Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris País Vasco.. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris País Vasco.. Mostrar tots els missatges

dissabte, 17 de setembre del 2011

Diez años de prisión para Otegi.

La condena de la Audiencia Nacional ha sido muy mal recibida por la izquierda abertzale; mal por los nacionalistas vascos y gran parte de la izquierda española; con reticencias por los socialistas vascos; con alguna incomodidad por los demás nacionalistas; bien por los socialistas españoles con alguna reservilla sobre su oportunidad; y muy bien, con aplausos, por la derecha española. Por supuesto, se trata de reacciones políticas.

Desde el punto de vista jurídico la inmensa mayoría acata la sentencia. Siempre hay quien la considera una "aberración" y una injusticia. Pero eso es inevitable. Lo importante es que los acusados han tenido un juicio justo y que la sentencia lo es por unanimidad de unos magistrados que la han fundamentado en derecho. Si los condenados creen que no ha sido así, pueden recurrir al Tribunal Supremo. Después, dependiendo del resultado, pueden ir al Constitucional y, si llega el caso, a Estrasburgo. No será por falta de garantías. De momento, lo único civilizado que cabe hacer es dar la sentencia por justa en tanto no se demuestre lo contrario. Que puede demostrarse y también no demostrarse. La sentencia contiene una prolija explicación sobre el valor de las pruebas en el orden material altamente problemática. La Audiencia reconoce que son indiciarias y que, por tanto, no son reales, materiales, plenas. Igualmente en orden procesal da carácter de prueba pericial a los informes de la policía. Si los acusados recurren será el Tribunal Supremo el que decida si la interpretación de la Audiencia se ajustó a derecho o no, sobre todo teniendo en cuenta que se apoya en su jurisprudencia.

Cuando ese presumible segundo pronunciamiento de la justicia se produzca habrá pasado un tiempo, breve o prolongado, pero decisivo: el tiempo que viene de inmediato, ahora, en los próximos meses y de eso es de lo que hay que hablar, en el plano político. Pero, antes, hay que hacer una recapitulación de cómo hemos llegado aquí.

Desde las elecciones del 22 de mayo han pasado más o menos los famosos cien días de suspensión de juicio de las nuevas corporaciones locales, sobre todo las de Bildu y cabe ya decir algo. La experiencia muestra que los independentistas de Bildu se llenan la boca a hablar de la nueva etapa, del nuevo escenario que tanto le gusta a Otegi quien tiene una concepción teatral de la política, y a pedir a los demás que den pasos valientes -se supone que hacia delante- pero los que dan ellos son claramente hacia atrás, hacia la etapa pasada. Todavía no han entendido lo que entiende cualquiera con un mínimo de decencia, esto es, que todas las víctimas son iguales; que no las hay de primera y de segunda. Y ello sin mencionar los comportamientos provocadores de Garitano que Odón Elorza, un hombre más conciliador que Palinuro, llama inmorales. No, Bildu no ha estado a la altura de lo que proclama y eso de amenazar ahora con una movilización social contra la sentencia no va a ayudarla. Parece mentira que aún no se haya enterado de que la imagen de arde Euskadi ya no asusta a nadie.

Siempre en estos momentos finales de conflictos muy enquistados se producen meteduras de pata de unos y otros, errores, traiciones y hasta nuevos delitos y hay que andar con pies de plomo para evitar la vuelta del otro plomo. Bildu está jugando muy mal y preparando los ánimos para una nueva ilegalización. Pero en los otros campos hay que guardar las formas y no atizar los fuegos porque esa dinámica es la que propician ETA y quienes viven de la existencia de ETA. ¿Tenía que ir el príncipe Felipe a inaugurar en París ese congreso de las víctimas del terrorismo? ¿No podía haber ido un presidente de Colombia, o una víctima del terrorismo musulmán o del israelí? Ya sé que es un asunto de principios. Pero el hecho crudo es que estamos siempre a vueltas con las víctimas y, aunque esto es bueno porque quiere decir que nos acercamos al final, no deja de prestarse a su utilización política que es uno de los mayores obstáculos que ahora hay.

Pero, en definitiva, la verdad es que si la situación en el País Vasco y, por ende en España, no está normalizada es porque, contra toda lógica, toda moral y todo sentido común no se ha producido el único hecho que de verdad abriría una etapa nueva: la disolución de ETA. Algo incomprensible porque todo el mundo quiere o dice que quiere que se disuelva; hasta la izquierda abertzale que anda, como siempre, haciendo filigranas con las palabras; hasta los presos y, me malicio, muchos etarras en la intimidad.

Por tanto, políticamente hablando, ¿quién condena a Otegi a diez años de prisión? ETA y solo ETA que, como puede verse ahora, no sólo no ha hecho nada nunca por los objetivos que dice perseguir sino que ahora es el mayor obstáculo al proceso de normalización. Es ETA la que ha metido a Otegi en la cárcel; ETA la que mantiene presos a los presos; ETA la que no permite que la izquierda abertzale actúe con legitimidad en las instituciones.

Y ahora a lo que decíamos al principio, a ver qué hacemos. Mal va la izquierda abertzale si saca a la gente a la calle en lugar de decir a ETA que kanpora. Para algunos Otegi está muy bien en prisión porque así tienen un mártir para encender la lucha popular y una posibilidad de meter en cintura a los presos, que están revolviéndose. Hay gente para todo. Pero la realidad es que Otegi lleva ya dos años en la cárcel y en Euskadi no ha pasado nada; ni pasará. Ha sido condenado en un juicio justo y legítimo dentro de un proceso avalado en todo su recorrido en otras ocasiones por las instancias internacionales. Frente a eso no hay nada que decir. Los pistoleros de ETA no tienen margen social ni político (el ético no lo tuvieron nunca) para volver a matar. ¿Por qué no deponen las armas, se disuelven y nos dejan a todos en paz, empezando por los habitantes de esos territorios que quieren liberar cuando lo único que tienen que hacer es liberarlos, sí, pero de su presencia?

dimarts, 23 d’agost del 2011

El lento adiós de ETA.

Por primera vez en más de medio siglo el final de ETA está a punto de ser una realidad. Si la banda cotizara en bolsa estaría ya descontado. El llamado Grupo Internacional de Contacto presidido por Brian Curry urge a ETA a declarar formalmente su disolución, cosa que también espera todo el mundo en España incluido el País Vasco salvas contadas excepciones, tanto en aquella como en éste.

Siempre que se llega al final de un trayecto la pregunta más frecuente es: ¿mereció la pena? Y la respuesta en este caso es "no". Resulta imposible que una actividad consistente en asesinar gente indefensa merezca jamás la pena, se invoque la causa que se invoque. ETA no ha hecho ni conseguido nada bueno para el País Vasco. Franco murió en la cama y la transición democrática, mejor o peor, fue obra de las fuerzas políticas legales. Desde un punto de vista independentista, la situación actual del Euskadi no es mejor que la de Catalunya; antes bien, es peor. Si en algo gana el primero a la segunda -los conciertos- ese algo es muy anterior a la actividad etarra. En el resto, está peor, pero con unos mil muertos y centenares de presos etarras diseminados por las cárceles españolas. Definitivamente no mereció la pena. ETA es un fracaso calamitoso, está derrotada, carece de cobertura social y cuanto más tarde en disolverse peor será su situación para negociar condiciones después de la disolución. ¿Por qué no se disuelve ya?

"Los viejos soldados nunca mueren", dice una venerable balada, "sólo se desvanecen." Desvanecerse lleva más tiempo que morir. Los cuerpos evanescentes luchan por perseverar. Así se entiende que ETA, según noticias, ponga condiciones, en concreto, la legalización de Sortu y soluciones para los presos. Es una pérdida de tiempo. Ambos requisitos dependen del Tribunal Constitucional (TC) (legalización de Sortu y revisión de la doctrina Parot), no de la voluntad política del Gobierno, algo que no entienden quienes no están interesados en entenderlo: el PP, que acusa a Zapatero y Rubalcaba de haber legalizado Bildu (a Rubalcaba lo acusa de cosas mucho peores y mucho más absurdas) y ETA que sigue anclada en el franquismo y cree que los procedimientos democráticos son una farsa porque para ella toda democracia que no permita tiros en la nuca no lo es.

Al poner condiciones ETA se arriesga a que el proceso de normalización en el País Vasco se tuerza. Es probable que el TC legalice Sortu pues la sentencia del Supremo que la rechazó, ahora recurrida, se aprobó por nueve votos contra siete, contando con el de calidad del presidente, Carlos Dívar. Pero también puede no hacerlo y no revisar la doctrina Parot. El TC es un órgano independiente. Y ¿qué hará entonces ETA? ¿Volver a matar? Está desmantelada, hundida, sin dinero, sin eco y sin apoyos. Si lo hiciera en atentados al estilo Grapo, por ejemplo, pondría las cosas mucho más difíciles y facilitaría la tarea a quienes quieren desandar lo andado e ilegalizar Bildu, volviendo a dejar a la izquierda abertzale fuera de las instituciones; la sociedad, frustrada; el nacionalismo, desorientado.

