dimarts, 16 de maig del 2017

El debate

En efecto, escasas veces se ha dado (si es que se ha dado alguna) tal práctica unanimidad en los medios sobre el ganador de un debate. Es llamativo y tiene mucho significado. Supongo que la TV de Andalucía será de parecer contrario. Me consta que lo es Al Rojo vivo de la Sexta, cuya animadversión a Sánchez solo es inferior a su odio al PSOE, razón por la cual, le da el triunfo a la caudilla como se lo daría a un boniato, quizá con mayor justicia. Es "periodismo comprometido". Comprometido con la manipulación. Aunque, de esto, el magisterio corresponde a El País, en un editorial probablemente inspirado por Rubalcaba, Pasado frente a futuro, tan embustero que podría esta escrito por cualquiera de los trolls y bots a sueldo de Díaz y campando por las redes.

En cuanto a Díaz, es difícil causar peor impresión y obtener un desastre mayor. Y eso que lo llevaba todo  preparado y que obviamente había apalabrado antes con López hacer una pinza a Sánchez. Ni aun así.

En la distancia corta, la caudilla es literalmente insufrible. Trajo una alternancia de agresividad de muy mal fondo y unos ditirambos arcangélicos y medio lacrimógenos que movían a risa. Pero no dejó de mirar a la cámara ni un segundo. Se dirigía a sus interlocutores de lado porque no le interesaban ya que le interesaban los televidentes. Prueba de que era todo preparación. Y hasta en eso falló por ineptitud: hay que mirar al objetivo para colocar el mensaje en directo... pero sin atosigar, sin avasallar, dejando respirar al oyente. De otro modo solo consigues despertar iritación.

Lo más llamativo fue su agresividad con expresiones de una vulgaridad bochornosa como "No mientas, cariño" o "háztelo ver" que descalificarían a cualquiera en un debate con gente respetable. No traía discurso. Dice que lo presentará mañana. He aquí uno de los fallos de Sánchez por su temor a patinar. Tenía que haberle preguntado por qué iba al debate y se guardaba las propuestas (que obviamente ya debe de tener) para el día siguiente. La respuesta está clara: para atacarlo a él , que es a lo que iba.

Ataque tras ataque, repitiendo mentiras y medias verdades. Que Sánchez es perdedor, que 85 diputados, que si segundo... Los que hundieron el PSOE fueron sus dos grandes apoyos, Zapatero y Rubalcaba, los Zipi y Zape del desastre del PSOE. Rubalcaba perdió 4.285.000 votos y 59 escaños en 2011 y, encima, se pasó cuatro años compadreando con el gobierno de la derecha más corrupta de Europa y siendo cómplice de ella. Lo cual explica por qué apareció Podemos. Si Rubalcaba hubiera tenido que competir con Podemos, como luego Sánchez, sus resultados habrían sido aun peores. Pero eso no le importaba a la caudilla cuya misión era glorificar un abstracto PSOE y cargar contra un concreto Sánchez, el único que puede evitar el desastre que esta marrullera generaría en el muy improbable caso de que gane.

Y si la agresividad irrita, lo lacrimógeno e impostadamente inocente, infantil, humilde, socialista del corazón (el "PSOE" está malito") mueve a risa. Basta escucharla dos minutos para darse cuenta de que todo es falso, urdido, falaz y que esta señora es una mala persona en traje de faralaes. Ahora ya lo ha visto todo el mundo.

De López es poco lo que cabe decir porque su discurso fue una pura monodia por encargo, pero sí interesa analizar un aspecto en él oculto porque tiene consecuencias de índole general. López hablaba como socialista y como vasco, mezclando las dos facetas, cual suele suceder con los políticos vascos sin que los españoles resuellen. Como socialista tenía ciertamente derecho a hablar y proponer de un asunto de su partido y nadie puede negarlo. Como vasco ya no está tan claro que pueda hablar de las cosas de España y los españoles cuya "igualdad" le resulta tan querida teniendo en cuenta que, a efectos fiscales, en realidad, habla sobre otro país, en el que no tiene derecho a hacerlo porque no contribuye a la caja común, como las demás Comunidades Autónomas. De no ser un hipócrita redomado (que lo es) hubiera debido callarse estas cuestiones y, desde luego, no haber planteado a Sánchez con chulería una cuestión en la que él es un analfabeto, como es la de la nación. Otro momento en que Sánchez perdió otra ocasión de responder con justicia y rapidez "¿Si sé qué es una nación? Claro. El que no lo sabes eres tú que, a fuer de vasco, la sientes en el bolsillo por valor de 500 millones de Euros." Y zanjado el asunto. Claro que a López esto no le importa. Su única función en esta fiesta es restar votos a Sánchez.

Y aquí viene el ganador que lo fue por las favorables circunstancias. Por supuesto, estuvo muy bien, fue elegante y discreto, no respondió a las tarascadas de Díaz ni se puso a su bajura, cosa que la gente agradece. También estuvo correcto y hasta generoso con López, a pesar de los puntapiés en la espinilla que este monaguillo le atizaba. En general ganó en imagen y lenguaje no verbal. Dosificó bien su atención entre la cámara y sus contrincantes.

Pero eso no hubiera bastado. De haber tenido interlocutores de más nivel lo hubiera pasado mal y, desde luego, no se apuntaría esa ventaja sobre aquellos. Por supuesto, no hay duda de que, a diferencia de los otros dos intervinientes está convencido de lo que dice. Estar convencido de lo que se dice, decir lo que se piensa, es un privilegio que los otros dos, embusteros sin remedio, ni huelen. No obstante, no es suficiente con estar convencido; es preciso ser convincente. Y ese es el punto más débil de Sánchez: no es tan convincente en las distancias cortas como en las largas, en los mítines y discursos. 

Hizo muy bien en no responder a los machacones ataques de la caudilla (tan tóxicos como los del PP) sobre su versatilidad. Presumir de fortaleza granítica en un tiempo en el que para sobrevivir hay que cambiar y evolucionar ya es ridículo. Pero que lo haga una politica que ha cambiado de opinión, de lealtades y de criterio muchas más veces y no puede decir lo que piensa, entre otras cosas porque no piensa, es todavía peor.

Hizo bien asimismo en no responder a las provocaciones ni permitir que el debate descendiera a navajeo. Y también en concentrarse en cuestiones objetivas, de interés común, positivas. Pero le falta brío y rapidez y tiene que poner más fuego en sus convicciones. Tiene miedo a las palabras, a las grandes palabras, cosa comprensible hasta cierto punto, viendo lo que tenía enfrente. Pero el interés del debate no era que lo escucharan los dos compinches, sino que lo escuchara la ciudadanía. Hizo mucho en este sentido puesto que fue el único que planteó la confrontación con la vista puesta en las elecciones generales mientras la caudilla reserva sus misterios para mañana y al otro eso le cae grande.  

Precisamente por ello debiera haber sido más contundente en el uso de términos que van más allá de lo cotidiano. Fue el único que habló en serio de la juventud, del precariado, del socialismo del siglo XXI, de la nueva socialdemocracia, de la izquierda, de la plurinacionalidad, de la corrupción, de la transparencia, de la democracia. Pero en un tono amable, ligero, como quien no quiere abrumar con grandes propósitos. Y justamente eso es lo que los electores estamos pidiendo: grandes propósitos claramente formulados. Por ejemplo, los tres dijeron que querían derogar la reforma laboral. OK. Pero ¿para hacer qué? Por ejemplo, para acabar con el precariado. Los tres hablaron del socialismo, pero el único que lo vinculó claramente a la militancia fue Sánchez. Nada le costaría señalar que esa es la democracia socialista y por eso propone una nueva socialdemocracia. Y en cuanto a la cuestión nacional (que ha acabado imponiéndose como la más importante a pesar del afán de los nacionalistas españoles por negarla) también hay que romper tabúes. Esa acrítica aceptación de que la militancia del PSOE y, en general, el pueblo español solo entienden el lenguaje de la cabra de la legión no es de recibo. La gente es mayor de edad y sabe que cerrarse en banda del brazo del PP (justo lo que quiere este, El País, el Ibex35, etc) es la receta para la confrontación y el conflicto. Es esencial entender que en democracia se puede hablar de todo pues, si no, no es democracia. Y de todo es también una solución negociada en Cataluña

Mi única preocupación ahora es que, a la vista de este apabullante resultado, que afirma el de los avales, los golpistas, la junta gestora, la caudilla y otros poderes fácticos, monten un pucherazo. Capaces son. Lo han demostrado sobradamente.

dilluns, 15 de maig del 2017

El debate a bote pronto

Todos los medios excepto, imagino, la TV de Andalucía y la Sexta, dan ganador a Pedro Sánchez.

Yo también. Pero no tanto por sus méritos como por los deméritos de Díaz. Esta señora, vista de cerca, es insufrible. Ese "no mientas, cariño" y ese "háztelo mirar", dos chuladas de baja calaña, la descalifican para cualquier discurso político medianamente riguroso. Su falta de modales, su agresividad y su nula categoría son patentes.

