15 años.


dijous, 3 de maig del 2012

Por la libertad de expresion.

Hoy, 3 de mayo, se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa, estatuido por la UNESCO en 1993 y al que Palinuro se suma de todo corazón. Cree el autor de este blog que la libertad de prensa es una de las formas que toma el derecho sumo, el derecho de todos los derechos, el fundamento mismo de la democracia y el Estado de derecho, la libertad de expresión. Y digo una de las formas porque hay otras en que esta libertad se manifiesta sin que intervenga la de prensa. Por ejemplo, la libertad de creación artística es libertad de expresión. La de hablar en público es también libertad de expresión. O la de culto. Pero, sin duda, la libertad de prensa, al abarcar la de todos los medios de comunicación, es casi coincidente con la de expresión. Si los medios no son libres, la expresión tampoco.
Los más interesados en defender la libertad de prensa, lógicamente, son los periodistas, puesto que incide en su actividad profesional y en su propia vida. Allí donde no hay libertad de prensa (y, a veces, también en donde la hay) la actividad periodística implica riesgos, ocasionalmente mortales. La lista de periodistas asesinados, secuestrados, apaleados, es interminable y merece una reflexión agradecida y solidaria de toda la ciudadanía que se beneficia accediendo a una información que puede haber costado vidas humanas.
Los periodistas, sin embargo, no son los únicos en defender la libertad de prensa. Por la cuenta que nos trae lo hacemos todos los ciudadanos. Y tanto lo hacemos que estamos preparados para defenderla contra los mismos periodistas. Esto no es una paradoja. El máximo garante de la libertad es el Estado de derecho, pero la experiencia muestra que, muchas veces, los peores ataques a la libertad proceden del propio Estado. Lo que está sucediendo en España es una ilustración. Resulta entonces que es preciso defender la libertad frente al Estado, confiando en él mismo, por cuanto es Estado de derecho y porque no queda más remedio ya que no existe contestación satisfactoria a la clásica pregunta de ¿quién vigila a los vigilantes? Pasa siempre. Los mayores ataques a una idea, una institución, proceden siempre de su interior. Los peores ataques a la política vienen de los políticos y los peores ataques a la libertad de prensa vienen de los periodistas.
Y conste que no se trata aquí de los casos muy evidentes de periodistas que son ideólogos y manifiestamente partidistas con un grado de agresividad hacia los demás que hace sospechar de su creencia en la libertad de prensa que no sea estrictamente la suya; periodistas que son sicarios y, a veces, hasta cruzan la línea de la ley y se dejan sobornar con fondos públicos para escribir los discursos a los políticos y alabarlos luego en sus columnas en otros medios (por las que también cobran) y que firman como periodistas. Algo parecido, pero más rotundo cabe decir de aquel periodismo directamente delictivo, como ha resultado ser el de News of the World, perteneciente al grupo News Corporation, del magnate Rupert Murdoch para el que trabaja (o del que, cuando menos, cobra) el expresidente Aznar. A Murdoch acaba de declararlo el Parlamento británico no apto para dirigir su empresa. De Aznar no se ha dicho nada.
Son, en efecto, casos evidentes en los que el ejercicio de la profesión periodística, por su condición sensacionalista, amarilla, difamadora o simplemente delictiva, es una amenaza a la libertad de prensa y, por ende, de expresión. Y no son casos aislados. La cantidad de medios que recurren a prácticas inmorales o ilegales y, por tanto, son un peligro para la libertad de prensa es grande. Es obvio que no se puede encomendar a este periodismo la garantía de la libertad de prensa y que confiar en los códigos deontológicos revela una ingenuidad rayana en lo infantil. Siendo así, los vigilantes deberán ser vigilados por alguien ajeno a ellos y ese será el único garante de aquellas libertades: la opinión pública y los tribunales de justicia.
No obstante, el ataque a la libertad de prensa y expresión más grave proviene del conjunto sano de la profesión periodística que lo hace de buena fe. La Asociación de la Prensa de Madrid publicó anteayer un decálogo de reivindicaciones para el Día Mundial de la Libertad de Prensa que Palinuro comentó en la entrada del día siguiente (Periodismo y democracia), haciendo especial hincapié en la reivindicación de la lucha contra el intrusismo en la profesión y en el evidente tufo a corporativismo que ese planteamiento despide. El concepto de intrusismo, hablando del periodismo, carece de sentido y solo puede emplearse para excluir la libre competitividad (es decir, atentar contra la libertad de prensa y expresión), pretextando una competencia técnica o una protección normativa que, o no son ciertas o no existen. La competencia técnica puede afectar a la práctica y la rutina, pero no garantiza la creatividad, ni la originalidad, ni la profundidad, ni el ingenio, ni muchísimas otras dotes propias del escritor o el creador y que se encuentran repartidas por igual entre los periodistas, los médicos, los abogados, los profesores, los curas, ls militares, los banqueros y hasta los zagales de la majada. Carece de sentido reservar para los primeros el acceso a los medios (que, además, no son suyos, sino de empresarios privados o públicos, cuyo interés es el éxito, la rentabilidad), excluyendo a los demás.
Los argumentos están en la entrada citada como lo está también la crítica al evidente corporativismo de la profesión que, no pudiendo ejercerse legalmente, como sucede con las de abogado, arquitecto, médico, etc., solo podrá darse alegalmente, por la vía de la práctica, por la vía del hecho consumado. Pero se da con claridad. Considérese a título de ejemplo el panorama de las tertulias y debates en los medios audiovisuales. Están literalmente copados por periodistas que también trabajan en la prensa escrita. Es decir, el personal que nutre estos elencos y que suele participar en varios de ellos, prácticamente monopoliza el acceso a los medios audiovisuales por un sistema que, de seguro, solo puede mantenerse mediante una red corporativa y clientelar de intercambio de favores.
El perjuicio para la audiencia es manifiesto: de un lado se le restringe variedad ya que los periodistas que multiplican sus colaboraciones dicen siempre lo mismo, como es lógico y, de otro, se le priva de escuchar las interpretaciones de los hechos procedentes de otros puntos de vista no periodísticos, de los escritores, por ejemplo, o los artistas, o los comerciantes. Los únicos que gozan de cierto acceso privilegiado a los medios son los políticos. Pero esta es una prueba más de corporativismo en la colaboración estrecha entre periodistas y políticos que, a veces, intercambian profesiones. Hay políticos que se encastillan en los medios y periodistas que ejercen de políticos y pueden ser diputados o directores generales con uno u otro partido.
Está en el interés de todos que estos debates tengan un rigor, una calidad que de ningún modo puede dar una visión tan cerradamente corporativista de la actividad. Esto es, garantizar la libertad de expresión que algunos periodistas quieren reservar a su profesión, monopolizar, en suma. Y en esto no se aprecia gran diferencia entre los de derecha y los de izquierda. Lo cual es lógico por cuanto los intereses corporativos son superiores a las afinidades ideológicas.

dimarts, 1 de maig del 2012

Periodismo y democracia.