En esa lamentable perspectiva ETA no está sola sino que goza de la valiosa colaboración del diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, especializado en actitudes y declaraciones provocadoras que alimentan las peticiones de ilegalización de Bildu. Sus gestos a favor de las familias de presos etarras y sus víctimas no son objetables en sí mismos pero sí lo son desde el momento en que no van acompañados de otros en favor de las víctimas de ETA. ¿Ignora este hombre que en democracia los gobernantes gobiernan para toda la colectividad? Parece que sí por lo que alguien debiera hacerle ver que esa forma de actuar es sectaria. La izquierda abertzale preocupada por el efecto negativo que tengan las provocaciones de Garitano tendrá que ponerle coto.

Porque los desatinos de este insólito personaje van realmente muy allá. Sus declaraciones sobre Catalunya, en el sentido de que los atentados de ETA allí fueron algo más que un error y que las víctimas en el Principado merecen un respeto especial de la izquierda abertzale son sucias moralmente e intelectualmente estúpidas. Hasta Garitano podría comprender que si no se hacen distingos entre victimas por razones profesionales (por ejemplo que no fuera lo mismo matar a un guardia civil que a un viandante) menos podrán hacerse por razones territoriales. Su intento de justificarse aludiendo a la consabida descontextualización es el típico recurso del político ramplón. Por eso cabe aplaudir que la fiscalía anuncie que vigilará de cerca el comportamiento del diputado general. Una de la finalidades de toda provocación es calibrar la disposición a responder del provocado. Conviene que Garitano sepa que aquella es completa. Si hay indicios racionales de enaltecimiento de banda armada (y en camino está don Martin de que los haya) se le acusa, se le procesa... y no pasa nada.

También es muy buena la propuesta del presidente del Senado, Rojo, de presentar una moción de censura contra Garitano. La aritmética parlamentaria lo permite y pondría de manifiesto la voluntad unitaria de los partidos democráticos de no dejarse impresionar por los desalmados que quieren hacer descarrilar la normalización en el País Vasco. Sería una nueva muestra de que la democracia funciona en todo tiempo y circunstancia.

El final de ETA es una esperanza a punto de realizarse que no debe frustrarse porque un mandarín independentista quiera hacer méritos reavivando las llamas de un conflicto a punto de acabarse. La izquierda abertzale, ni los presos, ni la misma ETA (deseosa de terminar de una vez) pueden respaldarlo. Y no deben.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 11 d’agost del 2011

El discutido fin de ETA.

ETA es una reliquia del pasado; una herencia envenenada del franquismo y la mayor y más permanente amenaza a la consolidación de la democracia española desde esa transición que tantos flecos dejó sueltos, entre ellos, el del terrorismo etarra. Su desaparición será en parte como otro fin de la transición, en especial en el País Vasco. Y es también una de las mejores noticias que se puedan dar a los españoles, a su inmensa mayoría, que la espera con mucho interés.

Pero cuarenta años de pistolerismo o de lucha de liberación nacional, según quién hable, no se liquidan de golpe, tanto desde el punto de vista orgánico-empresarial como desde el simbólico. Porque ETA era y, mientras no desaparezca, sigue siendo, un conglomerado empresarial, si bien con una práctica contable sui generis, y las empresas no cierran de la noche a la mañana; hay unos procedimientos, hay que avisar a los empleados, etc. Además, el aspecto simbólico. ETA forma parte de la cultura política abertzale desde siempre y sustituirla por una organización política legal, por muy díscola que sea, requiere preparación.

La banda (o la organización, como dice la izquierda patriótica) se resiste cuanto puede. Trata de sacar el máximo provecho de lo que implícitamente acepta como inevitable: su desaparición que, en definitiva, implica el reconocimiento de su derrota, algo que a nadie gusta admitir. Los llamados "duros" no acaban de aceptar que la actividad legal compense por el cese de la armada. Temen que, terminada ésta, la política se institucionalice y no permita avanzar hacia la autodeterminación que es lo que dice pretender la izquierda abertzale en su reciente documento para volver al frente soberanista que el PNV ya ha rechazado.

Y ese parece ser el gran abstáculo a que se haga pública la decisión de ETA de dejarlo, cosa que, al parecer, está poniendo nerviosos a los presos que no entienden por qué no se ha anunciado ya. Efectivamente, tiene poco sentido, sobre todo porque, cada día que pasa se cuestiona más y más la actividad política legal de Bildu. Mientras haya una amenaza, aunque sea latente, de violencia la derecha española seguirá pidiendo la ilegalización de Bildu y presionando al gobierno para que la inste. Si eso se produjera, sería un retroceso inimaginable en la normalización del País Vasco. Precisamente por ello pide la derecha la ilegalización, para paralizar el proceso ya que bajo ningún concepto quiere que el fin de ETA sea con un gobierno socialista, sobre todo ahora, con unas elecciones en ciernes.

Es una actitud muy reprobable que antepone los intereses del partido a los del país, aunque tampoco tan extraña. El comportamiento del PP durante la crisis ha sido boicotear en lo posible las medidas internas y externas del gobierno para salir de ella. Y lo mismo en la lucha contra ETA. No le interesa el fin de ETA con un gobierno socialista. Como eso no se puede decir a las claras, se retuercen los argumentos a extremos inverosímiles. Que Arenas ponga en duda la voluntad de Rubalcaba de acabar con ETA, esto es, del ministro del Interior más eficaz de la democracia en la lucha contra ETA y el que la ha acogotado es algo incalificable, como incalificable es que Mayor Oreja repita como un vinilo rayado que el gobierno lo que está haciendo es negociar con ETA. Todo propio de quienes alimentan el caso Faisán con el que se pretende procesar por colaboración con banda armada a los que más la han combatido.

Desaparezca ETA de una vez y cuanto antes y Bildu, que tendrá mayor margen de acción y no estará acosada en el frente judicial, podrá desplegar su práctica independentista desde las instituciones, como hace ERC en Cataluña. Y para ello tiene que convencer a los de las pistolas de que, si se acepta el juego democrático, se acepta con todas las consecuencias una de las cuales es que se puede perder, depende de los votos. Jugar sólo a ganar por las buenas o por las malas no es democrático, depende de las balas. Y la gente ya ha decidido votos. El que pide que el Estado español respete la voluntad del pueblo vasco ha de empezar por respetarla él mismo.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 24 de maig del 2011

Dry Bildu

Estas elecciones estaban cantadas desde el comienzo y, aunque algunos nos resistíamos a creerlo, así ha sido al final: ocho millones y medio de votos para el PP y seis millones doscientos mil para el PSOE. El dulce triunfo y la amarga derrota. De nada sirve recordar que la participación ha sido muy baja y que los votos nulos, los blancos y las abstenciones han sumado un pico y hace falta papo para apuntarse todas las abstenciones. La derecha se ha impuesto claramente a la izquierda en el conjunto del Estado. Como estaba previsto.

Sólo dos fenómenos han venido a perturbar la paz de la profecía feliz, los resultados de Bildu y el movimiento Democracia Real Ya (DRY). Al ver que escribiría el post sobre ambos se me ocurrió el inocente juego de palabras del título sin ánimo de ofender a nadie.

Bildu en primer lugar. Es una alegría que, por fin, el electorado independentista más radical tenga a quién votar y no se le recorte la libertad de sufragio. Esos más de 300.000 votos, con sus 1.000 concejales y junteros son un pellizco muy importante de la sociedad vasca que vuelve a las instituciones y pisando muy fuerte, inmediatamente detrás del PNV y muy por delante del PSE-PSOE. No me extraña nada que, presa del entusiasmo escénico, el portavoz de Bildu, Pello Urizar, haya dicho que los resultados de las elecciones implican la retirada definitiva de ETA. Ahora hay que estudiar qué significa implican pero no cabe duda de que el sentido es acertadísimo. ETA debiera entregar las armas ya. Está en interés del gobierno que así sea, pero también está en el interés de la otra parte, cuenta habida de que el PP no oculta su intención de ilegalizar Bildu a la primera oportunidad. Luego ya se vería lo que harían (pues si Aznar hablaba del Movimiento Vasco de Liberación, Rajoy puede reconocer una Euskadi independiente) pero de momento es la imagen que venden.

La presencia de Bildu en las instituciones (en realidad es la suma de los abertzales sin partido conocido más Eusko Alkartasuna y Alternatiba y, por tanto, los votos tampoco son tantos) abre el camino a que la izquierda española proponga un debate sobre el reconocimiento del derecho de autodeterminación. Va a ser una batalla difícil pero no imposible. En algún momento debe reconocerse ese derecho y, según Palinuro, cuanto antes, mejor.

DRY. El movimiento DRY, cuyo impacto en los resultados electorales, si es que lo ha tenido, es difícil de calibrar, es también algo inesperado, que tiene a las autoridades perplejas y hasta a los mismos participantes. Estos entran en su segunda semana de acampada en un proceso de revisión acerca de qué posibilidades tienen, qué quieren y cómo pueden luchar por ello. Los debates de las asambleas son muy intensos y apasionados, como corresponde a la naturaleza emocional de esos momentos.

