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dimarts, 17 de febrer del 2015

Cuestión de tiempos.

El sondeo de la SER es otra pedrada en esta piscina de barómetros, encuestas, vaticinios e informes de la política española. Podemos sigue en cabeza, pero pierde puntos; el PP se mantiene de segundón, pero baja; el PSOE sube pero solo décimas. Todo son "peros". Se consolida la opción Ciudadanos en un codiciado cuarto puesto, mientras Rosa Diez se muerde los nudillos e IU (penúltimo acto de esta tragedia shakesperiana de celos, traiciones y venganzas), se va por el sumidero de la historia. Ninguno de los dos supera la barrera electoral, al menos en Madrid, y quedan fuera del Parlamento. El acta al que ha renunciado Tania Sánchez tenía los meses contados.

En su tercer puesto, el PSOE aguanta bastante bien el efecto sifón de Podemos. Escila ya no atrae tanto; veremos si tampoco lo hace Caribdis. El radicalismo de Podemos se ha tragado a la anquilosada IU, pero no al PSOE. A ese modesto porcentaje que toca a los socialistas habrá que sumar el de la espiral del miedo.

El radicalismo no hará ya más efecto del que ha hecho en el PSOE. Ahora se le retará en el campo de la viabilidad, de la práctica, del realismo y la eficacia. Iglesias ha ido a asesorarse con Stiglitz. Esa visita va a dar para mucho. Los economistas domésticos, los patriotas, sean o no economistas, objetarán. La intención es clara: quitarse la aureola de simpáticos pero disparatados, utópicos e irresponsables y revestirse de la autoridad de una opinión experta contraria a los criterios del austericidio.

Ignoro qué efecto tendrá esta finta, pero el problema de Podemos no es fundamentar teóricamente sus propuestas sino mostrar la capacidad de llevarlas a cabo en términos organizativos y de recursos humanos. Añádase que las próximas elecciones de mayo van a poner a prueba esa capacidad. Ya lo están haciendo con las primarias y otros preparativos que no son muy lucidos. La participación es muy baja y los resultados, en algunos lugares, difíciles de gestionar.

No importa. La cuestión no es facilitar un entendimiento de las izquierdas. Está incluso implícitamente dicho en la insistencia en la llamada unidad popular. La cuestión es ejercer la hegemonía, invertir las tornas. Y hacerlo ya. Para lo cual hay que ir de frente, al cuerpo a cuerpo. Y si, ¿a pesar de todo, o precisamente a causa de ese todo, no se consigue? Habrá que esperar a la siguiente ocasión, dentro de otros cuatro años. Y ahí es donde los partidarios de la venganza histórica o creyentes en el luminoso mañana tendrán que encontrar forma de zafarse de la muy evidente acusación de ser el instrumento para la perpetuación del dominio de la derecha. Aunque quizá esto no les importe mucho.

Es una cuestión de tiempos. Los de Podemos traen, según parece, un proyecto de reforma radical, un proceso constituyente, nada menos. Conseguir una mayoría a favor de tal cosa es muy arduo. Planteada la opción como todo o nada, es más probable la nada. Pero no es la nada. Son cuatro años más de gobierno de esta derecha. Cosa que tampoco es grave para los de Podemos que hablan mucho del cambio generacional porque traen sus propios proyectos vitales, además de los de reformas. Se trata, al parecer, de dirimir un viejo contencioso de la izquierda consigo misma y de celebrar un sorpasso al estilo griego, haciendo del PSOE un PASOK e imponer una hegemonía de la verdadera izquierda con vistas a... ¿qué? A otro bipartidismo imperfecto.

El inconveniente es que esos proyectos vitales pueden no coincidir con los tiempos de muchas otras gentes que no dan un ardite por la hegemonía de nadie pero no les gusta la idea de estar gobernadas cuatro años más por esta derecha inenarrable, que va a ponernos a todos a rezar el rosario en familia. Y ahí está la fuerza sobrevenida del PSOE.

La fuerza del mal menor.

diumenge, 8 de febrer del 2015

El biograma dominical.

Humo están echando ya los medios y esta noche habrá fuegos de artificio en esas tertulias en las que tanto se aprende. En las resacas de los amargos reproches y las dulces esperanzas se toman las decisiones que determinarán el futuro. Sobre el despecho o la embriaguez de un momento apenas entrevisto en una hoja volandera que refleja el humor de la gente en una fría y soleada mañana de invierno.

El PP se mantiene gracias a la mezcla de choriceo e incompetencia que constituye su acervo; el PSOE sigue su largo lamento de Dido a ritmo de pasokización y distribuye suaves reproches de acero bruñido; IU y UPyD compiten por las llaves del sótano y en cualquier momento los desahucian del gráfico porque ¿de qué sirven partidos que no alborotan el café con churros de los lectores? Podemos tropieza con el cielo que quiere asaltar y cada vez toma un color más bacalao: ya son más quienes no lo quieren que quienes lo quieren, según van descubriéndolo. Y Ciudadanos se apunta todos los bailes en el carné, gracias al talle juncal de su fundador, una especie de virgen vestal sobre el fondo del recio macizo de la raza.

Y todo eso para hablar de seis meses. Échese la vista un poco más atrás, pues siempre es bueno
tomar distancia para ver el conjunto. A la derecha, un gráfico de servidor con los resultados de las elecciones desde 1977. Es lo mismo y no es lo mismo. Podría haberlo hecho desde las elecciones de primeros del siglo XX y, salvo el paréntesis de la apacible época de la dictadura, en la que gobernaron los parientes, amigos e ideólogos de quienes lo hacen ahora, el resultado también habría estado lleno de enseñanzas. La primera de todas, que solo figuraría una línea: la del PSOE.

Todo esto es un texto alusivo a la que debiera ser la reacción de los socialistas, que es de quienes, en el fondo, se narra aquí la fábula, de cuyos tristes destinos, de cuyo probable aciago final. El atribulado viandante al que, por motivos muy distintos, todos se remiten, todos atacan, todos tienen en mente.

Palinuro no necesita aclarar que no es del PSOE ni lo ha sido nunca. Pero tiene una especial debilidad por las causas perdidas y le resulta imposible no inmiscuirse siempre que ve a alguien acosado por fuerzas superiores. Como es el caso. En el fondo, toda esta historia es un retrúecano del famoso lema de Alejandro Dumas, "todos contra uno y uno contra todos". Si non è vero... y justo el tipo de situación que encanta al piloto bloguero.

Tres consideraciones a partir de una hipótesis de partida: en esos lamentables resultados del PSOE hay mucho voto oculto en la espiral del miedo. Hagan una prueba: vayan a una barra de un bar  lleno de clientes y anuncien que van a votar al PSOE si se atreven. A ver si salen vivos.

Las consideraciones:
  • Pertenecer, hablar y actuar en nombre de un partido centenario que ha sido decisivo en la configuración de la España actual (y que, precisamente por su éxito pasado, tanta hispánica envidia despierta) implica una responsabilidad muchísimo mayor que los empecinamientos, los chanchullos de rebotica o las astucias para auparse a donde los propios méritos no impulsan. Una responsabilidad contraída no solo frente a los militantes y votantes, sino frente al conjunto de la población y, por supuesto, ante la propia conciencia, si se tiene.
  • El patriotismo, a juicio de Palinuro, es normalmente una estafa y el patriotismo de partido también. No es lo que los demás hayan hecho de lo que debes ufanarte, sino de lo que tú hagas, cuando te toque. Es si estás a la altura de lo que las circunstancias te exigen o, simplemente, vas de cuentista por la existencia para satisfacer tus intereses o tu ego. En cuyo caso, quizá debieras considerar la posibilidad de largarte a tu casa o a donde hagas menos daño.
  • Quien no reacciona ante la amenaza de catástrofe no lo hará cuando esta llegue. La actual dirigencia del PSOE deberá decidir si quiere pasar a la historia como quien permitió que un Pablo Iglesias destruyera el partido de otro Pablo Iglesias. Si quiere eso o reacciona. Y reaccionar es algo bien claro: dejar de hacer el imbécil con rencillas de corrala, con medros personales de cortijo, con ambiciones de gran estadista de pacotilla, con venganzas personales, jugarretas de internado y maledicencias de pensionista de pueblo. Significa, en una palabra: hacer autocrítica por el pasado, proponer enmienda, ejercer como partido de oposición y no como muleta del gobierno de la corrupción, articular un discurso socialdemócrata claro, poner a punto una estructura de partido que es su principal activo y está hoy abatida y desorientada, proponer ideas para los grandes temas de Estado y no excusas, y actuar, conjuntamente, coordinadamente (no monolíticamente; eso es para otros), sabiendo que, por encima de los mezquinos intereses personales están los del partido y por encima de los mezquinos intereses del partido, los de la gente sin más cuya confianza se solicita.
Y se tendrá. Si se merece.

diumenge, 11 de gener del 2015

Podemos o Podamos.


Viendo el gráfico del último Metroscopia, que he encontrado en el Twitter de Rubén Sánchez, me asalta la duda de si el Podemos del nombre se refiere al verbo poder o a podar. Porque lo primero que salta a la vista es que ese rotundo 28,2% que atribuye a Podemos viene con una poda, el descalabro del llamado bipartidismo. La verdad es que después de haberse movido en torno al 85% del voto, tener que conformarse hoy con un miserable 42,7%, o sea, la mitad, debe de ser amargo. Los príncipes derribados de sus carrozas dinásticas y obligados a codearse con la chusma populista, con los adanes que, además, los superan claramente en votos. Y, en el caso del PP, el término descalabro es caritativo. Es un hundimiento sin paliativos ni, al parecer, fondo. Pierde 25,5 puntos con respecto a las elecciones de 2011. Más que poda, desmoche. Con razón andan muy nerviosos en el partido de la derecha. No saben qué hacer. Los más clarividentes dicen que la permanencia de Rajoy al frente promete desastre. Pero nadie se atreve a decirlo en público. Rajoy concentra los destinos y las carreras de todos los dirigentes en su mano poderosa. Y no se olvide que, mientras los jueces lo declaran asociación de malhechores, el PP es el chollo de una verdadera pandilla de inútiles. Pregúntese a la señora Aguirre que se ha postulado por iniciativa propia y se ha quedado a la intemperie, esperando una respuesta que no llega.

