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dijous, 10 d’octubre del 2013

Femen y tabú.

Llama mucho la atención el lema pintado en el pecho de las activistas de Femen: El aborto es sagrado. Se irguieron cuando comenzó a hablar Gallardón, uno de los muy devotos ministros de este gobierno carcunda, empeñado en despojar a las mujeres del derecho al aborto. Y comenzó el espectáculo habitual: tetas al aire, gritos (¡el aborto es sagrado! ¡fuera de nuestras vaginas!, etc), forcejeos, contorsiones, empleo de una u otra forma de la fuerza pública, reducción y posterior detención de las alborotadoras. La cámara, perpleja, sin saber cómo reaccionar, mucha incomodidad y bochorno; algún tímido aplauso de IU. Luego vendrán las furibundas condenas con el ceño fruncido. Las mujeres del PP están como furias, profiriendo maldiciones. Tachan la protesta de repugnante, fanática y patética. ¡Voto al chápiro! Están tan furiosas que no saben lo que dicen. Y si se comparan estas fotos con las de Cospedal enarbolando peineta, pues no sé yo... En la izquierda reina el desconcierto, incluidos sectores feministas que ven en estas protestas frivolidad y hasta un juego intencionadamente ambiguo con el machismo dominante. Si protestamos por la cosificación de la mujer en la publicidad, no podemos recurrir a ella en la protesta. Luego volvemos sobre el asunto, más complejo de lo que parece.

Me interesa antes de nada el lema. Léase bien: El aborto es sagrado. Es fuerte, ¿verdad? La izquierda, los progres, no nos apoyamos en la noción de lo sagrado. Nuestra defensa del derecho al aborto es de moral racional, de respeto a los derechos del individuo, empezando por el de decidir libremente si quiere o no abortar, y pretende tener un fundamento científico. ¿A qué viene aquí lo sagrado? Eso es actuar como la derecha, los conservadores, los reaccionarios, los curas, las iglesias, las religiones, el orden constituido, el patriarcado. La cultura misma que, según Freud, se erige sobre el totem y el tabú. El tabú del incesto, el del canibalismo, el del aborto: una prohibición rígida, sacra, que castiga como pecado severamente toda infracción. Invocar el carácter sagrado del pecado es ir a dar la batalla de modo radical en el campo mismo del adversario. Aquí nace esa incomodidad de la izquierda y cierto feminismo ("cierto" porque Femen son feministas), en que tienen interiorizado el tabú en su terreno sagrado y pretenden combatirlo con las armas de la razón. Cosa inútil pues todo lo sagrado es inmune a lo racional y solo puede combatirse con otro sagrado. En el caso del aborto, ¿en qué descansa esa sacralidad? En que es una manifestación obvia de la autonomía del individuo y su derecho a disponer de sí mismo aquí y ahora. Algo mucho más sagrado que todas las divinidades celestiales o infernales.

Así que tocado quedó el ministro de Justicia, balbuceando lugares comunes sobre la falta de respeto a la sede de la soberanía popular, sede en la que domina absolutamente el partido del ministro, que no deja hablar a nadie pero convierte en leyes, es decir, en normas racionales, universales, generales y abstractas los tabúes de su iglesia.

Lo de Femen tiene su tela. El logo de más arriba, lo dice la leyenda, representa los colores de la bandera ucrania, pues el movimiento nace en Ucrania hace unos años, el palo es el de la letra cirílica de origen griego, phi, de feminismo, los círculos son tetas, "es divertido, reconocible, representa la oposición y el aguijón de la avispa". Se me ocurre que podía adaptarse en España, en donde la combinación amarillo/azul no dice nada cambiándola por los colores republicanos. Al fin y al cabo estamos en casa de Palinuro. El resto, lo mismo: tetas, phi, etc. Es solo una propuesta. Cuestión de pensarlo. Las componentes de Femen suelen ser estudiantes universitarias o licenciadas. Es decir, nivel cultural alto. Su feminismo es indudable: happenings al estilo de las pussy riot que también las han llevado a la cárcel. Acciones contra el machismo, contra el islamismo, el cristianismo, la subordinación de la mujer en cualquier campo, etc. Los contenidos están claros. Las peleas pueden llegar por las formas. Son muy provocativas, rompedoras, el concepto de escándalo público se refleja en todos los rostros sorprendidos de los espectadores. Suelen quedarse estupefactos hasta que interviene la policía o similar que, a su vez, tampoco está muy segura de cómo proceder. Son momentos de escándalo festivo y pacífico que juegan con el universal atractivo de los pechos femeninos. No creo conocer a casi nadie a quien desagraden las tetas a la vista. Claro que a lo mejor es porque conozco a poca gente.

Las acciones son modalidades evidentes de la vieja táctica anarquista de la acción directa con elementos de desobediencia civil. Las de Femen jamás se enfrentan a la fuerza pública y se dejan detener y procesar. Entienden que lo suyo es eso, propaganda por la acción, algo con lo que el orden público entendido al modo autoritario suele tener muchos problemas. Traten de imaginarse una acción de Femen en ese pueblo de la costa en el que la alcaldesa dicta a los vecinos la música que pueden escuchar, cómo deben ir vestidos y cómo han de comportarse, al más castizo estilo de España unidad de destino en lo universal. Imagínenlo y traten de contener la risa. 

Este tipo de acciones responde a la intencionalidad ya explícita en el logo, diseñado por Artemy Lebedev, el creador de Art. Lebedev Studio, una empresa privada de diseño rusa con sede también en Nueva York, dedicada al diseño avanzado de carácter industrial, gráfico, online y de interfaz, una gente muy simpática, con una política corporativa anticorporativa también muy rompedora que la lleva a colgar los premios que recibe en las paredes del retrete. Parte de un asunto de principio que Palinuro hace suyo sin dudarlo: no trabajamos con personas privadas, partidos políticos, organizaciones religiosas, pajilleros y todos quienes tienen puntos de vista contrarios a los nuestros. Tan entusiasmado está que, según me ha dicho, planea pedir a Lebedev una franquicia para España en donde hay una gran demanda de renovación de logos, símbolos y modos de acción.

Ir a pedir el logo a Lebedev ya revela intencionalidad programática feminista neta en Femen que, por cierto, se ha metido en todos los charcos, incluida la lucha en contra de la legalización de la prostitución. En definitiva,  es una de las formas típicas de protesta en una sociedad compleja, como un mosaico, con modos muy distintos de expresión (ecologistas, homo, bi, transexuales, M-15, mareas de mil colores, hackers, anonymous, etc.) todos ellos potenciados por el uso masivo de las redes. Lebedev es, básicamente, diseño online. En el caso de Femen se mantienen en el tiempo, son pocas y con escaso apoyo social y menos recursos económicos. Pasa siempre con las vanguardias.

¡Ajá! Pero el buey sigue arando y estos fogonazos tan superficiales apenas son arañazos. La realidad persiste. ¿Les parece poco atacar el tabú en su raíz y declarar sagrado el aborto?

(La imagen es una foto del logo de Femen, diseño de Art. Lebdeveb Studio, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 9 d’octubre del 2013

La moción de censura de Femen.


El tiempo se ha acabado. Aquella moción de censura con la que, en un insólito momento de valor, Rubalcaba amenazó al gobierno hace meses, es ya la única arma a disposición del PSOE para conseguir que este gobierno de embusteros, autoritarios y presuntos corruptos, atrincherado en su mayoría absoluta, dé explicaciones a la ciudadanía, a la que trata como un rebaño de ovejas. Hasta la fecha PSOE e IU han intentado todo para que la derecha se avenga, cuando menos, a fingir algún talante democrático y cierta sensibilidad parlamentaria. Pero ha sido inútil. La necesidad de Rajoy de impedir que las acusaciones sobre los sobresueldos que pueda haber estado cobrando, sus mentiras en el Parlamento (y fuera del Parlamento) y el resto de sus prácticas poco menos que mafiosas se le formulen a la cara, y la del PP de evitar que se conozca públicamente el grado de corrupción que anida en su seno, llevan a ambos a colaborar para que el Congreso se convierta en un remedo de las cortes franquistas que, en el fondo, es el tipo de órgano legislativo que añora la derecha.

La mayoría absoluta derechista ha yugulado todas y cada una de las docenas de mociones de la oposición pidiendo la comparecencia del hombre que lleva dos años ocultándose después de haber mentido afirmando que él daría la cara. El Parlamento, falseado en su esencia por una guardia pretoriana, verdadera colección de paniaguados, tiralevitas y logreros del partido del gobierno, no sirve literalmente para nada. No actúa, no controla, no fiscaliza, no investiga y se limita a "legislar" bovinamente unos textos que el gobierno le remite como Franco, con un motorista. Es el parlamento de la vergüenza y la impotencia, poblado por unos diputados acobardados y sumisos que, por no tener, ni siquiera han tenido (salvo dos o tres modestas excepciones) las agallas necesarias para aplaudir y vitorear a esas tres mujeres de Femen que han dado una lección a un país cada vez más aborregado. Patidifusos se han quedado los representantes de la soberanía popular (que, en el fondo, solo representan a los barandas de sus partidos), boquiabiertos, incapaces ya ni de hacer algún comentario sobre los atributos con que estas bravas mujeres cuestionan y provocan este machismo emasculado de sacristía que rezuma el hemiciclo de mayoría nacionalcatólica. 

Únicamente Edurne Uriarte, haciendo gala de su oquedad cerebral y su ausencia de dignidad de género, se ha atrevido a balbucear cuatro necedades sobre ese magnífico gesto de quienes valen mil veces más que ella en todos los sentidos, tachándolas de... ¡espectáculo machista! desde alguno de los numerosos canales mediáticos de los que dispone gracias a la pasta de la derecha, que no a su inexistente ingenio. Digno comentario de quien llegó a ser nada menos que pareja del inenarrable Wert, el que inaugura eventos entrando por las puertas de servicio.

Son las mujeres de Femen quienes han presentado la moción de censura que el PSOE no se atreve a interponer, sacando a luz la viscosa hipocresía del ministro Gallardón, meapilas sofista al servicio de los curas en su intento de cargarse el derecho al aborto. Ellas y solo ellas. Los socialistas (¡y las socialistas!), callad@s como conej@s. Y, por supuesto, a horas del hecho, Rubalcaba -cada vez más parecido a Rajoy- silente y desaparecido.