Es curioso que el movimiento pida una democracia real pero lo haga por medios virtuales. La importancia de Facebook en el intercambio y difusión de información y en el debate para la adopción de decisiones es enorme. Y lo administra una gente que está acostumbrada a vivir de esa forma, perpetuamente conectada. Se trata de un grupo de Facebook que se ha puesto de acuerdo en movilizarse por una causa colectiva, política en el sentido clásico del término. Al hacerlo en Facebook están provocando réplicas en muchos puntos del planeta. El movimiento DRY tiene vocación global, como el mundo en el que vivimos.

Su problema es práctico: cómo ser eficaz en la acción. Si se pregunta a Lenin, no lo dudará: hagan un partido, dirá, y a ser posible de vanguardia. Cualquier estudioso de la política ampliará la oferta y señalará la posibilidad de constituirse en otra cosa, un grupo de presión, una asociación, una confesión, una ONG, etc. Pero la conclusión es siempre la misma: para ser eficaz hay que constituirse en algo. Y aquí es donde surgen voces de viejas resonancias ácratas contrarias a los partidos y a cualquier forma de organización y orden que, por ser tal, comportará jerarquía. Voces que piden que todo el poder recaiga sobre las asambleas. Son cuestiones sempiternas del debate político. DRY tendrá que decidir. Es un debate parecido al que se dirimió a tiros en Barcelona en mayo de 1937 con el triunfo del orden constuido, que suele triunfar a tiros.

(La imagen es una foto de Visentico/Sento, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 8 de maig del 2011

La tuerka sobre Bildu en el Constitucional.


Dejo aquí el enlace al último programa de la Tuerka, en TeleK sobre la ilegalización/legalización de Bildu. Cuando se emitió, el Tribunal Constitucional estaba deliberando y no se conocía el resultado. Creo que fue un debate muy interesante y revelador.

Pongo el enlace con una foto fija porque no he conseguido encontrar la fórmula embed en Youtube. De todas formas la foto también enlaza.

ilegalización/legalización de Bildu

divendres, 6 de maig del 2011

Bildu y las perspectivas del PSOE.

El Tribunal Constitucional ha hecho lo que debía hacer. Y punto pelota, como dice un hijo mío. Tenía que amparar a los recurrentes porque era de justicia. No se puede privar de derechos fundamentales a unos ciudadanos de partidos legales por el hecho de que hayan formado una coalición electoral con otros ciudadanos independientes pero bajo sospecha. Eso hubiera sido un atropello, algo que invalidaría moralmente las elecciones aunque todos los demás partidos concurrieran a ellas, que estaría por ver.

Ahora estos de Bildu tienen que mostrar que sus aseveraciones de independencia frente a ETA son ciertas, trabajando en pro de sus ideales con el único medio que es admisible en democracia: la palabra. A lo mejor cuando ésta resuene en sede parlamentaria, los de las pistolas acaban de entender algo que cualquier militar autodidacta sabe, esto es, que si no puedes ganar una guerra lo mejor es que te desmovilices y te dediques a otra cosa. Esa decisión del Constitucional muestra que la democracia y el Estado de derecho son una realidad en España. Todos hemos ganado con ella.

Hemos ganado en términos políticos, morales, de legitimidad. Pero ahora comienza un proceso electoral en donde de lo que se trata es de ganar en votos. Y lo primero que salta a la vista es que, según el barómetro especial del CIS (pongo el enlace a la página de entrada; no he conseguido encontrar ese barómetro), el PSOE se hunde estrepitosamente, incluidos sus bastiones, mientras que el el PP gana con holgura. Supongo que los sociatas van a pagar los platos rotos del gran festín del capitalismo en crisis, que será un voto de castigo. Luego se verá si cabe leer los resultados como una premonición de las generales del año que viene. Las distintas respuestas dependerán de los resultados. En política práctica los razonamientos barren siempre para casa.

La presencia de Bildu presumo que no supondrá gran variación en los resultados generales. Cierto que la oposición utilizará la legalización de la coalición para atacar al Gobierno, pero eso sólo puede hacerlo a base de deslegitimar el Tribunal Constitucional insinuando que actúa a las órdenes del poder político. En realidad, lo único del País Vasco que puede impulsar las expectativas del PSOE es que ETA deponga definitivamente las armas.

También podría darse el llamado efecto underdog, según el cual mucha gente se apiada siempre del perro que cae debajo en una pelea, de forma que el eventual perdedor acaba resultando a la postre ganador. En la campaña pueden pasar muchas cosas. Si el PSOE centra sus mensajes en los dos puntos débiles del PP, que son la falta de ideas y la corrupción, cuyo nombre propio es Gürtel, y los repite machaconamente, sacándolos a relucir siempre, venga o no a cuento, es posible que el mensaje cale y haya un vuelco de la situación.

Por eso se dice siempre con razón (aunque suelen hacerlo sólo los que van perdiendo) que la verdadera encuesta, la que cuenta, es la del día de la votación. Hasta entonces, ojo con la piel del oso.

dijous, 5 de maig del 2011

La patata ardiendo.

Bildu se la juega hoy en el Tribunal Constitucional, órgano que puede permitir o no en última instancia en España a la coalición concurrir a las elecciones del 22 próximo. Palinuro ya pensó en una entrada anterior, Ilegalizar y..., que la decisión del Tribunal Supremo de inhabilitar las 254 candidaturas de Bildu, así como las agrupaciones de electores, podía no ser prudente ni justa. Sobre todo lo que más clama al cielo es que puedan quedar fuera de las elecciones Eusko Alkartasuna y Alternatiba sólo por compartir candidatura con otros independientes de la izquierda abertzale. Esa prohibición viene a ser de hecho una interdicción de la coalición en general, cosa que ya avisó el ministro de Justicia que no podía hacerse por derecho, pues la Ley de Partidos no lo permite. Además de esto, que ya supone, en cierto modo, un fraude, se da a entender que los magistrados han inhabilitado las listas de Bildu al comprobar una a una que están contaminadas, lo cual es obviamente falso. La prohibición tiene una hipotética motivación ideológica, absurda al tratarse de EA y Alternatiba que aparecen así como seguidores de ETA.

Ya esa prohibición es más que dudosa y, si se le añade la privación de un derecho fundamental de sufragio activo y pasivo a los candidatos de un partido legal, el asunto tiene muy mala pinta, con la posibilidad de que el Tribunal de Estrasburgo falle en contra de España en un seguro recurso de Bildu que pedirá sin duda la anulación de las elecciones. Un panorama poco halagüeño. El Tribunal Supremo razona, como era de prever, que los de EA y Alternatiba ya sabían a lo que se exponían cuando integraron la coalición. Puede ser, pero no está nada claro que haya una proporcionalidad razonable entre la hipotética falta cometida y la sanción que supone privar del ejercicio de un derecho fundamental y, de paso, dejar sin representación política a un sector del electorado vasco.

La única solución posible sería que el Constitucional autorizase todas las candidaturas excluyendo, si lo considera necesario, a aquellos candidatos individuales de los que haya pruebas fehacientes de que están contaminados. Los excluidos podrían ser sustituidos por suplentes o podrían correr los puestos en las listas. Desde un punto de vista jurídico es lo justo y desde uno político, es lo necesario. No sé si cabe llamar democráticas unas elecciones en las que no puede participar un partido legal que quiere hacerlo. No es impensable que el PNV tome posición claramente exigiendo la presencia de EA bajo la amenaza de retirarse él también de la competición electoral, aunque para hacer algo así se requiere gente con más fibra que esos burukides que sólo se las tienen firmes a los micrófonos. Porque tampoco sería de extrañar que estos estrategas de corto vuelo vean la ocasión de recuperar la totalidad del voto nacionalista y caigan en la tentación de aprovecharse de una situación de injusticia que afecta a sus adversarios y competidores.

Aquí el único beneficiado en este pandemonium judicial que pone en un brete la democracia española en el País Vasco es el PP y su estrategia de tierra quemada porque este partido siempre prefiere las situaciones de placidez a las de democracia.

(La imagen es una foto de argazkiak.org, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 2 de maig del 2011

Ilegalizar y...

Parece como si, llegados a este punto en el interminable proceso de retorno de la Izquierda abertzale a las instituciones, lo más prudente que podía hacer el Supremo fuera lo que ha hecho: ilegalizar las 254 candidaturas de Bildu y ya se verá cuántas de las agrupaciones electorales. Pero que sea lo más prudente no quiere decir que sea lo más justo. Prudencia y justicia suelen ir juntas y los tribunales así proceden. Pero ese maridaje no es automático y a veces tienen que elegir. Como ha hecho la sala 61 del Supremo en la que nueve magistrados han optado por la prudencia y seis por la justicia. Esos seis tienen un argumento poderoso: que los tribunales han de ser justos antes que prudentes.