Por cierto, se marchó sin explicar quién pagó la alcaldada de Abel Caballero en Madrid a su mayor gloria y quién su apoteosis en el IFEMA en la que hizo sentarse sin empacho alguno al club de los abuelos deel PSOE que, con caras de pocos amigos, estuvieron tragando la quina de los ex-abruptos de este pintoresco personaje. Ninguno de ellos -salvo Zapatero, ya se sabe, que no anda sobrado de luces- ha vuelto a apoyarla en público. Lógico. Están avergonzados.

Lo de Patxi no es de recibo de pura hipocresía y lo de Sánchez algo mejor porque vino en su ayuda la doble miseria intelectual y moral de sus adversarios y eso que obviamente estaban de acuerdo en no atacarse y atacar ambos a Sánchez..

A lo largo de la noche subiré un post más detallado y razonado. Estas son las primeras impresiones al llegar a casa y ojear los medios online.

La corrupción y el liderazgo

Los madrileños andan cabreados con el PP. No mucho. Seis concejalías que se lleva C’s. No es tanto si se piensa que Madrid ha sido el epicentro del terremoto de la corrupción. El lugar en donde más claramente se ha robado, en donde hay más cargos públicos procesados y algunos en la cárcel. El lugar en el que una administración venal, pilotada por unos políticos presuntos delincuentes cometía todo género de desafueros en connivencia con una clase empresarial parasitaria del Estado o bien con experimentados hampones. El enésimo ejemplo en la historia de la ruina causada por la ineptitud y la codicia. Miles de millones malversados o hurtados al bien público, común. En Madrid, rompeolas de las Españas.

Seis concejalías de menos.

Irrisorio. Trasvasadas además a C’s, una especie de PP menos hirsuto y más cimbreante.

De todas formas, queda tiempo hasta las municipales. Un tiempo que seguirá llenándose con los relatos de la increíble vida y milagros del hombre de los mil chanchullos, antaño mano derecha de Esperanza Aguirre. La Aguirre contratada luego de una de sus dimisiones como cazatalentos en una empresa privada. Y a fe que da la talla. Su otra mano derecha, pues Aguirre solo tiene manos derechas, Granados, es protagonista asimismo de una supuesta historia delictiva tan rocambolesca como variada. Alguien, algún día, escribirá un diálogo entre González y Granados sobre su jefa. La cazatalentos batracios.

Habrá más castigo electoral a la corrupción. Esta comedia de hampones no ha hecho más que empezar. Raro será que Ruiz Gallardón se marche de rositas del embrollo ese brasileño y otras aventuras; como también que lo haga Ana Botella, cuyo inenarrable mandato, que empezó gritando recio spanglish en Río, culminó en un nido de buitres en el que vendió mil y pico viviendas protegidas y habitadas. Como debe esperarse a ver qué sale de esa pieza secreta de la Púnica a raíz de un contrato firmado por Cifuentes, que ya reconoce haber oído “rumores” sobre la gestión del Canal.

El otro dato es el factor de liderazgo, muy notorio en la alta valoración de Carmena y Villacís. Con una diferencia, entiendo: que Villacís es valorada por su partido (el que recibe los seis diputados que pierde el PP) mientras que el partido de Carmena es valorado por la persona de la alcaldesa.

La política municipal tiene sus usos. Si bien es parlamentaria en la organización, a los efectos prácticos, funciona presidencialmente. De ahí el factor de liderazgo personal. La gente tiene una relación con su alcalde(sa) distinta que con sus gobernantes. Se mueve más por razones de empatía o antipatía personales. Compárese la alcaldía de Botella con la de Carmena.

El conglomerado de la izquierda, Ahora Madrid (a su vez, plural) y PSOE, se queda como está. El baile de un concejal no es significativo. De ahí que el titular de El País sea engañoso: “Ahora Madrid” se convierte en “primera fuerza” no porque crezca (decrece), sino porque la otra ha pasado a ser segunda. Lo curioso es que suba el apoyo al PSOE siendo así que su portavoz, Purificación Causapié, tiene una valoración bajísima de menos 15 puntos, una distancia, pues, de 25 puntos respecto a la alcaldesa con la que está aliada. Algo que debiera hacerle reflexionar sobre el sentir de sus conciudadanos.

Finalmente, el toque wagneriano. El ocaso de la diosa. Cuarenta y siete puntos negativos le atizan los madrileños. Esto es lo que se llama poner punto final a una carrera en la ignominia. Había comenzado su andanza madrileña con la granujería del Tamayazo y la repetición de las elecciones. Las ganó, como ganaría las siguientes, por trepidante mayoría absoluta gracias a la financiación ilegal y en mitad de una orgía de expolio de lo público en beneficio de los gobernantes y sus clientes. Y eso mientras ella peroraba a los cuatro vientos las excelencias de las privatizaciones y el mercado libre. Al final, la ley del hampa.

diumenge, 14 de maig del 2017

Ganando Sánchez

La centralidad política del PSOE es cada vez más sólida. Las primarias monopolizan el foro público. Ya pueden las grabaciones de González mostrar que involucra al Santo Padre en la corrupción del PP. La atención pública se centra en el duelo entre Díaz y Sánchez. Tanto que toman partido hasta quienes votan y militan en otros partidos. Ya pueden los de Podemos convocar un jubileo (que tal parece) el día veinte con el fin de hacerse ver. Lo que importa es lo que pase el veintiuno. Porque tendrá repercusiones en el Estado. Es parecer general que nos jugamos mucho.

Por eso cunde el nerviosismo, sobre todo en la candidatura de Díaz, ya que en la otra van de sobrados. Se endurece el tono; vuelan las insinuaciones, la malevolencia y las amenazas. Fernández Vara afirma que, si gana Sánchez, el estará en contra por razones patrióticas. Le sale la vena nacional-pepera. Es el pánico desatado ante la inesperada verosimilitud de que gane Sánchez.

Y, sin embargo, estaba claro desde el principio. El titular de la estructura da en el clavo. Se vio en el primer momento a nada que se miraran las redes, ese mar de información, hoy dominante. El retorno de Sánchez tras la defenestración puso en marcha la estructura que se articuló virtualmente pero, y esto es esencial, prendió en la estructura real, tradicional. La dinamizó.

No obstante, solo con estructura no se gana, aunque esto es lo que creyó la candidatura de Díaz, sin preocuparse de nada más. Aparte de la estructura hace falta presentar un liderazgo. Este, a su vez, se articula en dos aspectos: la imagen y el discurso.

La imagen de Díaz es mala, fuera, al parecer, de Andalucía. Ese ánimo folklórico no tiene público. Arrastra, además, la sombra del complot para defenestrar al entonces SG, tanto más repelente cuanto que lo hizo para ponerse ella. La imagen de López es desvaída. Su propia candidatura duda de si es avisado seguir en lugar de retirarse. El vasco sigue, más por testarudez que por expectativas. La imagen de Sánchez es buena y tiene fácil presentación como símbolo que viene a deshacer un entuerto. Alienta encendidas simpatías por motivaciones morales: lealtad, congruencia, honradez, mantenimiento de la palabra dada, todas positivas. También las alienta Díaz, pero por otras motivaciones, más bien caracteriológicas y caudillescas: sabe ganar, trabaja sobrehumanamente, está ungida por los dioses y es cien por cien PSOE ganador.

Si la imagen de Díaz es mala, su discurso es inexistente. Los exabruptos que va soltando por la península sobre fraternidad y ganas y voluntad y fuerza no pueden darse como elementos de un discurso racional salvo en lo declamatorio. Y cuando intenta hablar de algo que no sea ella misma, se contradice. Quien sostenía hace poco que el PSOE no es de derechas ni de izquierdas, dice ahora que el PSOE es de izquierdas de toda la vida. La que se ofende cuando detecta alguna falta de respeto en la competencia se apoya en un fiel colaborador que llama hija de puta a una correligionaria. Quien se abstuvo para que gobernara Rajoy dice ahora que va a hacerle la vida imposible.

Díaz planea dar a conocer sus líneas programáticas al día siguiente del anunciado debate con los otros dos. Será para que no se las copien. El programa, ese documento del que tanto Díaz como López carecen. La una porque siempre dio por suyo el del partido ya que era la ungida, el otro porque su candidatura era puramente instrumental o táctica desde el principio. Y así se presentan ambos a un debate con un competidor que trae bajo el brazo un programa completo. Un punto esencial en toda comunicación: quien establece el marco, lleva mucho ganado. Ese programa y los pronunciamientos de Sánchez permiten ver un propósito de articulación de una izquierda democrática, posibilista, socialdemócrata. Exactamente lo mismo que tienen en Portugal y funciona muy bien. Seguramente por eso los medios le dedican menos atención que a Venezuela.

Los límites no están en la izquierda o cuánta izquierda, sino en las propuestas respecto a Cataluña. Aun así, la cautelosa y a todas luces insuficiente propuesta plurinacional de Sánchez (¡ay, el miedo a las palabras!) es mucho más atractiva que la cerrazón de Díaz en un nacionalismo hispano-andalusí que la convierte en subalterna del PP en su política de confrontación.

dissabte, 13 de maig del 2017

Orden y progreso

Es el lema de la doctrina positivista de Auguste Comte, que dominó buena parte de los siglos XIX y XX y aún hoy pervive en la bandera del Brasil, Ordem e progresso, aunque ya desprovisto de sus connotaciones dinámicas, avanzadas, progresistas. Para la mentalidad conservadora, hoy dominante, lo esencial es el orden, hasta el punto de que solo admite el progreso que se dé dentro de él. “El orden reina en Berlín”, escribía Rosa Luxemburg el 14 de enero de 1919, después de la derrota de la revolución y un día antes de que la asesinaran.