Hasta un portavoz habitualmente cómico con los tirabuzones de sus seudoargumentos como el del PP, se permite el lujo de provocar a los socialistas afirmando que no tienen valor de presentar la moción de censura. Que no tienen valor, ni ideas, ni programa, ni líder.

Y va a ser verdad.

Esta oposición casi parece la sombra de un gobierno a la sombra de un presidente a la sombra de un delincuente. Innoble situación.

Ya que no son ustedes capaces de respetarse a sí mismos, respeten cuando menos a los votantes que les pagamos unos sueldos suculentos a cambio de los que no hacen ustedes nada y den la batalla por la democracia, la libertad y la dignidad de la gente. Hablen ustedes con Cayo Lara para que apoye la moción de censura (si no lo hace, que diga por qué y arrostre el merecido descrédito que le caerá) y presentenla de una maldita vez.

Queremos personas dignas en el parlamento, por lo menos tan dignas como las mujeres de Femen. No patos acobardados por el facherío reinante.

diumenge, 23 de juny del 2013

¡Qué falta de respeto!


Sí, ¡qué terrible falta de respeto! Pero ¿de quién a quién? A ver qué tal esta versión:

Es horrible el destino de las autoridades en España. Doquiera que vayan las escrachean sin miramiento alguno: ministros, el presidente del gobierno, presidentes de comunidades autónomas, el príncipe Felipe, la reina Sofía. Los pitan, los abuchean, les llaman cosas feas. En algún lugar de Youtube anda colgado un vídeo en el que se ve y oye a una ciudadana de Toledo increpar a Cospedal en la calle al grito de: "¡Ladrona, que robas a los pobres para dárselo a los ricos!" De inmediato empiezan las jeremiadas. Que si la falta de modales; si la buena educación, la tolerancia y el respeto al prójimo, aunque sea político. Porque uno puede entender que el personal abuchee al ministro de Educación cada vez que aparece en público pues la petulancia y soberbia del personaje (al que la opinión pública tiene en bajísimo concepto, inferior incluso al de Mato) lo está pidiendo a gritos. Pero, hombre, escrachear a todos los políticos ya es excesivo.

¿O no? La misma opinión que detesta al pío Wert cree que los políticos en general son un problema por pendencieros, indolentes y corruptos así como voluntariamente ignorantes de los problemas de la ciudadanía a la que dicen representar. Siendo esto así, no es de extrañar que, cuando la gente avista un político, lo abuchee. Lo extraño es que no lo corra a gorrazos. Porque, puestos a faltar, la falta de respeto de los políticos, especialmente de los peperos y sobre todo con mando en plaza a los ciudadanos sí que es patente. La ineptitud y la corrupción son las peores faltas de respeto, al lado de las cuales, los pitos y abucheos son lo menos que cabe esperar.

Para sostener esta conclusión basta con repasar aquí la biografía del último (por ahora) político del PP  imputado por corrupción, Rafael Blasco, que se encuentra en la Wikipedia. Su trayectoria es como una metáfora del tiempo ideológico que va del franquismo tardío a la transición y la conversión de esta en la segunda restauración borbónica. Se prueba así que en este partido-almacen no solo se da la habitual evolución de fervoroso falangista (estilo Aznar) a demócrata de toda la vida (también estilo Aznar), sino la contraria: de revolucionario impenitente a recio conservador de los valores establecidos. Es la era del fin de las ideologías, el indiferente color de los gatos confucianos, la soportable liviandad de lo postmoderno. Todo lo sólido convertido no en aire, sino en líquido; especialmente líquido contante y sonante. La era del tremendo relativismo que el hoy dimisionario Benedicto XVI denunciaba vigorosamente en su visita a Valencia en 2006, ante un caballero de la fe cristiana, como Blasco, prodigio de solidez, rectitud y fidelidad a los principios.

Según el texto en la red nuestro hombre empieza militando en la extrema izquierda, en el FRAP, nada menos; un grupo que propugnaba la lucha armada para derribar el capitalismo. Más tarde se hace interventor de administración local (algo que tiene que ver con la fiscalización de los cuartos) y, ya sentada la cabeza, se afilia al PSOE, incluso por vía conyugal, pues matrimonia con una hermana de Cipriá Ciscar, factótum del PSPV. Llega así a Conseller de Obras Públicas, de donde sale rebotado por un asunto de corrupción a lo grande que no se sustancia en condena penal por algún defecto formal, no porque resplandezca su inocencia. Privado de partido al que arrimarse, el tribuno intenta fundar uno propio; no le sale, pero acaba ingresando en el PP en donde ha ejercido todo tipo de cargos importantes, siempre administrando cuantiosos caudales públicos. Hasta que, finalmente, se descubre el llamado "caso copperación" según el cual, al parecer, este ya experimentado Blasco se ha apropiado de seis millones de euros originariamente destinados a proyectos de ayuda al desarrollo. Estafar es siempre feo; pero estafar a los más débiles es abominable. El famoso Roldán estafó a los huérfanos de la Guardia Civil y eso lo hizo especialmente odioso. Lo mismo con este Blasco.

Pero ¿qué me dicen ustedes? Pasar de la militancia en el FRAP a estafar a los más necesitados, con parada y probablemente cómoda fonda en el PSOE, es toda una aventura. En esa prolongada carrera de político profesional, Blasco ha venido predicando distintos discursos políticos, según del partido del que se sirviera. Predicando. Pero siempre ha venido haciendo lo mismo: mirar por sus intereses y, según parece, lucrarse por cualesquiera medios, lícitos o ilícitos. Probablemente es un caso extremo en el sentido de que incorpora el no va más, el alfa y omega de la trayectoria política, y habrá pocos que puedan compararsele. Pero la inmensa mayoría de los políticos del PP y un buen puñado de los que no lo son encaja en alguna fase de este periplo cuya característica esencial es decir una cosa y hacer otra. O sea, engañar.

¿Quién falta al respeto a quién?

dijous, 6 de juny del 2013

El lobo solitario y la peña, o el código del espacio público.


Bueno, bueno. Una ojeada, por favor, a la imagen de la izquierda. Dennis Hopper, en su HD en Easy Rider (1969), siendo adelantado treinta años después por Dennis Hopper, en su Ford Cougar, en un famoso anuncio de TV de la Compañía Ford. Famoso por ser un prodigio de habilidad cinematográfica ya que los técnicos consiguieron literalmente fundir a Hopper en su Ford en las escenas originales de la película que aquel protagonizaba (y dirigía y producía) con Peter Fonda. Lo hacen con un procedimiento muy complicado llamado Flaming. Desde luego, el vídeo publicitario completo, que dura un minuto, es muy curioso.

Pero no me interesa tanto la cuestión técnica cuanto la simbólica. El anuncio del Ford Cougar con Hopper es una metáfora magnífica del modo en que el sistema mercantil devora todas las manifestaciones de rebeldía antimercantil, y dedico esta reflexión a Sergio Colado, de quien estoy leyendo un original bien interesante que versa precisamente sobre esto. Ríanse ustedes de las camisetas estampadas con la foto del Che que pueden comprarse en todas las tiendas pijas del mundo. El vídeo de Ford/Hopper va mucho más allá: es una demostración plástica, gráfica, visual, patente, de la imposibilidad e irrelevancia de toda rebeldía individual. Es verdad que en Easy Rider eran dos pero, aparte de que con dos no se hace ni un grupo, la dualidad es exigencia del guión de las novelas on the road. Don Quijote necesita a Sancho, un otro imprescindible.

El caso es que la peli de Hopper, con banda sonora de Steppenwolf, Nacido para ser salvaje (Born to be wild), fue el icono de la ruptura generacional de los sesenta. Tampoco es que alcanzara grandes profundidades filosóficas, pero fue imagen y modelo de la rebeldía de entonces. Si no recuerdo mal, ese "nacido para ser salvaje" se ha utilizado también en otras ocasiones; es posible que hasta para un anuncio de Camel o Marlboro o su formulación algo más suave de "nacido para ser libre". Era liberación individual que arrancando con los beatniks de Kerouac, por el camino, se había hecho hippy, cambiando, entre otras cosas, el alcohol por las drogas. Al corazón de esa simbología va lanzada la flecha de Ford: dejad toda esperanza, ilusos. Al final es el espíritu positivo, industrial, la obra de la empresa, el pensar colectivo, el hacer común, lo que prevalece. La peña. Y cuando un cool y sexagenario Hopper, perfectamente integrado, pega un acelerón y deja muy atrás al lobo solitario, se ha cerrado el círculo que da sentido a la existencia humana, tanto en grupo como uno a uno. ¿O alguien va a negar que el lobo solitario está muy atrás en la vida del Hopper de hoy?

Pero está. No todos han sido lobos solitarios y, los que lo fueron, están marcados. Digo esto porque me irrita la facilidad con la que las conciencias críticas se rinden a la inevitabilidad del triunfo de los mercados sobre el espíritu de Hiperión. Hay algo que los mercados no pueden comprar en el lobo solitario: la creatividad. La Ford (el Ford) se incrusta en el film de Hopper; no lo ha creado. La empresa, el mundo, la colectividad, el grupo, la peña, la banda, el partido, pueden parasitar al lobo solitario, no substituirlo. Viven de él, pero acaban por aniquilarlo o expulsarlo. Hopper asesinado al final de la película y Hopper dejado muy atrás, a perderse de vista, en el anuncio de la Ford. ¿Por qué no voy a interpretar el acelerón del Hopper de hoy como un intento de huir de su pasado cosa que, como bien se sabe, es imposible?

Pues eso, decía, es la metáfora del código vigente en el espacio público. Este se compone del Estado y las instituciones y la sociedad civil, básicamente asociaciones (partidos, grupos de presión) y familias, que son asociaciones, claro, pero especiales. En la inmensa mayoría de los casos, la formación del individuo y su acción social están condicionadas por unos u otros (a veces varios) contextos de acción colectiva. De hecho parece como si el individuo solo fuera visible en cuanto pieza o elemento componente de colectividades. Fuera de ellas, nada. Extra Ecclesiam nulla salus. Los solitarios son lobos. Se los alaba para tenerlos a raya, pero se los persigue y abate cuando se cree conveniente. Todos los entes colectivos, institucionales o no institucionales, son codiciosos y egoístas. La familia causa excepción en su interior ya que es el único espacio en el que los seres humanos pueden experimentar algo de altruismo. Pero, hacia el exterior, es una institución tan egoísta, cerrada, colectivista como las demás.