Los periodistas han convocado concentraciones en toda España el día tres de mayo en defensa de su profesión, de sus condiciones laborales, de su estatus y sus derechos. Más o menos como todo el mundo en los tiempos que corren. Pero los periodistas han querido singularizarse, como puedan haber hecho l@s profesor@s, l@s funcionari@s o los gays. No hay constancia de que hayan sido objeto de alguna medida contraria especial como puedan haberlo sido los otros. Pero los periodistas compensan esta aparente falta de motivación sublimando su importancia y sosteniendo que el periodismo es un puntal básico de la democracia. Lo cual es cierto pero quizá no en los términos estrictos en que los periodistas lo plantean.
La Asociación de la Prensa de Madrid ha hecho público un decálogo de reivindicaciones que dan contenido a las concentraciones convocadas. Esto del decálogo ya revela cierta proclividad mosaica, que no es moco de pavo pero, si lo leemos con atención, veremos que, además, contiene enunciados de muy diversa naturaleza, alcance y admisibilidad. Todos los que se refieren a un ejercicio digno de una actividad laboral jurídicamente protegida y dignamente retribuida son aceptables sin más. Aunque no sin dos matices. En primer lugar, la actividad periodística, con su fuerte carga intelectual e ideológica, se ejerce en el marco de empresas privadas a las que el Estado y mucho menos la corporación periodística no puede obligar más allá de la legislación vigente. En segundo lugar, la llamada "profesión periodística" es un concepto tan indeterminado que requiere reflexión. Periodistas son el redactor que solo escribe crónicas de tribunales y el figura que únicamente firma columnas de opinión. ¿Son iguales?  Formalmente sí, materialmente no, y eso en la materialidad más material de las materialidades, en el dinero que cobran. Da la impresión de que la "profesión periodística" tiene un amplia base de mileuristas o nimileuristas y una reducida cúpula o cogollo con retribuciones fantásticas, superiores a las de los alcaldes. Una colectividad con una de las brechas salariales probablemente más profundas.
Pero hay más. Una de las reivindicaciones es la lucha contra el intrusismo, cuestión que se da por averiguada y, sin embargo, a poco que se la examine no es aceptable sin más. Porque ¿qué se entiende por intrusismo en la profesión periodística? Si lo que se dice es que nadie pueda ocupar un puesto en la redacción de un medio con una tarea concreta sin tener la titulación y facultación oportunas, el asunto es dudoso pero puede aceptarse por mor de la concordia. Si lo que se dice es que, para publicar artículos en los periódicos (esporádicos o permanentes), para hablar por la radio o aparecer en la tele, por ejemplo en debates y tertulias, hace falta dicha titulación el asunto es irrisorio. Viene a ser como si los licenciados en Bellas Artes dijeran que nadie que no tenga su titulación puede pintar o componer música; como si los filósofos sostuvieran que no cabe filosofar sino se es licenciado en filosofía; como si los politólogos reclamaran titulación correspondiente para ser diputado. Por intrusismo se entiende aquí que, quienes tienen algo que decir o comunicar acceden a los medios de comunicación con independencia de su titulación. Por ello, se dice, hay que impedir ese acceso de modo coactivo. Esto no es más que un ataque a la libertad de expresión, justificado en una hipotética e inadmisible competencia ténica. ¿O es que los periodistas (que ya se consideran con evidente hipérbole "garantes" del derecho de la gente a la información) creen que la libertad de expresión empieza y acaba en ellos? ¿O que los demás pueden expresarse pero solo si lo hacen a través de ellos?
Este asunto del "intrusismo" tiene un reverso (que siempre va con él) todavía peor y mucho más dañino, en concreto, el corporativismo. Dada su tradición fascista, nadie se atreve a reivindicarlo claramente pero es evidente que se practica de modo implícito, sin decirlo. Es como cuando las compañías pactan los precios, siempre en detrimento del cliente, como ya vaticinó A. Smith. Aquí se pactan las contrataciones pero se hace mediante gentlemen agreements corporativistas. Una ojeada a todos los programas de debates y tertulias de política en  radios y televisiones permite ver que el predominio de periodistas es abrumador, superior al 90 por ciento, como si el resto de la sociedad no tuviera nada que decir o no interesara que lo dijera. Las comparecencias audiovisuales se complementan luego con el reparto de columnas en los medios escritos. Hay periodistas que trabajan para media docena de programas y medios, repitiendo lo mismo en todos ellos que, además, es pura opinión, sin información. Esta claro que la práctica corporativista va en detrimento de los intereses de la clientela que seguramente consisten en acceder a debates y tertulias de mayor nivel que el que ofrece la mayoría. Sobre todo teniendo en cuenta que muchos de esos periodistas astros tienen una adscripción partidista tan evidente que, en realidad, son políticos en los medios o, como se decía antaño, los "intelectuales orgánicos" de los partidos de la sociedad del espectáculo y lacomunicación.
Es curioso, además, que los corporativistas, a su vez, practiquen sistemáticamente el intrusismo.Por ejemplo, leo que muchos periodistas se autotitulan analistas políticos. Dentro de la mentalidad corporativista, la pregunta obligada es si quienes se llaman tal cosa están facultados para ello, si tienen una titulación específica o se han apropiado sin más del nombre.
En fin, no me preocuparía mucho. Internet está dejando ya muy atrás estas cuestiones. En el ciberespacio la información es universal, libre, gratuita. ¡Ah! se dice, pero el trabajo del periodista consiste en "procesar" esa información. Este anglicismo de "procesar" es muy cómodo porque no se sabe qué quiere decir; si se traduce al castellano, de lo que se trata es de interpretar la información y ahí encuentra el periodista una competencia ilimitada. Pretender limitarla no es de recibo. Así que hay que sobrevivir tratando de ser los mejores en un mercado libre, no intervenido ni controlado por corporaciones, alianzas, asociaciones, gremios o mafias.
Viene aquí al caso el intento de muchos medios de reconstruir su negocio imponiendo suscripciones a los productos digitales. Puede que funcione, hasta cierto punto, y no es seguro. Lo que los diarios venden es el tiempo de la información (ser los primeros), pero eso ya carece de valor. Entre el primero y el segundo en dar una información median segundos. Resulta entonces que lo que se pretende vender es la interpretación pero en esto la red es la mar océana y los internautas, cada vez más avezados, navegan los siete mares.
(La imagen es una foto de DonkeyHotey, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 26 d’abril del 2012

Del autoritarismo al fascismo solo hay un paso.

Gobernar es tomar medidas en pro del bien común o de lo que de buena fe se considere el bien común según la ideología de cada cual; y, en la medida de lo posible, anticiparse a los acontecimientos, prevenir desgracias, evitar la aparición de la violencia, siempre una calamidad social. En las últimas elecciones del 20-N los españoles han dado mayoría absoluta, es decir un claro mandato para gobernar al partido de la derecha, el PP que, por ideología, práctica, experiencia y carácter autoritario quizá no sea el más adecuado para estos tensos, turbulentos tiempos.
La crisis económica está haciendo estragos en los tejidos sociales de casi todos los países, muy especialmente en aquellos obligados a aplicar durísimas medidas de ajustes que aumentan el paro, las desigualdades, las dificultades económicas de los más; que pintan un futuro tenebroso para las generaciones nuevas. Todo ello genera un ambiente social tenso en el que pueden producirse disturbios en cualquier momento y de hecho así sucede, provocando frecuentemente desgracias personales más o menos graves, aparte de las pérdidas materiales por la conflictividad. Parece razonable exigir del gobierno, brazo del Estado en quien se da el monopolio de la violencia, una actitud muy reflexiva, calma, prudente, de forma que se garantice el orden público sin provocar su alteración a causa, precisamente, de las medidas adoptadas para conservarlo.
Es aquí donde esa tendencia autoritaria de la derecha puede resultar menos recomendable y obligar a una reconsideración de sus prácticas antes de meterse en una diabólica espiral de acción-reacción-más acción, etc que puede llevar a una situación muy desagradable, estilo griego o peor. Lo que empieza siendo autoritarismo acaba siendo fascismo casi sin reparar en ello, de modo gradual e inadvertido. Pues el fascismo no depende solamente, ni siquiera principalmente, de la parafernalia seudomilitar de los movimientos de los años treinta. Siempre que el Estado se valga del monopolio de la violencia, de la fuerza, para conculcar sistemáticamente los derechos fundamentales de los ciudadanos habrá fascismo. En principio todavía no es la situación en España pero lleva camino de serlo si no se pone remedio a tiempo. No es posible que toda la derecha del PP sea extrema derecha, dispuesta a mantener el orden por la violencia y sin respeto a los derechos de los ciudadanos. O quizá sí cuando se ve cómo, no en el orden policial sino incluso en el legislativo, los gobernantes ya anuncian su intención de dividirnos en ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda, por ejemplo en cuanto a los derechos humanos básicos de la salud o la educación.
Los signos de esta deriva autoritaria se han multiplicado en los últimos tiempos. Algunos de los más graves son conocidos: los mossos catalanes sacan imágenes en la red de sospechosos de comportamientos violentos y llaman a la colaboración ciudadana, pidiendo denuncia, situaciones que desprecian el derecho a la intimidad y a la propia imagen. Al propio tiempo, la policía nacional anuncia la creación de una especie de brigada para patrullar internet en su lucha general contra el crimen pero sin mandato judicial específico. Dada la naturaleza del ciberespacio es muy difícil evitar, incluso detectar, la fiscalización policial incluso en los ámbitos más protegidos de los usuarios de redes sociales, por ejemplo. Aqui quedan tocados, además de los anteriores los derechos fundamentales de la inviolabilidad de la correspondencia, o del domicilio y el secreto de las comunicaciones y, desde luego, el derecho a la seguridad jurídica (rota por quienes debieran garantizarla) y la libertad de expresión.
En un plano más concreto, la policía está practicando detenciones en sus domicilios de sindicalistas acusados de haber estado en piquetes. Es de suponer que las detenciones tengan cobertura judicial pero no está nada claro que la participación en piquetes, que son legales, sea un delito. Igualmente en esta línea, el hecho de que, sin previo aviso la Guardia Civil estorbara y obstaculizara el 23 de abril, día de Castilla y León, el homenaje de la izquierda a los comuneros en Villalar que, por lo demás, se llama Villalar de los comuneros. En estos dos últimos casos, las detenciones de sindicalistas en sus domicilios, así un poco al estilo de la famosa Brigada Político-Social del franquismo, y el bloqueo de la Guardia Civil en Villalar, los actos huelen a provocación, esto es, a un deliberado intento de suscitar una acción de protesta que, a su vez, justifique una reacción represiva y otra acción y por ahí derechos al Estado de excepción.
En este territorio de los comportamientos desafiantes y, en definitiva, provocadores, pueden encuadrarse las declaraciones de Esperanza Aguirre ante el sabotaje del Metro de Madrid, amenazando con mayor represión, al decir que los saboteadores no se irán de rositas; al menos no de las mismas rositas de que se fue ella en el Tamayazo, la Gürtel y la gestapillo. También amenazadoras suenan las declaraciones de la delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, avisando de que no permitirá el propósito de acampada en la Puerta del Sol del 15-M, intención abundantemente corroborada por el ministro del Interior quien recuerda que acampar es ilegal. Nadie parece haberlos informado de que los del 15-M no hablan de acampar, sino de hacer una asamblea permanente. Las autoridades pueden decir que son lo mismo y apalear a los participantes por igual. Pero no es lo mismo, ni de lejos, apalear gente acampada que gente en una asamblea, una reunión pacífica.
Por último, posiblemente se trate de una casualidad, no tenga mayor importancia y no sea sino prueba de lo sensibilizados que estamos los españoles ante la presencia de militares en la vía pública. Pero la foto que ilustra esta entrada se tomó ayer en Barcelona sobre las cinco de la tarde y en ella se ve una unidad de soldados armados pasando por una calle de la capital catalana, no en desfile sino en cumplimiento de alguna misión. De paso, al parecer, iban cantando canciones españolas e insultando a quienes hablaban en catalán. Posiblemente sea eso, una casualidad. Pero no se olvide lo dicho: el autoritarismo se convierte en fascismo casi sin darse cuenta.
(La imagen es una foto de AdrianGlez's88, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 12 de gener del 2012