El propio Rajoy no solo no muestra duda alguna ni reparo ante la imposible situación que ha creado, sino que insiste en liderar la lucha contra la corrupción, de parte importante de la cual es políticamente responsable; y el proceso de regeneración democrática, una campaña de propaganda destinada a conseguir la renovación del voto de la ciudadanía a cambio de nada o de seguir con la letanía de embustes que esta manga de pícaros viene soltando. Es una situación ridícula y la perspectiva de que ese escuálido 19,2% siga descendiendo, prueba que la gente se ha dado cuenta de ello.

Cunde el asombro general por el hecho de que la gente votara a Camps, un granuja absolutamente evidente. Excusado será decir si vota a su amigo, el que siempre iba a estar con él, delante, detrás, como fuera, pero a su lado. Y en efecto, a su lado debiera estar.

Podemos poda también el árbol de la izquierda. El bocado a IU, que había abrigado nuevas expectativas a raíz de la última elección al Parlamento Europeo (7,98%), es considerable. Le deja menos votos que en las generales de 2011 (6,92%). Pero, la merma fuerte se ve en el conjunto del voto de la izquierda institucional (PSOE + IU) del 47,6% de 2008 al 35,68% de 2011 y, ahora al 28,8%, unas décimas menos que Podemos por sí solo.

Los partidos pequeños, Ciudadanos y UPyD, se alimentan de los restos de poda de los otros y seguramente aspiran a la muy recomendable posición de partido bisagra o aliado menor por el número pero mayor por su importancia política si hay multipartidismo. No es una brillante promesa de futuro, pero probablemente bastante para las aspiraciones de vida cómoda y tranquila a que aspiran sus dirigentes. Algo que solía estar reservado a CiU.

Pero la verdadera cuestión que plantea este sondeo es la de qué vaya a hacer la izquierda que suma el 57% de intención de voto en este momento. ¿Seguirá sin unirse?

dissabte, 20 de desembre del 2014

Más sobre Cataluña, según los catalanes.


Acaba de conocerse el avance de los resultados del sondeo de opinión de Cataluña de 2014 del Institut de Ciènces Politiques i Socials de la Universidad Autónoma de Barcelona, organismo tan digno de crédito como el CEO que reflejábamos en el post anterior. Hay notables semejanzas, coincidencias y analogías, que llevan a los autores a concluir, como hacía Palinuro en el sondeo del CEO, que el mapa político catalán es muy complejo en comparación con el español y que hay cambios de cierta importancia. En algunos asuntos no solo coincide con los resultados del CEO sino con los de todos los sondeos que se hacen en España y los haga quien los haga. Especialmente en el pesimismo con que los catalanes ven la situación económica de España y la bajísima consideración en que tienen al gobierno del PP, por no hablar ya de la del Sobresueldos, el líder peor valorado de la historia de España. Aun así, ese 1,49 que le dan es excesivamente generoso. Claro que, por difícil de creer que sea, todavía valoran peor, con un 1,27, a su dirigente autóctona, Alicia Sánchez Camacho, ese horror de señora que tiene tanto tirón electoral como el Yeti.

Pero no son las coincidencias las que nos interesan aquí, sino las diferencias. Hay dos muy llamativas que dan que pensar. Una sobre la independencia y otra sobre Podemos. Respecto a la independencia, si bien la medición de los deseos del electorado en las dos encuestas es muy similar pues en ambas el de que Cataluña sea independiente es menor que el de que no lo sea, aunque por pocos puntos, en el sondeo del ICPS, la intención de voto independentista es mucho mayor que la del no independentista, casi el doble (49,9% frente a 27,4%). No es posible hacer una comparación con el resultado del CEO porque este no trae una pregunta específica sobre voto real a favor o en contra de la independencia o yo no he sido capaz de encontrarla en un hipotético referéndum sobre la cuestión. Pero, si miramos la intención de voto a partidos en el supuesto de elecciones generales hoy, el voto independentista no alcanzaría mayoría.
 
La otra diferencia curiosa y muy pronunciada hace referencia a Podemos. La intención de voto de este en un supuesto de elecciones generales en el ICPS es de 26,6%, casi el doble de lo que anuncia el CEO (14,7%). Demasiado. Esa cantidad de más de un cuarto de los votos a favor de Podemos en unas generales en Cataluña es  coherente con el hecho de que Pablo Iglesias sea el segundo lider en valoración en el Principado (5,16) solo por detrás de David Fernández (5,20) y con el de que nada menos que el 35,8% de los catalanes querría ver a Pablo Iglesias de presidente del gobierno español.
 
No obstante, si comparamos las intenciones de voto en supuestos de elecciones autonómicas, estas diferencias se aminoran y el cuadro es distinto. Según el CEO, la intención directa de voto de Podemos en unas autonómicas catalanas es del 4,6% y según el ICPS, del 11,1%; más del doble, sí, pero muy debajo de CiU y ERC. Por último, la intención de voto de Podemos en unas hipotéticas municipales en Cataluña, según el ICPS es del 7,9%. No es posible comparar con los datos del CEO porque no trae pregunta sobre elecciones municipales. Pero sí es posible establecer una cadencia en descenso de esa intención de voto con los datos del ICPS: 26,6% en las generales, 11,1% en las autonómicas y 7,9% en las municipales. En otros términos, cuanto más próxima es la elección, menor en la intención de votos de Podemos.
 
Esos son los datos. Las interpretaciones son libres.

dilluns, 8 de desembre del 2014

Sondeemos.


Encuesta de Metroscopia para El País. He intentado encontrar otra de Sigma dos para El Mundo con ánimo comparativo, pero no lo he conseguido. Hablo de la Metroscopia.

Ascenso del PSOE, moderado descenso de Podemos en relación con el mes anterior y caída libre del PP. Todo bastante lógico, vistos los acontecimientos.
 
Lo extraño es que el PP aun tenga una expectativa de voto del 20%. Uno de cada cinco electores daría su voto al gobierno más incompetente, irresponsable y corrupto de la historia de la democracia. Algo incomprensible. Cerca del 80% de los ciudadanos desaprueba la gestión de Rajoy. Descontando votos en blanco y abstenciones, resulta que lo desaprueban hasta los que lo votan. Ya es milagroso. Pero no hace falta recurrir a sondeos. Basta con escuchar a la gente, ver la televisión, leer lo diarios. Ni Rajoy ni ninguno de sus ministros tienen crédito alguno; nadie cree lo que dicen y la gente no los respeta. Es más, los desprecia y se ríe de ellos. Hace falta ser una cínica rotunda como Cospedal para salir por la televisión relatando las mismas apolilladas mentiras de hace tres años, y es preciso vivir en la estratosfera para pensar que alguien la escucha si no es para burlarse de ella o insultarla. Y no se hable de los otros, González Pons, Floriano, Arenas, el mismo Rajoy: gentes sin autoridad, verdaderos payasos que nadie se toma en serio. Este sondeo anuncia que el PP, como presunta asociación de malhechores, con su presidente a la cabeza, también conocido como el sobresueldos, obtendrá un resultado electoral ridículo y perderá por goleada. Ayuda, y mucho, que, según el CIS, la preocupación popular por los casos de corrupción haya subido veinte puntos porcentuales. Y en España, decir corrupción es decir PP.
 
El primero y segundo puestos en porcentaje de votos son para el PSOE y Podemos, por este orden. En otros lugares quizá vaya Podemos por delante de los socialistas. Lo que está claro, hoy por hoy, es que la gente quiere quitarse de encima esta plaga del PP y por eso vota a las dos opciones de izquierda que, sumadas, pasan holgadamente la mayoría absoluta y seguramente, se convertiría en aplastante en escaños.
 
Estos datos debieran invitar a ambas fuerzas a reflexionar y adaptar sus estrategias a las condiciones reales. Por más que Podemos insista en identificar al PSOE con el PP, la gente no lo ve así y favorece al primero. Empeñarse en lo contrario es absurdo, cuando no directamente neurótico. E irresponsable porque si hay una posibilidad real de desalojar del poder a esta derecha inepta, autoritaria, ultramontana y corrupta, es mediando una conjunción de fuerzas de la izquierda, PSOE y Podemos. A su vez, los socialistas no pueden seguir ignorando a la otra fuerza de la izquierda, ninguneándola y pensando que su veteranía y tradición, al final contrarrestarán los votos que la innovación y la originalidad darán a Podemos.
 
Estos datos deberían ser suficientes para que las direcciones de ambos partidos se sentaran a hablar y a tantear las posibilidades de un programa común de la izquierda. Palinuro está convencido de que, si se pusiera en marcha un proceso de este tipo, a pesar de todas sus dificultades, las expectativas de voto del bloque de la izquierda aumentarían sensiblemente.
 
Es verdad que la derecha contraatacaría de inmediato agitando el espantajo de la coalición social-comunista, pero ¿quién escucha hoy a la derecha?

divendres, 14 de novembre del 2014

Elecciones anticipadas, sondeos alarmados y dimisiones obligadas.


Hay muchas definiciones de la democracia, pero una es universal; decir democracia es decir elecciones. Cierto, no siempre que hay elecciones hay democracia; pero siempre que hay democracia, hay elecciones. Es más, las democracias miden sus tiempos normalmente por convocatorias electorales públicas, fijas, periódicas. Y cuando hay situaciones anormales, se trata de salir de ellas mediante elecciones extraordinaris o anticipadas. Es eso o resignarse a que lo anormal sea lo normal, cosa desatinada. Llega un momento en que los costes de vivir en una normalidad anormal, repleta de sobresaltos y crisis son a todas luces superiores a los de una convocatoria anticipada de comicios. El adelanto electoral se convierte entonces en una necesidad.  Y da la impresión de que, por diversos motivos, en España hay una corriente de opinión cada vez más favorable a elecciones anticipadas.