Las empresas, los partidos, los grupos de presión, las asociaciones diversas, laicas y religiosas, todas funcionan bajo criterios colectivos. Son los criterios de grupo, de pandilla, de clientelismo, que hacen a los miembros hablar en primera persona del plural, como partícipes orgánicos de una unidad superior, un pensamiento colectivo. No es concebible separarse del dictado común que puede tomar muy distintas formas, concepciones políticas, confesiones religiosas, visiones comunes. El ejemplo más claro y absurdo son esas multas con que los partidos castigan a sus diputados cuando votan según criterios personales, en conciencia.  No puede ser "yo voto"; ha de ser "nosotros votamos". "Nosotros" es expresión que el lobo solitario no puede emplear salvo en un sentido análogo a la paradoja de Epiménides el cretense.

La unidad de acción y opinión en el espacio público es el grupo, el que legitima la voz del individuo cuando habla, pues no lo hace como individuo sino como portavoz de una colectividad más o menos declarada y cuyo contenido puede ser incluso contrario a las convicciones profundas del citado portavoz. Es el precio que, al parecer, hay que pagar para ser parte de un ente superior que garantice la eficacia de tu acción. La lealtad al grupo, algo que el lobo solitario ni entiende. Lo suyo es lo de Juan en el desierto. Solo que el desierto está lleno de espectadores todos agrupados en peñas que escuchan atentamente, se inspiran en lo que oyen y pretenden hacerlo suyo, como Ford se "incrusta" en Easy Rider. Pero si el más corrupto de los poderes les pide la cabeza del predicador, se la entregan en bandeja. Si la más sanguinaria de las ideologías lo empuja a ello, Walter Benjamin se suicida en Portbou.

(La imagen es una foto de oddsock, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 5 de juny del 2013

La belleza y la dignidad de la rebelión.


Me gustaría estar allí, quisiera estar allí, deseo estar allí. Allí en donde la gente se siente libre porque rechaza el miedo y se enfrenta a la bestialidad del poder, ese aparato servido por perros sin alma a las órdenes de potentados, banqueros, capitalistas, militares, curas y otras variantes de criminales y cobardes. Sé que no vale mucho, pero quiero expresar mi sentimiento de cercanía, mi identificación con esa gente a la que no conozco de nada que se ha levantado en Turquía, que ha recogido la antorcha de la marcha de la humanidad hacia un mundo en el que no haya más caos, más brutalidad, injusticia, explotación, despotismo, abuso, manipulación, movidos por los siniestros intereses del dinero, la codicia, el odio, la tiranía. Y en donde sus lacayos y agentes ideológicos en los medios, en las universidades, en las fundaciones, cenáculos intelectuales e iglesias ya no puedan mentir hablando de orden, tolerancia, justicia, bienestar, democracia, prudencia y libertad. No sé cuánto durará este hermoso ejemplo turco, ni si mañana la gente se abrazará en las calles o los gobernantes y sus esbirros en los partidos, la policía, el ejército, procederán a "restablecer la calma" masacrando a la gente como es su tendencia inmemorial. Ya es maravilloso haber llegado hasta aquí, con esa indomable voluntad de persistir que anuncia la máscara antigás de ese ciudadano, hoy icono mundial de la sempiterna lucha del pueblo contra los opresores de todos los tiempos y todos los países. 

España, en pie de escrache.


¡La que se puede armar con un gesto! No hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Esos estudiantes, los mejores, que se han negado a estrechar la mano del ministro Wert, estaban ayer en todas las portadas de los medios y movían olas de pasiones en las redes. ¡Qué ironía y cómo habrá dolido en su orgullo, que es inmenso, al afectado que algunos de los excelentes se nieguen a dar la mano al ministro peor valorado del gobierno! Sospecho que al peor valorado de todos los ministros de Educación del país desde 1978. Quizá de todos los ministros a secas. Hay aquí un símbolo poderoso. Dejemos a los todólogos de las tertulias la tarea de dilucidar su alcance. Al fin y al cabo, se reúnen no para debatir sino para insultar. El insulto es una forma de juzgar por la vía rápida pero solo interesante para los el gremio. Aquí nos concentraremos en dos puntos del hecho, considerándolo como categoría y en sí mismo.

Como categoría está muy clara. La movilización social creciente se materializa, entre otras formas, en escraches a todas horas y en todos los lugares. Apenas hay casos en que los gobernantes aparezcan en público y no se lleven su ración de pitidos, abucheos e improperios. Son grupos, pero muy sonoros y visibles y multiplican su acción a través de los medios, con lo que sirven de información, ejemplo e incentivo. La alternativa sería censurar las informaciones y a ella se ha recurrido en alguna ocasión, sobre todo en los medios públicos gubernamentales. Pero viene a ser peor el remedio que la enfermedad. A Cospedal suelen increparla, llamándola de todo; y a Rita Barberá; y a Camps. El público pita a los Príncipes de Asturias y hace escraches siempre que puede a Rajoy, es decir, siempre que este no aparece en plasma. Mato, Báñez, Gallardón pueden dar fe de lo mismo, hasta el punto de que seguramente pensarán que hay una conspiración contra ellos. Esto aparte de que ya no se respeta nada y estamos incurriendo en el libertinaje. Precisamente el ministro Wert, el antiguo tertuliano "moderado" hoy lider visionario de la extrema derecha nacionalcatólica, colecciona ya un amplio historial de desplantes, así como una intensa movilización de sus administrados en todos los órdenes: profes, alumnos, padres.

Y ahí le duele epecialmente, en el ámbito académico. La oposición masiva a los designios ministeriales ha acabado forzando al responsable a confesar sus móviles reales y tiene pinta de poner en entredicho toda su obra legislativa, auténticamente arrasadora de la enseñanza pública. En efecto, Wert inició su tarea pretextando la legalidad vigente (aunque tuviera que ir a buscarla a la UNESCO), así como criterios racionales, positivos, empíricos, en último término científicos. Pretextar que la ciencia manda eliminar la Educación para la ciudadanía por ser "ideológica" y reimplantar la enseñanza de la religión como materia obligatoria curricular es verdaderamente absurdo. Pero el ministro, muy a tono con otros acreditados intérpretes del saber científico, como los obispos, lo hacía. En esto se parece mucho a su colega Gallardón, quien ampara sus designios reaccionarios en fraseología emancipadora, como cuando justifica su inquina al aborto como un derecho en su preocupación "por el más débil".

Pero en el caso de Wert, el absceso ha reventado y el ministro reconoce ahora que su ley tiene aspectos ideológicos en los que puede haber diferencias. Ideología por ideología, obviamente la del ministro ha de ser mejor porque es el que manda. Y punto. Ignoro qué interpretación querrá usar del difuso concepto de "ideología". Por mi parte, entiendo que se trata de puro partidismo, del partido nacionalcatólico, el más fuerte de la derecha española, apoyado por la Iglesia. Pero, aunque no fuera esto, la afirmación de Wert es lógicamente inaceptable. Al decir que puede haber "diferencias", relativiza la ideología. Y, si es así, ¿por qué suprimió la (supuesta) de Educación para la ciudadanía? No hay criterio racional alguno, solo hay una imposición, un acto de fe, un "quítate tú que me pongo yo", una arbitrariedad que el propio ministro debería corregir si quiere que lo tomen en serio.

Porque, en último término, también hay que pensar en los perjudicados por esta obcecación ideológica: los estudiantes, a quienes habrá que someter a una nueva reforma legislativa de la educación en España que llegará cuando se haga la razón y se comprenda el absurdo de la enseñanza evaluable de la religión en las escuelas de un Estado no confesional.

diumenge, 2 de juny del 2013

Tempestad sobre Europa.


Serán más, serán menos; aquí es pacífico, allá, violento; hoy salen miles a la calle en Frankfurt y Madrid, pero cientos en Lisboa; mañana puede ser al revés; se manifiestan ante organismos nacionales o internacionales. Hay movimiento europeo de indignación y protesta, difuso y masivo, alimentado en las redes sociales, sin estructura orgánica definida pero que refleja una oposición decidida a las políticas de austeridad impuestas por el consenso neoliberal entre la UE, el Banco Central Europeo y el FMI, aquí estilizado como la troika y bajo el lema Que se lixe a troika (Que se joda la troika), bastante contundente aunque algo procaz. En algunos sitios, como España, la jornada ha sido multitudinaria y pacífica; en otros ha habido violencia policial desmesurada. No es exagerado decir que la calle rechaza de modo reiterado las políticas de sus gobiernos y las de la UE.


Es un caso más para alimentar el debate acerca de la eficacia política de las redes sociales. Parece bastante claro que son estas las dominantes en la organización de la protesta europea. Ochenta ciudades del continente protestaron ayer en contra de la Troika. Una crítica frecuente a internet es que las redes sociales se mueven en el mundo digital, virtual, pero en política los cambios solo pueden producirse por acciones reales, materiales. De acuerdo. Resulta que quienes sacan a la gente a la calle son las redes sociales; quienes organizan y posibilitan la acción real, material, son las redes sociales. Ningún sistema democrático puede ignorar sin más este estado de opinión contraria, manifestada tan permanente como conflictivamente. Se trata de un asunto de sensibilidad política, no de un problema de legalidad. Los gobiernos europeos están obligados a proteger el derecho de la gente a manifestarse como quiera, pero no a ceder ante las manifestaciones. Su legitimidad dimana de las urnas, no de las pancartas.

Ese es el argumento del PP: el gobierno tiene el mandato del electorado, superior al de los manifestantes (o alborotadores, como muchos gobernantes los consideran), legítimo. ¿Seguro? Eso será cierto allí donde el gobierno, en efecto, realiza el mandato de sus votantes. Pero no allí donde realiza lo contrario. En este caso, el de España en concreto, con un gobierno que aplica un programa opuesto a aquel con el que ganó las elecciones, se quiere pasar el fraude como principio de legitimidad. Lo demás son los farfulleos del presidente Rajoy cada vez que se ve obligado a salir de su escondite y hacer declaraciones o responder a las malditas preguntas de los malditos periodistas.