A una petición previa del PP de que se ilegalizara la misma coalición Bildu respondió el ministro de Justicia que eso no es posible porque la Ley de Partidos permite ilegalizar partidos pero no coaliciones. No es un argumento brillante pero sí formalmente impecable. Por eso el Estado impugnó las candidaturas, por posible contaminación, no la coalición en sí misma por algún motivo ideológico. Sin embargo, al bloquear las 254 candidaturas el Supremo viene a ilegalizar de hecho lo que el Ministro decía que no puede hacerse de derecho, esto es, la coalición. Sólo conozco los razonamientos del Supremo por la prensa pero si es cierto que fundamenta la decisión en que Bildu está controlada por ETA y Batasuna, está claro que opta por la vía ideológica antes que por la de las pruebas materiales de contaminación, caso por caso.

Quizá esto sea ya suficiente para que el Tribunal Constitucional ampare a Bildu. Pero hay más. Es posible que, pese a todo, la decisión tampoco sea prudente. Se haya fundamentado la prohibición como se haya hecho, afecta a todas las candidaturas de Bildu. Pero en éstas, además de los candidatos "independientes", están los de Eusko Alkartasuna y Alternatiba, dos partidos legales que, por mor de la decisión del Supremo, se quedan sin representación local. En el caso de Alternatiba la cuestión es casi simbólica porque al surgir como partido en 2009 de una escisión de Ezker Batua-Berdeak, carece de representantes locales propios. Pero no así con Eusko Alkartasuna, que tiene nueve alcaldes y casi doscientos concejales en el País Vasco, sin contar diputados forales y junteros. Y ¿puede haber elecciones en el País Vasco sin la presencia de EA? Habrá que ver qué dice el PNV pero es claro que, si el resultado es la exclusión de EA y Alternatiba de las elecciones, la decisión podría ser las dos cosas, injusta e imprudente.

Claro que también cabe argumentar que, cuando aceptaron incluir sus candidatos en las listas de Bildu, tanto EA como Alternatiba ya sabían a lo que se exponían y, si aducen que no lo sabían, se les recordará ese astuto concepto de la ilegalidad sobrevenida. Es decir, ahora tendrá que pronunciarse el Tribunal Constitucional en un asunto enmarañado y con dos días de plazo. Jueces que, como los del Supremo, tienen que tomar decisiones con la rapidez de los políticos. Entiendo que si el Constitucional encuentra el modo de mantener la prohibición de Bildu pero permitir que EA y Alternatiba concurran a las elecciones habrá enmendado el destrozo y hasta es posible que puesto en el disparadero a ETA para que comprenda de una vez que tiene que deponer las armas. Pero si no lo consigue tenemos un problema.

(La imagen es una foto de www.larrabetzutik.org, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 18 d’abril del 2011

Bambi contraataca.

¡Quién iba a decirlo! Hace unos días Zapatero anunció que haría campaña en estas elecciones y la centraría en denunciar la oposición de tierra quemada del PP. Y está cumpliéndolo. Va para tres años de un discurso dominante intensamente antigubernativo en la oposición y en su batería de medios con una respuesta de la parte del Gobierno tan tímida y deshilachada que parecía como si éste no tuviera defensa posible con todos los gurús mediáticos insistiendo en sus carencias comunicativas. Además se le vino encima una crisis de proporciones tan descomunales que no fue capaz de calibrar su importancia ni de cambiar a tiempo de protocolo, pensado para otro tipo de crisis, adaptándolo a los nuevos. Nadie daba entonces un euro por Zapatero ni siquiera por España, una vez que estalló la crisis griega.

Casi en las últimas el Gobierno del PSOE adoptó un durísimo programa de ajuste de esencia neoliberal que lo enemistó con una parte sustancial de su electorado. Y ahí se gestó esa diferencia de 12 a 15 puntos porcentuales en intención de voto a favor del PP, que pusieron a éste a cantar victoria antes de conseguirla y a perseverar en su política de centrar la culpabilidad de todos los males en Zapatero sin hacer niguna propuesta constructiva pues pensaba que España entraría en barrena en cualquier caso.

Sin embargo, las políticas de ajuste, restricciones, recortes de sueldos, gastos, subvenciones, proyectos que tan impopular han hecho a Zapatero, han dado buen resultado. Después de Grecia vinieron Irlanda y Portugal, todos en estado comatoso. Pero España resiste, está desvinculada de los PIGs por reconocimiento del Fondo Monetario Internacional y su situación crediticia es incluso algo mejor que la italiana y mejor que la belga. De momento el país se ha salvado y es razonable pensar que así seguirá, aunque Aznar vaya por todos los mentideros europeos y gringos ladrando su rencor y diciendo lo contrario, a ver si puede hundirlo.

La salvación de España (no su rescate) se ha hecho con cierto retroceso del Estado del bienestar pero no con el destrozo que hubiera supuesto un gobierno genuinamente neoliberal. Son ahora los votantes socialistas los que deben decidir sobre el mandato de Zapatero, si les ha fallado o, por el contrario, ha sabido preservar la política socialdemócrata tomando al mismo tiempo medidas tan radicales que han tenido el aplauso de la patronal y de la banca. Añádase que la lucha antiterrorista está en el mejor momento de su historia. La desvinculación de la violencia del independentismo radical vasco y su consiguiente integración en las instituciones, conjuntamente con los últimos sobresaltos de ETA, dan la impresión de ser como los dolores de un alumbramiento: la pacificación del País Vasco. Y eso aunque el PP se obstine en impedirlo azuzando casos como el Faisán, acusando al Gobierno de perpetua y subrepticia negociación con ETA, montándole manifestaciones en las que se pide la cárcel para el ministro del Interior y, en el colmo del dislate, igualando a éste con el etarra Troitiño. Tamaño desafuero procede de la inimitable María Dolores de Cospedal a quien, como buena manchega, las novelas de espías parecen haberle sorbido el escaso seso.

Con esos dos triunfos, la crisis y el fin de ETA, Zapatero renuncia al tercer mandato y deja al PP sin muñeco del pim pam pum. No solamente eso sino que él, aquel Bambi primerizo de quien ya nadie se acuerda, queda en una posición envidiable: tiene estabilidad parlamentaria y paz social (salvo que se le complique la insurrección de los jóvenes), aparece como pacificador del País Vasco y su destino personal ya no depende de las urnas. Eso quiere decir que puede pasar al ataque en dos vías ya anunciadas, explicando las políticas de su gobierno y criticando la oposición del PP.

Lo segundo ha empezado a hacerlo con claridad y contundencia. Dice a Aznar que no hable mal de España fuera, que no ponga zancadillas y eso es algo que entiende todo el mundo, incluso los del PP. Le recuerda, además, que la operación de Libia tiene el aval de la ONU y del Parlamento español, a diferencia de la del Irak; otra observación que se le alcanza a cualquiera. Igualmente pide a Rajoy que no trate de aprovecharse de las cuestiones de Estado en referencia a ETA y la lucha antiterrorista, cosa que también entiende todo el mundo: que no se puede hacer más caso a ETA que al Gobierno con el fin bastardo de derribar a éste a cuenta de aquella.

Hasta ahí muy bien. Contraatacar es sencillo porque la derecha ha expuesto demasiado cuerpo, ha ido muy al extremo, ha dicho muchas barbaridades. Dado que, además, va cargada con el cadáver de la Gürtel, tiene poco margen de maniobra. Pero con esto no será suficiente para que el PSOE gane las elecciones. Tiene, además, que cumplir el primer propósito, esto es, explicar la acción del Gobierno para recuperar el voto de los desengañados. Aquí hay mayor dificultad. Siempre es más fácil ir en contra que ir a favor de lo que sea. Defenderse dialécticamente a sí mismo tampoco es sencillo porque el auditorio da por supuesto que la defensa en realidad es una excusa o una engañifa. Así que aquí es donde Zapatero tiene su verdadero reto, en donde siempre se dice que lo ha tenido, en la comunicación. Veremos si, además de a las encuestas, es capaz de vencer a los gurús.

Pero lo que está claro es que Bambi ha pasado al contraataque.

(La imagen es una foto de Policy Network, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 13 d’abril del 2011

La dinamita y los locos.

Unos presuntos etarras tratan de abrirse camino en Francia a tiros. Ahora deben estar cantándolo todo porque poco después, a otros tales presuntos se les ha requisado un almacen de explosivos de magnitudes colosales. Con esos 850 kilos se podría volar, ¡qué se yo! ¿Cuelgamuros? ¿La plaza de toros de Las Ventas? No tengo ni idea pero supongo que mucho. ETA debe de estar en las últimas y estos quizá sean estertores de agonía. Aun así son muy peligrosos.

La situación tiene pinta de ser extrema. La izquierda abertzale va a acabar condenando a ETA si teme que ésta haga una barbaridad cuando menos se espere. Es verdad que está en alto el fuego. Pero todo el mundo sabe que ETA respeta tanto sus altos el fuego como al Rey Borbón al que ha querido asesinar. En estas condiciones no es de rechazar la idea de que quiera reventar la integración de la izquiera abertzale en las instituciones con algún atentado. Y eso ya dejaría sin margen de maniobra a la tal izquierda que tendría, por fin, que declararse contraria a la violencia etarra pasada, presenta y futura.