El progreso, sin embargo, suele darse rompiendo los límites del orden. Hay lo que llaman el crecimiento orgánico que supone evolución sin rupturas. No obstante muchos otros progresos van acompañados de rupturas del orden previo y, de este modo, la cópula original se convierte en antagónica.

Esa oposición metafórica explica a mi entender el sentido de las primarias: Díaz representa el orden y Sánchez el progreso. Díaz es secretaria general del PSOE(A) y presidenta de la CA andaluza. Orden. Cuenta con el aparato del partido y la gestora. Más orden. Tiene el apoyo de los barones. Orden y ordenanzas. Su discurso es institucional. Un discurso de orden que solo se diferencia del del PP en que quiere ponerse en su lugar.

Sánchez simboliza la mudanza, la renovación, el progreso. Se enfrenta al aparato, la institución, los barones y lo hace como un revenant justiciero, a vengar una afrenta, no en nombre propio, sino en el de aquellos que lo votaron en su día y a quienes se ha arrebatado su elección mediante un golpe de mano. Incidentalmente esto prueba también la inepcia de los golpistas (“chusqueros” los considera Borrell) al no rematar a su víctima. Regla básica del arte de la guerra: no puedes dejar al derrotado en situación de volver a atacar. De hecho, la caudilla lo había formulado nítidamente: “yo a ese lo quiero muerto”. No era un anhelo de necrofilia, sino una orden de ejecución.

Pero la ejecución no se consumó. No hubo tiro de gracia y el derrotado de ayer, habiendo levantado bandería entre la militancia por la recuperación de su dignidad, ha encendido un movimiento regeneracionista interno al PSOE. La ola está muy en la línea de la izquierda actual, con una ventaja añadida nada nimia: no es virtual, como los círculos de Podemos, sino muy real en las agrupaciones y casas del pueblo de todo el país. Esta candidatura ha despertado un adormecido orgullo de partido de izquierda democrática, en clara competencia con Podemos y que los adocenados dirigentes del orden y el aparato ni imaginaban. El progreso, la renovación del partido ha roto los límites del orden establecido y amenaza arrollar a su candidatura, que iba a culminar su carrera de apparatchik calzándose la SG en una vistosa parada.

El lunes que viene debatirán los tres aspirantes casi en cónclave, pues lo harán en Ferraz y a las 13:00, pasando la señal a las televisiones. Casi secreto. A la recogida de avales brotó la primera sangre. Pero el duelo ha seguido. Ahora es a muerte, figurada, claro. Duelo Díaz-Sánchez con el tercero López que, en realidad, por sus posibilidades y lo que dice, es más un testigo y, según algunos, padrino de Díaz. Padrino en el sentido de los lances de honor.

El debate debiera ser más abierto y en una TV pública o privada comercial de amplia audiencia. La gente está interesada en escuchar al próximo SG del PSOE y aspirante a presidenta . La cosa promete. Sánchez llega pertrechado con un documento repleto de propuestas en positivo tanto para la organización del partido y su relación con la otra izquierda, como para la gobernación del Estado, incluido el peliagudo tema territorial. Díaz, por el contrario, no trae nada. Parece que dedicará el fin de semana a pergeñar algo parecido a un programa de gobierno, que así saldrá. En cuanto al partido, nada: que todo siga como está, pero muy unido, con muchas ganas de ganar, en fraternidad de compañeros con ganas de ganar para disponer de un PSOE con ganas de ganar y que haga honor a un glorioso pasado con ganas de ganar. Y así. A veces emprende vuelo: la dirección del partido no tiene que estar en contacto directo con la militancia. Sí señor, para eso se inventaron los “cuerpos intermedios” durante las guerras de religión, muy actuales, como se sabe. El PSOE no es de izquierdas ni de derechas. Ni de centro, que no existe, pues la derecha se toca con la izquierda por su izquierda y la izquierda con la derecha por su derecha. ¿A que está claro? Respecto a la otra izquierda, asegura llena de desdén solo es útil cuando resuelve los problemas de la gente. Cierto. La otra izquierda, la derecha, el centro, el extrarradio y ella misma como persona: solo son útiles si son útiles.

La candidatura de Sánchez reitera su opción por la alianza de izquierda y la plurinacionalidad del Estado, sin entrar en mayores dibujos pues no es el momento. Se disipa así la interpretación malévola de El País de que el candidato daba con la puerta en las narices a Podemos. Hubiera sido absurdo. En primer lugar porque en democracia no debe darse con la puerta en las narices a nadie. Y aprovecho para señalar que “nadie” es “nadie” y no debe pues darse con la puerta en las narices a los indepes catalanes. En segundo lugar, los otros deben poner las narices para que les den en ellas y no parece ser el caso de Podemos ni de JxS.

Si Podemos o JxS se niegan a dialogar o ponen condiciones sine qua non, habrán situado la pelota en su propio tejado. Lo que el PSOE debe mostrar es una disposición a dialogar con todo el mundo sin condiciones. Esa es una posición más sensata y, es de suponer, ganadora, frente a la cerrazón de Díaz, que condena al PSOE a una sola salida: servir de muleta al gobierno del PP. Lo cual tampoco estaría mal necesariamente de no ser porque, en las circunstancias actuales, ni el PP ni Rajoy están en condiciones de gobernar.

divendres, 12 de maig del 2017

Los meandros de la izquierda

El triunfo moral de Sánchez en los avales ha dado un giro a las primarias. La candidatura de Díaz -ya lo había anunciado- ha pasado al ataque; la de Sánchez se ha defendido. Obviamente, ante un ataque, lo primero es defenderse; quizá también contraatacar, pero eso depende de las circunstancias. La defensa es inexcusable. Pero quizá lo más adecuado no sea defenderse a base de identificarse con el atacante. Eso, quizá, después de las primarias, cuando las legislativas, pero no antes porque puede falsear esas mismas primarias: si los dos candidatos proponen lo mismo, ¿por qué se presentan separados?

La izquierda española tiene dos tareas pendientes, de cuya solución depende su acceso al gobierno: su propia unidad y la solución de la cuestión catalana y, por extensión, de la cuestión nacional en España.

En cuanto a la unidad, da vergüenza repetir lugares comunes, como que sin unidad no hay nada que hacer ni perspectiva de gobierno, pero sin unidad se sigue. Y la situación no solo no remite sino que se agrava. Los dos partidos de la izquierda, en realidad, están partidos en otros dos. No hay dos de izquierdas, sino cuatro: dos Podemos (Iglesias/Errejón) y dos PSOE (Díaz/Sánchez). Desde luego ambos niegan fieramente la división. También negaban los enfrentamientos que dieron origen a esa división.

En esta situación de fragmentación se mantiene el deseo de unidad y, si hubiera algo más de coraje y audacia en los planteamientos esta no se plantearía solamente según el trillado criterio de reunificar cada partido dentro de sí mismo. Tan válida podría ser una coalición de errejonistas y sanchistas. Justo lo que ha puesto tan nerviosos a los conservadores del PSOE, con lo que el documento de línea política propugna ahora algo tan etéreo como una "alianza social de progreso", algo que suena a la "Alianza para el progreso" de los yanquies y los latinoamericanos en tiempos de Kennedy. O sea, nada. Palabras. El caso es rechazar toda insinuación de algo parecido a un "programa común de la izquierda", al estilo francés de los ochenta. 

Por eso se ha puesto tan contento El País que anuncia un rechazo de Sánchez al rupturismo de Podemos. Hay quien dice que es una interpretación interesada y quien ve un retroceso de Sánchez en su apertura a la izquierda. Conviene reflexionar brevemente. Más que los ataques de Díaz, lo que pone en un brete la disponibilidad de Sánchez al entendimiento de la izquierda es la sistemática (e inútil) agresividad de Podemos hacia el PSOE. Mantener que no hay diferencias entre el PP y el PSOE y que González, Aznar, Zapatero y Rajoy son iguales a 35 años de corrupción es volver a la más roma visión de "las dos orillas", algo tan elemental y maniqueo que resulta ridículo... y destructivo para el conjunto de la izquierda.

Esa obstinación anti PSOE tan cerrada que favorece a la derecha es algo inherente al corazón comunista que Podemos ha heredado de la absorbida IU. En consecuencia, es también cosa suya cómo cohonestar esa práctica de confrontación con el sempiterno discurso unitario. De la parte del PSOE lo sensato pareciera ser no cerrarse en la negativa de antemano, sino mantenerse abierto a explorar vías de entendimiento para coordinar las acciones, siempre que la otra parte actúe de buena fe.