¿Y los partidos? A remolque de la situación. La protesta europea es producto de una convocatoria de redes que nada tiene que ver con ellos. En algunos casos, por ejemplo, de nuevo España, IU, más sensible al espíritu indignado, ha encabezado la manifestación. Pero no la ha convocado. Entre otros problemas que arrastran, los partidos están encerrados en las fronteras nacionales. Una mera coordinación parlamentaria europea, al estilo del Partido Socialista Europeo en el caso del PSOE o del Partido de la Izquierda Europea en el de IU, es todo su horizonte. Pero el interés primordial de estos partidos es su respectiva situación política nacional. Conclusión: no es solamente que las redes sociales organicen acciones políticas europeas sino que son las únicas en hacerlo pues los partidos ni lo intentan.

En el caso de España, además de la oposición a las políticas restrictivas del gobierno, se da el rechazo a una situación de corrupción generalizada en la que aparecen como beneficiarios directos y quizá cómplices, importantes dirigentes del PP (incluido Rajoy y el anterior presidente, Aznar), gobernantes en todos los niveles, estatal, regional, municipal, militantes de todo pelaje del partido. El gobierno que defraudó con el programa electoral perdió su legitimidad de origen, pero el descubrimiento de esa gigantesca trama de corrupción del PP le ha hecho perder cualquier atisbo de autoridad. Es imposible hacerse respetar cuando los gobernantes y altos cargos del partido del gobierno llevan años cobrando sobresueldos, duplicándose y triplicándose los sueldos cuando les viene en gana, viajando por medio mundo a gastos pagados por la trama Gürtel, es decir, con el dinero de todos los españoles, recibiendo todo tipo de regalos y prebendas a cambio de garantizar que la trama esquilmara el erario público. Es imposible respetar a gentes que, cuando se ven forzadas a explicar sus comportamientos hacen declaraciones cantinflescas (como Cospedal y sus contratos simulados en diferido), estúpidas (como Ana Mato que paga siempre sus gastos domésticos pero no sabe quién paga sus gastos domésticos) o ilegales (como Alicia Sánchez Camacho que no declara 92.000 euros a Hacienda porque "es un pago del partido") pero en ningún caso se les pasa por la cabeza hacer lo único digno que cabe en estos casos: dimitir.

Al parecer, Rajoy cobró unos 200.000 euros de sobresueldo en 2011, el mismo año en que decía a un ciudadano que él tenía que mirar su cuenta a fin de mes porque lo necesitaba, igual que Aguirre sostuvo en cierta ocasión que no llegaba a fin de mes. Eso es lo que los castizos llaman morro. Tan justo iba Rajoy que era la trama Gürtel quien presuntamente pagaba sus viajes a las Canarias igual que pagaba parte de la boda de la hija de Aznar. Así que lo asombroso no es solamente cómo la población no explota frente a un gobierno que la oprime sistemáticamente y la reprime sin miramientos pero carece de toda autoridad moral. Lo asombroso es que un gobierno y un partido compuestos por tal cantidad de presuntos corruptos, se mantengan en el poder.

dilluns, 13 de maig del 2013

La tradición revolucionaria

Casi todos los análisis por ahí danzando sobre el M15M suenan a anticuados. Están hechos a partir de categorías políticas anteriores a internet, en el contexto de venerandas instituciones que vieron la luz cuando ni existía la máquina de vapor. La mayoría de ellos concluye que, si el M15M quiere ser eficaz, debe dotarse de algún estatuto orgánico y entrar en el funcionamiento de las instituciones. O, cuando menos, ha de encontrar formas de acción llamémoslas "simbióticas" con unos u otros partidos políticos, que son los que tienen la sartén por el mango. Alguno se lo plantea como reto. "Hágase partido político", le recomendaba hace días Cospedal. En resumen: si quieren ustedes conseguir algo, pasen por el aro.

Estos análisis ignoran la realidad de la forma más crasa. Desde el primer aniversario, el M15M está demostrando una eficacia rotunda. 1.400.000 firmas metieron a Ada Colau y la PAH directamente en el Congreso y las llevaron luego al Parlamento Europeo. 929.903 ciudadanos madrileños han firmado en contra de la almoneda de la sanidad pública por cabezonería e interés del neoliberalismo rampante. La marea verde ha paralizado la Ley Wert con su ataque al derecho universal a la educación y las movilizaciones cudadanas lo han hecho con el asalto eclesiástico a los derechos de las mujeres a través del piadoso ministro de Justicia. Ahora el M15M pide un escrache al sistema.  Está clarísimo: en su proteica manifestación (ajena a toda estructura orgánica) el M15M es muy eficaz y se retroalimenta a sí mismo. Nadie hablaba de escraches en la Acampadasol del año pasado.

Claro que el M15M sigue vivo y tiene un gran impacto social. De hecho, el panorama político está cambiando. Desde el punto de vista conservador, rige un principio formal: la legitimidad se obtiene habiendo ganado unas elecciones y esa legitimidad ampara toda acción del gobierno, incluso la contraria al programa con el que se ganaron esa elecciones (en el caso de Rajoy) o la que no estaba prevista en tal programa (caso Fernández-Lasquetty en Madrid).

Pero esta es una concepción de la democracia como régimen de opinión tan anticuada como los análisis antes mencionados. El triunfo electoral  ya no puede ser un cheque en blanco hasta las próximas elecciones. Estas garantizan el gobierno por consentimiento de las mayorías. Pero, por un lado, las mayorías cambian a lo largo del tiempo y, por otro, rara vez serán homogéneas. Antes no era posible detectar estas variaciones con seguridad y por eso se ignoraban. Pero ahora es posible hacerlo a través de las TICs y en tiempo real. Si hay una mayoría, habrá siempre una o varias minorías y la calidad de la democracia se mide por el trato que esas minorías reciben.

Lo que posibilita esta movilización masiva es internet. Y, si lo puede hacer la gente con sus escasos medios, más podrá hacerlo el Estado con los suyos, siempre poderosos. Lo que le falta al Estado es voluntad; justo lo que le sobra a la gente. Y por eso esta puede con todo. Se dirá que el 1.400.000 firmas de Colau o las más de novecientas mil firmas de la sanidad proceden de la difusión a través de los medios. Sin duda. Pero esa difusión mediática (política 1.0) viene ahora replicada al infinito en la red, en donde la información circula prácticamente a la velocidad de la luz, se universaliza en tiempo real y, sobre todo, permite ser administrada libremente por todos los individuos que no son solo receptores de la información sino también emisores y, desde luego, replicantes (polítca 2.0) en el ciberespacio y haciendo ciberpolítica.

El predominio de las redes y la difusión fulminante de la información permiten, a cambio, una acción real más pausada, más elaborada en los procesos asamblearios, con mayor alcance y más posibilidades de eficacia. Lo decían al comienzo, hace dos años: vamos despacio porque vamos lejos.   

dimarts, 12 de març del 2013

Más sobre la desobediencia en Sol.

Incluyo aquí una magnífica crónica de Isabel Paz acerca de la intervención de Palinuro en la jornada de la Uni en la calle y a la que pertenece la foto de la imagen. La ha publicado en su blog El mundo es un pañuelo, que está en licencia Creative Commons, como Palinuro. Me felicito doblemente: porque la crónica es fabulosa, con una visión literaria y unas fotos estupendas y porque su contenido viene a corroborar lo que contaba servidor en una entrada anterior. Andar allí a vueltas con el Padre Mariana, el tiranicidio, la expulsión de los jesuitas, la legitimidad, la legalidad y el derecho de resistencia fue una experiencia inolvidable. Somos parte de una trayectoria secular que cuenta con gloriosos antecedentes, la resistencia de las sufragistas y los abolicionistas, la desobediencia civil de Thoreau y el Mahatma Gandhi, Rosa Parks y la lucha por los derechos civiles de los negros en los Estados Unidos, la de la guerra del Viet Nam, la de la caída de los regímenes comunistas, los foros sociales y hasta hoy. Nosotros tampoco dimitimos.

Al fondo, Rodilla vendía sus sándwiches.

diumenge, 10 de març del 2013

La desobediencia en Sol.

Finalmente, Palinuro estuvo en la Puerta del Sol, disciplinadamente, como se le había dicho, a la muy lorquiana hora de las cinco de la tarde. Pero solo le dieron paso a las seis y media. Durante todo el día los dioses fueron magnánimos con la jornada de la Uni en la calle y nos regalaron un día soleado. No obstante, entre seis y media y ocho y media ya se notaba el relente. Pero allí aguantamos estoicamente un montón de personal hablando de nuestros asuntos y preocupaciones. Muchas gracias a quienes asistieron. Hacía siglos que no me sentía hermanado con tanta y tan diversa gente. Aprendí mucho y traté de enseñar lo poco que sé.

El tema desarrollado, perfectamente quodlibetal, era Legalidad, legitimidad y desobediencia: una actualización. Ahorro al lector las consideraciones históricas y las teóricas. Las primeras destinadas a rastrear los orígenes de la cuestión de la legitimidad del poder a partir de las guerras de religión del siglo XVI, el derecho de resistencia y su forma extrema en el tiranicidio, preconizado a ambos lados de las trincheras confesionales por hugonotes y jesuitas. Para acabar en el asentamiento de la desobediencia civil en los siglos XIX y XX. Las segundas, las teóricas, destinadas a reconsiderar los debates sobre el binomio legalidad-legitimidad en torno al positivismo jurídico y sobre la justificación de la desobediencia civil por razones morales amparada en la no violencia.