En los últimos días se han publicado tres sondeos sobre intención de voto. Es prueba de la inquietud mencionada. Quienes quieren o temen elecciones anticipadas desean conocer los datos. Los tres, el de DYM para El confidencial, el del CIS y el de la Fundación Sistema dan resultados muy distintos. Los de los dos primeros son más parecidos entre sí aunque la proporción se invierte; los del tercero son muy diferentes. Para DYM, la intención de voto es 1º PP (26,9%), 2º Podemos (26,3%) y 3º PSOE (19,5%). Para el CIS es 1º PP (27,5%), 2º PSOE (23,9%) y 3º Podemos (22,5%). En ambos casos, IU gatea por el fondo con cantidades de un dígito. El sondeo de Sistema parece de otro planeta: 1º PSOE (31 a 34%), 2º Podemos (21 a 24%), 3º PP (20 a 22%). Pero la Fundación Sistema es del PSOE, se dice, lo cual resta crédito a su sondeo. Eso no es justo. La ficha técnica es correcta, la Fundación tiene prestigio y un historial de aciertos/errores en todo similar a las empresas más acreditadas que, además, también tienen inclinaciones políticas. Esa discrepancia está lejos de ser absurda. Al contrario, es verosímil y apunta a una hipótesis de gobierno de unidad de la izquierda. Habrá quien se malicie que Sistema hace públicos los resultados con la aviesa intención de convertir en probabilidad la hipótesis. Es posible, pero los otros resultados también alimentan otro tipo de cábalas y las cábalas son libres.

Crece la opinión favorable a varias elecciones anticipadas. El último territorio en que se abre camino es Andalucía, en donde la ìmputación de dos expresidentes crea una situación muy delicada. Susana Díaz se ve en el dilema de mantener el espíritu de partido y la solidaridad con sus compañeros o aplicar su reiterado propósito de distanciarse de la corrupción. De momento cree resolverlo reafirmando su fe en la integridad de sus dos predecesores y aplicando la presunción de inocencia. Pero no está claro que sea suficiente para evitarle problemas políticos y una presión creciente en favor de elecciones anticipadas, cuenta habida de que ella no llegó al cargo por los votos del electorado sino por los de los militantes en sucesión de Griñán.

En Cataluña las elecciones anticipadas son una reclamación viva de muy amplios sectores políticos y sociales y el mismo partido del gobierno sopesa su posibilidad. Tras la enésima ruptura entre Mas y Junqueras, que son como el yin y el yang de la independencia, el PSC se ha apresurado a ofrecer a Mas un pacto de estabilidad para el resto de la legislatura. Podía haber esperado un poco para no evidenciar una oficiosidad palmariamente unionista que puede resultar incómoda a CiU. Los republicanos volverán a la carga, acompañados de las organizaciones cívicas y, en el fondo, Mas solo puede disolver y convocar elecciones anticipadas pues la llamada estabilidad de legislatura significa poner en hibernación el proceso soberanista sin ningún resultado tangible. Rajoy ya ha dicho tajantemente que no hay negociación y mucho menos para un referéndum. La hibernación así será imposible a causa de la fuerte movilización interna en Cataluña y externa, en el ámbito internacional, que el soberanismo ha cuidado especialmente.

El único modo político, o sea, civilizado de cortar el paso a esas elecciones anticipadas catalanas que traen consigo la amenaza de una legitimación redoblada de la exigencia autodeterminista, es convocar otras también anticipadas en España. Vistas tanto la obstinada incompetencia de Rajoy en la cuestión catalana y su fracaso en la solución de la crisis, el año de mandato restante va a ser una agonía sin límite. Además, la corrupción es tan agobiante que lo único sensato es convocar elecciones y transferir la decisión política a la gente, antes de que los inexorables procesos judiciales terminen de hacer trizas el sistema político. Los procesos judiciales sin duda seguirán después de las elecciones, pero ya no se darán entre autoridades muchas de las cuales son parte interesada en ellos como acusadas. Y los políticos electos podrán dedicarse a gobernar, no a defenderse de las acusaciones y sus consecuencias judiciales.

Con elecciones anticipadas también podría resolverse ese nudo gordiano de la irresponsabilidad de los dirigentes implicados en escándalos que jamás dimiten. Es absurdo, es ridículo, que aún no haya dimitido Monago, corrupto azote de corruptos; o la insoportable deslenguada Aguirre; o el melancólico Fernández Díaz quien ahora tiene que explicar las razones que lo llevaron a acosar a un alto funcionario por inquina personal o quizá delegada de la orden a la que pertenece, el Opus. Un asunto bochornoso del que Palinuro se ocupó hace un año porque se honra con la amistad del dicho funcionario, en un post titulado Mi amigo Jaime. El ministro ha de explicar cuál es el sentido de emplear fondos públicos en satisfacer la sed de venganza de una secta. Y, si no puede hacerlo, debe dimitir.

Dimitir debiera hace ya mucho un presidente del gobierno que no está intelectual ni moralmente a la altura de la tarea que los dioses le han deparado.

Pero lo más sorprendente de todo, lectores, es que la oposición no plantee esa necesidad.

diumenge, 2 de novembre del 2014

Dies irae.

Sismo en la corte. ¡Qué vienen los venezolanos! El sistema se hunde. Los partidos dinásticos, pilares del orden, en picado. Podemos, como un cohete. IU y UPyD, flotillas de bajura, convertidas en barcas de alquiler en el Retiro. Esto hay que explicarlo para que los nervios se apacigüen.

"El País", que da la noticia, la interpreta: es la ira ciudadana. Ya sabéis, Podemos, sois los verdaderos hijos de la ira. En realidad, los nietos o bisnietos, pues la cosa viene de antiguo. La ira es la fuerza. Sí, la semana fecha de realización del sondeo, estuvo cargada de motivos para la ira más flamígera en ese baile de ladrones, jugadores, borrachos, putañeros, marquesas, delincuentes, espionajes, testaferros y prisiones. Claro quedó que el PP actúa como una asociación de malhechores o quizá como varias, laxamente coordinadas. El PSOE mucho menos, aunque también tiene sus corrupciones, pero está muy identificado con el sistema. Así que el voto se amontona en Podemos.

Con lo que se viene a decir que esta intención es, en realidad, un voto de castigo a los otros y no por el interés propio de la formación. Es más, el mismo diario tranquiliza a los dinásticos asegurando que la mayoría de la gente no tiene claro a qué juega Podemos, ni la viabilidad de sus propuestas. Curioso tranquilizante. Ignoro si también se pregunta si la gente tiene claro a qué juega el PSOE. Será interesante saberlo.

Seguramente habrá algo de este voto iracundo, de hartazgo y rechazo. Pero no todo. De otro modo no se explica porqué IU y UPyD sguen descendiendo hasta bordear la más absoluta marginalidad. El voto antidinástico se concentra en Podemos, que ha desmantelado IU y triturado las improbables expectativas de UPyD, en principio tan legítimos receptores del voto de la ira como Podemos.

No es casualidad que los tres líderes mejor valorados sean el Rey, la Reina y Pablo Iglesias. No sé por dónde andará Sánchez Castejón, aunque creo que ha salido ya del agujero en el que estaba Rubalcaba e imagino que, Rajoy, en cambio, no ha mejorado nada el pobrísimo juicio que merece a sus compatriotas. Así que ahí lo tenemos, presidiendo el gobierno de la Gran Nación inmerso en una ciénaga de corrupción de la que pretende salir dictando bandos.

En el voto a Podemos hay una parte de reconstrucción de la izquierda radical, pero civilizada, de la de fuerte en el fondo y suave en la forma que desplaza al PSOE hacia el centro con la misma inevitabilidad que ha deshuesado IU. Cómo reajuste el PSOE su discurso a las nuevas circunstancias es asunto que puede quedar para otro momento.

diumenge, 5 d’octubre del 2014

Lo que dicen los sondeos.


70,8 por ciento de los catalanes a favor de la celebración de la consulta que el gobierno, el PP y el PSOE rechazan de plano. Y no hay conflicto, según dicen. Es una invención, una cortina de humo de Rajoy y Mas, para los más avisados. Un 70,8 por ciento es mucho. Bueno, pero se trata de un sondeo del Centre d'Estudis d'Opinió, un organismo catalán y, por tanto, sospechoso. ¿O no es cierto que la Generalitat de Cataluña sostiene y subvenciona una serie de órganos, instituciones, medios, entes, fundaciones, etc. catalanistas? Lo dicen y repiten empresas tan serias como El País.

¿Acaso el gobierno central no sostiene y subvenciona otra serie de fundaciones, entes, medios, instituciones y órganos unionistas? Entre ellos el CIS, que depende tanto del gobierno español como el CEO del catalán. Y, si de fundaciones se habla, mejor será bajar el tono pues aquí se subvenciona hasta la Fundación Nacional Francisco Franco. Sí, pero uno es el gobierno del Estado y el otro el de una Comunidad Autónoma. Asunto irrelevante cuando se trata de averiguar el crédito que sus sondeos merecen. Y, si se desliza sospecha, antes afectará al gobierno central que al otro. Por ejemplo, ¿por qué no pregunta el CIS cuántos españoles están a favor de que se celebre la consulta en Cataluña? Sería un dato del máximo interés. Pero no se hará, dada la tirria que los dos partidos dinásticos tienen a las consultas populares. Tanta que Rajoy las pone como ejemplo de comportamiento profundamente antidemocrático.

Un 70,8 por ciento de compacta mayoría a favor de un tema concreto es mucho; pero hay que visualizarlo. Si cabe aceptar que la participación (o intención de votar) en unas elecciones generales es un indicador implícito de la legitimidad del sistema en su conjunto, el 72,2 por ciento que pronostica el sondeo de Metroscopia para "El País", no está muy lejos del 70,8 de los catalanes. No atender a lo que desean estos equivale a no atender a lo que desea prácticamente el electorado español. Lo cual es profundamente democrático.