Los abusos de MRW y la censura en FB

Según opinión muy extendida, de la que participa Palinuro, internet es un ámbito de libertad de expresión. Pero eso no quiere decir que no se den intentos de censurarla y reprimirla. Sería ingenuo pensar así. La libertad de expresión, el más excelso de los derechos del hombre, sólo se consigue luchando por ella contra los reiterados intentos de coartarla y suprimirla, de convertir a las personas en siervas atemorizadas y silenciosas.

En la entrada de ayer de Palinuro, titulada El timo de las empresas de mensajería se exponían las prácticas abusivas de estas empresas y se denunciaba una caso concreto que afectaba a MRW. Habiéndola subido a Facebook, LinkedIn y Twitter, Palinuro se encontró con que desaparecía misteriosamente de la primera red y que ya no era posible restablecerla en estado original porque estaba bloqueada mediante un artilugio técnico y sin razón alguna. Dado que dicha entrada no era delictiva, ni inmoral, ni pornográfica, ni atentaba contra derechos de terceros, ¿cómo se puede justificar su censura?

¿Cómo es posible que FB, una de las redes más libres, en la que a diario aparecen criticas muy duras contra todos los poderes terrenales y celestiales y que sirve de cauce y catalizador contra las más diversas tiranías del mundo, censure una entrada en la que se denuncian prácticas de unas empresas contrarias a los intereses de los usuarios? La única explicación es por una solidaridad corporativa mal entendida. En otros términos, alguien en MRW debió de presionar a los administradores de FB para que suprimieran una entrada que le desagradaba. Ahora bien, esto no solamente es un desdoro para el espíritu libre de que se enorgullece FB, sino también una muestra más de cómo, si no se lucha contra él, el capitalismo tiende a la maquinación, la censura y la represión de los derechos de aquellos en cuyo interés dice actuar, los usuarios, los clientes, los ciudadanos en definitiva, a los que se quiere de silenciar para que no protesten cuando se los maltrata.

En el citado post se sostenía que los organismos públicos de correos son muy superiores en todos los sentidos a estas empresas privadas de mensajería cuya finalidad es el lucro y no el servicio a los ciudadanos. (Incidentalmente, esto vale para todas las actividades que se han privatizado. Los servicios públicos son mejores, más baratos y eficientes que los privados). Dado que esto es obvio para cualquiera con un mínimo de objetividad, ¿cómo se explica que las empresas que hacen los envíos contraten a estas mensajerías privadas en detrimento del servicio postal oficial y, de paso, de los intereses de sus propios usuarios? En el caso que nos ocupa, ¿por qué Amazon contrata los envíos con MRW y no con correos, mucho más barato y seguro que el otro? Obviamente por la razón que ya señalaba Adam Smith en su Riqueza de las naciones, vol. 1º, capítulo 10: "Rara vez se reúnen los empresarios del mismo negocio, aunque sea para entretenerse y divertirse, sin que el resultado sea una conspiración contra el público o una manipulación para subir los precios" (pág. 117 de la edición de Everyman's de 1910, reimpresa en 1970). Favorcillos que se hacen entre empresarios a costa del público.

Hay censura por razones morales, políticas y económicas. Al suprimir una denuncia de una práctica abusiva, FB, al fin y al cabo una empresa, se alinea con el abusador en contra del abusado. Ignoro si en FB hay un comité de ética empresarial que evalúe las razones por las que se censura la libertad de expresión. Si no lo hay, debe crearse. Y, si lo hay, debe justificar porqué se censuró la entrada de Palinuro.

(La imagen es una foto de Durova, en el dominio público.)

divendres, 28 d’octubre del 2011

El silencio de los lobos.

Durante su campaña electoral Rajoy no mantendrá encuentros con los medios de comunicación. Nada de ruedas de prensa, conferencias de prensa, canutazos (esto es, breves comparecencias para noticias específicas), nada de nada. Al parecer, su director de comunicación piensa que lo menos comprometido, lo mejor, es el silencio. En boca cerrada no entran moscas ni moscardones y de ella tampoco salen gazapos, inconveniencias, meteduras de pata que puedan poner en peligro el que se ve como seguro triunfo. Es paradójico que los expertos en comunicación piensen que lo más práctico es no comunicar, no decir nada. Más concretamente: no decir nada allí donde lo dicho pueda cuestionarse, pues los periodistas son unos pepitos grillos.

Está previsto, sí, que hable mucho en todo tipo de actos, en mítines, reuniones, congresos, charlas, fiestas, inauguraciones, etc. Pero sin que nadie pueda contestar, ni contrastrar lo que dice, ni rebatirlo. Un discurso monológico que se da de bruces con el nuevo espíritu, el de la política 2.0. Si no hay ruedas de prensa reales, menos las habrá virtuales, en el ciberespacio, en donde todo el mundo puede preguntar lo que quiera. Es decir, se dibuja una campaña que ignora la era digital. También va contra el espíritu clásico, según el cual la democracia es apertura, diálogo, debate y manda explicar las propuestas que se hacen, sobre todo cuando se prevén drásticas y muy duras, como más recortes, privatizaciones, desmantelamiento del Estado del bienestar.

Esta de no permitir preguntas o no contestar cuando se hacen es una actitud que cercena el derecho a la información de los ciudadanos y el de la libertad de expresión de los periodistas. Muestra un desprecio considerable hacia los electores. Pero no es exclusivo de Mariano Rajoy, sino que caracteriza a la derecha. Hace unos años, José María Aznar calló la boca a una periodista de la Cuatro que le hacía una pregunta, metiéndole un bolígrafo por el escote, un gesto que Palinuro no cree sea de caballero. A su vez, el exministro Trillo "respondió" a otra pregunta de otra periodista dándole una moneda de un euro, si bien el supernumerario lo hizo con algo más de elegancia que su antiguo jefe. Aunque el caso más acabado de este enrocamiento en el despreciativo silencio y el que quizá sirva de modelo para el de Rajoy, es el del expresidente Francisco Camps que se pasó dos años sin contestar a las preguntas que lo incomodaban, en concreto, las referidas al caso Gürtel.

Es decir, el silencio de Rajoy es el silencio del grupo; no hablar, no dar explicaciones, no rendir cuentas. Soltar soflamas, ataques virulentos sin posible respuesta, exageraciones, falsedades. Pura propaganda. O sea, tomar al auditorio por una colección de menores de edad a los que no se respeta.

La comunicación de la derecha es unidireccional y, cuando tiene ocasión, muy agresiva. Tómese el caso de la televisión de Castilla La Mancha que María Dolores de Cospedal ha puesto en manos de Nacho Villa, un periodista militante de la derecha cuyo concepto del pluralismo informativo es el de una catequesis. Ni la más mínima sombra de información contrastada, ni la menor aparición de puntos de vista discrepantes con el discurso oficial que Villa traslada a la opinión en su integridad y, claro, ni la más mínima duda de que la audiencia del medio se ha desplomado del 19,7 por ciento en tiempos del anterior director, García Candau, al 15,9 por ciento en los del designado por el PP. Pero esto no preocupa a la derecha pues, al ser la televisión pública, lo mejor es que se hunda para privatizarla luego a algún grupo afin que ya se encargará de subir la audiencia, aunque sea metiendo anuncios de prostíbulos como estaban haciendo los autobuses públicos de Valencia.