Así que me referiré a la tercera parte, la actualización de la doctrina al aquí y ahora. Según la teoría clásica del derecho de resistencia, la ilegitimidad del poder puede ser bien de origen, bien de ejercicio y, desde luego, ambas a la vez. Siempre desde ese punto de vista clásico, el gobierno de Rajoy tiene una ilegitimidad de origen pues alcanzó el poder mintiendo sobre su programa electoral, por medios moralmente repudiables por fraudulentos. Ciertamente, cabe alcanzar el poder de muchos modos, incluida la espada o el engaño. Pero eso no concede legitimidad a su uso. Al contrario, se la resta. El gobierno de Rajoy es también ilegítimo por ejercicio. Sus medidas son drásticas, nocivas para los intereses de la mayoría y el bien común, arbitrarias, en muchos casos caciquiles, autoritarias y sospechosas a veces de obstaculizar el deber de rendición pública de cuentas de las autoridades o, incluso, de encubrir presuntos delitos y delincuentes presuntos. Don Presunto Bárcenas, por ejemplo.

Cuando el poder es ilegítimo de origen y ejercicio, es tiránico, y asiste a la población un derecho de resistencia. Esta se articula como desobediencia civil, una actividad de oposición a una autoridad ilegítima y a sus leyes inicuas. Algo que viene ya de atrás bajo la forma de movimientos cívicos de protesta a los que más tarde se llamaría indignados para aprovechar el tirón mediático del título de Hessel. Un movimiento cívico que ha tomado los espacios públicos de muchas ciudades españolas y va adquiriendo la forma de una insubordinación general. Una marea (muchas mareas) que surge espontánea del fondo de la ciudadanía coordinada a través de las redes y dispuesta a relegitimar el debate político en el ágora pública, en substitución del de las instituciones que primero lo secuestraron y después, lo envilecieron.

Es un movimiento al margen de los partidos, de las instituciones, de los medios, de la iglesia y, por supuesto, de la banca. Mana de sí mismo. Su fuerza reside en su carácter pacífico y en su crítica moral a un sistema que todo el mundo, incluido él, considera corrupto sin remedio. Ello explica por qué goza de tanto apoyo en la opinión pública y resiste todas las campañas de desprestigio.

El poder, sin embargo, cada vez más ciego a fuer de asustado, reacciona con represión, autoritarismo y violencia. No quiere ver en el movimiento sino un problema de orden público que es preciso resolver por medios expeditivos. Pero el problema vuelve y vuelve y vuelve. Ya no es posible parar a la gente solo con la policía. Aparte del problema de cuánto tiempo vaya a seguir la policía reprimiendo con tanta dureza a una ciudadanía que protesta ante la injusticia. Una gobierno ilegítimo solo puede mantenerse por la represión. Pero eso no es admisible en una democracia que descansa sobre el principio lockeano del gobierno por consentimiendo de los gobernados.

Si los gobernados ya no consienten, habrá que hacer algo.

La imagen es una foto de Miguel G. Madariaga, quien me ha cedido su uso. Muchas gracias, Miguel. Supongo que no tienes inconveniente en que la pongamos en Creative Commons), por supuesto, siempre citándote a ti; no a mí.

diumenge, 3 de març del 2013

Peor que nunca.

Todos los datos económicos de 2012, el primer año íntegro de Rajoy en el gobierno, han ido a peor. Si la herencia recibida de Zapatero era mala -como ha aducido machaconamente el PP- la gestión de la derecha con mayoría absoluta la ha hecho buena. Ya quisiéramos hoy estar como en 2011, cuando había 600.000 parados menos, el déficit era del 9% del PIB y no del 10% como ahora, el crecimiento era positivo (de un 0,4%) en lugar de negativo (-1,4%) y el consumo final aún crecía (+ 1,2%) en lugar de decrecer (- 1%). Incumpliendo todo su programa electoral y aplicando uno contrario (o sea, como dice Rajoy, cumpliendo con su deber), el gobierno ha empeorado la situación en todos los frentes y ha hundido el país en la depresión más de lo que ya estaba.

Eso en lo económico. En lo político, la situación es calamitosa. El prestigio de las instituciones está bajo mínimos (excepción hecha del poder judicial, único baluarte en pie del Estado del derecho) y el de los partidos y los políticos que las gestionan bajo mínimos de los mínimos. La corrupción se ha enseñoreado del conjunto de la vida social: los políticos (fundamentalmente del PP, incluido el presidente del gobierno), muchos empresarios y hasta allegados a la Casa Real están presuntamente inmersos en oscuras tramas delictivas en las que se apalean millones de euros mientras la ciudadanía pasa necesidades y no figuradas, sino bien reales: desahucios a miles, empobrecimiento general, emigración forzosa, cantidad creciente de suicidios. Para tapar todo lo cual el gobierno y sus medios -que son muchos pues incluyen los públicos- recurren a la mentira de forma tan sistemática que han perdido todo su crédito. Así, el penúltimo embuste de Rajoy, el del déficit al 6,7% del PIB (en donde se escamotea el adicional 3,3% del rescate de la banca, que sí se contabilizaba en el cálculo de la era Zapatero) ya no produce ni escándalo. Todo el mundo da por supuesto que Rajoy no habla y, cuando habla, miente.

La sociedad está reaccionando con una movilización sostenida, intensa y muy numerosa. Las mareas -ahora extendidas también a Portugal- mantienen un clima de conflicto social que, a pesar de su carácter pacífico, a veces toma aires violentos. Pero no por la predisposición de los manifestantes sino, habitualmente, por la actividad provocadora de la policía. Porque, junto a la mentira sistemática, el otro medio de que se vale el gobierno para hacer frente a las oleadas sucesivas de indignación ciudadana es la represión con hostigamientos policiales, detenciones arbitrarias, montajes acusatorios, cargas indiscriminadas y una continua criminalización de las acciones de protesta.

La mentira y la represión pueden contener de momento la ira de la ciudadanía, pero no frenar el deterioro de las instituciones. Un ochenta por ciento de los votantes del PP cree que Bárcenas chantajea al PP y, en concreto, a Mariano Rajoy. En ningún país del mundo se toleraría un gobierno cuyo presidente esté sometido al chantaje de un presunto delincuente. En verdad es una situación límite que, sin embargo, no parece afectar a Rajoy, cuyo pundonor no es vigoroso, razón por la cual no piensa en dimitir para bochorno de toda la ciudadania. La corrupción Bárcenas/Gürtel, pues ahora empiezan a unirse procesalmente, no es un caso aislado, ni una excepción, ni un accidente. Parece ser una norma de comportamiento del PP que este traslada a las instituciones; es una corrupción estructural. No es posible gobernar en estas circunstancias y lo que el gobierno debería hacer sería dimitir y convocar nuevas elecciones para que, ahora sí, con suficientemente información, el electorado pueda decidirse con conocimiento de causa. No engañado, como lo fue en las elecciones de 2011.

Pero pinta mal para elecciones. Según los datos de Metroscopia en El País de hoy la intención de voto es del 24,3% para el PP y del 23,1 para el PSOE. Cantidades raquíticas. El PP pierde veinte puntos con respecto al resultado de 2011 y el PSOE, agarrénse, cinco y medio y eso que su resultado de 2011 era el peor de su historia reciente. Entre los dos suman el 47,4% del voto, no llegan al 50%, tambièn la más baja de la historia, que muestra una media del 75,1% de 1982 a 2011. Ignoro si esto anuncia un fin del llamado bipartidismo o solo es muestra del hartazgo de la ciudadanía con los dos partidos dinásticos.

Aparentemente, la situación no tiene salida. Pero la política consiste en encontrar la salida a situaciones que no la tienen, solución a problemas que parecen irresolubles. Claro que para eso hacen falta políticos. No burócratas.

diumenge, 24 de febrer del 2013

Golpe de Estado

La gran marea ciudadana de ayer en todas las ciudades españolas ya no se deja minusvalorar con cuantificaciones de asistencias, que si 25.000, 250.000 o dos millones. Es una inmensa multitud que ha salido a la calle a protestar contra eso, contra lo que llama un golpe de Estado financiero implementado por un gobierno embustero, ineficaz y bajo fuerte sospecha de corrupción. Un gobierno que está promoviendo una verdadera involución en todos los órdenes. Está rompiendo los consensos básicos, dice Rubalcaba. Se entiende lo que quiere decir: el gobierno está tomando medidas más allá de la mera gestión del orden social, medidas que afectan a la estructura misma de ese orden social, de ese modelo, como se dice. La expresión no es feliz por cuanto tales consensos jamás fueron explícitos. Es mucho más claro hablar de medidas anticonstitucionales. Con independencia de si uno quiere reformarla o no, la Constitución incorpora todos los consensos reales. La acusación es que las medidas son materialmente anticonstitucionales. Es decir, respetan el tenor literal del Constitución pero la vacían de contenido. Es una mutación constitucional, un ataque a la constitución material del país.

Frente a esta situación la gran marea tiene un enorme significado. Es una respuesta del conjunto de la sociedad civil, esa que invocan permanentemente los neoliberales. Y lo es porque a las manifestaciones en las que concurren los trabajadores, los sindicatos, los parados, los pensionistas, se añade el estado de práctica resistencia de estamentos profesionales enteros, como el sanitario, el educativo, el judicial y el de los funcionarios en general. Pero, para que ese significado se plasme en la realidad, precisa la acción de un poder político que haya sido receptivo. Y no es el caso. Todo lo contrario: el poder político español es claramente hostil a ese significado.

El gobierno entiende la mayoría absoluta conseguida el 20-N de 2011 como un cheque en blanco por cuatro años. En democracia esto nunca es así y menos aun si ese gobierno ha roto todas sus promesas. Pero esta consideración vuelve a ser simbólica y convencional. El poder dispone del monopolio de la violencia y no se cuida poco o mucho de si es legítimo. Sin duda da respuesta a la movilización ciudadana en dos terrenos al mismo tiempo, el de la ideología y el de la violencia. El primero lo tiene muy descuidado. El intento de deslegitimar la gran marea comparándola con el 23-F de Tejero es tan estúpido que no lo puede mantener ni quien lo formula. Pero revela un carácter, una forma de ver la realidad autoritaria dominante en las autoridades que de democracia tienen solo una pátina.

La verdadera respuesta del gobierno a las manifestaciones, allí donde este se esmera, es la represión. Pero no solo la represión en el juego habitual de la acción-reacción, sino algo más brutal al tiempo que más refinado y que no solamente trata de reprimir sino también de amedrentar, incluso aterrorizar. El hostigamiento permanente de los ciudadanos por la policía, las identificaciones arbitrarias, las cargas injustificadas, las actividades de los agentes provocadores apuntan claramente al objetivo de criminalizar las movilizaciones y asustar a los ciudadanos. Dificultar o impedir el ejercicio de los derechos constitucionales y reprimirlo con medidas sancionadoras que abren procedimientos administrativos y judiciales cuando otro ministro de esta cuerda los ha sembrado de tasas es tiranizar a la población de hecho.