Ese otro sondeo, el de Metroscopia, está lleno  de enseñanzas y demuestra que, frente a la sólida unidad catalana -escenificada ayer por los dirigentes de las fuerzas soberanistas en una foto que quiere ser histórica- la situación en el resto de España es de desunión, desconcierto y un relativo marasmo.

Algunos datos parecen claros. IU no levanta cabeza desde las elecciones europeas y, por muchos y denodados esfuerzos que haga Alberto Garzón por engastarla en un movimiento más amplio, de más raíz popular, más activo, su fortuna electoral pinta declinante, fagocitada por Podemos. No es probable que el aparato, los dirigentes, los militantes de la antigua organización y, sobre todo, los de su espina dorsal comunista reconozcan haber sido condenados a la poubelle de l'histoire por un viento advenedizo. Una cosa es predicar que la Humanidad está en continuo movimiento y otra moverse. IU o lo que vaya quedando de ella seguirá presentándose a las elecciones y ejercerá con Podemos el mismo papel que antes ejercía con el PSOE: quitarle votos.

El ascenso de Podemos, que muchos analistas consideran consolidado, quizá tomando sus deseos por realidades no se hace, según la encuesta, a costa del PSOE sino, si acaso, del PP, aunque sea más bien seguramente de la abstención. Es razonable suponer que en la abstención se refugiaron muchos votos socialistas en las europeas. Algunos de esos, gracias a lo que "El País" llama efecto Sánchez, quizá estén volviendo al redil y otros seguramente irán a Podemos que puede fagocitar el ala izquierda socialista como lo ha hecho con IU. Así el PSOE solo consigue alcanzar el nivel de las elecciones de 2011, que fue el más bajo de su historia en la segunda restauración.  

No obstante, el medio lo presenta como una recuperación y se la atribuye a Sánchez y su efecto. Sin duda la cantidad de gente que aprueba su gestión es muchísimo mayor que la del pobre Rubalcaba, de triste memoria. Pero sigue siendo superior la de quienes lo desaprueban. Y su efecto está muy por ver. Su ubicuidad mediática pone de relieve una inconsistencia alarmante, casi de arbitrista en pleno delirio. Está claro que sus asesores le han dicho: "Pedro, ocupa todo el espacio público y no pares de hablar y de hacer propuestas; las que sean." La idea es conocida: que hablen de ti, aunque sea mal. Vale. Pero es insuficiente para competir con Podemos, que no le va muy a la zaga en intención de voto y cuyo líder es tan omnimediático como Sánchez, pero mucho más consistente. 

Por cierto, no sé quién creerá acertada la táctica de acosar a Pablo Iglesias a base de sobreros para hundirlo políticamente, pero está para que lo encierren. Con cada espectáculo que le preparan se multiplica la cantidad de votantes de Podemos. Así como cada vez que Rajoy habla sobre Cataluña asciende la cantidad de independentistas.

En cuanto al PP, el batacazo es tan normal, tan lógico, tan esperable, que nadie lo discute. Ni los del PP. Son los primeros en saber que la gente no los quiere. Tres años de embustes, agresiones, autoritarismo, corrupción, arbitrariedad, involución y fracaso en todos los órdenes, incluido el del proyecto de recuperación económica que no pasa de ser una frase propagandística, tienen harta a la gente. Incluso se diría que una intención de voto de casi el 16% es excesiva.

Suelen los analistas insistir en la muerte del bipartidismo. Los dos partidos dinásticos no llegan al 40 por ciento en intención de voto. Pero, al margen de esta consideración, lo manifiesto es que será difícil componer gobierno en España si estos datos se extrapolan a unas elecciones generales. Solo podría haber gobiernos de coalición y, según se ve, el pivote sería el PSOE. Ello explica la insistencia de Sánchez en separarse del "populismo" y presentarse bienquisto del centro. 

Las perspectivas son de inestabilidad e imprevisibilidad. Una agudización del conflicto, cosa probable, quizá lleve a un gobierno de concentración catalán que haría la situación muy incómoda para el PP y daría a las elecciones municipales de mayo una importancia extraordinaria. Sobre todo en Cataluña, donde el 96 por ciento de los ayuntamientos apoya la consulta. Saldrán ayuntamientos independentistas. Si los datos del sondeo de Metroscopia se extrapolan luego a las generales, habrá mucha presión para responder con una gran coalición que, en el fondo, sería como otro gobierno de concentración esta vez español. 

Pero todo esto es pura especulación. Hacer previsiones a más de dos meses vista en España es quimérico. El sistema español en su conjunto se encuentra en standby, a la defensiva, en espera del paso siguiente del nacionalismo catalán. Sin tener nada previsto ni propuesta alguna salvo una vagarosa promesa de diálogo en el caso de que el soberanismo retire la consulta que merece el crédito habitual de las promesas de Rajoy.

diumenge, 26 de gener del 2014

Los límites de la realidad.

Toque de generala para las elecciones europeas. Primera andanada, sondeo preelectoral de Metroscopia para El País. Estos son los datos de partida, los únicos de que disponemos; ya veremos cómo son los de llegada. Todo lo demás son conjeturas, tácticas, propuestas que tendrán su efecto sobre la campaña pero no sabemos cuál. Recuérdese que es distrito único lo que posibilita dos resultados que en las legislativas, de circunscripción provincial, no se dan: 1º) el resultado es más proporcional; 2º) hay candidaturas unitarias que no hay en las elecciones legislativas.

La cuestión más evidente, que salta a la vista, es que, aunque sigue habiendo una respetable distancia de 10 puntos entre el PSOE e IU, se ve un poderoso ascenso de la segunda. El discurso del fin del bipartidismo cobra vuelo y suele extrapolarse a las elecciones legislativas. De los dos partidos dinásticos, la hegemonía del de la izquierda parece amenazada. A la presión que sufre a su vez por la izquierda de IU se añade su desgaste por la cuestión catalana, muy difícil de aquilatar, pero que se hará sentir. Una cuestión endiablada porque si el PSOE acentuara su perfil catalanista para conservar el electorado del PSC, probablemente perdería electorado nacionalista español.

En esas condiciones, la perspectiva de IU de ascender es verosímil. Según los datos, no al extremo del sorpasso, pero sí al de tocar la posibilidad de ser socio de gobierno y, por lo tanto, participar en la aplicación de políticas. Esta fórmula ¿es mejor que una unidad electoral de la izquierda con un programa común? No sabemos si será mejor, pero sí parece más realista.

La miseria actual de la izquierda es la fragmentación. Archisabido. Y cada día, peor; cada día hay más opciones de izquierda compitiendo por un estrecho margen del voto. Tantas que pensar en su unidad equivale a la búsqueda del unicornio. Quizá algunas formaciones o plataformas se unan, si consiguen vencer los obstáculos de los personalismos, pero el campo general de la izquierda llegará fragmentado a las elecciones. Y, por supuesto, con la separación y hasta oposición, de sus dos fuerzas mayoritarias, el PSOE e IU. Tan divididas que, a veces, el encono entre sí es superior al de cada una de ellas hacia la derecha.

En estas condiciones, en efecto, proponer un programa mínimo común de la izquierda es perseguir una quimera. Y, sin embargo, las elecciones europeas podrían ser un buen ensayo. La fragmentación ha reconciliado hace ya mucho a la izquierda con el resultado de la irrelevancia en el Parlamento español, una irrelevancia mucho más garantizada en el europeo, compuesto por 766 diputados, de los cuales 54 españoles, de los cuales nueve o diez de la izquierda transformadora.Irrelevancia garantizada. ¿Por qué no experimentar con el programa común? Un programa que aspire a su vez a la unidad de la izquierda europea por una Unión que priorice la salida social de la crisis, el control de los mercados, la garantía del Estado del bienestar y la vuelta a la economía social de mercado.

¿Acaso no es obvio que los países de soberanía limitada como el nuestro no pueden aspirar a aplicar estas políticas en el ámbito interno sin el beneplácito de las autoridades europeas?



No tiene nada que ver con lo anterior, pero me he encontrado con esta reflexión de Henry Sumner Maine en su Derecho antiguo: El deber positivo que resulta de la confianza de un hombre en la palabra de otro se cuenta entre las conquistas más tardías de la civilización en su avance. Tan tardía que en algunos sitios aún no ha llegado.

diumenge, 12 de gener del 2014

¿A qué espera el PSOE?

Se cumple una vez más la sabiduría convencional de que en España las elecciones no las gana la oposición sino que las pierde el gobierno. Este en concreto no ha podido hacerlo peor y si hubiera podido, lo habría hecho. Tal es el resultado de una acumulación de dislates producida por un error de juicio patente. La mayoría absoluta que obtuvo en noviembre de 2011 (en realidad debida al desastre del segundo gobierno de Zapatero) le hizo confiar en que la gente tragaría con todo: un gabinete repleto de incompetentes, algunos de los cuales, además, sospechosos de corrupción, empezando por su presidente; una forma de gobernar autoritaria, casi despótica, por decreto; un desprecio sistemático a la opinión pública a la que se niega todo tipo de explicaciones; unas medidas duras de ajuste que reducen ingresos de los más desfavorecidos, incluidos los pensionistas, recortan derechos de todos, desmantelan el Estado del bienestar; unas leyes clasistas, arrogantes, ideológicas, represivas y totalitarias; una invasión del ámbito privado de los ciudadanos en nombre de unas convicciones defendidas por la jerarquía eclesiástica y un puñado de sectarios y fanáticos; unas medidas en política territorial (por decirlo de algún modo), innecesariamente provocadoras y siempre disparatadas que ha puesto la cuestión nacional española en un punto explosivo.