Es un silencio entreverado de propaganda que recuerda mucho el franquismo. Quien lo dude, que vea unas "noticias" de Telemadrid, en donde toda la información está editorializada, prácticamente hasta el pronóstico del tiempo. Si le quedan ánimos, que mire alguna tertulia en la que todos los participantes expresan siempre el mismo punto de vista y las diferencias son en los matices del infundio, si Rubalcaba es un frío calculador electoralista o un colaborador con banda armada

Ese turbio silencio y esa atronadora propaganda cuentan con la aprobación de la mayoría de la gente, de una mayoría tan silenciosa como el partido que le pide el voto. Palinuro no encuentra otra explicación que la inveterada sumisión del pueblo español al providencialismo de una oligarquía que lo ha gobernado históricamente y, despreciándolo, se aprovecha de sus debilidades. Frente a ello, la tarea democrática de alentar el espíritu crítico que convierte a una masa amorfa en una ciudadanía crítica, consciente de sus derechos y, por tanto, de su dignidad, recae sobre la izquierda.

Palinuro espera que el candidato socialista multiplique sus ruedas y comparecencias de prensa abiertas, con preguntas y respuestas, que mantenga una página abierta, diseminada en muchos "espejos", en la que conteste diariamente a las preguntas de los internautas, que esté en todas las redes sociales, que sea accesible, que hable con todo el mundo y respete a l@s periodistas, a quienes no se puede despreciar cuando ejercen su profesión porque representan a la ciudadanía con igual dignidad que los diputados.

(La imagen es una foto de Partido Popular de Melilla, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 23 de setembre del 2011

Los maestros censores.

Estábamos los españoles sobrellevando con nuestro tradicional estoicismo la crisis que la codicia y la incompetencia de los genios de las finanzas nos han echado encima cuando nos enteramos de repente de la existencia de otro organismo, otro más, alimentado con fondos públicos y dedicado a hacernos la vida imposible. El Consejo de Administración de la Corporación RTVE es un órgano elegido por las Cortes Generales, compuesto por 12 miembros, cada uno de los cuales cobra unos 120.000 euros al año, excepto su presidente que, al parecer se embolsa 240.000. O sea, sólo él, veinte mileuristas. Añaden asesor, secretaria y coche oficial. Ni que fueran banqueros rescatados ¿verdad?

Y ¿qué hace esta docena de ilustres desconocidos aparte de saltarse alegremente la normativa que rige el organismo en materia de paridad de sexos, descaradamente en favor de los varones? Nada que haya merecido la atención de los medios de comunicación en cuatro años que llevan de mandato. Éste es de seis años. No me extraña; si Palinuro cobrara diez mil euros al mes querría un mandato vitalicio. Bueno, nada no; el miércoles tomó una decisión que sin duda salió a la mayoría del fondo mismo de sus entretelas partidistas: hartos de que los telediarios fueran plurales y dieran noticias positivas o negativas, para unos u otros, los consejeros decidieron atribuirse la competencia para censurarlos previamente. La medida la propusieron, se dice, los consejeros del PP, sin duda molestos de que la RTVE no alcanzara las cotas de objetividad, neutralidad, calidad y, desde luego share de las televisiones de Esperanza Aguirre y Francisco Camps, hoy Alberto Fabra.

Votaron a favor los cuatro consejeros del PP y el de CiU, se abstuvieron los del PSOE, ERC y CCOO y votaron en contra (en todas partes hay gente decente) los de IU y UGT. De inmediato hubo una reacción universal en contra hasta de sus propios partidos y los malaconsejados consejeros, sin duda preocupados por sus emolumentos, decidieron desdecirse bravamente antes de que la noticia hubiera terminado de ser leída por los locutores. Si hay que perder la dignidad, se pierde, pero no los 120.000 euríviris ni los demás chollos y privilegios que convierten unas nulidades en verdaderos potentados a costa del trabajo de un pueblo al que querían birlar la información.

Por no pensar, ardua tarea a la que estos lumbreras no deben de estar acostumbrados ya que la de llenarse los bolsillos no les deja tiempo libre, ni han pensado en cuál podría ser el resultado final de un producto en el que metieran las tijeras todos los partidos. Si cuando la tijera es sólo cosa de un partido salen los engendros sectarios que salen en TeleMadrid y Canal Nou en Valencia, cuando sea cosa de todos no saldrá nada. Los telediarios darán información sobre la vida de los pingüinos australianos o la canonización de Fruela.

Esto de la democracia no hay quien lo aguante. Al fin y al cabo, la censura previa tiene sólidas raíces españolas. En tiempos de Franco estaba en vigor, hasta que llegó el liberal Fraga y la abolió sustituyéndola por la censura a posteriori. Podías publicar lo que quisieras; pero si lo publicado no gustaba a Franco, Fraga, el obispo, el alcalde, el jefe provincial del Movimiento y una retahila de enchufados, te la cargabas. Te ponían una multa que te baldaban, o te cerraban el periódico o te metían en la cárcel. Y todo eso en defensa de la civilización cristiana. ¡Y ahora no se puede ni defender el pluralismo ni la imparcialidad informativa de los medios públicos como corresponde a la democracia que el Glorioso Movimiento Nacional trajo providencialmente a España! Una vergüenza, mi general.

Uno entiende que propongan esta medida los consejeros del PP. Al fin y al cabo, Fraga es el fundador del partido y aportan la experiencia que tienen en la manipulación de los telediarios de sus comunidades, verdaderas máquinas de agit-prop de la derecha. Que vote a favor el consejero de CiU ya es incomprensible. Pero no tanto como que se abstengan el PSOE, ERC y CCOO. La izquierda propiciando con su abstención la censura previa en los medios públicos. Eso no tiene nombre, los representantes de estos grupos no merecen más que desprecio y todos, los votantes a favor y los abstencionistas, deben abandonar ipso facto unos cargos que no debieron ocupar jamás. Los únicos que se han ganado seguir (en el supuesto de que continúe un órgano cuya supresión ahorraría un puñado de millones al erario público) son los consejeros de UGT e IU, así como el agradecimiento de una ciudadanía que no quiere que la traten como menor de edad.

diumenge, 11 de setembre del 2011

La derecha y los medios de comunicación.

Cuando en 2006 Aguirre puso en la calle de una patada en el trasero a Germán Yanke, periodista bien de derecha pero no de la derecha que place a Aguirre, le espetó en antena que usted compra el discurso del adversario. Habiendo incurrido en el desagrado de la buena señora, Yanke, a quien Aguirre había nombrado director y presentador del telediario como podía haberlo nombrado jefe de contabilidad, no tenía más remedio que dimitir, igual que, según se dice, Racine no pudo sino morirse cuando Luis XIV lo miró con disgusto. Salvando las distancias, claro. Ya había habido un precedente cuando Aguirre pidió a Yanke que echara a otro periodista que tampoco le gustaba, Pablo Sebastián, con quien el primero tenía uno de esos apaños típicos del do ut des de su profesión, de yo te doy una columna aquí y tú me das un espacio allí, lo que explica el nivel informativo del país. Yanke echó a su amigo pero eso no le sirvió para conservar su puesto.

En todo caso, la expresión aguirresca y el fulminante despido ponen en evidencia la idea que la derecha española tiene de la relación del poder político con los medios de comunicación, una relación que aquella dice ser propia de "liberales" y, en realidad, es de carácter feudal en la que los medios son los feudos del baranda político de turno y los periodistas sus feudatarios, o vasallos, muy bien pagados, a los que se ordena lo que tienen que decir y hacer so pena de perder la bicoca. El verbo "comprar" empleado por Aguirre quiere ser un típico anglicismo semiculto pero traduce a la perfección la idea que la dueña tiene de los periodistas, de los discursos, las creencias y las cuestiones de ideología: todo se compra y se vende y no le falta cierta razón ya que está rodeada de un buen puñado de comunicadores e ideólogos a sueldo.

El despido de Yanke muestra que Aguirre cree que, pues es la presidenta de Madrid, la Comunidad Autónoma le pertenece como la empresa de chorizos Revilla pertenecía al industrial Emiliano Revilla. Pero no es así. La Comunidad Autónoma y la televisión madrileñas pertenecen a todos los madrileños y la presidenta está obligada a gestionarlas en interés de todos ellos y no a patrimonializarlas. No obstante, es lo que hace con singular descaro. La televisión de Madrid es su televisión. En ella se dice lo que Aguirre quierer escuchar y como quiere escucharlo y se silencia lo que no quiere escuchar, y si alguien se sale del guión, como Yanke, se le despide sin más monsergas. Si el despedido acude a los tribunales y estos le dan la razón y obligan a la Comunidad a pagarle una indemnización, Aguirre lo hace encantada porque la paga con el dinero de los madrileños. Mas desvergüenza es imposible. Sobre todo en alguien que va diciendo que el poder político ha de abstenerse de intervenir en la sociedad civil y el mercado pero que tiene sus narices bien metidas en ambos.