En cuanto a Cataluña y, por extensión, la cuestión nacional, el retroceso "defensivo" de la candidatura de Sánchez es llamativo. El documento final precisa y aclara el alcance de la "plurinacionalidad" invocada en su día por el candidato. Se trata de naciones "culturales". Una precisión tan inane que, según sus mismos partidarios, no hará necesario tocar el art. 2 de la Constitución. Para remachar, se rehabilita el viejo proyecto federal del que nadie sabe nada; ni quienes lo proponen, porque se sigue con la mentalidad de que aquí no hay nada que negociar, nada que pactar. Aquí basta con imponer. La diferencia es si las imposiciones son más o menos abiertas.

¿Era necesario puntualizar tales trivialidades solo para defenderse de las proclamas patrióticas rojigualdas de la otra candidatura y conseguir no diferenciarse de ella? No, porque aún estamos en primarias y es preciso diferenciarse. Hubiera sido más pertinente reconocer que el concepto de "plurinacionalidad" es muy complejo y obliga a dilucidarlo mediante deliberación pública con intervención de todas las partes interesadas. Y que la forma que tomarían esas deliberaciones y negociaciones de alcance constitucional se decidiría mediante unas elecciones legislativas que podían tener carácter constituyente de hecho como ya lo tuvieron las elecciones de 1977. 

Esto es algo más o menos verosímil (lo creo poco verosímil por tardío) pero es algo. La izquierda no puede dejar de ofrecer una solución distinta a la de la derecha respecto al problema más grave del Estado español.

El vídeo sobre "el desencaje de Cataluña", en Blanquerna


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He comprobado que la calidad de la grabación es alta, tanto en sonido como en imagen.

Creo asimismo que es una buena exposición sobre cómo están la cosas en la cuestión catalana al día de hoy.

Nada más que decir. Está todo dicho en el vídeo.

dijous, 11 de maig del 2017

La confianza de Rajoy

Curiosa la respuesta del ministro de Justicia a la pregunta de si va a dimitir. Se da de bruces con dos experiencias de dominio común: una, la de que la confianza de de Rajoy no sirve de nada; dos, que no está Rajoy para otorgar confianzas.

La confianza de Rajoy no sirve de nada. De ellan disponían Mato, Soria, Bárcenas, Camps y demás casos excelentes servidores públicos. Disponían hasta que dejaban de disponer.

No está Rajoy para otorgar confianzas. ¿Quién se la otorga a él ante la petición de dimisión de Sánchez y la anunciada moción de censura de Podemos? 

La continuidad del ministro no puede depender de la confianza de alguien que no tiene autoridad para otorgarla. Y, aunque fuera así, como es de hecho, debe admitirse que también dependerá del juicio objetivo que merezcan sus actos. Todo el comportamiento del ministro, desde el mensaje estilo "sé fuerte" al detenido González hasta el inmenso lío con los fiscales y la supuesta injerencia del ministerio -o sea, el gobierno- en la administración de justicia prueban que su posición política es insostenible. Su reprobación la semana que viene está más que justificada, como lo están la petición de dimisión de Rajoy, de Sánchez, y la moción de censura de Podemos.

El ministro no puede comparecer en el Parlamento a refutar las acusaciones a base de negar los hechos, por lo demás palmarios. No puede ignorar que el Fiscal general tiene una denuncia contra el Fiscal anticorrupción, cuya ideoneidad para el cargo está cuestionada por todas partes. Aquí la cadena de confianzas se alarga: el Fiscal anticorrupción tiene la confianza del Fiscal general que la tiene del ministro, que la tiene de Rajoy que no se sabe de quién la tiene pues no cuenta con la mayoría de la opinión, ni del electorado, ni del Parlamento. 

No es solamente que el estado de la administración de justicia sea desastroso y con pinta de empeorar. Es que el conjunto del sistema político está gripado por la corrupción. El país está gobernado por personajes que dedican más tiempo (y recursos públicos) al cultivo de su imagen y sus estrategias mediáticas y procesales que a sus tareas de gobierno. Podría proponerse una entrada en el Guinness: el partido político con mayor cantidad de dirigentes y militantes procesados en delitos comunes en el más breve tiempo.

La dimensión del caso Lezo ha llevado al juez a trocearlo en seis piezas. Si se tiene en cuenta que emergen de continuo vínculos y relaciones entre Lezo, la Púnica y el caso Gürtel  puede calibrarse la densidad de esta red de presuntos delincuentes que engloba a las instituciones y el conjunto de la administración en todos sus niveles. Y qué capacidad de gobierno tienen unas personas literalmente acorraladas en lo judicial y lo parlamentario.

El PP solicita que Rajoy declare por videoconferencia. Sin duda se trata de evitarle la llamada "pena del paseo", aunque no se ve que haya razones para ello. Camina con frecuencia y garbo, no tiene impedimento alguno, dispone de abundante tiempo libre, ¿por qué no acudir en persona y ahorrar a la ciudadanía ese espectáculo del plasma?

Además, aunque la declaración se haga de esta guisa, y recordando que Rajoy es el presidente de un partido que más parece una asociación para delinquir, ¿quién asegura que en otra pieza de otro proceso conexo las partes no requieran la comparecencia del presidente de nuevo, como testigo o, incluso investigado?

El PP no está en condiciones de asegurar la gobernación del país. De ahí que sea tan importante el resultado de las primarias del PSOE. En ellas se juega la orientación del partido socialista en uno u otro sentido de un dilema: apoyar la continuidad del gobierno del PP con una oposición, para entendernos, "constructiva" o propiciar la salida del PP con una alianza de la izquierda de bloqueo.

De momento, en esta pelea, Rajoy parece haber depositado su confianza en Susana Díaz y eso puede tener consecuencias catastróficas para la candidatura de esta. Y, recuérdese, en cualquiera de los dos casos, nadie puede descartar la convocatoria de unas elecciones anticipadas, con un resusltado imprevisible.

Forcadell ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña

Mi artículo de elMón.cat,titulado Jueces contra políticos, versa sobre el procesamiento de los cargos electos independentistas por desobediencia, como los casos de Carme Forcadell, Anna Simó y otros antes y otros que vendrán después. El gobierno parece decidido a inhabilitar (y, en su caso, encarcelar) a la clase política catalana. Teniendo en cuenta que esta se apoya en un movimiento de amplia base política y social y que la regeneración de esa elite está asegurada, al final, es posible que el ejecutivo se decida por lo que acaba de decir García Margallo: suspende la autonomía catalana, previo acuerdo parlamentario que, según sean las primarias del PSOE, no le será difícil conseguir,  y toma el mando de los Mossos d'esquadra. Pero eso no es una solución ni a medio plazo. O sea, no es una solución.

El error está en empeñarse en resolver en los tribunales un conflicto político que exige soluciones negociadas, pactadas, políticas.

A continuación, la versión castellana:

Jueces contra políticos

La respuesta judicial del Estado español a la aplicación de la hoja de ruta de la mayoría parlamentaria enfrenta a dos poderes del Estado con intención de someter el uno al otros, el parlamentario al judicial. Obviamente, esto atenta contra la separación de poderes y la soberanía del Parlamento, cuyos miembros gozan de inviolabilidad en el ejercicio de su cargo. Esa inviolabilidad que Carme Forcadell i Anna Simó han demandado a la jueza que les ampare.

La inviolabilidad hace referencia a la función política del Parlamento. Este no pretende sustraerse a la acción de los tribunales en asuntos no políticos, de derecho común, incluso aunque la pintoresca institución del aforamiento suela extenderse en efecto a estos asuntos y se haga por huir de la acción de la justicia, lo cual no deja muy bien parados a los representantes del pueblo.

No es el caso con la función política del Parlamento y su concreción legislativa, que es soberana. En el caso de que la acción política del legislativo sea objeto de prohibición judicial, la mesa y su presidenta se verán en la disyuntiva de acatar la decisión judicial (prohibitiva) incumpliendo el mandato de la mayoría parlamentaria o cumplir este mandato y, por tanto, desacatar la decisión judicial. Si hace lo segundo pondrá al Parlamento bajo control judicial.

Se dirá que el Parlamento catalán no es soberano, como tampoco el TSJC lo es frente al Tribunal Supremo. Pero, a diferencia de la jerarquía aceptada de los tribunales, el Parlamento español, depositario de la soberanía, no la comparte con el Parlamento catalán.
Por este motivo, los partidarios de la mano dura judicial contra el independentismo señalan que no se encausa a nadie por sus manifestaciones u opiniones políticas, sino por la comisión de presuntos ilícitos como la desobediencia. Porque este es el núcleo del problema: tratar como una cuestión de legalidad por vía de represión judicial una que es eminentemente política, que se plantea en el terreno de la legitimidad. Desde la legitimidad suele ponerse en cuestión la autoridad de los tribunales –de estos tribunales concretos- para entender de la causa.

De aquí que este proceso sea un proceso político, se quiera o no. Es político porque los justiciables son políticos, con objetivos puramente políticos y sostienen que actúan en función de unas convicciones políticas y morales. El Estado niega este carácter político y moral a la cuestión. Pero eso es lo que han hecho siempre los Estados que se han enfrentado a movimientos de disidencia masiva y pacífica. Han perseguido a los dirigentes, acusándolos y condenándolos por la vía penal ordinaria.