En dos años, Rajoy ha perdido doce puntos en intención de voto, y durante estos dos años la cantidad de quienes desaprueban su gestión no ha bajado del 75%. Enfrente el PSOE ha ganado casi cinco puntos, pero la valoración de su dirigente, es de suponer, sigue estando por debajo de la de su antagonista. A día de hoy, el PP perdería las elecciones frente a los socialistas por una diferencia mínima, de 1,5 puntos.

Mucha gente se preguntaba en España qué había de pasar para que la población reaccionara. Fuere lo que fuere, parece haber pasado. La corrupción ocupa ya el segundo lugar en la preocupación colectiva, por detrás del paro. Y la corrupción está mayoritariamente (pues otros también participan) identificada con el gobierno y su partido. Y los dos últimos proyectos de ley, las popularmente conocidas como Ley Mordaza y Ley contra las mujeres han hecho explotar la marmita. El intento de legislar imponiendo a la sociedad las convicciones personales del ministro, el obispo Rouco Varela y un puñado más de fanáticos y de hacerlo en un contexto de orden público autoritario, represivo, dirigido a acallar las protestas, ha acabado soliviantando a la gente. El gobierno es un desastre, un prodigio de ineptitud, con episodios burlescos y la Casa Real no le ha ido a la zaga, cosa que suscita aun más animadversión popular.

La última comparecencia pública del año pasado (y única en persona física) de Rajoy no sirvió ya para nada. Su propósito de poner de relieve exclusivamente la acción del gobierno contra la crisis y sus admirables éxitos a base de balbucear cifras y datos generalmente amañados, no da fruto. Es contraproducente. Nadie le otorga crédito. Como nadie se lo otorga a ese argumentario puesto en circulación por el PP para las elecciones europeas de mayo en el que se relatan las conquistas del gobierno, entre otras, detener los desahucios, subir las pensiones, reducir el paro... en fin una sarta de mentiras descaradas.

En esas circunstancias, ¿qué hace el PSOE? De momento, sacar 1,5 puntos al PP en intención de voto. A la vista del desastre del gobierno eso es otro desastre. La obligación de la oposición era estar mucho más distanciada. 1,5 puntos es una diferencia muy débil, que puede convertirse en 0 o incluso en 1,5 negativos a las primeras de cambio. Esos 1,5 puntos, en realidad, son un regalo del PP. El PSOE no ha hecho nada por ganarlos.

¿O sí? Quizá la táctica del PSOE consista precisamente en no hacer nada y dejar que el PP se hunda en el marasmo de su incompetencia y autoritarismo. No es una actitud muy gallarda en un partido del que se esperan proyectos alternativos pero se quiere justificar por razones de prudencia. En efecto, estando en juego cuestiones consideradas fundamentales en el Estado, constituyentes de hecho, como son su organización territorial y su forma política, presentar proyectos alternativos es difícil y muy arriesgado. No es fácil para un secretario general que lleva veinticinco años identificado con un sistema institucional, imaginarle una alternativa. Es imposible. Por eso, lo más sensato es quedarse quieto, callado, low profile. A medida que la gente vaya hartándose de los dislates del gobierno irá volviendo la mirada a la alternativa, consistente en no ofrecer ninguna sino el mantenimiento del apacible orden anterior a la tremolina organizada por la derecha. El PSOE como partido de orden, dinástico, digno de confianza, enemigo de las aventuras, pero favorable a los cambios que restituyan a las gente en sus derechos y los blinden constitucionalmente. Para esto bastan unos confusos enunciados que no comprometan a nada, bien por no estar claros o por depender del acuerdo de otras fuerzas políticas, incluido el PP, por ejemplo, en el caso de la reforma constitucional. El resultado de esta actitud es una diferencia de 1,5 puntos, ya se ha visto. Nada nos garantiza, no ya que aumente sino que no disminuya en los dos proximos años.

Porque inevitablemente el PSOE habrá de concurrir a las elecciones con un programa positivo y concreto. Y eso no se improvisa. Ni se hereda. Ignoro si Rubalcaba pretende presentarse candidato a la presidencia del gobierno y no me parece asunto interesante, si bien él mismo debiera plantearse hasta qué punto le es lícito mantener a los demás en vilo. Y no me lo parece porque lo que sí es evidente es la intención del secretario general de que, sea quien sea el candidato a la presidencia, haya de serlo con su programa, con su idea de España en el aspecto territorial/nacional y su idea de España como monarquía.

El PSOE ya ha incumplido una de las dos tareas de la oposición, la de ser eso, oposición; estaría bien que no incumpliera la otra, ser alternativa de gobierno. La dirección actual tiene que convocar y celebrar las primarias cuanto antes. Para que los socialistas consigan una imagen, un rostro y un liderazgo que tendrá un carácter o tendrá otro pero deberá ser propio. Al personal le fastidia sobremanera votar muñecos teledirigidos o testaferros políticos.

Es legítimo que el PSOE quiera ganar las elecciones y por mayoría absoluta. Pero es también muy improbable. Proyectando los datos de hoy, el parlamento que salga de las elecciones de 2015 será más fraccionado y quizá sea inevitable un gobierno de coalición. De qué signo y, sobre todo, para qué son las preguntas a las que el PSOE debería estar buscando respuestas. Para estas y para muchas otras que agobian a una ciudadanía necesitada de remedios pero muy escarmentada de engaños.

Ya debería estar en campaña electoral y no solo por las europeas, sino por las generales del año que viene. Pero con otro líder, por favor. 


dilluns, 23 de desembre del 2013

Una ley retrógrada y misógina. O sea, española.

A algunos patriotas de la banda de presuntos la carta de la ministra francesa de Derechos de las mujeres (ya quisiéramos en España un ministerio así) les parecerá una injerencia inaceptable. Muchos otros -no menos patriotas que esos bocazas- estamos muy agradecidos. Se comprueba de nuevo que la única garantía de la democracia y las libertades en España frente al nunca desaparecido y hoy reavivado nacionalcatolicismo fascista es Europa. Y un poco más, incluso. Si queremos tomarnos en serio a nosotros mismos tenemos que ir suprimiendo ya esa excusa de los "asuntos internos" de cada Estado. En una Europa vía a la unión política no puede haber "asuntos internos", sobre todo cuando se trata de ataques de los gobiernos contra sus poblaciones, como el que lleva dos años perpetrando el del PP, escudándose en una mayoría absoluta que obtuvo con engaños e ilegalidades ahora bajo escrutinio de los tribunales. Al extremo de que la policía judicial ha registrado la sede del partido del gobierno como si fuera una cueva de ladrones. Y no muy lejos se halla.

Al margen de las medidas de política económica injustas, que se ensañan con los más débiles y amparan y privilegian a los más ricos, la labor legislativa del gobierno hasta la fecha está inspirada en un propósito tan antipopular y liberticida que parece como si se dictara para un pueblo conquistado por la fuerza de las armas y al que fuera necesario sojuzgar, reprimir y, si se tercia, aniquilar. Por si la ley liquidadora de la enseñanza pública del monaguillo Wert y la ley mordaza de palo y tentetieso del sectario santurrón Fernández Díaz fueran poco, el otro chupacirios del gobierno, Gallardón, acaba de presentar un proyecto de ley en contra de las mujeres que entronca a la perfección con lo más inicuo, lo más oscurantista, misógino y bestial de la tradición española. Una ley bestialmente española.

Ha faltado tiempo al principal representante de la superstición nacionalcatólica, Rouco,  para relamerse de gusto en los medios en defensa de este proyecto feminicida que las sumisas cipayas del PP aplauden a rabiar. A este respecto, tiene interés la carta abierta que Elena Valenciano ha dirigido a las diputadas del PP pidiéndoles que no voten el proyecto de su partido. Tengo curiosidad por saber qué saldrá de la iniciativa y cuantas mujeres del PP tendrán el coraje y la dignidad de votar contra un proyecto de ley que las degrada a la condición de máquinas de parir y sin derechos. No prejuzgo. Veremos. Es como un experimento para ver si hay diferencia entre lo que se llamaba el "socialismo científico" y el "utópico".

A estas alturas, ese impresentable proyecto de ley está más que visto y destinado al cubo de la basura en cuanto en España vuelva a haber un gobierno democrático, respetuoso con los ciudadanos. Como la ley contra la educación pública y la ley mordaza. Toda esa basura, a la basura. Además del carácter reaccionario e inhumano del proyecto de ley contra las mujeres, Palinuro ya ha puesto de relieve sus dos falacias más llamativas que este repelente niño Vicente pretendía colar al modo jesuítico: la legalidad del aborto para los casos de violación y la consideración de la mujer siempre como "víctima", esto es, como irresponsable penal. Declarar irresponsables de sus actos a las mujeres y sostener que eso es un avance no solo demuestra estulticia y cinismo sino también -y especialmente- la degradación moral de unas mujeres capaces de aplaudir este insulto a su dignidad, su particular vivan las caenas.

Hace muy bien la ministra francesa criticando el atentado. Europa no puede permitir que el gobierno de la derecha siga legislando a la española gracias a los oficios de quien se las da de comprensivo y no es sino un zote cegado por todos los fanatismos que ya señalaba Francis Bacon en el siglo XVII al enumerar los "ídolos" que obnubilan el juicio de los seres humanos. Este proyecto, contrario al sentir mayoritario de la población española -incluidos los votantes del PP- y que solo satisface a la iglesia, empeñada en sentar cátedra discursiva sobre lo que ignora y/u odia, los incorpora todos:
  • Ídolos de la tribu. Los habituales en todo ser humano, especialmente agudos en el caso de los de inspiración fascista, como es el caso de este ministro, capaz de renovar un marquesado de Queipo de Llano, otorgado en primer lugar a un militar faccioso y delincuente que animaba a sus tropas por radio a violar a las mujeres de los milicianos. Palinuro lo señaló hace unos días y lo repite ahora: ¿cómo se atreve alguien que premia la violación de mujeres a legislar nada sobre ellas?
  • Ídolos de la caverna. Las convicciones nacionalcatólicas del sujeto, que lo llevan a creer -o hacer como si creyera- que sus fantasías son la realidad más acrisolada para el resto de los seres humanos. Y, si no actúan en consecuencia, se les encarcela.
  • Ídolos del foro. Su frecuente trato y comercio con los clérigos y otras criaturas deficitarias en condición humana lo llevan a suponer (o, de nuevo, hacer como como si lo supusiera) que el significado de las palabras, respeto, libertad, emancipación, solo puede ser el que él les da, normalmente retorcido.
  • Ídolos del teatro. Los nacionalcatólicos, herederos del espíritu de Trento, escenifican esa idea de España y lo español a la que ya queda poco para destruir lo que resta de esta nación, otrora grande. Porque ese catolicismo burro -que los curas al estilo Rouco identifican con el ser nacional español- es el principal responsable de que, como cada vez es más manifiesto, España sea un Estado fallido. Un Estado que camina hacia su desintegración porque la casta dominante sigue obstinada en imponer a la fuerza sus convicciones de secta al conjunto de la población. O sea, es incapaz de entender que una sociedad moderna y abierta implica pluralismo de valores en feliz expresión de sir Isaiah Berlin hace cien años pero que aún no ha llegado a estas feroces tierras.