En esta situación, ¿cuál ha de ser la respuesta de la ciudadanía? ¿Cuál la de la oposición? Recuérdese que, salvo circunstancias excepcionales, el sistema solo admite cambios mediante elecciones cada cuatro años. La gran marea, en el fondo, aspira a ser una de esas circunstancias excepcionales, consiguiendo la convocatoria de un proceso constituyente. Pero es un sueño pues no se arbitran los medios para hacerlo realidad. En este asunto en concreto es más verosímil una excepcionalidad por la vía penal. No es impensable que a raíz de los papeles de Bárcenas haya una imputación al presidente del gobierno. Eso sí que seguramente obligaría a cambiar la presidencia, aunque pudiera no ser el caso tampoco. De hecho en el gobierno hay vari@s ministr@s que en cualquier país democrático del mundo habrían dimitido catorce veces.

Entre tanto, ¿qué hacer? Las mareas parecen decididas a seguir y a mantener la beligerancia frente al poder político. El PSOE, por su parte, se ha embarcado en una tarea de reflexión para, según parece, dotarse de un cuerpo nuevo de doctrina en una conferencia política en octubre próximo. Una especie de recapitulación de la acción del partido y hasta del mismo partido. Un intento de hacer una oferta más acorde con los tiempos, para lo cual se propone recabar información de la sociedad civil. Precisamente de esa que vive movilizada, pero con la que no parece tener mucho contacto. Recaba información, sí y no está mal. Pero la mejor manera de informarse es participando y no solo acopiando información para destilar después una teoría. Interaccionando con el movimiento según se produce. 

Y ahí es donde la ausencia del PSOE es clamorosa. La práctica inexistencia de la oposición socialista, que no consigue quitarse de encima el injusto sambenito de PPSOE, se hizo patente en el debate sobre el estado de la nación. La intervención de Rajoy fue tan vacua, ambigua y falsa como siempre. La de Rubalcaba más centrada, moderada y de nivel europeo. Pero anodina. El CIS levanta acta del resultado: el socialista ha perdido el debate frente a Rajoy ¡por 26,9 puntos!. Puede parecer injusto, pero esto interpela directamente a Rubalcaba. La gente lo quiere menos que a su adversario.

Sin duda un partido es más que su líder, sobre todo uno tan antiguo como el PSOE. Pero es también su líder en una época como esta caracterizada por dos notas especialmente negativas para la actual dirección socialista: de un lado, es la era mediática y en ella la imagen cuenta mucho; de otro, por ser mediática, es también la de la hemeroteca. Aparte de un serio problema de imagen, Rubalcaba lo tiene de crédito por cuanto fue ministro en los gobiernos de Zapatero, sobre todo en el segundo, en los que el PSOE hizo unas cosas y dejó de hacer otras por las que ahora se autocritica. Ciertamente, es encomiable que el secretario general reconozca los errores pasados y se arrepienta de ellos. Pero recuérdese que, según Spinoza, el arrepentimiento no es una virtud, porque no nace de la razón.

dissabte, 23 de febrer del 2013

La Marea ciudadana y la verbena de la corte.

Hoy las calles de muchas ciudades españolas se verán invadidas por una marea ciudadana. Esta es lo más importante de momento. La gobernadora de Madrid, obstinada en entender los problemas políticos como cuestiones de orden público y en responder a ellos reprimiendo, ya ha hecho saber que trae a la capital 1.400 policías antidisturbios más. Es de esperar que no para hostigar y agredir a los ciudadanos sino para protegerlos en el ejercicio de sus derechos. Pero con esta señora nunca se sabe. Igual da orden de identificar y, si acaso, detener a un viandante de cada diez. Diezmar la población cívicamente.

Lo anterior puede parecer ridículo, pero no lo es más que la representación política española en su conjunto. Comparece el líder de la derecha con resonancias de caudillo, en medio de la emocionada -y prolongada- ovación de sus seguidores y larga una tirada dividida en tres tiempos: un tumultuoso de ataque a la herencia recibida, un allegro maestoso para celebrar los triunfos propios y un andante para escurrir el bulto respecto a las acusaciones de comportamientos personales ilegales, si no delictivos. Eso y dos desplantes achulapados a la izquierda cerró la función parlamentaria. Acto seguido, la Comisión europea desmentía todos los datos de Rajoy y convertía su triunfo en una derrota peor que la de Zapatero. Y Bárcenas comparecía de nuevo del brazo de un notario en cuyo poder había puesto el muy ladino esos papeles que muestra aquí, oculta allí, niega allá y vuelve a afirmar acullá.

El Bárcenas de la realeza, Torres, hijo del pueblo y socio despechado, insiste en pringar a la Corona en las trapisondas que él y Urdangarin urdieron al parecer so capa de una organización sin ánimo de lucro. Sin ánimo de lucro y el juez les pide una fianza de ocho millones de euros. Es la ruina si no consiguen hacer a la Corona responsable subsidiaria. Por eso el Rey ha decidido morir con ella puesta. En el tira y afloja aparece la infanta Cristina, perteneciente al género de cónyuge ensimismado, al estilo de Ana Mato. Pero Torres tira también de ella hacia abajo, hacia, como de su padre. Así que la infeliz infanta más semeja una Andrómeda encadenada, a punto de ser devorada por el monstruo de una citación judicial.

Los jueces están siendo un bastión de la democracia y el Estado de derecho al mostrar una encomiable independencia. Los justiciables aficionados a valerse de la justicia con fines torticeros ahora se lo piensan dos veces antes de recurrir a sus métodos. El PP prometió convertirse en una máquina despiadada de presentar querellas contra todo mirmidón que osara incluso hacerse eco del infundio de los famosos sobres. Un mes después aún no ha iniciado acción judicial alguna. Ni su presidente, que lo es del gobierno, ha dicho esta boca es mía.

Todas las solemnes explicaciones y aclaraciones que formulan los dirigentes de la derecha se revelan falsas antes de terminar de decirse. Tómese el caso de la situación laboral de Bárcenas. Un día era un desconocido en la sede del PP. Al siguiente no solo era conocido, sino inquilino permanente en esa sede. Al siguiente resultaba que además cobraba por ello. Luego no era seguro si cobraba o no. Después sí lo era pero no se sabía en condición de qué. Igual que el exmarido invisible de Mato, que un día era funcionario del PP, según Floriano y, al siguiente Cospedal lo ponía de patas en la calle como si fuera un becario. ¡Ah! Pero habiéndole pagado un suculento salario con dineros públicos por asesorar desde su domicilio. Esto ya es más que una verbena. Es un circo con payasos y tragasables.

Desde luego, lo más importante, lo más serio que va a pasar hoy es la suma de mareas en las calles. Poco a poco va cuajando un movimiento de insubordinación general que tomará formas de desobediencia civil, frente a un sistema injusto, despótico e inepto. Los gobernantes toman medidas contrarias a la equidad, las imponen por la fuerza de su mayoría absoluta parlamentaria y únicamente cosechan fracasos que luego cargan sobre la espalda de la gente.

(La imagen es una foto de Creative Commons).

dimecres, 6 de febrer del 2013

Esta sí me representa.


Y no me representa solo por el fondo de lo que dice sino por la forma en que lo hace. Natural, espontánea, directa, clara, contundente. Sin maquillajes, sin circunloquios, sin ditirambos, fórmulas hechas o falsas retóricas. Al criminal se le llama criminal y el tonto de turno se escandaliza y empieza a farfullar tonterías sobre la educación y no sé qué más. Educación no es hablar como los lacayos, los doctrinos, los oblatos o los monaguillos al estilo Wert. Educación es plantear los problemas como son, decir la verdad, no hacernos perder el tiempo a los demás, respetar a quien lo merece y no a quien no lo merece; es ser sincera y diáfana como Ada Colau.

Es una pena que Ada no se presente a elecciones. Yo la votaría. Y si el partido al que voto tuviera la valentía y la honradez de tomar a Ada -y otros/otras Adas que hay en el país, como Gordillo, Alfon, etc- perdería muchos votos por un lado pero ganaría muchos más por el otro y, desde luego, aseguraría el mío, que empieza a vacilar.

Ada ennoblece el Parlamento con su presencia y no esa caterva de vividor@s, profesionales de la política, obedientes rebaños de esos que hacen como decía un célebre y cínico diputado británico: "señor, yo no voto de acuerdo con mi conciencia, como si fuera un patán. Voto según las órdenes de mi partido, como hacemos los caballeros".

diumenge, 30 de desembre del 2012

La España oficial y la España real.

El presidente afirmaba solemne en su lamentable comparecencia del día de los Inocentes: Creo en España y en su futuro. Estaría bueno. Cabe imaginar cómo sonaría otro tipo de enunciado, por ejemplo: No creo en España ni en su futuro. Ningún presidente del gobierno puede decir algo así. Y, como tampoco es cosa de andarse con pamplinas del tipo de mediocreo en España y en su mediofuturo, la expresión primera resulta obligada y es una vaciedad. Porque si Rajoy no creyera en España y en su futuro, ¿por qué empeñarse en ser presidente del Gobierno? Para los neoliberales, tan admiradores de lo empresarial, sería como si un fabricante de quesos, por ejemplo, dijera no creo en mis quesos ni en su futuro

Son las perogrulladas de Rajoy. Adornadas, además, por el hecho de no saberse nunca qué diantres quiera decir. Porque, en efecto, ¿qué significa exactamente creer en España? Por supuesto, nada. No significa nada. Es una consigna de la España oficial, perfectamente encarnada en esa esfinge sin secreto del presidente Rajoy, especialista en la retórica vacua de creer en España, como si España fuera el misterio de la trinidad. Son expresiones genéricas, vagarosas, sin substancia concreta: saldremos de esta todos juntos, trabajando con tesón, con confianza, con comprensión. Somos un país serio, capaz de afrontar los sacrificios necesarios para salir adelante. Somos una gran nación. Pero ni una referencia específica a medidas prácticas, propuestas para resolver los problemas.