El mismo Estado que insta la acción de los tribunales en defensa de la legalidad es el que acomete presuntas actividades de guerra sucia, como la denominada Operación Cataluña. Por descontado esto no afecta a la cuestión de que aquí se trata pero dibuja un contexto de operación política en todos los frentes, uno de los cuales es el judicial. Por una multitud de razones puede sostenerse que el poder judicial en España (incluido ahora el Tribunal Constitucional ya que tiene facultades que antes no tenía) no es independiente del poder político, sino, al contrario, su brazo ejecutor.

Reducir un conflicto político con choque de legitimidades (la soberanía del pueblo español y la del pueblo catalán y las de sus respectivos parlamentos) a una cuestión penal, individualizando la responsabilidad y, es de suponer, tratando de dar un escarmiento, no es una solución. La explicación de que se juzga la desobediencia concreta de Carme Forcadell et al., no puede ignorar el hecho de que esta presunta desobediencia se produjo por la obediencia a un mandato político de otro poder. Que detrás de Carme Forcadell hay centenares de miles, millones de voluntades. Que se juzga un símbolo. Los tribunales pueden inhabilitar a los imputados, pero ¿qué harán con los que los sustituyan en los cargos y procedan del mismo modo?

Al final, si quienes ejercen los cargos públicos son inhabilitados sistemáticamente será preciso dar un paso más y suspender las instituciones de autogobierno catalán. Esto es lo que demandan ya muchas voces de la derecha política y mediática. Y, llegados a esta situación, el nacionalismo español tendrá un problema constitucional por negarse a reconocer que tiene un problema constitucional.


dimecres, 10 de maig del 2017

El muerto viviente

Las tribulaciones de los socialistas europeos incitan a hablar de "crisis de la socialdemocracia", término que, a la luz de los últimos cincuenta años, no tiene un significado nítido. Los más informados la consideran parte de la "crisis europea" y en ella quedan por despejar cuatro incógnitas ante de pintar un cuadro tan incomprensible como el original.

La primera, la suerte que deparan los hados en las inmediatas primarias del PSOE el 21 de mayo. La segunda, las elecciones británicas de 8 de junio, en donde Jeremy Corbyn, del Partido Laborista, ya anuncia que, sea cual sea el resultado, no dimitirá. Debe de haberse hispanizado. La tercera, las legislativas francesas de 12-18 de junio para ver qué suerte corre el Partido Socialista después de la defección de Valls a las no-filas de Macron y tocando a difuntos. La cuarta, las federales alemanas de 24 de septiembre, en donde Martin Schulz tiene que ilusionar lo suficiente al electorado para conseguir que las cosas se queden como están en la Gran Coalición. 
 
Cuatro fechas  que decidirán el inmediato futuro de cuatro de los partidos socialdemócratas europeos más importantes. En cuatro situaciones muy distintas y peculiares. Parece como si no tuvieran nada en común para englobarlos en una misma familia. Y, sin embargo, sí lo tienen; y no es solamente el hecho de ser partidos añosos. Los cuatro son, como el resto de partidos socialdemócratas, partidos socialistas democráticos. De esta forma, cuando se habla de "crisis de la socialdemocracia" se viene a decir "crisis del socialismo democrático" o, más claramente, "crisis de la izquierda democrática". Y eso son ya palabras mayores con el cavernoso eco de la polarización política en dos extremos irreconciliables. 

Y ¿por qué se producen estas turbulencias y trastornos en la antiguamente próspera socialdemocracia hasta el punto de que la dan por muerta? Desde el punto de vista de la derecha por ser demasiado socialista; desde el de la izquierda más radical por no serlo suficientemente. El socialismo democrático es acusado al mismo tiempo de ser y no ser socialista. Pero de lo que nadie le acusa es de no ser democrático o de serlo demasiado. 

Sin déficit de democracia, lo que sí tiene cuestionado el socialismo democrático es su carácter socialista. Y esa es su tarea: definir un socialismo viable en una sociedad abierta que no incurra en un dirigismo ruinoso. ¿Puede hacerse? Sin duda. De hecho esta posibilidad (casi diríamos, necesidad) de un socialismo y una izquierda democrática es la que asusta a la derecha. De ahí que se mande el mensaje en los medios de que la "crisis de la socialdemocracia", en realidad, se debe a la supuesta  tendencia actual de los partidos socialistas a virar hacia la izquierda. Si algo tienen en común el español Sánchez, el francés Hamon y el británico Corbyn es que los tres miran a la izquierda y esa es la razón de que sus partidos no levanten el vuelo electoral.  Eso dicen.

En el caso de España ese es exactamente el discurso de apoyo mediático e institucional del PSOE de la gestora de Díaz. La argumentación es simple: al alzar bandera de izquierda, Sánchez se echa en brazos de Podemos y garantiza un futuro de peligros e incertidumbres. Una parte de Podemos afirma, por boca de Errejón, que apoyarán un referéndum catalán unilateral si no se puede pactar. Ante semejante bestia negra, Díaz y sus apoyos políticos, institucionales y mediáticos sostienen que lo más sensato es anteponer los intereses nacionales formando una "unión sagrada" con el PP.

Y esta es la divisoria de la socialdemocracia, la de la izquierda y la derecha, como siempre. Quienes quieren aliarse con la derecha para hacer frente al independentismo y quienes quieren aliarse con Podemos para echar a la derecha y ya se arreglarán con los independentistas. Se pueden señalar todas las peripecias que se quieran. Si uno apoya un proyecto y otro se abstiene; si el otro rechaza algo y el uno no lo favorece. En el fondo, la cuestión es siempre la derecha y la izquierda. 

La cuestión que se dirime el próximo 21 de mayo.

Hoy, debate sobre Cataluña y España

La embajada cultural de la Generalitat en Madrid acoge un interesante ciclo sobre El (des)encaje de Cataluña en España en el que se viene analizando desde distintas perspectivas este contencioso que actualmente domina la vida pública española. La de mañana se ha reservado para la visión politológica, siempre a cuestas con la contingencia de sus saberes. La falta de una clara doctrina respecto a qué sea España desde ninguno de sus ángulos facilita o empeora las cosas, según se mire. Un relativismo atroz en el que los politólogos nos sentimos a gusto.

Debatiremos Josep María Vallés y un servidor, lo cual no promete grandes emociones porque somos viejos amigos, colegas, compañeros y nos une gran aprecio por encima (o, quizá, por debajo, que en estos tiempos no está uno muy seguro) de banderías de todo orden, incluido el nacional. Por fortuna aparece el profesor Ferri como moderador y si bien es difícil imaginar un papel menos apropiado para el personaje, en este caso será como una bendición del cielo, pues le caracteriza un toque apasionado y radical que nunca deja tranquilas las medias tintas y estoy seguro de que nos lanzará diversos tipos de provocaciones, con lo que el debate ganará en vistosidad.

dimarts, 9 de maig del 2017

Mañana, Palinuro en Blanquerna sobre Cataluña

La embajada cultural de la Generalitat en Madrid acoge un interesante ciclo sobre El (des)encaje der Cataluña en España en el que se viene analizando desde distintas perspectivas este contencioso que actualmente domina la vida pública española. La de mañana se ha reservado para la visión politológica, siempre a cuestas con la contingencia de sus saberes. La falta de una clara doctrina respecto a qué sea Europa desde ninguno de sus ángulos facilita o empeora las cosas, según se mire. Un relativismo atroz en el que los politólogos nos sentimos a gusto.

Debatiremos Josep María Vallés y un servidor, lo cual no promete grandes emociones porque somos viejos amigos, colegas, compañeros y nos une gran aprecio por encima (o, quizá, por debajo, que en estos tiempos no está uno muy seguro) de banderías de todo orden, incluido el nacional. Por fortuna aparece el profesor Ferri como moderador y si bien es difícil imaginar un papel menos apropiado para el personaje, en este caso será como una bendición del cielo, pues le caracteriza un toque apasionado y radical que nunca deja tranquilas las medias tintas y estoy seguro de que nos lanzará diversos tipos de provocaciones, con lo que el debate ganará en vistosidad.

Porque más provocaciones que las que la realidad muestra al entendimiento entre España y Cataluña es difícil encontrar.

En fin, el acto, con entrada libre, tendrá lugar en Blanquerna, c/Alcalá 44, a las 19:00.

Allí nos vemos.

Un solo acto

La democracia es debate, deliberación, foro público, participación. Va de adoptar decisiones colectivas. Y de hacerlo con la mayor cantidad de información posible. No hay problema con esa frecuente objeción del "exceso" de información. Es cierto que de nada conviene que haya demasiado. Pero queda por saber quién decide cuándo es demasiada la información. Y quien mejor puede decidirlo es el que la consume; no el que la fabrica.

Sea pues bienvenido un debate de los tres candidatos que llevan meses hablándose e increpándose más o menos veladamente de mitin en mitin por toda la geografía española. Hasta parece poco. El lugar elegido, Ferraz, acentúa la dimensión interna partidista de las primarias. Está bien, sobre todo porque, además, pasarán la señal a las demás televisiones. Pero tampoco estaría mal un debate en alguna cadena comercial o pública de gran difusión. Al fin y al cabo, el SG del PSOE acabará siendo el candidato a la presidencia del gobierno. Hay un interés generalizado y seguro que la audiencia sería muy alta. El país entero está siguiendo la pugna entre una España cañí rotunda y otra civil incipiente, entre el poder de las instituciones y el de la multitud. Dos formas de ser, dos modelos de partido, dos proyectos para ese impreciso territorio entre la derecha neofranquista y la izquierda de las dos orillas. La presencia del tercero en la discordia, López, solo añade cavilaciones estratégicas a la peripecia.