Dice mi pareja con toda razón que, en este asunto de los asuntos internos hay consecuencias prácticas, de influencia inmediata sobre la vida de las gentes. Si yo soy una ciudadana francesa y, en uso de los derechos que me conceden los tratados europeos y la libertad de residencia en los países de Schengen, decido trasladarme a España (por ejemplo, una estudiante Erasmus) solo puedo hacerlo aceptando una pérdida de derechos, admitiendo que se me trate como una ciudadana de segunda y que se me obligue a ir adelante con un embarazo no deseado. No, no hay "asuntos internos" en materia de derechos de los ciudadanos. Europa no puede tolerar que los franquistas españoles legislen contra la gente de su país porque la gente de su país es ya la de los otros.

dilluns, 2 de desembre del 2013

¿Por qué no nos quieren, madre?

Esto no hay comunicador que lo arregle. Ni los magos de Obama, capaces de volver a la gente del revés. El 75% de la ciudadanía desaprueba la gestión de Rajoy a los dos años de legislatura. Y su gobierno en conjunto y sus ministr@s un@ a un@ siguen cosechando un rechazo generalizado. No caen simpáticos prácticamente a nadie. Ni siquiera a sí mismos. Es un muro de antipatía y hostilidad. Do quiera que van los pitan, los abuchean, los insultan. "No", concluyen expeditivos, "esto no tiene arreglo; no es cosa de declaraciones, explicaciones o comunicación. Es cosa de palo, tentetiso y calabozo."

Dicho y hecho. Ahí está la Ley Mordaza, llamada con típica hipocresía clerical de seguridad ciudadana, en la que se atropellan todos los derechos de los ciudadanos. Con una ingeniosa novedad que el ministro vende como progresista: el calabozo es substituido por multas confiscatorias con embargo ejecutivo. Puesto que el ministro está tan preocupado por la seguridad de los ciudadanos, le sugiero rescate otra figura jurídica, injustamente olvidada: la prisión por deudas. De esa manera se hace complementario el calabozo con la pena pecuniaria. Y puede completar la seguridad del ciudadano cobrándole por la estancia en la mazmorra. Así ganará puntos entre los neoliberales de su partido. ¿Qué es eso de vivir de gorra del Estado? Y renta alta, nada de simbólica, pues, ¿en dónde estarán más seguros los ciudadanos que en la cárcel?

Puede parecer de orates, pero la ley de marras es de orates. Si un policía se cabrea contigo por la razón que sea, te acusa de haberlo insultado y te astilla 30.000e de multa pagaderos en el acto. De orates.

¿Y no entienden por qué la gente no los quiere? Es bien sencillo: porque son como son, autoritarios, despóticos, intolerantes, sectarios y más cosas que todo el mundo ve menos, al parecer, ellos.

Rajoy ganó las elecciones mintiendo sobre su programa electoral y luego se puso a hacer lo contrario de lo prometido. La doctrina del shock funcionaba y la gente estaba dispuesta a aguantar lo que le echaran en forma de medidas contra la crisis. Y así sucedió. ¿Qué necesidad había de acompañar al programa de austeridad una batería de medidas inútiles, represivas, ideológicas, en materia de justicia, de educación, de libertades ciudadanas? Ni el aborto, ni la religión en las escuelas, ni los derechos de las minorías, ni las normas de orden público eran urgentes. ¿Por qué tener a sectores de la población en permanente protesta en contra del retorno al nacionalcatolicismo?

Porque son como son, autoritarios. Lo suyo es el programa máximo impuesto por el rodillo de la mayoría absoluta. Ningún respeto por las convenciones democráticas. Gobierno por decreto ley y sin perder el tiempo en consensos. Y si la gente protesta, se la calla a mamporros. O arruinándola, penándola por faltas de absoluta discrecionalidad interpretativa (y por lo tanto, de arbitrariedad) como las "ofensas" a "símbolos" o los "insultos" a la policía.

Y esto lo hace un gobierno bajo consistente sospecha de corrupción sistemática actualmente en conocimiento de los tribunales, con un presidente acusado en sede judicial de prácticas supuestamente ilegales e inmorales. ¿De qué se asombran?

En realidad no se asombran de nada. Somos los ciudadanos los asombrados. Ellos ya lo dan por descontado. Por eso presentan esa ley, para que nunca más pueda faltárseles al respeto. Estos son muy del respeto. 

Así, el respeto que la gente no les tiene voluntariamente, van a imponerlo por ley. Como Franco.

diumenge, 6 d’octubre del 2013

Siguen lloviendo piedras.


Y chuzos de punta. El último sondeo de Metroscopia en El País es estremecedor para el PSOE. Para los dos partidos dinásticos, pero es el PSOE del que aquí nos ocupamos. Si, después de casi dos años de absoluto desastre de gobierno, el PP sigue ganando en intención de voto cuando el mes pasado estaba a la par con su rival, cualquiera revisaría sus planteamientos. Si lo hace o no Rubalcaba está aún por ver. Pero va pareciendo que no. En el PSOE nada se mueve. El gráfico del sondeo de Metroscopia muestra una situación como de encefalograma plano para todos y el más plano, el del PSOE. Plano para todos. Lo único que frena el hundimiento del PP es la inexistencia de una posibilidad alternativa, pues los socialistas no lo son. Los otros dos partidos de ámbito estatal, IU y UPyD ahí siguen también, a gran distancia de los otros, muy ilusionados, no con la posibilidad de formar gobierno -opción irreal- sino con la de condicionar el que se forme. Son partidos-rémora.

No son los socialistas capaces de remontar la situación. Admitido: esta no está siendo fácil. Son tres los factores negativos para las aspiraciones socialistas:

a.- La crisis. No existe un discurso claro, convincente, socialista alternativo al de la derecha. No hay diferencias en cuanto a la interpretación de las causas de la crisis. Sí la hay respecto a las medidas para resolverla. El PSOE se opone frontalmente a las que viene tomando el gobierno en materia sanitaria, laboral, educativa, de pensiones, etc. y promete hacerlas reversibles. Eso está muy bien y así hay que hacerlo. Pero no basta. Es preciso decir cómo. No es suficiente con la intención expresa. Sin duda, el PSOE tiene en esto más crédito que el PP pues no ha mentido tanto ni tan descarada y reiteradamente como el PP, pero ya no es cosa de promesas genéricas. Ahora hay que especificar más. La gran objeción permanente al PSOE es cómo financiará las medidas que reviertan las del PP. Ahí es donde el PSOE -que llegó a decir, recuérdese, que "bajar los impuestos es de izquierdas"- tiene su punto más débil, el que más lo asemeja al PP porque pretende abordarlo, pero no se atreve a decirlo. Alguien tendrá que pagar por la vuelta al Estado del bienestar que el neoliberalismo extremo de la derecha ha arrasado y ese alguien ha de ser mayoritariamente el capital, la empresa, la banca, la iglesia, justo quienes controlan la inmensa mayoría de los medios de comunicación, incluidos los que dependen del gobierno que también es su gobierno.

b.- Cataluña. La posición del PSOE es aquí más insegura y vecilante aun que con la crisis. Rubalcaba es de talante unitario, más bien centralista, como probablemente lo sea una buena porción de su militancia y su electorado. Pero no puede defender un punto de vista nacional-español a ultranza porque, además de tratarse del discurso de la derecha, lo acabaría enfrentando a su sucursal catalana, el PSC. Y si el PSC no consigue aportar una parte considerable de escaños al socialismo español, las esperanzas de este de alcanzar el gobierno se desvanecen. La prudencia manda mantener a ambigüedad, pero la ambigüedad en un terreno colindante al nacionalismo -un discurso generalmente maniqueo y polarizado- es funesta.

c.- El efecto Rubalcaba. La permanencia del secretario general ha acabado siendo quizá la mayor amenaza a la recuperación de su partido. El argumento con el cual legitimaba su acción, esto es, que el partido lo había elegido para reconstruir sus expectativas de gobierno, no fue nunca muy cierto y ahora es manifiestamente falso. El PSOE no se ha recuperado en absoluto ni lleva camino de hacerlo. El 74% de sus propios votantes y militantes -una cifra asombrosa- no lo quiere ni se fía de él. Sobre todo porque lo ve también ambiguo, impreciso, escurridizo. Así como Rajoy pasa la mayor parte del tiempo defendiéndose de las peticiones reiteradas de dimisión también él, da la impresión de pensar más en su supervivencia que en la de su partido. Es lógico. Tanto el uno como el otro llevan más de treinta años continuados de dedicación a la carrera política. Y se entienden muy bien. En el fondo -y Palinuro lo ha señalado alguna vez- hay menos distancia entre Rajoy y Rubalcaba que entre este y sus militantes y votantes. ¿Cómo van a ganar crédito de la opinión para resolver la crisis los dos partidos y los los políticos que representan el punto de vista de quienes la provocaron en un primer momento?