El PSOE es también parte de la España oficial pero, al estar en la oposición, no tiene por qué compartir la retórica del gobierno y puede aportar soluciones. Al parecer trae hoy una de manifiesto calado, consistente en reformar la Constitución para implantar un Estado federal. La reforma necesitará el consenso del PP y, como es harto improbable que lo consiga, ello nos evita dedicar espacio a la propuesta federal en sí misma, al menos hasta que se formule con detalle. Es bueno, sin duda, que la España oficial se digne reconocer uno de los dos grandes problemas que la atosigan, el de su planta territorial, aunque la propuesta federal esté lejos de ser la panacea como algunos se figuran. El otro, el de la crisis económica y social aguarda aún soluciones, después de cinco años de un proceso de deterioro sin precedentes.

Así pues, la España oficial conjuga el viejo españolismo huero con una propuesta de reforma de la organización territorial del Estado.

¿Y la España real? Es esta especie de democracia autoritaria en la que, a cuenta de una crisis todavía inexplicada, se desmantela aceleradamente el Estado del bienestar y se despoja de sus derechos a sectores enteros de la población, empezando por los trabajadores. La manipulación de los medios oficiales y la concepción represiva del orden público dibujan un panorama desolador con el que nadie, ni siquiera quienes lo están imponiendo, puede estar de acuerdo. Esta España real es fácil de encontrar pues se pasa el día en la calle, en manifestaciones, huelgas y actos de protesta en contra del gobierno del PP. Es una masa gente de todos las profesiones, oficios y andaduras de la vida en estado de permanente movilización, la acción de multitudes que tan pronto se manifiestan como revientan en acciones concretas todos los actos públicos de las autoridades. Esta acción colectiva, sin embargo, a duras penas se cuela en las informaciones de los medios y nunca consigue de los gobernantes un mínimo de consideración, una reflexión, una flexibilización o modificación de sus medidas más agresivas. 

Esa España real se organiza cada vez más de modo espontáneo a través de las redes. Se da, pues, la paradoja de que la España real es virtual. Pero es y tiene cada vez mayor presencia. Es una sociedad civil en marcha contra un gobierno empeñado en imponer una concepción ideológica doctrinaria radical, un modelo de capitalismo expotador y primitivo, rechazado por la mayoría de la gente (pues no debe confundirse la mayoría electoral con la social) y contrario a las convicciones jurídicas y morales contemporáneas.

Ese movimiento de multitudes, al enfrentarse al gobierno, cuestiona el conjunto del sistema político y sus fundamentos: el procedimiento electoral, la representación parlamentaria, la Constitución misma y, en la medida en que postula un proceso constituyente, rechaza las instituciones incluidos los partidos. Sin embargo, hay entre estos algunos parlamentarios, singularmente IU, y otros extraparlamentarios de la llamada izquierda anticapitalista interesados en tender puentes con el movimiento social y encontrar vías de integración y/o acción conjunta.

Son formas nuevas de acción y están por explorar. No es desdeñable que parte de la España oficial busque unidad con la España real, pero no contará con amplias expectativas en tanto el PSOE, como la fuerza mayoritaria de la izquierda en la España oficial no dé el paso de hacer una propuesta de integración de las reivindicaciones de este movimiento similar por su definición a la que hace acerca de la organización territorial del Estado.La formulación de una alternativa económica y social al neoliberalismo salvaje importado y autóctono que el país está padeciendo no es algo tan sencillo como una propuesta federal. Si no se hace, sin embargo, el abismo entre la España oficial y la real puede llegar a ser infranqueable y tomar formas inesperadas.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dijous, 20 de desembre del 2012

Desmovilización/Movilización.


¿Quién se acuerda de las jeremiadas de hace unos años acerca de la apatía y la indiferencia de la población hacia la cosa pública, la política? La amarga queja hablaba de una población conformista, concentrada en sus asuntos privados, sin el menor interés por el común. El panorama era una sociedad enajenada en el consumo, trivial, fácil de manipular.
Pues se ha acabado. La crisis en primer lugar y las medidas de remedio adoptadas por los sucesivos gobiernos uno del PSOE y otro del PP han encendido un espíritu de protesta en la población, configurado primero como indignación y vertido luego, poco a poco, en desobediencia civil y resistencia. Hay un movimiento ciudadano masivo, mantenido, creciente, al que el gobierno solo sabe responder endureciendo la política represiva o acudiendo a medidas intimidatorias especialmente inmorales, como multar indiscriminadamente a los ciudadanos que acierten a pasar por un sitio en el que haya convocada una manifestación en ejercicio de un derecho constitucional.
Es una movilización general de trabajadores y clases medias (médicos, profesores, funcionarios, jueces) frente al cual la moral de las fuerzas represivas del Estado tiene que estar cayendo en picado. Si, en un momento determinado, las fuerzas de seguridad se vieran desbordadas o se negaran a cumplir las órdenes de represión, aquí habría un problema.
La Declaración de Madrid, de IU, habla de rebelión y rehúye cautamente hablar de revolución. Pero el espíritu está ahí. Definitivamente, la gente empieza a pasar a la acción y lo hace con claridad de ideas. Hay una fuerte crítica política que los políticos al uso identifican con alguna forma de populismo autoritario. Pero no es verdad. La resistencia tiene un claro móvil político por cuanto trata de restablecer las justicia y la ética en la vida pública, expulsadas a empujones por el neoliberalismo.

dimecres, 14 de novembre del 2012

Balance (provisional) de la huelga.

Esta huelga general ha sido un exitazo por dos razones:
a) si, con todo lo que está pasando, con cerca de seis millones de parados, más millones de trabajadores precarios, desprotección absoluta de los empleados, carencia de derechos, prepotencia del poder, violencia represiva cuasifascista de las autoridades de orden público, amenazas sin parar de los gobernantes, empleo de agentes provocadores o sea, de delincuentes, para criminalizar a la oposición, chantaje, cerrada campaña de mentiras e insultos de los propagandistas a sueldo (altísimo) de los gobernantes; si, con todos los factores en contra, ha habido huelga -y qué huelga- el triunfo ha sido total.
b) Objetivamente hablando la jornada ha sido una de absoluta disrupción de la vida cotidiana del país: todos los puertos de mar, cerrados; la industria, parada; los europuertos, a menos del 50% (700 vuelos cancelados en el de Barajas), el comercio a medio gas, cortes de tráfico en todas las capitales importantes de España, cargas policiales abusivas (bien claro ha quedado cómo los policías defienden los intereses del patrón, no de la gente), docenas de herid@s, detenid@s, etc.,  grandes centros de distribución (mercamadrid, mercamálaga, mercabarcelona, etc) cerrados a con alteraciones, disturbios en las cocheras de las grandes ciudades, grandes almacenes y bancos, blindados. Todo ello quiere decir que la huelga ha sido un éxito.
Cuando, frente a todo esto, el gobierno afirma que la situación es de normalidad hace lo único que sabe hacer: mentir y tomarnos a todos por idiotas, como lo es él. Trata de disimular esta mentira visible para quien se dé una vuelta por las calles de cualquier ciudad de España, falsificando datos y haciendo todo tipo de trampas. Por ejemplo, todos los organismos públicos, ayuntamientos, etc, han mantenido encendido el alumbrado público a plena luz del día con el fin de falsear los datos del consumo eléctrico, despilfarrando el dinero público en provecho propio. Es deir, robando, como hacen siempre. Eso es lo único que este gobierno hace bien: mentir, engañar, falsificar la realidad. A ello le ayuda la tropa de propagandistas a sueldo (muchos chupando del erario público o pura mamandurria de las que Aguirre reparte entre sus client@s si son fieles, aunque no tengan el graduado escolar) encargados de atacar la huelga y seguir mintiendo sobre ella, sus perr@s mediátic@s.
Ese monumento a la mentira y la ineptitud que es Rajoy ya ha hecho saber que no piensa variar un ápice su desatentada política y el amigo De Guindos ha dicho la habitual sinsorgada del gobernante tiránico: mi política es la única posible. Con todo, está claro que dos huelgas generales en un año han dejado tocado del ala al registrador de la propiedad y que la guerra interna en su partido para tratar de sustituirlo por alguien que sepa lo que hace antes de que el país se hunda del todo ha comenzado.
Ahora estamos en las manifas porque la cosa no ha terminado todavía. Seguiremos hablando.
Salud.

dissabte, 29 de setembre del 2012

El momento decisivo

En este momento, Neptuno está así y todavía falta por llegar mucha más gente que está en Sol. Es una foto aérea de El diario.es. Los fascistas del gobierno y, en especial, Cifuentes, están fracasando en su intento de silenciar lo que está sucediendo. Hay miles y miles y miles de gentes rodeando el congreso en Madrid. Y no solo en Madrid; también en otros puntos de España. Es un amanecer de la conciencia democrática de un pueblo que está harto de que lo expolien, lo apaleen y lo detengan.
El fracaso de Cifuentes es obvio: todos los periódicos están dando en streaming lo que pasa. Las televisiones están mudas pero esto solo es la prueba definitiva de que las televisiones son y han sido siempre meros tigres de papel o, para decirlo en recio castellano, una mierda. Lo que vale es la prensa (sobre todo la digital) y la radio.
También los medios extranjeros están dando la noticia de que el gobierno español impide que la cobertura de lo que está pasando. Ya lo he visto en Francia, Alemania e Inglaterra- El asunto es del dominio público.
Aunque Botella ha colaborado como corresponde a su fascismo también intenso, prohibiendo que se instalen medios para dar cuenta de lo que sucede, los fascistas están perplejos y no saben qué hacer. Si estuvieran seguros ya habrían dado la orden de cargar, en el entendimiento de que, antes, habrán dicho a los policías que sean especialmente brutales. Pero no lo están. Son miles, cientos de miles los ojos mirando. El secreto al garete. Y cada minuto que pasa hay más gentío y es más imposible despejar el patio.
Si, por fin, la orden llega, ¿qué pasará? Lo más fácil es que sea un espectáculo dantesco y que haya heridos quizá algún muerto.
¿Y luego? ¿Y mañana?
La revolución está en marcha y no serán las porras de unos gorilas a las órdenes de unos imbéciles fascistas los que la detengan.