Otra cosa es cómo los candidatos afronten este debate. Pasar de las arengas en los mítines al diálogo cara a cara, al coloquio personal es entrar en otra dimensión. Y ya no se diga cuando, pasado el evento, comiencen a largar los de los lenguajes no verbales. Hablar a los vientos, a las muchedumbres, a los micrófonos, a la posteridad, es una cosa; hacerlo a otro que puede contradecirte allí mismo, y lo hará, es otra.

Es la distancia corta. La atención que suscitará obliga a llevar una doctrina clara, concisa, original y viable. Eso es más importante que tratar de desacreditar al contrario. Aquí se trata de mensajes y los mensajes han de ser entendidos. Cierto que también va de carisma. Pero el carisma es algo etéreo que depende del reconocimiento de los demás. Por eso, el que se obsesiona con él y sobreactúa, resulta ridículo. 

Son muchas las consejas que lloverán a los candidatos en los preparativos de ese encuentro. Tendrán docenas de expertos y asesores. En mi modesta opinión, dos rasgos bastan para salir airoso: sinceridad y rapidez porque las dos muestran espontaneidad, que gana el corazón de la gente.

Hoy, debate sobre Europa en Barcelona

Ha sido una feliz coincidencia. A dos días de las elecciones francesas, la editorial Herder y el monasterio de Pedralbes (Barcelona) organizan un debate con motivo del día de Europa, al que han tenido el gesto de invitar a Palinuro. Se presenta el libro ¿Dónde vas Europa? al que el dicho Palinuro ha contribuido con un capítulo que lleva el osado título de La Europa realmente existente. En la mesa de diálogo, moderada por Jaume Collboni, participan también Victoria Camps, Milagros Pérez Oliva y Miquel Seguró, uno de los dos compiladores de la obra. El otro es Daniel Inerarity. Promete interés y nivel. El acto tendrá lugar a las 19:00 en el Monestir de Pedralbes, c/ Baixada del Monestir, 9. La entrada es gratuita.

La elección de Macron abre alguna esperanza a la recuperación del espíritu europeísta, muy zarandeado en los últimos tiempos y todavía no repuesto de la salida del Reino Unido. Mayor, desde luego, que si hubiera sido electa Le Pen, dispuesta a hacer tabla rasa de aquel espíritu e implantar una forma nueva, suave, risueña, de fascismo. Porque el fascismo, como todo en Europa, muda, se trasmuta, cambia de forma (aunque no de fondo) hasta el punto de que algunos de sus adeptos no lo reconocen. 

Recuérdese, Europa es una princesa frigia secuestrada por Zeus en una de sus aventuras extramatrimoniales y de la mayor trascendencia pues de la coyunda nacieron tres varones: Minos, Radamanto y Sarpedón, nada menos. Pero, en realidad, el nombre del mito que mejor casaría con el continente (que tampoco es continente) es el de Proteo, el dios que conocía el futuro pero solo lo revelaba a quien lo atrapara y atraparlo era imposible porque tenía el don de cambiar de forma. Como Europa, un continente proteico.

En el orden cristiano que, imperdonablemente, olvidaba, los organizadores nos harán un regalo impagable, pues nos mostrarán, con guía incluida, el monasterio. Una joya del gótico catalán, construido a instancias de la reina Elisenda de Montcada a mediados del siglo XIV para la orden de las clarisas, o sea, franciscanas que quedaban bajo la protección del Consell de Cent. Contiene el claustro gótico más grande de Europa y en su iglesia luce fabulosos frescos de Ferrer Bassa en el estilo llamado "gótico internacional", a la maniera de Giotto, Simone Martini, Cimabue, etc. Desde luego es un sitio idóneo. Quizá no haya nada tan europeo (en el sentido de unidad transnacional) que el gótico.

dilluns, 8 de maig del 2017

La lucha por la supervivencia

Ha costado a los socialistas de la junta gestora rendirse a la evidencia de que su victoria en los avales, en realidad, era una derrota. Más les está costando aquilatar sus efectos, saber hasta dónde llega, qué posibilidades tienen ellos.

Por supuesto, la caudilla seguirá dándose por ganadora y llamando "segundón" a Sánchez. No puede hacer otra cosa y, probablemente, ni se le ocurre. Solo se le alcanza, por lo que le aconsejan sus asesores, "endurecer" su discurso, llevarlo a aquellos lugares en los que no se ha oído, echarse a los caminos de España, como hiciera meses antes Sánchez. Pero, para "endurecer" el discurso, llevarlo a otros lugares, hacerse los caminos, la condición inexcusable es tener un discurso. Y no es el caso. Por lo que se ha oído hasta la fecha, las intervenciones públicas de Díaz son de una pobreza intelectual apabullante y eso ya no puede ocultarse. Escuchar la sarta de vulgaridades y topicazos sin sentido que suelta en cada una de sus frenéticas arengas horroriza a cualquiera. De todas las viejas glorias que la acompañaron en el Ifema, solo el bueno de Zapatero ha mostrado su apoyo a la candidatura de la andaluza. Los demás están silentes y, sin duda, asustados.

Por otro lado, fabricar un discurso no es sencillo. Hay que tener datos, información, propuestas, razones. Cosas que no se improvisan. Y no solo eso: hay que tener una causa eficiente, un momento inicial que lo justifique. El de Sánchez es el ignominioso golpe de mano en el que fue defenestrado, un 1º de octubre. El de Díaz no tiene fecha ni momento concreto pues responde solamente a su deseo y ambición personal de ser SG y candidata al gobierno de España.

Así que, como no hay discurso, "endurecerlo" quiere decir que van a pasar a (más) guerra sucia, con insultos y difamaciones. Todo eso mientras predican la concordia entre compañeros. Insultando y poniéndose rabiosos, que es como están, perderán las primarias. Incluso si se produce alguna de las maniobras que la rumorología atiza: López retirándose a favor de Díaz (que era lo inicialmente previsto, para restar votos a Sánchez) o Díaz a favor de López (algo que empieza a valorarse ahora que se ve que la caudilla no arrastra votos) el resultado será el mismo. Perderán.

Salva sea la parte

Sí, estaba todo el mundo muy nervioso. Le señora parecía traer las peores intenciones, avivando las memorias del fascismo. En Europa, muchas. Y da igual que venga con botas o zapatos de tacón, en militar o civil, adusto o sonriente, pardo o azul. Fascismo es, aunque no lo parezca.

Pero el electorado ha resuelto el angustioso dilema de un modo rotundo. Se ha pronunciado por una figura síntesis de tradición y modernidad, de nacionalismo y europeísmo. Es un enarca, como mandan los cánones napoleónicos, pero también un financiero al nuevo uso, y un antiguo ministro socialista que dejó el partido para probar suerte a la presidencia con un movimiento creado ad hoc. Tiene algo de bonapartista y un toque gaullista que le permite hablar de recuperar la France y recuperar una Europa francesa. Esto coincidirá más o menos con el programa de otras tendencias pero es una opción plausible en los tiempos que corren. Es decir, la ambigüedad de Mélenchon y sus seguidores entre los dos candidatos es moralmente impresentable.

La malpensada Le Pen sintetizó la opción electoral diciendo que, fuera cual fuera el resultado, Francia estaría gobernada por una mujer: ella misma o Frau Merkel.

Eso se verá a partir de ahora. Es verdad que Macron representa una candidatura con tintes populistas y tecnocráticos que canaliza el descontento con el sistema habitual. Pero no es un tecnócrata impuesto por Europa sino autóctono, francés. Y eso todavía es una garantía.

Mañana, Palinuro en debate sobre Europa en Barcelona

Ha sido una feliz coincidencia. A dos días de las elecciones francesas, la editorial Herder y el monasterio de Pedralbes (Barcelona) organizan un debate con motivo del día de Europa, al que han tenido el gesto de invitar a Palinuro. Se presenta el libro ¿Dónde vas Europa? al que el dicho Palinuro ha contribuido con un capítulo que lleva el osado título de La Europa realmente existente. En la mesa de diálogo, moderada por Jaume Collboni, participan también Victoria Camps, Milagros Pérez Oliva y Miquel Seguró, uno de los dos compiladores de la obra. El otro es Daniel Inerarity. Promete interés y nivel. El acto tendrá lugar a las 19:00 en el Monestir de Pedralbes, c/ Baixada del Monestir, 9. La entrada es gratuita.

La elección de Macron abre alguna esperanza a la recuperación del espíritu europeísta, muy zarandeado en los últimos tiempos y todavía no repuesto de la salida del Reino Unido. Mayor, desde luego, que si hubiera sido electa Le Pen, dispuesta a hacer tabla rasa de aquel espíritu e implantar una forma nueva, suave, risueña, de fascismo. Porque el fascismo, como todo en Europa, muda, se trasmuta, cambia de forma (aunque no de fondo) hasta el punto de que algunos de sus adeptos no lo reconocen. 