Si Aguirre pagara la tele que controla de su bolsillo, como Ariza paga Intereconomía del suyo, no habría nada que objetar, pero no es así sino que lo hace con dinero que no le pertenece, de un modo inmoral, sustrayendo recursos ajenos, de los ciudadanos, para emplearlos en beneficio de los suyos, de sus votantes indirectamente y directamente de la caterva de paniaguados y paniaguadas que tiene a suculento sueldo, muchos de los cuales no saben hacer la o con un canuto. Pero cobran. Como, según Bono, en tiempos de Aznar cobraba Carlos Dávila, hoy director de La gaceta (cuatro millones y medio de pesetas (unos 27.000 euros) al mes de TVE) por hacer lo que hace ahora, insultar y agredir a la izquierda.

El resultado de esta acción tan profundamente inmoral de Aguirre es un medio de agitación y propaganda al servicio de su persona y de su partido que sirve de modelo para todas las demás televisiones que gestiona el PP, en Valencia (en donde el Canal Nou es peor que la televisión de Franco), en Mallorca, en Castilla-La Mancha y en Extremadura ahora. La técnica es siempre la misma: se ganan las elecciones y se nombra al frente de la TV a auténticos comisarios políticos, cuando no a simples esbirros ideológicos a los que se pagan fortunas con el dinero de los contribuyentes por hacer un periodismo irrisorio al servicio de los gobernantes y de ataque a la oposición. El coste es altísimo, sobre todo si se mide en términos de productividad, esto es, de dinero por índice de audiencia.

Pero eso importa poco. Lo harían aunque la audiencia fuera cero y el negocio inexistente porque deja otros beneficios: de un lado, se impide que si alguien, por casualidad, sintoniza estos engendros, pueda acceder a una información equilibrada e imparcial y, además, se pagan los servicios de unos propagandistas venales, no con el dinero privado de los gobernantes ni de su partido sino con el de todos los contribuyentes. Es un negocio redondo. Mentir, censurar, difamar, engañar sale gratis y a algunos los enriquece. Curry Valenzuela, Isabel Durán, Alfonso Rojo, Hermann Terstch, Alfredo Urdaci, Fernando Sánchez Dragó, Ernesto Sáez de Buruaga, Ignacio Villa, etc., etc., la lista de gente que cobra o ha cobrado cantidades suculentas a cuenta del contribuyente por falsear la realidad al servicio del amo es impresionante. ¿De qué podía extrañarse Germán Yanke?

(La imagen es una foto de Esperanza Aguirre, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 25 de juliol del 2011

La prensa delincuente.

Es de suponer que tenga razón Alan Rusbridger, director del Guardian, en un artículo ayer en El País (La cloaca & Cia. Cómo destapamos el escándalo de Murdoch) cuando dice que

"...la historia de Murdoch no ha terminado. Toca tan a fondo tantos aspectos de la vida cívica de Reino Unido y Estados Unidos -la policía, la política, los medios de comunicación, las leyes- que seguirá teniendo consecuencias durante meses e incluso años".

Lo sabe bien porque fue el Guardian el que hace casi diez años se lanzó en solitario a demostrar que el News of the World (NotW) recurría a procedimientos delictivos para obtener sus reportajes. Si los medios tienen sentimientos, ahora el Guardian se siente como el Washington Post del Watergate, que es el sentimiento que anhelan tener todos los periódicos decentes: honradez, audacia, principios, defensa de los derechos y libertades fundamentales en una sociedad civilizada.

La comparación con el Watergate no es muy afortunada. En aquel caso estaba implicado el Partido Republicano y la Presidencia de los Estados Unidos, no había villanos en la prensa y la policía tenía poco que ver en el asunto. En tanto que ahora, en el caso Murdoch, hay prensa cuyos gestores pueden haber cometido delitos indignantes con multitud de víctimas; hay asimismo policías presuntamente corruptos en cantidad aún por establecer pero que han dejado el prestigio de Scotland Yard por los suelos; y también aparece tocado el Primer Ministro, aunque en mucha menor medida de lo que lo estuvo Nixon. Es decir, políticamente este asunto es más grave que el Watergate.

Y de mucho más alcance, desde luego. NotW ha sentado ejemplo. Las investigaciones se orientan ahora a saber qué hicieron los otros medios del inmenso conglomerado de Murdoch, medios como la Fox News (una canal de TV incendiario de extrema derecha), que se han ajustado a un modo de entender la información como un lanzallamas y el debate como una agresión a degüello del adversario en términos de su derecho al honor, la intimidad, la propia imagen, un modelo que encuentra eco en parte de la prensa española.

Hay varias preguntas que pueden hacerse desde España. La primera es qué pensará hacer Aznar con su participación en el Consejo de News Corp. Porque ahora ya no puede aducir que él no sabía nada, lo que dice siempre que lo pillan en un renuncio. Desde su nombramiento en 2006 ha habido suficiente información pública para saber qué había en las sentinas del gigante de la comunicación. En 2006 ya se produjeron encarcelamientos incluso de algún periodista del NotW por escuchas ilegales. Y en 2009 se recrudeció el escándalo. Ahora ya es una avalancha de pruebas de que Aznar está asesorando a un grupo que puede haber recurrido a procedimientos tan delictivos como repugnantes.

Según parece Aznar cobra 220.000 dólares al año por su tarea en el Consejo. Como no es fácil creer que alguien dé 220.000 dólares por nada, sería elegante y educado que Aznar explicara de qué se habla en esos consejos y cuál haya sido su aportación. Al fin y al cabo el grupo Murdoch no lo ha contratado por ser José María Aznar López, funcionario de Hacienda, sino por haber sido presidente del Gobierno español, lugar en el que le pusieron sus votantes. Dado que Aznar posee ciertamente información de altísimo valor nacional por razón de su cargo y dado que el grupo al que asesora es sospechoso de comportamientos delictivos en las personas de sus máximos responsables, esta explicación no es demasiado pedir.

(La imagen es una foto de ssoosay, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 28 d’abril del 2011

El ataque a RTVE y la Gürtel

Lo dicho, a bronca diaria hasta el 22 de mayo. La brigada pesada carga contra todo lo que luce. Policías, jueces, médicos, la radiotelevisión pública. Da la impresión de que la derecha no calibra bien el deplorable efecto que estas demasías tienen en la gente que, en su gran mayoría es moderada, o sea, que rechaza los excesos y, sobre todo, los abusos. Esta especie de linchamiento moral que la derecha quiere perpetrar en la periodista Ana Pastor tiene la peor prensa del mundo porque, aparte de convertirla en una adalid de la libertad de expresión, hace que la profesión periodística cierre filas en defensa de una de las suyas que, además, tiene un excelente currículum.

De todas formas aunque las acusaciones tienden a ir a lo personal y a ser bastante desagradables, Pastor debe tener en cuenta que no se trata de ella. El PP atacaría a cualquiera que ocupase su puesto porque el ataque es instituciónal, a la radiotelevisión pública. Es a la idea misma de la objetividad e imparcialidad de los medios. Todo lo que no sea estar al servicio incondicional de sus intereses le parece al PP una falta de profesionalidad. Repasando el vídeo de la discusión habida en el programa de Los desayunos de Ana Pastor puede detectarse en la mala uva de Cospedal una intemperancia, un desabrimiento hacia una profesional que estaba haciendo su trabajo de modo impecable delatores de una actitud de clase que la gente capta enseguida. Por eso es tan valiosa la templada declaración que publica la periodista en su blog (en la imagen), expresando cuáles son sus móviles y dejando así en claro la diferencia que hay entre una periodista que hace un trabajo de calidad y una cuadrilla de energúmenos que sólo busca armar alboroto cada vez que un profesional no se allana a sus intenciones y distingue entre los intereses generales y los de un partido.