Rubalcaba lleva más de dos años luchando contra esa imagen destructiva de que el PP y el PSOE son lo mismo (la misma mierda) y hace bien porque es injusta, pero no parece darse cuenta de que su mera presencia lo impide. Los dos contendientes, Rubalcaba y Rajoy son políticos profesionales y, además, malos profesionales pues entre el uno y el otro (con la nutrida colaboración de colaboradores tan desafortunados como ellos) han dejado España en estado crítico. Ninguno de los dos, típicos representantes de la política a la vieja usanza, está en posición de encabezar un movimiento de regeneración de su propio partido. En el caso de Rajoy porque él es el principal responsable y beneficiado de su actual deterioro. Y lo mismo sucede con Rubalcaba si bien en un contexto distinto.

Y, sobre todo, es materialmente imposible cambiar la orientación de la opinión pública cuando uno no cambia el discurso. Especialmente, además, si no hay ni discurso.

Quizá por eso cifra Rubalcaba todas sus esperanzas de salvar su puesto al menos hasta 2015 en el efecto taumatúrgico que espera tenga la Conferencia Política del mes próximo al proponer a la ciudadanía, dice, un PSOE renovado, con nuevo mensaje, nuevo estilo, nuevas ideas. La materialización de este elixir ideológico de la eterna juventud es dudosa. Si hubiera ideas, propuestas verdaderamente nuevas ya se habrían filtrado pues, dada la naturaleza incorpórea e inmaterial de estos productos, no hay barreras que las detengan. Pero, aunque fuera tal el caso, ¿cree Rubalcaba en serio que puede convencer a la gente de que él es la persona adecuada para llevar adelante el nuevo proyecto cuando está identificado con el viejo, el fracasado?

La perspectiva socialista es sombría porque incide en la muy intrincada naturaleza del liderazgo político. No existe una forma única de este pues cada líder tiene la suya, propia y personal. Pero, sobre todo, es imposible atisbar algo de liderazgo político -una facultad muy necesaria en las circunstancias actuales- en la posición de alguien que carece de ideas propias y espera que se las aporten desde fuera los expertos y los comités; o, lo que es peor, las tiene pero carece del valor de proponerlas a su modo y prefiere hacerlas pasar como la voluntad colectiva de la organización a la que dice servir. 

No tengo duda de que, al menos por hoy, el PSOE es un partido necesario en el sistema político español y el único que puede llevar a la izquierda al poder. Tampoco la tengo de que es un partido de izquierda y de que, guste o no a las otras izquierdas, tendrán que unirse a él si verdaderamente quieren cambiar las cosas en España o están ya cansadas de alimentar su autocomplacencia de izquierda "transformadora" que no ha transformado nada jamás consolándose con esa "revelación" de que, en el fondo, el PSOE es un partido de la derecha. Quieran o no habrán de contar con él en un hipotético frente de izquierdas con posibilidades electorales. Pero no necesariamente con este PSOE y mucho menos con Rubalcaba, quien debiera haber convocado ya elecciones primarias abiertas en su partido y haber aprovechado el guirigay que se monte para hacer un discreto mutis por el foro. 

diumenge, 7 de juliol del 2013

Las horas bajas del duunvirato.


Las horas, los días, los meses y los años porque los dos dirigentes políticos más importantes del país llevan casi dos años en caída libre en el aprecio de sus conciudadanos. El barómetro de hoy de Metroscopia para El País pinta un panorama desolador para el fementido bipartidismo que últimamente carga con las culpas de todo, de la corrupción, de la ineptitud y la mala gobernanza en general. Y no se trata de una explosión repentina momentánea de pesimismo nacional, sino de una tendencia sostenida en el tiempo desde las últimas elecciones de noviembre de 2011. Basta con echar una ojeada a los gráficos. En veinte meses el PSOE ha perdido un tercio de sus votantes y el PP casi la mitad. Una hazaña conseguida gracias a la paciencia y la perseverancia en el error, porque las pérdidas han sido paulatinas, no de golpe y han dado tiempo suficiente para reaccionar. ¿Reaccionar? ¡Ca, hombre! Eso es de flojos. El gobierno se ha empecinado en esa política que él afirma tener muy madurada y el 74 % de los ciudadanos piensa que va improvisando sobre la marcha y a ello añade la cómica gestión que está haciendo de la corrupción barcéniga el presidente, una especie de autócrata escondido que se limita a repetir jaculatorias cuando no tiene más remedio que decir algo en público

La oposición supera al gobierno en descrédito, cosa verdaderamente singular cuenta habida de que suele desconfiarse más de quien tiene el poder que de quien aspira a él. Y como él, persevera en esa propuesta de oposición responsable que sus propios electores rechazan. Con razón porque es ambigua y con poco carácter de oposición en el sentido de crítica a la política del gobierno y propuesta de alternativa. Durante un año el PSOE solo habló de pactos y se lamentó amargamente de que el gobierno los despreciara; y hace unos meses, quizá alertado por el descenso en la intención de voto, ha empezado a tomarse en serio la oposición a las medidas concretas de aquel contraponiendo otras claras y realizables con el fin de recuperar el voto perdido. Pero el voto no vuelve. A lo mejor tiene el PSOE que radicalizar a la par que aclarar su posición. En concreto en dos asuntos: de un lado, la cuestión catalana y, del otro, la unidad de la izquierda y la forma de articulación de esta con los movimientos espontáneos de la ciudadanía que no se siente representada en las instituciones.

De haber elecciones ahora no se rompería el bipartidismo sino que se convertiría en otro de cuatro partidos; sería una división del Parlamento no en partidos sino en bloques. Tanto IU como UPyD multiplican sus votos, IU por 2,5 aprox. y UPyD por 2,8 aprox. La distancia entre IU y el PSOE que en noviembre de 2011 fue de casi 22 puntos ha quedado reducida a cinco. Nunca ha estado tan próxima la posibilidad del sorpasso, la hegemonía de IU, la izquierda transformadora, en el seno de la izquierda. En IU algunos lo tienen clarísimo, por ejemplo Enrique Santiago, secretario de Convergencia Política y Social de IU quien habla de modo claro, oportuno e inteligente de constituir un "bloque político y social" para que IU sea una fuerza determinante y mayoritaria.

En esa tarea de bloques, frentes, plataformas unitarias, imbricación con los movimientos y protestas extraparlamentarias, el PSOE anda poco. Varios factores de peso lo han mantenido alejado de las corrientes de opinión y las acciones sociales. Estos son: su estructura, fuertemente institucionalizada, con un montón de "cesantes" producto típico de la administración pública de la segunda restauración borbónica, que debiera llamarse la tercera porque la primera fue la del Deseado; la desmovilización de la derrota y la demostración de que, en punto a corrupción, el PSOE se acerca al PP, al menos en la emblemática Andalucía, en donde, guste o no guste al PSA se ha verificado la ley de hierro de la política de que el poder corrompe y el poder absoluto (en este caso no absoluto pero sí permanente) corrompe absolutamente. Por supuesto sin olvidar que la reacción del partido al caso de los EREs está a años luz de la del PP con respecto a Gürtel/Bárcenas.

Todo eso tiene al PSOE absorto y entregado a un ejercicio de renovación teórica fijado en su momento estelar en octubre de 2013. Conferencia Política coordinada, creo, por Ramón Jáuregui y nuevo programa del socialismo español. Sin duda será muy razonable. Algunas propuestas que se filtran suenan muy bien. Por ejemplo esa de constitucionalizar las garantías del Estado del bienestar. Algo que el constituyente de 1978 se abstuvo exprofeso de hacer al negar a los derechos económicos y sociales el mismo rango y protección que los fundamentales, cíviles y políticos. Sin olvidar que, para abrir boca, hay que empezar por derogar toda la legislación por la que el PP está desmantelando esa forma de Estado.

Pero, al mismo tiempo, es dudoso que el nuevo programa aborde cuestiones de mayor calado en un espíritu de reforma y renovación. Hay una propuesta de federalismo que no entusiasma a nadie y solo sirve para que el PP arme un guirigay, pero no para que los nacionalistas cejen en su empeño. Del derecho de autodeterminación ni se habla. Como tampoco se hablará de la conveniencia de un referéndum para dilucidar de una vez la cuestión Monarquía/ República. En cuanto a la separación entre la Iglesia y el Estado, probablemente habrá bellas palabras pero serán de escaso crédito dichas por un partido que no hizo nada por avanzar en ella en siete años de gobierno sino todo lo contrario.

Una última observación sobre la triste opinión que la ciudadanía tiene de sus políticos. En el caso de los dos del duunvirato su valoración es tan baja y tan sostenida en el tiempo que cualquiera se sentiría acomplejado solo saliendo a la calle y estaría pensando en dimitir a la primera ocasión. Pero no es el caso. Son dos perros viejos, políticos profesionales que llevan toda la vida en el quehacer público; lo han sido todo, han ocupado todos los cargos, han visto pasar generaciones, promesas deshechas como pompas de jabón; y tienden a pensar que, como todo pasa, también los sinsabores que, además, son menos cuando se llevan en comandita.

En cuanto al gobierno, caritativo velo. Wert sigue escalando puestos hacia abajo con un índice de desaprobación del 80 % de la ciudadanía. Y es que es inelegante y antiexcelente que el gobierno de la mayoría esté al servicio de la mayoría. Eso es una vulgaridad. Tiene que estar al servicio de los mejores, de los curas.

diumenge, 9 de juny del 2013

Los más ineptos.


Mes tras mes, desde diciembre de 2011, año y medio de corrido, el barómetro de Metroscopia para "El País" refleja el desprestigio más absoluto de los dos principales políticos españoles, el presidente del gobierno y el líder de la oposición mayoritaria. Nadie cree en ellos, nadie se fía de ellos y el juicio que merecen es literalmente deplorable. El 76 % desaprueba la gestión (¿qué gestión?) de Rajoy y el 84 % no se fía de él. El 16 % restante debe estar compuesto por extranjeros. Rubalcaba tiene más raro mérito: hasta el 84 % desaprueba su gestión (¿qué gestión?) y un pavoroso 90 % no se fía de él. Vamos, que ni su familia.