El fin de ETA quizá sea una de las más importantes noticias en España, si no la más importante, aplaudida por casi todos los españoles y la gran mayoría de los vascos. Y ese fin de ETA se producirá por la sola acción policial y judicial, sin negociación política alguna. Pero, mientras esto no suceda, ETA sigue siendo un peligro público y todo cuanto se haga por combatirlo será poco. En estas circunstancias resulta cosa de locos que la oposición obstaculice la labor del Gobierno de múltiples maneras que evidencian una ruptura de hecho del pacto antiterrorista, justo lo que más puede beneficiar al terrorismo. Esas manifestaciones acusando a grito pelado al Gobierno de hacer lo contrario de lo que está haciendo (esto es, combatir a ETA) valen tanto como la mala fe de mantener imputados a policías de la lucha antiterrorista con triquiñuelas de rábula. Con todo, eso es sólo una parte del cerco de la derecha al Gobierno. Por ejemplo, Mayor Oreja lleva años deslegitimando la acción de las autoridades con una afirmación en cuyo apoyo jamás ha presentado una prueba: que el Gobierno está negociando con ETA. Por cierto que lo más divertido de este infundio es el bovino aplomo con que Mayor lo repite una y otra vez, casi siempre con las mismas palabras. Una especie de jaculatoria cuyo contacto con la realidad es imaginario. Porque si el resultado por ahora de la negociación es el decomiso de casi una tonelada de explosivo y la detención de cuatro presuntos asesinos es patente que lo más caritativo que puede decirse de Mayor Oreja es que no sabe lo que dice.

La imagen de unos fanáticos, unos locos, manejando casi una tonelada de explosivo mete miedo. Pero también lo mete la de otros locos no menos fanáticos que el sábado pasado pedían que se encarcelara al ministro del Interior que ha puesto a ETA contra las cuerdas y al que sus otros enemigos, los de la izquierda transformadora llaman RuGALcaba. Hay mucha dinamita y mucho loco suelto.

(La primera imagen está en el dominio público, la otra es una foto de europeanpeoplesparty, bajo licencia de Creative Commons).




dilluns, 28 de març del 2011

ETA y Libia.

La incapacidad de cierta izquierda (esa que se considera verdadera o transformadora sin que en treinta años haya conseguido transformar algo relevante como no sea su nombre) para calibrar objetivamente el resultado de sus propuestas solo es comparable a su afición a culpar a los demás de sus propios fracasos. En el asunto impropiamente llamado de la cuestión vasca dicha izquierda se ha opuesto a todo: a la Ley de Partidos Políticos, a las sucesivas ilegalizaciones de las sucesivas siglas de la izquierda abertzale, a las instrucciones del juez Garzón, a la última ilegalización de Sortu, a la exclusiva lucha policial y judicial contra ETA..., a todo. El mismo Palinuro lo ha hecho en alguna ocasión. Y siempre con dos argumentos: a) las medidas a las que se opone son contrarias al Estado de derecho y la democracia en España y b) sólo contribuirán a prolongar la violencia, el terrorismo, el sufrimiento.

El balance, sin embargo es al revés: a) el Estado de derecho y la democracia en España no están especialmente mal o, cuando menos, no peor que si las tales medidas no se hubieran tomado; y b) jamás hemos visto tan cercano el fin de ETA. ¿Servirá esto de algo? Probablemente no porque el discurso político es voluntarista y está vacunado contra el virus de la realidad.

Ahora, con el nuevo comunicado de ETA sobre la verificación internacional del alto el fuego, volverán a alzarse voces pidiendo que se haga caso a la banda, atacando la intransigencia de las autoridades españolas y llamando "fascistas" (o poco menos) a los sociatas españoles. Pero ¿cuál es la lectura de los últimos hechos? SORTU está ilegalizado y ETA, en lugar de romper la tregua unilateral y cometer algún atentado, emite otro comunicado. Sin embargo, las cosas no están mejor que hace veinte años: Euskal Herria sigue tan sometida a los Estados español y francés como antes; Navarra, por su cuenta; la autonomía de Euskadi cabe en un estatuto; la izquierda abertzale sigue fuera de las instituciones; ella misma, ETA, no levanta cabeza; y la Comunidad Autónoma Vasca está gobernada por una coalición de hecho de los dos partidos españolistas. Hace veinte años esto hubiera sido un rosario de bombas; ahora es un rosario de comunicados a cada cual más ovejuno, con un sonido que recuerda el adagio final de la Sinfonía del adiós de Haydn. ETA se deshace y al final sólo van a quedar el que da las órdenes y el concertino.

Cuando vea que no hay comisión ni verificación internacional, ETA tendrá que soltar otro comunicado más aporético aun: uno a medio camino entre la situación del momento y la que es inevitable, esto es, la entrega de las armas. A este deseable resultado la izquierda no habrá contribuido gran cosa, por no decir nada.

Pues no importa, está dispuesta a repetir el patinazo con la guerra de Libia. El domingo desempolvó los viejos carteles del ¡No a la guerra!, se echó bravamente a la calle... y se quedó sola. Es posible que esta guerra de Libia no despierte entusiasmos, no es frecuente que las guerras lo hagan. Pero no suscita oposición. La gente tiene más sentido común y flexibilidad que la izquierda. ¿No a la guerra? Bueno, depende, hay que pararse a pensar un poco y no tomarse el enunciado como un dogma. Porque hay guerras y guerras y no todas son iguales.

Una guerra por mandato de la ONU para librar a un pueblo de la vesania de un tirano dispuesto a masacrarlo no es lo mismo que otra a espaldas de la ONU y de pillaje para apropiarse los recursos de otro país. Eso es tan obvio que hasta la izquierda lo entiende, aunque no le guste reconocerlo. Ella cree tener una crítica, una objeción más poderosa: ese tirano demente era nuestro amigo y fiel aliado hasta ayer. ¿Con qué legitimidad moral le hacemos ahora la guerra? Obviamente, con toda. Tardía pero toda. De momento, aprovechemos la ocasión para derrocar al tirano y ver si se consigue que los libios se organicen autónomamente. Luego ya llegará el momento de señalar con el dedo a quienes se daban el pico con Gadafi.

Pues no señor: es ¡No a la guerra! sin más. Con esa absurda contundencia con que en cierta ocasión escuché a un izquierdista clamando que él, en las guerras, estaba siempre del lado del perdedor. Lo cual lo ponía del lado de los nazis en la segunda guerra mundial, un sitio extraño para uno de izquierda.

Lo que sucede es que en buena medida ese tremolar del ¡No a la guerra! viene bien para alimentar el gusanillo del principio de la identidad propia: cargar contra el PSOE por traidor, neoliberal, belicista, imperialista. En estas cosas se nota quién es la verdadera izquierda; en estas y en que no la apoya prácticamente nadie, cuestión que en una democracia tiene su aquel.

(La segunda imagen es una foto de B. R. Q., bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 24 de març del 2011

Sortu: más allá y más acá del derecho.

Tengo para mí que la decisión del Tribunal Supremo sobre Sortu es la más sabía que cabía tomar dadas las circunstancias. Tanto en el fondo como en la forma. La forma: esos tres votos discrepantes valen su peso en oro porque es la primera vez que se rompe la unanimidad de la sala. Mandan un mensaje de: no desistáis, afinad y acabaréis consiguiendo que esos tres votos convenzan a la mayoría. Confiad en el Estado de derecho.

Pero lo importante aquí es el fondo. El primer acierto fue remitir la cuestión a un órgano judicial y que todo el mundo aceptara la decisión de éste, empezando por Sortu, como así ha sido y como ya decía Jáuregui con su claridad habitual: que lo que diga el Supremo es lo que vale y a pesar de que el temperamental Eguiguren, confundiendo los tirios con los troyanos, culpara del "problema" (como si alguno hubiera) a la falta de valentía de Zapatero, sólo para desdecirse al cuarto de hora. El Supremo habla y todos a acatar. Civilizadamente. La izquierda abertzale muestra su descontento, cual estaba previsto, diciendo que la decisión es política.

Por supuesto. Todo en este proceso ha sido político desde el principio. Política ha sido la decisión de crear Sortu y política la de denegarle la inscripción. Ambas partes acudieron a las armas del derecho para defender sus opciones políticas. Pero esas armas eran inútiles. Sortu tenía que demostrar lo indemostrable, esto es, que el hecho de cumplir la letra de la ley garantizaba que cumpliría el espíritu. Un juicio de intenciones.

A su vez, el tribunal tenía que tomar una decisión sin una sola prueba material, empírica, tangible, en un sentido u otro. Sortu no tenía ni una a favor de su legalización más que su palabra; pero los contrarios tampoco tenían ninguna salvo la palabra de la policía, del fiscal y del abogado del Estado y algunas convicciones de sentido común que siempre son sospechosas. Por ejemplo, la idea de que quienes estuvieron alguna vez ligados a Batasuna están en cierto modo "contaminados" a lo mejor puede aplicarse a los propios jueces. ¿Ninguno de ellos ejerció la judicatura en tiempos de Franco? ¿O haber sido franquista no "contamina" pero haber sido de batasuna sí? Efectivamente, así es: un franquista puede ser juez, pero un ex-batasuno carece de crédito.