En el fondo, el problema es siempre el mismo: que no se hable de la Gürtel después de que los tribunales hayan tomado otra medida que acerca más a Camps al banquillo al admitir que pueda ser procesado con los jefes de la trama a la que presuntamente favoreció con claro quebranto de los intereses públicos. Esas son cosas que la gente entiende muy bien y que prefiguran una situación que a nadie sorprendería: ver a Camps procesado con Correa. Para evitar las lógicas habladurías sobre esto así como cualquier otro factor que pueda enturbiar la placidez del triunfo electoral del PP se cuestiona la radiotelevisión pública (aunque nunca había sido mejor en democracia, al menos si se compara con la zahúrda que montó Aznar en tiempos del inenarrable Urdaci), se cuestiona la profesionalidad de la policía o los jueces; lo que haga falta. Y que se ande con ojo el Rey con ese aspecto de progre que se está echando que también puede llegarse a cuestionar la pertinencia de la Corona si no está incondicionalmente al servicio de la derecha.

divendres, 15 d’abril del 2011

Gürtel quiere listas secretas

Media España pide listas abiertas pero el candidato Camps, sospechoso de haber cometido un puñado de delitos, quiere que sean no ya cerradas sino secretas, que la canallesca no informe sobre los que las integran, esto es, que la gente vote sin saber a quién vota. Y para ello pide censurar cuatro cadenas de televisión, TVE, la Cuatro, Tele5 y la Sexta para que no hablen de lo que le incomoda. En realidad, dicen sus amigos, sólo pretende que las cadenas no relacionen el término corrupción con las listas del PP valenciano. Es decir, entiendo, que las cadenas pueden nombrar a los imputados en las listas del PP pero no decir qué se les imputa. Posición poco perspicaz porque, con la guasa que se gasta el personal, puede acabar diciendo que no están imputados por corrupción sino por trata de blancas, tráfico de órganos o asesinato. El primer derecho que tiene todo acusado es a que se le diga de qué se le acusa. Un derecho que los acusados comparten con el público en general porque el ámbito penal es esencialmente público.

La dirección del PP ha reaccionado con la celeridad del alacrán amenazado y ha desautorizado la desaforada y disparatada pretensión de Camps recordando con toda razón por boca de Ana Mato y de González Pons que la libertad de expresión está por encima de todo. Dan ganas de aplaudir. Camps parece haber captado el extraño mensaje y ha enviado a un propio a retirar su reclamación ante la Junta Electoral Provincial. Más que nada para que no siga haciendo el ridículo, que el cadáver de la Gürtel ya no le deja vivir. Porque, ¿cuál podría ser la respuesta de la Junta, aunque estuviera llena de amiguitos del alma del curita? ¿Decir a las citadas cadenas, que representan algo así como un setenta u ochenta por ciento de la audiencia total que se callen para no molestar a un candidato multiimputado? Tengo que insistir: aquí alguien no está en sus cabales. Se admiten apuestas a que en algún momento pretende cerrar Facebook en la Comunitat valenciana. Como Gadafi en Libia.

Así que eso tan venerable de la libertad de expresión suena un tanto a beneficio de inventario. ¿O la libertad de expresión no reza con las dos cadenas, Telemadrid y Canal Nou, controladas por el PP? Porque en ellas sí que puede Camps conseguir que no se hable de lo que no le interese. Y a rajatabla. ¿Corrupción en Valencia? ¿En Madrid? ¿Qué corrupción? dicen unos periodistas que monopolizan estos medios para repetir en ellos las consignas de Camps y Aguirre y no precisamente gratis. ¿O no fue Aguirre quien despidió fulminantemente a Germán Yanke tras acusarle en directo de haber comprado el discurso del enemigo? Porque Aguirre lo tiene tan claro como Camps: las televisiones son lugares que sirven para colocar el discurso propio y callar el del enemigo. Es decir, para entendernos, que la libertad de expresión "está por encima de todo" salvo cuando podemos ponerla por debajo de todo.

Por último, no parezca exagerada la hipótesis del cierre de las redes sociales. Facebook ya ha dado más de un disgusto al hombre de los tres ternos a cuenta del famoso aeropuerto de Castellón que, en realidad, era una pista de baile pues no había aviones y, sin embargo, fue inaugurado a bombo y platillo. Pues eso puede ser nada con la próxima inauguración de una biblioteca sin libros, lo que quizá sea una idea para que los usuarios, al no poder leerlos, se animen a escribirlos. A ver qué se le ocurre al personal en Facebook pero que se ande con cuidado, que puede encontrarse con una querella de Camps por herir, por ejemplo, sus sentimientos religiosos que últimamente están en carne viva.

(La imagen es una foto de ppcv, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 24 de desembre del 2010

El canto del cisne.

Cuando un medio cierra es como cuando en un coro calla una voz; el coro sigue pero ya no es el mismo. Para unos quizá mejore; para otros quizá empeore. Los seres humanos somos iguales y profundamente distintos. Incluso opuestos.

Ayer emitieron sus últimos programas las figuras de CNN+. Fue una continuada lamentación, comedida, moderada, sin estridencias, muy al estilo de la casa, pero lamentación. En la red, en donde este blog se mueve como pez en el agua, había y hay más quejío, una sensación de desamparo, como cuando el pueblo elegido vaga sin destino cierto. Su faro, luz y guía se apaga. Palinuro ya "posteó" sobre el asunto en una entrada sucintamente titulada CNN- hace como una semana. A lo allí dicho me remito.

Cierto que los cierres de medios deben valorarse desde el punto de vista de la comunicación, la información y hasta los sentimientos. Pero los medios son empresas y las empresas, es de suponer, toman decisiones "empresariales", esto es, basadas en la cuenta de resultados all things considered. Con un 0,7 por ciento de audiencia los de la CNN+ no debían de ser aceptables. La empresa cierra.

Ahora la cuestión es ¿por qué diablos un proyecto de TV de calidad, serio y riguroso no consiguió en unos once años una cuota de pantalla que fuera rentable? Alguien podrá decir que en un país en el que los programas de Belén Esteban fulminan los ratings, la CNN+ no tenía nada que hacer. Pero este argumento es pobre porque las audiencias no se encuentran, se hacen, y porque entre la severidad del rigor a palo seco y Belén Esteban seguramente hay infinidad de puntos prometedores.

Tengo la impresión de que en los programas de ayer no hubo mucha autocrítica. Y, la verdad, cuando uno se despide con un 0,7 por ciento de audiencia, habiendo sido ídolo indiscutible en la radio, cabe pensar que uno puede haber hecho algo mal. No digo Gabilondo; digo la cadena en su conjunto. Tenía ésta muchas virtudes, sin duda alguna, con una calidad insuperada. Pero también tenía dos defectos: la monotonía y falta de dinamismo de los programas que se parecían muchísimo entre sí y el sesgo evidente. Había cierto pluralismo, pues se daba voz a la derecha, pero el campo de la izquierda tendía a ser monopolizado por la gente del grupo PRISA que también viene a parecerse muchísimo hasta casi resultar el mismo opinante, como si fuera un retrato robot hecho por una máquina. A lo mejor si los programas fueran más dinámicos, menos "epístola moral a Fabio" y más plurales la cadena se hacía un hueco pues representa lo que tengo por un sector mayoritario de la sociedad española.

Al margen de todo ello el último programa de Gabilondo estuvo fenomenal. Esas dos entrevistas a Garzón y Rubalcaba de antología. En la de Garzón el juez brilló y mostró mucha categoría. Debe de estar exultante. Si entiendo bien le entrada en vigor ayer de la Convención Internacional de Protección contra las Desapariciones Forzadas viene a darle la razón en su enfoque de los crímenes del franquismo: estos no han prescrito por ser delitos continuados puesto que las autoridades no han dado fe del paradero de tantos miles de desaparecidos en la postguerra civil.

La entrevista a Rubalcaba también género de alta calidad. Que Rubalcaba es el mejor político en activo lo reconocen hasta sus más irreconciliables enemigos y en la entrevista lo probó, así con ese gesto desvaído de jefe de estación que sabe muy bien a qué hora pasan los trenes. Como era inevitable hubo su cuarto a espadas con la sucesión de Zapatero y hasta con el hecho de si habrá sucesión. Me pareció una clase práctica de lo dicho más arriba sobre la calidad de Rubalcaba. Porque había una pregunta evidente: la de si es o no el único miembro del Gobierno/PSOE al que el Presidente comunicó su decisión. En cuanto a la contestación se admiten apuestas: ¿habría dicho Rubalcaba la verdad o no?

En el ciclo póstumo de Lieder de Schubert que el editor tituló El canto del cisne por razones obviamente comerciales hay una sobre un poema de Heinrich Heine titulado Der Doppelgänger (El doble), que me gusta mucho y suena así:

En su último programa, Gabilondo se ha desdoblado, han salido en pantalla él y su Doppelgänger. Él mismo, el auténtico (aunque en esto de los dobles nunca se sabe quién es el "auténtico"), informó de la situación; el otro, el doble, el Horla, lanzó cinco profecías. Sabedor de que entra en tiempo de silencio, Gabilondo quiere que su voz se oiga en los próximos meses y la lanzó en forma de "mensaje en una botella". Cinco vaticinios (sobre la sucesión de Zapatero, el fin de ETA, el tintorro party, las elecciones de Andalucía y la crisis económica) pero como esto es CNN+ el Gabilondo "auténtico" advierte de que su doble puede errar en dos o tres. Es el aúreo juste milieu de CNN+; impecable, previsible, lamentable. Y porque no cabía decir que se acertará o errará en 2,5 de cinco casos.

(La imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 22 de desembre del 2010

Sindeología.