Recuérdese, Europa es una princesa frigia secuestrada por Zeus en una de sus aventuras extramatrimoniales y de la mayor trascendencia pues de la coyunda nacieron tres varones: Minos, Radamanto y Sarpedón, nada menos. Pero, en realidad, el nombre del mito que mejor casaría con el continente (que tampoco es continente) es el de Proteo, el dios que conocía el futuro pero solo lo revelaba a quien lo atrapara y atraparlo era imposible porque tenía el don de cambiar de forma. Como Europa, un continente proteico.

diumenge, 7 de maig del 2017

Primera sangre

Las primarias del PSOE suscitan tal atención que no solamente tienen a Podemos en una penumbra mediática insólita sino que han conseguido oscurecer la corrupción del PP, una charca repleta de batracios. No a propósito, claro está en ninguno de los dos casos. El enfrentamiento en el PSOE es importante en sí mismo; afecta a la gobernación del Estado en todos sus sentidos. Es para tomárselo en serio. No que la corrupción o Podemos no sean importantes, pero tienen un alcance menor, la primera en lo penal y la segunda en lo político.

Obsérvese asimismo, y no es por fastidiar, que es una confrontación muy profunda en la que se da una muy alta participación de las bases y no solo en la manifestación del voto (o de su anuncio), sino en las deliberaciones y el activismo tanto en lo real/convencional como en lo virtual. En un clima de apasionamiento y relativa contención. Las primarias han abierto un foro público en el que interviene todo el mundo y en el que se ventilan cuestiones que a todos interesan de modo bastante abierto y civilizado. Es un debate político y, por ende, con mucho personalismo, pero de cierta altura y conducido en unas estructuras de partido virtuales pero también reales; y no solo reales, sino hasta cierto punto comunitarias porque la militancia socialista tiene a orgullo una especie de cultura política de compañerismo que es casi una mística. Un partido con casi 140 años de historia no es cualquier cosa.

El enunciado de Sánchez de dos modelos de partido es una formulación sintética de de la doctrina programática de su candidatura, llamada Nueva Socialdemocracia, esto es, una puja en el actual debate sobre la crisis de esta corriente. En su versión hispánica, el debate contrapone de un lado una socialdemocracia de centro, con ínfulas social-liberales y escorada a los pactos con la derecha, el apoyo a la dinastía y el conjunto del statu quo y del otro una socialdemocracia de centro izquierda, de carácter reformista, partidaria de la revisión constitucional y, por tanto, no comprometida de antemano con el mantenimiento del statu quo.

En ambos casos el PSOE aparece como pieza necesaria de una coalición, pero en la de la derecha (la gran coalición) como una pieza secundaria y en la de la izquierda el programa común de la izquierda, como la pieza principal. Desde el punto de vista del interés del partido, el asunto es claro. Pero luego están los intereses de las personas que hablan en nombre de los partidos. A Iglesias no le interesa el triunfo de Sánchez porque el pacto de la izquierda perpetuaría la subalternidad de Podemos. Y de ahí puede seguirse que quizá, a pesar de todo, no haya gobierno común de la izquierda. Pero aun así, tampoco sería peor desde un montón de puntos de vista que un gobierno de gran coalición PP-PSOE.

Eso es lo que se decide el próximo veintiuno: socialdemocracia de derecha liberal apoyando al PP vergonzantemente con un discurso falaz de “dura oposición”, o socialdemocracia de izquierda, de izquierda democrática con el modelo a la vista del gobierno de izquierda en Portugal.

Las dos campañas se dan en estos marcos y a ellos ajustaban su estrategia, la de la caudilla, típica Blitzkrieg o guerra relámpago de todas las baterías del aparato con aniquilación del adversario, deslumbrado por el resplandor de los miles de avales, igual que la pobre Semele murió abrasada al aparecérsele Zeus en todo su fulgor. La del defenestrado justiciero mediante la formación de un “ejército de nuevo tipo”, una movilización ideológica, por principios, al estilo del pueblo en armas por sus libertades, el único capaz de frenar el avance de los acorazados del aparato y su estructura clientelar y mediática.

Y lo consiguió. Lo frenó. Tanto lo consiguió que ahora es la caudilla quien tiene que elaborar una estrategia para frenar a Sánchez. Es un empeño tan inepto como el planteado en la campaña de los avales, aunque a la inversa. Si ahora, presa del pánico y el despecho, se orienta a atacar a su adversario, le habrá regalado la campaña porque él podrá permitirse ignorarla y concentrarse en las propuestas positivas y, por supuesto, conciliadoras.

El resultado pinta optimista para el Sánchez por quien nadie daba un ochavo hace seis meses. Su peor enemigo, que siempre acaba apareciendo, será el exceso de confianza que encierra el mismo peligro en el que cayó Díaz, el de infravalorar al adversario. Por ejemplo, no es cierto que la suya sea la única alternativa, aunque se lo diga a Patxi López, que no es un lince. La suya es una de las dos opciones por las que probablemente se decidirá una mayoría de militantes. Se entiende por qué la llama "única", por economía de lenguaje. Ahora tiene dos semanas para explicarla, justificarla, razonarla, compararla con la otra y demostrar que en efecto es mejor. De igual a igual. 

Para ello nada más apropiado que celebrar cuando menos un par de debates en la televisión, en los formatos que se juzguen más adecuados pero en donde la gente pueda hacerse una mejor idea de qué proponen qué candidatos, para cuándo y cómo se hará, las cuatro cuestiones que definen la política, según nuestro antepasado Harold Lasswell.

dissabte, 6 de maig del 2017

La victoria pírrica de Díaz

Díaz aparece exultante con el resultado de los avales, ignoro por qué, si no es porque considere que un caudillo debe estar siempre exultante, incluso en la adversidad. Es así: el resultado de los avales le ha sido adverso; muy adverso. Todo el mundo detecta desconcierto en su campo, su candidatura, sus seguidores. No esperaban estos datos aunque, últimamente, empezaban a temerlos. Pero tenían esperanza. Ahora la han perdido. Descontaban una victoria aplastante de Díaz, un abismo en avales. Y tienen un empate práctico. Han conseguido una victoria pírrica que augura un riesgo de derrota grave a la hora de la verdad.

El malévolo comentario de la caudilla sobre Sánchez, (la tercera vez que alguien se alegra de quedar el segundo), pretende restar valor a los resultados de este a base de ignorar la tremenda desigualdad en que han competido ambas precandidaturas. En el fondo, todos saben que ese segundo puesto de Sánchez equivale al primero en un sentido moral. Díaz, más positivista, dirá que la moral está muy bien pero lo que cuenta son los avales. Sin embargo, los avales no son votos. Esos se verán el día 21.

Así que los avales muestran los apoyos a una precandidatura y tienen el peso que tienen, fundamentalmente moral. La campaña de Díaz ha sido clamorosamente institucional, apoyada, jaleada y parece que financiada por el aparato, con el aplauso de los medios, el beneplácito del partido del gobierno y la aquiescencia de algunos poderes financieros. Tan formidable despliegue esperaba un resultado apabullante, uno que hiciera innecesarias las primarias, como sucedió con el ascenso de Díaz a la SG del PSOE-A. Y se ha encontrado en una situación muy equilibrada y que, de no ser por la candidatura de López, hubiera sido una victoria absoluta de Sánchez.

Este se ha presentado en unas condiciones patéticas de desigualdad. Defenestrado, forzado a dimitir, ninguneado primero, vigilado después, acosado, obstaculizado, ha hecho una campaña a la americana y ha levantado una oleada de entusiasmo entre la militancia que lo ha colocado en ese segundo puesto que Díaz tanto desprecia y sus allegados y apoyos (es de suponer, salvo que sean tan zotes como ella) tanto temen. Porque es un segundo puesto que anuncia un primero el día 21. Considérense los resultados por comunidades y dígase si no es cierto que mientras Díaz gana en el sur de España y queda muy mal en el norte (prácticamente desaparecida en el País Vasco y Cataluña), y mientras Patxi López mantiene su fuero en los límites del árbol Malato, siendo malquisto en el resto del reino, a pesar de su amor por la unidad, Sánchez gana en la mitad norte del país y queda en situación digna y holgada en el sur.

Dada la hipersensibilidad del personal en estos ámbitos, diremos que López es dirigente nacional vasco, Díaz dirigente nacional andaluza y ámbito de influencia y Sánchez dirigente nacional español. Esta última condición es peligrosísima porque está sometida a todo tipo de tensiones entre quienes dicen que España no es una nación y quienes afirman que es la única nación que hay en España. Si Sánchez está o no en situación de ofrecer alguna solución de compromiso en este conflicto queda por ver. No cabe duda, en todo caso, de que es quien tiene una apoyo mayoritario equilibrado en el conjunto del país. O si se quiere mirar con una lente más realista: el que despierta menos animadversión.

Hasta aquí hemos llegado. El desconcierto y temor del socialismo de la gestora se muestra en el artículo que publica Rodríguez Ibarra en El País, Quien no lo ve, está ciego. Lo publica después de los avales; no antes y respira una congoja y un ánimo muy distinto al de exultación de Díaz. Ibarra llama ahora a la unidad de las tres candidaturas dado el momento excepcional en que se encuentra el partido. No sé incluso si no propone un triunvirato, de no ser porque Díaz es mujer. En todo caso es un dislate solo atribuible al pánico; al pánico que provoca Sánchez en la SG. Porque es inimaginable que Díaz y Sánchez compartan quehacer alguno por la misma razón por la que la víctima y el victimario no pueden convivir.