Preparando la masacre
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Desde las 16:00 del día de hoy, 29 de septiembre, la policía de Cifuentes está impidiendo que se instalen televisiones en la plaza de Neptuno y en Sol. Además, están echando a la prensa del lugar. La conclusión es obvia: no quieren testigos de sus brutalidades y delitos en contra de la población pacífica. No quieren que los graben agrediendo a gente indefensa, arrastrando ancianos, apaleando niñas. No quieren que sus delincuentes a sueldo, a los que llaman infiltrados, aparezcan grabados mientras cometen sus infamias.
Es obvio que están preparando una masacre como escarmiento.
Cualquier gobierno que impida la libertad de expresión e información y oculte las ilegalidades de su policía deja de ser un gobierno democrático y se convierte en un puñado de fascistas y forajidos. Es por tanto imprescindible que la oposición exija cuentas en el Parlamento y pida la dimisión de esta peña de fascistas, la dimisión ipso facto del ministro, Fernández Díaz, del director general de la policía, Ignacio Cosidó y de la delegada del gobierno Cristina Cifuentes. Y que lo haga toda la oposición de izquierda, clara y rotundamente. Que el PSOE abandone ya esta oscura ambigüedad de la actual dirección rubalcabiana y se sitúe por fin del lado del pueblo. Si no lo hace ahora, con la que se avecina, habrá firmado su sentencia de muerte. Todos entendemos que la izquierda debe ser moderada y pactista y procurar el entendimiento y la estabilidad... cuando se puede. Cuando no se puede, estos términos se convierten en uno solo: complicidad y el PSOE no va arrastrarnos a la complicidad con los fascistas porque, para decirlo con suavidad, no nos da la gana.
Además de protestar enérgicamente en Parlamento, la oposición y todos los ciudadanos debemos pedir la presencia de observadores internacionales, prensa extranjera, que puedan contar lo que está pasando aquí.
Muchos ciudadanos con viviendas en los lugares de las protestas están ofreciendo sus balcones y terrazas para que se pueda fotografiar y grabar desde ellos. Hay que aprovecharlos. El destino de mucha gente depende de que se pueda dar cuenta de lo que la policía está tramando.
El fascismo no quiere publicidad, quiere secreto y silencio para perpetrar sus crímenes y solo luego de perpetrados quiere que se sepan para aterrorizar a la gente. Es todo tan repugnante que da asco solo de escribirlo.
Pero hay que hacerlo. Cuando un gobierno, además de estafar y robar a los ciudadanos quiere reprimirlos, no dejarlos expresarse y masacrarlos, ya no es un gobierno legítimo sino una cuadrilla de delincuentes.
Una última consideración: es imposible que la policía se deje manipular al extremo de apalear al pueblo sistemáticamente en defensa de los intereses de los señoritos, los curas, los ricos, los banqueros. Tiene que haber algo más. ¿No estarán los los gobernantes dando pagas extras a los antidisturbios a cuenta como siempre del dinero público? Es importante que la oposición exija ver el sistema retributivo de los antidisturbios, que son funcionarios como los demás.
Y ¿qué nos apostamos a que, además de impedir las cámaras de TV y las fotos y los periodistas, estos fascistas intentan bloquear internet y las redes sociales?
Ya lo sabían los griegos: a quien los dioses quieren perder, primero lo vuelven ciego o loco. ¿No ven los fascistas que están alimentando un movimiento que no podrán parar?
(La imagen es una foto de Popicinio_01, bajo licencia Creative Commons).

dijous, 27 de setembre del 2012

Una propuesta práctica para la izquierda.

Los últimos acontecimientos en Madrid y otros lugares de España son muestra de un deterioro alarmante de la democracia. La desmesurada violencia policial en la represión de un 25S pacífico; el hecho de que los agentes fueran sin identificar, en contra de la ley y que sus mandos se jacten de ello; la brutalidad indiscriminada desatada por las provocaciones de los propios agentes disfrazados de manifestantes, contra toda norma moral; las identificaciones aleatorias e intimidatorias; las detenciones discrecionales; el hostigamiento y amedrentamiento sistemático de la población, todo ello prueba una neta involución política hacia formas políticas autoritarias, casi dictatoriales.
Y la consecuencia más evidente es la generalizada conciencia de indefensión de la ciudadanía frente a las arbitrariedades del poder, lo cual produce un estado de creciente irritación popular ante la que la autoridad solo responde intensificando la violencia.
El gobierno salido de las elecciones arrastra un déficit de legitimidad sobrevenida al haber incumplido clamorosamente todo el programa en virtud del cual se lo eligió. Por este motivo tiene tanta autoridad para gobernar como el mancebo de la botica. Sabedor de esta carencia de legitimidad, el poder no se molesta en guardar las apariencias, prescinde de todos los frenos y contrapesos propios del Estado de derecho y actúa a golpe de decreto, sin someterse a control alguno. El Parlamento, vaciado de contenido por la mayoría absolutísima del PP, no pinta literalmente nada. Las demás instituciones de fiscalización, como la Defensora del Pueblo, por ejemplo, están al servicio incondicional del gobierno. Solo los tribunales conservan un remedo de independencia, pero es de efectos tardíos, inseguros y quizá poco eficaces. Cuando el ministro Wert mantiene la subvención a los centros educativos segregados por sexo en contra de una sentencia del Tribunal Supremo hay poca duda sobre lo que aquí se dice.
El círculo se cierra con el control del gobierno sobre los medios de comunicación, total en el caso de los públicos -que actúan como unidades de agitprop del PP- y casi total en el de los privados. Un control que, con los esfuerzos de una batería de plumillas e ideólogos, fabrica una realidad diaria tipo Potemkin, esto es, simulada, ficticia. Una realidad en la que el pueblo que protesta contra el golpe de Estado de la banca es presentado por la autoridad como golpista, en que los escasos diputados que denuncian la violencia institucional son acusados de violentos y en la que son los manifestantes pacíficos como los de las fotos los que atacan a la policía.
Y no hay mecanismos de defensa. 
Gracias a las redes sociales todo el mundo puede ver lo que ha pasado, lo que está pasando, cómo la policía va sin identificar, se extralimita de continuo, carga brutalmente y maltrata a la ciudadanía que está ejerciendo un derecho. Luego, la delegada del gobierno ocupa los medios y miente con todo descaro, reduce los manifestantes a la décima parte, los insulta tratándolos de golpistas, asegura que atacan a la policía y que esta actúa correctamente. El gobierno ampara y sostiene estas patrañas y los medios de comunicación al servicio de la autoridad, esto es, casi todos, propalan los embustes, los infundios, las calumnias y son cómplices del poder en la tarea de criminalizar la oposición extraparlamenteria y parte de la parlamentaria, en concreto el puñado de diputados que ha tenido el coraje y la honradez de sumarse a los manifestantes.
La iglesia, como siempre que la derecha actúa en defensa de sus intereses, calla, y la gente tiene que informarse en las redes sociales y los medios extranjeros, hoy al alcance de la mano gracias a internet. Pero lo hace y eso se traduce luego en una acción política práctica extraparlamentaria que, aunque la delegada Cifuentes y quienes están tan ciegos como ella la vean como un problema de orden público, tiene un alcance inmenso, cada vez más de manifiesto. El sábado vuelve el pueblo soberano a rodear el parlamento para protestar por una forma de hacer política que reputa antidemocrática, injusta e inmoral. Lo hace de modo espontáneo, sin organización jerarquizada porque los partidos no pueden ya canalizar las aspiraciones de los ciudadanos, unos porque, siendo los partidos dinásticos, están comprometidos con la situación que se impugna y los otros porque tienen perfiles ideológicos restrictivos, casi sectarios, que no invitan a seguirlos. El poder reacciona con desmesurada violencia frente a este movimiento pacífico de desobediencia civil y, en su necia locura no se da cuenta de que está alimentándolo. Las instituciones que habían de servir de contrapeso son cómplices del atropello y, aunque ya sea claro que el movimiento es imparable, lo es por el sacrificio de la gente, dispuesta a padecer la violencia del poder, indefensa.
Pero no debiera ser así. Debiéramos encontrar mecanismos de defensa de la protesta tanto colectiva como individualizadamente, que pudieran enfrentarse al poder desde una posición de altura moral y con la legalidad en la mano, para  pararlo, reducirlo y proteger el movimiento.
Por ello propongo celebrar una conferencia de organizaciones de la izquierda, de toda la izquierda, incluido el PSOE, para consensuar la constitución de un Tribunal Cívico, compuesto por media docena de personas de indudable integridad moral y altura intelectual que conozca los casos de conculcación de los derechos de los ciudadanos a manos de las autoridades. La cuestión sería ponerse de acuerdo en los nombres, cosa que no debiera ser difícil por consenso y serviría como un primer paso claro y práctico en pro de la unidad de la izquierda. Pienso en nombres como los de José Luis Sampedro o Federico Mayor Zaragoza, gente que dé la talla y goce de merecido reconocimiento.
La función del Tribunal Cívico será dictaminar sobre los casos que investigue, los abusos, las arbitrariedades, poniéndolos en conocimiento de los medios y también de los tribunales de justicia nacionales e internacionales. El Tribunal Cívico debe disponer  de un cuerpo o gabinete de letrados que recurra permanente y sistemáticamente a los órganos judiciales en defensa de los derechos de los ciudadanos para oponerse individual y colectivamente a las decisiones de un poder que no quiere límites. 
Dado que la Defensora del Pueblo defiende al gobierno que ataca al pueblo, que el Parlamento se limita a convalidar las políticas antipopulares del gobierno y que los tribunales de justicia no son operativos en el control de las desmesuras gubernativas, poner en pie un organismo de este tipo es un gran paso en la actividad de proteger un movimiento popular, espontáneo, de crítica y regeneración del sistema político y en defensa de un orden más humano y justo aquí y ahora, no en un hipotético futuro.
(Las imágenes son dos fotos encontradas en Twitter que recogen momentos de la represión policial del 25S. No he visto que tuvieran derechos reservados y he asumido que están en creative commons. De no ser así, un simple aviso en el contacto de Palinuro bastará para retirarlas).