¡Qué batacazo, Ministra! Primero te cargas la ley estrella de la segunda legislatura de Zapatero, la Ley de la Economía Sostenible (LES), metiéndole una disposición final segunda medio de tapadillo que obligó a retrasar año y medio su aprobación, y luego te cargas esa misma disposición por no saber negociarla. O, lo que es peor, negociándola con los gringos para que estos presionaran a los partidos españoles que finalmente te han dado la espalda.

Probablemente el espíritu de la Ley Sinde sea correcto y lo menos que se puede pedir: proteger la propiedad intelectual y cerrar páginas de descargas, previa decisión judicial. Pero la forma de defenderlo y plasmarlo en ley ha sido tal chapuza que cabe preguntar si Sinde no es un submarino del Partido Pirata. Aunque hay decisión judicial y ésta es previa (cosa que los internautas piratas niegan con notable descaro), es posible que la provisión de que la decisión judicial se tome a instancias de un expediente administrativo no dé buena espina aunque, en definitiva, no es grave: la decisión es del juez y si hay ciudadanos que crean estar por encima de las decisiones judiciales, que lo digan claramente.

Pero lo más chapucero de todo ha sido ir de tapadillo, como el ladrón en la noche, en una disposición final de otra ley, aprovechando la conocida querencia del Pisuerga. Lo que se hace a hurtadillas canta a la luz pública y la única forma de camuflarse es con la mayoría. En fin, notable fracaso, victoria para el bando pirata que ha conseguido presentar su causa no como un expolio de la propiedad intelectual, sino como la defensa de la libertad (de expresión, de navegación, de información). Alejandro Sanz twitea que los políticos españoles son unos cobardes porque no van a votar (y no han votado) la Ley Sinde porque es impopular. No sé si son cobardes o no; pero sí me parece que no saben bien lo que hacen.

Legislar sobre internet tiene muchos inconvenientes y uno de ellos es que el legislador no sabe lo que dice. Para convencerse basta con examinar las habilidades de los diputados como internautas. No todos tienen blog y muchos de los que lo tienen más valdría que no lo tuvieran. Los hay que no leen el correo electrónico y de las redes sociales no se hable. Cabe dudar de que calibren de lo que hablan quienes desconocen el funcionamiento mismo y el alcance de aquello sobre lo que hablan.

Porque hablar, hay que hablar, a ser posible sabiendo lo que se dice. Tomar en cuenta la opinión pública, consensuar con los otros partidos. Dada la importancia y consecuencia de aquello sobre lo que se quiere legislar (la propiedad intelectual y derechos directa o indirectamente afectados como el de autor, el de expresión, el de información, el de circulación, etc) habría que iniciar un proceso de reforma legislativa específico. Esto no se arregla con una disposición final segunda en otra ley.

(La imagen es una foto de Casa de América, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 9 de desembre del 2010

Luchas en espacios simbólicos,

El euro se tambalea. El rostro claro, nítido, visible de la Unión Europea, pues que todos los demás, humanos o institucionales, son borrosos (¿alguien recuerda últimamente algo del evanescente señor Van Rumpuy?), está en peligro. La propuesta de Jean-Claude Volcker, el PM de Luxemburgo y presidente del Eurogrupo (el único político con altura de miras de la UE, según Helmut Schmidt), de emitir eurobonos y poner en marcha para ello una institución europea de crédito se ha dado de bruces con la obstinada negativa de Alemania. La señora Merkel no quiere que su país acabe pagando los platos rotos de los Estados endeudados. Volcker piensa que los alemanes son "simples"; pero Austria y los Países Bajos los apoyan. Si se emiten eurobonos, los países en riesgo de quiebra aflojarán en sus esfuerzos por salir de la crisis.

Muchos, entre ellos el presidente del FMI, piensan que hay que reforzar políticamente el euro, que hay que avanzar hacia una mayor integración de la UE, especialmente de la Eurozona, si se quiere que el euro sea una moneda creible. Mientras esto no suceda será vulnerable y corre el riesgo de hundirse. Y en esto la señora Merkel parece tener las ideas muy claras: "si fracasa el euro", dice, "fracasa Europa". El euro es pues una idea, un símbolo, el símbolo de Europa, de la legendaria y mítica Europa, la del rapto. Merkel, por supuesto, no quiere pasar a la historia como la enterradora del euro; pero tampoco quiere que sea Alemania quien pague el rescate.

No sé si fracasaría Europa; ni siquiera si fracasaría la Unión Europea; en todo caso, lo haría la Eurozona, es decir, esa clara manifestación de la vieja idea de la Europa de las dos velocidades. Lo que Frau Merkel no parece entender es que, en cualquiera de los dos casos, euro sí (con eurobonos) o euro no, Alemania pagará las consecuencias. Con la diferencia de que, en el caso del no, las consecuencias las pagará también el proyecto de integración política de Europa, que sufrirá un marcado retroceso. Justo en el momento en que, cara a una crisis global, lo más sensato que puede hacer Europa es integrarse hasta constituir una entidad económica y políticamente relevante en el escenario global y no un mero conjunto de Estados a quienes los chinos compran y venden lo que quieren y los Estados Unidos dan órdenes.

La moneda es un testimonio, un termómetro, un monitor de cómo se encuentra una economía perteneciente a una entidad política; pero es imposible evaluar la situación de una economía perteneciente a dieciséis entidades políticas.


El otro simbolismo del momento, el episodio WikiLeaks, continúa haciendo estragos. No contentos con intentar criminalizar como terrorista a Assange, algunos políticos yanquies, como el senador Joe Lieberman, que parece haber perdido la Minerva, amplian el rango de sus diatribas y apuntan ahora a la prensa, como el New York Times. Y quien dice el NYT dice The Guardian, etc. Van por los periódicos. Resulta obvio: si se acepta que WikiLeaks ha infringido la ley de secretos oficiales (o la que sea), lo mismo han hecho las cinco publicaciones que han difundido los cables fatídicos. Si se persigue a Assange, hay que perseguir los periódicos. Hay que ser consecuente, pensará Mr. Lieberman.

A propósito de los periódicos hay una curiosa campaña en la blogosfera para pedirles que, ya que se han beneficiado de los papeles de WikiLeaks, contribuyan ahora cuanto puedan a la defensa y liberación de Assange. Se pueden escribir cartas al director que se encuentran en los respectivos idiomas del medio en el blog El Teleoperador. Pues sí, creo que está en el interés de los periódicos defender su fuente y ayudar a Assange en su lucha por la libertad de expresión.

Tanto el senador Joe Liberman como todos cuantos piden persecución penal para Assange por revelación de secretos debieran sopesar los pros y contras de su empeño. Quienes dramatizan con voz engolada la cuestión de la defensa nacional deben precisar de qué diablos hablan. Pasan los días, los secretos se amontonan a la vista del respetable y aquí no sucede nada; no estalla una guerra, ni hay atentados o secuestros, ni siquiera disturbios callejeros. Todo lo que sucede es que los Estados Unidos se revelan ante el mundo como un Estado de matones y los demás, excepción hecha de la China, en parte Rusia y Francia, y los irreductibles Cuba, Venezuela y Bolivia, aparecen como lacayos y tiralevitas. Pero nada más. Es incómodo y vergonzoso para los implicados, pero no es peligroso para nadie. El impacto de WikiLeaks se da más en el terreno simbólico que en el real. En el simbólico es una bomba; en el real, apenas se percibe. Por eso es tan absurdo hablar de defensa nacional. Es no querer ver que la cuestión, la guerra, es virtual, digital, por la justificación y permanencia o no de unos u otros métodos de gobierno.

Los contra son muy importantes. De insistir en la persecución penal de Assange se causará un daño irremediable al principio de la libertad de expresión, que es la piedra angular de Occidente. Cargar contra los periódicos ya muestra claramente el síntoma. Detrás vendrán los libros, el teatro, las películas y tendremos la censura establecida de nuevo, fisgando y rastreando todos los días la red. Un panorama imposible.

Aunque parezca un chiste, está previsto que este año de 2011, del primero al tres de mayo, Washington acoja la celebración del Día mundial de la UNESCO de la libertad de expresión. Si se leen con atención la exposición de motivos y los criterios por los que se regirá la otorgación del premio está clarísimo que tendrán que darselo a Assange.

(La primera imagen es una foto de hegarty_david; la segunda, de gwydionwilliams, ambas bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 7 de desembre del 2010

La realidad no soporta la realidad.

Este de la izquierda, Julian Assange, a quien Palinuro considera Un héroe de nuestro tiempo, resulta ser el enemigo público número uno. Un enemigo público global, como corresponde a la época. No es raro que los enemigos públicos sean vistos como héroes.