La oferta de Sánchez a López puede parecer ingenua y lo es, además de impropia. Revela que acepta la interpretación de los avales que hace la candidatura contraria, la del segundo puesto cuando, si se tiene en cuenta lo suprascrito, ese segundo puesto es moralmente el primero. Sánchez ha resultado ser caballo ganador de raza cuando parecía un pepla. Y ofrece la batalla en el terreno que la caudilla considera propio, el del ganador. Porque tiene esa perspectiva, sino, ¿de qué se iba a ofrecer una solución de compromiso,  desde las páginas de El País, principal abanderado de la causa de Díaz junto al ABC? ¿De qué iba el mismo diario a cuestionar amargamente las primarias?

Si el asunto sigue abierto a la duda, nada más sensato que convocar a los tres candidatos a uno o varios debates en las televisiones. El interés está en lo que se digan los dos con posibilidades reales, sin demérito, claro está, de las aportaciones de López quien no tiene margen de maniobra precisamente porque la ingenua oferta de Sánchez lo ha obligado a reafirmar su independencia hasta el final, con lo que sus votos no podrán ir a Díaz.

El resultado dependerá de la congruencia entre los votos y los avales, así como la aportación de quienes no han avalado pero pueden votar. Una cuestión de fidelidad de los votantes a sus propios avales. Se admiten apuestas.

divendres, 5 de maig del 2017

Los avales

El PSOE sigue ocupando la centralidad política. Roto, desvencijado, mal avenido, con líderes que no se saludan y solo se relacionan epistolarmente (para regocijo de las redes) y en una situación parlamentaria imposible a causa de la moción de censura de Podemos que lo pone literalmente a los pies del gobierno. Aun así, es el centro de la atención mediática que informa sobre la recogida de avales (un proceso restringido a la militancia) como si de unas elecciones generales se tratara. Hay incluso quien, llevado de algún delirio común, dice que, en realidad, los avales y las primarias en general son una cortina de humo para tapar la corrupción del PP, de paso, la que toca al PSOE. 

Celosos a su vez de este amor de los medios por un proceso interno de los socialistas, los de Podemos han convocado la manifa de apoyo a la moción de censura el 20 de mayo, la víspera de las primarias. Oficialmente, se trata de maridar las dos vías de acción de Podemos, la parlamentaria y la callejera. Podríamos tratar este asunto, pues tiene su miga, pero no merece la pena ya que es un mero pretexto. Lo esencial es reñir al PSOE la centralidad política vía imperio mediático. Y de ahí la fecha de la convocatoria. La cuestión por dilucidar es: ¿de qué hablarán los medios al día siguiente? ¿De la manifa o de las primarias del PSOE? Supongo que de las primarias porque en ellas se dirime una cuestión básica para el sistema político, si el PSOE se pronuncia por el status quo en todos sus aspectos o por la renovación del propio partido y del país, está por ver en cuántos de sus aspectos.

Al margen de consideraciones estatutarias, los avales vienen a ser como sondeos de intención de voto. Parecen facilitar una imagen tosca del resultado con todas las cautelas posibles: que un aval es público y un voto, secreto; que el aval no obliga a votar; que la participación ha sido muy alta, pero queda un 30% del censo por manifestarse; y que se manifestará o no. Con todas esas precauciones y a falta de comprobación y proclamación oficial, se puede examinar el sentido de los avales recogidos atendiendo a la estrategia de Díaz, la de Sánchez y a los resultados.

La estrategia de Díaz. Partía con un hándicap: la noche de la defenestración del 1º de febrero. Tenía que lavar su imagen. Pero estaba segura de conseguirlo y su equipo planeó un ascenso de la presidenta a la SG tan arrollador e indiscutible que quizá no hicieran falta primarias. Contaban con que Sánchez asumiría su muda condición de víctima y la militancia aceptaría el oscuro golpe de mano y los tejemanejes de la gestora sin un murmullo. No se esperaban la rebelión democrática que hubo ni la recuperación de Sánchez como candidato, con una figura rodeada de un halo de justiciero. Una imagen capaz de destruir el avance del risueño Moloch burocrático de la candidatura de Díaz que, a fuer de segura de sí misma, no tenía ni progama. Y la ha destruido. En el campo de Díaz no había plan B. La amarga confirmación del empate en intenciones (ni la candidatura de López ha conseguido frenar la del defenestrado, aunque avales ya le ha restado) no solo deja la de Díaz desarbolada sino sin capacidad de reaccionar cambiando el mensaje, el discurso, el estilo. Ningún asesor parece capaz de explicar a Díaz que ese espíritu populista, caudillil, hecho de lugares comunes y frases hueras, con mucha idiosincrasia quizá sea atractivo al sur; en la mitad norte de España produce mala impresión, por decirlo con suavidad. El problema es que la señora no puede cambiar porque es su carácter y lo que ha hecho toda la vida: escalar puestos en la estructura orgánica de su partido, impulsada por una evidente ambición personal y sus ganas de ganar. La idea de que, para ser SG del PSOE y candidata a la presidencia del gobierno hace falta tener algo más que ganas ni se le pasa por la cabeza y, al parecer, tampoco a ninguno de sus consejeros.

La estrategia de Sánchez. Se ha limitado a recomponerse, a resucitar, que no es poco. Cuando todos lo daban por liquidado, hizo una retirada a los cuarteles de invierno y regresó convertido en otro, con un grupo de fieles compañeros/as (los fieles compañeros/as anteriores ya le habían traicionado) y la voluntad de ponerse al frente de un sordo, reducido, incipiente movimiento de rechazo al golpe del 1º de octubre. Visualícese la imagen: el guía que vuelve del desierto, con un grupo de discípulos, a hacerse cargo de su misión de liberar a su pueblo. Imbatible. Ya podían los medios cerrar sus micrófonos, platós o portadas a su opción e informar (cuando no alentar con descaro) la candidatura de la caudilla del aparato, los barones, las viejas glorias y el Ifema. La militancia, a través de las redes, se coordinó y recuperó al líder al que ya había votado una vez y ahora venía del frío. Con eso, Sánchez hiló un discurso ganador dividido en dos partes: una manifiesta y otra latente. La manifiesta: retornaba el "no" a Rajoy (fortalecido ahora con el episodio de los presupuestos) y unas propuestas concretas sobre políticas, sobre la izquierda, las relaciones Iglesia Estado, sobre el carácter del Estado. Se pueden compartir o no, pero son tangibles, no meras invocaciones a las ganas de ganar. La parte latente es la de su contraposición de dos modelos de partido, dos proyectos para el PSOE, para la izquierda y para el país, muy a imitación del gobierno de la izquierda en Portugal.

Los resultados. Una ojeada a los resultados de los avales muestra el mapa de las dos Españas que, claro, determinan dos modelos de partido. En la comparación entre Díaz y Sánchez, Díaz gana en el Sur: Ceuta, Andalucía, Murcia, Extremadura, Castilla La Mancha, Madrid y Aragón, que figura como excepción). En el norte gana Sánchez, con la excepción de Melilla y un par de puntos curiosos en otras zonas que remachan más la imagen tópica a fuer de muy real. En el País Vasco, Sánchez cede ante López, pero Díaz literalmente desaparece; en Cataluña recoge un exiguo 5%. Los barones tampoco parecen concitar mesnadas. Los de Extremadura, CLM y Aragón se lucen. No así Ximo Puig, de Valencia y, lo que es más humillante, Javier Fernández, más que barón, príncipe de Asturias, batido en su territorio, en donde se inició la Reconquista. Y, lo que es peor: el porcentaje de avales de Sánchez en las CCAA en las que ha perdido es del 26,5%, mientras que el de Díaz en las que también ha perdido es del 19,6%, casi siete puntos por debajo. 

De no suceder nada extraordinario y no darse algún caso de trampas (están los nervios a flor de piel en un clima de desconfianza que, justamente, las hacen muy difíciles) es razonable dar a Sánchez por ganador de las primarias. El peor escenario para las demás fuerzas políticas que siguen sin llevar la iniciativa por mucho que se esfuercen. Ganando Sánchez, esto es, el "no" originario, no se ve posibilidad de evitar elecciones anticipadas si no es dando paso a un gobierno de amplia base parlamentaria (188 escaños) compuesto por PSOE, Podemos y C's. El gobierno que se propuso formar Sánchez en diciembre de 2016.

Si, por el contrario, ganara Díaz, muy probablemente (pues está en la doctrina de su gurú Felipe González) también habría un gobierno de amplia base. Incluso más amplia, abrumadoramente amplia (222/254 escaños), PP, PSOE y, optativamente, C's. 

El PSOE es pieza necesaria en ambas combinaciones. Y no hay más, pues aquí se descarta una alianza PP/Podemos. Lo que se decide en las primarias es de qué lado se decantan los socialistas. Los dos modelos de partido son dos modelos de país. Por eso el PSOE mantiene la centralidad política.