El Tribunal tuvo que tomar su decisión por un criterio subjetivo de qué fuera lo mejor. Y la pregunta inmediata es: lo mejor ¿para quién? ¿Para qué? La no menos inmediata respuesta será para España y para el fin del terrorismo o lo que sus señorías entiendan por ambas cosas. En lo de España no me entretendré porque no terminaríamos. Lo interesante es lo del "fin del terrorismo", que es objetivo que hoy, al parecer, comparten todos, incluidos los que han sido excluidos por simpatizar con los terroristas. Tiene gracia.

Con todo y a pesar de lo anterior, el Tribunal ha sido muy sabio. A falta de criterios jurídicos ha aplicado criterios políticos de los que ha habido muchos y muy contrastados. Lo primero que ha visto el Supremo es que habría mucha más unanimidad en los dos partidos nacionales con una decisión negativa que con una positiva porque hasta el presidente del Gobierno salió diciendo que mientras hubiera ETA lo de Sortu sería problemático. Creyendo decir algo valiente, el Lehendakari advirtió de que Sortu no es ETA. Toma, claro, saltó de inmediato el ministro de Justicia, Caamaño, si lo fuera estarían todos en la cárcel. A veces la justicia es divertida porque tiene algo de género chico.

Una mano decisiva ha echado el propio Sortu al formular su posición como una opción de juego: legalizar a Sortu acelerará el desistimiento de ETA, que es el argumento de fondo, político, de Iruin en su alegato. Pero poner las cosas en el frío terreno racional de la teoría de juegos es peligroso porque la otra parte puede encontrar más beneficiosa la propuesta contraria: el desistimiento de ETA aceleraría la legalización de Sortu. Y es la más beneficiosa porque la primera está dictada por la debilidad, la necesidad de sobrevivir. Endurecer las condiciones puede parecer despiadado pero es conveniente.

Por eso la decisión del Supremo es la más sabia. dentro de lo que cabe Ciertamente, política. Pero es que la política, como todo, se divide en buena y mala y ésta es buena. Una de las pruebas es que Sortu, en espera de tiempos mejores, según parece, ha puesto en marcha su plan B: candidatos blancos, o sea, reblancos porque candidato ya quiere decir blanco. Y luego están los que dicen que queda el Constitucional pero eso no cambiará nada ya que el Constitucional no es un tribunal de casación y Sortu ha agotado ya la vía judicial.

Con Sortu no legal, a ETA no le queda más remedio que desistir si quiere que la izquierda abertzale independentista tenga representación en las instituciones. Es preciso que muera lo viejo para que nazca lo nuevo. Tampoco es tan difícil de entender. Es ley de vida.

(La imagen es una foto de josu, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 11 de març del 2011

Esto se ha acabado.

Las últimas detenciones de presuntos etarras en el País Vasco y en Francia prueban que la banda está en sus horas más bajas. Sin atentados hace mucho tiempo, en mitad de un alto el fuego unilateral que solo revela debilidad, prácticamente privada de su apoyo social, no tiene otro futuro a corto y medio plazo que entregar las armas y disolverse. Por primera vez, entiendo, la izquierda abertzale más identificada con el viejo proyecto terrorista, condena no ya los hechos violentos sino su propósito. Es un paso muy importante para que esta corriente recupere algo del crédito perdido por su silencio en una ocasión anterior y en un momento muy delicado para ella en que el Tribunal Supremo decide si darle viabilidad o no.

Esa condena tiene un valor simbólico grande. ETA queda privada de cobertura política e ideológica, ha sido expulsada del imaginario independentista liberador. De ahora en adelante tendrá que legitimar su acción por sus propios medios retóricos, que no son espectaculares. Aplíquense a esta situación los términos que se quiera: al perro flaco todo se le vuelven pulgas y hasta sus beneficiarios de antaño lo abandonan hogaño; o bien la izquierda abertzale también ha claudicado, aceptando los "marcos" discursivos del nacionalismo español.

En cualquiera de los dos casos lo mejor que puede hacer ETA es entregar las armas y disolverse porque, como le han dicho tantas veces antes los mismos nacionalistas, está de más y no sirve para nada.

(La imagen es una foto de Midir, vía Creative Commons).

dilluns, 28 de febrer del 2011

Yoyes y Txelis, laberintos de la locura.

El que ordenó el asesinato de Yoyes, José Luis Álvarez de Santacristina, quiere ahora pedir perdón a la familia. Es un gesto que indica arrepentimiento. Pero Santacristina lleva muchos años arrepentido, ya no es de ETA y predica el abandono de las armas. ¿Qué añade el pedir perdón? ¿Qué significa perdonar? Al parecer no sentir animadversión hacia el causante del daño, el perdonado. Eso es harto difícil. El directamente agraviado no puede; los familiares y amigos probablemente no quieran. Sólo puede perdonar Dios, que no existe.

Tampoco está claro que el perdón sirva de algo al culpable. Quizá lo ayude a recuperar cierta paz interior, pero será por poco tiempo ya que seguirá presente el dolor por haber causado un daño irreparable. Así que perdonar es como verter una botella de aceite en la mar embravecida.

Cierto, es un gesto y tiene su valor simbólico que es por donde interesa analizarlo. Santacristina pide perdón en realidad para su alter ego, para Txelis, para otro que ya no es él porque ha cambiado, como cambiamos todos los seres humanos. Como cambió González Catarain. Sólo que a ella la mataron por cambiar. Y el que la mató ha cambiado tanto que ahora pide perdón por el crimen. Crimen ritual, crimen de secta. Yoyes no fue la primera asesinada por traidora; antes lo había sido Miguel Solaun por idéntico motivo. Traición. Es lo que el Estado al que ETA combate a su vez llama "alta traición". Porque ETA quiere ser un Estado en la sombra. Por eso hace justicia a su modo.

Aquí lo que puede verse es el terrorífico poder de las ideologías al que muchos se entregan como quien se entrega al diablo. Ideologías, esto es, discursos que formulan juicios genéricos en virtud de abstracciones como la nación, la raza, la clase, el credo pero que tienen un enorme impacto sobre la vida de las gentes concretas, generalmente destructivo. Y son ideologías porque justifican ese impacto en función de elevados valores. En nombre de una quimera llamada Patria Kubati descerrajó tres tiros a Yoyes en presencia de su hija de tres años. Un tiro por año.

Ese momento físico, irrepetible, del asesinato lo ha convertido en materia de creación artística. Hay una película de Yoyes y ella misma es un icono de una cultura de resistencia que se manifiesta poco. Pero lo más claro del episodio del asesinato y la petición de perdón veinticinco años después es que las ideologías son estados de enajenación mental, los discursos de la locura. La nación, la raza, la clase, la religión... ideas asesinas. ¿Cómo se puede matar a otra persona aduciendo que se ha traicionado a sí misma y al pueblo vasco? Lo del pueblo vasco tiene un pasar, lo de la traición "a sí misma" indica un grado profundo de demencia.

(La imagen es una foto de elmejorcinedelcable.blogspot.com, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 19 de febrer del 2011

Sortu: si todos dijeran la verdad.

Este asunto de Sortu tiene, entre otras, la virtud de pasar por el tamiz de la sinceridad las declaraciones de los agentes políticos que tratan de gestionarlo, impedirlo, utilizarlo, según cuáles sean sus fines. Ello permite contrastar lo que dicen con lo que piensan y obtener así dos cuadros completamente distintos de lo que está pasando, si es que está pasando algo y si, caso de pasar, es distinto de lo que ya ha pasado otras veces, muchas otras veces.

Así, el PP dice que Batasuna-ETA-Sortu o sea, ETA, para qué andarnos con remilgos, no debe entrar en las instituciones. Pero piensa que no debe entrar en las instituciones –lo que podría llevar al fin definitivo de ETA- con un gobierno socialista que se lo apuntaría como baza.

El Gobierno manda la solicitud de inscripción de Sortu en el registro al Tribunal Supremo e induce a la fiscalía a que pida la ilegalización (o se lo sugiere o recomienda o insinúa) y remite asimismo unos informes muy negativos de la policía y la Guardia Civil, para que sean los tribunales los que tomen la decisión. Pero piensa que, llegados aquí, cabe ser flexibles a base de poner precio político a la inscripción, forzando la disolución de ETA, vieja esperanza con la que comenzó su mandato. Pues no hay presidente del Gobierno español que no dé prioridad al fin de ETA, igual que los ministros de Exteriores de Franco tenian como misión recuperar el Peñón.

Mayor Oreja dice a quien quiera oírlo, que ya quedan pocos, que el Gobierno está negociando con ETA. Pero piensa que ojalá estuviera haciéndolo y que, si no lo hace, quizá quepa empujarlo a hacerlo.

El PNV afirma que Sortu o como se llame la izquierda abertzale debe estar en las próximas elecciones. Pero piensa que ojalá no esté. Al fin y al cabo se trata de votos y del control de la cámara vasca.

Sortu declara que rechaza la violencia para poder estar en las instituciones, que es lo que quiere decir cuando habla de “vías exclusivamente políticas”. Pero piensa que hay que estar en las instituciones para así rechazar la violencia. Pues de algo se ha de vivir.