Pero ¡qué cacería! Hay verdadera furia. Quieren declarar terrorista a Assange, WikiLeaks, lo que sea; asesinar al hombre; expulsarlo de la red; ahogar el portal; terminar con esta pesadilla. El mundo no soporta verse como es. Todos los actores políticos de todos los países quedan muy por debajo de la imagen que les gusta proyectar de sí mismos. Todos los equilibrios internacionales, hechos de pactos, chanchullos, componendas están saltando en explosión incontenible. Por eso, cuando se escucha al Fiscal General de los EEUU, Eric Holder, decir que están haciendo lo que pueden para contener este flujo de información a uno le suena a una situación mucho peor que lo de las fugas de petróleo en el Golfo de México. Mucho peor porque este "flow of information" ya no hay quien lo pare. Está en la red y multiplicándose por miles cada minuto a través de los mecanismos P2P. Así que ese planteamiento es erróneo.

A su vez, la señora Clinton ya dijo en su día que la difusión de los cables fatídicos era un ataque a la Comunidad Internacional. Es pintoresco que hable de ataque a la Comunidad Internacional quien supuestamente ordenó que se espiara al Secretario General de las Naciones Unidas. En fin, espiar no es atacar; sólo es prepararse para hacerlo. El que ataca es quien revela el espionaje y con él no debe haber piedad. Lo que suena algo ridículo.

En el frente de la persecución personal del australiano la cosa parece decidida: hoy lo tendrá Scotland Yard en aplicación de una orden europea de extradición y lo llevará de inmediato al juez. La causa en Suecia es muy sospechosa: se presentó, se retiró y volvió a presentarse por otro lado. Acusaciones de violación y abusos sexuales. Tiene toda la pinta de un montaje, pero hecho en un terreno muy delicado para la sensibilidad de la época. Con ello no solamente parece pretenderse encarcelar a Assange sino desprestigiarlo también. Eso de la violación tiene muy mala prensa. Es de esperar que el activista salga bien librado de ésta.

Porque en el mundo no parece que haya lugar para él. Ha atacado todos los Estados descubriendo sus secretos y los Estados están coaligándose en su contra. Como quiera que los Estados ocupan todo el planeta, va a serle difícil encontrar un hueco. De momento se trata de si el Reino Unido lo extradita a Suecia; pero puede haber más demandas de extradición y el propio Reino Unido puede abrir una causa penal contra él invocando siempre el principio del secreto oficial y la defensa nacional. No es difícil. Otros están haciéndolo, por ejemplo Australia, su país de origen.

Se trata del primer objetor de conciencia a escala global, un objetor en nombre de la conciencia del mundo. Es una objeción que los Estados, especialmente los Unidos, no van a tolerar. Assange tiene pinta de ser la primera víctima de la guerra digital entre internet y los Estados.

Así que lo que interesa es entender esa guerra. El Guardian, que está haciendo una cobertura del WikiLeaks extraordinaria, publica hoy dos artículos que representan los dos polos entre los que se juega esta guerra; porque es una guerra y va en serio. Uno de ellos es de John Bolton, titulado Cables de WikiLeaks: Barack Obama es un peligro mayor. Suena un poco a discurso de Rajoy en España: Zapatero es culpable de todo. No es de extrañar. Este Bolton, a quien le parece que sobra la ONU y que fue, claro, embajador en la ONU en tiempo de Bush, dice sin ambages que hay que perseguir penalmente a Assange, cerrar WikiLeaks y sacar de la red todo el material dañino. Lo que sucede es que el gobierno de Obama, que es como un Zapatero, no tiene agallas. Discurso típico de halcón.

El The Guardian publica asimismo otro artículo de John Naughton titulado Vivid en un mundo wikilikeable o cerrad la red. Depende de vosotros. Se dirige a los políticos, claro. No se da punto medio, como no se da entre la libertad y la tiranía para un alma noble: si hay red, es libre. Lo mejor es que no la haya. Pero ¿puede haber un mundo sin red? Me parece que no. Y si es que no, está claro que nadie podrá contener ese condenado flood of information. Es imposible que los Estados prevalezcan en un mundo de trasparencia total. Así que si quieren sobrevivir tendrán que reinventarse porque las cosas ya no son como antes.

(La imagen es una foto de biatch0r, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 6 de desembre del 2010

Creced y multiplicaos.

Ahora que los controladores están marcando el paso y como se descuiden comen las uvas en el calabozo, y que es poco probable que vuelvan a cometer tamaño desafuero en un tiempo razonable, podemos regresar al asunto de verdad candente de nuestros días que es la aventura de WikiLeaks. Me preguntaba en una entrada anterior si sería técnicamente posible sacar a alguien de la red, excomulgarlo, excomunicarlo, desaparecerlo del ciberespacio. Parece que, en principio, es posible hacerlo cuando se tiene el poder de los Estados Unidos para ir presionando a servidores y portales a fin de que no alberguen WikiLeaks; así lo han echado de Amazon y, como los yanquies son pragmáticos, también han ido a cegarle la fuente de financiación consiguiendo que Paypal le cierre la cuenta. Un buen momento para que todos cuantos apoyamos WikiLeaks nos demos de baja en ambos lugares. A su vez, el servidor que alojaba su DNS también lo ha quitado con lo que WikiLeaks ha tenido que refugiarse en Suiza.

Este procedimiento, el de la persecución sitio por sitio, es muy primitivo y siempre habrá algún lugar que acoja al proscrito. No tengo muy claro qué pueda hacer la ICANN pero empiezo a sospechar que nada. Entre tanto Assange ha sabido moverse y se ha curado en salud de un posible black out por el curioso procedimiento de multiplicar el sitio WikiLeaks a través de un sistema de réplicas, de espejos, como en La dama de Sanghai. En el momento de escribir esto WikiLeaks estaba funcionando en 208 sitios. Es más hay una página que rastrea de modo automático las nuevas réplicas, lo que permite acceder a ella en los servidores más extraños. De ese modo ya no es necesario aprenderse la dirección IP de la organización aunque, por si acaso, es ésta 213.251.145.96, al parecer cedida por un dirigente del Partido Pirata suizo.

Así pues lejos de desaparecer del ciberespacio WikiLeaks está por doquier al grito de hagamos que los gobiernos sean abiertos. Es decir los Estados Unidos con esa ingente potencia militar que tampoco les sirve para ganar guerras no consiguen acallar la voz de un hombre solo que anda exponiendo sus más tristes vergüenzas a la luz pública. Bueno, el hombre es la cara de una organización que está haciendo una revolución en el ciberespacio desde el momento en que pone en práctica lo que muchos han formulado en la teoría pero no hecho realidad: que en la era de internet no puede haber nada secreto, que no hay forma de impedir la libre difusión de la información. Viene inevitablemente a la memoria el archicitado dictum de Kant de que nada que no pueda hacerse público es justo. Curiosa paradoja la de que los mayores traficantes de secretos sean los poderes públicos.

En todo caso, si es imposible acallar a alguien en la red y no hay forma de guardar secretos, que son las peanas de las mentiras, el mundo va a dar un giro espectacular y a una velocidad de vértigo. Si alguien lo duda lo invito a que, volviendo un poco la vista atrás compare el Obama de 2008 y el de 2010, el Zapatero de 2008 y el de 2010. Es lamentable que hayan de ser estos dos izquierdistas moderados de buena fe los que tengan que salir en defensa del sistema capitalista, de sus latrocinios, corruptelas y delitos, como si fuera un dechado de virtud democrática. La vida es dura pero la razón y la verdad están del lado de quienes desafían al Estado en nombre de la revolución de hoy, la de la transparencia total.

Frente a estas pretensiones es poco lo que el mundo tradicional y las gentes de bien pueden hacer y lo poco que pueden ya están haciéndolo: amenazar de muerte a Assange. Algunas de esta amenazas y peticiones de que lo asesinen proceden de las elites gobernantes estadounidenses, de donde se sigue con claridad que estamos gobernados por asesinos. Por ello Assange toma sus precauciones poniendo en manos de mucha gente un archivo cifrado con información sobre el asunto de BP en el golfo de México y el de Guantánamo. En el caso de que le suceda algo los poseedores de la información recibirán la clave de inmediato.

Puede que Assange sea detenido hoy. La cuestión es si se lo extraditará a Suecia cuenta habida de que parece confirmarse que la oscura causa judicial que allí se le ha abierto es un montaje político en el que se instrumentaliza a unos jueces proclives o poco escrupulosos para acabar con Assange. Algo parecido a lo que sucedió con Garzón en España. Acabar con Assange quiere decir entregárselo después al gran Inquisidor, los Estados Unidos. Si en el Reino Unido queda un adarme de respeto por the rule of law no se extraditará al australiano, haya o no euroorden, en tanto no quede claro que Suecia está tratando el asunto con la exigible legalidad y respeto al habeas corpus, cosa que no parece. Porque si los suecos ya colaboraron como siervos en los famosos vuelos de la CIA, ¿por qué no iban a hacerle ahora el trabajo sucio a los gringos?

(La imagen es una foto de biatch0r, bajo licencia de Creative Commons).