En democracia solo cuentan las elecciones cada cuatro años; no sus remedos, cada mes. Pero es imposible negar importancia a este pulso permanente, este aplastante estado de opinión negativa. Si yo fuera uno de los dos, habría dimitido hace tiempo. Por eso Palinuro no es político. Es preciso tener la piel del alma de áspero granito para seguir hablando como si nada del futuro y otras incongruencias a un auditorio que no se fía de ti, no te aprecia y, si pudiera, no te escucharía.

Por eso, porque comparten su falta absoluta de popularidad y el rechazo frontal de los ciudadanos, los dos políticos más desprestigiados de la democracia, probablemente llegarán a un pacto de Estado. No para que sobreviva el Estado, sino para sobrevivir ellos. Se entienden, se comprenden y entre ellos se ayudan. Total es casi imposible caer más bajo. Y nadie en sus respectivos partidos se atreve, no ya a substituirlos sino siquiera a alzar la voz y decir algo elemental, algo que entiende cualquiera en cualquier parte: que el jefe de ventas no sirve para nada y hay que cambiarlo. Han actuado con la sabiduría del inútil: solo se han rodeado de gente más inútil que ellos y ninguno se atreve a abrir el pico. 

Rajoy tiene la cruz añadida de un gobierno tan malo e incompetente como él y del que es responsable. Ni un solo ministro cae bien a nadie. Ni uno aprueba. Todos tienen un resultado negativo apabullante. En realidad, un puñado de inútiles a los que viene grande el cargo y que solo sirven para que se hagan chistes a su costa, desde la patente inutilidad de la vicepresidenta en cómica exhibición cada viernes, hasta la del ministro de Educación, el insufrible pedante al que no soportan ya ni los retratos de los pasillos.

Sería cosa de hacer un repaso ministerio a ministerio del desastre del gobierno de España que Rajoy ensalzó ayer en la tierra de la suma corrupción ante la rechifla general y de la mano de alguno de los imputados más conocidos como la chocarrera Barberá, ahora algo compungida por los años de cárcel que pueden caerle.

Pero es domingo, no hace un buen tiempo, la crisis arrecia, la gente llevamos ya mucho tiempo pasándolo mal y no merece la pena perder el ya escaso humor ocupándose de un manojo de ineptos varios de los cuales, además, son presuntos chorizos. Empezando por el jefe.

dilluns, 31 de desembre del 2012

Glosas a la valoración que la gente hace de las principales instituciones y grupos sociales.

Tomo prestado el gráfico de Metroscopia para El País de ayer. Ilustra un estupendo artículo de Fernando Garea titulado La justicia recupera prestigio que hace un agudo análisis de los datos con conclusiones muy acertadas. No obstante, Garea es periodista, escribe en un afamado medio, y está obligado a ser lo más aséptico y ponderado posible, cosa que consigue. Pero Palinuro es un humilde bloguero, escribe en un medio de su propiedad (aunque sea una que los juristas considerarían de tipo enfitéutico), lo cual le concede un mayor margen de libertad en sus apreciaciones. Esto quiere decir que expresa opiniones personales, subjetivas, si bien las fundamenta racionalmente sometidas a la aspiración kantiana de convertirse en objetivas por ganarse el acuerdo de los demás.
El cuadro es interesantísimo y refleja el estado de la opinión pública, del imaginario colectivo españoles a mediados de este diciembre con respecto a las 37 instituciones y grupos sociales más importantes en nuestro país y la oscilación de junio de este año hasta hoy. La primera conclusión es comprobar que la gente no es tonta y sabe valorar muy bien la calidad de los distintos items, sin dejarse engañar ni manipular.

Los excelentes. Intervalo del 80-99%. En los 4 primeros reglones no hay una sola institución. Son "grupos" sociales, colectividades. Resulta ilustrativo que sean los que sufren los ataques más sañudos del poder político: los recortes en I + D, la privatización de la sanidad pública y el desmoche del sistema educativo. Puede sorprender en principio el tercer lugar de la pequeña y mediana empresa. Pero se entiende con una ligera reflexión: la pequeña y mediana empresa simboliza el significado del término emprendedor para la gente corriente y moliente. Esto es, aquel que se lo monta por su cuenta, arriesga todo y se lo curra personalmente. No coincide en nada con la imagen del emprendedor de la propaganda neoliberal cuyo ejemplo más claro es el señor Adelson, propietario de Eurovegas: grandes capitales dedicados al negocio y la especulación con contactos privilegiados con el poder político que se pone a su servicio hasta el punto vergonzoso de romper un principio fundamental del Estado de derecho, el carácter de universalidad y generalidad de la ley. Si nadie recurre ante el Tribunal Constitucional esa norma aberrante, que legaliza el privilegio, nos merecemos lo que nos pasa. Así pues, los excelentes son excelentes con toda razón.

Los mejores. Intervalo del 70-79 % también eleva mucho el ánimo. A pesar de las campañas mediáticas de difamación y de la instrumentalización de algunas de ellas (pues aquí son todas instituciones) tienen el merecido reconocimiento público. Con matices. La radio ha subido 11 puntos desde junio y seguirá subiendo si la televisión continúa siendo tan mala y, sobre todo la pública, tan ignominiosamente manipulada que parece un centro de agitprop neoliberal. Es un efecto compensatorio, a pesar de que la radio aparece siempre como tecnológicamente más atrasada. La policía ha perdido 11 puntos de junio acá y seguirá perdiendo si su actuación callejera se mantiene en los niveles de agresividad, desproporcionalidad, intimidación y arbitrariedad que viene observando. Probablemente es injusto, pues ese juicio negativo debiera gravitar sobre sus mandos. pero est@s son polític@s de los que hablaremos cuando corresponde, o sea, en el fondo de la sentina. El Ejército sube 17 puntos y no bajará salvo que empiece a tontear a propósito de la cuestión catalana. Los abogados pegan un salto de 33 puntos lo cual, es de suponer, refleja el agradecimiento de la gente por su clara oposición a los desmanes del ministro de Justicia, como también sucede con los jueces, un poco más abajo. Son nuestra defensa y cuanto más independientes sean y más se enfrenten al poder, más subirán.

Los buenos. Intervalo de los 50-59%. Pasable está la cosa. La mayor alza, ya mencionada, los jueces. Insólita la presencia aquí de la defensora del pueblo, sin variación desde junio. Probablemente porque la gente no sabe quién es ni qué hace. En cuanto se entere de que es una marquesa que actúa como tal, ya veremos cuál será su puntuación. Porque esa idea de que la gente adora el tronío de la nobleza y, a falta de esta, la peineta en la cabeza, solo puede caber en la de la señora Cospedal, y no entera.

Los malos. Intervalo de los 40-49%. El salto mayor lo da el Tribunal Supremo con 41 puntos, pues parece que la gente va olvidando el bochorno de su expresidente Dívar. Suben mucho asimismo las grandes empresas españolas con 25 puntos. Pero sigue siendo significativo que se encuentren 40 por debajo de las pequeñas y medianas aventuras. Lo más llamativo es ese misérrimo 46% de la TV. Nada de extrañar. La calidad de la TV es ínfima y así se acusa en su baja valoración. Sin embargo, la TV es, con mucho, el medio de mayor audiencia, pues alcanza el 85% de la población. Y una audiencia que no se limita a mirarla así de pasada, como quien mira distraidamente un anuncio en el metro, sino que se clava frente al televisor cuatro horas y seis minutos diariamente. Es decir, la mayoría de los españoles se traga cuatro horas diarias de un producto que en su mayoría dentro de la mayoría detesta. Hay una obvia disonancia cognitiva. La iglesia católica ocupa el fondo de los malos y aun parece muy favorecida si se tiene en cuenta su trayectoria de institución conservadora, privilegiada, insolidaria, hipócrita y manipuladora del poder político dócil (todos ellos) para imponer su ideología reaccionaria al conjunto.

Los pésimos. Intervalo de los 0-39. Están quienes deben estar; todos con valoraciones negativas que se han ganado a pulso por diversos motivos: su codicia, su ineptitud, su corrupción, su intolerancia, su sectarismo, su deslealtad y su miseria moral. Ese 76% de reprobación popular a los obispos que se pasan el día metiéndose en donde nadie los llama, encendiendo conflictos, atizando el odio contra las minorías, debiera hacerlos reflexionar acerca de su función en el siglo y en la iglesia y dejar de tratar a la gente como una masa compuesta de idiotas, sus feligreses, y delincuentes, los no creyentes. El gobierno y el parlamento flanquean a los prelados en el menosprecio popular. Tanto el uno como el otro tienen tan baja puntuación que, animados por un espíritu ahorrativo, debieran despedir sin más a sus gabinetes de comunicación. Las dos instituciones carecen de todo crédito por razones conocidas pero el gobierno suscita, además, inquina, al vérsele como un agresor permanente, mientras que el parlamento solo parece inspirar desprecio. No obstante, la palma se la llevan con todos los honores los tres últimos: bancos, partidos políticos y políticos. ¡Qué acierto ponerlos juntos! Una forma gráfica y rotunda de señalar que forman una (quizá hasta delictiva) unidad, explicada a través de la actual teoría de la puerta giratoria, la clásica de las afinidades electivas o el puro hecho de que unos están al servicio descarado de los otros. En el fondo del barril, ya cerca del desagüe de la historia, los políticos individualmente considerados, cuyo retrato robot es el de un embustero, venal, corrupto, demagogo, inepto y aprovechado. Obviamente la generalización es injusta, tanto para los políticos como para los partidos, y es preciso reconocer que se trata de excepciones. Pero, como van las cosas, cabe ya preguntarse cuál es el lado excepcional, el de los corruptos o el de los honrados.