ETA dice que mantiene el alto el fuego unilateral para dar una oportunidad a la vía política pero piensa que la vía política es un callejón sin salida pues implica la aceptación de partida del marco español de legitimidad que es justamente lo que se niega y espera que el Estado español rechace legalizar la izquierda patriótica, lo que le permitirá justificar su presencia in extremis.

Algunos argumentos sobre el asunto merecen atención. Se dice, por ejemplo, que las personas cambian, que quien ha delinquido una vez no tiene por qué hacerlo una segunda y que lo importante es la asociación que se alumbra que por primera vez rechaza explícitamente la violencia, incluida de modo expreso y "sin ambages" la de ETA. Es verdad. Pero no son las asociaciones las que delinquen sino los individuos y quien lo ha hecho una vez es más propenso a hacerlo otra que quien no lo ha hecho jamás por la misma razón por la que un esguince tiende a reproducirse allí donde se dio por primera vez.

O sea, los individuos sí importan. Y si Rufi Etxeberria presenta los estatutos de Sortu lo menos que puede decirse es que se trata de una decisión con escaso tacto diplomático. Al igual que la presencia de otros dirigentes que también han pasado por la prisión. Habrá quien vea en esto una actualización de la caída del caballo de Pablo de Tarso. Pero también habrá quien lo vea, quizá la mayoría, como un trágala: no nos queréis como Batasuna pero nos tendréis como Sortu. Y si hay que rechazar la violencia, se rechaza. Eso son palabras que se lleva el viento. Sobre todo el del Norte, la tramontana.

¿Cuál es el resultado de este sempiterno galimatías? Pues que todo seguirá como está; que, mientras no haya atentados, a nadie importa un comino lo que suceda en el País Vasco; que la izquierda abertzale seguirá fuera de las instituciones y los presos continuarán en las cárceles, salvo que los pistoleros de ETA comprendan (cosa difícil en sí misma) por fin que su tiempo pasó hace treinta años; que esta siniestra historia no ha servido para nada sino para producir sufrimiento estéril y para que cuatro ideólogos de taberna al norte del Ebro satisfagan sus desmesurados egos y cuatro descerebrados al sur sigan alimentando sus frustraciones y delirios .

dimarts, 8 de febrer del 2011

Batasuna, basta una.

Entre las peores experiencias de la humanidad se cuenta comprobar cómo, llegados los momentos finales de los conflictos más prolongados, enconados y crueles, se hace patente que no sirvieron para nada; que todo el sufrimiento y la muerte que ocasionaron se hubieran evitado si la obcecación y la soberbia hubieran dado paso a actitudes más dialogantes y civilizadas.

Reza lo anterior con la presentación pública de los estatutos del nuevo partido de la izquierda abertzale, Sortu, con el que aquella entierra el espíritu cómplice con el terrorismo de Batasuna y pasa por el aro de aceptar la legalidad democrática. Dicho aro se impuso a raíz de la Ley Orgánica de Partidos Políticos de 27 de junio de 2002. Casi diez años ha necesitado Batasuna para plegarse a lo inevitable. Y quizá no lo hubiera hecho de no haberse producido en 2009 la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que consideraba ajustada a derecho su ilegalización. Ese pronunciamiento plasmaba la derrota jurídica de sus pretensiones. La política se había producido mucho antes, cuando la existencia de partidos independentistas en otros lugares de España demostró que era posible defender todos los programas políticos de modo pacífico.

Pasar por el aro significa acatar y cumplir la Ley de Partidos Políticos y la jurisprudencia del Tribunal Supremo que la interpreta, como hacen estos estatutos; significa incorporar a su texto al pie de la letra el famoso artículo 9 de dicha ley, cosa que también hacen. Un criterio picajoso podría decir que el texto que se presenta al registro de partidos políticos no "condena" taxativamente la violencia de ETA. En efecto, los estatutos la "rechazan". Pero es que la Ley de Partidos, si no estoy equivocado, no habla de condenar y la jurisprudencia del Supremo considera sinónimos el rechazo y la condena. Lo importante es que se rechace específicamente a ETA, que se rompa con ella; y así se hace.

En principio las condiciones impuestas por legisladores y jueces se cumplen y debiera proceder la inscripción del nuevo partido. Es cierto que éste ha escogido la opción más débil de la alternativa que planteaba Rubalcaba con el último comunicado de ETA: o ETA desaparece o Batasuna condena la violencia etarra. Rechaza, más que condena, pero eso forma parte de la retórica al uso para consumo de fieles. Igual que oponerse a toda clase de violencia, acordarse de todas las víctimas de todas las violencias sufridas en el País Vasco, aceptar los principios de Mitchell o decir con desfachatez que ese pasar por el aro se hace dentro de la reflexión estratégica de la izquierda abertzale. Música celestial de tiempos pasados.

El Gobierno parece no fiarse y hace bien cuenta habida de la larga historia de chanchullos de unas gentes empeñadas en incumplir la ley que ampara las instituciones en las que pretenden estar presentes. Por tanto anuncia que remitirá el expediente del registro a la sala especial del Tribunal Supremo. Normalmente no es bueno endilgar a los jueces los conflictos políticos pero es que, en este caso, el conflicto político está ya resuelto y Sortu plantea la cuestión en un terreno puramente jurídico y judicial. Ahí debe tener la respuesta: que decidan los jueces.

Está claro que la izquierda abertzale ha hecho más que nunca por conseguir un pronunciamiento favorable pues le va en ella la supervivencia. Eso es bueno, pero no justificaría que se le diera ventaja alguna. La ley debe aplicarse y los jueces deben decidir sin favoritismos y sin inquinas.

Sin inquinas. La derecha está ya encrespada y en pie de guerra contra la posibilidad de ver a la izquierda abertzale en las instituciones y ya ha tronado el habitual cañón giratorio de González Pons sosteniendo que legalizar Batasuna sería como si los aliados pactaran con los nazis al entrar en Berlín, lo que demuestra en qué términos bélicos ve el asunto el PP. El ejemplo hubiera estado más propio si hablara de un pacto de Franco con los republicanos al entrar en Madrid fusilando a mansalva. Mismo espíritu, misma saña. Pero esa actitud no puede llevar a las fuerzas democráticas a estrechar el aro e imponer condiciones antes inexistentes a Sortu porque eso es contrario a derecho y, además, rompería la unidad de esas fuerzas democráticas.

La democracia es un régimen de respeto a la ley que no puede ser retroactiva, ni confusa, ni moldeable a capricho de intereses políticos. Por supuesto cabe la posibilidad de que la izquierda abertzale, como ha hecho otras veces, juegue sucio con las instituciones. Pero para eso ha arbitrado ya respuesta el Tribunal Supremo al especificar las causas de incompatibilidad sobrevenida de los cargos electos. Supongamos que hubiera un atentado de ETA dentro de unos meses, cosa improbable pero no imposible. Los diputados de Sortu tendrían que condenarlo/rechazarlo expresamente o perderían sus actas.

La cuestión política está clara; si también lo está la jurídica, a reserva de lo que dictaminen los jueces, el nuevo partido podrá registrarse y presentarse a las elecciones. Para entonces serán muy de oír las imprecaciones de la derecha contra el Gobierno; pero también puede ser el momento en que ETA, falta de espacio vital, decida disolverse y entregar las armas.

(La imagen es una foto de Diotime, que se encuentra en el dominio público, vía Wikimedia commons).

dimarts, 11 de gener del 2011

Un comunicado inútil.

Habitualmente los comunicados de ETA eran unos textos farragosos, llenos de doctrina antediluviana y memeces fantasiosas para consumo de sus incondicionales que nunca se caracterizaron por su capacidad crítica. Pero cuando menos tenían ilación. Eran aburridos, pretenciosos y delirantes, pero guardaban cierta conexión de sentido. El de ayer, no. Es breve, sí, (primera muestra de que algo no va ya en esa gárrula banda), lo que es de agradecer, pero carece de sentido lo que prueba que, sometida a multitud de presiones, en especial las muy timoratas de sus agentes civiles y queriendo contentar a todos, esto es a Batasuna, a los mediadores internacionales, a los presos y a sus propias bases, al final ha hecho una declaración que no sirve para nada.

El texto reparte órdenes e impone tareas a todo el mundo, dice cómo ha de ser el proceso en el País Vasco, qué deben hacer los Estados español y francés (y qué no hacer), qué objetivos han de cumplirse (territorialidad y autodeterminación, es decir, el cien por cien de su programa), quién debe hablar en el País Vasco y quién no y hasta cómo debe ser el futuro. Lo gracioso es que si antes ETA pretendía alcanzar esos fines a tiro limpio, ahora dice que quiere alcanzarlos sin pegarlos. ¿No entiende que, si con los tiros no consiguió nada, sin tiros será menos que nada lo que consiga?

Obviamente lo entiende, pero lanza la cosa por si cuela ya que si no pega tiros y asesina no es porque no quiera sino porque no puede, y por si el Estado democrático baja la guardia, sus alevines políticos pueden presentarse a las elecciones, obtienen alguna tajadilla de poder y las cosas vuelven a la normalidad. Por normalidad se entiende que los partidarios de asesinar a la gente indefensa y por la espalda digan que España no es una democracia y que, en cambio, la banda de asesinos sí lo es. Así dicho, esto puede parecer demencial pero es que en el entorno de la banda terrorista y la izquierda abertzale hay mucho demente. El párrafo nuclear de la declaración, que ayer comentaba Palinuro en una actualización del post, el que contiene esa trampa para hipopótamos es: ETA ha decidido declarar un alto el fuego permanente y de carácter general, que puede ser verificado por la comunidad internacional. Este es el compromiso firme de ETA con un proceso de solución definitivo y con el final de la lucha armada. Ahí están todas las falacias de este comunicado que nadie con sentido común puede aceptar.

Dice ETA que acepta una "verificación internacional" del alto el fuego. Pero ¿para qué queremos eso? Para verificar un alto el fuego que consiste sólo en que las armas dejan de disparar basta con tener oídos y levantar acta de que no hay disparos. Pero los terroristas siguen con las armas y, obviamente, se reservan el derecho a volver a utilizarlas cuando lo estimen conveniente; es decir pretenden que la gente tome la amenaza de unos asesinos como el alborear de la paz.

Habla ETA de su "compromiso" con el "final de la confrontación armada", como si esta confontación fuera un terremoto, una inundación o alguna catástrofe natural y no el resultado de una decisión unilateral de ETA y a la que sólo ETA puede poner fin y si no lo hace es porque no quiere.

En resumen el comunicado de ayer no sirve para nada, como ya le ha dicho a la banda todo el mundo en el país, desde el gobierno a los independentistas catalanes, pasando por la oposición de derechas, la de izquierdas, las víctimas y hasta los nacionalistas vascos, los que no asesinan ni simpatizan con los asesinos. Sólo queda Batasuna, la voz de su amo que con su habitual clarividencia ha vuelto a caer en la trampa que le tiende su soberbia, simulando que ese jesuítico comunicado es un nuevo "marco histórico", nada menos y que abre no sé cuántas puertas cuando lo que está claro es que no abre ninguna ni siquiera la de las elecciones muncipales a Batasuna a la que, por lo demás, el comunicado desprecia ignorándola.

¿Cómo va a participar en las elecciones Batasuna si, con esta interpretación del comunicado que no comparte con nadie más en España demuestra que sigue hablando al dictado de los asesinos y tratando de engañar al resto del país?

Como le ha dicho ya todo el mundo a la banda y a sus admiradores, el único comunicado de ETA que será eficaz sera el que anuncie no su compromiso con el fin de la confrontación sino el fin de la confrontación armada que sólo depende de ella; no un "alto el fuego" blab, bla, bla sino la entrega de las armas definitiva e irrevocable.

Al paso que van las cosas, mañana este comunicado parecerá del tiempo de las guerras carlistas a cuyo mundo, en el fondo, pertenece.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 10 de gener del 2011

ETA al final de la escapada.

Quiere la rumorología que estemos esperando de un momento a otro un comunicado de ETA en el que diga que deja las armas para siempre, que lo hace de modo verificable y que no reclama contrapartidas políticas de ningún tipo. La cuestión es: ahora ¿qué?

Ahora, nada. El Estado de derecho ha vencido y comienza el proceso de normalización del País Vasco. Un proceso de duración indefinida; meses, años. No lo sabe nadie.

Ignoro si alguna vez hubo una posibilidad de un fin distinto y plantearlo ahora es ocioso; porque, si la hubo, los mismos etarras se encargaron de volarla con aquella bomba de la T4 en 2006. Con ella ETA cerró toda vía para un final pactado e inició una huida hacia delante, una escapada que ahora termina en lo que, al parecer, es inminente: el anuncio de su derrota.

La noticia, de producirse, es excelente para todo el mundo y habrá que celebrarlo. Se termina uno de los más graves problemas (si no el más grave) para la democracia española que ahora será plena en todo el Estado. Tarde o temprano acabará el estado de excepción material que vive el País Vasco. La izquierda abertzale volverá a las instituciones y todo juicio acerca de cómo se dibujará allí la política es ahora temerario. Y no sólo en el País Vasco. Se abre un periodo en que cabe esperar una revitalización de un espíritu similar al de Galeuzca, debidamente actualizado, supongo. Veo a los catalanistas animando a los galleguistas a pedir de consuno sendos conciertos. España sigue tan indefinida como siempre.

Hay dos invitados a esta fiesta de triunfo de la democracia que están en ella a regañadientes: la derecha del PP y cierta izquierda española radical que simpatiza con el independentismo vasco. La primera, cuya tendencia es interpretarlo todo en un cálculo de costes/beneficios electorales cree que es un fastidio que los etarras se entreguen a un gobierno socialista que, en su opinión (puesto que es lo que ella haría) capitalizará la entrega electoralmente. Por ello es probable que ponga todos los obstáculos que pueda a la normalización política vasca, por ejemplo, tratando de impedir que la izquierda abertzale participe en la vida democrática imponiendo condiciones imposibles o absurdas.

Los otros invitados a la fiesta, diversas izquierdas españolas (y supongo que vascas, pero no estoy seguro) ven el fin del terrorismo como una derrota: el fin de la violencia y de la lucha armada como vía revolucionaria. En realidad éstas ya fueron un disparate cuando prendieron en Europa en los años sesenta, con la radicalización política del continente y el prestigio de las luchas armadas del Tercer Mundo, tanto en forma movimientos de liberación nacional (estilo FLN argelino) como de procesos revolucionarios marxistas (estilo Tupamaros en el Uruguay), que inspiraron muchos intentos en Europa en aquellos años: ETA (en la senda de los Frentes de Liberación), la Fracción del Ejército Rojo en Alemania, o el Ejército Rojo Japonés. El disparate consistía en trasladar a sociedades industriales desarrolladas modelos de lucha armada del Tercer Mundo.

ETA es el último bastión de los años sesenta.


Espero que todo lo anterior no sea un mero wishful thinking. Que la situación se normalice y que pueda volver a hablarse de todo. Aunque, como está la la derecha furiosa, eso de hablar puede convertirse en ocupación de alto riesgo. Los que hablen mucho corren el peligro de que venga uno de esos "jovenes inestables", alimentado con un pienso compuesto de odio, agresividad, demagogia, xenofobia, clericalismo, autoritarismo y otros ismos también temibles y haga una barbaridad. No se olvide que la política es la continuación de la guerra por otros medios.


Actualización a las 15:00. ETA ha publicado el comunicado de que se habla aquí, pero vuelve a ser una declaración decepcionante por la insufiencia de las intenciones, lo alambicado y retorcido de las palabras y la indefinición del compromiso. De todo el comunicado el único párrafo interesante es éste: ETA ha decidido declarar un alto el fuego permanente y de carácter general, que puede ser verificado por la comunidad internacional. Este es el compromiso firme de ETA con un proceso de solución definitivo y con el final de la lucha armada. Como siempre, ambigüedad, zorrería y creencia en que los demás son tontos y no ven las trampas. Porque ¿qué quiere decir que un alto el fuego sea verificable? Estaría bueno. Para verificar un alto el fuego basta con tener oídos y no escuchar disparos. Para eso no hace falta la comunidad internacional. Puede haber alto el fuego y callar las armas, pero estas siguen empuñadas y apuntando. Lo que tiene que ser verificable es la entrega de las armas. Lo demás son monsergas jesuíticas muy propias de la banda. Sobre esto más mañana en Palinuro.



FUERA HUMOS Y FUERA RUIDOS

Esa ley contra el consumo de tabaco en público está muy bien. A ver si conseguimos acabar con esta hispánica costumbre de echar el humo al vecino en el café. Los fumadores tendrán que acostumbrarse a que, por encima de su placer, están los derechos de los demás a no respirar sus miasmas. Que fumen en donde les está permitido. Y que se den con un canto en los dientes que se les permite. Los fumadores de marihuana o hachís no tienen sitios. Y tan droga es uno como los otros.

Ahora hay que ir por la otra plaga de la convivencia nacional: el ruido. Palinuro está harto de sostener que la contaminación acústica es tan odiosa y delictiva como todas las demás, con el inconveniente añadido de que sus efectos perniciosos se padecen al instante, no sólo en el futuro: aquí y ahora, además del futuro. Los lectores pueden hacerse a la idea (si es que lo necesitan) de lo que es convivir con el ruido insoportable causado por gente sin escrúpulos visitando el vídeo del enlace, que se titula Cinco años de tortura.

(La primera imagen es una foto de Indymedia Barcelona en el dominio público. La es una foto de Rarebeasts, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 14 de novembre del 2010

Si ETA se acaba.

  • Los españoles nos llevaremos una alegría.
  • Las víctimas obtendrán reparación
  • La izquierda abertzale podrá regularizarse.
  • Se podrá hablar de la desmovilización de los "gudaris" y de los presos, dentro de la ley.
  • Se podrá ver la fuerza parlamentaria de cada opción política y actuar en consecuencia.
  • Es probable que el PSOE gane las elecciones gracias al fin del terrorismo.
  • De eso se encargará el PP al torpedear el proceso.
  • Es la fábula del escorpion.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).